Lo primero es desear un feliz año a todos.
Cumplida la formalidad, paso a relatar lo acontecido en la XXX edición de la San Silvestre vicalvareña.
Fuimos seis pradolongueros los que participamos en esta carrera: Quique, Miguel, Ninfa, los dos emilios y un servidor. Excepto Ninfa que ya estaba en Vicálvaro, el resto habíamos quedado a las diez y cuarto en el barrio para que Miguel nos acercara generosamente en su coche. Gracias Miguel.
Cuando salíamos hacia Vicálvaro estaba lloviendo a mares, pensábamos que nos iba a tocar nadar en vez de correr, sin embargo, fue amainando según nos acercábamos al lugar de la salida. De hecho, cuando aparcamos el coche, ya no caía ni una gota y aunque llovió tenuemente, la lluvia no molestó ni durante la carrera ni después, por lo que hizo un magnífico día para correr.
En el polideportivo de Vicálvaro nos encontramos con Ninfa, recogimos los dorsales con chip incorporado y nos hicimos la foto de rigor.
Luego estuve buscando a mis compañeros de MaraTI+D pero costó trabajo reunirnos los cuatro. Otra fotito y tuve que dejar la cámara a uno de los compañeros porque yo ya había dejado mi mochila en el ropero. Todo deprisa y corriendo porque el tiempo se nos echaba encima.
Con el tiempo justo, estuve calentando unos minutos y haciendo unos estiramientos y luego estuve buscando a Ninfa a la que había prometido hacer de liebre en la carrera ya que ella tenía posibilidades de hacer algo. Y vaya si lo hizo. Llegó décima fémina y segunda senior femenina, por lo que no hice del todo mal mi trabajo.
Este mes de diciembre había sido algo cargado de carreras para lo que acostumbro, ya que había participado en Akiles, Aranjuez y en la carrera del aceite y después de haber ido a tope en estas tres carreras no me apetecía volver a dejarme la piel, por lo que el hacer de liebre me vino de perillas para correr algo más relajado.
Había pensado que un ritmo de 4:20 podría venir bien a Ninfa por lo que intenté salir algo más lento para poder apretar al final, sin embargo, ella empezó a acelerar cada vez que veía a otra chica y quizás los dos primeros kilómetros fuimos algo deprisa, de hecho no sabía si la liebre era yo o al revés. Enseguida conformamos un trío junto con el hombre radiactivo. En la primera vuelta, la vi bastante bien, de hecho el ritmo que marcaba podía seguirlo bien, mientras que Emilio se quedó algo rezagado al paso por el km 4.
De todas formas, quizás pagó la alegría de la salida y en la segunda vuelta sufrió bastante para conservar su posición. Sobre el km 7 iba muy apurada, pero ya quedaba poco para meta.
Cuando llegamos a la pista del polideportivo para realizar los últimos 300 metros la animé para que fuera a tope, pero me comentó que ya iba en las últimas. Llegamos a meta con un tiempo de 36:37 para mí y 36:38 para Ninfa. No llego a entender la diferencia de un segundo porque llegamos juntos a meta, pero bueno, el tema de las clasificaciones fue un auténtico caos, ya que los cronometradores echaban la culpa al agua de que hubiese fallado su sistema de medida. El organizador estaba que trinaba diciendo que no pensaba pagar ni un euro ya que habían prometido que todo sería miel sobre hojuelas y fue un desastre.
Después de la llegada, recogí la bolsa y me fui a duchar sin acordarme de la cámara que dormía en la mochila de uno de mis compañeros. Cuando salí no conseguí encontrarle, por lo que imagino la cámara estará en su poder en estos momentos.
Estuvimos esperando al sorteo por si nos tocaba algún embutido, pero este año no hubo suerte y como las clasificaciones seguían sin estar listas, optamos por volver a casa hartos ya de pasar frío. Dejamos allí a Ninfa junto a Maxi, Almudena y Maite, seguros de que nuestra compañera pradolonguera subiría al cajón. Cuando ya estaba en casa recibí su llamada contentísima por su segundo puesto del pódium.
Y con esta carrera cierro la temporada 2009. Temporada que me ha dejado una sensación agridulce. Tuve mis malos momentos en primavera, ya que en el mes de marzo me hice un bonito esguince de tobillo que me hizo perderme la maratón de Madrid. Pero por otro lado, en otoño he hecho las mejores marcas de mi vida en 10 km y ¡he podido bajar de cuarenta minutos en un diez mil!
Otro motivo de satisfacción ha sido ver cómo el grupo pradolonguero aumentaba con nuevas incorporaciones: Emilio II, Macu y Ninfa son ya como de la familia.
La próxima, si no sucede nada raro, será la media de Getafe el próximo 24 de enero, carrera a la que ya estoy inscrito.