Una minutada

Aunque aún queda tiempo, estamos expectantes del duelo que se vivirá el 8 de diciembre en la media maratón de Villaverde. Allí podremos presenciar un duelo, que promete ser épico, entre dos pradolongueros.

Uno de los contendientes, el más joven, afirmó al otro que en esa carrera le metería «una minutada». Y aquí viene la interpretación de cada cual. Uno entiende que «una minutada» son cinco minutos o así. El otro entiende que una minutada son veinte minutos por lo menos.

¿Pero qué significa realmente «una minutada»?

Para ello echemos mano de una herramienta, en forma de hoja de cálculo, desarrollada por Herman Nieuwendaal y aunque hace foco principalmente en las tablas de Daniels, permite calcular muchas otras cosas. Entre ellas, una comparativa de tiempos equivalentes entre dos personas de distintas edades y distinto género.

Supongamos el caso hipotético de que el contendiente joven tuviese 41 años y el otro, menos joven, tuviese 56 años. Si ese joven corredor hiciese una marca en media maratón de 1h24 sería equivalente a una marca de 1h35 del menos joven. Es decir, una diferencia de once minutos entre el joven y el menos joven no serían una minutada, sería un empate técnico. Es decir, que la expresión «una minutada» en este contexto, teniendo en cuenta la edad, está más cerca de los veinte minutos que de los cinco.

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Comparativa por edad y género de una determinada marca

Todo esto viene porque según íbamos corriendo íbamos hablando de este peculiar reto y surgió el tema de la edad. Entonces recordé que en esta hoja de cálculo, que suelo utilizar a menudo, venía esa comparativa.

Con respecto al entrenamiento de hoy, no hay mucho que contar. Después de haber corrido el domingo tenía las piernas algo cargadas por lo que salí con la intención de rodar unos kilómetros. Llegué tarde a casa, por lo que salí tarde al parque, cuando ya habían empezado mis compañeros. Así que los alcancé cuando llevaban un buen tramo.

Como olvidé el reloj, no tengo ni idea de lo que hice ni del tiempo que tardé. Calculo que haría unos ocho kilómetros, pero no lo sé con certeza. Y el ritmo, pues tampoco lo sé, sobre 5:30 más o menos.

Y para terminar, decir que el sábado -día de pesada- me subí a la báscula y marcaba 69,2 kg, por lo que ya he perdido casi el kilo que tocaba este mes.

Ya está en las últimas

El Forerunner 405 ha sufrido algún que otro problema en estos cinco años y medio que llevo con el chisme. Sobre todo la correa, que parece ser el elemento más débil. En diciembre de 2011, cuando tenía un año y nueve meses de vida se rompió la correa por primera vez. Meses más tarde volvió a romperse el otro trozo de la correa.

Y ahora, se ha vuelto a romper la correa y después de comprar un recambio (20 euracos), al proceder a quitar la vieja, se han roto los enganches del pasador, como se puede ver (si se tiene buena vista) en la foto:

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Así que después de este grave problema, la única solución consiste en pegar la nueva correa con Loctite y ver si aguanta. De momento la unión parece fuerte. Ya veremos cuando sea utilizado asiduamente.


Hoy no tuvo éxito la convocatoria, así que me tocó correr solo. Los sábados me gusta ir al Parque Lineal para variar un poco y eso fue lo que hice. La idea era hacer tres kilómetros de calentamiento, diez kilómetros a ritmo de maratón y otros tres kilómetros de enfriamiento. Dicho y hecho. Salí de casa rumbo al Parque Lineal y al poco de entrar, se cumplió ese tercer kilómetro. Traté de ponerme sobre 4:35, que era el objetivo, y tratar de mantener ese ritmo durante una decena de kilómetros. Y me costó, ¡vaya si me costó! Notaba las piernas pesadas, quizás del entreno del jueves, pero unos segundos arriba, unos segundos abajo (más bien arriba) fui cumpliendo el objetivo fijado.

Para hacer los 16 km previstos, llegué hasta el punto donde antes acababa el circuito del Parque Lineal y pude comprobar que han continuado el camino un poco más allá, hasta un puente que permite cruzar al otro lado del río. No llegué a cruzar el puente, pero sale justo detrás de una gasolinera situada en la M-301 y ahí se puede empalmar (creo) con el carril bici que va a San Martín de la Vega. El próximo día que vaya a hacer tirada larga, cruzaré el puente y veré a donde llega exactamente.

Entre unas cosas y otras completé 16 km en un 1:17:59 @ 4:52 min/km. Bastante contento con haber podido aguantar con más o menos entereza los diez kilómetros a buen ritmo, aunque el último me costara lo suyo. Hice 4:38 min/km de media frente a los 4:35 que pretendía.

Hoy la báscula marcaba 69,5 kg, lo que indica que he perdido 600 gramos en una semana. Me parece demasiado, la verdad. ¿O será que el reto funciona?

XXVII Carrera popular ciudad de Getafe

Hoy he participado por primera vez en esta carrera que se celebra no muy lejos de casa, ya que viviendo en el sur de Madrid las carreras de Getafe pillan más cerca que muchas de las que se celebran en la capital.

La carrera comenzaba a las 9:30 y habíamos quedado a las 8:00 en el punto de encuentro habitual pradolonguero para acercarnos hasta allí en el coche de Emilio que se había prestado solícito a llevarnos. Al estar tan cerca, enseguida estábamos cerca de la zona de salida/meta y encontramos sitio para aparcar con facilidad. Total que cuando entramos en el polideportivo, estaban todavía casi empezando a organizar los diversos apartados de la carrera.

Retiramos dorsal, nos hicimos una bonita foto, dejamos la bolsa en el ropero e hicimos algo de calentamiento antes de salir a la avenida don Juan de Borbón donde se daba la salida.

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Cuatro pradolongueros antes del comienzo de la carrera

Para quien haya corrido la versión tradicional de la media de Getefe, donde se daban dos vueltas, esta carrera es prácticamente idéntica a una de las vueltas de esa media, ya que empieza en el mismo sitio, acaba en la misma pista de atletismo y pasa por las mismas calles, con alguna mínima diferencia.

Salí con Joaquín con la idea de acercarme a 41:20, que supone un ritmo de 4:10 min/km, pero ya incluso antes de empezar me parecía algo ambicioso. Dieron la salida y Joaquín salió como un poseso, yo iba instalado a un par de metros más atrás. Pasamos el primero kilómetro y el crono marcó 4:00, muy rápido pensé, a ver si baja un poco el ritmo, pero Joaquín seguía erre que erre y aunque el segundo kilómetro es un poco para arriba, el crono marcó 4:05. Me seguía pareciendo muy rápido, pero mi compañero es así: salir a tope hasta reventar.

Aguanté como pude esos dos metros por detrás de él hasta el kilómetro cinco donde estaba situado el avituallamiento. El cronómetro marcaba 20:52, un tiempo peor que un par de semanas antes en Torrijos, pero ya notaba que las piernas no eran las de aquel día y que el plan B de tratar de mejorar la marca en esa carrera iba a ser también complicado.

A partir del meridiano de la carrera, Joaquín empezó a irse metro a metro. El seguía a buen ritmo y yo cada vez peor, tratando de no perderle de vista… pero se alejaba sin remedio. Yo no iba nada fino, así que ya empecé a pensar en un plan C donde el objetivo era hacer sobre 42:30 a un ritmo de 4:15.

Según transcurrían los kilómetros más lejos le veía y así, con esa tónica, nos fuimos acercando a la meta. Volví a ver al pradolonguero volador mientras yo bajaba por la avenida don Juan de Borbón y él subía ya dentro del recinto del polideportivo buscando la pista del cien.

Aceleré lo que pude en ese último kilómetro y algo de fuerza me quedaba porque fue el tercer mejor tiempo de los diez kilómetros. Llegué a meta con un tiempo oficial de 42:38 un poquito más de lo esperado en el plan C.

Joaquín hizo un carrerón y acabó con una marca de 41:44, por lo que me metió casi un minuto en cinco kilómetros. De todas formas, no estaba contento del todo. La otra pareja pradolonguera acabó con 48:14.

Después del paso por la línea de meta fuimos obsequiados con una camiseta técnica, muy bonita, por cierto, un plátano, una botella de agua y un bote de Aquarius. El precio de inscripción es de 10 € en un primer plazo y 12 € en un segundo. Desde mi punto de vista, un poco caro, pero la organización estuvo muy bien, la camiseta es de muy buena calidad y se trata de una carrera homologada, que ahí también la Federación se lleva tajada.

Al igual que Joaquín, tampoco acabé muy contento con la carrera, ya que hice más tiempo que en Torrijos dos semanas antes… aunque empiezo a pensar que a la carrera toledana le faltaba algún metro para llegar al diez mil. De todos modos, aunque en carrera no me molestó en absoluto la lumbalgia, no he entrenado bien por su culpa y además estoy pasado de peso. Ayer marcaba la báscula 70,1 kg que es menos que la pesada anterior, pero todavía lejos de lo que debería.

Según el GPS: 10,09 km en 42:41 @ 4:14 min/km # VDOT = 48,7 # T = 4:21 # M = 4:37

Con dos monstruos muy en forma

Hoy hemos quedado pronto para salir a entrenar. Nos hemos dado cita en el punto de encuentra tres pradolongueros: Quique, mi tocayo y un servidor. Y durante el entreno he podido comprobar que son unos monstruos del correr. Se notan sus entrenamientos «secretos».

Quique nos contaba que lleva todo el verano en Parque Sur entrenando con otros corredores, entre los que se encuentra Antonio, ese magnífico speaker de la Carrera del Zofío. Están haciendo entrenamientos de fuerza y dice que se notan esos entrenamientos, que están más rápidos. Desde luego hoy iba como un tiro.

Y no sólo Quique. Miguel, que entrena cuando puede y por su cuenta y riesgo, también está como un tiro. Hemos empezado a ritmo tranquilo hasta que hemos llegado al Parque Lineal y allí ya hemos aumentado un poco el ritmo. Los he aguantado unos pocos kilómetros porque luego han empezado a correr de verdad y se han ido yendo poco a poco. A mitad de recorrido, al dar la vuelta al final del parque todavía no andaban muy lejos, pero iban muy rápido y he acabado perdiéndolos de vista. Luego me contaron que estuvieron unos cuantos kilómetros unos pocos segundos por encima de cuatro y algunos por debajo.

Eso sí, tuvieron el detalle de esperarme antes de salir del Parque Lineal, así que fui acompañado hasta el punto de encuentro habitual. De esta forma, he recorrido un total de 15,5 km en un tiempo de 1:14:37 @ 4:49 min/km. Y los nueve kilómetros que he tratado de hacer a ritmo de maratón los he hecho en 40:33 a una media de 4:30 min/km que era más o menos lo deseado.

Como suelo hacer todos los sábados antes de salir a correr, he subido a la báscula. Marcaba 70,2 kg más peso que la semana pasada y la verdad es que no lo entiendo porque he tratado de controlar bien la comida. Pero no hay que desesperar, hay que seguir insistiendo.

Con prisas

A las ocho en punto hemos quedado en el punto de encuentro. Tenía bastante prisa y no tenía otra opción que quedar pronto. Mi tocayo también tenía cosas que hacer este sábado por la mañana, así que sólo nos encontramos los dos en el punto de encuentro habitual.

Está el jodío fino, fino. Entre que anda mucho y fácil y que yo notaba las piernas cargadas de las cuestas del jueves, me costó ir a su ritmo. En estos casos siempre se nota quien va mejor porque al hablar en ningún momento le falta el resuello, mientras que al otro bastante tiene con no perder el paso.

Por aquello de las prisas sólo teníamos previsto hacer una hora, lo que suponía más o menos hacer doce kilómetros. Al final hicimos muy poco más, 12,2 km, en un tiempo de 59:43 @ 4:53 min/km. Un buen ritmo para mis cansadas piernas.

Antes de salir a correr tocaba subirse a la báscula y estaba algo temeroso después de la visita a Bélgica. Marcaba 70,5 kg que es un poco menos que la anterior pesada. No consigo bajar de setenta, pero al menos no he aumentado.

¡Qué desastre chico!

Se me ha ocurrido salir a correr después de haber estado ayer con la bici. Tenía que aprovechar mi último día de vacaciones para salir por la mañana, pero no ha sido una buena idea. Llevo unos días con molestias en los riñones y ayer me hice daño en la rodilla, así que iba fatal, fatal. Casi no podía ir derecho por las molestias en los riñones y me molestaba tanto la rodilla que iba casi renqueante. Y no sé si era por una cosa o por otra o por las dos, el caso es que iba corriendo fatal e incluso me daba con las zapatillas en los gemelos, como si no supiera correr.

Salí por Parque Sur con la idea de hacer tres vueltas, es decir, nueve kilómetros; sin embargo, iba tan mal que sobre la marcha estaba decidido a hacer sólo dos vueltas. Afortunadamente, empecé a ir un poco mejor y completé las tres vueltas inicialmente previstas. La temperatura era muy buena, sobre los veinte grados, por lo que obviando los problemas físicos, resultaba agradable correr.

Espero que las molestias en la rodilla vayan remitiendo poco a poco, ya veremos en el próximo entrenamiento. Hice 9 km en un tiempo de 47:45 a un ritmo de 5:18 min/km, haciendo el último kilómetro, en terreno favorable, a un ritmo de 4:39, lo que indica que al final había mejorado un poco mi manera de correr.

Antes de salir a correr me subí a la báscula, que llevaba mucho tiempo sin pesarme, y no estuvo mal lo que vi. Marcaba 71 kg que después de haber estado parado dos semanas y otras dos de vacaciones se puede dar por bueno. De todas formas, es urgente bajar de 70 kg, que es un peso que no debería sobrepasar de ninguna manera.

Últimos entrenamientos de julio

La verdad es que el mes de julio ha sido un buen mes respecto al número de entrenamientos. La calidad de ellos, ya dudo un poco, porque con tanto calor no hacía otra cosa más allá de trotar; sin embargo, en la última semana he tenido un problemilla que ya relataré en la próxima entrada y que me ha impedido completar el mes como hubiese deseado.

Voy a resumir en esta entrada los entrenos de la segunda quincena del mes de julio, ya que no hay mucho que destacar como para hacer una entrada por día.

Después del día récord de calor, el jueves 16, vino un día bastante caluroso también, pero se notaba que había bajado algo, aunque fuese sólo un par de grados. El entrenamiento no fue tan asfixiante, pero aún así fuimos muy tranquilos. Hice 9,4 km en un tiempo de 52:45 a un ritmo más que tranquilo: 5:36 min/km.

El sábado 18 de julio quedamos a las 8:15 de la mañana para salir con la fresca. En un principio íbamos a salir cuatro, pero uno de ellos se nos durmió, así que sólo fuimos tres. Y aunque la temperatura era muy placentera, sobre todo en la ida que era más pronto y había bastante sombra, también fuimos muy tranquilos. Decidimos ir por el Parque Lineal que es un paseo muy agradable aunque luego los últimos kilómetros toque subir. Como anécdota, ya terminando, subiendo cerca del 12 de octubre se tiró un perro a por mí, que me dio un susto bárbaro, pero según su dueña era porque se sintió acosado. Un poco después pasaron mis dos compañeros y también se tiró a por ellos, imagino que también sintiéndose acosado. El pan nuestro de cada día en la eterna pelea corredores y perros. Hicimos 12 km en 1:03:20 @ 5:16 min/km en una jornada de lo más agradable, hay que tener en cuenta que pasamos de estar rondando los cuarenta grados los días entre semana y a los pocos más de viente hoy.

El domingo 19 tocó bicicleta. Lo primero fue subirme a la báscula, que marcaba 70,3 kg un poco más que la semana pasada. No está mal del todo, me mantengo. Tocaba estirar un poco más la tirada y decidimos ir a Villaconejos, haciendo el mismo recorrido que en tiempos pretéritos gustaba mucho hacer a los componentes del Club Ciclista Cortés. La idea era salir lo más pronto posible, pero al final se nos fue la hora hasta las 8:45, que no está mal del todo, pero que prometía calor a la vuelta. Llegamos a Villaconejos bastante bien, aunque desde Titualcia hasta el pueblo de los melones es casi todo para a arriba. Paramos en un bar a recuperar fuerzas y vuelta otra vez por donde vinimos. Hasta Titulcia bastante bien porque es muy favorable. Luego tampoco fuimos mal por Ciempozuelos y San Martín; sin embargo, nos costó un poco la subida a La Marañosa ya que hacía bastante calor y llevábamos muchos kilómetros (para nuestro nivel) en el cuerpo. Además, al ser más tarde había menos ciclistas circulando y no conseguimos enganchar ningún grupo que nos hiciera más cómodo el rodaje. En total hicimos 93,5 km en un tiempo de 3h56, consiguiendo mi compañera de rodaje su récord de kilometraje en una jornada.

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Un alto en Villaconejos, el pueblo de los melones

El martes 21 de julio parecía casi invierno 😉 La temperatura andaba un poco por encima de los treinta y seis grados y resulta curioso como se notaba esos tres grados de diferencia. Se corría medio bien. De hecho, después de una primera vuelta muy tranquila, fuimos luego jugando a tratar de llevar un ritmo y la verdad es que no nos salió muy bien. El primero era ir a 5:00 y Joaquín marcó 4:45. El segundo me puse yo a marcarlo y salió a 4:55, algo más razonable. El tercero también lo marqué yo y lo clavé, se trataba de ir a 4:50 y no me fui ni un segundo arriba ni un segundo abajo. El cuarto y último de esta segunda vuelta era para tratar de ir a 4:45 y lo marcaba Joaquín, pero aquí lo dio todo y lo hicimos en 4:30. Un poco desastre, pero lo pasas entretenido jugando un poco. Totalicé 9,4 km en 49:24 @ 5:13 min/km. De nuevo, como en estos otros días anteriores, nos acompañó una amiga habitual del Pradolongo con la bicicleta y con el bidón bien cargado de agua, que nos hizo más llevadera la jornada.

El jueves 23 de julio se animó mi tocayo a venir con nosotros. Sus obligaciones de padre no le permiten casi nunca bajar a esta hora, sale más tarde, pero este día fue una excepción. Y en que momento… El tío está fuerte como el vinagre y después de haber estado tirándonos el moco de que entrenábamos como jabatos, vino a demostrar que el que entrena de verdad es él y nosotros hacemos poco más que arrastrarnos. Después de un par de kilómetros más o menos tranquilos, empezó a apretar el acelerador y tratamos de que no se fuera. Yo había comido muy tarde y notaba todavía la comida en la boca, por lo que esta aceleración no fue muy de muy agrado, pero el tío siguió a un ritmo más o menos constante hasta acabar la primera vuelta y luego a aceleró más. Sobre el kilómetro 5,5 decidí que ya estaba bien de hacer el canelo porque las molestias en la tripa eran horrorosas y sentía como si en la próxima zancada se me fuese a salir la comida por la boca, así que bajé el ritmo y al tran, tran cumplimenté 9,3 km en un tiempo de 47:26 @ 5:07 min/km.

El sábado 25 de julio quedamos a las 8:15 en el punto de encuentro. Nos juntamos tres: mi tocayo que me había reventado el jueves, una chica que estaba preparando una maratón para el mes de agosto y que ya andaba con el tapering y un servidor que iba casi de convidado de piedra. Decía la chica que el rodaje de hoy era de 1h50 a un ritmo cómodo. Ese ritmo cómodo era para ella cercano a 4:30. Así que se me pusieron los pelos como escarpias cuando oí eso. Dijo que bueno, como era un circuito de ida y vuelta, trataría de ir a ese ritmo cómodo a la vuelta. Hicimos un par de kilómetros tranquilos, pero pronto empezamos a ir a un ritmo cercano a cinco, siempre por debajo. Llegamos hasta el final del Parque Lineal y a la vuelta, como siempre, aire en contra y buscando el ritmo cómodo poco a poco. De 4:50 pasamos a 4:35, 4:38, 4:29, 4:34 y ahí ya se me fueron y ya aproveché para aflojar el ritmo, que me llevaban con la soga al cuello. Ese ritmo tan cómodo era mucho para mí. Pararon en la fuente y me esperaron. Desde allí hasta el parque de Pradolongo ya fuimos más tranquilos y fue en ese tramo donde el GPS se quedó sin batería, por lo que sólo me marcó 12,7 km de los 15 km que hicimos. Esos 12,7 km registrados por el GPS los hicimos en 1:02:09 @ 4:57 min/km. No estuvo mal el entreno, no. La báscula marcó 70,2 kg, bajando lo que subí la semana anterior.

El domingo 26 de julio fue día de bicicleta. Y esta vez me tocaba pedalear en solitario, ya que mi acompañante habitual estaba fuera de Madrid. Como suele ocurrir, salí a las 8:45, más tarde de lo que hubiese deseado, por lo que me iba a tocar pasar calor. El recorrido era de Madrid hasta un pequeño pueblo de Toledo llamado Gerindote. Y la jugada era hacer una parada más o menos a medio recorrido para desayunar algo y recuperar fuerzas. Salí por el recorrido habitual hasta San Martín, Ciempozuelos y desde allí tirar hacia Aranjuez para desviarme a Seseña, Esquivias, Borox, Añover de Tajo y Villaseca de la Sagra donde tenía previsto parar; sin embargo, no conseguí encontrar el desvío a Seseña, ya que no estaba indicado, así que me fui por un camino mal asfaltado paralelo a la A4 que ya conocía de otras veces. Ese camino mal asfaltado se convierte en tierra poco antes de pasar por debajo de la A4 y sigue siendo de tierra bastantes metros más. Cerca ya del peaje de la R4 es de nuevo asfalto y ya se coge la carretera que tenía previsto en el plan inicial. Me ahorré unos cuantos kilómetros por no haber encontrado el desvía a Seseña.

Poco antes de Añover apareció delante de mí, saliendo de un camino como por ensalmo, un buen grupo de ciclistas de MTB de Pinto y me acoplé un rato a rueda para descansar un poco. Iba a buen ritmo y bien protegido. Por desgracia, enseguida se bifurcaron nuestros caminos. Poco después adelanté a un ciclista en MTB que iba en solitario, yo seguí a mi bola y pasados los kilómetros, cuando me acercaba a la central térmica de Villaseca vi que me seguía de cerca y luego me adelantó, así que cogí su rueda y fui unos kilómetros aprovechando su rebufo. El tío iba deprisa, pero tampoco me importaba gastar algo de fuerzas, ya que en Villaseca tenía pensado desayunar. Curiosamente, en este pueblo paramos los dos. Yo a desayunar e imagino que él habría llegado a su destino. Estuve dando una vuelta por el pueblo y no fui capaz de encontrar un bar con terraza donde parar, así que seguí hasta Mocejón, el siguiente pueblo. Allí sí encontré una bonita terraza en la plaza del ayuntamiento. Me tomé un café con leche y tostada con aceite y tomate y monté de nuevo en la flaca. En ese momento llevaba 73,5 km en un tiempo de 2h35. Había hecho más kilómetros de los que pensaba antes de parar.

No es buena idea para en Mocejón, porque el siguiente pueblo que es Olías del Rey está en un alto y la carretera es todo el rato picando para arriba. Eso, después de llenarse bien el estómago es un mal asunto, pero aflojando un poco el ritmo se lleva sin demasiados agobios. Desde Olías a Bargas, pasando por encima de la A42 y desde Bargas al río Guadarrama por una carretera llena de subidas y bajadas que fui sorteando con bastante frescura. Al llegar al río, lo lógico es que hubiese seguido hacia Rielves por lo que era la antigua carretera de Toledo a Ávila, pero se me ocurrió la genial idea de hacer un pequeño rodeo, tirando hacia Villamiel de Toledo. Craso error, desde el río hasta Huecas, que está más allá de Villamiel es todo para arriba, no es un puerto, se trata de un falso llano que pica y pica hacia arriba, sin apenas descanso. Un horror. ¿Y todo por qué? Porque en mi época de juvenil había corrido una carrera ciclista que partiendo de Torrijos salía hacia Huecas, Villamiel, Rielves y vuelta al origen. Y hoy, aunque lo hiciese al revés, me gustaba recordar esas carreteras y esos tiempos. Al llegar a Huecas se termina la subida y al tirar hacia Torrijos se va por una carretera bastante poco transitada donde hay algún repecho, pero es más bien favorable. Ya quedaba poco para llegar a mi destino, lo cual hice tras recorrer 42,2 km (una maratón) en un tiempo de 1h38. Totalizando de esta manera 116,8 km en un tiempo de 4h16 a una velocidad de 27,3 km/h.

116km
Una buena kilometrada en solitario

Cuando llegué al destino, lo único que iba pensando era en ir a la piscina y darme un buen baño para quitarme el sudor y de paso, recuperar algo de sales con una buena cerveza. Y me sentaron de vicio ambas… sobre todo la cerveza.

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Primero un remojón por fuera

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Y luego por dentro

Y con este viaje en bicicleta se acabaron los entrenamientos de julio una semana antes de que acabara el mes por un motivo inesperado.

A veces no importa madrugar

No cabe la menor duda que para correr con este calor lo mejor es evitarlo y para ello, es imprescindible levantarse temprano. Hoy es sábado y fastidia un poco tener que madrugar cuando se hace durante toda la semana laboral, pero luego se agradece cuando en pleno entreno notas algo de fresco.

Quedamos a las 8:15 en el punto de encuentro habitual y nos presentamos tres: Miguel, una amiga y un servidor. Estuvimos un rato estirando y esperando por si venía alguno más y como diez minutos más tarde nos pusimos en marcha. Diez o doce grados menos de lo habitual se nota y mucho. Además por el Parque Lineal a esas horas hay bastante sombra y da gusto correr.

La ida fue hasta el último puente. Lo cruzamos y en vez de terminar el circuito, volvimos por el otro lado del río. Al llegar de nuevo al punto de encuentro, llevábamos trece kilómetros y pico, por lo que hicimos un rodeo para completar los catorce y, ya de paso, acabar en la fuente para refrescarnos.

En el puente, junto al punto de encuentro, estaban los pradolongueros jubilados que habían terminado también el entrenamiento, así que estuvimos departiendo un rato mientras estirábamos los dos grupos juntos.

Lo dicho, fueron 14 km en un tiempo de 1:14:20 @ 5:18 min/km. Un buen entrenamiento y magníficamente bien acompañado.

Hoy la báscula marcaba 70,2 kg. He bajado una miaja, pero aunque sea poco, siempre es mejor que subir.

Otra vez a Titulcia

Salí el domingo pasado y hoy he vuelto a repetir recorrido, aunque esta vez, bien acompañado. Me gusta la ruta a Titulcia porque la carretera desde Ciempozuelos hasta Titulcia es muy agradable, con buena sombra y bonitos paisajes. La pena es que es algo estrecha, pero bueno, de uno en uno y bien pegado al borde no se va mal. Bien es cierto que hoy, al ser sábado, se notaba más tráfico de lo habitual por esas carreteras.

Esta vez decidimos parar a desayunar en esta localidad y la verdad es que es un sitio más tranquilo y ¡las barritas de aceite y tomate estaban de muerte! Después de desayunar y repostar agua, vuelta a Madrid por el mismo sitio, pero con la ventaja de que el desayuno está algo más digerido cuando llegamos a la Marañosa que es el único sitio donde hay que apretar un poco los dientes.

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Un selfie antes de comenzar el camino de vuelta

A la vuelta, en la Marañosa nos juntamos con un grupo de ciclistas que iban a un ritmo similar al nuestro, así que nos pusimos a rueda y estuvimos bastantes kilómetros bien resguardados, hasta que mi compañera se quedó en un repecho y de nuevo nos quedamos los dos solos, pero ya estaba la cosa casi hecha.

El caso es que estuvo fenomenal, hicimos 75 km en un tiempo de tres horas, a una velocidad de 25 km/h. No estuvo nada mal.

Antes de salir de casa me subí a la báscula y marcaba 70,3 kg. Pensaba que había empezado a disminuir el peso, pero no bajo de setenta ni en broma.

Más chulo que un ocho

Llevaba ya casi dos semanas sin correr ni un metro entre unas cosas y otras y hoy me levanté con ganas de recuperar el tiempo perdido. Quizás sorprendido porque la báscula marcara algo menos de setenta (69,6 kg) o quizás animado por el calor (esto lo digo en broma, claro) decidí hacer doce kilómetros, así como quien no quiere la cosa, como si estar dos semanas parado no fuese una rémora. Pero con un poco de chulería pensé, ¿para qué ir despacio pudiendo ir deprisa?

Así que empecé ya a buen ritmo y veía que podía ir un poco por debajo de cinco con cierta facilidad. Bueno, facilidad al principio porque la cosa se iba poniendo más difícil según iban pasando los kilómetros. Cuando pasado el kilómetro seis, giré para volver a casa, el viento daba frontal y mantener el ritmo que me había propuesto me costaba lo suyo.

Los veinticinco grados, la falta de entrenamiento y la inconsciencia hicieron que cada kilómetro me costara aún más que el anterior. Me costaba de lo lindo mantener el ritmo que había llevado en la primera mitad. No hacía más que mirar el reloj para ver cuando llegaba el siguiente kilómetro y si el ritmo se mantenía. Sí, ya sé que resulta absurdo mirar el reloj cuando sabes perfectamente el recorrido que te queda para terminar, pero eso hacía cada dos por tres.

Casi a la salida del parque hay un grifo. Ahí paré para beber y para descansar un poco. Además a partir de ese punto es casi todo para arriba, así que ya tenía la excusa para bajar el ritmo. Y eso fue lo que hice, después de ir por debajo de cinco, los tres últimos a 5:27, 5:15 y 5:27. Perfecto para no morir en el intento.

De esta forma, completé 12 km en un tiempo de 1:00:21 a un ritmo de 5:01 min/km. Un entrenamiento muy exigente después de haber estado parado tantos días. Hay que tomárselo con más calma cuando se vuelve de un periodo de inactividad.