X Carrera del aceite

Un año más, y ya van tres, me he acercado a Los Navalmorales, pueblo en el que pasé los primeros años de mi vida. La verdad es que paso poco por mi pueblo, pero aunque ya me sienta forastero, siempre me agrada ir.

El año pasado llegué una hora antes por lo que me tuve que pegar un madrugón de órdago; sin embargo esta vez leí bien el reglamente y vi que la hora de inicio de la carrera de los «mayores» empezaba a las doce de la mañana, por lo que no tuve que madrugar tanto. A las ocho sonó el despertador y a eso de las 11:15 estábamos allí. Al tratarse de una carrera poco multitudinaria, resulta muy sencillo encontrar sitio para aparcar y recoger el dorsal. Esta vez me ocurrió algo que nunca me había pasado, ¡alguien había retirado mi dorsal! Tuve la sensación de que otra persona con mi mismo nombre y mi primer apellido se lo había llevado por equivocación. Y eso fue lo que ocurrió, aunque lo supe después. Para solucionar el tema, la organización me asignó otro dorsal.

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Minutos antes de la carrera

Cuando estábamos calentando nos cruzamos con una atleta china del club Bikila. Me sorprendió encontrarme en este pueblo remoto a una persona de tan lejana procedencia. Esta chica fue la que ganó la prueba en categoría femenina. Su nombre es Dong Liu y cuando subió al pódium me enteré que fue campeona del mundo junior de 1.500 en 1992 en Seúl y un año después campeona del mundo absoluta en esa misma distancia en Stuttgart. Además tiene todavía en su poder el récord de Asia de 800 metros con 1:55:54. Según he podido leer, después de trece años alejada de las competiciones, volvió a entrenar en 2011 y parece que no se le ha olvidado esto del correr.

Después de calentar y estirar, cerca de un centenar de atletas nos colocamos tras la línea de salida. Sonó el pistoletazo y aunque estábamos atrás del pelotón, no tardamos prácticamente nada en atravesar el arco de salida. Al ser tan pocos participantes, enseguida se sitúa cada uno en el lugar que le corresponde y durante la carrera resulta difícil que alguien te adelante o adelantes tú.

No quise forzar en absoluto debido a las dudas que mantenía sobre mi estado de forma, así que decidí acompañar a la amiga que se había desplazado conmigo hasta allí. Esta joven, ya en categoría de veteranas B, podía optar a un premio, así que yendo a su vera iba controlando al resto de chicas participantes para azuzar en caso de que fuese necesario a mi compañera de carrera.

No tuve que hacer gran cosa, ella misma iba controlando la carrera y fue adelantando a toda chica que se ponía a tiro. Después de completar las tres vueltas (4,8 km) llegó a meta con un tiempo de 22:28 y dos segundos después llegué yo haciendo, por lo tanto, 22:30. Se puede ver la clasificación en esta copia que conservo aquí.

Lo mejor vino después porque ¡¡¡quedó primera de su categoría!!! y se llevó nada más y nada menos que 23 litros de aceite, que a 2,80 € el litro, supone un premio muy suculento. Desde luego mereció la pena desplazarse hasta allí.

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Posando toda feliz con sus premios

Todo fue un espejismo

Mis compañeros de martes me comentaron que hoy no iban a poder ir a entrenar, así que esperaba encontrarme solo en el punto de encuentro. Pero al llegar estaba Andrés & company y con ellos empecé el entrenamiento aunque tuve esperar bastante rato a que el forerunner de las narices consiguiera una precisión aceptable (considero aceptable cuando anda cerca de 6 ó 7 metros).

Notaba los cuádriceps algo cargados, lo que indica que el entrenamiento del martes no fue una perita en dulce; sin embargo, a un ritmo tranquilo marchaba bien. Para nuestra desgracia, pudimos comprobar que la buena iluminación de días anteriores fue simplemente un espejismo. Hoy había extensas zonas sin iluminar, por lo que habrá que volver a considerar entregar el papel con las firmas en la junta municipal.

Un tanto enojado por esta situación absurda a la que nos somete un día tras otro la junta municipal, pero por otro lado encantado de correr junto a Andrés se fueron pasando los kilómetros a un ritmo bastante llevadero. Hice 10 km en un tiempo de 53:56 @ 5:24 min/km y con bastante solvencia.

Una de las cosas que hablamos durante el entrenamiento fue de la comida de Navidad que hacemos los corredores pradolongueros todos los años. Esta vez se nos ha echado el tiempo encima y ya resulta imposible hacerlo antes de Navidad como siempre hemos hecho. La mejor alternativa será después de Reyes cuando ya estemos todos de vuelta, ya que en estas fechas cuando no está uno de vacaciones está otro.

Ya está bien de vaguear

Llevo desde la maratón de Valencia sin dar un palo al agua, atléticamente hablando. Allá por el mes de marzo empecé con unas ligeras molestias en la rodilla y todavía sigo con ellas. He parado un mes para ver si remitía, pero sigo igual así que he vuelto a empezar con el entrenamiento y seguiremos lidiando con la puñetera rodilla.

Me preguntaba cómo estaría después de un mes de no correr absolutamente nada, por lo que estuve buscando por internet respuestas a esa pregunta. Algo conseguí encontrar.

http://www.correrengalicia.org/index.php?name=Forums&file=viewtopic&t=227

En 1979 Houston y Al hicieron pruebas a seis corredores en la cumbre de su entrenamiento. Estos atletas pararon quince días antes de volver a retomar el entrenamiento para una misma duración. La VO2max, la actividad de las dos enzimas (aeróbica y anaeróbica) así como el tiempo mantenido a un ritmo inferior a VO2max fueron medidos antes de la parada, después de 15 días de inactividad y después de volver el entrenamiento a los 15 días.

Resultados:

Los niveles de los indicadores observados han considerablemente bajado después de quince días de descanso. Por ejemplo el tiempo de carrera medido ha pasado de 19 a 14 minutos.

Después de quince días de reanudar el entrenamiento, los indicadores fisiológicos no habían ni siquiera alcanzado la mitad de las pérdidas ocasionadas por el descanso. La marca había pasado de 14 a 17 minutos.

Comentarios:

Este estudio confirma la mayoría de los estudios hechos sobre el desentrenamiento y el reentrenamiento. Todos muestran que un breve periodo de inactividad perjudica considerablemente las marcas.

Los efectos más rápidos y espectaculares intervienen a nivel de los citocromas de la cadena respiratoria, de la capacidad del músculo de almacenar glucogeno y volumen sanguíneo.

Por eso se recomienda bajar el entrenamiento en vez de pararlo completamente. En este caso, los estudios muestran que es preferible bajar el volumen y la frecuencia de las sesiones manteniendo su intensidad (Hickson y Al 1982,1985).

En este blog puede verse una tabla que relaciona los días de inactividad con la pérdida de forma:

http://yonocorrovuelo.blogspot.com.es/2010/01/que-velocidad-perdemos-forma-fisica.html

DÍAS SIN REALIZAR ENTRENAMIENTO % DE PÉRDIDA DE CONDICIÓN FÍSICA
1 a 5 días 0 – 1%
7 días 10%
14 días 35%
21 días 60%
28 días 85%
35 días o más 100%

Se puede encontrar más información en el libro Correr con inteligencia de Hal Higdon

Pregunta: ¿Cuántas semanas sin correr han de pasar para perder la preparación física una vez se ha alcanzado?
Respuesta: Depende de su definición de “estar en mala forma física”. Algunos corredores de maratón 2:10, pueden considerar que están en mala forma física cuando sus tiempos han bajado a 2:15.

Es verdad que su acondicionamiento físico se perderá si usted no hace ejercicio. De todas maneras, no sucede de la noche a la mañana. Puede no ocurrir en dos o tres días, pero al cabo de dos o tres semanas, comenzará usted a experimentar declives de entre el 7 y el 15 por ciento en varias funciones importantes relacionadas con el ejercicio incluido el VO2max máximo y el umbral de lactato. Usted ya no podrá correr este maratón 2:15.

Estudios llevados a cabo por científicos como Edward F. Coyie, Ph.D., de la Universidad de Tejas en Austin, han sugerido que tras un periodo de interrupción del entrenamiento, usted debe entrenarse durante dos días para recuperar el nivel perdido por un día de inactividad. Dicho de otro modo, si deja de correr durante 6 semanas, necesitará 12 semanas para recuperar su nivel anterior de forma física. Ésta es una de las razones por las que resulta aconsejable que cuando un corredor sufre una lesión que le impide correr durante cierto tiempo (como, por ejemplo, debido a una fractura por esfuerzo excesivo) encuentre una actividad alternativa para minimizar la pérdida de forma física y velocidad cuando la lesión esté curada.


¿Qué saco en claro de todo esto? Para empezar, que un periodo de inactividad supone una pérdida de forma evidente. Aquí no hay que dar más vueltas y está claro para todo el mundo.

Pero por otro lado, según la tabla que he puesto, estar un mes parado, como es mi caso, supone una pérdida de forma de un 85% aproximadamente, pero ¿qué significa ese porcentaje? Sinceramente, no tengo ni idea. Viendo ese porcentaje, casi querría decir que debería arrastrarme como un gusano después de estos días de parón. Veremos el próximo domingo que tengo una carrerilla que ya hice el año pasado y ahí podré comparar tiempos.

Quizás lo más interesante es lo que comentar Hal Higdon en su libro. Para volver a recuperar el nivel que se tenía, hay que entrenar el doble de días de lo que se está lesionado, es decir, que si he estado parado un mes, tendría que estar entrenando dos para volver a estar como en la maratón de Valencia. Será interesante verificarlo.

Y una cosa que se me ocurre ahora, a vuela pluma, es con respecto al peso. No es lo mismo estar parado y empezar a coger kilos que mantener el peso. La semana pasada me subí a la báscula y marcaba 68,5 kg que anda un poco por encima de lo «normal», pero bastante por debajo de lo que podría suponer tanta inactividad.


Ahora trabajo en un sitio lejos de mi casa, por lo que tardo bastante en volver y eso va a provocar que llegue justo o tarde a los entrenamientos. Hoy he llegado tarde y pensaba que tendría que coger a mis compañeros por el camino; sin embargo, he podido ir con ellos desde el principio. Hemos dado una primera vuelta a un ritmo bastante asequible, rondando los 5:40 min/km y yendo a ese ritmo me parecía que iba deprisa. Como siempre, en la segunda vuelta han apretado y no se me ha ocurrido otra cosa que apretar con ellos, manteniendo un poco la distancia, pero exigiéndome. Pensaba que iba a petar como un sapo cuando fuese por el siete, pero he aguantado ritmos bastante majos, haciendo una media de 4:44 min/km en esa vuelta y llegando a hacer un kilómetro en 4:35. Y no he acabado nada mal. En total han sido 9,7 km en un tiempo de 50:37 @ 5:13 min/km.

Este entrenamiento me ha dejado un poco perplejo, ¿cómo encaja ese porcentaje del 85%? Vete tú a saber.

Por cierto, que el parque estaba muy bien iluminado. Excepto la zona más cercana a Almendrales, todo lo demás tenía buena luz. No sé si las quejas telemáticas han surgido efecto o es pura casualidad. Tengo que la duda de si aguantar las firmas recogidas si el parque sigue así. Habrá que esperar y ver cómo evoluciona.

El parque de Pradolongo y sus problemas de iluminación

El parque de Pradolongo sufre un problema de iluminación evidente, que de tan repetitivo, ya llega a cansar. Hace cinco años presentamos ante la Junta Municipal una solicitud para que arreglaran los problemas de iluminación y, cosa extraña, lo solucionaron. Ni que decir tiene que desde entonces hasta ahora el problema sigue subsistiendo.

Como hace un lustro, volvemos a la carga, presentando una solicitud similar a la de hace cinco años para ver si nos hacen caso y arreglan los problemas que un año y otro acucian no sólo a los corredores sino a los paseantes y «perreros». Y lo que es más grave, supone un claro peligro transitar por el parque por las zonas tan oscuras que hay, no hay que olvidar los sucesos luctuosos que han ocurrido en el parque años atrás.

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Solicitud presentada en 2007

Quien quiera firmar que me lo diga, que gustosamente le acerco la hoja.

Además de esta solicitud por escrito, he hecho una sugerencia (no se pueden hacer solicitudes) desde la web del ayuntamiento. La sugerencia ha sido admitida con número de referencia 502/2012/41064 y sé que de aquí no voy a sacar nada, pero si alguno más se anima a hacerlo, a lo mejor sirve para algo. La sugerencia se puede efectuar desde este enlace de www.madrid.es.

La sugerencia tiene un texto similar a la solicitud y dice así:

El Parque de Pradolongo, situado en el distrito de Usera, tiene serios problemas de iluminación. Desde hace tiempo, la mayoría de las farolas no funcionan y la distribución de las farolas con luz es muy irregular. Eso provoca que haya extensas zonas del parque que permanecen en total oscuridad, ya que resulta difícil encontrar una farola con luz en cientos de metros a la redonda. El problema no sólo afecta a la gente que atraviesa el parque para ir al metro o al tren, o que utilizan el parque para pasear o realizar actividades deportivas. También la falta de luz provoca que el parque se haya convertido en un lugar peligroso que los vecinos tratan de evitar y que ha ocasionado y puede volver a ocasionar graves sucesos.

XXXII Maratón de Valencia

Hoy he participado por primera vez en la maratón de Valencia. Este ha hecho el número veintidós en mi lista y sexto fuera de Madrid.

Después del fiasco de Nueva York y en plena crisis de identidad corredora, decidí apuntarme a esta maratón para quitarme la espina. Sabía que no llegaba en buenas condiciones después de tantas semanas de «deskilometraje», pero había que intentarlo.

Salimos con unos compañeros maratidianos el sábado por la mañana y a eso de la una de la tarde estábamos retirando el dorsal. Allí pudimos saludar al quinto maratidiano en discordia, valenciano él, que se había acercado desde Barcelona. Nos hicimos una foto después de recoger el dorsal por si acaso…

Cinco valientes maratidianos
Cinco valientes maratidianos

Carlos decidió comer en casita, pero nosotros habíamos pensado comer allí. Buscando la comida de la pasta arroz nos encontramos con Miguel, compañero habitual de Pradolongo.

Las previsiones del tiempo eran horrorosas, prácticamente sábado y domingo lloviendo, pero estuvimos por la tarde haciendo turismo por Valencia y no cayó ni una gota; sin embargo, durante la cena empezó el festival de lluvia y gran aparato de rayos y truenos. Caía tal cantidad de agua que se nos ocurrió pedir la dueño del restaurante unas bolsas de basura «king size» para mojarnos lo menos posible en la línea de salida.

No me enteré de nada, pero según cuentan, durante toda la noche no paró de llover, pero cuando me desperté a eso de las cinco no caía ni una gota y la temperatura era agradable. Desayunamos con tranquilidad y salimos con prontitud para tratar de aparcar el coche no muy lejos de la salida/llegada. Y lo conseguimos. El guardarropa funcionaba a la perfección y dejamos los trastos en cuestión de segundos. Estuvimos esperando al compañero, pero se retrasó y no pudo salir en la foto. Una verdadera lástima. Aunque sí vimos a Miguel, por lo que éste sí apareció en la foto, como bien puede verse.

Antes de tomar la salida
Antes de tomar la salida

La salida estaba organizada por cajones y creo que salvo raras excepciones, cada uno se colocó en su cajón. Durante la espera, viendo que no venía la lluvia, ni que la temperatura era baja, nos deshicimos de nuestras bolsas de basura. Ocurrieron dos graciosas anécdotas dignas de constatar. La primera fue que Miguel se equivocó al hacer la inscripción y puso que había nacido en 1924 y aunque lo corrigió el día anterior al recoger el dorsal, alguien no debió enterarse y dijeron por megafonía que hoy corría un individuo de 88 años. La segunda anécdota fue originada por la afición desmedida de los valencianos a los petardos. Segundos antes del disparo oficial, pusieron una traca y los primeros del pelotón salieron como almas que lleva el diablo. Tuvieron que detener la carrera y hacer que el pelotón de 9000 personas caminara hacia atrás para dejar sitio a los escapados. La salida fue nula. Ignoro si ha habido muchas salidas nulas en una maratón, pero resulta raro.

Debido al incidente, después de retrasarnos un poco, estuvimos bastantes minutos esperando hasta que se dio la salida oficial. Sonó el pistoletazo y nos lanzamos por las calles valencianas con el ánimo intacto, soñando en nuestro fuero interno con la gloria en nos esperaba junto al Hemisfèric.

Se hace difícil coger el ritmo, ya que el pelotón era grande, las calles no son muy anchas y los charcos que había estrechaban en algunas zonas aún más, por lo que había que zigzaguear si quería mantenerse el ritmo. Tanto Chema, como Miguel como yo, nos íbamos mirando de reojo para no perder los unos la estela de los otros.

La idea era mantener un ritmo sostenido aproximado de 4:30, segundo arriba, segundo abajo. A Chema le parecía muy rápido, pero iba con mucha soltura. A Miguel se le veía francamente bien, por lo que no nos extrañó que en el km 7 decidiera irse. Al poco le vimos un poco por delante del pelotón de las 3h15. Y así nos mantuvimos un montón de kilómetro: el por delante del cartel de 3h15 y nosotros por detrás, sin acercarnos demasiado al pelotón y sin agobiarnos, ya que llevaban un ritmo un tanto irregular.

En el kilómetro 20 daban un gel. En la maratón de Madrid lo cogí y me fue bastante bien, así que aquí hice lo mismo, un poco agobiado porque parecía que se acababan, pero al final conseguí dos, uno de los cuales se lo pasé a otro corredor que se había quedado sin ninguno. El imprescindible tener agua para beber después de meterse el gel en la boca, porque en caso contrario se forma una pasta imposible de tragar.

El paso por la media maratón lo hicimos en menos de 1h37 según nuestro reloj. Echamos de menos un relojito con el tiempo de carrera, pero es lo que había. Esta es la más desapacible con diferencia de toda la carreras. Se trata de un largo bulevar que hay que hacerlo de ida y vuelta. Allí volvimos a ver a Miguel que nos sacaba ahora sí una distancia interesante. La única distracción que había por allí era unos altavoces que escupían a todo volumen la música de la película Carros de Fuego. Además el tráfico estaba abierto por esa zona y era todavía más desagradable. Podrían pensar en suprimir este tramo. A mí, desde luego, no me gustó nada. Para colmo, en la subida del bulevar empecé a notar que las piernas no iban muy finas.

Junto a Chema, por las calles de Valencia
Junto a Chema, por las calles de Valencia

La temperatura en la salida y en estos primeros kilómetros era muy buena, rondando los 17º, pero las nubes se iban abriendo, el sol iba apretando y la temperatura subía según pasaban los kilómetros. Eso iba a ser un hándicap añadido.

Sobre el 26 y 27 hay un par de túneles subterráneos bastante largos. Es prácticamente la única cuesta de todo el recorrido. Para animar esa parte, la organización puso un montón de altavoces con una música ratonera que Chema identificó como la canción de Safri Duo Bongo Song. A Chema esa música le puso las pilas, pero a mí no me gustó nada. Espoleado por este ritmo de tambores, bajando el túnel, aprovechó su gran zancada y se me fue yendo, pero tampoco me preocupé porque aunque notaba las piernas cansadas todavía me veía con fuerzas.

Poco después de salir de los túneles pude volver a ponerme a la altura de Chema y algo después llegamos al km 30 donde la organización nos obsequió con otro gel. De nuevo eché mano a la comida como si del bálsamo de Fierabrás se tratase, pero lo que necesitaba era otras piernas, no un engrudo azucarado.

En el km 33 nos estaba esperando una amiga con plátanos por si hacía falta más energía. Andaba un poco despistado porque el GPS se había vuelto un poco loco al pasar por los túneles y pensé que el kilómetro 33 era el 34, así que cuando llegué al 35 me llevé una terrible desilusión. Fue en ese kilómetro 33 cuando me vine abajo. Chema siguió a su ritmo y yo aflojé. Las piernas estaban cansadas y el estómago me dolía. Llegó el temible muro y no fui capaz de sortearlo.

A partir de entonces, los kilómetros que engullía a ritmos cercanos a 4:30 se fueron alargando y alargando cada vez más, llegando a realizar algunos a más de 6:00 y viendo como me adelantaban manadas y manadas de corredores. Sólo aquellos que se ponían a andar podía adelantarlos.

Mi amiga me acompañó en estos últimos kilómetros y me animó lo suyo, pero cuando no se tienen piernas, no se puede hacer más, sólo sufrir y sufrir y tratar de llegar a la meta con la dignidad intacta como diría el bueno de Juan Ignacio. Gracias a que ella me acompañó, porque en caso contrario me hubiese derrumbado por completo.

En este tramo final, la carrera transcurre por el barrio de El Cabañal, algo desértico de gente y con el sol apretando ya con ganas. No sé la temperatura, pero estoy convencido de que los termómetros sobrepasaban los 20º y eso mezclado con la humedad y el cansancio, forman un cóctel terrible para el corredor. Por esta zona había algunos grupos aporreando tambores y curiosamente al contrario que en los túneles, esta vez la percusión me animó. Me pareció muy simpático el grupo de personas disfrazadas de vaca. Choqué sus manos para tratar de salir un poco de la rutina de poner un pie delante del otro.

Cuando faltan tres kilometrillos ya se ve el Hemisfèric y uno se anima pensando en el final, aunque haya que dar un ligero rodeo. Parecía que las molestias en el estómago remitían y eso me animó aún más. Llegando al kilómetro cuarenta la tendencia de ir cada vez más lento se invirtió y pude acelerar un poco, aprovechando además que el terreno es más favorable.

Al entrar en la zona de la Ciudad de las artes y las ciencias, ya en el último kilómetro, el suelo está adoquinado y resulta un poco incómodo, pero eso ya no importa, estamos en el kilómetro de gloria y ya nada podía detenerme. Por desgracia, a mi acompañante la echaron del circuito y me quedé solo poco antes de llegar a la plataforma que montan sobre el agua donde está situada la línea de salida.

Para no llegar mareado como hace dos años en Mapoma me tomé la llegada con relax, disfrutando de esos últimos metros mirando a un lado y a otro y paladeando el dulce sabor que produce la llegada a la meta de una maratón. El reloj de meta marcaba 3:25:20 que teniendo en cuenta el tiempo que tardé en pasar la línea de salida, se convierte en 3:24:19 que es mi cuarta mejor marca en la distancia. Tengo que estar contento, no siempre se puede realizar una mejor marca personal.

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Llegando a meta, ¡por fin!

Una vez cruzada la meta nos dieron agua, Powerade, una bolsa de mandarinas y una bolsa donde había una palmera de chocolate, un pastel de manzana y unos palitos de pan y chocolate. Recogí la bolsa de la ropa en menos de un segundo y me fui hacia el punto de encuentro donde habíamos quedado los maratidianos. Allí me cambié de ropa y zapatillas, hice unos estiramientos y estuve disfrutando del sol mientras daba cuenta de los líquidos que nos habían dado y de las mandarinas, que estaban buenísimas.

Estuvimos en el punto de encuentro hasta que llegamos todos. Chema pasó por la mano de los fisios y vino como nuevo, feliz como una perdiz con su MMP de 3h17 ¡me sacó siete minutos en nueve kilómetros! El siguiente en aparecer fue Carlos que hizo algo más de tres horas y media, pero muchos kilómetros empujando el carrito de su niño. Después llegó Isidoro también muy contento con su MMP de 3h50 y aunque tuvimos que esperarle un poco, fue Fran el que sin duda más contento y satisfecho estaba, ya que había conseguido terminar su primera maratón. Sin duda ninguna finalizar la primera maratón supone una satisfacción y una emoción difícil de igualar. Mi compañero pradolonguero también pinchó un poco y llegó a la meta con un tiempo neto de 3:21:59. Eso sí, llegó el primero de su categoría de veteranos H. Parece que todavía no habían solucionado la equivocación.

Tras reunirnos todos nos fuimos a encargar un paella y mientras la hacían metimos las piernas en el mar. El agua fría del mar viene de maravilla para recuperar las piernas. Absolutamente recomendable.

¡Qué fría estaba el agua!
¡Qué fría estaba el agua!

Creo que es una carrera absolutamente recomendable. Organización muy buena, animación excelente y trazado llano. Poco más se puede pedir. Bueno, que no permitan circular los coches junto a los corredores.

(Gracias a Chema porque he fusilado partes de su relato)

Se sortean unos huaraches (la triste situación de los indios tarahumaras)

Hace unos meses comenté en esta entrada la triste situación de los indios tarahumaras, también conocidos como raramuris. La terrible sequía ha provocado una hambruna de dimensiones extraordinarias, tan brutal que ha provocado el suicidio de algunas personas al no poder alimentar a su familia.

Luis Alonso Marcos, corredor segoviano, decidió lanzar una campaña solidaria para tratar de conseguir fondos con objeto de paliar la situación de esta gente. Con las donaciones recogidas hasta el 8 de julio consiguió 2909 dólares que entregó íntegramente al Banco de Alimentos de Cuauhtémoc. Esta asociación civil mexicana trabaja en la Sierra Tarahumara hace años, entregando alimentos, grano para sembrar, mantas… y acometiendo proyectos de mejora colectiva.

Luis Alonso se trajo de México dos pares de huaraches, que son las sandalias tradicionales con las que los indios tarahumaras recorren centenas de kilómetros, y ha decidido sortearlos para poder recolectar más dinero destinado a esta comunidad. Quien desee hacer una buena obra solidaria, puede participar en el sorteo a través de la pasarela de inscripciones deportivas Youevent.

La venta de papeletas (recogida de fondos) estará operativa hasta el 30 de noviembre, posteriormente se darán a conocer públicamente las dos papeletas premiadas con los auténticos huaraches raramuri. En el momento que escribo estas líneas la recaudación del sorteo alcanza 820 euros.

Para participar, sólo hay que pinchar en este enlace y en la página que aparece hacer clic sobre el botón Participa y luego rellenar los datos que se solicitan.

El sorteo acaba el 30 de noviembre, hay que darse prisa ¡¡¡yo ya tengo mis papeletas!!!


El entrenamiento de hoy ha sido el último antes de la maratón del próximo domingo. Se trata más que nada de evitar cansarse y llegar con las piernas frescas a la cita, por lo que no nos hemos matado en el entreno. Dos vueltecillas en el parque de Pradolongo siguiendo a Jesús que llevaba un frontal (ya hablaré del tema de la iluminación del parque, que es una vergüenza) y totalizando 9,6 km en un tiempo de 52:00 @ 5:23 min/km.

Seamos pacientes

Como ya comenté, la maratón de Nueva York se canceló. En el momento en que escribo estas líneas todavía no se sabe si la organización devolverá el dinero de la inscripción, que no es precisamente pecata minuta. En el caso de corredores extranjeros, el precio de la inscripción es de 347 dólares, que en mi caso supuso 267 euros según estaba el cambio en ese momento (finales de enero).

En la página de facebook de la maratón se puede leer de todo: que no devuelven el dinero y que lo único es que te garantizan la entrada para el año que viene, pagando de nuevo, claro; que devuelven el dinero pero descontando lo que se han gastado o que el dinero piensan utilizarlo para donarlo a los afectados por el huracán.

Hasta ahora, lo único cierto es que nos enviaron un correo el 8 de noviembre indicando que seamos pacientes y que les demos un poco de tiempo para pensarlo y tomar decisiones bien pensadas.

Un dato curioso que he podido leer es que el departamento de policía de Nueva York ha devuelto a la organización de la maratón el dinero que les habían pagado por el trabajo que debían hacer el día de la maratón. Esperemos que este gesto les indique el camino que deben seguir, sobre todo teniendo en cuenta que uno de los motivos de la subida del precio de la inscripción de este año es que decían que la policía les cobraba mucho.

Sinceramente, el dinero lo doy casi por perdido. Me temo que esta gente va a tratar por todos los medios de no devolver la pasta, a lo mejor incluso rebajando el precio de la inscripción del año venidero. Pero como no tengo pensado volver, prefiero el dinero en mi bolsillo y si hay que donarlo, mejor a los tarahumaras que no es que se estén quedándose sin casa ¡¡¡es que no tienen para comer!!!

Hoy ha sido día de reencuentro con los pradolongueros, que llevaba ya tiempo sin verlos. Ha sido todo un placer saludar y recorrer unos kilómetros con Jesús, Joaquín, Miguel y Quique. ¡Os echaba de menos! La pena es que hoy tenía que irme antes, ya que iba de cumpleaños, por lo que sólo han sido 8 km recorridos en un tiempo de 43:19 a un ritmo bastante llevadero de 5:25 min/km. Valencia está a la vuelta de la esquina y no hay que llegar cansado.

III Carrera de las aficiones

Parece que organizar carreras populares es un buen negocio en estos tiempos… si lo sabes vender bien. Y el diario Marca bien que lo sabe vender visto lo visto, ya que consiguieron que ocho mil corredores se apuntaran a su carrera, unos de blanco y otros con rayas rojas y blancas, aunque durante la carrera se veía bastante gente que no iba ni con una indumentaria ni con otra.

A las 8:30 habíamos quedado en la puerta 1 del estadio Santiago Bernabéu. Y allí estábamos un buen número de maratidianos, todos de rojiblanco excepto uno que era de los neutrales. Estuvimos esperando al único blanco declarado, pero fiel a su costumbre, llegó tarde. Obsérvese la uniformidad de los asistentes.

Colchoneros vs. merengues
Lo bueno abunda

Entre el que llegó tarde y el que se había ido al ropero, nos hicimos un par de fotos sin todos los componentes del equipo y poco después nos marchamos a calentar y a buscar un sitio en la salida. Colándonos hábilmente por las vallas, conseguimos situarnos no muy lejos de la línea de salida, pocos minutos antes del comienzo.

Sonó el pistoletazo de salida y salimos con algo de precaución, ya que el primer kilómetro es cuesta arriba; sin embargo, luego hay un montón de ellos cuesta abajo, hasta poco antes del seis que está situado junto a la cueva de Alí Babá, digo al Congreso. Desde allí, la carrera ya no es tan favorable, ya que se alternan subidas con zonas llanas, aunque el último kilómetro y medio es también cuesta abajo. Eso sí, no todo es cuesta abajo, ya que poco antes de la meta hay otro repechito.

Después del fiasco de la maratón de Nueva York, decidí apuntarme a la maratón de Valencia que se celebra el 18 de noviembre, así que no era cuestión de machacarse una semana antes y salí acompañando a una amiga que quería realizar su mejor marca en la distancia. Y lo consiguió, ya que llegó a meta con un tiempo neto de 45:56, tiempo idéntico al mío ya que entramos juntos.

Una bolsa del corredor bastante pobre compuesta por una manzana, una botella de agua y una bolsa pequeña que contenía ¡fuet! Aunque en la recogia del dorsal aparte de la camiseta identificativa de tus colores había unas gafas de sol y una maquinilla de afeitar.

Después de la carrera nos fuimos corriendo a casa para completar algún kilometrillo más y aunque costó trabajo volver a ponerse en marcha después de la parada, conseguimos hacer 6 km más, por lo que totalizamos 16 km en el día de hoy.

Volviendo del frío

Reconozco que he pasado bastante frío en Nueva York, de hecho he vuelto medio constipado. Es por eso que hoy ha resultado muy placentero salir a correr con una temperatura más cálida y con ese olor tan agradable que deja la lluvia cuando cae. Lo único malo es que el terreno estaba muy encharcado y con mucho barro y como además se veía fatal… en algunos tramos era difícil mantener la verticalidad.

No sé si debido a la lluvia o qué, pero el parque estaba terriblemente mal iluminado. Zonas que siempre han estado con luz, hoy no tenían, en fin, el pan nuestro de cada día.

Después de una primera vuelta que se nos hizo algo larga, decidimos poner en práctica unos cambios de ritmo. Según iba haciendo los cambios, me di cuenta de que el domingo tenemos carrera, pero seguimos con ellos. Hicimos seis o siete cambios, consiguiendo que esa segunda vuelta se hiciese más amena.

Aunque hicimos algo más de 10 km, el GPS sólo marcó 9,82 km en un tiempo de 52:58 @ 5:24 min/km.

Prospect Park

Dicen las guías turísticas que los arquitectos del Prospect Park consideraban este parque como su mejor obra y que muchos neoyorquinos están de acuerdo con ellos, incluidos algunos residentes en Manhattan que consideran a este parque situado en Brooklyn como su parque favorito. La verdad es que es un parque bastante grande y al contrario que Central Park, muy irregular en su forma. Curioso cuanto menos.

Dado que estábamos hospedados en este barrio y que el entreno del domingo me había sabido a poco, decidimos salir a hacer unos kilómetros por este parque.

Se llega al parque por la Gran Army Plaza (allí donde tenía que haber cogido el bus para llegar a la línea de salida de la maratón) y lo primero que se ve es un gran arco del triunfo coronado por una cuádriga. Al atravesar la plaza se entra en el parque, el cual se halla circunvalado por una carretera asfaltada de un perímetro algo superior a los cinco kilómetros. Debe ser un circuito habitual por el que los corredores entrenan ya que estaba marcado cada cuarto de milla. Recorriendo este circuito me di cuenta lo larga que es una milla.

Queriendo demostrar a los neoyorquinos de la pasta que estoy hecho salí con la indumentaria del día anterior: pantalones cortos y camiseta también de manga corta. Pasé un frío del carajo, pero frío, frío de verdad. De ese que no consigues entrar en calor de ninguna manera y que provoca que te duela el cuerpo cuando te da el agua caliente de la ducha.

Todo el mundo que veíamos entrenando iba bien pertrechado contra el frío, excepto una chica con cara de neoyorquina -pero que debe ser del mismo Bilbao- que iba con unos pantaloncitos mínimos y camiseta de hombreras. Tenía una curiosa forma de correr, dando saltitos como si el suelo quemara, pero puedo asegurar que no estaba precisamente caliente.

Hicimos los primeros kilómetros cruzando el parque por una enorme pradera donde había unos dos millones de perros, por lo menos, con sus respectivos dueños disfrutando libres de sus ataduras de la fresca mañana. Pensamos que era mejor continuar nuestras correrías por la carretera de circunvalación que al menos estaba libre de canes, aunque compartida con tráfico rodado, pero bien separados los carriles. Además había poquísimo tráfico por lo que sospecho sólo debía estar abierta a vehículos que tuvieran algo que hacer en el parque.

Cuenta el circuito con una subida larga y dura de aproximadamente un kilómetro que provoca que el recorrido sea exigente. Ni con esta cuesta ni con el frío nos amilanamos por lo que después de una primera vuelta de reconocimiento fuimos a por una segunda.

Con esas dos vueltas y el camino de ida y vuelta hicimos algo más de quince kilómetros, aunque el chisme sólo marque 14,7 km, que fueron recorridos en 1:18:29 a un ritmo de 5:20 min/km.

No sé si ya lo he dicho, pero el 18 de este mes espero estar en la maratón de Valencia para quitarme la espina de la maratón que no nos han dejado correr y no tirar a la basura la preparación que había hecho. Y la maratón de NY… con su pan se lo coman, que yo no vuelvo ni harto de vino a la gran manzana.