Tirante a más no poder

Cuando acabé ayer los dos kilómetros con las minimalistas no me veía nada mal, pero según han ido pasando las horas he notado los dos gemelos cada vez más tirantes. Ha sido casi un alivio correr tan amortiguadas para acortar el gemelo y que no tirase tanto. A lo mejor no es mala idea ir alternando…

Durante el entrenamiento hemos ido de charla, trataba de convencer a Jesús de participar en una carrera que se celebra en su pueblo… y casi le he convencido. Si al final va, seremos tres pradolongueros en la línea de salida en la primera edición de esa carrera.

Nos hemos juntado un buen montón de gente, hacía tiempo que no íbamos tantos. Hemos llegado a formar un pelotón de siete pradolongueros. No está nada mal, de lo más abundante de este año. Ya es raro en el mes de julio encontrar tantos corredores porque cuando llega el verano la cosa se dispersa: unos se van de vacaciones, otros se van a pasar una temporada a otro sitio y otros se hacen remolones con el calor.

Contaba Joaquín que está cansado, que necesita parar una temporadita y yo creo que no es mala idea, estoy por apropiármela que todavía tengo algo de tiempo para descansar de cara al entrenamiento para NY.

Hemos hecho dos vueltas a Pradolongo, totalizando 9,5 km en 50:49 @ 5:19 min/km.

Cerrando la primera mitad del año

Hoy es el último día del mes de junio y, por lo tanto, de los primeros seis meses del año que salgo a correr. Ya sé que no es el 30, pero aunque quedan todavía dos días de este mes, no voy a poder salir. Tampoco significa nada, la verdad. Según Garmin Connect, que es donde registro los entrenamientos, he recorrido en estos seis meses una distancia de 1.047 km, más o menos lo habitual.

Me acabo de dar cuenta de que al igual que hace un par de años, llevo al menos una carrera oficial en cada mes del año. Además ya he echado el ojo a una carrera para el próximo mes, por lo que sólo me quedaría encontrar alguna en el mes de agosto, que es el más difícil, y así completar ese absurdo reto de al menos una carrera por mes.

De nuevo me he «lanzado» al parque botella en mano, ya que, obviamente, los grifos no están repuestos… ni lo van a estar me temo. Tarde como últimamente me pasa, he llegado cuando ya llevaban mis compañeros unos cuantos kilómetros recorridos. Mejor, eso que me salto. Así que he recorrido sólo 8,7 km en un tiempo de 46:15 @ 5:19 min/km.

Esto no tiene remedio

Hace un par de semanas, en concreto el 13 de junio, aparecía en el periódico ABC (al menos en la edición digital) una noticia sobre las fuentes de Pradolongo con una foto donde se muestra el estado de una de las fuentes, justo la que está al lado de un parque infantil.

Fuente en el parque de Pradolongo
Fuente en el parque de Pradolongo (foto cortesía de ABC)

Al día siguiente o a los dos días, pusieron unos cuantos grifos en unas cuantas fuentes. Duraron bien poco: un par de días como máximo. Con nocturnidad y alevosía robaron los grifos. No me cabe en la cabeza como puede haber gente tan desalmada que se dedique a robar grifos de una fuente pública, para obtener cuatros duros por ello y perjudicando a multitud de personas que juegan, pasean o corren por el parque. Esto no tiene remedio, grifo que ponen, grifo que roban. A lo mejor vamos a tener que rogar al ayuntamiento que no los pongan.

Pues eso, que sin grifos en el parque, no queda más remedio que ir con una botella en la mano o esconder el líquido elemento entre las plantas para poder echar un trago entre vuelta y vuelta. Lo malo es que a los veinte minutos el agua se ha convertido en sopa caliente, pero es mejor beber agua aunque sea caliente que no tener nada que echarse al coleto.

Hoy he llegado también bastante tarde por lo que he hecho menos kilómetros de lo habitual. No importa, mejor, mucho mejor. Tampoco tiene objeto hacer kilometradas en estas fechas. Sólo han sido 8 km en un tiempo de 44:16 @ 5:32 min/km.

Vuelta a la «normalidad»

Después de probar a correr descalzo, ya lo he descartado por el tema de la maratón de NY, que ya está casi a la vuelta de la esquina. Así que hoy he aparecido con mis zapatillas normales para correr junto a mis compañeros pradolongueros; sin embargo, he llegado algo tarde, por lo que cuando he alcanzado a mis compas ya llevaban buena parte de la primera vuelta recorrida.

Debemos estar en unos de los días más calurosos del año porque hacía un día terrible de calor. El grupo iba dividido, algunos más deprisa que otros. Yo he preferido quedarme con los que llevaban el ritmo más tranquilo porque con este calor, lo importante es que no te dé un pasmo.

En total han sido 9 km en un tiempo de 50:37 @ 5:37 min/km. Lo mejor es que las molestias que tenía no las he notado. Una vez más, Josefa ha hecho bien su trabajo.

Lo conseguí

Hoy por fin lo he conseguido: me he lesionado. El sábado por la tarde empecé a notar unas molestias en el gemelo derecho y empecé a aplicarme hielo. El martes no pude salir y lo preferí porque todavía notaba «algo», pero hoy cuando he salido estaba perfectamente de esa molestia; sin embargo, ha sido empezar a correr y cascarme. Menos mal que estaba cerca de casa, porque he tenido que ir cojeando.

El caso es que empezaba bien la cosa, porque estaba preparándome para comenzar cuando me he encontrado con Javier, bueno, él me encontró a mí y nos hemos saludado, que sólo nos conocíamos cibernéticamente. Después de charlar un poco, el siguió su camino hacia Parque Sur y yo comencé a andar. Iba perfectamente sintiendo los pinchazos de las piedras en mis plantas y ni por asomo pensaba lo que podía llegar a pasar.

Pasan dos kilómetros, llego al carril bici, pongo el metrónomo a 180 bpm, me pongo a correr y veinte metros después noto un desagradable dolor en el gemelo derecho, en la parte interior. Un dolor como nunca había notado, totalmente distinto a otras veces que me he cascado. Es muy posible que esos músculos que al correr de talón han trabajado poco o nada, ahora al cambiar la técnica de carrera se han encontrado totalmente fuera de tono y no les ha gustado nada ponerse a trabajar. Y ya se sabe, al forzarlos, se rompen.

Me temo que he sido demasiado rápido en la transición. Pensaba que los pies eran los que me iban a marcar el ritmo del cambio, pero han sido más débiles los músculos que las plantas de los pies. Ahora a recuperarme y a volver a intentarlo yendo todavía más poco a poco.

¡Josefa te necesito!

Los mejores ultrafondistas del mundo vencidos por el hambre

Aprovecho esta entrada para hacer eco de una triste noticia. Como dice el título, los mejores ultrafondistas del mundo, los indios tarahumaras, se mueren de hambre. En este artículo lo cuentan mucho mejor de lo que yo pudiera hacerlo. Cuando se lee que una persona se tira por un barranco porque no es capaz de alimentar a sus hijos, uno no puede evitar que se le salten las lágrimas.

Si los indios tarahumaras corren con simples sandalias, llamadas huaraches, yo trato de hacerlo a pie descalzo, como un burdo imitador que trata de conseguir una técnica que los tarahumaras o rarámuris realizan como si tal cosa. Esta semana he conseguido correr tres días descalzo, uno más que en las semanas anteriores. En un principio iba a correr sólo una milla, como el jueves, pero al final me he encontrado bien y he añadido 200 metros más a la distancia del día anterior, totalizando de esta forma 1800 metros descalzo. Parece que los pies se van acostumbrando, sufren menos durante la carrera y las molestias al día siguiente son menores. Parece que en los tres meses que me he dado de plazo la transición puede ser posible sin mayores traumas.

Y hablando de hambre, me parece que con lo que me sobra a mí se podían alimentar unos cuantos. Hoy marcaba la báscula 68 kg, más que la semana pasada. Me parece que el cocido del viernes todavía no lo había «eliminado».

¡Una milla!

Si fuese anglosajón, hoy sería un día clave, ya que he conseguido correr una milla… sin zapatillas. Pero como no lo soy, ya tuve la satisfacción hace unos días cuando hice el primer kilómetro.

Una milla supone poco más de dos vueltas al carril bici de Pradolongo, empiezo a tener complejo de ratón encerrado en una jaula, pero debo seguir utilizando el carril bici porque después corrí unos 200 metros sobre arena y se nota que es otra superficie y también se nota que tenía ya los pies un poco fastidiados. De hecho, creo que hoy ha sido el día que he acabado con las plantas más doloridas, con una pequeña ampolla debajo del dedo gordo del pie derecho y como una pequeña quemadura en la planta del mismo pie.

Imaginaba que la transición iba a ser difícil. Después de cuarenta y seis años con los pies embutidos dentro de unos zapatillas, liberar los pies de sus ataduras iba a costar, sobre todo por el roce con el suelo. Pero me empieza a entrar la duda de si voy a ser capaz de hacerlo. No sé cuantas sesiones voy a tener que «sufrir» para que los pies se habitúen a estos menesteres. Ya veremos sin el plazo de tres meses que me he dado consigo poder correr sin morir en el intento.

Como los gitanos

Hoy he tenido un entrenamiento muy entretenido, hablando con unos y con otros. Esto de ir descalzo causa expectación, que duda cabe. Unos me preguntaban por qué lo hacía, otro me decía que era una locura pasajera, pero que pronto volvería a las zapatillas, otros me decían que eso de ir descalzo es sólo para ir por la playa o por casa, que iba a coger algo en los pies y el remate es que uno me dijo ¡que iba como los gitanos!

Eso de los gitanos descalzos me parece que es un tópico más que otra cosa, por lo menos yo los que veo van bien calzados y cuando los veo por Islazul los domingos por la noche, ¡más elegantes imposible! Vamos, que más que un gitano lo que parezco es otra cosa que también empieza por la letra ge.

Nunca había pensado que fuera a ser tan duro esto de ir descalzo por la vida. Ya lo he comentado alguna vez, es como ir desnudo por el mundo, pero hay que olvidarse del pudor si se quiere avanzar en este mundillo.

Todavía sigo dando vueltas a la cabeza a la idea de comprar unas zapatillas minimalistas para hacer más kilómetros corriendo, que ya queda poco más de cinco meses para la maratón de NY y tampoco es tanto tiempo para completar una transición y hacer tiradas largas. Ya veremos, pero la ecuación se complica.

Hoy he hecho un entrenamiento similar a los de días anteriores. Salgo descalzo de casa andando, hago poco más de dos kilómetros andando y cuando llego al carril bici me pongo a correr a 180 bpm. Hoy he casi he completado dos vueltas la circuito, ya que he hecho 1400 metros (cada vuelta es de 750 m) y para terminar, un poco más andando. Hoy casi he totalizado seis kilómetros entre andar y correr. Bueno, correr, correr, tampoco es que haya sido, lo dejaremos en trotar.

Y para terminar, una foto de la media de Jadraque del domingo. Espero que sea la última donde me vea con unas zapatillas amortiguadas.

Callejeando por Jadraque
Callejeando por Jadraque, foto cortesía del forero Arganzboy de elatleta.com

Lo que hace una letra

Cuando me dio el punto de correr descalzo lo primero que hice fue buscar en internet información sobre el particular. Fui al gran hermano Google y escribí correr descalzo y salieron un millón de resultados. Como siempre se hace en estas búsquedas, se pincha sobre el primer enlace y acabé en la web de Correr descalzos la cual es una página guay, muy bien estructurada, con un foro, con una guía para correr descalzo, con un montón de artículos y publicidad ¿¿¿sobre zapatillas??? Resulta curioso que lo que más se ve en esa página son zapatillas, eso sí, zapatillas minimalistas… bueno, algunas de transición también que son de suela más «gorda».

Ayer recibí un correo de mi amigo Luis donde me hablaba de un conocido suyo que también corre descalzo y tiene una web que tiene un nombre muy similar: Correr descalzo. Tan similar que sólo cambia una letra, la letra ese del final. Esta web es bastante distinta a la otra: más caótica, más personal, menos profesionalizada y ¡¡¡no tiene publicidad de zapatillas!!! Ni minimalistas, ni de las otras.

Viendo el precio de las zapatillas llamadas minimalistas, se da cuenta uno de que es un negocio, un gran negocio. Estas zapatillas son igual o más caras que las zapatillas amortiguadas, aunque sólo por el ahorro de material deberían ser más baratas, además se supone que para fabricar este tipo de zapatillas no necesitan de centros de investigación y desarrollo para investigar nuevos materiales y estudiar la pisada.

No me gusta pensar mal y no suelo hacerlo, pero me da la sensación de que detrás de una de las páginas hay más interés comercial que otra cosa. No sé, quizás me equivoque. De todas formas, cada uno es libre de visitar las páginas que desee.

Por mi parte, sigo con mi lento avance hacia el descalcismo. Hoy me he atrevido a salir descalzo de casa. Creo que si hubiese salido en pelotas, no me hubiese dado tanta vergüenza. He llegado al parque, he hecho unos kilómetros andando y luego en el carril bici, doscientos metros más que el otro día, o sea, 1200 metros corriendo. Hoy he ido a 180 bpm, lo recomendado, y de nuevo el ritmo ha subido a 5:50 min/km aproximadamente y no se el porqué, pero hoy se me ha hecho largo el tramo corriendo. La verdad es que he salido muy tarde con muy pocas ganas, quizás eso influya también. Además el otro día me hice una pequeña herida en el dedo gordo del pie izquierdo y también iba un poco molesto por eso.

Al final, entre andar y correr, he totalizado 5,3 km en un tiempo de 56:44 y con ganas de llegar a casa desde que dejé de correr. Reconozco que hoy no he disfrutado del entrenamiento.

Mi primer kilómetro… descalzo

Seguimos con la transición entre correr con zapatillas y hacerlo descalzo. Hoy he hecho un kilómetro corriendo por el carril bici de Pradolongo. Estaba algo temeroso después de que el domingo acabara con algunas molestias en el soleo, pero ha sido comenzar a andar descalzo y olvidarme de ellas. Cuando he empezado a correr después de dos kilómetros andando, iba francamente bien, aunque siempre tengo la duda de si cuando corro, lo hago bien o piso demasiado de puntillas. Necesitaría la opinión de un experto para saberlo.

Hoy he probado a correr a una cadencia de 185 bpm, en vez de las 180 aconsejadas y se nota, obviamente, que se va más deprisa. Si a 180 iba a un ritmo aproximado de 5:50 min/km a esta cadencia he conseguido hacer el kilómetro a 5:39 min/km. Tampoco es que me preocupe ir más rápido o más lento sólo era por saber si las piernas serían capaz de aguantar esa cadencia.

Resulta curioso que hace justo un mes completé la maratón de Madrid con sus correspondientes 42 km y hoy estoy tan feliz ¡¡¡haciendo sólo uno!!! Está claro que ahora mis prioridades son otras y miro esto del correr con otros ojos.

Cuando empecé a andar descalzo, hace cuatro días, pisaba las piedrecillas como Chiquito de la Calzada y ahora voy -casi- como si tal cosa, parece que los pies se van acostumbrando. Es muy agradable sentir los diferentes tipos de terreno y las distintas temperaturas que tiene el suelo, cosas totalmente imperceptibles cuando se corre con zapatillas. Al terminar el entreno, estuve masajeando los dedos de los pies, rotándolos sobre su base ¡¡¡y descubrí que son articulados!!! Recuerdo haber hecho esto mismo antes de comenzar a andar descalzo y los dedos se movían sobre su base, pero como un todo, sin doblarse por las falanges.

Entre andar y correr totalicé 5 km en un tiempo total de 54:39 más feliz que una perdiz.