IV Media maratón de Collado Villalba «la tragamillas»

He participado en la IV edición de la media maratón de Collado Villalba, también conocida como «La tragamillas» en homenaje a Antonio Ledesma, corredor local, al que se le conoce como «el tragamillas», inconfundible por su barba y pelos largos y canosos.

Un buen grupo de pradolongueros nos dimos cita para esta carrera, algo temerosos, ya que parecía que el día iba a ser un aquelarre meteorológico ya que daban incluso nieve el domingo en Collado Villalba. Sin embargo, hizo un día excelente para correr, sin aire y con algo de fresco, pero no llegué a sentir frío durante la carrera. Además la lluvia nos respetó y menos mal… porque la carrera transcurre en un 40% por caminos y ya estaban suficientemente embarrados y encharcados por las lluvias caídas en días anteriores.

Era la primera vez que participaba en esta carrera y la verdad es que he terminado bastante contento por la excelente organización y por la belleza del recorrido, sobre todo cuando transitábamos por los caminos, eso sí, obviando las zonas más embarradas y encharcadas en las que apenas se podía correr, sólo mantener el equilibrio.

Dado que la maratón de Madrid está cada vez más próxima me planteé esta carrera como un entrenamiento largo, por lo que antes del comienzo de la prueba ya me había metido casi siete kilómetros por aquellos caminos. Tenía la idea de hacer los 21 km restantes a ritmo de maratón para ir acostumbrando a las piernas (y a la cabeza) al ritmo que debería llevar el día 25 de abril.

Es por eso que salí tranquilo, tratando de no sobrepasar «mi» ritmo de maratón, que supuestamente es 4:25/km. Por desgracia, el cronómetro no andaba muy bien calibrado, por lo que no tenía demasiado claro el ritmo que debería figurar en el reloj para marchar al ritmo adecuado. La primera mitad, aunque es un tanto rompepiernas con subidas y bajadas es bastante llevadera.

Cuando iba con Emilio, justo después de pasar el punto kilométrico dos pisé un pedrusco y me torcí el tobillo izquierdo. Es lo malo que tiene esta carrera que transita por caminos. Aflojé el ritmo para amortiguar un poco el dolor y pude seguir aunque algo renqueante. Luego se fue calentando la zona y casi no noté el tobillo en toda la prueba.

Después de embarrarnos un poco y pisar también algo de asfalto, llegué al kilómetro siete donde traté de tomarme un gel para reponer algo de fuerzas (ya llevaba 14 en las piernas) y sufrí algunos problemillas en esa acción, primero para conseguir sacar el gel de la muñequera donde lo llevaba y segundo es que perdí un guante, lo que me hizo darme la vuelta a buscar tan «preciada» prenda. Ahí calculo que hice 400 metros de más y me di cuenta de que me sobraban los guantes, por muy finos que estos fueran y de que habrá que idear otro método para transportar los geles. En ese viaje de vuelta me crucé con Emilio que me iba persiguiendo a pocos metros. Luego me costó bastante volver a cogerle. Allí me di cuenta de que Emilio estaba peleando por el jamón ya que el citado tragamillas iba poco más adelante.

Pasado el kilómetro diez la carrera se torna complicada, empiezan las cuestas de más pendiente y ya no es que esté embarrado, es que en algunos tramos había verdaderos regueros donde era una odisea saber dónde poner el pie para no empaparte demasiado, aunque a esas alturas de carrera el que no llevaba los pies empapados es que iba levitando.

Entre el 12,5 y el 13,5 hay una bajada que es el preludio de una bonita cuesta que va desde el 14 hasta el 17 y donde empecé a notar que las piernas ya se iban cansando después de tanta tralla. Como pude traté de seguir el ritmo marcado, perdiendo segundos en las subidas y ganándolos en las bajadas. Disfrutando de algunas bandas musicales colocadas estratégicamente, llegué a los últimos tres kilómetros que son casi un calco de los primeros kilómetros de la carrera, en un terreno más parecido a un cross que a una carrera urbana, dejando algo de fuerzas para la última cuesta que conduce a la pista de atletismo, en la que apreté un poco, viendo que podía bajar de 1h35. Efectivamente, el reloj marcaba 1:34:51 cuando pasé por el arco de meta. Descontando el tiempo perdido en pasar por la alfombra de salida, el tiempo neto es de 1:34:30 según reza la clasificación oficial, que se puede ver en la web del organizador o en una copia que conservo aquí.

En los últimos kilómetros de la Tragamillas 2010
En los últimos kilómetros de la Tragamillas. Foto cortesía de Fernando Ruiz.

Después de llegar a meta, en el mismo estadio, pude disfrutar de un buen masaje, ya que llegué algo molesto del abductor izquierdo, quizás provocado por la torcedura del tobillo. La organización fue generosa con los corredores, porque además de masaje, había toda la cerveza que uno quisiera -sin alcohol, por supuesto- y la bolsa era abundante con camiseta técnica, agua, refresco, naranja, chocolatinas, zumo y alguna cosa más que seguro olvido. Las clasificaciones se podían ir viendo poco después de llegar y además enviaron un mensaje corto a cada corredor con su tiempo, puesto en la general y por categoría.

La entrega de premios fue también generosa con un jamón para los tres primeros de cada categoría y de la absoluta, por lo que muchos se fueron con dos jamones a casa. No es que tenga mucho interés en los premios, pero Emilio subió al tercer puesto del cajón en su categoría llevándose un bonito trofeo y un rico jamón… que espero comparta con los compañeros.

Respecto al planteamiento inicial de entrenamiento largo, quizás elegí una carrera muy dura para ensayar mi ritmo de maratón. Visto lo visto, creo que con 21 km hubiera tenido más que suficiente. Convertí un entrenamiento duro en uno muy duro y hoy estoy algo tocado del tobillo y del abductor. Además me di cuenta de que el ritmo de 4:25 va a resultar duro de mantener durante una maratón, aunque todavía queda mucho entrenamiento por hacer y desde luego no era la mejor carrera para comprobar este punto.

En resumen, una carrera muy bonita y distinta a todas, con una perfecta organización y bastante animación en distintos puntos de recorrido y con la única pega de encontrarnos tramos casi impracticables debidos a la cantidad de agua caída durante casi todo el invierno. Muy recomendable.

Tiempos aproximados (debido a la mala calibración del cronómetro) por kilómetro y acumulado:

1 4:37 4:37
2 4:31 9:08
3 4:31 13:39
4 4:31 18:10
5 4:28 22:38
6 4:26 27:04
7 4:28 31:32
Parcial 1 31:32
8 4:28 36:00
9 4:35 40:35
10 4:25 45:00
11 4:24 49:24
12 4:30 53:54
13 4:29 58:23
14 4:24 1:02:47
Parcial 2 31:15
15 4:28 1:07:15
16 4:41 1:11:56
17 4:30 1:16:26
18 4:32 1:20:58
19 4:24 1:25:22
20 4:18 1:29:40
21 4:24 1:34:04
Parcial 3 31:17
21,097 0:26 1:34:30

I Carrera por las enfermedades raras

Hoy se ha celebrado la I edición de la carrera por las enfermedades raras. Hemos tenido una enorme suerte porque ha hecho un día extraordinario para lo que estaba acostumbrando estos días. Ha sido un día soleado, sin lluvia, sin viento y con una temperatura agradable.

Hoy tocaba entrenamiento largo (26 km) pero por acompañar a una buena amiga a esta carrera he cambiado mis planes. He salido corriendo desde casa hasta la Casa de Campo (16 km) a un ritmo fácil y luego he acompañado a mi amiga durante la carrera. Pensaba que los cinco kilómetros iban a ser tranquilos, pero al final he tenido que correr más deprisa de lo esperado. Y es que los kilómetros han pasado cada vez más rápido: 5:10, 4:56, 4:43, 4:32 y 3:56, aunque el último kilómetro ha sido un poco corto, ya que mi cronómetro ha marcado 4,91 km, pero por ahí dicen que la cosa anda por 4,85 km, que daremos por bueno y el tiempo: 23:18, a un ritmo de 4:48/km.

Por cierto, ¡¡¡mi amiga ha quedado décima de su categoría!!! Y es que esta chica cada vez anda más.

Las clasificaciones se pueden ver en la página de la Agrupación Deportiva Marathon o en una copia que conservo aquí.

XXVI Media maratón de Fuencarral

Creo que hoy ha sido el día que más frío he pasado en una carrera. No soy el único, Enrique también era de la misma opinión. Cuando he terminado la prueba no podía hablar porque ¡tenía la mandíbula congelada! Y es que cuando llegamos al barrio de Fuencarral a eso de las ocho y media, el termómetro de la marquesina marcaba -4º C y uno de los que andaban por allí decía que en El Pardo había -7º C a esas tempranas horas de la mañana.

Una vez llegados al polideportivo de Santa Ana y descubrir que el bar ya no funcionaba y que el servicio era un pocilga inmunda, estuvimos deambulando por la calle Afueras a Valverde buscando un bar donde refugiarnos, hacer nuestras necesidades y calentarnos un poquito café en mano, pero no conseguimos encontrar nada abierto a esas horas.

Así que volvimos al polideportivo y después de las fotos de rigor, dejamos la ropa en el guardarropa, justo cuando empezó a formarse una cola inmensa para dejar la ropa. Desafiando al frío reinante, me quedé en pantalón corto y camiseta de hombreras, pensando que durante la carrera, con el calor generado por el ejercicio sería suficiente, pero me equivoqué, no conseguí entrar en calor en ningún momento.

Pradolongueros en Fuencarral 2010
Pradolongueros en Fuencarral 2010

Salí en posiciones muy delanteras y no creo que tardara más de cinco segundos en pasar por la alfombra de salida. Enseguida fui cogiendo el ritmo y cuando ya empezaba la bajada de Herrera Oria me adelantó mi compañero Fernando al que decidí no seguir para no quemarme antes de tiempo. Sabiendo lo que me quedaba después de llegar a El Pardo, seguí a un ritmo no demasiado exigente -quizás demasiado tranquilo-, aunque dejé atrás a un grupeto con el que había bajado. En el kilómetro siete llevaba 28:56 y eso incluso me daba esperanzas de bajar de 1h30, aunque faltaba lo peor y sabía que iba a ser difícil.

En las bajadas, aconsejado por Luis, adopté la técnica de acortar la zancada y aumentar la frecuencia. De esta manera se castiga menos a las piernas, ya que el impulso contra el suelo es menor y aunque quizás haya perdido algo de velocidad en las bajadas, creo que tengo las piernas realmente bien para el castigo que supone esta carrera.

Llegados a la curva fatídica del El Pardo empieza la carrera de verdad. La cuesta del cuartel empieza a poner las cosas en su sitio y algunos ya empiezan a pagar las alegrías de la bajada de los primeros kilómetros. Siguiendo los consejos de Luis, aflojé el ritmo antes de que la cuesta me obligara a hacerlo y aunque algunos se iban unos metros, luego los pasaba en la bajada. Subiendo esa cuesta me adelantó Antonio, un chaval del Gran Grupo Garabitas con el que hice casi toda esta segunda parte del recorrido. A éste se le veía sobrado en las cuestas arriba, pero parecía que podía aguantarle. Desde aquí sólo decirle ¡muchas gracias Antonio!

Al llegar el kilómetro 14, el cronómetro marcaba 59:06, todavía en tiempo de poder hacer 1h30, pero entonces empezaba el tramo más duro, ya que la pendiente de las rampas está entre un 5 y un 7%. Ese fue mi primer momento malo, pero es que ahí no queda otro remedio que apretar los dientes y sufrir. Después de este duro escollo, se pasa la tapia del Monte de El Pardo y la carretera se torna en bajada. Según avanzaba iba viendo en el horizonte las cuatro torres del denominado CTBA (Cuatro Torres Business Area) y pensaba en el curioso contraste entre estar corriendo en plena naturaleza y ver esos monstruos urbanos al fondo. En esos momentos me encontraba pletórico, estaba llegando al km 17 y me veía bien de fuerzas.

A partir del 18 la carretera es nuevamente ascendente y aunque existe algún falso llano es casi todo para arriba. Por Montecarmelo lo pasé lo mejor que pude y en la última cuesta después de pasar por encima de la carretera de Colmenar traté de acelerar un poquillo, pero se me atragantó esa corta, pero empinada cuesta. Ese fue mi segundo momento malo, pero gracias a Soco, una compañera de trabajo que estaba allí animando se me hizo algo más llevadera.

Después de coronar este repecho, ya estaba todo hecho. Sólo quedaba tirarse por la rampa de entrada a la pista de atletismo y zumbar a muerte los últimos 300 metros por la pista. Entré en meta con un tiempo según mi cronómetro de 1:30:23 que puedo considerar muy bueno, ya que es poco más de un minuto peor que en Getafe, pero la carrera es bastante más dura.

Maratidianos en Fuencarral 2010
Maratidianos en Fuencarral 2010

La organización nos obsequió con una bolsa del corredor bastante completa con camiseta técnica, bolsa-mochila marca Joma, medalla recuerdo de la carrera, llavero, cajita de apósitos Compeed para las ampollas, agua, botella de Aquarius de 1 litro, bote de Aquarius, batido de chocolate, barrita de cereales, una manzana y una bolsa de frutos secos. Muy generosa, la verdad.

Lo peor de todo fue el problema con el cronometraje, ya que según parece se estropeó la alfombra que registraba los tiempos en la llegada. Sin embargo, la organización ha tenido el detalle de devolver los 10 € de la inscripción.

Bueno, lo peor de todo no fue eso, sino el estado tan repugnante de los servicios. No he visto cosa más desagradable en mi vida. Es increíble que Mapoma, tan experta en estas lides organizativas no haya puesto servicios portátiles como en otras carreras. Aquí sí que les pongo un cero pelotero.

Tiempos por kilómetro y parciales acumulados:

1 4:11 4:11
2 4:07 8:19
3 4:12 12:31
4 4:05 16:36
5 4:08 20:45
6 3:50 24:35
7 4:21 28:56
8 3:49 32:46
9 4:18 37:04
10 4:22 41:27
11 4:23 45:50
12 4:17 50:07
13 4:14 54:22
14 4:43 59:06
15 4:30 1:03:36
16 4:59 1:08:36
17 4:07 1:12:44
18 3:58 1:16:42
19 4:33 1:21:16
20 4:29 1:25:46
21 4:14 1:30:00
21,097 0:23 1:30:23

Decía Bernardo, un buen compañero, que esta media maratón puede ser utilizada para extrapolar (mediante los puntos de Purdy) su resultado a la maratón de Madrid, ya que ambas son carreras duras. Pues bien, esta carrera ha supuesto un total de 484,37 puntos, lo que supone una marca en maratón de 03:10:50, por debajo de las tres horas y cuarto que me gustaría hacer.

LI Trofeo Marathon de cross

¡Qué duros son los crosses! ¡Cómo se me ocurre apuntarme! He sufrido un montón en la prueba. Han sido 5150 metros interminables. Otra vez me lo pensaré mejor antes de apuntarme.

Trofeo Marathon de cross 2010
Cartel de la carrera

Inmerso ya en la preparación de la maratón de Madrid y siguiendo el plan de entrenamiento de Hal Higdon para corredores de nivel intermedio este fin de semana tocaba tirada larga de 14 millas o lo que es lo mismo 22,4 km. Tenía la opción de tomarme el sábado con calma y hacer los 22 km el domingo o hacer los 22 km el sábado y tomarme el cross como un entrenamiento de «calidad». Y opté por esa segunda opción, sólo que el entrenamiento de calidad se convirtió en una carrera dura, bastante dura.

Habíamos quedado en el punto de encuentro del parque Pradolongo a las 9:45 para ir trotando hacia el parque de las cruces donde se celebraba la prueba. Unos en coche y otros corriendo hemos llegado al colegio donde entregaban los dorsales (al módico precio de 3 €), nos hemos colocado el dorsal y hemos una vuelta de reconocimiento. El terreno estaba bien para correr y el circuito era muy bonito, pero había muchas curvas y recurvas, aderezadas con un par de pequeñas subidas casi al terminar la vuelta. La carrera constaba de dos vueltas.

Antes de comenzar la carrera ya llevaba en las piernas más de 8 km, por lo que esta vez no iba a servir de excusa el no haber calentado. Poco antes de la salida me he encontrado con Javier de la A. D. Marathon y compañero maratidiano y he pensado que podría intentar de ir con él, ya que es más experimentado que yo en los crosses. Así que en la línea de salida me he colocado junto a él, tratando de hacerle un marcaje estrecho.

Pero nada más sonar el disparo me he lanzado como un loco y tal vez demasiado deprisa, ya que ese primer kilómetro ha sido el más rápido (3:50). En ese primer kilómetro ya me he puesto por delante de Javier y ahora era él el que me hacía un estrecho marcaje a pocos metros de mi espalda. El segundo kilómetro también ha sido bastante rápido (3:58) y ahí he visto que no iba demasiado fino, que tenía las piernas cansadas y que debía aflojar un poco para no reventar. Además al terminar la primera vuelta he visto que el reloj de meta marcaba 10:11 por lo que mi idea de bajar de veinte minutos era ya imposible y eso me ha desanimado un poco.

Ya algo más calmado y con un ritmo más suave he afrontado la segunda vuelta, clavando los tres siguientes kilómetros en 4:07 y deseando que llegase la meta lo antes posible. En esta segunda vuelta he sido adelantado por cuatro corredores, pero en los últimos metros he adelantado a dos o tres, por lo que sólo habré perdido dos posiciones en esta vuelta. Según Pepe, que estaba de espectador junto con Norberto e Isabel, debería haber acabado en la posición 80, pero mirando la clasificación, la posición es la 76, que no está mal.

El tiempo realizado en los 5150 metros ha sido de 20:35 lo que indica un ritmo de 4:00/km. Aunque no tengo ninguna experiencia en este tipo de carreras, considero que el tiempo conseguido es bueno ya que no es lo mismo un cross que una carrera en ruta o en pista, ¡¡¡un cross es mucho más duro!!!

Después de la carrera la organización nos ha agasajado con un plátano, agua, una chocolatina, glucosa, un bote de ensalada italiana, una camiseta y… seguro que me dejo algo. Nada más comernos el plátano y echar un trago de agua, corriendo a casa por el mismo camino por donde hemos venido.

Total que ha sido un día bastante completo, ya que habré efectuado unos 18 km entre unas cosas y otras. Si sumamos a eso los 21 de ayer, el fin de semana ha sido de órdago. Habrá que tomarse la semana entrante con mucha tranquilidad para llegar el domingo pletórico de fuerzas a Fuencarral.

Ninfa ha llegado tercera de las «populares», por lo que acabo de ver en las clasificaciones oficiales, ¡¡¡esta chica no se baja del podium!!! Y Beatriz, la hija de Javier ha ganado en su categoría de cadete femenino. Otra que tampoco se apea del cajón.

Conservo una copia de la clasificación por si acaso.

XI Media maratón de Getafe

Resulta curioso que después de tantos años corriendo estuviera nervioso los días anteriores, pero así era. Incluso durante la noche no he dormido bien. Ciertamente estaba obsesionado con esta carrera.

Fiel a mi costumbre de levantarme tres horas antes del comienzo de la carrera, a las siete y media arriba que había que desayunar con tiempo para tener hecha la digestión antes de la prueba. A las nueve habíamos quedado en el parque con Emilio para que nos acercara a Getafe y allí estuvo como siempre un poco antes. Pensando que no faltaba nadie más pusimos pies en polvorosa. Desgraciadamente dejamos a Emilio II tirado. A las nueve y cuarto llegábamos a las inmediaciones del polideportivo Juan de la Cierva, lugar donde estaba fijada la salida y meta.

Antes de la salida, todo felices

Allí sufrí el primer contratiempo, ya que Pedro, un compañero de MaraTI+D con el que había quedado para el asalto a la 1h30 me comentó que ayer había sufrido una especie de rotura en el femoral y que pensaba ir tranquilo para no romperse más. Así que me quedaba solo ante el peligro.

En Getafe siempre el tiempo ha sido cruel con los corredores. Unos años muchísimo frío. Otros, nieve. Otros lluvia torrencial. Sin embargo esta vez el tiempo era fenomenal para correr. Fresquito, pero no mucho y nublado. Ideal.

Unos tres mil corredores nos apretujábamos en la línea de salida. Yo con los nervios a flor de piel en esos minutos previos. Sonó el pistoletazo de salida y nos pusimos en movimiento. Tardamos catorce segundos en atravesar la alfombra de salida y poco a poco fue despejándose la carretera, sorteando a bastantes corredores que osados ellos se habían puesto en posiciones delanteras sólo para ser adelantados por cientos de corredores. Haciendo un poquito de slalom, me planté en el primer kilómetro con un tiempo de 4:20 al que había que descontar el tiempo que tardé en atravesar el arco de salida, tiempo que ignoraba. Aún así consideraba que ese tiempo era bueno.

Días previos había calculado que para hacer 1h30 había que ir a un ritmo de 4:16, por lo que ese primer kilómetro me tranquilizó un poco. En esos primeros compases iba un poco por debajo o un poco por encima de ese ritmo de crucero, pero me sentía muy cómodo, me veía pletórico.

El primer punto importante era el kilómetro siete donde tenía establecido mi primer parcial, ya que ese punto es el primer tercio de carrera. Según los cálculos tenía que hacer 29:52. No me fijé en el tiempo que llevaba, pero viendo que había hecho unos cuantos kilómetros por debajo de 4:16 pensaba que la cosa iba bien.

Sobrepasado ese primer tercio, seguía encontrándome muy cómodo con ese ritmo. Curiosamente no conseguía encajar en ningún grupo. O iban más deprisa o más despacio que yo, ¿es que nadie tenía como meta esa hora y media?

Poco después llegó el km 10 donde estaba situada una alfombra de cronometraje y donde poco después concluía la primera vuelta. Ese kilómetro del diez al once es cuesta abajo, pero tampoco era cuestión de lanzarse.

Iba tan rápido que casi no salgo en la foto

Seguía fenomenal cuando pasé el segundo parcial (km 14). Iba por debajo del tiempo y veía el objetivo factible. Pero a partir de ahí ya empecé a notar que las piernas se iban fatigando y que iba a tener que apretar los dientes. Poco después de ese hito kilométrico un amigo que estaba controlando un cruce me comentó que poco más adelante iba Juan, un conocido y que podía echarle el guante. No podía creerlo, Juan siempre me había sacado minutadas en cualquier carrera. Eso me animó mucho.

Después del km 17 el recorrido da un giro de casi 180º y empieza, para mí, el tramo más difícil, ya que el suelo está adoquinado y los adoquines hacía daño de verdad, parecía como si alguien fuera martilleando tus pies con saña. Me di cuenta en esos kilómetros que iba bien todavía porque iba adelantando gente. Aprovechaba las ligeras cuestas abajo para incrementar un poco el ritmo y poder llegar con algo de holgura al tramo final. Y es que tenía un poco de miedo al km 19 porque en ese punto hace dos años reventé. Este año no pasó lo mismo.

Acabó el adoquinado y ya estábamos cerca del km 20. Un poquito más y la carretera se tornaba cuesta abajo. Ideal para arañar algún segundillo más al cronómetro. Justo allí pude distinguir a Juan. Era la ocasión de ponerme detrás de él y tratar de pulirle al sprint. Sin embargo, él también se lanzó en ese tramo favorable.

Esa bajada se me hizo algo larga porque sabía que cuanto más bajáramos, más teníamos que subir para entrar a la pista de atletismo donde estaba instalada la meta. Tenía a Juan cerca. Empecé a acelerar, las fibras rápidas se pusieron en acción, pero me acercaba a él muy lentamente. Pasamos el km 21 y veía la meta cercana. Veía que podía cumplir mi objetivo. Las fibras rápidas estaban haciendo su trabajo, después de estar ociosas durante tantos kilómetros. La meta se acercaba, se acercaba, se acercaba…

Ya queda bien poquito…

Y al final, lo conseguí. Llegué a meta según mi cronómetro a 1:29:29. Algo menos es el tiempo neto que aparece en la clasificación, que no es otro que 1:29:18, bajando casi siete minutos del tiempo realizado el año pasado y que se convierte desde hoy en mi MMP, mejorando en 2:21 la marca anterior conseguida hace  casi once años.

Lo conseguí, por primera ver por debajo de hora y media

Iba a intentar bajar de 1h30 y lo he conseguido.  El trabajo ha sido realizado satisfactoriamente y yo después de una siesta reparadora me encuentro feliz, muy feliz. Mirando las clasificaciones he visto que Pedro ha hecho un tiempo neto de 1:33:09, un tiempazo dadas las circunstancias en las que se encontraba.

A Ninfa y Emilio se les ha ido un poco el tiempo, pero Macu ha mejorado con mucho su anterior marca de Villaverde. Así que MMP también para ella.

Felicitar a Quique, que aunque no ha estado en Getafe sí en Santa Pola donde ha conseguido también su MMP con un tiempo de 1:23:29. Impresionante.

Y para terminar, dar las gracias a Ana, magnífica reportera gráfica, por las fotos.

Tiempos por kilómetro:

14:06
24:13
34:18
44:17
54:14
64:17
74:12
Parcial 129:41
84:15
94:19
104:14
114:12
124:13
134:17
144:17
Parcial 229:51
154:14
164:21
174:04
184:13
194:21
204:08
213:59
Parcial 329:23
21,0970:19
Total1:29:18

XXX San Silvestre vicalvareña

Lo primero es desear un feliz año a todos.

Cumplida la formalidad, paso a relatar lo acontecido en la XXX edición de la San Silvestre vicalvareña.

Fuimos seis pradolongueros los que participamos en esta carrera: Quique, Miguel, Ninfa, los dos emilios y un servidor. Excepto Ninfa que ya estaba en Vicálvaro, el resto habíamos quedado a las diez y cuarto en el barrio para que Miguel nos acercara generosamente en su coche. Gracias Miguel.

Cuando salíamos hacia Vicálvaro estaba lloviendo a mares, pensábamos que nos iba a tocar nadar en vez de correr, sin embargo, fue amainando según nos acercábamos al lugar de la salida. De hecho, cuando aparcamos el coche, ya no caía ni una gota y aunque llovió tenuemente, la lluvia no molestó ni durante la carrera ni después, por lo que hizo un magnífico día para correr.

En el polideportivo de Vicálvaro nos encontramos con Ninfa, recogimos los dorsales con chip incorporado y nos hicimos la foto de rigor.

Luego estuve buscando a mis compañeros de MaraTI+D pero costó trabajo reunirnos los cuatro. Otra fotito y tuve que dejar la cámara a uno de los compañeros porque yo ya había dejado mi mochila en el ropero. Todo deprisa y corriendo porque el tiempo se nos echaba encima.

Con el tiempo justo, estuve calentando unos minutos y haciendo unos estiramientos y luego estuve buscando a Ninfa a la que había prometido hacer de liebre en la carrera ya que ella tenía posibilidades de hacer algo. Y vaya si lo hizo. Llegó décima fémina y segunda senior femenina, por lo que no hice del todo mal mi trabajo.

Este mes de diciembre había sido algo cargado de carreras para lo que acostumbro, ya que había participado en Akiles, Aranjuez y en la carrera del aceite y después de haber ido a tope en estas tres carreras no me apetecía volver a dejarme la piel, por lo que el hacer de liebre me vino de perillas para correr algo más relajado.

Había pensado que un ritmo de 4:20 podría venir bien a Ninfa por lo que intenté salir algo más lento para poder apretar al final, sin embargo, ella empezó a acelerar cada vez que veía a otra chica y quizás los dos primeros kilómetros fuimos algo deprisa, de hecho no sabía si la liebre era yo o al revés. Enseguida conformamos un trío junto con el hombre radiactivo. En la primera vuelta, la vi bastante bien, de hecho el ritmo que marcaba podía seguirlo bien, mientras que Emilio se quedó algo rezagado al paso por el km 4.

De todas formas, quizás pagó la alegría de la salida y en la segunda vuelta sufrió bastante para conservar su posición. Sobre el km 7 iba muy apurada, pero ya quedaba poco para meta.

Cuando llegamos a la pista del polideportivo para realizar los últimos 300 metros la animé para que fuera a tope, pero me comentó que ya iba en las últimas. Llegamos a meta con un tiempo de 36:37 para mí y 36:38 para Ninfa. No llego a entender la diferencia de un segundo porque llegamos juntos a meta, pero bueno, el tema de las clasificaciones fue un auténtico caos, ya que los cronometradores echaban la culpa al agua de que hubiese fallado su sistema de medida. El organizador estaba que trinaba diciendo que no pensaba pagar ni un euro ya que habían prometido que todo sería miel sobre hojuelas y fue un desastre.

Después de la llegada, recogí la bolsa y me fui a duchar sin acordarme de la cámara que dormía en la mochila de uno de mis compañeros. Cuando salí no conseguí encontrarle, por lo que imagino la cámara estará en su poder en estos momentos.

Estuvimos esperando al sorteo por si nos tocaba algún embutido, pero este año no hubo suerte y como las clasificaciones seguían sin estar listas, optamos por volver a casa hartos ya de pasar frío. Dejamos allí a Ninfa junto a Maxi, Almudena y Maite, seguros de que nuestra compañera pradolonguera subiría al cajón. Cuando ya estaba en casa recibí su llamada contentísima por su segundo puesto del pódium.

Y con esta carrera cierro la temporada 2009. Temporada que me ha dejado una sensación agridulce. Tuve mis malos momentos en primavera, ya que en el mes de marzo me hice un bonito esguince de tobillo que me hizo perderme la maratón de Madrid. Pero por otro lado, en otoño he hecho las mejores marcas de mi vida en 10 km y ¡he podido bajar de cuarenta minutos en un diez mil!

Otro motivo de satisfacción ha sido ver cómo el grupo pradolonguero aumentaba con nuevas incorporaciones: Emilio II, Macu y Ninfa son ya como de la familia.

La próxima, si no sucede nada raro, será la media de Getafe el próximo 24 de enero, carrera a la que ya estoy inscrito.

VII Carrera popular del aceite

Ya estoy de vuelta después de disputar esta mañana la VII edición de la carrera del aceite. Esta carrera se celebra en Los Navalmorales, provincia de Toledo.

Antes de la crónica, un poco de historia. Resulta que hasta 1835 Los Navalmorales eran dos localidades independientes: Navalmoral de Pusa y Navalmoral de Toledo. Ambos municipios se encontraban separados físicamente por el arroyo de El Lugar o de La Fuente. El 23 de septiembre de 1833 se reunieron ambos ayuntamientos para decidir su unión y en el citado año de 1835 se llevó a cabo y de ahí surgió el nombre actual del pueblo.

Esto viene a cuento porque mientras Navalmoral de Pusa está situado sobre una zona más o menos llana, Navalmoral de Toledo está en la ladera de un cerro. Y como podrá imaginar el avezado lector la carrera transcurrió por el ahora barrio de Navalmoral de Toledo, en un circuito bastante duro al que había que dar dos vueltas y donde prácticamente no más de 200 metros serían llanos.

Lo único positivo es que aunque la distancia a recorrer figuraba como 5 km, en realidad sería de 4,7 km, por lo que cuando uno quería darse cuenta, ya estaba en meta. Eso sí, al ir a tope, llegaba uno con los pulmones en la boca.

En la línea de salida, no creo que hubiese más de 200 corredores, que esperaban impacientes el comienzo de la carrera. Ésta se retrasó cinco minutos para que los que se apuntaron en el último momento pudieran tomar la salida. Aunque había poca gente, se veía que había nivel y es que los 25 litros de aceite que se llevaba el primero atrajo la atención de curtidos corredores que se iban a partir la cara por tan preciado premio.

La jugada consistía en ir a tope desde el primer metro y eso fue lo que hice. Salí a muerte y sufrí de lo lindo, tanto en las cuestas arriba como en las cuestas abajo. Además las bajadas se complicaban bastante porque el suelo estaba totalmente mojado y era fácil irse al suelo. De hecho, antes de la carrera, una chica de las categorías inferiores estaba en la ambulancia con un bonito esguince. Y eso me asustó, ¡vaya si me asustó!

En la bajada más pronunciada de la primera vuelta me pasó la que a la postre fue la ganadora de la carrera. La que iba en segunda posición me iba respirando en el cogote, tratando de no alejarse demasiado de la primera. La segunda hizo lo propio en la bajada de a siguiente vuelta, sin embargo, traté de seguir su estela. En el último hectómetro eché toda la carne en el asador y conseguí sobrepasar a mi compañera de desventuras.

Miré el cronómetro y comprobé, asombrado, que marcaba 17:27. Si hubiese sido de cinco kilómetros, la marca hubiese sido asombrosa para mí, pero también me resulta una buenísima marca si la distancia real fuese de 4,7 km, que por ahí andaría. Me temo que siempre me quedaré con la intriga de cual es la distancia real.

Después de darlo vueltas y viendo los tiempos, creo que la distancia debe de estar entre 4,6 y 4,7 por lo que daremos por bueno una distancia de 4,65 km. Eso implica que sale un ritmo de 3:45/km y unos puntos de Purdy de 508,02 lo cual indica que es la segunda carrera en la que consigo sobrepasar esa barrera de los 500 puntos.

En la página de resultados pude ver que el puesto que ocupé es el 40 de 149 participantes y noveno de mi categoría. Pensaba que habría hecho sobre el treinta, pero no me quejo.

Antes de salir para Los Navalmorales pasé por la báscula. Pensé que se iba a notar la cena de Nochebuena, pero la disminución del peso ha seguido en su línea. Marcaba 69,5 kg la báscula.

XXVI Carrera popular villa de Aranjuez

Todavía no me lo puedo creer. Después de tantos años en el mundillo de las carrera populares, es la primera vez que consigo bajar de cuarenta minutos en un diez mil. Es decir, correr por debajo de cuatro minutos el kiómetro. Y ha sido en Aranjuez donde lo he conseguido, no obstante es una de las carreras más llanas de cuantas se celebran. Ya puedo decir que uno de mis sueños atléticos ha sido realizado. Ya sólo me falta bajar de 1h30 en media maraton. Veremos si soy capaz.

Lo cierto es que el día amaneció bastante frío. Cuando salíamos de Madrid el termómetro marcaba -4,5º, pero por fortuna no había viento, lucía el sol y el frío era más llevadero. Según nos acercábamos a la villa y corte, subió un poco la temperatura, pero no mucho…

Llegamos casi dos horas antes a Aranjuez y nos libramos de los atascos y problemas de aparcamiento que suele haber. Estuvimos apuntando a los niños a sus pruebas y viendo cómo corrían. Siempre una delicia ver a los más pequeños dejándose la piel desde el primer metro. Pensé que esa debía ser mi estrategia, salir fuerte desde el comienzo. Sin embargo, este año la salida era por cajones. Según el tiempo que hubieses escrito a la hora de realizar la inscripción, así salías. Yo había puesto 41 minutos que fue el tiempo que hice el año pasado y me correspondía el tercer cajón. Eso podría costarme muchos segundos perdidos en la salida. Lo malo es que estaba oyendo a la gente y muchos decían que habían puesto que su marca era de 36 minutos cuando no iban a bajar de 50 y eso iba a suponer un obstáculo añadido.

Tuve una suerte tremenda ya que un amigo del equipo Danone me dejó el dorsal de una compañera suya que no podía venir a la carrera. No me importó llevar el nombre de María Angustias en el pecho con tal de poder salir lo más delante posible, aunque eso supusiera alguna chanza que otra.


Antes de la carrera con mis compas de MaraTI+D

Después de saludar a un montón de conocidos tanto de MaraTI+D como de compañeros pradolongueros, me coloqué en el primer cajón con la adrenalina a tope. Dieron la salida y en menos de tres segundos crucé la línea de salida lanzado a toda pastilla. El primer kilómetro, dejándome llevar por los más rápidos, lo pasé en 3:45. Demasiado deprisa, pensé, pero no me veía nada mal. En el segundo kilómetro hay una pequeña cuestecilla, camino de un polígono industrial, ahí el tiempo se me fue a 4:05, pero lo di por bueno ya que era en subida. El tercer kilómetro también fue demasiado rápido, ya que hice 3:49. Sin embargo, a partir de ese momento me calmé un poco y pasada la ansiedad inicial, empecé a ir a un ritmo algo más tranquilo.

Resulta curioso que yendo bastante rápido, para mí, la gente me adelantaba como si tal cosa. Y es que da igual el ritmo que lleves, siempre habrá gente que te adelante. Hagas lo que hagas.

En el kilómetro cinco, ya dentro de los jardines del Príncipe miré mi cronómetro y marcaba 19:35. Ya me veía bajando de los cuarenta minutos si no pinchaba brutalmente… Y fue desde ese momento cuando dejó de adelantarme gente y empecé a adelantar yo. Eso mostraba que mi ritmo era bueno y que algunos habían salido con más alegría incluso que yo.

Delante de mí iban dos corredores del equipo Danone, compañeros de mi amigo que me había cambiado el dorsal y me sirvieron de liebre para no disminuir el ritmo. Antes de salir de los jardines alcancé a uno y poco después de salir, al otro, que se puso a mi espalda y no me dejó hasta meta.

Desde la salida de los jardines hasta que se dobla para coger las cuestecilla del kilómetro nueve, hay una carretera recta y larga que se me hizo interminable, por más que buscaba el giro, no llegaba el momento del giro. Esos kilómetros los pasaba un segundo o dos por debajo de cuatro. La cosa iba bien.

Sobre el km 8,5 se gira bruscamente a la derecha y comienza la segunda cuestecilla de la jornada, que no es gran cosa si llegas con algo de fuelle. Yo debía llevarlos porque subí bien y sabía que coronando el repechito llegaba el km 9 y desde allí es favorable hasta meta. Pasé esa última dificultad y aceleré (o eso pensaba yo) hacia la meta, donde llegué todo feliz con un tiempo oficial de 39:33 y neto de 39:30 que se convierte en mi MMP. Pero no sólo eso, sino que es la primera vez que bajo de 40 minutos y la primera vez que consigo pasar de los 500 puntos de Purdy. Esa puntuación de 514,9 puntos indican que ha sido mi mejor prueba en cualquier distancia desde que corrí mi primera popular, la media Universitaria del 87, hace ya más de 22 años.


Después de la carrera con mis compas pradolongueros

Tiempos por kilómetro:

Kilómetro Ritmo por km
1 3:45
2 4:05
3 3:49
4 3:56
5 3:55
Primera mitad 19:32
6 3:59
7 3:57
8 3:59
9 4:04
10 3:56
Segunda mitad 19:58
Tiempo total 39:30

XXIX Trofeo Akiles

En una mañana fresquita, pero no tanto como decían las previsiones, un trío de pradolongueros nos hemos dado cita para correr la que es, sin lugar a dudas, la carrera más bonita de cuantas se celebran en Madrid. Se trata del Trofeo Akiles, una carrera ya veterana organizada por el Club Akiles de Atletismo. Y para mí, un año más puedo decir que la organización ha rayado casi en la perfección. Tan «casi» que no se me ocurre ninguna pega que poner… ¿quizás un poco escasa la bolsa del corredor? Pero eso son menudencias.

A eso de las ocho y media llegábamos al aparcamiento habilitado por la organización para este evento, cuando todavía no había prácticamente coches. Carlos, un buen amigo de Emilio II, nos acercó generosamente en su coche ¡¡¡muchas gracias Carlos!!! Y en su coche compartimos asiento con su perro, que también iba a meterse entre pecho y espalda los 10 km, aunque Carlos ya nos advertía que eso era pan comido para su can.

Con tanto tiempo por delante, pudimos recoger chip y dorsal sin ningún problema. Estando en esos menesteres, me encontré con Rafael, hermando de Juan Ignacio y estuvimos un buen rato charlando. Viendo el frío que hacía entramos en uno de los quioscos que hay junto al lago y estuvimos tomando café para no quedarnos fríos. La verdad es que me sentó de vicio ese cafetito con leche calentito.

Sobre las nueve y cuarto fuimos al guardarropa a dejar la bolsa con la ropa y nos pusimos a calentar, no sin antes hacer una parada a saludar a los compañeros de MaraTI+D. Allí ya cada uno se fue por su lado, pero Quique me acompañó y después de saludar seguimos calentando, haciendo unos progresivos para poder salir ya con las pulsaciones altas y los músculos calientes. Al poco coincidimos con Ninfa y Emilio que venían de hacer una cabaña. Ambos con los cuadriceps algo agujeteados después del cross de Patones que corrieron allí. Sin embargo a Emilio II y Carlos no parecía importarles haber corrido ayer y allí estaban dispuestos a tomar la salida.

Me coloqué junto a Emilio y Quique cerca de la línea de salida y cuando sonó el pistoletazo salimos a toda pastilla, como si nos fuese la vida en ello. Quique se marchó en el primer metro y Emilio se descolgó al paso del primer kilómetro. En ese momento me pasó Ambrosio como un ciclón. Este hombre es incombustible.

En esos primeros kilómetros no me encontraba demasiado bien, ya que todavía tenía el desayuno en la boca ¡¡¡y eso que había desayunado dos horas y media antes!!! Aunque iba a buen ritmo, tenía la sensación de que lo iba a pasar mal, pero seguía apretando.

Después de pasar el tramo más complicado y empezar a bajar del cerro de Garabitas, pasamos por el kilómetro cinco. En ese momento miré el reloj y me pareció que marcaba 21:47, por lo que me parecía complicado llegar a los 42:00. Eso me azuzó y apreté un poco más en la bajada, aunque controlando un poco para no desbocarme en ese terreno tan favorable.

Después de bajar Garabitas vi a Esteban animando al personal y me indicó que Quique estaba cerca. Sabía que muy cierto no podía ser, pero me motivó aún más. Seguía buscando en la lejanía la espalda de Quique, pero al que vi fue a Ambrosio, que se convirtió en mi objetivo. Veía que poco a poco le iba comiendo el terreno. Y sobre el kilómetro 8,5 le pude pasar. En esos momentos iba eufórico porque algunos kilómetros (los más favorables) los había pasado a menos de cuatro minutos.

Pasando el nueve, el terreno es ligeramente descendente y ahí eché toda la carne en el asador. Por megafonía iba oyendo que el tiempo era inferior a cuarenta minutos y eso me iba motivando cada vez más. De hecho, me parecía imposible que así fuese porque eso indicaba que no sólo podía bajar de 42 minutos, sino ¡¡¡que podía hacer mi mejor marca personal!!! Y así fue, entré en meta más feliz que unas castañuelas con un tiempo bruto de 40:53 y neto de 40:48, bajando mi mejor tiempo, que databa de 1999, en 51 segundos. Brutal, el subidón que me dio cuando entré en meta fue brutal. Ni en mis mejores sueños se me hubiera ocurrido que en Akiles fuera a hacer mi MMP. Y no sólo eso, sino que en Aranjuez pienso rebajar ese tiempo, optimista que es uno…

Lo mejor es que salimos todos contentos. Quique porque había conseguido bajar de 40 cuando había pasado una noche fatal debido a las toses. Emilio porque había hecho 43 después de correr en Patones y yo porque uno no consigue MMP todos los días. Un día redondo.

Por cierto, la clasificación se puede ver aquí.

Esta vez sí conservé en la memoria del cronómetro los tiempos por kilómetro, no como en Rivas que lo borré sin querer. Estos son los tiempos:

1 4:10
2 4:12
3 4:31
4 4:19
5 3:56
Primera mitad 21:10
6 3:48
7 3:56
8 4:05
9 4:04
10 3:42
Segunda mitad 19:38
Tiempo total 40:48

XI 10 km de Rivas

¡Menuda suerte hemos tenido! Cuando hemos llegado a Rivas a eso de las diez y media estaba cayendo el diluvio universal y hacía un viento del carajo. A esas horas estaban corriendo los niños y llegaban todos a los vestuarios totalmente empapados. El amigo que me acompañaba decía que no corría en esas condiciones. Digo que hemos tenido suerte porque antes de la hora de salida (doce de la mañana) ha escampado y el viento ha dejado de soplar, por lo que hemos corrido en condiciones inmejorables, aunque con el suelo algo mojado.

Antes de comenzar la carrera, haciendo tiempo cerca de las taquillas me ha sucedido un acontecimiento poco afortunado, ya que un desaprensivo me ha robado el paraguas. Me ha puesto de muy mala leche… Y no porque el paraguas valiese más o menos, sino porque era un regalo, acababa de estrenarlo y ¡¡¡estaba lloviendo!!! Al poco se me ha pasado el cabreo y cuando ha llegado la hora de salida ya estaba olvidado el incidente… que he vuelto a recordar cuando después de ducharme ha vuelto a hacer acto de presencia la lluvia.

La carrera consta de dos vueltas de 5 km en los cuales hay poco llano, al principio ligeramente descendente y luego ligeramente ascendente. Lo malo es que este año se habían sacado una bonita subida sobre el km 3 que rompía bastante el ritmo, por lo que el circuito era más duro que en años anteriores.

Había llegado con la idea de hacer 42 minutos y, al final, lo he conseguido. Salí tranquilo en el primer kilómetro y luego fui aumentando el ritmo, lanzándome en el terreno más favorable, para luego aflojar un poco el ritmo en el terreno ascendente, tratando de no apretar demasiado en esa primera vuelta. Esos primeros 5 km los recorrí en 21:07 y me sentía fuerte.


Salida de la carrera de Rivas 2009, foto cortesía de Laetus Sport

La segunda vuelta, con la misma tónica, apretando en las bajadas y sufriendo en las subidas, sobre todo en la cuesta sorpresa con la que nos ha obsequiado la organización este año. Iba fuerte porque durante toda la carrera he ido adelantando gente. Eso demuestra que vas bien y además da más moral.

Los últimos 500 metros se hacen dentro de la pista de atletismo. Ahí ya me dejé todas mis fuerzas tratando de adelantar a los que me precedían. Y no lo hice mal del todo, porque fue el único kilómetro donde bajé de los cuatro minutos. Llegué a meta con un tiempo neto de 42:17, diez segundos menos que el tiempo bruto y, curiosamente, no muy cansado.