II Milla de Carabanchel

Por segundo año consecutivo me he acercado al madrileño barrio de Carabanchel para participar en la milla que allí celebra el club Triatlón Carabanchel. Después de haber estado entrenando para la media de la semana pasada, no es la prueba más propicia, pero si no tienes ninguna pretensión, todas son buenas. Si el año pasado vine acompañando a un joven conocido, esta vez vine con mi amiga habitual.

Debieron tener algo de lío con las inscripciones o los correos porque a mí me llegó un correo varios días antes dándome información sobre el día de la carrera y sin embargo a mi amiga ni pío. Tuve que escribir para preguntar y me contestaron rápidamente que sí estaba inscrita en tiempo y forma.

La milla se celebra en la calle de la Torta junto al pinar de San José y no queda muy lejos de casa, así que no tuvimos mucha prisa. A las nueve salí de casa y en un cuarto de hora estábamos retirando el dorsal, que fue entregado de manera diligente. Mi amigo aprovechó el servicio químico que habían instalado a la vuelta de la esquina.

Yo ya conocía el circuito del año pasado y se lo estuve enseñando a mi amiga aprovechando para calentar, ya que ella salía en la primera tanda. Me encontré por allí, igual que el año pasado, a mi antiguo compañero de MaraTI+D Alberto, con el que estuve charlando un rato. El circuito no es en absoluto llano. Mirando desde el arco de salida/llegada, existe una ligera bajada hacia un lado y una ligera bajada hacia el otro, así que toca subir y bajar dos veces por vuelta. Eso sí el desnivel es muy pequeño.

Ella estaba muy preocupada porque estando en la línea de salida estaban cuatro y las otras tres tenían pinta de correr mucho, así que decía que iba a llegar la última; sin embargo, según se iban acercando las diez de la mañana empezó a poblarse la línea de salida y ya se tranquilizó un poco. Dieron la salida y las chicas Máster se pusieron en marcha. Mi amiga salió un poco tranquila y luego fue apretando, llegando en una meritoria quinta plaza con un tiempo según su crono de 7:18 y oficial de 7:16. Está bien que te quiten unos segundos.

Cuando llegó a meta me quité la ropa de abrigo, porque la mañana era fresca, hice unos progresivos y me fui hacia la línea de meta. El speaker decía que iba a correr el campeón de Madrid de la milla y el subcampeón de España de 800 metros, pero luego viendo los tiempos no sé si realmente corrieron o no. Dieron la salida y salí a tope, aunque reconozco que en las cuestas abajo no soy capaz de desarrollar toda mi velocidad y en las cuestas arriba, tampoco, porque me cuesta. El que sí iba como un tiro era Alberto, que al poco de empezar me sacaba ya lo suyo.

Había puesto el reloj para que pitara a los 400 metros y había calculado que para ir a un ritmo de 4:00 min/km tenía que hacer los 400 metros en 1:35 y el primer tramo lo clavé. El segundo ya se fue a 1:36 y el tercero a 1:37. En el último cuatrocientos ya apreté lo que pude y lo hice en 1:35. Llegué a meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 6:28.7 que coincide hasta las décimas con el tiempo oficial. Lo hice un par de segundos peor que el año pasado, pero este año hacía algo más de viento y creo que eso ha perjudicado a todo el mundo.

En pleno esfuerzo con el pinar de San José al fondo

Después de la milla estuvimos trotando un poco por el pinar, tratando de esquivar los charcos porque el día anterior había llovido lo suyo. Hicimos cinco kilometrillos por allí para bajar las pulsaciones y hacer algún kilómetro más de entrenamiento. El año que viene, si puedo, volveré a estar en la Milla de Carabanchel.

XVIII Media maratón de Latina

Este año no tenía intención de participar en esta carrera, prefería haber corrido la prueba de cinco kilómetros que también organizan y con la que comparten salida, pero una amiga me animó a que participar y en el último mes estuvimos entrenando cuestas y haciendo tiradas largas los domingos por el Parque Lineal.

A las ocho y media quedamos en el punto de encuentro, se montó Juanqui en nuestro coche y partimos rumbo al Centro Comercial de Aluche donde pudimos aparcar el coche tan ricamente en el parking. Repartimos los dorsales a los compañeros que mi amiga y yo recogimos el viernes por la tarde. Nos fuimos hacia la pista del polideportivo donde está situada la llegada y allí dejamos la ropa en el ropero, aguantando hasta lo últimos minutos porque aunque el día era soleado, el viento era bastante fresco y fuerte. Dejamos la ropa y nos hicimos una foto los cinco compañeros del Club Atletismo Zofío, porque del sexto no sabíamos nada, no había dado señales de vida. Nos hicimos la foto y fuimos trotando hacia la calle Guareña donde está situada la salida, donde llegamos casi con el tiempo justo.

Como decía el compañero, cuatro ases y un comodín.

Esperamos menos y ná y dieron la salida. Una de las compañeras de club, con la que suelo correr bastantes pruebas me dijo que no me preocupara de ella porque estaba enferma. Yo salí a mi ritmo, sin mirar el reloj y en el kilómetro tres o por ahí oí su voz no muy lejos. En el kilómetro siete, después de la cuesta de la Cuña Verde se puso a mi altura y en la bajada me adelantó. Había pasado hacía un rato la vela de 1h35 y dije que si íbamos a ese ritmo podíamos hacer un tiempo como el año anterior. Fuimos juntos hasta la cuesta de Batán donde se quedó porque en la bajada ya no la veía. No tenía claro si se había retirado porque me iba diciendo que no podía respirar.

La vuelta desde Lago se me hizo dura porque hacía mucho aire en contra y es cuesta arriba. Por supuesto, la cuesta Aisa se me hizo dura porque lo es y el tránsito por la calle Valmojado, junto al parque, se me hizo dura también, nada que ver con el año anterior que en esa zona iba como un tiro. En Valmojado me adelantaron unos cuantos y vi que el globo de 1h40 estaba cerca de mí, así que mi propósito era que no me alcanzara. También se me hizo duro el último kilómetro por la calle donde salimos ya que de nuevo pegaba el viento en contra y era frío. Una chica del club Maratonianos de Leganés, con la que había ido muchos kilómetros y que la había dejado atrás, me adelantó en Valmojado y ya no pude alcanzarla. Llegué a meta justo cuando el reloj cambiaba de 1h39 a 1h40, aunque el tiempo neto fue de 1h39:55 con el que me doy con un canto en los dientes. ¡Qué tiempos aquellos en los que hacía diez minutos menos!

Entré en meta y fui directamente a recoger la ropa para no quedarme frío. La compañera cono la que había compartido unos kilómetros y que estaba enferma no tardó mucho en llegar y mi amiga apareció justo detrás de la vela de 1h50 aunque su tiempo fue de 1h52:06. Vi que venía cojeando y me emocioné al pensar que había llegado a meta con el pie dolorido. Nos vestimos, esperamos a que llegara Juanqui y nos fuimos al centro comercial a tomar un café porque decía la compañera que necesitaba algo caliente y seguro que lo necesitaba porque tenía los labios morados de frío.

XXXVIII Cross de Leganés

Tengo que decir, sin temor a equivocarme, que nunca he corrido una prueba con menos motivación que ésta. Y es que se juntaron varias cosas que provocaron esa falta de motivación: es un cross, tiene subidas y bajadas duras, el terreno estaba muy blando, no estoy en forma, me sobra algún kilo y además me iba de viaje al día siguiente y debería estar en casa haciendo la maleta y no pisando barro.

Sonó el despertador a las siete y media. Me levanté y desayuné. A las nueve y cuarto salimos para el Parque de Polvoranca y como un cuarto de hora después estábamos allí. Aparcamos y justo llegó la otra compañera del Club Atletismo Zofío que estaba apuntada. Fuimos andando hasta donde estaba el ropero y daban los dorsales. Allí nos encontramos con un chico conocido, muy joven él, que iba a correr. Estuvimos un rato hablando y como a las diez y media corría yo, me puse a calentar un rato y lo que vi no me gustó nada.

En el Cross de Leganés con las compañeras

Dieron la salida y mi objetivo era que el chavalín no se me fuera, pero salió como alma que lleva el diablo. El terreno era casi todo el rato por hierba con barro donde te hundías a cada pisada. Además había unas cuantas cuestas, sobre todo aquellas zetas matadoras que ya conocía de otros años y que era lo poco que se mantenía del circuito que yo había corrido unos años antes. Sufrí como un perro por mil razones: porque estoy en mala forma, porque estoy pasado de peso, porque tenía motivación cero, porque me dolía el callo del pie derecho y porque no me gustaba nada el terreno aunque estaba corriendo con zapatillas de trail.

Por fin se acabó después de 6,8 km, mucho sufrimiento y poco más de treinta y cuatro minutos a un paupérrimo ritmo de 5:01, absolutamente lamentable. Luego corrieron las dos compañeras de club junto a unas poquitas corredoras. Una de ellas llegó cuarta de la carrera y tercera de su categoría y la otra fue novena, aunque primera de su categoría. Subieron las dos al cajón, nos despedimos de la gente conocida, sobre todo de la gente del Club Atletismo Leganés, los organizadores y nos volvimos a casa, yo con el rabo entre las piernas y ellas más contentas que unas castañuelas.

Las compañeras con sus trofeos

XLII San Silvestre vicalvareña

Me levanté, desayuné tranquilamente y a las diez y cuarto estábamos en el punto de encuentro. Se montaron Emilio el incombustible y Juanqui en el coche y el resto del equipo en el otro y partimos rumbo al barrio de Vicálvaro.

Tuvimos suerte y aparcamos cerca del polideportivo, nos fuimos hasta allí andando, recogimos los dorsales, dejamos la ropa en el guardarropa y un chico se nos acercó preguntando si alguno tenía un blog, le dijeron que era yo y estuvimos un rato hablando. Me dijo que era su primera carrera y que buscando información sobre la carrera llegó al blog. Nos reconoció por nuestras camisetas del club. Le deseé buena suerte en su debut en el atletismo popular.

En la San Silvestre de Vicálvaro con algunos amigos

Calentamos un rato y en el calentamiento más de uno le pidió a Emilio R. hacerse una foto ya que iba vestido de bandolero. A las 11:45 nos pusimos en marcha. Mi idea era ir a un ritmo de 4:30 siempre que el gemelo me dejara. Una de las compañeras dijo que era muy deprisa, pero luego llegó 10 segundos antes que yo.

Pensé que podría bajar de 36 minutos porque veía que más o menos podía ir a 4:30 perdiendo algunos segundos en los kilómetros más duros y ganando algunos en las bajadas, pero al final hice 36:19. Al terminar saludé a Carlos, antiguo compañero de Telefónica Investigación y Desarrollo, que hace ya un montón de años se fue a trabajar a Alemania, pero que nunca se pierde la San Silvestre de su barrio. Él me ganó, ya le había visto fino. Al rato llegó otra de las compañeras con un tiempo de 39 minutos y algo.

Recogimos la ropa y nos duchamos y al salir creyó mi amiga que había oído su nombre por lo que fuimos hacia la zona donde estaban dando los trofeos y allí esperamos con incertidumbre a que llegaran las súper veteranas, que tardaron, ya que había un montón de clasificaciones de niños. Al final quedó primera de su categoría y le dieron una medalla bien grande. Nos volvimos al barrio y fuimos al Salem a tomar una sidra para celebrar ese primer puesto y, por supuesto, la Nochevieja.

XII San Silvestre de Villaverde Alto

En un día fresco pero soleado se celebró una de las sansilvestres más madrugadoras, ya que se celebró un 17 de diciembre, justo dos semanas antes que el día de Nochevieja. La carrera comenzaba a las once, por lo que quedamos una hora antes en el punto de encuentro habitual, en una de las entradas del parque de Pradolongo. Llegamos tarde como siempre y, por supuesto, ya estaba Emilo esperándonos. Nos montamos en su coche y en diez minutos estábamos aparcando junto al parque de Plata y Castañar. Fuimos andando hasta la zona de meta donde tenían instaladas varias carpas con el ropero, la entrega de bolsas, etc. Estuvimos esperando a que llegara Juan Carlos, el compañero que había retirado los dorsales de todos los compañeros del Club Atletismo Zofío. No tardó mucho en llegar y nos entregó los dorsales junto a un regalito cortesía de la organización, que consistió en una braga para el cuello. Decir que la organización del evento corrió a cargo de la Asociación de Vecinos la Incolora, que de nuevo hizo un trabajo sobresaliente.

Después de colocarnos el dorsal y dejar la ropa en el ropero estuvimos calentando un poco, tratando de ver el nuevo trazado porque este año han tenido que modificar el circuito ya que están de obras justo al lado y el tramo de tierra que siempre se hacía estaba impracticable. Por problemas con un generador que iban a utilizar para el arco de meta, tuvieron que retrasar la salida casi un cuarto de hora, aunque eso son menudencias que no empañan la organización de la carrera. Faltando unos minutillos nos colocamos en el pelotón como en la quinta o sexta fila. Me pareció que este año había más gente que otras veces, pero no lo puedo asegurar porque mi memoria es deficiente.

En las fotos que salgo sin gorra soy clavadito a Vizzini, el de la Princesa Prometida

Dieron la salida y mi objetivo era que no me ganase un chico que había visto en otras carreras de barrio, quizás disputando el Tercer Circuito de Carreras de Barrio. El chico salió a toda pastilla y por ende, yo también, haciendo ese primer kilómetro en 4:01, un ritmo bastante rápido para mí en estos momentos que estoy entrenando poco, así que viendo que le iba recortando a mi «objetivo» bajé un poco el ritmo pensando que podía bajar de 21 minutos si me esforzaba un poco, pero sin pasarme y eso suponía ir a 4:15 los restantes cuatro kilómetros. Hice el siguiente a 4:10 algo más calmado ya y los otros se fueron a 4:15 así que pensé que ya lo tenía, sólo no debía desfallecer en el último kilómetro… Y no lo hice porque me salieron a 4:10 esos últimos mil metros.

De nuevo fue la parte femenina del Club Atletismo Zofío la que dio el do de pecho, ya que mi amiga y compañera de club se hizo con el tercer puesto de su categoría desquitándose de no haber subido al cajón el año pasado.

En el tercer puesto del no cajón

Después de la carrera estuvimos tomando algo por el barrio de Villaverde para celebrar la inminente llegada de la Navidad.

XXI Cross popular Salvemos el pinar de la Elipa

Tercer año consecutivo que participo en esta carrera y no sé si será una apreciación mía, pero esta vez me ha parecido que había más participantes que las otras dos veces. Nos presentamos entre el pinar de la Elipa cuatro compañeros del Club Atletismo Zofío en un día bastante fresco porque había neblina y no dejaba pasar los rayos de sol.

Fuimos en el coche de Emilio hasta allí, pero no encontramos sitio cerca del pinar, así que tuvimos que ir hasta el cementerio de la Almudena a aparcar. Desde allí, atrochando, llegamos al lugar donde está situada la salida y la llegada. Retiramos los dorsales en un momento, hicimos algo de tiempo, dejamos la ropa de abrigo en el guardarropa y ya vestidos de romanos nos hicimos la foto. Esa foto tan bonita con el Pirulí envuelto en niebla.

El Club Atletismo Zofío en el Cross Salvemos el pinar de la Elipa

Estuvimos calentando un poco porque como ya he comentado el día era frío y a las doce en punto dieron la salida. Mi objetivo no era otro que terminar sin tener que parar porque me doliese la rodilla ya que de nuevo en los entrenamientos previos a esta carrera me había tocado parar por la puñetera rodilla izquierda.

Así que salí a un ritmo normal, que no podía ser muy rápido porque estoy entrenando poco y mal y así fui sufriendo en las subidas y sufriendo aún más en las bajadas porque aunque no había barro las bajadas estaban muy mal porque tenían muchas piedras, el terreno era muy irregular y además en algunos tramos con algunas grietas y en otros muchas raíces.

Iba dando vueltas a la cabeza de por qué me había metido en estos berenjenales porque en estas carreras hay más que perder que ganar. Pensaba que dos meses antes me caí entrenando y todavía me duele el hombro derecho, tanto que me despierto todas las noches por el puñetero hombro. Pues eso, pasándolo mal en las subidas y con cincuenta ojos en las bajadas fueron transcurriendo las tres vueltas y pico. Llegué a meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 27:16 con el que me puedo dar con un canto en los dientes ya que no estoy para más, de hecho me conformaba con terminar y el tiempo me daba exactamente igual.

Tuve suerte de no caerme, pero no la tuvo Emilio que se cayó en la primera vuelta. Menos mal que este hombre es más duro que el pedernal y siguió hasta completar el recorrido como si tal cosa. Teniendo en cuenta que 78 años le contemplan, el tío siguió sin despeinarse y sólo una vez llegado a meta se limpió un poco la herida de la rodilla derecha y como nuevo. Yo de mayor quiero ser como él.

XLIII Carrera de Canillejas

La última vez en la que participé en esta carrera fue en 2004, hace ya nada menos que diecinueve años. Aquella vez fui a dejar la ropa en el guardarropa y me dijeron que ya no cogían más y no es que fuera con retraso a dejarla, así que me tocó hacer la carrera con la mochila y entonces dije que esta carrera no la volvería a correr nunca más; sin embargo, este año por diversos motivos me he animado a participar y eso que no estaba para correr.

Resulta que había hecho el Camino de Santiago desde Saint-Jean-Pied-de-Port hasta Santiago, lo que supuso andar treinta etapas y aunque no lo parezca son treinta días sin entrenar porque no es lo mismo andar que correr. El caso es que unos días después del Camino salí a correr y sólo pude aguantar kilómetro y medio, la rodilla izquierda me dijo basta. La siguiente vez que salí pude hacer cuatro kilómetros hasta que de nuevo la rodilla se quejó. Cuatro días después iba con dolor, pero podía correr decentemente hasta que llegué a una cuesta muy empinada y como no podía ser de otra manera tuve que parar por la rodilla, pero ese tercer día pude hacer nueve kilómetros. Pensé que si había hecho nueve, podría hacer diez una semana después y eso me animó aunque no las tenía todas conmigo.

Quedamos en el punto de encuentro y fuimos en el coche de Emilio hasta el centro comercial de las Rosas, donde aparcamos. Algunos entramos al centro comercial a hacer nuestras necesidades. Cuando ya estuvimos todos, nos hicimos unas fotos, dejamos la ropa en el coche y otro compañero que no iba a correr se llevó el coche para aparcarlo cerca de la llegada, ya que esta carrera empieza en un sitio y acaba en otro.

El Club Atletismo Zofío en la Carrera de Canillejas

A las once y media dieron la salida y me propuse seguir a una de las compañeras del Club Atletismo Zofío que dijo quería bajar de cincuenta minutos, aunque hizo el primer kilómetro en menos de 4:40 y no pude con ella. No me preocupó mucho que se fuera porque era cuesta abajo y sabía que en la cuesta arriba la cogería, como así fue cuando subimos la Avenida de Guadalajara donde las anteriores veces que había corrido daban la salida.

Se me fue otra vez bajando mientras yo hablaba con un amigo que me encontré en plena carrera. La volví a coger subiendo Arcentales, ya que se la hizo dura la última subida de algo más de un kilómetro y ya fuimos juntos. Eso sí, yo iba con algo de miedo a que la rodilla se quejara, pero aunque molestaba no fue un dolor que me impidiera correr. Fui animando a mi compañera para que no decayera y entramos los dos en meta haciendo un tiempo oficial neto de 49:37, lo cual dejó muy contenta a mi amiga porque había cumplido su objetivo. Yo también acabé muy contento simplemente por el hecho de acabar y que la rodilla no se hubiese quejado demasiado.

III Milla urbana de Madrid

Parece que le voy cogiendo el gustillo a la distancia de los 1609 metros porque volví a apuntarme a una milla y ya son tres en las que he participado este año. Teniendo en cuenta que en 56 años sólo había participado en una, haber hecho tres en este año es algo excepcional se mire como se mire.

Me acerqué junto a una amiga a la calle Serrano donde se celebraba el evento. Salida cerca de la calle Goya y llegada cerca de la Puerta de Alcalá dando dos vueltas y media. Como había que recoger el dorsal allí hasta media hora antes de la prueba, llegamos a las 9:30, ya que mi amiga comenzaba su serie a las 10:12 (salida 7 ritmo entre 4:30 y 4:45) y yo a las 11:25 (salida 11 ritmo entre 4:00 y 4:15), por lo que nos esperaba una larga mañana. Además un conocido se había apuntado a la serie más rápida (sin contar la élite), la de la salida 15 con ritmos más rápidos que 3:15. Una burrada.

Al poco de llegar, una vez recogido el dorsal y tras el paso por el servicio, mi amiga se puso a calentar mientras yo buscaba un sitio donde diera algo el sol, ya que la jornada era fresca. Encontré un buen lugar en la esquina con la calle Jorge Juan donde también aparecía una jueza que según me contó no estaba muy a gusto a la sombra.

Atento a las pruebas mientras la jueza hacía su trabajo

Mi amigo comenzó a las 10:12 y nada más dar el disparo de salida se quedó atrás, en el último puesto. Me quedé perplejo porque la gente salió a muerte, nada de ritmos entre 4:30 y 4:45, iban todos a un ritmo bastante superior. Bien es cierto que luego algunos pagaron cada su alegría, pero mi amiga llegó a meta con un tiempo de 6:56 a un ritmo de 4:18 y quedó casi de las últimas. Parecía como si la gente se apuntara a ritmos más lentos de los que son capaces de ir para así quedar en mejor posición en la tanda.

Mi amiga a tope y con una sonrisa

A las diez y media se celebró la milla para las corredoras élite donde yo pensé que iba a ser un paseo militar para Esther Guerrero, pero me confundí porque ganó Marta García con cierta facilidad. Luego descubrí que esta chica había ganado el año anterior, así que mala no debe ser. A las once comenzó la milla para los corredores élite donde el más conocido, al menos para mí, era Fernando Carro, participante en una distancia que no es la suya. Salió en cabeza y se mantuvo bastante tiempo comandando el grupo, pero al final fue adelantado por unos cuantos y la victoria fue para Mohamed Attaoui del Playas de Castellón seguido por su compañero Ronaldo Olivo. Fernando Carro se tuvo que conformar con la sexta plaza.

A las once y veinticinco me tocó a mí. Había estado calentando desde la celebración de la milla élite chicos y con tiempo me puse detrás de la línea de salida, donde homenajearon a Isaac Viciosa, cuatro veces ganador de la milla de Nueva York y a la china Don Liu, campeona del mundo de 1500 en 1993 en Stuttgar. Con esta corredora ya había coincidido alguna vez en la carrera de mi pueblo donde se ha impuesto unas cuantas veces. marino

Dieron la salida y traté de guardar un poco que aunque parezca mentira, 1609 metros se pueden hacer largos; sin embargo, cuando di el primer giro, poco antes de llegar al primer cuatrocientos, me di cuenta que iba de los últimos por lo que tuve que acelerar para no ser el farolillo rojo. Había calculado que yendo a un ritmo de 4:00 min/km tenía que hacer cada cuatrocientos en 1:36 y cuando hice el primero vi que el crono marcaba 1:34, así que tampoco iba a poder ir mucho más deprisa. Dejé todo para la última recta donde eché el resto y conseguí adelantar a varios corredores que me precedían, llegando a meta con un tiempo oficial de 6:08 (ritmo de 3:48) que es bastante mejor que los 6:26 que había hecho en Carabanchel, así que muy contento. Por supuesto, tanto Viciosa como Don Liu llegaron antes que yo, con un tiempo de 5:43, aunque bueno, no estuvieron lejos.

El último en salir era un chico conocido nuestro que también estuvo conmigo en la milla de Carabanchel y en la milla nocturna de Usera. Él participó en la tanda 15, en la de los más rápidos, aquellos que tenían intención de bajar de 3:15 el kilómetro. Ya me dijo antes de comenzar que veía nivel en su prueba y de hecho lo hubo porque él hizo 4:47 (a un ritmo de 2:58) y llegó el 15º de la prueba.

Antes de irnos nos hicieron una bonita foto a los tres.

Tan felices después de haber participado en la Milla urbana de Madrid

Cuando ya nos habíamos ido vimos las clasificaciones y allí pude ver que quedé el undécimo de mi categoría, mi amiga quedó segunda de su categoría y el chaval que nos acompañó fue tercero, los dos en puestos de pódium, pero como sólo daba trofeo al primero de las distintas categorías, excepto élite, hicimos bien en no quedarnos. Al final nos fuimos todos contentos, unos por sus puestos y yo por mi tiempo, que había mejorado bastante desde la primera que hice este año en Carabanchel.

XLIV Carrera popular fiestas de la Elipa

Me animé a participar por segunda vez en esta carrera por tres motivos: el primero es porque forma parte del circuito de la Unión de Carreras de Barrio, el segundo porque me gustó la anterior vez en la que participé y el tercer motivo y principal, por ir con los compañeros del Club Atletismo Zofío a una carrera.

Esta carrera, al contrario que otras, empieza con las pruebas de los más pequeños, siendo la carrera de seniors y veteranos la última de todas. Esto hace que la carrera «grande» dé comienzo a las once de la mañana, que siendo como es verano, suele hacer calor. Y no sólo calor, con estas últimas tormentas, había también mucha humedad, un mal cóctel para correr, al menos para mí.

Quedamos a las diez menos cuarto en el punto de encuentro por lo que me dio tiempo a levantarme sin prisas y desayunar antes de llegar al punto donde ya estaban mis compañeros. Nos montamos en el coche de Emilio y nos acercó al madrileño barrio de la Elipa, donde dejamos el coche no muy lejos de la salida/meta. Fuimos andando a recoger el dorsal, lo colocamos en la camiseta y nos hicimos una foto junto al icónico dragón del barrio.

El frente de juventudes en la carrera de la Elipa

Dejamos la bolsa en el guardarropa, bebimos un trago de agua en la fuente situada junto al dragón y nos pusimos a calentar subiendo la calle Ricardo Ortiz, la misma por la que pasa la carrera nada más empezar. No quisimos hacer la calle entera para no asustar a uno de los compañeros que no conocía la siguiente subida, así que nos dimos la vuelta trotando y ya fuimos buscando nuestra posición detrás del arco de salida, aunque esa zona estaba casi vacía porque estábamos todos los corredores al otro lado de la avenida en la sombra, que ya pegaba el sol de lo lindo.

Nos encontramos con Tino, el de la carrera del árbol, con el que estuvimos charlando hasta el comienzo de la carrera. Dieron la salida, puse el cronómetro en marcha y al poco de empezar, subiendo Ricardo Ortiz, confirmé que las piernas estaban cansadas de la caminata de ayer, pero eso ya lo sabía del calentamiento y es que meterse una caminata de veinte kilómetros el día antes de una carrera no es una buena idea. Me fijé como objetivo alcanzar a un señor que corre con una camiseta de Mapoma de hace unos años. Poco a poco le fui dando alcance y un poco antes de llegar a la última bajada le adelanté.

A punto de finalizar la primera vuelta, foto cortesía de la Organización

En la segunda vuelta adelanté a dos corredores y me adelantó uno, así que iba más o menos bien, aunque más cansado que en la primera. Cuando alargaba la zancada notaba los cuádriceps muy cargados, así que hice muchos kilómetros con zancada más corta, como en las subidas. Cuando acabé la primera vuelta vi que el GPS marcaba 4,8 kilómetros, así que me animó pensar que no teníamos que hacer diez, se me hizo más llevadero aunque largo de todos modos. Cuando llegué al noveno kilómetro ya sólo quedaban 600 metros y todos cuesta abajo por lo que pensé en relajarme un poco, pero iba sintiendo pasos detrás de mí y tuve que acelerar hasta meta, llegando con un tiempo de 43:45 a un ritmo de 4:34 que lo di por bueno siendo una carrera con tanta cuesta, con tanto calor y con tanta humedad. La organización me da un tiempo neto de 43:39 debido a que tardé un tiempo en pasar por la alfombra de salida, pero cinco o seis segundos más o menos, tampoco es mucho la diferencia.

Cogí la bolsa que contenía productos de AhorraMas: agua, bebida isotónica, zumo, manzana y barrita. Bebiendo agua subí unos trescientos metros hasta la sombra de un árbol donde estuve animando a los corredores que pasaban, entre ellos Juanqui que fue el primero y al poco los demás compañeros. Luego, mientras nos hidratábamos, estuvimos un rato hablando de que había mucha humedad y hacia mucho calor y poco después nos fuimos al barrio donde Emilio nos dejó de nuevo en el punto de encuentro. ¡Muchas gracias Emilio!

Decir que por la mañana me pesé después de levantarme y hacer mis necesidades y la báscula marcaba 68,3 kg que es un peso que está muy bien, sobre todo pensando que he estado a punto de sobrepasar los setenta este verano.

IV Carrera nocturna solidaria de Gerindote

Decían que este fin de semana iba a ser la hecatombe climatológica porque iba a llover más que en tiempos de Noé y la verdad es que aunque cuando salimos, pasadas las siete de la tarde, de Madrid yendo hacia Gerindote empezó a llover y a la altura de Parla lo hacía de una manera bárbara, luego aflojó un poco, pero se veía en los campos de cultivo que había llovido lo suyo porque estaba la tierra encharcada. Acercándonos a Toledo, en el desvío cerca de Bargas volvió a arreciar la lluvia y empecé a pensar que nos íbamos a mojar, pero llegamos a Gerindote y no caía ni una gota, aunque hacía fresco, lo cual no era mala cosa.

Recogimos el dorsal que nos lo dieron junto a una camiseta rosa, un bolígrafo de Soliss, una botella de agua, una pulsera y unos caramelitos blandos. No estuvo mal para comenzar. Nos vestimos de corredores, nos hicimos una foto y salimos a reconocer el circuito.

En la Carrera nocturna solidaria de Gerindote

Al recoger el dorsal vi que había una modificación al circuito que habíamos hecho unos años antes, así que fuimos a reconocer ese nuevo tramos y vimos que incluía una cuesta arriba y una cuesta abajo que antes no había, lógicamente. También vimos otra modificación del circuito, a la altura del pequeño parque del Caño Nuevo, que se rodeaba en vez de pasar por el camino más corto. Seguimos trotando por el circuito sacando del error a algunos paisanos que nos animaban como si fuésemos los primeros, tuvimos que decirlos que estábamos calentando aún.

Fuimos hacia la salida ya que no quedaba demasiado tiempo. Saludamos a unos y a otros y verificamos que mi amiga estaba inscrita como local. Otros años sólo podían apuntarse como local si estabas empadronado allí, pero este año lo habían abierto también a los nacidos en la localidad, cosa que me pareció más lógica. Nos dio tiempo aún a calentar un rato a un lado y otro del arco de salida y meta. En la línea de salida vi a un matrimonio del club atletismo Novés, que estaban dispuestos a comenzar la prueba. Durante la maratón de Madrid estuvimos con ellos durante unos kilómetros y recuerdo que me contó que querían hacer 1h45 en la media maratón. Dieron la salida y me puse como objetivo adelantar al chico de Novés, calvo como yo, debía ser presa fácil 🙂 Pero me pasé de listo porque él iba en un grupo que me sacaron diez metros nada más empezar y no me acercaba a ellos ni queriendo. Hice el primer kilómetro en 4:18 y me pareció rápido. Pensé que si hacía la prueba a 4:30 estaría bien porque no me encontraba muy allá.

Iba sin perder de vista la cabeza pelada del de Novés cuando en la cuesta del «añadido» me adelantó una chica de la Asociación Atlética Torrijos, una tal Angélica, a la que no quise dejar escapar y pensé que quizás manteniendo su ritmo podríamos llegar a alcanzar al grupo donde iba mi «presa», pero fue todo lo contrario, me acomodé a su ritmo y éste era algo inferior al del grupo delantero y se fueron yendo poco a poco.

Un poco después de pasar por primera vez por el arco de meta fui dejando atrás a Angélica y fui poco a poco recortando terreno a otra chica del club TrainingRey. Esta chica iba haciendo unos ruidos muy fuertes en cada respiración, era un poco angustioso ir a su lado. Afortunadamente pronto se quedó atrás y volvió a acercárseme la tal Angélica, que debía ser muy conocida porque mucha gente la animaba por su nombre. En el parque del Caño Nuevo, hicimos el recorrido de la primera vuelta aunque la gente que iba andando (también había una marcha nocturna) decía que había que ir por el otro lado. La chica de TrainingRey aprovechó la circunstancia e hizo el «trasqui», yéndose por el camino más corto, poniéndose por delante de Angélica y de mí y ya no fuimos capaces de alcanzarla, haciéndose con la primera posición de veteranas y Angélica, segunda. Yo le dije a mi compañera de correrías que había hecho trampas, pero parece que no pareció importarla mucho.

Hice un tiempo oficial de 22:39 y lo mejor vino después porque nos comimos unas migas muy ricas recién hechas que habían preparado para corredores y paisanos mientras esperábamos la entrega de premios. Estuvimos hablando con los del club de atletismo de Novés y estuvieron tratando de convencernos de que nos apuntáramos a su club y le dijimos que lo pensaríamos. Llamaron al pódium a las tres veteranas y mi amiga no era ninguna de ellas, lo cual fue enormemente positivo porque de esa manera fue la primera de las locales y se llevó un gran jamón de Embutidos España.

Con su trofeo y su jamón, acompañada de la alcaldesa de Gerindote

Decir que era el segundo día que me calzaba unas Saucony Rider 16 y acabé muy contento con ellas, igual que el día anterior que fue cuando las probé. No me han ido mal las Brooks que acabo de desechar, pero éstas me han dado buen rollo. He cambiado de zapatillas para ver si con las nuevas se me quita ese dolor de rodilla que llevo con él desde febrero.

Saucony Rider 16