Hoy he llegado a casa tarde y con pocas ganas de nada. Lo dejaba muy clarito en Twitter…
Sin embargo, en un extraño arranque de cordura (o de locura, ¡quién sabe!) he decidido salir aunque era tarde y sabía que no encontraría a nadie de los compañeros habituales. Y no sólo eso, además me ha dado el punto y he decidido hacer unos miles, que hacía un montón de tiempo que no los hacía.
Podía haber mirado los ritmos que sugiere Jack Daniels, pero a ojímetro he pensado que 3:50 estaría bien. Salgo de casa, pongo el Garmin para que se sincronice con los satélites, llego al parque, sigo esperando a que sincronice, me aburro de esperar, comienzo a correr, sigo esperando a que sincronice y cuando llevo algo más de dos kilómetros de circuito por el parque se sincroniza. Ha tardado prácticamente un cuarto de hora en ponerse disponible. Tengo la sensación de que este chisme está alcanzando el final de su vida. Veremos lo que aguanta.
Continué sin poner en marcha el cronómetro hasta más o menos tres kilómetros, cuando me situé en la «línea de salida» para hacer los miles. El primero bien, salí bastante rápido y tuve que aflojar un poco el ritmo porque veía que iba a cumplir el objetivo con creces. Salió a 3:49. La cosa parecía factible.
El segundo mil también estuvo dentro de lo previsto, salió incluso un segundo más rápido, pero ahí me di cuenta de que la cosa no iba a ser fácil. Pero es que este tipo de entrenamiento nunca es fácil.
En el tercer mil me ocurrió una cosa rara. Iba corriendo y cuando llevaba más o menos la mitad, me desconcerté un tanto y no tenía muy claro por donde tenía que ir, así que acorté un tramo por el seto que separa el camino de ida del de vuelta. Ese recorte me hizo perder preciosos segundos y el mil se me fue a 3:54 y al terminar me di cuenta de lo duro que es esto. Ya no estoy acostumbrado (si es que alguno vez lo he estado) a hacer estas repeticiones.
El cuarto mil se me hizo duro, pero duro de verdad, tanto que sólo fui capaz de bajar un segundillo del anterior en el que se me había ido la pelota.
Ya sólo quedaba el último. Ese en el que hay que echar toda la carne en el asador; sin embargo, ya había poca carne que echar. Por más que lo intenté, no iba y no iba. Repetí los 3:53 del mil anterior.
Resumiendo la chapa. Que se me hizo muy duro y que lo hice justo al revés de cómo recomiendan. Si lo aconsejable es hacer el primer mil más lento y luego ir mejorando, yo lo hice al revés. Tendré que hacer alguna serie más de esta distancia a ver si voy mejorando el asunto.