Últimos entrenamientos de julio

La verdad es que el mes de julio ha sido un buen mes respecto al número de entrenamientos. La calidad de ellos, ya dudo un poco, porque con tanto calor no hacía otra cosa más allá de trotar; sin embargo, en la última semana he tenido un problemilla que ya relataré en la próxima entrada y que me ha impedido completar el mes como hubiese deseado.

Voy a resumir en esta entrada los entrenos de la segunda quincena del mes de julio, ya que no hay mucho que destacar como para hacer una entrada por día.

Después del día récord de calor, el jueves 16, vino un día bastante caluroso también, pero se notaba que había bajado algo, aunque fuese sólo un par de grados. El entrenamiento no fue tan asfixiante, pero aún así fuimos muy tranquilos. Hice 9,4 km en un tiempo de 52:45 a un ritmo más que tranquilo: 5:36 min/km.

El sábado 18 de julio quedamos a las 8:15 de la mañana para salir con la fresca. En un principio íbamos a salir cuatro, pero uno de ellos se nos durmió, así que sólo fuimos tres. Y aunque la temperatura era muy placentera, sobre todo en la ida que era más pronto y había bastante sombra, también fuimos muy tranquilos. Decidimos ir por el Parque Lineal que es un paseo muy agradable aunque luego los últimos kilómetros toque subir. Como anécdota, ya terminando, subiendo cerca del 12 de octubre se tiró un perro a por mí, que me dio un susto bárbaro, pero según su dueña era porque se sintió acosado. Un poco después pasaron mis dos compañeros y también se tiró a por ellos, imagino que también sintiéndose acosado. El pan nuestro de cada día en la eterna pelea corredores y perros. Hicimos 12 km en 1:03:20 @ 5:16 min/km en una jornada de lo más agradable, hay que tener en cuenta que pasamos de estar rondando los cuarenta grados los días entre semana y a los pocos más de viente hoy.

El domingo 19 tocó bicicleta. Lo primero fue subirme a la báscula, que marcaba 70,3 kg un poco más que la semana pasada. No está mal del todo, me mantengo. Tocaba estirar un poco más la tirada y decidimos ir a Villaconejos, haciendo el mismo recorrido que en tiempos pretéritos gustaba mucho hacer a los componentes del Club Ciclista Cortés. La idea era salir lo más pronto posible, pero al final se nos fue la hora hasta las 8:45, que no está mal del todo, pero que prometía calor a la vuelta. Llegamos a Villaconejos bastante bien, aunque desde Titualcia hasta el pueblo de los melones es casi todo para a arriba. Paramos en un bar a recuperar fuerzas y vuelta otra vez por donde vinimos. Hasta Titulcia bastante bien porque es muy favorable. Luego tampoco fuimos mal por Ciempozuelos y San Martín; sin embargo, nos costó un poco la subida a La Marañosa ya que hacía bastante calor y llevábamos muchos kilómetros (para nuestro nivel) en el cuerpo. Además, al ser más tarde había menos ciclistas circulando y no conseguimos enganchar ningún grupo que nos hiciera más cómodo el rodaje. En total hicimos 93,5 km en un tiempo de 3h56, consiguiendo mi compañera de rodaje su récord de kilometraje en una jornada.

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Un alto en Villaconejos, el pueblo de los melones

El martes 21 de julio parecía casi invierno 😉 La temperatura andaba un poco por encima de los treinta y seis grados y resulta curioso como se notaba esos tres grados de diferencia. Se corría medio bien. De hecho, después de una primera vuelta muy tranquila, fuimos luego jugando a tratar de llevar un ritmo y la verdad es que no nos salió muy bien. El primero era ir a 5:00 y Joaquín marcó 4:45. El segundo me puse yo a marcarlo y salió a 4:55, algo más razonable. El tercero también lo marqué yo y lo clavé, se trataba de ir a 4:50 y no me fui ni un segundo arriba ni un segundo abajo. El cuarto y último de esta segunda vuelta era para tratar de ir a 4:45 y lo marcaba Joaquín, pero aquí lo dio todo y lo hicimos en 4:30. Un poco desastre, pero lo pasas entretenido jugando un poco. Totalicé 9,4 km en 49:24 @ 5:13 min/km. De nuevo, como en estos otros días anteriores, nos acompañó una amiga habitual del Pradolongo con la bicicleta y con el bidón bien cargado de agua, que nos hizo más llevadera la jornada.

El jueves 23 de julio se animó mi tocayo a venir con nosotros. Sus obligaciones de padre no le permiten casi nunca bajar a esta hora, sale más tarde, pero este día fue una excepción. Y en que momento… El tío está fuerte como el vinagre y después de haber estado tirándonos el moco de que entrenábamos como jabatos, vino a demostrar que el que entrena de verdad es él y nosotros hacemos poco más que arrastrarnos. Después de un par de kilómetros más o menos tranquilos, empezó a apretar el acelerador y tratamos de que no se fuera. Yo había comido muy tarde y notaba todavía la comida en la boca, por lo que esta aceleración no fue muy de muy agrado, pero el tío siguió a un ritmo más o menos constante hasta acabar la primera vuelta y luego a aceleró más. Sobre el kilómetro 5,5 decidí que ya estaba bien de hacer el canelo porque las molestias en la tripa eran horrorosas y sentía como si en la próxima zancada se me fuese a salir la comida por la boca, así que bajé el ritmo y al tran, tran cumplimenté 9,3 km en un tiempo de 47:26 @ 5:07 min/km.

El sábado 25 de julio quedamos a las 8:15 en el punto de encuentro. Nos juntamos tres: mi tocayo que me había reventado el jueves, una chica que estaba preparando una maratón para el mes de agosto y que ya andaba con el tapering y un servidor que iba casi de convidado de piedra. Decía la chica que el rodaje de hoy era de 1h50 a un ritmo cómodo. Ese ritmo cómodo era para ella cercano a 4:30. Así que se me pusieron los pelos como escarpias cuando oí eso. Dijo que bueno, como era un circuito de ida y vuelta, trataría de ir a ese ritmo cómodo a la vuelta. Hicimos un par de kilómetros tranquilos, pero pronto empezamos a ir a un ritmo cercano a cinco, siempre por debajo. Llegamos hasta el final del Parque Lineal y a la vuelta, como siempre, aire en contra y buscando el ritmo cómodo poco a poco. De 4:50 pasamos a 4:35, 4:38, 4:29, 4:34 y ahí ya se me fueron y ya aproveché para aflojar el ritmo, que me llevaban con la soga al cuello. Ese ritmo tan cómodo era mucho para mí. Pararon en la fuente y me esperaron. Desde allí hasta el parque de Pradolongo ya fuimos más tranquilos y fue en ese tramo donde el GPS se quedó sin batería, por lo que sólo me marcó 12,7 km de los 15 km que hicimos. Esos 12,7 km registrados por el GPS los hicimos en 1:02:09 @ 4:57 min/km. No estuvo mal el entreno, no. La báscula marcó 70,2 kg, bajando lo que subí la semana anterior.

El domingo 26 de julio fue día de bicicleta. Y esta vez me tocaba pedalear en solitario, ya que mi acompañante habitual estaba fuera de Madrid. Como suele ocurrir, salí a las 8:45, más tarde de lo que hubiese deseado, por lo que me iba a tocar pasar calor. El recorrido era de Madrid hasta un pequeño pueblo de Toledo llamado Gerindote. Y la jugada era hacer una parada más o menos a medio recorrido para desayunar algo y recuperar fuerzas. Salí por el recorrido habitual hasta San Martín, Ciempozuelos y desde allí tirar hacia Aranjuez para desviarme a Seseña, Esquivias, Borox, Añover de Tajo y Villaseca de la Sagra donde tenía previsto parar; sin embargo, no conseguí encontrar el desvío a Seseña, ya que no estaba indicado, así que me fui por un camino mal asfaltado paralelo a la A4 que ya conocía de otras veces. Ese camino mal asfaltado se convierte en tierra poco antes de pasar por debajo de la A4 y sigue siendo de tierra bastantes metros más. Cerca ya del peaje de la R4 es de nuevo asfalto y ya se coge la carretera que tenía previsto en el plan inicial. Me ahorré unos cuantos kilómetros por no haber encontrado el desvía a Seseña.

Poco antes de Añover apareció delante de mí, saliendo de un camino como por ensalmo, un buen grupo de ciclistas de MTB de Pinto y me acoplé un rato a rueda para descansar un poco. Iba a buen ritmo y bien protegido. Por desgracia, enseguida se bifurcaron nuestros caminos. Poco después adelanté a un ciclista en MTB que iba en solitario, yo seguí a mi bola y pasados los kilómetros, cuando me acercaba a la central térmica de Villaseca vi que me seguía de cerca y luego me adelantó, así que cogí su rueda y fui unos kilómetros aprovechando su rebufo. El tío iba deprisa, pero tampoco me importaba gastar algo de fuerzas, ya que en Villaseca tenía pensado desayunar. Curiosamente, en este pueblo paramos los dos. Yo a desayunar e imagino que él habría llegado a su destino. Estuve dando una vuelta por el pueblo y no fui capaz de encontrar un bar con terraza donde parar, así que seguí hasta Mocejón, el siguiente pueblo. Allí sí encontré una bonita terraza en la plaza del ayuntamiento. Me tomé un café con leche y tostada con aceite y tomate y monté de nuevo en la flaca. En ese momento llevaba 73,5 km en un tiempo de 2h35. Había hecho más kilómetros de los que pensaba antes de parar.

No es buena idea para en Mocejón, porque el siguiente pueblo que es Olías del Rey está en un alto y la carretera es todo el rato picando para arriba. Eso, después de llenarse bien el estómago es un mal asunto, pero aflojando un poco el ritmo se lleva sin demasiados agobios. Desde Olías a Bargas, pasando por encima de la A42 y desde Bargas al río Guadarrama por una carretera llena de subidas y bajadas que fui sorteando con bastante frescura. Al llegar al río, lo lógico es que hubiese seguido hacia Rielves por lo que era la antigua carretera de Toledo a Ávila, pero se me ocurrió la genial idea de hacer un pequeño rodeo, tirando hacia Villamiel de Toledo. Craso error, desde el río hasta Huecas, que está más allá de Villamiel es todo para arriba, no es un puerto, se trata de un falso llano que pica y pica hacia arriba, sin apenas descanso. Un horror. ¿Y todo por qué? Porque en mi época de juvenil había corrido una carrera ciclista que partiendo de Torrijos salía hacia Huecas, Villamiel, Rielves y vuelta al origen. Y hoy, aunque lo hiciese al revés, me gustaba recordar esas carreteras y esos tiempos. Al llegar a Huecas se termina la subida y al tirar hacia Torrijos se va por una carretera bastante poco transitada donde hay algún repecho, pero es más bien favorable. Ya quedaba poco para llegar a mi destino, lo cual hice tras recorrer 42,2 km (una maratón) en un tiempo de 1h38. Totalizando de esta manera 116,8 km en un tiempo de 4h16 a una velocidad de 27,3 km/h.

116km
Una buena kilometrada en solitario

Cuando llegué al destino, lo único que iba pensando era en ir a la piscina y darme un buen baño para quitarme el sudor y de paso, recuperar algo de sales con una buena cerveza. Y me sentaron de vicio ambas… sobre todo la cerveza.

piscina-gerindote
Primero un remojón por fuera

cervecita
Y luego por dentro

Y con este viaje en bicicleta se acabaron los entrenamientos de julio una semana antes de que acabara el mes por un motivo inesperado.