XXXVI San Silvestre vicalvareña

Hoy he participado por décima vez en esta magnífica carrera y una vez más he salido muy contento. La única espinita que se me ha quedado clavada es haber fallado con la inscripción de Emilio y que se haya quedado fuera por mi culpa. Pero claro, de eso no tiene culpa la organización.

La carrera de los mayores comenzaba a las 11:45, por lo que habíamos quedado a las 10:15 en un principio y luego a las 10:05 en el punto de encuentro. Para no variar, llegamos con el tiempo justo a las 10:15 y Miguel, que se ofreció a llevarnos, segundos después. ¡Muchas gracias Miguel!

Nos montamos en su coche y a los pocos minutos estábamos en el barrio de Vicálvaro aparcando en el descampado cercano a la salida y meta de la carrera. Retiramos el dorsal sin ningún tipo de problemas y nos dieron con el dorsal una bonita camiseta de color azul.

Estuvimos haciendo un poco de tiempo, porque nos sobraba mucho y al rato nos hicimos una bonita foto:

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Mostrando el nombre del equipo. Foto cortesía de Mapi

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Pradolongueros en la San Silvestre de Vicálvaro

Como hacía una buena temperatura, dejamos pronto la bolsa en el guardarropa y salimos a calentar por la calle donde estaba situada la salida, arriba y abajo, arriba y abajo. Cuando ya llevábamos un buen rato calentando, me puse a estirar. Allí tuve un gran fallo por no mirar el reloj. Cuando quisimos acercarnos a la línea de salida, ya había muchísima gente y nos tuvimos que situar algo lejos de los primeros, pero ya era difícil poder avanzar alguna posición. Tuvimos que conformarnos.

Dieron la salida y el primer kilómetro fue un horror, ya que tuvimos que ir sorteando a todo tipo de corredores que iban delante de nosotros. Joaquín fue más hábil en el slalom y me iba sacando metros casi sin querer. Cuando pasamos por el primer kilómetro, que casualmente coincidió el hito con lo que marcaba el GPS vi que hicimos 4:10, por lo que ya se nos fueron unos cuantos segundos en nuestro intento de acercarnos a los 32 minutos en los 8 km que se suponía medía la carrera.

Pasado ese primer kilómetro me puse a la altura de Joaquín y nos pusimos al ritmo que habíamos previsto, un poco por debajo de cuatro. El circuito lo cambiaron el año pasado. Ahora hay que dar una única vuelta en vez de las dos típicas y se hacen unos cuantos kilómetros por una zona nueva del barrio de Vicálvaro. Se baja por el bulevar Indalecio Prieto y luego se vuelve a subir por el otro lado del bulevar. Esa vuelta por el bulevar se nota que es cuesta arriba porque hicimos ese cuarto kilómetro en 4:04.

Después de esta zona nueva se llega al Camino Viejo de Vicálvaro que es una zona más o menos llana y esta calle empalma con la calle de San Cipriano donde comienza una ligera bajada. La calle San Cipriano llega a la calle Minerva y comienza una bajada más pronunciada. Fue en esa zona donde Joaquín se me fue yendo poco a poco. Yo le miraba y me preguntaba, ¿cómo es posible que este hombre con esas piernas tan cortas baje tan rápido? Pues no conozco la respuesta, pero se iba y se iba y yo no era capaz de acercarme.

Se baja por Minerva, se hace un giro de ciento ochenta grados y lo bajado hay que subirlo. Empieza el tramo más complicado, porque justo después de ese giro está el punto kilométrico seis y ya es casi todo cuesta arriba. Se sube el tramo más largo y duro de la calle Minerva, luego hay una pequeña cuesta abajo y allí nos hizo la organización una bonita foto. Allí ya iba Joaquín con unos metros de distancia.

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Pasado el kilómetro seis, tratando de no descolgarme de Joaquín. Foto cortesía de la organización

Después de ese pequeño respiro la calle Minerva se torna cuesta arriba otra vez hasta llegar a la calle Villablanca donde empieza una larga recta que también es cuesta arriba. Este tramo se me hizo durísimo y Joaquín volvió a sacarme unos cuantos metro más. Sufriendo lo mío, por fin conseguí coronar esa cuesta prácticamente imperceptible, pero que se nota en las piernas y se llega a los últimos trecientos metros que ya son llanos. Ahí aceleré un poco y enseguida ya estábamos en la puerta del polideportivo. Sólo quedaba hacer el último esfuerzo y me apliqué de lo lindo porque veía que el cronómetro marcaba treinta y dos minutos y bastantes segundos y no quería ver el treinta y tres. Así que lo di todo en esos metros sobre la pista de atletismo y conseguí llegar con un tiempo oficial de 32:53 y un tiempo neto de 32:42 en la posición 67 de la general.

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Entrando en el polideportivo, casi en la meta. Foto cortesía de Mapi

La carrera me gustó todo excepto que en algunos tramos estaba el tráfico abierto aunque bien separado por conos. Pero resulta muy desagradable cuando vas a tope, necesitando hasta la última molécula de oxígeno, cruzarte con coches que van expulsando gases por el tuvo de escape. Nunca me ha gustado esto y creo que es una cosa que se debería evitar.

Por lo demás, muy bien, la recogida de dorsal y camiseta perfectamente señalizada y de fácil acceso. El ropero también muy bien se dejaba la bolsa y se recogía pronto y los vestuarios geniales para cambiarse y ducharse. La bolsa del corredor fue también generosa con un caldo Aneto, una camiseta técnica, una botella de agua, un bote de refresco, un zumo, una barrita de cereales y una bolsa de la compra muy fuerte y resistente, también de Aneto. Todo por un precio de inscripción de 7 € más 60 céntimos al hacerlo por Internet.

Me alegró encontrarme con Carlos, antiguo compañero del trabajo y también con José Manuel, antiguo vecino y gran atleta, al que al final no pudimos seguir. Por allí estaba también mi tocayo Miguel Angel con el que coincido de vez en cuando en alguna carrera. Está muy bien encontrarte con gente conocida, porque cada vez es más difícil con tanto «nuevo».