Un nuevo chisme

A veces por motivos laborales tengo que correr con el teléfono móvil encima. Compré uno en su momento en el Decartón, pero no acaba de convencerme. Es una especie de riñonera, más estrecha de las «de toda la vida», con la típica cinta que rodea la cintura. Esa cinta engancha a la bolsa donde se mete el móvil por la zona de arriba y cuando vas corriendo aquello no se está quieto y no voy nada cómodo.

El otro día decidí cambiar la riñonera por una que engancha en la zona media y que me parecía que podría ir mejor. Y la probé el domingo en el cross y hoy y me convence, mucho más que la que tenía. Lo único es que es realmente estrecha y el móvil cabe a duras penas. Y lo peor de todo son los casi veintiséis pavazos que ha costado. Espero que me dure mucho y siga yendo también como ahora, aunque estas cosas, lo más débil es la goma que acaba cediendo.


Detalle de la riñonera

Hoy nos hemos juntado cuatro en Pradolongo y no de los más habituales. Reaparecía Jesús, que no suele bajar y junto a Emilio R, Joaquín y yo formamos un cuarteto que fuimos de lo más tranquilo. Yo, desde luego, no tenía ninguna gana de apretar después de la carrera del domingo. Jesús no quería forzar por su rodillas, así que los demás fueron comprensivos y fuimos todos al trantrán durante todo el recorrido.

Completé 9,6 km en 55:38 @ 5:44 a un ritmo tan relajado que a mis piernas les vino de perilla para recuperarse del esfuerzo del cross.

LIII Cross Canguro

He participado por segunda vez en esta bonita prueba que se celebra además en un entorno privilegiado. No es precisamente una carrera primeriza, todo lo contrario. Este año se celebraba la 53ª edición, lo cual no es cuestión baladí.

Fui acompañado por una amiga que participaba en la prueba de 4 km. Esta carrera comenzaba a las 11:00 y en la que yo estaba inscrito media hora después. De todos modos, no hacía falta madrugar mucho para estar con tiempo en la salida.

Nos acercamos en coche hasta el aparcamiento del teleférico y desde allí fuimos andando al lugar donde daban los dorsales y estaba situada la meta y la salida. Recogimos el dorsal en un periquete y aún faltaba una hora para que comenzase la primera de las prueba, la de 4 km. Así que estuvimos por allí disfrutando del buen día que hacía, todo lo contrario que el año anterior que hacía frío y llovía. He de confesar que para un cross prefiero que llueva y haga frío, es lo suyo.

Mientras esperábamos el comienzo nos encontramos por allí con Marina, del Club Atletismo Seseña, que se acercó igual que el año pasado con la idea de hacerse con uno de los canguros que regalan a los que acceden al cajón. También me encontré con un amigo del Club Atletismo Leganés que en la Carrera de Gerindote me dio bien para el pelo, por lo que pensé que podría ser una buena rueda a seguir. Y aún hubo más, porque ya casi a punto de colocarme para la salida me encontré con un primo mío que llevaba muuuucho tiempo sin ver. Así que más que una carrera fue para mí un acontecimiento social.

Tan entretenido estaba con unos y con otros que casi llego tarde a la salida…


Perfectamente concentrado en la salida

El circuito del bosque como se le conoce popularmente es un recorrido de cuatro kiómetros con una curiosa forma de dos pulmones.


Circuito del bosque de la Casa de Campo

Con un perfil claramente rompepiernas:


Perfil del circuito del bosque de la Casa de Campo

Dieron la salida y como nuestra prueba era de sólo 6 km (pulmón y medio) ya desde el principio había que salir a tope, no al cien por cien, pero casi. Vi que tanto mi primo como el amigo de Leganés iban por delante por lo que el objetivo era no alejarme mucho de ellos. Lo curioso es que al poco de comenzar mi primo desapareció de mi vista y eso que llevaba una vistosa camiseta de color rosa, por lo que ya sólo quedaba el leganense por delante.

Me puse a su espalda, aunque iba sufriendo para aguantar su ritmo en los primeros kilómetros, pero como a mitad de recorrido aflojó un poco el ritmo y me puse por delante. A partir de entonces fue él el que se puso a mi espalda.

De los conocidos sólo Marina iba por delante, pero la veía muy lejos, tan lejos que me parecía imposible alcanzarla. Y así fue, aunque quise aumentar el ritmo ya iba muy justito y no recortaba ni un metro. La subida que transcurre paralela al Camino del Pinar Chico se me hizo muy dura y me dejé ahí lo poco que me quedaba. Menos mal que la cuesta se corona en el punto kilométrico cinco y sabía que sólo quedaban ochocientos metros para acabar y una pequeña cuesta abajo para recuperar un poco.

Los últimos quinientos metros son ligeramente cuesta arriba y hay un par de alpacas que te cortan un poco el ritmo, pero apreté los dientes y gasté las últimas fuerzas que me quedaban. Llegué a meta con un tiempo oficial de 25:04, dos segundos antes que el amigo leganense que entró pisándome los talones.

Mirando los tiempos de año pasado vi que lo he hecho un poco peor, pero aún así, muy contento porque acabé con muy buenas sensaciones. Si no ocurre ninguna cosa rara, el año que viene volveré a esta bonita carrera.

Quizás no debería haber salido

Quedé con Mariano a las nueve de la mañana. Pensaba que vendría alguno más, pero sin contar a los jubilados, sólo éramos él y yo. Bajamos al Parque Lineal y hoy fuimos algo más despacio de lo que suelen ser los sábados ya que al día siguiente yo tenía carrera, el cross del canguro.

Nos llamó la atención al pasar junto al hospital Doce de octubre la cantidad de agua que estaba saliendo por una alcantarilla. Quizás se había roto una tubería porque el agua salía a borbotones. Había bastante gente tratando de controlar el asunto entre bomberos y policía municipal. A la vuelta ya estaba el tema controlado y no salía más agua, pero se había formado un enooooooorme charco.

Mi compañero de fatigas tenía prisa así que no hicimos tampoco el circuito habitual, sino que os volvimos en el último puente. Por lo tanto, solo hicimos 14 km en un tiempo de 1:10:37 @ 5:02 min/km. No estuvo mal de todos modos, aunque quizás no debería haber salido no sea que lo vaya a pagar mañana.

A la vuelta llegué al punto de encuentro y seguí haciendo un poco más para completar los catorce kilómetros. Allí me encontré con Norberto, que es todo un ejemplo a seguir. Estaba haciendo rectas de unos 150 metros, lo cual tiene un gran mérito, ya que no es precisamente un chaval. Desde luego en Pradolongo hay un montón de corredores que son un ejemplo a seguir.

Mala iluminación + desconocimiento del terreno = bofetón

Nos hemos juntado unos cuantos en Pradolongo. Uno del grupo lleva poco tiempo corriendo con nosotros y el circuito lo conoce, pero no hasta el mínimo detalle como el resto que llevamos un porrón de años danzando por allí.

Hicimos una primera vuelta muy tranquila, haciendo cinco kilómetros en más de veintiocho minutos. Después de esa primera vuelta nos quedamos sólo tres, los demás hicieron mutis por el foro por unos motivos u otros. Como estuve el martes en el fisio, para ver si me arreglaba las molestias en la corva, no sabía muy bien cómo iba a responder, por lo me vino bien esa primera vuelta a ritmo contemplativo.

Al pasar el punto kilométrico cinco, como si nos hubiesen puesto un cohete en el culo aumentamos la velocidad pasando de 5:37 en el kilómetro cinco a 4:44 en el seis. Y la cosa no quedó ahí, seguimos apretando, aunque mis dos compañeros más que yo, que no quería sobrepasar mi ritmo umbral. Cuando en el octavo kilómetro vi que había hecho 4:20 levanté un poco el pie, pero ellos seguían y seguían a un buen ritmo.

Prácticamente terminando, no faltaban ni doscientos metros, el más novato tropezó con una alcantarilla que sobresale excesivamente y acabó besando el suelo. Pagó la novatada. Aunque es raro son cosas que pasan de vez en cuando a los corredores, que también se caen.

Hicimos 9,5 km en tiempo de 48:38 @ 5:07 min/km, aunque los últimos 4,5 km los hice en 20:20 @ 4:32 min/km.

Con la mente en Villaverde

Estoy pensando en participar en la media maratón de Villaverde, que se celebrará el 8 de diciembre, por lo que esta semana ha sido de bastante kilometraje, llegando a 57 km. Ya sé que a algunos esta cantidad les puede parecer ridícula, pero nunca he llegado ni a los 80 km preparando una maratón, hacer 57 preparando una media no está mal. El hecho de que el jueves fuese festivo ha ayudado a poder hacer más kilómetros.

Lo malo es que las molestias que sentía en la corva no son exactamente en la corva, se producen un poco más abajo y ya me están empezando a mosquear, al final tendré que hacer una visita al fisio como me aconsejó el fisio que me vio después de los 10 km de Seseña.

Salí con mi compañero Miguel con la idea de hacer una tirada larga y lenta, lo que llaman los anglosajones LSD (long and slow distance) y como fuimos al Parque Lineal al circuito habitual, luego tuvimos que hacer alguna revuelta antes de salir de este parque.

Tampoco es que fuéramos de paseo porque hicimos un montón de kilómetros unos segundillos por debajo de cinco y según iban pasando los kilómetro íbamos notando el cansancio en las piernas, por los kilómetros y el ritmo del día anterior y por los que íbamos acumulando.

Hicimos un total de 18 km en un tiempo de 1:31:57 @ 5:06 min/km por lo que es la tirada más larga desde el pasado mes de abril cuando hice la maratón.

El peligro de correr descalzo

Estuve probando hace unos años eso de correr descalzo. Lo probé dos veces y dos veces me lesioné, así que al final desistí. Ahora corro con zapatillas para hacer negocio a las grandes multinacionales del calzado. Pues bien, hoy me he alegrado de correr con zapatillas porque cuando he llegado a casa y me estaba estirando me he encontrado con una curiosa sorpresa en forma de piedra puntiaguda clavada en el suelo de la zapatilla.


Detalle de una piedra clavada en la zapatilla

Si hubiese ido descalzo me habría hecho una bonita raja en la planta del pie, así que esta vez debo estar agradecido a ese invento de taparse los pies al andar o correr.

Hoy habíamos quedado a las nueve en el punto de encuentro de los jubilados, que es donde quedamos los fines de semana. Allí nos encontramos los dos Migueles con tres prodolongueros más, pero estos no tenían muchas intenciones de correr mucho y deprisa, por lo que salimos mi tocayo y yo únicamente rumbo al Parque Lineal.

Hicimos los tres primeros kilómetros a un ritmo bastante tranquilo y cuando llegamos a ese tercer kilómetros aumentamos el ritmo con la idea de ir a un ritmo aproximado de 4:40 que fuimos clavando en casi todos los kilómetros, tanto a la ida como a la vuelta.

En los últimos tres kilómetros ya iba notando el gemelo de la pierna izquierda algo flojo, pero pude aguantar el ritmo hasta el final. Ya sólo quedaban otros tres kilómetros y esos los hicimos a ritmo tranquilo, tratando de enfriar los músculos poco a poco.

Mal rollo esto de aflojar el ritmo porque empezó a molestarme la rodilla de la pierna derecha. Es curioso porque llevo unos cuantos años con la rodilla izquierda fastidiada y ahora no me duele la izquierda sino la derecha. Sorprendente.

Hicimos en total 15,5 km en un tiempo de 1:16:29 @ 4:56 min/km. Un buen entrenamiento sólo empañado por esas molestias que tuve al final en la rodilla al bajar el ritmo, voy a tener que ir a toda pastilla todo el rato.

Hoy salí muy contento a correr porque me pesé antes de salir y la báscula marcaba 69 kilos justos. Muy feliz porque se empieza a notar que me estoy controlando un poco con la comida.

Con los compañeros mola más

Con los compañeros mola más correr y si además corremos con luz, miel sobre ojuelas. Hoy era festivo en Madrid ya que se celebraba el día de la Almudena. La única pega, si es que lo es, ha sido que la temperatura era bastante fresca, sobre los cinco grados, pero es lo normal en el mes de noviembre, tampoco hay que extrañarse.

Nada menos que seis compañeros nos hemos dado cita en el punto de encuentro. Hemos bajado al río y esta vez no ha sido como otras veces que nada más pasar el tercer kilómetro se acelera bastante, esta vez nos hemos controlado más.

De todos modos, tampoco han ido de paseo, que de los seis cuatro han apretado un poco. Yo me he quedado con una de las dos féminas del grupo que no iba nada cómoda con molestias en el pie derecho por las zapatillas y también iba molesta en los trapecios. Iba deseando pararse y no hacía más que animarme para que me fuese con los otros, quizás quería quedarse sola para ir a su ritmo.

Hemos ido al Parque Lineal y en el kilómetro 5,5 km nos hemos dado la vuelta para hacer después el circuito del cross para ir familiarizándonos. Entre unas cosas y otras habré hecho unos 15 km.

Otras Adidas boquete

He tenido tres Adidas Supernova Glide 7 y ahora calzo unas Glide 8. De esas tres del modelo 7 sólo la primera aguantó como una campeona, con las otras dos acabé con un bonito boquete, como ya conté en esta entrada.

Pues bien, las Glide 8 han salido peor todavía porque con 500 km ya tenían un bonito boquete justo en el mismo sitio que las anteriores. Ya me pareció cuando compré este modelo que parecía más flojo que el modelo anterior y efectivamente así ha sido.


Adidas Supernova Glide 8 con un bonito boquete

Pero bueno, con boquete o sin él, se puede correr bien y no noto ninguna cosa rara, por lo que seguiré así hasta al menos mil kilómetros… Si es que no se destruyen del todo.

Hoy hemos bajado Miguel, Joaquín, Emilio R. y yo. Hemos dado una primera vuelta tranquila, como mandan los cánones, y en la segunda seguíamos más o menos igual, pero luego hemos apretado llegando al kilómetro siete.

Yo había corrido el domingo y no tenía muchas intenciones de forzar, pero mis compañeros se han puesto «violentos» y he tratado de seguirlos, lo cual me ha sorprendido porque tenía buenas piernas cuando pensaba que me iba a costar más, pero iba ligero, ligero. Hemos hecho los últimos 2,8 km a ritmos de 4:38, 4:09 y 4:07. No ha estado mal, no.

En total han sido 9,8 km en un tiempo de 52:32 @ 5:22 min/km.

VI 10 km solidarios de Seseña

Nunca había participado en esta carrera y me ha gustado bastante. El único problema ha sido el aire, pero eso no es culpa de los organizadores, ya que el Club de Atletismo Seseña lo ha hecho bastante bien.

Nos acercamos tres pradolongueros hasta Seseña, localidad medio toledana, medio madrileña a 34 km de mi casa. Llegamos con casi una hora de antelación y pudimos aparcar sin ningún problema en el aparcamiento situado justo al lado del polideportivo El Quiñón donde estaba instalada la meta y muy cerca de la salida.

La recogida del dorsal fue inmediata. Luego buscamos un servicio y después el guardarropa que no encontramos por ningún sitio. Al final tuvimos que dejar la ropa en el coche. Bueno, esto es un punto negativo para los organizadores, deberían de pensar en ponerlo en años venideros.

Dejamos la ropa en el coche y nos pusimos a calentar esperando que llegaran las diez de la mañana cuando comenzaba la carrera. Nos dio tiempo a hacernos una bonita foto los tres pradolongueros.

Prestos y dispuestos a participar en la carrera de Seseña

Poco antes de la salida me encontré con Marina, atleta local que me confesó iba a tratar de ganar la carrera en categoría femenina y que iría a un ritmo entre 4:00 y 4:10, cosa que me pareció demasiado para mí. La comenté que mi objetivo era ir sobre 4:15. Y no lo decía gratuitamente, ya que de la carrera de la semana pasada había obtenido una predicción que me decía exactamente eso.

Predicción para 10 km utilizando VDOT

A las diez en punto dieron la salida y enseguida vi que Marina y sus acompañantes ponían un ritmo vivo, que me pareció excesivo para mí. Iba viendo que poco a poco se iban alejando. Yo miraba el reloj y veía en ese kilómetro unos ritmos de 4:06 que me parecían mucho. Antes del primer kilómetro me adelantó una chica que debía llamarse Sofía porque era el nombre que podía leerse en su camiseta. Traté de ponerme a su ritmo, pero vi que iba también muy rápido y pensé que a lo mejor acababa fastidiando la «fiesta» a las atletas locales.

La carrera consta de varias rectas para llegar al pueblo viejo de Seseña y las mismas rectas para volver. En el pueblo cambia un poco la decoración porque hay más curvas y alguna subida y bajada. Yendo para allá vi que el crono iba un poco por debajo de 4:15, que era el ritmo objetivo, pero iba pensando que esos segundillos que iba rebajando podrían venirme bien al final.

El kilómetro cinco está en el pueblo antiguo, en una subida no muy pendiente, pero subida al fin y al cabo. En esa subidita me adelantaron seis o siete corredores, fue el tramo donde más gente me adelantó. Está claro que debo entrenar más las subidas porque flojeo bastante cuando el terreno se empina aunque sea sólo un poco.

Llegado al punto donde se junta la ida con la vuelta, en esa larga recta por donde habíamos venido me di cuenta que faltaba lo peor, ya que teníamos por delante una recta de casi 3 km y el aire soplaba en contra con bastante violencia. Costaba trabajo avanzar con ese vendaval en contra.

Luchando contra el viento iban cayendo segundos por encima de 4:15 y me alegré al pensar en ese colchón que había conseguido en la primera parte. En ese tramo íbamos adelantándonos un tipo con traje de triatlón y yo. Trataba de ponerme a su chepa cuando me adelantaba, pero no sé si es que no le hacía mucha gracia ir cortándome el viento o es que el huracán le frenaba, el caso es que aflojaba el ritmo y tenía que volver a ponerme por delante.

Faltando kilómetro y medio se gira noventa grados a la izquierda y el aire sigue en contra, pero al poco hay edificios y se nota menos los soplidos de Eolo. Cuando llegué al penúltimo kilómetro miré el crono y vi que marcaba 38:30 por lo que pensé que bajar de 43 minutos era factible, sólo había que no desfallecer.

Tenía algo de fuerzas todavía y ese último kilómetro lo hice a buen ritmo, parando el crono en 42:25 que era justo lo que decía la predicción; sin embargo, el GPS no llegaba a los diez kilómetros por lo que sospecho la distancia de la prueba era algo menor de lo que debía.

Después de la carrera vi que había una pequeña carpa con dos camillas y un fisio. Había una persona tumbada en la camilla y dos esperando, así que me puse a la cola porque he estado estos últimos días con problemas en la corva y pensé que no me vendría mal que me viese un profesional de este negocio. Después de esperar un poco me estuvo explorando y dijo que podía ser una sobrecarga en el gemelo externo, que fuese a un fisio a que me tratase.

Después de la visita al fisio nos pasamos los tres pradolongueros por la pantalla donde los chicos de Evedeport ponen los tiempos. De los tres que vinimos, la chica se encontró con un segundo puesto y los chicos tuvimos que conformarnos con un cuarto. Curiosamente, en la recogida de premios, que fue tardísimo, a la compañera pradolonguera la dieron como primera en vez de segunda. No sé si debido a que la primera fuera local y pasara a esa clasificación o que hubiese algún error y lo hubiesen subsanado. Fuera lo que fuese, nuestra amiga acabó muy contenta.

XVIII Carrera cívico-militar contra la droga

Por tercera vez he participado en esta bonita carrera que se celebra en la Casa de Campo en la zona del lago. Y no he ido yo solo, no, sino que nos hemos juntado un montón de pradolongueros y «asociados», lo cual es una gran noticia, ya que no hay muchas carreras en las que nos juntemos tantos compañeros.

Como es una carrera de no mucho kilometraje, decidimos salir unos cuantos pradolongueros corriendo desde el punto de encuentro habitual en el parque Pradolongo. Como la carrera comenzaba a las diez de la mañana, habíamos quedado a las nueve y media en el Urogallo con el resto de compañeros y por ello habíamos calculado que saliendo a las 8:45 del punto de encuentro llegaríamos a las 9:30.

Salimos un par de minutos tarde y de camino recogimos a Joaquín, que ya estaba algo nervioso porque no llegábamos. De este modo llegamos cinco a Madrid Río y avanzamos a buen ritmo por la vera del Manzanares hacia la Casa de Campo. Cerca del Calderón apareció Mariano que había ido en coche y volvía para encontrarnos y calentar un poco.

Llegamos al Urogallo prácticamente a la hora convenida y estuvimos saludando al personal y esperando que llegara Pepe, que era la persona que se había encargado de realizar las inscripciones y traer los dorsales. No tardó en llegar y se puso a pasar lista de manera marcial, para no desentonar con la ocasión, para repartir los dorsales. Recogimos los dorsales, posamos para la foto e incluso nos dio tiempo a calentar un poco.


Un montón de pradolongueros antes del comienzo de la carrera

Estando por allí, después de la foto, apareció Fran, compañero maratidiano al que hacía tiempo que no veía. Me dio gran alegría verlo. Estuvimos charlando un rato de los viejos y nuevos tiempos. Un gran tipo Fran.

En la línea de salida me junté con Joaquín, pero no vimos al resto de contendientes pradolongueros con los que supuestamente íbamos a ir a un ritmo similar. Esperando justo debajo del arco de salida pusieron por megafonía Paranoid de Black Sabbath y eso me animó sobremanera.

Dieron la salida y salimos a toda pastilla. Enseguida nos pasó Jovita como un obús con su nueva equipación de la Unión Atlética Coslada y segundos después Miguel. Formamos un terceto que duró escasos segundos porque Joaquín empezó a marcharse en la cuesta abajo. Y el dueto tampoco es que durase mucho porque Miguel salió en su búsqueda. Yo me quedé rezagado sabiendo que mi estado de forma es peor y que si me esforzaba demasiado luego lo iba a pagar.

Pasé el primer kilómetro en 4:08 no muy distanciado de los otros dos. Iba viendo como Miguel iba tratando de alcanzar a Joaquín, que se había instalado en un grupo, mientras que yo iba solo porque no encontraba nadie que fuese a mi ritmo. El segundo kilómetro también lo hice en 4:08 lo cual me pareció bastante razonable ya que ese segundo kilómetro pica para arriba. Miguel ya había alcanzado a Joaquín y circulaban cómodamente en un grupeto.

Empecé a pensar que Mariano debería de alcanzarme en breve ya que suponía que había salido por detrás de nosotros, pero me extrañaba que no me hubiese adelantado ya. Al paso por el tercer kilómetro, que hice en 4:17, calculé que me sacaban unos veinte segundos y que lo iba a tener muy complicado para cogerlos porque poco después empieza el terreno más favorable y ahí me iba a resultar imposible alcanzarlos.

El cuarto kilómetro, ya favorable lo hice en 4:07, pero ya mis compañeros estaban más lejos, aunque no mucho. El quinto kilómetro fue también a un ritmo similar ya que marcó el crono 4:06, pero se habían alejado mucho más, aunque los tenía todavía a la vista. Ya sólo quedaba algo más de un kilómetro y apreté los dientes de lo lindo ya que había un tipo que me seguía los pasos y tenía intenciones de adelantarme.

Cual fue mi sorpresa cuando llegué al arco de meta, que era el mismo que el de salida, y al parar el crono vi que no había llegado al sexto kilómetro, lo cual me extrañó un poco, porque me sonaba que la carrera era de algo más de seis. Paré el crono cuando pasé por debajo del arco y vi que marcaba un tiempo de 23:24. El GPS decía que los kilómetros recorridos eran 5,68 km por lo que la distancia de la carrera era de poco más de cinco kilómetros y medio. Nada que ver con la de hace dos años que era de unos 6,2 km. Está claro que es una carrera de distancia variable.

Después de la carrera vimos a Mariano que no me había adelantado ¡¡¡porque había salido antes!!! Y no sólo me había ganado a mí, sino que había sido el primero de los chicos pradolongueros con un tiempo de 21:58 o algo similar. Luego nos contó que había salido demasiado deprisa. Tiene la excusa de que todavía es novel en estos temas y no sabe controlarse.

Después una cervecita y a casa, pero en vez de volver corriendo nos fuimos con Emilio que se ofreció amablemente a acercarnos al barrio. Y no sólo eso, sino que pagó también las cañas. Lo tomaremos como una invitación por su cumpleaños que ya está próximo.