XII San Silvestre de Villaverde Alto

En un día fresco pero soleado se celebró una de las sansilvestres más madrugadoras, ya que se celebró un 17 de diciembre, justo dos semanas antes que el día de Nochevieja. La carrera comenzaba a las once, por lo que quedamos una hora antes en el punto de encuentro habitual, en una de las entradas del parque de Pradolongo. Llegamos tarde como siempre y, por supuesto, ya estaba Emilo esperándonos. Nos montamos en su coche y en diez minutos estábamos aparcando junto al parque de Plata y Castañar. Fuimos andando hasta la zona de meta donde tenían instaladas varias carpas con el ropero, la entrega de bolsas, etc. Estuvimos esperando a que llegara Juan Carlos, el compañero que había retirado los dorsales de todos los compañeros del Club Atletismo Zofío. No tardó mucho en llegar y nos entregó los dorsales junto a un regalito cortesía de la organización, que consistió en una braga para el cuello. Decir que la organización del evento corrió a cargo de la Asociación de Vecinos la Incolora, que de nuevo hizo un trabajo sobresaliente.

Después de colocarnos el dorsal y dejar la ropa en el ropero estuvimos calentando un poco, tratando de ver el nuevo trazado porque este año han tenido que modificar el circuito ya que están de obras justo al lado y el tramo de tierra que siempre se hacía estaba impracticable. Por problemas con un generador que iban a utilizar para el arco de meta, tuvieron que retrasar la salida casi un cuarto de hora, aunque eso son menudencias que no empañan la organización de la carrera. Faltando unos minutillos nos colocamos en el pelotón como en la quinta o sexta fila. Me pareció que este año había más gente que otras veces, pero no lo puedo asegurar porque mi memoria es deficiente.

En las fotos que salgo sin gorra soy clavadito a Vizzini, el de la Princesa Prometida

Dieron la salida y mi objetivo era que no me ganase un chico que había visto en otras carreras de barrio, quizás disputando el Tercer Circuito de Carreras de Barrio. El chico salió a toda pastilla y por ende, yo también, haciendo ese primer kilómetro en 4:01, un ritmo bastante rápido para mí en estos momentos que estoy entrenando poco, así que viendo que le iba recortando a mi «objetivo» bajé un poco el ritmo pensando que podía bajar de 21 minutos si me esforzaba un poco, pero sin pasarme y eso suponía ir a 4:15 los restantes cuatro kilómetros. Hice el siguiente a 4:10 algo más calmado ya y los otros se fueron a 4:15 así que pensé que ya lo tenía, sólo no debía desfallecer en el último kilómetro… Y no lo hice porque me salieron a 4:10 esos últimos mil metros.

De nuevo fue la parte femenina del Club Atletismo Zofío la que dio el do de pecho, ya que mi amiga y compañera de club se hizo con el tercer puesto de su categoría desquitándose de no haber subido al cajón el año pasado.

En el tercer puesto del no cajón

Después de la carrera estuvimos tomando algo por el barrio de Villaverde para celebrar la inminente llegada de la Navidad.

XI San Silvestre de Villaverde Alto

El miércoles, cuatro días antes de la carrera, nos pasamos por la sede de la Asociación Vecinal la Incolora a recoger los dorsales de todos los compañeros del Club Atletismo Zofío que iban a participar en la carrera. La sede de la asociación está en la calle Acebes y cuando llegamos vimos mucho jaleo, como si estuviesen grabando una película o una serie. Efectivamente, cuando entramos en la sede de la Asociación nos confirmaron que estaban grabando una serie y que utilizan su local para temas relacionados con la grabación. Nos llamó la atención ver a un tipo planchando unos pantalones vaqueros.

Recogimos los dorsales y un par de calcetines por cada inscripción, volvimos al coche tratando de refugiarnos de la lluvia y pasamos de nuevo por la calle Acebes para desembocar en el Paseo Talleres y en esa esquina fue donde vi el bar la Muralla. En ese momento me di cuenta de qué iba el tema, ya que muchas escenas de la serie Entrevías se graban en ese bar donde se reúne Tirso Abantos (José Coronado) con su amigo Pepe y Sanchís. Curiosidades de la vida, la serie Entrevías se graba en Villaverde Alto. Y comencé a sospechar que los pantalones vaqueros que planchaban en el local de la Asociación eran los sempiternos pantalones que utiliza Coronado en la serie. No me extrañaría.

Decir que el precio de la inscripción fue de únicamente 5 € de los cuales 2 € iban destinados al proyecto Incofarmacia consistente en comprar medicamentos para los más vulnerables, aquellos que ni siquiera pueden permitírselo. Además en la zona de meta había varias huchas donde poder aportar más dinero para esta iniciativa.

Bueno, centrándonos en la carrera, indicar que la San Silvestre de Villaverde se celebraba el domingo 18 a las once, por lo que habíamos quedado a las diez en el punto de encuentro para irnos desde allí y poder entregar a los compañeros los dorsales. Me levanté a las ocho para desayunar y poder hacer la digestión, pero entre pitos y flautas llegué tarde al punto de encuentro. Menos mal que tenía los dorsales, sino me hubieran dejado tirado, que me lo merecía.

Al contrario que el año pasado, esta vez no llovió y fue raro porque llevamos unas semanas de mucha agua, pero mejor así. Además estaba nublado y no hacía mucho frío, así que era un día inmejorable para correr. Nos juntamos todos los compañeros del Club Atletismo Zofío y nos hicieron una bonita foto.

Fue un placer encontrarnos con Juan Carlos que el hombre anda últimamente con algunos problemas de salud. Eso no fue óbice para que el bueno de Juan Carlos participara en la carrera en su barrio. Bravo por él.

Los compañeros del Club Atletismo Zofío

Estuvimos calentando por la zona de tierra donde había varios charcos de tamaño considerable, pensando si era mejor ir por la izquierda o por la derecha para sortear el agua y el barro. Tanto nos entretuvimos con el tema que al final se nos fue el santo al cielo y tuvimos que espabilarnos para llegar a la línea de salida a tiempo.

A las once dieron la salida y me fijé como objetivo que Ninfa, una de las compañeras de equipo, no me sacara mucho tiempo, eso hizo que saliera muy acelerado pasando el primer kilómetro en 3:59 que es un ritmo muy exigente para mí en estos momentos. Creo que esa salida tan rápida me «atufó» y ya fui los siguientes kilómetros cada vez un poquito peor, alejándome más y más de mi compañera, aunque no se me iba demasiado. En la foto, más o menos por el cuarto kilómetro, se puede apreciar que iba ya cascado, cascado.

Sufriendo de lo lindo por el parque Plata y Castañar

El quinto kilómetro fue el peor de todos porque es ligeramente cuesta arriba y ahí noté las piernas muy cansadas, más de lo que deberían. Traté de esprintar en la campo de fútbol, ya llegando a meta, para que no me adelantara un corredor que llevaba a rebufo, pero no pudo ser, las piernas no iban. Llegué a meta con un tiempo oficial de 21:41 que coincide con lo marcado por mi cronómetro. Lo más curioso es que en 2019 hice 21:46, en 2021 21:50 y este año un poquito menos, así que me tengo que dar por satisfecho porque han pasado unos años y ahí sigo.

Como suele ser habitual, fueron las féminas del equipo las que hicieron un mejor papel. Ninfa fue tercera de la carrera y tercera de su categoría y la otra compañera fue tercera de la otra categoría. Ambas recogieron un original trofeo.

Las compañeras con sus trofeos

Después de la recogida de trofeos estuvimos esperando el sorteo, pero no nos tocó nada, así que nos fuimos a un bar del barrio a celebrar la llegada de la Navidad que ya está próxima.

Y con ésta son seis participaciones en el segundo circuito de la Unión de Carreras de Barrio. Si consigo terminar la San Silvestre vicalvareña tendré derecho a un trofeillo por haber alcanzado siete participaciones.

X San Silvestre de Villaverde Alto

Se presentaba la San Silvestre de Villaverde Alto como la penúltima prueba del primer Circuito de la Unión de Carreras de Barrio. Por ello, tratamos de apuntarnos todos los que pudimos del Club Atletismo Zofío para esta carrera. Como la carrera comenzaba a las doce y había que recoger el dorsal antes, quedamos a las 10:50 en el punto de encuentro donde nos recogería Emilio para acercarnos al parque Plata y Castañar donde se celebra tradicionalmente la carrera aunque no estén muy conformes los organizadores, ya que ellos querrían que se corriera por el barrio.

Amaneció el día lluvioso y no dejó de caer agua ni antes, ni durante, ni después de la carrera. Aparcamos cerca de la meta, donde estaban instaladas las carpas donde daban el dorsal y estaba el ropero. Cogimos el dorsal rápidamente, pero no dejamos la ropa para estar lo más protegidos posible de la lluvia, que seguía inclemente, menos mal que no era una lluvia muy fuerte.

Al poco llegaron los otros dos componentes del Club Atletismo Zofío, recogieron sus dorsales y estuvimos calentando, aún con ropa de abrigo. Faltando un cuarto de hora nos despojamos de esa ropa de abrigo y de la mascarilla, quedándonos únicamente con la ropa de correr. Algunos dejaron la ropa en el maletero del coche y a mí se me ocurrió la mala idea de dejar la bolsa en el ropero… con la que estaba cayendo..

A las doce dieron la salida y salí todo lo más rápido que pude, haciendo el primer kilómetro en 4:05, lo que me pareció demasiado. El segundo se me fue bastante, a 4:23, debido a que me encontré un buen atasco que me costó solucionar. Mejoré un poco en el tercero, haciéndolo en 4:18, siendo un ritmo que aunque iba fuerte, podía mantener. De hecho, el siguiente kilómetro lo hice al mismo ritmo. Bajé un poco en el último kilómetro a 4:21 porque se nota la pequeña cuesta arriba y al final esprinté todo lo que pude porque iba por delante de mí un tipo calvo que pensé sería de mi categoría. Esos 120 metros que mi GPS midió de más, los hice a muerte. Está claro que actualmente no puedo ir por debajo de cuatro como he hecho alguna vez en esta carrera, pero todo se andará, aunque cada vez me resulta más difícil. Acabé con un tiempo de 21:50 según mi cronómetro, un segundito menos según la clasificación oficial y con ese tiempo conseguí auparme al puesto 34º de la general y séptimo de mi categoría de mayores de cincuenta.

Una vez traspasada la línea de meta

Aspirábamos a dos puestos de honor, pero al final sólo una de las componentes del equipo lo consiguió, siendo además la primera de la carrera. Con el aporte de los cinco compañeros del equipo conseguimos el tercer puesto por puntos, que a expensas de lo que pase en la San Silvestre vicalvareña (si es que se celebra) nos da el tercer puesto del Circuito de la Unión de Carreras de Barrio.

El equipo al completo con la campeona

Acabamos celebrando la Navidad tomando un aperitivo, pero sólo unos cuantos de la expedición, que no hacía día para andar por ahí.

IX San Silvestre de Villaverde Alto

Este año la representación del Club Atletismo Zofío ha sido escasa en esta carrera, justo al contrario que el número de participantes de la carrera, que ha crecido enormemente, de hecho la organización hablaba de 300 participantes.

Como la carrera se celebra cerca de casa y comenzaba a las doce de la mañana tampoco había que madrugar mucho, pero antes de la hora prevista me despertó mi despertador de cuatro patas, ya que antes de las nueve la gata empezó a arañar la puerta y me despertó. Como quedaban más de tres horas para la carrera me levanté y me llené la panza con un vaso de leche y un trozo de roscón. Nada, un desayuno de poca cosa…

A las once salí de casa y en diez minutos el coche estaba aparcado junto al parque Plata y Castañar donde se celebra la carrera. Fuimos a recoger al dorsal y vimos que estaba muy animado, había incluso una buena cola para recoger el dorsal. En unos minutos nos tocó recogerlo a cambio de 2 € que era el precio de las inscripciones por internet. Me extrañó que hubiese ropero, pero mi memoria es tan mala que tampoco puedo asegurar que no lo hubiese el año anterior. Estábamos cerca del ropero cuando apareció por allí Juanqui, el tercer miembro del equipo, y aprovechamos para hacernos una foto después de dejar la ropa y prendernos el dorsal. Como se puede ver en la foto, íbamos perfectamente uniformados con la camiseta del equipo.

Los tres componentes del Club Atletismo Zofío con un añadido

También andaba por allí Juan Carlos, del Club Atletismo Leganés, acompañado por unos cuantos compañeros y compañeras. Luego me di cuenta que Villaverde está muy cerca de Leganés y que incluso trotando podían haber llegado enseguida. Me dijo que estaba muy bien, cosa rara en un corredor que siempre ponen excusas de todos los colores, pero Juan Carlos dijo que muy bien y luego demostró que así era.

Estuvimos calentando con ellos porque su club es muy profesional y se preparan bien para la carrera y mientras lo hacíamos escuchamos por megafonía que la salida se retrasaba un poco porque aún quedaban muchos dorsales por retirar.

Así fue, serían las doce y diez cuando dieron la salida y yo salí como alma que lleva el diablo porque sabía que pronto se estrecha el camino y se forma un bonito embudo. Fue un error mayúsculo salir tan deprisa porque hice el primer kilómetro en 3:52 y ese ritmo alto me dejó la garganta «gorda» y lo pasé fatal el resto de la carrera. Ahora mismo no tengo las piernas ni pulmones para ir a ese ritmo y lo pagué bien pagado ese primer kilómetro.

En carrera no miré el crono, pero era obvio que iba muy deprisa por lo que aflojé el ritmo para no morir en el intento. Allí iba yo, pensando que era una desgracia que este año hubiesen aumentado la distancia hasta los cinco kilómetros cuando en anteriores ediciones se quedaban en tres y medio, pero no me quedaba más remedio que no hundirme y completar la prueba con la mayor dignidad posible. Adelanté a una chica muy jovencita y luego a otra también muy joven, aunque algo menos, pero luego ambas me adelantaron a mí y ya no fui capaz de alcanzarlas, iban francamente bien sobre todo la más joven.

Llegué a meta con un tiempo de 21:46 que no es para tirar para cohetes, pero que obviamente refleja mi estado de forma actual. Una vez que pincharon mi dorsal -como en los viejos tiempos- y que recogí una bolsa con una botella de agua y un plátano fui hacia la meta para ver si llegaba la compañera del equipo.

Y no tardó mucho en llegar, lo que indicaba que había ido a buen ritmo, marcando 24:27 cuando paró su cronómetro que fue algo después de la línea de meta. Este tiempo la sirvió para auparse al primer puesto de la categoría Máster 50. Mi amigo Juan Carlos, del Club Atletismo Leganés, que hizo una gran carrera se quedó a las puertas del cajón, ocupando el cuarto puesto de la misma categoría, pero de chicos.

Estuvimos hablando con la segunda clasificada en Máster 50, que estaba súper contenta porque decía que nunca había subido al cajón y me extrañó sobremanera que cuando la llamaron para la entrega de trofeos no apareciera, así que sólo subieron la compañera de club y Carmen, una gran atleta veterana del Club Atletismo Leganés.

Primera y tercera clasificada en Máster 50

Después de la carrera los tres miembros del Club Atletismo Zofío nos acercamos a un bar a tomarnos una cervecilla y brindar por el nuevo año que se avecina.

Brindando por el nuevo año con la placa conmemorativa de primera clasificada

Me ha encantado la infografía sobre la participación en la prueba que se ha currado la Asociación Vecinal la Incolora, los organizadores de la carrera. Es súper chula.

Infografía sobre la participación en la carrera

VIII San Silvestre de Villaverde Alto

Por tercera vez he participado en esta San Silvestre de Villaverde Alto que es sin duda una carrera auténtica de barrio, de las que merece la pena participar. No es extraño por ello que pertenezca a la Unión de Carreras de Barrio de Madrid como otras carreras con sabor auténticamente popular.

Traté de convencer a todos los compañeros del Club Atletismo Zofío para que acudieran a la carrera, pero la convocatoria tuvo un éxito relativo. Aparecimos por el parque Plata y Castañar únicamente siete miembros del equipo ¡y uno de ellos no encontró su camiseta y otro llegó tarde! Nos hicimos una bonita foto antes de comenzar la carrera para inmortalizar el momento.


Foto de equipo en la San Silvestre de Villaverde Alto 2018

La carrera de los mayores comenzaba a las doce de la mañana por lo que quedamos a las 10:45 en el punto de encuentro habitual. Llegué como siempre unos minutos tarde cuando ya mis compañeros estaban impacientándose. Lógico. Al estar tan cerca, llegamos en diez minutos al parque Plata y Castañar y recogimos el dorsal sin ningún tipo de espera. El precio del dorsal era de 1 € que pagamos gustosos para cubrir los gastos de la carrera como indicaban desde megafonía. Un precio simbólico como suelen ser las carreras de barrio.

Estando por allí de cháchara empezaron las carreras de los pequeños. Daba gusto verlos correr como si en ello les fuera la vida, sin dejarse un gramo de fuerza en sus pruebas. En ellos está el atletismo del mañana y es gracias a estas carreras donde pueden los niños participar y no en otras de mucho renombre y que suelen pasar de la juventud.

Comenzamos a calentar y yo llevaba en la mano el dorsal que había retirado del séptimo compañero. Cuando llevábamos un rato miré el reloj y me di cuenta que era algo tarde por lo que propuse acercarnos a la línea de salida para ver si encontrábamos al compañero. Efectivamente, según íbamos acercarnos vimos que se acercaba cual Increíble Hombre de las Nieves a por mí, preguntando nervioso por su dorsal y repitiendo como en una letanía que tenía que haber retirado él el dorsal.


¿Dónde está mi dorsal?

Le di el dorsal y se lo pegó en el pecho, ya que era uno de esos dorsales que se pegan, como los que nos dieron en la carrera que se celebró en este mismo parque en el mes de noviembre contra la violencia de género. Yo preferí poner cuatro imperdibles ya que en esa carrera lo perdí.

A las doce dieron la salida y salí como alma que lleva el diablo. La carrera era supuestamente de 3,9 km y había que darlo todo desde el primer metro. Enseguida me adelantó una chica y pensé que podía ser una buena «rueda» a seguir. Me puse detrás de ella y fui siguiendo su estela. Pasé el primer kilómetro en 3:44 y no me vi mal, aunque fuera algo agitado de respiración.

Al kilómetro y medio hay una pequeña subida, casi imperceptible donde la chica del tutú que me precedía aminoró un poco la marcha y en ese momento me puse por delante. Seguí a buen ritmo porque el segundo kilómetro lo hice en 3:56 que para mí está bastante bien porque me cuesta un mundo bajar de cuatro.

Hay una pequeña bajadita sobre el dos y medio y ahí me adelantó la chica del tutú, que debía ir muy cerca de mí. La cuestas abajo son mi cruz porque me adelanta todo el mundo. Se puso por delante y ya no pude ni ponerme a su rebufo en lo que restaba de prueba.

Después de esa bajadita comienza una subida buscando la carretera A42. Es una subida de poca pendiente pero se nota en las piernas. Llegando casi a la carretera, pero siempre en el parque, se cumplió el tercer kilómetro que se me fue a 4:09. Quedaba un poco menos de un kilómetro para la meta ya.

Iba reservando un poco porque novecientos metros se te pueden hacer largos cuando lo das todo y al poco me di cuenta que la meta no estaba muy lejos, que el circuito no medía 3,9 km ni de broma. Aceleré lo que pude y pasé la línea de meta dándolo todo. Miré el GPS y vi que marcaba poco mas de 3,5 km y un tiempo de 13:49.

Poco a poco fueron llegando los otros compañeros del equipo, entre ellos la única fémina que hizo buena carrera. Al entrar en meta me comentó que pensaba que había llegado la primera de las mayores de cincuenta años. Yo albergaba alguna esperanza de subir al cajón, pero no tenía ni idea de quien había llegado delante ni de la edad que tenían. Era una cuestión de fe ya que la carrera se me había dado bastante bien.

Estuvimos esperando que salieran las clasificaciones mientras el speaker, que alguien comparó con Joselito el niño ruiseñor, seguía dale que te pego por el altavoz. Después de un buen rato dijo las clasificaciones que sólo había chicos y chicas menores de cincuenta y mayores. En la de mayores de cincuenta que era donde había alguna esperanza no dijeron ninguno de nuestros dorsales, lo cual mosqueó un tanto a la compañera del club que fue airosa a pedir explicaciones.

Joselito decía que era una carrera no competitiva y que no pasaba nada, pero la compañera decía con buen criterio que ni no competitiva ni leches, que si había clasificación, que lo hicieran bien. Yo pensaba que si no es competitiva que no den premios y santas pascuas. Después de un buen rato discutiendo con unos y con otros al final se dieron cuenta que había un error y dieron como primera a nuestra compañera que subió a un inexistente podium a por su copa.


Mostrando el trofeo que tanto costó conseguir

Me fui pensativo de si los tres que habían cogido trofeo en la categoría de chicos mayores de cincuenta realmente habrían llegado antes que yo, por si se hubieran confundido igual que con las chicas, pero bueno, tampoco pasaba nada y optamos por lo más inteligente, ir a un bar a celebrar la llegada del Año Nuevo. Nos acercamos al bar Mezquita y allí estuvimos brindando por un 2019 lleno de felicidad.

El año que viene trataré de estar de nuevo en esta carrera, que me encanta aunque hubiese esos fallos menores totalmente perdonables al hacerlo todo manual.

Y añado… Días después sacaron la clasificación y vi que había quedado cuarto de mi categoría sólo a cuatro segundos del tercero. Sin lugar a dudas los polvorones ingeridos durante estos días me hicieron perder ese puesto en el cajón 😉

V San Silvestre de Villaverde Alto

Hoy he tenido la fortuna de participar en la San Silvestre de Villaverde Alto. Y digo la fortuna porque es una carrera muy emotiva, con ese sabor a antaño que tanto nos gusta a aquellos que llevamos ya unos cuantos años corriendo.

El año pasado nos presentamos diez pradolongueros en esta prueba y este año uno menos, pero no está mal tampoco. De nuevo, hay que agradecer a Juan Carlos del Herbolario dBambú el que nos hiciera las inscripciones. ¡Muchas gracias Juan Carlos!

También es de bien nacidos agradecer a la Asociación de Vecinos La Incolora sus desvelos para sacar adelante esta carrera, que aunque parezca fácil, no lo es. Para mí, desde luego, la organización fue perfecta.

Habíamos quedado el grupo de pradolongueros en el punto de encuentro habitual del parque a las once en punto de la mañana, justo una hora antes del comienzo. Estuvimos hablando si ir corriendo desde allí o acercarnos en coche, pero al final nos decantamos por el vehículo, debe ser por llevar la contraria a los consejos del ayuntamiento…

En diez minutos estábamos aparcando junto al parque Plata y Castañar, nos dirigimos raudos al auditorio donde estaba montado todo el tinglado y esperamos un poco a juntarnos todos para hacernos esta bonita foto:

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Pradolongueros en la San Silvestre de Villaverde Alto

Después de la foto dejamos la ropa en el guardarropa y nos dimos cuenta que la temperatura era muy buena para correr. Si el año pasado hacía un frío de mil demonios, este año se estaba la mar de bien en camiseta de tirantes.

Este año habían cambiado el circuito, ya no había que dar dos vueltas por el parque Plata y Castañar, sino que se hacía un buen tramo por un camino paralelo a la A42 y se volvía por el carril bici paralelo a la ida. Con este añadido y una vuelta parecida (o igual) a la del año pasado se completaba un recorrido de 3,9 km que como decía la organización: aunque llano, es un pelín durillo dada la variedad de terreno por el que discurre: hierba, tierra, carril-bici.

Estuvimos calentando por ese tramo nuevo y cinco minutos antes de la salida nos pusimos en el pelotón, prestos y dispuestos a correr a todo lo que dieran nuestras piernas. La salida se daba cerca de un campo de fútbol que había que atravesar a lo largo, pero para llegar al terreno de juego antes había que subir un montículo.

Dieron la salida y todos salieron como posesos. Algunos jovenzuelos, ya antes de que acabase el campo de fútbol iban aflojando la marcha. Otros miraban hacia atrás buscando a sus amiguetes, pero otros zumbaban de lo lindo. Yo también salí como un poseso, sin mirar atrás porque había que poner toda la atención en el terreno, que era muy accidentado por los cambios continuos de dirección y de terreno.

Había hablado con Joaquín de ir juntos y tratar de bajar de cuatro minutos todos los kilómetros, por lo que había que salir rápido y mantener ese ritmo hasta el final. Joaquín me adelantó poco antes de llegar al primer kilómetro y se puso en cabeza. Yo iba detrás, a dos metros, tratando de mantener su velocidad. En estas que llegamos al primer giro de ciento ochenta grados, cerca del estanque de tormentas. Allí había un árbol que había que rodear, yo no calculé bien y me di un buen golpe en la cabeza. Menos mal que llevaba gorra y algo debió amortiguar, aunque soy de cabeza dura.

Después del giro se pasa de acera a carril bici y se va rodeando ese estanque de tormentas y se va dejando a mano izquierda un campo de fútbol -no el de la salida-. Allí hay una pequeña cuesta arriba que hace más difícil seguir el ritmo vivo. Fue en esa cuesta donde adelantamos a una chica de rubia y rizada melena que fue al final la segunda clasificada.

Acaba la cuesta arriba, se convierte en bajada y se entra de nuevo en el parque Plata y Castañar donde se abandona el carril bici y comienza la tierra. Allí Joaquín empezó a zumbar de lo lindo y me costaba seguir sus pasos. Enseguida llegamos al kilómetro dos y al rebufo de la primera chica. Estuvimos un rato detrás de ella y de algunos que iban a su alrededor porque no era sencillo adelantar al ser un sendero estrecho, que luego se convirtió en acera y posteriormente, al hacer un giro de noventa grados, en un carril de tierra, pero bien compacta y pavimentada. Allí adelantamos a la chica que fue la ganadora de la carrera y fuimos atravesando el parque llevando una trayectoria más o menos paralela al Paseo de los Ferroviarios, hasta llegar al final del parque y realizar un giro bastante brusco en una ligera bajada donde se cumplía el tercer kilómetro. Hasta ese punto habíamos hecho 3:53, 3:53 y 3:59 por lo que el objetivo de bajar de cuatro en todos los kilómetros estaba casi hecho.

Sin embargo, el último kilómetro es en buena parte cuesta arriba y ahí nos fuimos dejando unos segundillos que luego aunque apretamos en el tramos final no conseguimos rebajar, haciendo esos 900 metros por encima de lo previsto, a 4:02 y totalizando la prueba con un tiempo, según mi cronómetro, de 15:16, aunque la organización me dé un par de segundos menos, pero algo debió fallar en el cronometraje porque entré de la mano con Joaquín y a este le dieron 15:05.

Después de entrar en meta nos obsequiaron con una bolsa de la compra de plástico fuerte y resistente con una banana y una botella de agua, además de otra botella de agua y un refresco. Todo un derroche de generosidad teniendo en cuenta que el precio de la inscripción fue de 1 €.

En la entrega de trofeos, no hubo categorías, dieron una copa a los tres primeros clasificados en categoría masculina y a los tres primeros clasificados en la femenina. Una de las pradolongueras, Ninfa, se hizo con el tercer puesto de la categoría femenina. Pero hubo otros, que aunque no subieron al cajón, obtuvieron puestos de honor en la carrera. Joaquín fue el primero en categoría Master 55. Emilio fue también primero, pero en categoría Master 65 y Marisa fue segunda en Master 45. Yo sólo pude ser cuarto en Master 45 y es que de donde no hay, no se puede sacar 😉

Una magnífica carrera con un sabor a antaño de las que enamoran. El año que viene volveré seguro. Se han ganado mi corazón.

IV San Silvestre de Villaverde Alto

Hoy se ha celebrado la IV edición de la San Silvestre de Villaverde Alto. Llevaba desde la primera edición con ganas de participar en esta carrera, ya que se celebra cerca de casa, y hasta este año no he tenido la oportunidad. Y he quedado contento, muy contento.

Es una carrera humilde organizada por la Asociación de Vecinos La Incolora, por lo que me recuerda mucho a la carrera que organizamos nosotros. Así que no puedo sino elogiar sus ganas y su buen hacer. Un diez para ellos.

Este año un buen número de pradolongueros se han animado a participar. Gracias, sobre todo, a Juan Carlos del Herbolario dBambú que nos apuntó a la mayoría de nosotros. A las once habíamos quedado en el punto de encuentro todos los pradolongueros y aunque en un principio alguno tenía la idea de ir corriendo, al final fuimos todos en coche. En pocos minutos estábamos en el parque Plata y Castañar donde se iba a desarrollar la prueba. Nos acercamos a la zona donde estaba situada la salida y meta y nos hicimos una bonita foto. A destacar que esta vez el grupo tenía un componente internacional.

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Foto del equipo pradolonguero

Estuvimos calentando dando una vuelta al circuito por el que iban a transcurrir las dos vueltas de la carrera. Alternaba carril bici con tierra y en algunos tramos se veía algo de barro y algunos charcos. La tierra estaba muy blanda, pero sin llegar a estarlo excesivamente.

Andábamos ensimismados en el calentamiento que casi llegamos tarde a la salida. Parecía que nos estaban esperando, pero ya incorporados al pelotón, aún esperamos unos minutos más. Cuando dieron la salida estaba estirando un poco los gemelos.

La salida se daba en una zona muy ancha, pero veinte metros más adelante se estrechaba en un sendero muy estrecho, así que tocaba ir por lo verde para poder adelantar. Enseguida vi a mis compañeros Miguel y Quique que iban por delante de mí. Miguel iba tirando en cabeza y Quique se iba quedando, mientras yo me iba quedando a su vez de Quique.

El primer kilómetro fue algo agobiante por lo estrecho del recorrido y por los trescientos participantes, pero como tuve la precaución de salir en la zona delantera, se hizo algo más llevadero. Luego me comentaron los que salieron más atrás que fue muy complicado alcanzar un ritmo en condiciones por la multitud, lo estrecho y las múltiples curvas.

En ese primer kilómetro ya habíamos cogido cada uno nuestras posiciones y poco iban a variar de ahí en adelante. Yo veía poca gente delante de mí, pero me iba fijando más en Quique que había perdido la espalda de Miguel y yo me iba aproximando a él. Es cierto que estoy a años luz de Quique, pero se había presentado con un catarro de impresión y con poco entrenamiento debido a la enfermedad de su madre. Menos mal que ya está mejor, ¡¡¡mucho ánimo!!!

Cuando acabamos la primera vuelta ya estaba a la espalda de Quique y le animé, pero no era su día. Al poco le pasé y me centré en adelantar a un individuo que llevaba una camiseta con una «A» en la espalda. También me puse por delante, pero una vez llegado al carril bici, en una pequeña cuesta arriba se me fue y ya no fui capaz de alcanzarle.

Lo que tienen las carreras tan cortas es que aunque se sufre si vas a a tope, enseguida se acaba el sufrimiento. Y así fue, cuando te quieres dar cuenta ya estás en meta. Esprinté a tope, pero no fui capaz de alcanzar al corredor de la «A», llegando segundos después. Pocos segundos después también llegó Quique, al que por primera vez he sido capaz de superar, eso sí, debido a su enfermedad, sino, ni en broma. Según la clasificación facilitada por la organización llegué el octavo con un tiempo de 14:33, pero viendo el vídeo que han colgado de la llegada, el tiempo se aproxima más a 15:04 y la distancia, haciendo caso del GPS, de 3,8 km.

En meta, dejamos el dorsal y nos obsequiaron con una bolsa con una botella de agua y un plátano, ¡para qué más! Por un euro que cuesta demasiado nos dieron. Desde allí, directamente al ropero a recoger ropa para abrigarnos, que hacía fresco. Una compañera pradolonguera escuchó que llegó la tercera por lo que esperamos para ver si daban algún trofeo. Y, efectivamente, nos confirmaron que fue primera de su categoría y que había ganado una medalla. Así que esperamos a que la llamaran. Subió al pódium y cuando ya nos íbamos, ¡qué sorpresa! escucho mi nombre como segundo clasificado de la categoría «Máster 46». Increíble, no me lo esperaba ni por asomo. Así que subí al pódium (que era un escenario) más contento que unas castañuelas. Y encima tuve el morro de ponerme en el medio, como si hubiese ganado yo 😉

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Pódium de la categoría Máster 46 masculina

Estando en el pódium el corredor que llegó delante de mí empezó a protestar porque decía que era de mi categoría y había llegado antes. La organización le comentó que luego lo hablaban. Así que cuando me bajé, me quedé hablando con este hombre para ver si se solucionaba el tema.

Y en esas, ¡otra sorpresa! Empiezan a nombrar a los tres mejores de la categoría Sub 45 masculina y nombran a Miguel, el compañero pradolonguero, que ya se había ido. Tuve que llamar al móvil, pero cuando llegó ya se había deshecho «su» pódium. Aún así, le entregaron la medalla a él solo.

De esta forma, la expedición pradolonguera se saldó con un montón de medallas. Dos segundos puestos y un primero. Algo totalmente inimaginable antes de comenzar.

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Los tres pradolongueros «premiados»

A la vuelta, en el barrio, fuimos a celebrarlo como se merecía la ocasión: con unas cervezas.