XLII San Silvestre vicalvareña

Me levanté, desayuné tranquilamente y a las diez y cuarto estábamos en el punto de encuentro. Se montaron Emilio el incombustible y Juanqui en el coche y el resto del equipo en el otro y partimos rumbo al barrio de Vicálvaro.

Tuvimos suerte y aparcamos cerca del polideportivo, nos fuimos hasta allí andando, recogimos los dorsales, dejamos la ropa en el guardarropa y un chico se nos acercó preguntando si alguno tenía un blog, le dijeron que era yo y estuvimos un rato hablando. Me dijo que era su primera carrera y que buscando información sobre la carrera llegó al blog. Nos reconoció por nuestras camisetas del club. Le deseé buena suerte en su debut en el atletismo popular.

En la San Silvestre de Vicálvaro con algunos amigos

Calentamos un rato y en el calentamiento más de uno le pidió a Emilio R. hacerse una foto ya que iba vestido de bandolero. A las 11:45 nos pusimos en marcha. Mi idea era ir a un ritmo de 4:30 siempre que el gemelo me dejara. Una de las compañeras dijo que era muy deprisa, pero luego llegó 10 segundos antes que yo.

Pensé que podría bajar de 36 minutos porque veía que más o menos podía ir a 4:30 perdiendo algunos segundos en los kilómetros más duros y ganando algunos en las bajadas, pero al final hice 36:19. Al terminar saludé a Carlos, antiguo compañero de Telefónica Investigación y Desarrollo, que hace ya un montón de años se fue a trabajar a Alemania, pero que nunca se pierde la San Silvestre de su barrio. Él me ganó, ya le había visto fino. Al rato llegó otra de las compañeras con un tiempo de 39 minutos y algo.

Recogimos la ropa y nos duchamos y al salir creyó mi amiga que había oído su nombre por lo que fuimos hacia la zona donde estaban dando los trofeos y allí esperamos con incertidumbre a que llegaran las súper veteranas, que tardaron, ya que había un montón de clasificaciones de niños. Al final quedó primera de su categoría y le dieron una medalla bien grande. Nos volvimos al barrio y fuimos al Salem a tomar una sidra para celebrar ese primer puesto y, por supuesto, la Nochevieja.

XLI San Silvestre vicalvareña

Un año más y ya van quince, he acabado el año atlético participando en la San Silvestre vicalvareña. Y no he estado solo, ya que hasta allí nos hemos desplazado unos cuantos compañeros y compañeras del Club Atletismo Zofío. E incluso un bandolero nos ha acompañado…

La carrera de los mayores comenzaba a las 11:45 aunque desde las diez se celebraban carreras para los más pequeños. Este es uno de los detalles que distingue una carrera popular de una carrera $$comercial$$.

Habíamos quedado a las diez en el punto de encuentro. Llegamos a la hora y al poco salimos. Aparcamos sin demasiadas dificultades no muy lejos del polideportivo Margot Moles, donde está ubicado todo el tinglado. Retiramos el dorsal rápidamente y nos dio tiempo a hacer nuestras necesidades antes de dejar la ropa en el ropero y hacernos la foto de rigor.

Club Atletismo Zofío con bandolero incorporado

Con la referencia de la Carrera del mazapán en la que participé una semana antes sabía que podría llevar un ritmo de carrera de 4:15, pero me conformaba con ir incluso más despacio. Siendo la última del año tampoco es cuestión de ir a muerte.

Dieron la salida y traté de tomármelo con calma, pero al ser favorable ese primer tramo se te van las piernas casi sin querer, son 750 metros que se hacen a toda pastilla. En ese primer giro de noventa grados a derechas vi a mi compañera Ninfa que ya me sacaba un buen tramo y que me iba a resultar muy difícil alcanzarla.

Poco después se vuelve a girar a derechas y se llega al primer kilómetro, que ni miré, ni ese ni el resto. Ahí comienza el tránsito por la calle Villablanca de poco más de un kilómetro y todo para arriba. Imaginé que ese kilómetro lo había hecho más lento que el anterior, cosa lógica por otra parte.

Se llega a la plaza de la Vicalvarada y se coge la calle Casalarreina en un tramo más o menos llano buscando el barrio de Valdebernardo. Dentro de ese barrio se baja por el bulevar de Indalecio Prieto y se sube por el otro lado del mismo bulevar. O sea, lo que se gana por un lado se pierde por otro. Se sale de Valdebernardo y muy poco después se llega al kilómetro cinco.

El sexto kilómetro casi en su totalidad por el Camino Viejo de Vicálvaro es ligeramente favorable hasta llegar a la estación de metro que toma nombre del barrio. A partir de ahí comienza otro tramo favorable por la calle San Cipriano hasta llegar a la calle Minerva. En estos últimos kilómetros iba algo detrás de un tipo que llevaba una camiseta del Einstein Marathon, que imaginé se celebrará en algún lugar de Alemania. Me hizo pensar que quizás los organizadores harían alguna broma diciendo aquello de se descalificará a cualquier corredor que vaya más rápido que la velocidad de la luz.

Son 200 metros los que se sube por la calle Minerva, pero es probablemente el tramo más empinado. La cuesta desemboca en el punto kilométrico uno, por lo que al hacer el camino a la inversa, tocaba un corto tramo favorable y subir esos 750 metros que al inicio bajamos tan alegremente. De nuevo acorté la zancada y traté de dar zancadas más rápidas, pero ya se notaba la fatiga.

Ya en la pista del polideportivo aceleré lo que pude para tratar de llegar a meta lo más dignamente posible. Miré el cronómetro de meta y vi que marcaba algo más de treinta y cinco minutos por lo que aquellos 4:15 que me «auguraba» la Carrera del mazapán se fueron al garete. Llegué a meta con un tiempo oficial neto de 35:25 que son nueve segundos más que la vez anterior en 2019 así que mucho no me puedo quejar.

De nuevo fueron las féminas del equipo las que consiguieron subirse al cajón, ambas como terceras de su categoría. Sin lugar a dudas son ellas las más fuertes. Ambas recibieron una medalla ya que en esta carrera no había trofeos. Fueron rápidos en la entrega de trofeos porque nos dio tiempo a ducharnos y poco más.

Las dos premiadas mostrando sus trofeos

Y de este modo acabo el año 2022 como me gusta, corriendo.

¡Feliz Año Nuevo 2023!

XL San Silvestre vicalvareña

Hoy se celebraba nada más y nada menos que la cuadragésima edición de la San Silvestre vicalvareña, sin duda una de las carreras más antiguas de las que se celebran en Madrid y ahí estuvimos unos cuantos del Club Atletismo Zofío celebrando el aniversario.

Como todos los años, ya que la carrera da comienzo a las 11:45, quedamos a las 10:00 en el punto de encuentro habitual, a la puerta del Parque de Pradolongo donde nos hicimos una bonita foto antes de salir.

No tardamos mucho en llegar al barrio de Vicálvaro donde pronto encontramos sitio para aparcar el coche, ya que aún quedaba bastante tiempo para que comenzara la prueba de los mayores. Fuimos paseando tranquilamente hasta el polideportivo Margot Moles mientras veíamos a los más pequeños volando por el asfalto aún helado, ya que la mañana había amanecido con una buena «pelona».

Recogimos los dorsales con relativa facilidad aunque el orden de las colas era un tanto aleatorio, nos cambiamos, dejamos la mochila en el ropero y antes de salir del pabellón nos pasamos por unas colchonetas donde estaban explicando la maniobra RCP con unos maniquíes al ritmo de la Macarena. Miramos todos con interés, pero algunos de los compañeros se animaron incluso a dar el masaje cardíaco.

Después de practicar un poco salimos a la calle del polideportivo donde subimos y bajamos unas cuantas veces. Faltando diez minutos nos acercamos al coche a dejar algo de ropa que aún manteníamos por aquello del frío, aunque a estas horas el sol calentaba un poco, pero por la sombra se notaba el frío.

Dejamos la ropa y fuimos hacia la salida e hicimos como los «buenos»… nos metimos por delante del pelotón, pero nos fuimos yendo hacia dentro en vez de quedarnos en primera línea. Estando allí esperando comentó José Luis que había oído por megafonía que la salida se retrasaba porque había volcado un camión lleno de melones. En un principio me lo tomé a broma, pero algo debió haber pasado porque dieron la salida siete minutos después.

Cuando dieron el pistoletazo de salida salí relativamente tranquilo porque no quería que me pasara lo ocurrido dos días antes, que salí muy fuerte y luego fui ahogado, por lo que miraba el reloj para no acelerarme, pero como la salida es cuesta abajo se me iban un poco las piernas, es por esto que fue el kilómetro más rápido de todos, que completé en 4:13.

Es la vicalvareña una carrera con prácticamente ninguna zona llana, todo es cuesta arriba o cuesta abajo, con más pendiente o con menos, pero poco, poco llano, por lo que es difícil mantener un ritmo constante. En las cuestas arriba se me iba el ritmo sobre 4:30 y en las cuestas abajo me acercaba a 4:15. Tampoco quería acelerar más porque aún recordaba esos kilómetros duros de Villaverde y no tenía ganas de pasarlo tan mal.

Lo dicho, fui regulando, yendo un poco más lento subiendo y un poco más rápido bajando, pero reconozco que el último kilómetro que transcurre por la misma calle donde bajamos al principio se me hizo duro, incluso un tipo disfrazado de Spiderman me adelantó; sin embargo, luego le adelanté yo porque aflojó su ritmo esperando a un par de niños.

Ya en la pista del polideportivo aceleré lo que pude y cuando atravesé la línea de meta observé que el reloj ya había pasado de los treinta y cinco minutos, que en un principio tenía pensado no sobrepasar, pero es lo que hay, tampoco me puedo quejar. Según la clasificación oficial mi tiempo fue de 35:16 con una distancia, según mi cronómetro, de algo más de ocho kilómetros, lo que parece indicar que sí está bien medida y que son realmente ocho kilómetros la distancia que se recorre.

Tuve el honor de ser el primero de los compañeros del Club Atletismo Zofío en llegar a meta, pero la que realmente triunfó fue la única fémina que vino con nosotros que se hizo con el tercer puesto de la categoría de súper veterana. Una auténtica campeona esta chica. Tuvo tiempo de darse una ducha y de subir al cajón como si no hubiese corrido.

El Club Atletismo Zofío bien representado en el podium

Y de este modo acabo el año 2019 como me gusta, corriendo.

¡Feliz Año Nuevo 2020!

XXXIX San Silvestre vicalvareña

Hoy he participado por decimotercera vez en la San Silvestra vicalvareña. Puede parecer mucho, pero comparado con las 39 ediciones de la carrera, es simplemente una tercera parte.

Nos animamos unos cuantos compañeros del Club Atletismo Zofío que nos dimos cita a las diez de la mañana en el punto de encuentro. Esta vez fue Joaquín quien nos acercó al barrio de Vicálvaro. Yendo por la M40 llegamos rápidamente, aparcamos el coche sin muchas dificultades y al poco estábamos retirando el dorsal en el interior del polideportivo donde hacía un calor muy agradable. Recogimos el dorsal y la bolsa del corredor y volvimos al vehículo para dejar la bolsa que pesaba lo suyo. En el camino hacia el coche vimos salir y llegar a una de las carreras infantiles donde pudimos apreciar lo mucho y bien que corrían. De nuevo me alegró ver que hay carreras que se ocupan de los más pequeños y no van sólo al negocio como otras. No es extraño que esta carrera forme parte de la Unión de Carreras de Barrio de Madrid, plataforma que trata, entre otras cosas, de fomentar el atletismo entre los más jóvenes.

Estando haciendo tiempo dentro del polideportivo apareció la fémina del grupo con un papel reivindicando la libertad de las mujeresa a hacer lo que les dé la gana, cartel que se puso a la espalda para lucirlo durante la carrera. Decía así:

CORRO SOLA
POR FAVOR
NO VIOLAR
NO MATAR
PERDONEN LAS
MOLESTIAS
NOS ESTÁN
ASESINANDO
#NiUnaMenos
#VivasNosQueremos

El rato en el polideportivo dio mucho de sí porque nos encontramos con una antigua vecina que ahora vive en Rivas y corre con los colores de los Diablillos de Rivas. Estuvimos un buen rato hablando, poniéndonos al día de las noticias sucedidas… Alguna un poco triste.

Faltando veinte minutos salimos a calentar un poco bajando y subiendo por la calle del polideportivo una y otra vez y cuando estábamos a cinco minutos de comenzar nos colocamos en el pelotón de salida, no muy lejos de los primeros.

En el calentamiento noté que tenía las piernas cansadas de la carrera del día antes, así que opté por no ir a tope, ya que iba a pagar el esfuerzo. Pensé que un buen ritmo podría ser el ritmo umbral de 4:18 y me lo puse como meta. Confiaba que yendo a ese ritmo mi compañero Joaquín pudiera ir conmigo, pero enseguida me di cuenta que él no estaba para muchos trotes y pronto se fue quedando atrás.

Fui algo más rápido de lo previsto, pero siempre controlando el ritmo sin ir a tope, aunque no durmiéndome. Eso sí, cuando llegué a la calle del polideportivo, que es todo cuesta arriba, sí puse toda la carne en el asador porque iba un poco mosca ya que se me estaba quedando la mano izquierda congelada y me daba muy mal rollo, quería llegar cuanto antes a meta. Ya en la pista apreté todo lo que pude y llegué a meta con un tiempo neto de 34:15 según la organización. Si la distancia son 8 km exactos el ritmo ha sido de 4:17 min/km que es un segundo menos de lo previsto. Fenomenal.

Como antes de la carrera no pudimos hacernos una foto, la hicimos después. Salimos cada uno de aquellas maneras, pero puedo prometer y prometo que todos somos miembros del mismo equipo.


Foto de equipo en la San Silvestre vicalvareña

XXXVIII San Silvestre vicalvareña

Mi primera participación en la San Silvestre de Vicálvaro fue en 2005. Desde entonces he participado en todas y cada una de las ediciones excepto en la de 2014 me quedé sin dorsal. Por lo tanto, esta de 2017 suponía mi duodécima participación en esta carrera.

El principal motivo por el que comencé a correr esta prueba era que no estaba masificada como su prima hermana la de Vallecas; sin embargo, han ido pasando los años y con el boom del atletismo también ha ido aumentando el número de corredores que participan en la sansil de Vicálvaro.

Este año había un cupo de mi quinientos corredores, cupo que se ha cubierto en pocos días. Desde mi punto de vista, son muchos corredores para esta carrera, pero es sólo una opinión y además cada organización puede hacer lo que le venga en gana. Pero es muy probable que ésta haya sido mi última participación en esta carrera.

Y después de esta lastimera introducción, paso a relatar lo acontecido en el último día del año.

Habíamos quedado a las 10:00 en el punto de encuentro. Esta vez, sin que sirva de precedente, estábamos unos minutos antes de esa hora, aunque Emilio, que se había ofrecido a llevarnos ya llevaba allí su tiempo, pero llegar antes que Emilio es tarea imposible.

A las 10:30 estábamos en el polideportivo dispuestos a recoger el dorsal. A esas horas ya había bastante gente haciéndolo y en la zona habilitada había un curioso atasco. Imagino que el hecho de estar en obras y la numerosa participación habrán provocado que ya hubiese atasco incluso siendo pronto.

Recogimos el dorsal y fuimos hacia los vestuarios, que eran unas casetas prefabricadas. Nos cambiamos, dejamos la mochila en el guardarropa y nos enteramos que en el servicio de las chicas había tres váteres dos de los cuales estaban atascados y el tercero clausurado. Mal asunto para las féminas.

Me dio gran alegría encontrarme con Carlos, que últimamente sólo le veo en esta carrera, es lo que tiene que viva tan lejos. Nos estuvimos saludando y no tuvo inconveniente en ponerse con nosotros para hacernos la foto de rigor antes del comienzo de la carrera.


Con los compañeros del Club de Atletismo Zofío y algún «añadido»

Estuvimos calentando por la calle del Polideportivo arriba y abajo, abajo y arriba esperando que se acercara la hora para ponernos en la línea de salida. Cuando faltaban algunos minutos para las 11:45 dijeron por megafonía que se retrasaba el comienzo debido a que todavía había gente retirando el dorsal 🙁

En todos estos años la salida siempre había sido por esta calle del Polideportivo hacia arriba, pero este año lo habían cambiado y la salida era cuesta abajo, así que se iba a salir rápido y había que estar preparado para ello. Comentamos mientras estábamos esperando que era muy raro que no hubiese alfombra de salida.

Con diez minutos de retraso dieron la salida y el pelotón se lanzó calle abajo a todo lo que daban de sí las piernas… Al menos yo y a los que veía por delante. Son 750 metros de bajada por esa calle, luego se gira a la derecha y al poco comienza la subida por la calle Villablanca. Nada más embocar en esta calle está el primer kilómetro que pasé en 3:50 gracias a la velocidad adquirida en la cuesta abajo.

El segundo kilómetro es todo cuesta arriba por la calle Villablanca. En anteriores ediciones se sube por aquí casi al final de la carrera y se hace duro. Podría pensarse que al ser el comienzo la cosa es más llevadera, pero también se nota en las piernas que el terreno es ascendente y que además hacía un aire en contra horroroso. Ahí ya me fui a 4:15 y vi que el objetivo de andar a cuatro o un poco por debajo era prácticamente imposible. La animación que había en esta calle quizás fue lo mejor de la carrera.

El tercer kilómetro coincide con un tramo que siempre se ha hecho en esta carrera y es quizás lo más llano. Tampoco pude acercarme al objetivo de los cuatro pelados. También aquí se notaba bastante el aire en contra, que además era bastante frío.

Sí me acerqué más a los cuatro minutos en el cuarto kilómetro porque la carrera por la zona de Valdebernardo baja por el bulevar Indalecio Prieto. En ese tramo favorable me fui a 4:04 y eso me animó a tratar de conseguir el objetivo de llegar en 32 minutos, aunque sabía que iba a ser difícil.

El bulevar que habíamos bajado ahora había que subirlo y, por lo tanto, el tiempo se me fue un poquito, aunque sólo ocho segundos más que el anterior kilómetro. Llevaba desde el kilómetro uno corriendo codo con codo con un chaval de Running Pinto. Unas veces me adelantaba él, otras veces le adelantaba yo, pero a partir de este quinto kilómetro empezó a irse poco a poco y traté de que no se me fuese de la vista para utilizarlo de referencia.

El sexto kilómetro por el Camino Viejo de Vicálvaro es más o menos llano, con tendencia favorable. Ahí volví a acercarme a cuatro. El siguiente kilómetro por la calle San Cipriano, hasta la calle Minerva también es favorable y además hay bastante público que anima bastante. Conseguí repetir el mismo tiempo que en el anterior, hice 4:04. Ya sólo faltaba lo más complicado que era subir el primer kilómetro que habíamos bajado.

Para comprobar si uno va bien o va mal sólo hay que ver si en la segunda mitad vas adelantando gente o te van adelantando a ti. A mí me iban adelantado, así que la cosa estaba clara. Bien es cierto que los que me pasaron se podían contar con los dedos de una mano y sobraba alguno; sin embargo, en el último kilómetro, cuesta arriba y de nuevo con aire en contra me iba costando lo suyo y de repente me adelantó un grupo de cuatro. Y no me vino mal porque traté de seguir el ritmo de uno de ellos porque el grupo se deshizo un poco después. Curiosamente me vino bien que me adelantaran porque eso hizo que aumentara un poco el ritmo.

En mi GPS el kilómetro ocho estaba justo en la entrada del polideportivo. Hice ese kilómetro en 4:17, el más lento de todos, pero hay que darlo por bueno porque era un kilómetro duro por la cuesta arriba y el aire en contra y con las piernas ya muy cansadas.

Había visto el recorrido en la web y se entraba directamente a meta, sin tener que dar casi una vuelta a la pista como en alguna edición, pero al entrar en el poli me asusté un tanto porque se giraba a la derecha y daba la sensación de que se iba a dar la vuelta a la pista. Pero no fue así porque prácticamente se hace un zigzag y se toma la pista en sentido horario, recorriendo no más de cien metros por la pista hasta llegar a la línea de meta. Paré mi cronómetro después de pasar los dos carriles que protegen las antenas para la toma de tiempos y marcaba 33:21. Teniendo en cuenta que salí muy delante, no sé de donde se saca la organización 33:47. De hecho todo el mundo con el que hablé estaba disconforme con su tiempo oficial. Por otro lado, parece que la distancia sí eran 8 km bien medidos porque mi GPS marcó más, pero dentro del margen de error.

Decir que la pista de atletismo estaba recién arreglada y daba gusto correr por ella. No hubiera estado mal haber hecho algún metro más por la pista aunque cuando entré en el polideportivo lo que más deseaba era llegar a meta recorriendo los menos metros posibles.

Después de pasar la línea de meta nos dieron una botella de agua y una manzana y me fui rápidamente al vestuario porque hacía un viento fuerte y frío que era garantía de un buen constipado si te quedabas mucho tiempo a la intemperie. Saludé a mi tocayo Miguel Angel, al que hacía tiempo no veía y que me confesó que ahora monta más en bici que corre, ya que aprovecha el buen tiempo que está haciendo. Cuando estaba hablando con este hombre llegó Joaquín, al que saqué algunos segundos. Comentó también que se le había hecho dura la carrera, cosa en la que todos estábamos de acuerdo.

Lo dicho, fuimos rápidamente al vestuario a cambiarnos y si fuera hacía un frío de impresión, dentro era una especie de sauna finlandesa. Empecé a sudar de una manera bárbara, cosa que empezó a preocuparme porque me acordaba de una historia que me contó Joaquín cuando acabó la maratón del milenio y que casi se le da un pasmo de tanto sudar. Así que me cambié y salí fuera a ver si de ese modo dejaba de sudar.

Estando fuera vi que había una cola de impresión para entrar en el vestuario y coger la bola del guardarropa. Pensé que más de uno iba a acabar con pulmonía esperando allí. Fue cuando me di cuenta que sin lugar a dudas se les había ido de las manos a la organización.

Estuvimos esperando a que saliera la única fémina que había venido con nosotros y tardó un poco en salir. Así que después de casi morir de calor en la sauna casi me congelo en la espera. Un auténtico choque de frío-calor, que es una de las pruebas de fiabilidad a los que se someten determinados dispositivos para acelerar su envejecimiento.

XXXVII San Silvestre vicalvareña

Una vez más hemos acabado el año en el barrio de Vicálvaro, corriendo la San Silvestre de este barrio. Son ya once ediciones en las que he participado y espero seguir haciéndolo durante muchos años más.

Este año nos hemos juntado un buen número de pradolongueros como atestigua la foto…

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Un montón de pradolongueros en la sansil de Vicálvaro

Llegamos hora y media antes del comienzo de la carrera y aparcamos en el descampado habitual, aunque ya quedaba poco sitio. Y eso que quedaba bastante tiempo aún, pero como las carreras de los niños son antes, mucha gente ya había llegado.

Mientras íbamos hacia el polideportivo comprobamos que las calles estaban heladas y en algunas te dabas algún resbalón, lo cual no era de extrañar ya que estábamos por debajo de cero a esas horas de la mañana.

Recogimos el dorsal, nos refugiamos en los vestuarios esperando a que llegasen los otros pradolongueros, nos hicimos la foto de rigor y faltando veinte minutos salimos a calentar un poco.

El día antes había estado en la fisio porque tenía molestias en el gemelo derecho, así que decidí acompañar a una amiga pradolonguera en la carrera.

Dieron la salida, salimos a buen ritmo y me di cuenta que ese primer kilómetro es durillo, ya que todo es cuesta arriba. Luego en el barrio de Valdebernardo hay un tramo cuesta abajo y un tramo cuesta arriba, compensando. El ritmo de mi compañera era bastante bueno, rondando 4:40 en casi todos los kilómetros excepto en los más duros.

Cuando faltan tres kilómetros y medio, más o menos, el recorrido es el mismo que el antiguo circuito de la San Silvestre y ahí te sientes como en casa, sabiendo además lo que queda, que es lo más duro. Mi compañera no flojeó en ningún momento y aunque en las subidas iba más lenta que en las bajadas, mantenía un esfuerzo constante, lo que le llevó a realizar la mejor san silvestre vicalvareña de todas en las que ha participado.

Llegué junto a ella con un tiempo oficial de 37:32 y aunque no le dio para subirse a cajón, acabó la mar de contenta.

¡Feliz año nuevo!

XXXVI San Silvestre vicalvareña

Hoy he participado por décima vez en esta magnífica carrera y una vez más he salido muy contento. La única espinita que se me ha quedado clavada es haber fallado con la inscripción de Emilio y que se haya quedado fuera por mi culpa. Pero claro, de eso no tiene culpa la organización.

La carrera de los mayores comenzaba a las 11:45, por lo que habíamos quedado a las 10:15 en un principio y luego a las 10:05 en el punto de encuentro. Para no variar, llegamos con el tiempo justo a las 10:15 y Miguel, que se ofreció a llevarnos, segundos después. ¡Muchas gracias Miguel!

Nos montamos en su coche y a los pocos minutos estábamos en el barrio de Vicálvaro aparcando en el descampado cercano a la salida y meta de la carrera. Retiramos el dorsal sin ningún tipo de problemas y nos dieron con el dorsal una bonita camiseta de color azul.

Estuvimos haciendo un poco de tiempo, porque nos sobraba mucho y al rato nos hicimos una bonita foto:

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Mostrando el nombre del equipo. Foto cortesía de Mapi

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Pradolongueros en la San Silvestre de Vicálvaro

Como hacía una buena temperatura, dejamos pronto la bolsa en el guardarropa y salimos a calentar por la calle donde estaba situada la salida, arriba y abajo, arriba y abajo. Cuando ya llevábamos un buen rato calentando, me puse a estirar. Allí tuve un gran fallo por no mirar el reloj. Cuando quisimos acercarnos a la línea de salida, ya había muchísima gente y nos tuvimos que situar algo lejos de los primeros, pero ya era difícil poder avanzar alguna posición. Tuvimos que conformarnos.

Dieron la salida y el primer kilómetro fue un horror, ya que tuvimos que ir sorteando a todo tipo de corredores que iban delante de nosotros. Joaquín fue más hábil en el slalom y me iba sacando metros casi sin querer. Cuando pasamos por el primer kilómetro, que casualmente coincidió el hito con lo que marcaba el GPS vi que hicimos 4:10, por lo que ya se nos fueron unos cuantos segundos en nuestro intento de acercarnos a los 32 minutos en los 8 km que se suponía medía la carrera.

Pasado ese primer kilómetro me puse a la altura de Joaquín y nos pusimos al ritmo que habíamos previsto, un poco por debajo de cuatro. El circuito lo cambiaron el año pasado. Ahora hay que dar una única vuelta en vez de las dos típicas y se hacen unos cuantos kilómetros por una zona nueva del barrio de Vicálvaro. Se baja por el bulevar Indalecio Prieto y luego se vuelve a subir por el otro lado del bulevar. Esa vuelta por el bulevar se nota que es cuesta arriba porque hicimos ese cuarto kilómetro en 4:04.

Después de esta zona nueva se llega al Camino Viejo de Vicálvaro que es una zona más o menos llana y esta calle empalma con la calle de San Cipriano donde comienza una ligera bajada. La calle San Cipriano llega a la calle Minerva y comienza una bajada más pronunciada. Fue en esa zona donde Joaquín se me fue yendo poco a poco. Yo le miraba y me preguntaba, ¿cómo es posible que este hombre con esas piernas tan cortas baje tan rápido? Pues no conozco la respuesta, pero se iba y se iba y yo no era capaz de acercarme.

Se baja por Minerva, se hace un giro de ciento ochenta grados y lo bajado hay que subirlo. Empieza el tramo más complicado, porque justo después de ese giro está el punto kilométrico seis y ya es casi todo cuesta arriba. Se sube el tramo más largo y duro de la calle Minerva, luego hay una pequeña cuesta abajo y allí nos hizo la organización una bonita foto. Allí ya iba Joaquín con unos metros de distancia.

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Pasado el kilómetro seis, tratando de no descolgarme de Joaquín. Foto cortesía de la organización

Después de ese pequeño respiro la calle Minerva se torna cuesta arriba otra vez hasta llegar a la calle Villablanca donde empieza una larga recta que también es cuesta arriba. Este tramo se me hizo durísimo y Joaquín volvió a sacarme unos cuantos metro más. Sufriendo lo mío, por fin conseguí coronar esa cuesta prácticamente imperceptible, pero que se nota en las piernas y se llega a los últimos trecientos metros que ya son llanos. Ahí aceleré un poco y enseguida ya estábamos en la puerta del polideportivo. Sólo quedaba hacer el último esfuerzo y me apliqué de lo lindo porque veía que el cronómetro marcaba treinta y dos minutos y bastantes segundos y no quería ver el treinta y tres. Así que lo di todo en esos metros sobre la pista de atletismo y conseguí llegar con un tiempo oficial de 32:53 y un tiempo neto de 32:42 en la posición 67 de la general.

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Entrando en el polideportivo, casi en la meta. Foto cortesía de Mapi

La carrera me gustó todo excepto que en algunos tramos estaba el tráfico abierto aunque bien separado por conos. Pero resulta muy desagradable cuando vas a tope, necesitando hasta la última molécula de oxígeno, cruzarte con coches que van expulsando gases por el tuvo de escape. Nunca me ha gustado esto y creo que es una cosa que se debería evitar.

Por lo demás, muy bien, la recogida de dorsal y camiseta perfectamente señalizada y de fácil acceso. El ropero también muy bien se dejaba la bolsa y se recogía pronto y los vestuarios geniales para cambiarse y ducharse. La bolsa del corredor fue también generosa con un caldo Aneto, una camiseta técnica, una botella de agua, un bote de refresco, un zumo, una barrita de cereales y una bolsa de la compra muy fuerte y resistente, también de Aneto. Todo por un precio de inscripción de 7 € más 60 céntimos al hacerlo por Internet.

Me alegró encontrarme con Carlos, antiguo compañero del trabajo y también con José Manuel, antiguo vecino y gran atleta, al que al final no pudimos seguir. Por allí estaba también mi tocayo Miguel Angel con el que coincido de vez en cuando en alguna carrera. Está muy bien encontrarte con gente conocida, porque cada vez es más difícil con tanto «nuevo».

XXXIV San Silvestre vicalvareña

Un año más y ya van nueve, he acabado el año participando en la San Silvestre vicalvareña. Me sigue pareciendo una carrera entrañable y seguiré participando siempre que pueda. Lo tiene todo: comienza tarde para no madrugar en exceso, se recoge el dorsal, el chip y la camiseta el mismo día de la carrera, hay cómodos vestuarios y guardarropa, te puedes duchar después de la carrera, es barata, no hay mucha gente, ¿alguien da más? La única pega, por decir algo, es que el recorrido es duro, pero eso se soluciona tomándoselo con calma.

Nos acercó Emilio II y llegamos aproximadamente con una hora de antelación. Curiosamente, debió ser ese momento el crítico porque las colas para recoger el chip y el dorsal eran bastante largas, pero minutos después de recoger chip y dorsal, las colas se redujeron a la mínima expresión. Nos cambiamos, hice mis necesidades y estuvimos buscando a Emilio II para la foto de rigor, pero no fuimos capaces de encontrarle, así que me hice la foto únicamente con la compañera pradolonguera.

San Silvestre vicalvareña 2013

Salí con la idea de acompañar a mi amiga durante el recorrido y así lo hice. Aunque el día era un tanto desapacible para estar de espectador, había cantidad de ellos, tanto en la calle San Cipriano como en la calle Villablanca. ¡Un hurra por ellos!

Estuve con ella hasta que faltaba kilómetro y medio para llegar a meta que me descolgué y desde entonces me dediqué a chocar los cinco a todo niño que me iba encontrando. Entré en meta con un tiempo oficial fue de 39:45 algo peor que los 39:24 que hizo mi compañera de fatigas.

Después una ducha en el vestuario y de vuelta para casa que había que cantar unos villancicos para celebrar la Nochevieja.

XXXIII San Silvestre vicalvareña

Hoy he participado por octava vez en esta carrera como colofón del año atlético que para mí acaba este día de San Silvestre aunque la federación de atletismo tenga otro calendario.

Había quedado con un heterogéneo grupo de corredores a las once de la mañana en el polideportivo de Vicálvaro, pero llegué a la hora justa y la cola para recoger los dorsales estaba a tope, por lo que gasté bastante tiempo esperando y no pude ver a todo el mundo con los que había quedado.

Después de recoger el dorsal nos hicimos una foto los maratidianos que andábamos por allí y cola de nuevo en el guardarropa.

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Con los compañeros maratidianos antes de la salida

Al final llegamos con el tiempo justo a la línea de salida y salimos como pudimos. Hice toda la carrera junto a una amiga que peleaba por subirse al cajón y aunque hizo una buena carrera al final se quedó en puertas de subir al pódium ya que quedó cuarta de su categoría. Hicimos un tiempo oficial de 38:05, aunque neto de 37:49, según puede verse en la clasificación oficial o en una copia en PDF que conservo aquí

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En pleno esfuerzo por las calles de Vicálvaro

Cuando corrí por primera vez aquí en 2005 éramos cuatro monos, pero hoy había un montón de gente. Desde mi humilde punto de vista (y no es una crítica a la organización ni mucho menos), esta carrera va perdiendo encanto a medida que van pasando los años. Habrá que ir buscando alternativas para años venideros.

Llegada a meta vicalvareña 2012
Llegando a meta

¡¡¡Feliz año nuevo!!!

Que el 2013 nos traiga kilómetros y kilómetros de felicidad.

Nos vemos en el asfalto, caminos, cañadas o veredas, pero siempre en marcha.

XXXII San Silvestre vicalvareña

Una vez más, para terminar el año atléticamente hablando, nos hemos acercado al madrileño barrio de Vicálvaro a participar en la XXXII edición de la San Silvestre que allí se celebra.

En el polideportivo de este barrio, donde están ubicadas la meta y la salida, habíamos quedado unos cuantos pradolongueros y un número indeterminado de maratidianos que al final se redujo a tres. Juntos nos hicimos una bonita foto.

Pradolongueros y maratidianos en la San Silvestre vicalvareña
Pradolongueros y maratidianos en la San Silvestre vicalvareña

Aunque es una carrera de sólo ocho kilómetros, es una prueba durilla porque excepto llano, tiene todo lo demás: ligera subida, ligera bajada, subida dura y bajada también pronunciada. De todas formas, el propósito era hacerla lo más rápido que pudiese y comprobar si mejoro o no en velocidad. Y es que la maratón, vuelvo a decirlo, te deja las piernas lentas, cosa lógica por otra parte.

Salí a toda pastilla, tanto que no vi el primer kilómetro 🙂 pero pasé el kilómetro dos en 7:50 por lo que consideré que el ritmo era bueno y que más rápido me iba a ser difícil ir. Así fue, me mantuve más o menos y apretando los dientes en las subidas y tratando de relajar un poco en las bajadas fueron pasando los kilómetros, consiguiendo llegar a la meta cumpliendo el objetivo de bajar de treinta y dos minutos, ya que el tiempo en meta fue de 31:52 bruto y 31:49 neto, según la clasificación oficial. Me hubiera gustado hacer menos tiempo, pero… es lo que hay. Tengo que seguir trabajando.

Mi compañera pradolonguera se quedó con la miel en los labios, ya que se quedó en la cuarta posición a sólo dos segundos de la tercera.

Llegando a meta
Llegando a meta (foto cortesía de Gerardo Manzano)

Como en años anteriores, esta carrera no me ha defraudado en absoluto. Muy buena organización, buen precio de inscripción (seis euros) y buena bolsa del corredor, consistente en camiseta técnica, gorra, monedero de muñeca, agua, refresco y bolsa de panchitos. Aparte de todo esto, el hecho de celebrarse en un polideportivo, también teníamos acceso a un vestuario con su correspondiente ducha. Y no olvidarse del sorteo de embutidos, que aunque llevo unos años que no me toca nada, es bastante generoso. Espero que nadie me pregunte por qué prefiero esta sansil a la vallecana.

Diploma San Silvestre vicalvareña 2011
Diploma San Silvestre vicalvareña 2011

Antes de salir hacia Vicálvaro me subí a la báscula y marcaba 67,8 kg, que teniendo en cuenta que acababa de desayunar no está mal, ya que calculo que unos 300 gramos de más sí tenía en el estómago y es que me está costando controlarme estas fiestas.