XLIII Carrera de Canillejas

La última vez en la que participé en esta carrera fue en 2004, hace ya nada menos que diecinueve años. Aquella vez fui a dejar la ropa en el guardarropa y me dijeron que ya no cogían más y no es que fuera con retraso a dejarla, así que me tocó hacer la carrera con la mochila y entonces dije que esta carrera no la volvería a correr nunca más; sin embargo, este año por diversos motivos me he animado a participar y eso que no estaba para correr.

Resulta que había hecho el Camino de Santiago desde Saint-Jean-Pied-de-Port hasta Santiago, lo que supuso andar treinta etapas y aunque no lo parezca son treinta días sin entrenar porque no es lo mismo andar que correr. El caso es que unos días después del Camino salí a correr y sólo pude aguantar kilómetro y medio, la rodilla izquierda me dijo basta. La siguiente vez que salí pude hacer cuatro kilómetros hasta que de nuevo la rodilla se quejó. Cuatro días después iba con dolor, pero podía correr decentemente hasta que llegué a una cuesta muy empinada y como no podía ser de otra manera tuve que parar por la rodilla, pero ese tercer día pude hacer nueve kilómetros. Pensé que si había hecho nueve, podría hacer diez una semana después y eso me animó aunque no las tenía todas conmigo.

Quedamos en el punto de encuentro y fuimos en el coche de Emilio hasta el centro comercial de las Rosas, donde aparcamos. Algunos entramos al centro comercial a hacer nuestras necesidades. Cuando ya estuvimos todos, nos hicimos unas fotos, dejamos la ropa en el coche y otro compañero que no iba a correr se llevó el coche para aparcarlo cerca de la llegada, ya que esta carrera empieza en un sitio y acaba en otro.

El Club Atletismo Zofío en la Carrera de Canillejas

A las once y media dieron la salida y me propuse seguir a una de las compañeras del Club Atletismo Zofío que dijo quería bajar de cincuenta minutos, aunque hizo el primer kilómetro en menos de 4:40 y no pude con ella. No me preocupó mucho que se fuera porque era cuesta abajo y sabía que en la cuesta arriba la cogería, como así fue cuando subimos la Avenida de Guadalajara donde las anteriores veces que había corrido daban la salida.

Se me fue otra vez bajando mientras yo hablaba con un amigo que me encontré en plena carrera. La volví a coger subiendo Arcentales, ya que se la hizo dura la última subida de algo más de un kilómetro y ya fuimos juntos. Eso sí, yo iba con algo de miedo a que la rodilla se quejara, pero aunque molestaba no fue un dolor que me impidiera correr. Fui animando a mi compañera para que no decayera y entramos los dos en meta haciendo un tiempo oficial neto de 49:37, lo cual dejó muy contenta a mi amiga porque había cumplido su objetivo. Yo también acabé muy contento simplemente por el hecho de acabar y que la rodilla no se hubiese quejado demasiado.

III Milla urbana de Madrid

Parece que le voy cogiendo el gustillo a la distancia de los 1609 metros porque volví a apuntarme a una milla y ya son tres en las que he participado este año. Teniendo en cuenta que en 56 años sólo había participado en una, haber hecho tres en este año es algo excepcional se mire como se mire.

Me acerqué junto a una amiga a la calle Serrano donde se celebraba el evento. Salida cerca de la calle Goya y llegada cerca de la Puerta de Alcalá dando dos vueltas y media. Como había que recoger el dorsal allí hasta media hora antes de la prueba, llegamos a las 9:30, ya que mi amiga comenzaba su serie a las 10:12 (salida 7 ritmo entre 4:30 y 4:45) y yo a las 11:25 (salida 11 ritmo entre 4:00 y 4:15), por lo que nos esperaba una larga mañana. Además un conocido se había apuntado a la serie más rápida (sin contar la élite), la de la salida 15 con ritmos más rápidos que 3:15. Una burrada.

Al poco de llegar, una vez recogido el dorsal y tras el paso por el servicio, mi amiga se puso a calentar mientras yo buscaba un sitio donde diera algo el sol, ya que la jornada era fresca. Encontré un buen lugar en la esquina con la calle Jorge Juan donde también aparecía una jueza que según me contó no estaba muy a gusto a la sombra.

Atento a las pruebas mientras la jueza hacía su trabajo

Mi amigo comenzó a las 10:12 y nada más dar el disparo de salida se quedó atrás, en el último puesto. Me quedé perplejo porque la gente salió a muerte, nada de ritmos entre 4:30 y 4:45, iban todos a un ritmo bastante superior. Bien es cierto que luego algunos pagaron cada su alegría, pero mi amiga llegó a meta con un tiempo de 6:56 a un ritmo de 4:18 y quedó casi de las últimas. Parecía como si la gente se apuntara a ritmos más lentos de los que son capaces de ir para así quedar en mejor posición en la tanda.

Mi amiga a tope y con una sonrisa

A las diez y media se celebró la milla para las corredoras élite donde yo pensé que iba a ser un paseo militar para Esther Guerrero, pero me confundí porque ganó Marta García con cierta facilidad. Luego descubrí que esta chica había ganado el año anterior, así que mala no debe ser. A las once comenzó la milla para los corredores élite donde el más conocido, al menos para mí, era Fernando Carro, participante en una distancia que no es la suya. Salió en cabeza y se mantuvo bastante tiempo comandando el grupo, pero al final fue adelantado por unos cuantos y la victoria fue para Mohamed Attaoui del Playas de Castellón seguido por su compañero Ronaldo Olivo. Fernando Carro se tuvo que conformar con la sexta plaza.

A las once y veinticinco me tocó a mí. Había estado calentando desde la celebración de la milla élite chicos y con tiempo me puse detrás de la línea de salida, donde homenajearon a Isaac Viciosa, cuatro veces ganador de la milla de Nueva York y a la china Don Liu, campeona del mundo de 1500 en 1993 en Stuttgar. Con esta corredora ya había coincidido alguna vez en la carrera de mi pueblo donde se ha impuesto unas cuantas veces. marino

Dieron la salida y traté de guardar un poco que aunque parezca mentira, 1609 metros se pueden hacer largos; sin embargo, cuando di el primer giro, poco antes de llegar al primer cuatrocientos, me di cuenta que iba de los últimos por lo que tuve que acelerar para no ser el farolillo rojo. Había calculado que yendo a un ritmo de 4:00 min/km tenía que hacer cada cuatrocientos en 1:36 y cuando hice el primero vi que el crono marcaba 1:34, así que tampoco iba a poder ir mucho más deprisa. Dejé todo para la última recta donde eché el resto y conseguí adelantar a varios corredores que me precedían, llegando a meta con un tiempo oficial de 6:08 (ritmo de 3:48) que es bastante mejor que los 6:26 que había hecho en Carabanchel, así que muy contento. Por supuesto, tanto Viciosa como Don Liu llegaron antes que yo, con un tiempo de 5:43, aunque bueno, no estuvieron lejos.

El último en salir era un chico conocido nuestro que también estuvo conmigo en la milla de Carabanchel y en la milla nocturna de Usera. Él participó en la tanda 15, en la de los más rápidos, aquellos que tenían intención de bajar de 3:15 el kilómetro. Ya me dijo antes de comenzar que veía nivel en su prueba y de hecho lo hubo porque él hizo 4:47 (a un ritmo de 2:58) y llegó el 15º de la prueba.

Antes de irnos nos hicieron una bonita foto a los tres.

Tan felices después de haber participado en la Milla urbana de Madrid

Cuando ya nos habíamos ido vimos las clasificaciones y allí pude ver que quedé el undécimo de mi categoría, mi amiga quedó segunda de su categoría y el chaval que nos acompañó fue tercero, los dos en puestos de pódium, pero como sólo daba trofeo al primero de las distintas categorías, excepto élite, hicimos bien en no quedarnos. Al final nos fuimos todos contentos, unos por sus puestos y yo por mi tiempo, que había mejorado bastante desde la primera que hice este año en Carabanchel.

XLIV Carrera popular fiestas de la Elipa

Me animé a participar por segunda vez en esta carrera por tres motivos: el primero es porque forma parte del circuito de la Unión de Carreras de Barrio, el segundo porque me gustó la anterior vez en la que participé y el tercer motivo y principal, por ir con los compañeros del Club Atletismo Zofío a una carrera.

Esta carrera, al contrario que otras, empieza con las pruebas de los más pequeños, siendo la carrera de seniors y veteranos la última de todas. Esto hace que la carrera «grande» dé comienzo a las once de la mañana, que siendo como es verano, suele hacer calor. Y no sólo calor, con estas últimas tormentas, había también mucha humedad, un mal cóctel para correr, al menos para mí.

Quedamos a las diez menos cuarto en el punto de encuentro por lo que me dio tiempo a levantarme sin prisas y desayunar antes de llegar al punto donde ya estaban mis compañeros. Nos montamos en el coche de Emilio y nos acercó al madrileño barrio de la Elipa, donde dejamos el coche no muy lejos de la salida/meta. Fuimos andando a recoger el dorsal, lo colocamos en la camiseta y nos hicimos una foto junto al icónico dragón del barrio.

El frente de juventudes en la carrera de la Elipa

Dejamos la bolsa en el guardarropa, bebimos un trago de agua en la fuente situada junto al dragón y nos pusimos a calentar subiendo la calle Ricardo Ortiz, la misma por la que pasa la carrera nada más empezar. No quisimos hacer la calle entera para no asustar a uno de los compañeros que no conocía la siguiente subida, así que nos dimos la vuelta trotando y ya fuimos buscando nuestra posición detrás del arco de salida, aunque esa zona estaba casi vacía porque estábamos todos los corredores al otro lado de la avenida en la sombra, que ya pegaba el sol de lo lindo.

Nos encontramos con Tino, el de la carrera del árbol, con el que estuvimos charlando hasta el comienzo de la carrera. Dieron la salida, puse el cronómetro en marcha y al poco de empezar, subiendo Ricardo Ortiz, confirmé que las piernas estaban cansadas de la caminata de ayer, pero eso ya lo sabía del calentamiento y es que meterse una caminata de veinte kilómetros el día antes de una carrera no es una buena idea. Me fijé como objetivo alcanzar a un señor que corre con una camiseta de Mapoma de hace unos años. Poco a poco le fui dando alcance y un poco antes de llegar a la última bajada le adelanté.

A punto de finalizar la primera vuelta, foto cortesía de la Organización

En la segunda vuelta adelanté a dos corredores y me adelantó uno, así que iba más o menos bien, aunque más cansado que en la primera. Cuando alargaba la zancada notaba los cuádriceps muy cargados, así que hice muchos kilómetros con zancada más corta, como en las subidas. Cuando acabé la primera vuelta vi que el GPS marcaba 4,8 kilómetros, así que me animó pensar que no teníamos que hacer diez, se me hizo más llevadero aunque largo de todos modos. Cuando llegué al noveno kilómetro ya sólo quedaban 600 metros y todos cuesta abajo por lo que pensé en relajarme un poco, pero iba sintiendo pasos detrás de mí y tuve que acelerar hasta meta, llegando con un tiempo de 43:45 a un ritmo de 4:34 que lo di por bueno siendo una carrera con tanta cuesta, con tanto calor y con tanta humedad. La organización me da un tiempo neto de 43:39 debido a que tardé un tiempo en pasar por la alfombra de salida, pero cinco o seis segundos más o menos, tampoco es mucho la diferencia.

Cogí la bolsa que contenía productos de AhorraMas: agua, bebida isotónica, zumo, manzana y barrita. Bebiendo agua subí unos trescientos metros hasta la sombra de un árbol donde estuve animando a los corredores que pasaban, entre ellos Juanqui que fue el primero y al poco los demás compañeros. Luego, mientras nos hidratábamos, estuvimos un rato hablando de que había mucha humedad y hacia mucho calor y poco después nos fuimos al barrio donde Emilio nos dejó de nuevo en el punto de encuentro. ¡Muchas gracias Emilio!

Decir que por la mañana me pesé después de levantarme y hacer mis necesidades y la báscula marcaba 68,3 kg que es un peso que está muy bien, sobre todo pensando que he estado a punto de sobrepasar los setenta este verano.

IV Carrera nocturna solidaria de Gerindote

Decían que este fin de semana iba a ser la hecatombe climatológica porque iba a llover más que en tiempos de Noé y la verdad es que aunque cuando salimos, pasadas las siete de la tarde, de Madrid yendo hacia Gerindote empezó a llover y a la altura de Parla lo hacía de una manera bárbara, luego aflojó un poco, pero se veía en los campos de cultivo que había llovido lo suyo porque estaba la tierra encharcada. Acercándonos a Toledo, en el desvío cerca de Bargas volvió a arreciar la lluvia y empecé a pensar que nos íbamos a mojar, pero llegamos a Gerindote y no caía ni una gota, aunque hacía fresco, lo cual no era mala cosa.

Recogimos el dorsal que nos lo dieron junto a una camiseta rosa, un bolígrafo de Soliss, una botella de agua, una pulsera y unos caramelitos blandos. No estuvo mal para comenzar. Nos vestimos de corredores, nos hicimos una foto y salimos a reconocer el circuito.

En la Carrera nocturna solidaria de Gerindote

Al recoger el dorsal vi que había una modificación al circuito que habíamos hecho unos años antes, así que fuimos a reconocer ese nuevo tramos y vimos que incluía una cuesta arriba y una cuesta abajo que antes no había, lógicamente. También vimos otra modificación del circuito, a la altura del pequeño parque del Caño Nuevo, que se rodeaba en vez de pasar por el camino más corto. Seguimos trotando por el circuito sacando del error a algunos paisanos que nos animaban como si fuésemos los primeros, tuvimos que decirlos que estábamos calentando aún.

Fuimos hacia la salida ya que no quedaba demasiado tiempo. Saludamos a unos y a otros y verificamos que mi amiga estaba inscrita como local. Otros años sólo podían apuntarse como local si estabas empadronado allí, pero este año lo habían abierto también a los nacidos en la localidad, cosa que me pareció más lógica. Nos dio tiempo aún a calentar un rato a un lado y otro del arco de salida y meta. En la línea de salida vi a un matrimonio del club atletismo Novés, que estaban dispuestos a comenzar la prueba. Durante la maratón de Madrid estuvimos con ellos durante unos kilómetros y recuerdo que me contó que querían hacer 1h45 en la media maratón. Dieron la salida y me puse como objetivo adelantar al chico de Novés, calvo como yo, debía ser presa fácil 🙂 Pero me pasé de listo porque él iba en un grupo que me sacaron diez metros nada más empezar y no me acercaba a ellos ni queriendo. Hice el primer kilómetro en 4:18 y me pareció rápido. Pensé que si hacía la prueba a 4:30 estaría bien porque no me encontraba muy allá.

Iba sin perder de vista la cabeza pelada del de Novés cuando en la cuesta del «añadido» me adelantó una chica de la Asociación Atlética Torrijos, una tal Angélica, a la que no quise dejar escapar y pensé que quizás manteniendo su ritmo podríamos llegar a alcanzar al grupo donde iba mi «presa», pero fue todo lo contrario, me acomodé a su ritmo y éste era algo inferior al del grupo delantero y se fueron yendo poco a poco.

Un poco después de pasar por primera vez por el arco de meta fui dejando atrás a Angélica y fui poco a poco recortando terreno a otra chica del club TrainingRey. Esta chica iba haciendo unos ruidos muy fuertes en cada respiración, era un poco angustioso ir a su lado. Afortunadamente pronto se quedó atrás y volvió a acercárseme la tal Angélica, que debía ser muy conocida porque mucha gente la animaba por su nombre. En el parque del Caño Nuevo, hicimos el recorrido de la primera vuelta aunque la gente que iba andando (también había una marcha nocturna) decía que había que ir por el otro lado. La chica de TrainingRey aprovechó la circunstancia e hizo el «trasqui», yéndose por el camino más corto, poniéndose por delante de Angélica y de mí y ya no fuimos capaces de alcanzarla, haciéndose con la primera posición de veteranas y Angélica, segunda. Yo le dije a mi compañera de correrías que había hecho trampas, pero parece que no pareció importarla mucho.

Hice un tiempo oficial de 22:39 y lo mejor vino después porque nos comimos unas migas muy ricas recién hechas que habían preparado para corredores y paisanos mientras esperábamos la entrega de premios. Estuvimos hablando con los del club de atletismo de Novés y estuvieron tratando de convencernos de que nos apuntáramos a su club y le dijimos que lo pensaríamos. Llamaron al pódium a las tres veteranas y mi amiga no era ninguna de ellas, lo cual fue enormemente positivo porque de esa manera fue la primera de las locales y se llevó un gran jamón de Embutidos España.

Con su trofeo y su jamón, acompañada de la alcaldesa de Gerindote

Decir que era el segundo día que me calzaba unas Saucony Rider 16 y acabé muy contento con ellas, igual que el día anterior que fue cuando las probé. No me han ido mal las Brooks que acabo de desechar, pero éstas me han dado buen rollo. He cambiado de zapatillas para ver si con las nuevas se me quita ese dolor de rodilla que llevo con él desde febrero.

Saucony Rider 16

Carrera nocturna de Chinchón

El lunes llegó un correo a una amiga con lo que vendían como un plan irrechazable: carrera nocturna, chapuzón y ágape, todo por 10 € y no muy lejos de Madrid, concretamente en Chinchón, uno de los pueblos más bonitos de la provincia. Así que rápidamente me convenció e hicimos las inscripciones para una carrera que se celebraría un día no muy habitual, un jueves. Nos apuntamos mi amiga y yo y tratamos de convencer a algunos compañeros del Club Atletismo Zofío, pero sólo Emilio se animó.

La carrera daba comienzo a las nueve de la noche, por lo que quedamos a las siete y media. Recogimos a Emilio y pusimos rumbo a Chinchón, célebre por el licor del mismo nombre y por su preciosa plaza con soportales… Y también conocido por la celebración de la Pasión de Jesús que escenifican en Semana Santa.

Llegamos con tiempo, recogimos el dorsal, nos vestimos de corredor y fuimos trotando a hacernos una foto en la plaza. Reconozco que no me gustó nada ver la plaza como estaba ya que debido a que iban a comenzar las fiestas la iban a utilizar como plaza de toros y estaba con vallas y gradas que estropeaban la vista de la plaza y los soportales. Nos hicimos la foto y volvimos hacia la piscina municipal porque era allí donde estaba situada la salida y la meta. Pensamos que si la carrera transitaba por el pueblo nos iba a tocar subir unas cuantas cuestas y duras, pero habíamos visto el perfil y sólo se veía una cuesta, así que estaba claro que el recorrido iba a ser por otro sitio.

En la plaza de Chinchón antes de la carrera

Dieron la salida y después de unos pocos metros por asfalto cogimos un camino bastante polvoriento y no volvimos a pisar asfalto hasta la llegada, así que ese 80% por caminos y 20% por asfalto no fue muy exacto… Después de las lesiones que he tenido y que estoy entrenando poca cosa a pie y más con la bici, no sabía cómo iba a responder. En un principio pensaba esperar a mi amiga, pero en el primer kilómetro vi que no se acercaba y decidí ir al ritmo que me pidiera el cuerpo. Lo bueno de este recorrido por caminos es que es más o menos llano, hasta que nos encontramos con una cuesta bastante puñetera, pero tiene de malo que se levantó mucho polvo y se iba pegando a la garganta.

Como salí algo conservador, luego fui adelantando a unos pocos, tampoco muchos. Se me atragantó la cuesta, como imagino que a todo el mundo, y una vez coronada traté de seguir al ritmo que iba, aunque iba notando que me fallaba un poco la respiración aún teniendo las piernas más o menos bien, se nota que entreno poco y lo poco que entreno lo hago más relajado.

Llegué a meta dándolo todo y muy feliz porque no me dolió ni la rodilla ni el gemelo derecho que empezaba a notar alguna cosilla por ahí. Poco después llegó mi amiga y algo más tarde Emilio. Mientras ellos llegaban fui al coche a por las mochilas y rápidamente nos metimos en la piscina, que fue de lo más agradable. Después de correr y venir todo sudoroso, un baño en la piscina o en el mar o donde sea, es de lo mayores placeres.

Después de la carrera, un bañito en la piscina municipal de Chinchón

Nadamos un poquillo y salimos no sea que los ávidos corredores fueran a terminar con la comida que ya estaba puesta sobre la mesa cuando llegamos. Allí estuvimos comiendo y bebiendo un generoso ágape esperando a la entrega de trofeos que estaba prevista a las diez y media y que empezó a la hora establecida. Nuestra compañera quedó segunda en su categoría, por lo que además del baño y las viandas nos volvimos con una copa, que no es nuestra, pero como si lo fuese 😉

Después de los trofeos nos fuimos a la plaza a tomar un café para así completar la cena del día y algo más tarde, vuelta para Madrid más contentos que unas castañuelas por esa bonita jornada. Habrá que repetir si se anima la organización a volver a hacerla el año que viene.

Corrí sin reloj por lo que no supe el tiempo que realicé porque aunque a la entrada vi que llevaba 25 minutos no vi los segundos. Luego en la clasificación vi que me dieron un tiempo neto de 25:46 que tratándose de un recorrido de 5,5 kilómetros supone un ritmo de 4:41 que no es nada del otro mundo, pero que llevaba bastante tiempo sin ir a esos ritmos entre unas cosas y otras.

XLI Trofeo San Lorenzo

Un año más, para celebrar que llegan las vacaciones de verano, participé en la XLI edición del Trofeo San Lorenzo, una de las carreras más bonitas y castizas de Madrid y que además forma parte de la Unión de Carreras de Barrio. Es por ello que nos dimos cita un buen número de compañeros del Club Atletismo Zofío, para sumar puntos individuales y por equipos. Este año tocó adelantar la carrera ya que en un principio se iba a celebrar el 23 de julio, pero al convocar las elecciones ese día, tuvieron que adelantarlo una semana.

Sonó el despertador a las siete y me levanté. Desayuné como todos los días, pero menos cantidad para no tener la tripa llena en el momento de la carrera. Llegamos a las ocho en punto al punto de encuentro y nos extrañó no ver a nadie, pero pronto aparecieron los compañeros, se montaron en el coche y antes de llegar a la glorieta de Embajadores nos metimos por una calle a la derecha y enseguida encontramos sitio donde aparcar.

Fuimos andando hacia la meta y en la calle Argumosa, justo donde acaba la pequeña cuesta, nos encontramos con la otra compañera que había venido por otro lado. Dejamos las cosas en el ropero, nos hicimos una foto y estuve estirando mientras los demás calentaban.

Foto de equipo en el Trofeo San Lorenzo 2023

Fui hacia la salida y enseguida nos pusimos en marcha. Pronto me quedé solo, ya que mis compañeros salieron más deprisa ya que yo había decidido ir tranquilo porque llevo con la rodilla fastidiado desde que me lesioné entrenando para la maratón, ya unos cuantos meses y no se me pasa.

Fui prácticamente al trote sufriendo la rodilla más en las bajadas que en las subidas. Gente que me adelantaba en la bajada o en el llano luego los adelantaba en la subida. Los escalones me los tomé con calma, pero tampoco me dormí. Pasando por el Palacio Real adelanté a José Luis, compañero de equipo, y ya fui con él hasta la meta. El hombre también anda algo tocado de la rodilla. Al pasar por la línea de meta vi que el minutero marcaba 51 minutos, pero hasta que no vi la web no supe que mi marca era de 51:46. Recogí la bolsa con avituallamiento consistente en agua, bebida energética, una manzana, un zumo y una barrita con la correspondiente bolsa de AhorraMas.

Poco después de subir los escalones con mi bonito dorsal 404 (Not found)

XXXVII Carrera del Árbol

Es la Carrera del Árbol otra de las carreras pertenecientes a la Unión de Carreras de Barrio de Madrid; sin embargo, es una carrera especial ya que al no ser competitiva tiene una puntuación distinta a las demás y es que cada participante recibe 1 punto independientemente de cuando haya llegado a meta y no hay puntuación por equipos.

Sonó el despertador a las 7:30, me levanté, desayuné y cuando me estaba preparando para salir recibí una llamada de Emilio diciendo que estaba en un atasco por culpa de la media maratón de Carabanchel y que no le iba a dar tiempo a estar a las nueve y media en el punto de encuentro y lo más gracioso es que fue él el que se encargó de coger las camisetas para todos los demás porque en esta carrera no hay dorsal, sólo una camiseta identificativa. Le dije que se fuera directamente al polideportivo de Palomeras. Los demás sí estábamos a las nueve y media en el punto de encuentro por lo que optamos por el plan B que fue montar todos en mi coche y acercarnos al barrio de Vallecas, en concreto al polideportivo de Palomeras donde había quedado con Emilio si conseguía escapar de la encerrona de la media maratón carabanchelera.

Como un cuarto de hora más tarde llegó, acercó su coche a la salida, cogió las camisetas de la carrera para todo el equipo y fuimos hacia la salida. Allí nos encontramos todos, repartió Emilio las camisetas y luego me tocó volver con Emilio a su coche a dejar las cosas. Nos fuimos trotando hasta el vehículo, cuesta arriba y con los bártulos y bajamos trotando cuesta abajo y ya libres de cargas. Llegamos al arco de salida cuando faltarían cinco minutos, así que todo muy apurado pero al menos a tiempo. Incluso nos dio tiempo a hacernos una foto todos los compañeros.

Foto de equipo en la 37ª edición de la Carrera del Árbol

Salí con una compañera para ver si podía aguantar su ritmo y Ninfa salió también junto a nosotros, pero Ninfa se fue en el primer metro y ya la vimos en meta. A mi compañera le costó lo suyo subir la primera cuesta que es bastante larga y también la costó subir la última cuesta aunque sea corta, pero es muy empinada. El resto la vi un poco floja para ser sólo cinco kilómetros. Yo con mi poco entrenamiento, bastante hacía que no se me iba.

Corriendo por las calles de Vallecas

Llegando a meta, en la última curva, faltando unos cien metros para llegar al arco de meta sintió que una chica se aproximaba y aceleró de lo lindo, tanto que me costó ponerme a su altura y en paralelo para dificultar el adelantamiento de la otra, pero la otra no nos adelantó, mi compañera lo dio todo. Cuando llegamos a meta vi que llevábamos 25 minutos y pico y me pareció demasiado, ya que tampoco es que fuéramos de paseo. Luego me dijo la compañera que el GPS había medido 5,3 km y que había hecho una media de 4:47 que se aproxima a sus ritmos de carrera más o menos.

Nos dieron una bolsa del corredor impresionante: comida, bebida, un frisbee, un cargador inalámbrico para el móvil, un pen y algunos recibieron incluso una plancha de viaje, aunque yo no fui agraciado con tan interesante electrodoméstico.

Bolsa del corredor, ¿alguien da más?

II Milla nocturna de Usera

Dado que esta prueba se celebra la lado de mi casa me animé a participar siendo tan sólo 1609 metros. En las dos últimas carreras en las que participé me tuve que retirar y la verdad es que muy católico no me encontraba, pero pensé que muy mal se me tenía que dar para no terminar siendo tan corta la distancia.

Me enteré el día antes de la celebración de la milla así que traté de apuntarme y ya no había dorsales, aunque sí una lista de espera en la que me apunté junto a una amiga y un chaval conocido que corre como un galgo estas pruebas. El caso es que no tenía muchas esperanzas al habernos apuntado en la lista de espera, pero me llamaron el mismo día de la carrera diciendo que nos habían adjudicado un dorsal porque había algunos disponibles.

Por la tarde nos acercamos al Polideportivo de Orcasitas a recoger el dorsal y a confirmar los horarios de salida, ya que dependiendo de la categoría la salida era a una hora u otra.

El primero en participar fue el más joven de los tres, que comenzó su tanda de jóvenes y promesas a las 21 horas. El chaval no tuvo mucha competencia y se llevó su prueba con un tiempo de 5:41. Fue al acabar cuando vimos que algo no cuadraba porque el tiempo era muy malo teniendo en cuenta que dos meses antes en la milla de Carabanchel había hecho 4:53. Resultó que su GPS marcaba aproximadamente 1,8 km, es decir, una milla náutica. ¡Estaba mal medido!

En lo más alto del cajón en la II Milla nocturna de Usera

La siguiente en participar fue mi amiga, que salía a las 21:35 y que se quedó a las puertas del podium ya que fue cuarta en su tanda. Tuvo mala suerte de quedarse a las puertas, pero la tercera no le dio oportunidad.

En pleno esfuerzo luchando por el tercer puesto

Yo salí a las diez y salí muy tranquilo, de hecho no llevé ni reloj. Cuando me quise dar cuenta iba de los últimos y tuve que apretar, se acabó mi idea de ir de paseo, después de unos pocos metros me puse ya a tope (dentro de mis limitadas capacidades) y hasta meta tratando de adelantar a un chico que iba por delante de mí al que alcancé en la recta de meta esprintando a muerte. Lo mejor es que no me molestó ni la rodilla ni el gemelo.

En la II Milla nocturna de Usera

Miré el reloj de meta pero se me olvidó por lo que saludé al chico que adelanté y le pregunté el tiempo, a lo que me respondió que 7:10 (luego vi que el tiempo oficial fue de 7:08). Así que me doy con un canto en los dientes porque me salió un ritmo de aproximadamente 4:00 que es parecido al que llevaba en la milla de Carabanchel. Eso sí, esta vez acabé bastante peor porque tenía la garganta que me ardía y así estuve mucho rato.

Dos victorias seguidas

Dicen que una retirada a tiempo es una victoria, por lo que dos retiradas son dos victorias y yo llevo dos seguidas. La de la maratón la semana pasada y la de hoy.

Unos meses antes me había apuntado a la VII edición de la Volta a Illa de Ons que se celebraba una semana después de la maratón. En aquel entonces pensé que aunque hubiese hecho 42 kilómetros podía terminar esta carrera que me la iba a tomar en modo turista más que en modo corredor.

Según dice la Wikipedia, la isla de Ons es una isla perteneciente al municipio pontevedrés de Bueu, situada a la entrada de la ría de Pontevedra en Galicia, España. Es la isla principal del archipiélago de las Ons que forma junto con la isla de Onza u Onceta y otros pequeños islotes. No es tan famosa como las islas Cíes, pero es un sitio que merece mucho la pena visitar, esto ya lo digo yo, no la Wikipedia.

Existía la posibilidad de hacer la prueba corriendo o andando. Los que se habían apuntado a correr tenían que dar dos vueltas completando unos 19 kilómetros y los que lo iban a hacer andando tenían que dar una única vuelta de unos diez kilómetros más o menos. Yo me había apuntado a la prueba de correr y la amiga que me acompañó a tierras gallegas se había apuntado a la de andar.

Además de ir con mi amiga, habíamos quedado allí con otras dos amigas que al igual que nosotros una iba a correr y otra a andar. Una de ellas es natural de Bueu y tuvo a bien permitirnos dormir en su casa, así que no tuvimos que madrugar demasiado para coger un barco en Bueu que nos llevó hasta la isla, el viaje hasta allí ya entraba en el precio de la inscripción. Anduvimos un rato por allí calentando y algunas haciendo zumba. Dieron la salida y yo salí trotando con Ana, pero en la primera bajada tuve claro que no iba a completar las dos vueltas ni de broma.

Corriendo por la isla de Ons

Efectivamente, faltando un par de kilómetros para completar la primera vuelta dije a mi amiga Ana que siguiera sola, que yo lo dejaba, me parecía una tontería seguir corriendo con dolores en el gemelo que lo único que podía hacer era ponerme peor, así que el último tramo lo hice andando y al acabar la vuelta lo dejé. Igual que en la maratón, me retiré a tiempo, así que otra victoria. Mejor lo hizo mi amiga que llegó primera de los andarines, pero no la sirvió de mucho porque era una prueba no competitiva.

Aunque no conseguí terminar, el viaje hasta allí fue satisfactorio porque conocí un bonito paraje que si no hubiese sido por esta carrera no hubiese conocido. Así que habrá que darlo por bueno.

Intento fallido de maratón

Preparé la XLV edición de la Maratón de Madrid con la intención de hacer mi trigésima maratón y dedicarme a mis labores, así que traté de prepararla en condiciones metiendo un par de medias maratones como la de Fuencarral y la de Latina.

La media de Fuencarral se celebró el 12 de febrero y la de Latina el 26 del mismo mes. Pues bien, entre ambas corrí tres días seguidos: 8 km el viernes 17, 14 km el sábado 18 y 17 km el domingo 19. Fue mi perdición porque desde ese momento comenzó a dolerme la rodilla izquierda y en todos los entrenamientos que hice de cara a la maratón me estuvo molestando la rodilla; sin embargo, aunque iba con molestias, podía correr.

El domingo anterior a la maratón salí a entrenar con mi compañero Miguel y a la vuelta, subiendo del río dije de pararme porque la rodilla seguía erre que erre, así que pensé que lo mejor era no hacer nada hasta el día M; sin embargo, la cosa no quedó ahí porque en esa última semana empezó a dolerme el gemelo o el soleo o algún músculo de esos que tenemos en la pantorrilla, también en la pierna izquierda, como la rodilla.

El día indicado nos juntamos tres compañeros del Club Atletismo Zofío con la idea, utópica en algunos casos, de terminar la maratón. El único que estaba en condiciones era Miguel porque Ninfa decía estar muy mal del estómago y yo estaba con mi pierna izquierda hecha papilla.

Dieron la salida y pronto se fue Miguel por delante, yo me quedé con Ninfa y fuimos a un ritmo tranquilo tratando de no forzar, pero notaba el gemelo/soleo que me tiraba bastante y alguna molestia en la rodilla. Pasé la media maratón fastidiado y un par de kilómetros después, bajando Marqués de Urquijo, ya me dolía toda la pierna e iba cojeando. Hubiese sido el momento de retirarme, pero había quedado con una amiga en el kilómetro 26 y fui renqueando hasta allí donde ya lo dejé. Lo malo es que Ninfa decidió retirarse también cuando ella podía haber seguido sin problemas. Y así acabó mi intento de terminar mi trigésima maratón, que se me está resistiendo.

Abandonando en el Puente del Rey

Como curiosidad decir que en 1995 también me retiré de la maratón de Madrid y no fue muy lejos de donde lo hice esta vez, ya que fue junto al Lago de la Casa de Campo.