El mundo no se acaba en el minimalismo

Por el tema de la condromalacia llegué a pensar que el minimalismo e incluso el correr descalzo iba a ser la panacea universal. Lo intenté el pasado año y lo he vuelto a intentar éste, pero otra vez tiro la toalla.

Mi problema fundamental es que mis gemelos están acortados y andar/correr descalzo provoca una tensión que acaba provocando que el tendón de aquiles (este año) o el propio gemelo (año pasado) acaben dándome guerra. Lo tengo muy claro, mi cuerpo no está preparado para este tipo de aventuras, así que me vuelvo de nuevo a las zapatillas amortiguadas. Me quedo con algunas cosas interesantes que he aprendido de este asunto: relajación, correr de metatarso, caer con las rodillas flexionadas y zancada cortas y rápidas, que trataré de poner en práctica lo mejor que pueda.

Así que me he calzado mis zapatillas más amortiguadas con sus correspondientes plantillas y me he acercado al parque. Allí estaba Joaquín que sigue con sus problemas, por lo que ambos hemos empezado a andar a un ritmo de paseo, tan ricamente, aunque con la idea de probar un poco la carrera. Después de cuatro kilómetros paseando, nos hemos puesto en marcha. Habrán sido 300 metros, pero no me he encontrado mal, las sensaciones han sido buenas, excepto unas pequeñas molestias. Así que contento, muy contento. El próximo día, un poquito más.

Por fin acabó septiembre

Por fin acabó septiembre y sus treinta días. Este mes de septiembre ha sido un mes complicado deportivamente hablando. Realmente no ha sido más que la consecuencia de estar lesionado y no parar porque ya en agosto el tendón me molestaba y seguí erre que erre. Conclusión: a pagar en septiembre los deslices de agosto.

Estuve la primera semana en la playa y me pasé esa semana yendo y viniendo entre Gandía y Oliva, caminando descalzo por el borde la playa. Estos paseos playeros castigaron más mi maltrecho tendón.

Anduve también algún día con la bicicleta y la verdad es que sobre las dos ruedas el tendón no sufre, aunque al forzar algo me molestaba la rodilla -la condromalacia sigue ahí-.

Al final acabé yendo el día 16 a visitar a Josefa para ver si podía hacer algo. Me diagnosticó un bonita tendinitis en el tendón de aquiles, algo a lo que no son ajenos ninguno de los dos tendones. Me dijo que ni se me ocurriera seguir con calzado sin talón elevado, que estirase, que me diese automasajes y que no olvidara el hielo.

En resumen, que me olvide del minimalismo. De este modo, acaba como fallido el segundo intento después del intento del pasado año. Creo que después de un segundo, no habrá un tercero y que tendré que buscarme otra opción si quiero correr sin molestias en la rodilla. Tendré que tratar de aplicar la técnica de correr descalzo corriendo con zapatillas amortiguadas, buscando quizás aquellas de menos amortiguación, pero que me levanten un poco el talón y no vaya con el tendón demasiado tirante.

Después de esta visita a Josefa, me olvido de correr (de intentarlo al menos) hasta octubre y lo más que hice fue salir a andar, pero de paseo, nada de apretar el paso. Cuando vea que la molestia es mínima, trataré de correr un poco.

Lo más positivo, atléticamente hablando, de este mes de septiembre no está relacionado con mi persona. El domingo 22 de septiembre la mitad de mi familia participó en el SERTRI, en Madrid. Una grandísima experiencia para ambos. Y una gran satisfacción para mí.

Fotos de la I Legua de Gerindote

Hoy me he desplazado a Gerindote con una amiga que tenía la intención de participar en la I edición de la Legua Urbana de Gerindote. Dado que no puedo correr, he pensado que podría hacer unas fotos de los corredores. Así que me he puesto manos a la obra y éste es el resultado:

Legua gerindotana
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Las fotos están a menor calidad que las originales y con marca de agua. Si alguien desea la foto original puede enviar un correo a correresmireligion ARROBA gmail.com y se la envío sin ningún problema lo más pronto que pueda.

La carrera en sí, no ha estado mal, aunque deberían arreglar el tema del tráfico, que en algunos cruces los coches no respetaban nada. Lo mejor, las migas del final, todo un detallazo.

Confiemos en que el año que viene se pueda celebrar la segunda edición y espero estar allí, pero de corto.

El placer de ir descalzo

Ya he comentado por activa y por pasiva (siento ser tan pesado) que llevo unas semanas con molestias en el talón del pie derecho. Hoy no quería correr porque las molestias siguen ahí, así que me he puesto mis zapatillas convencionales y he salido a andar tratando de seguir la técnica de correr descalzo/minimalista: relajación, zancada corta, rodillas flexionadas y no sé cuantas mariconadas más.

He empezado a andar de aquesta guisa haciendo hincapié sobre todo en la relajación, porque Javier tiene la teoría -que yo creo acertada- de que las molestias son debidas a ir demasiado tenso. Y es que habitualmente llevo relajado casi todo el cuerpo… excepto lo más importante: los pies. Aún así, creo que no llevaba los pies relajados.

Me he encontrado con Antonio, he parado y al volver a comenzar a andar iba mejor, más relajado. Mucho mejor, la molestia se desvanecía.

Cuando llevaba unos cinco kilómetros y medio he decidido descalzarme e ir andando por la yerba, zapatillas en mano… ¡qué placer! Ya tenía olvidada esas sensaciones de pisar la yerba, la tierra, las piedrecillas; sentir el contraste de temperaturas entre las distintas superficies. Lo dicho, todo un placer.

A los siete kilómetros he pensado, ¿por qué no correr un poco descalzo por esta verde yerba? Pensado y hecho: aparco las zapas junto a un árbol y me pongo a correr pensando en hacer poca cosa, pero iba tan a gusto que al final he hecho poco más de un kilómetro principalmente sobre yerba, pero también por caminos.

¿Y la molestia en el talón me dolía más al ir descalzo? Pues no, iba mucho mejor. ¡Esto no hay quien lo entienda! Salgo con las zapatillas amortiguadas por temor al talón y acabo descalzo y mejor.

Entre unas cosas y otras he completado 8 km, de los cuales 5,5 km han sido andando con zapatillas + 1,5 km andando descalzo + 1 km corriendo descalzo. Me ha gustado este entrenamiento.

Antes de salir me he subido a la báscula y marcaba 69 kg exactos, 200 g menos que la semana anterior. Quería haber bajado de este erótico número, pero poco a poco.

Acabé con una pequeña heridita en el pie. Algo raro debí pisar. Ese es uno de los inconvenientes de ir descalzo.

pie-herida

Almanaque

Los receptores GPS utilizan un almanaque para almacenar la posición de los satélites, de tal forma que la sincronización del aparato con los satélites se haga lo más pronto posible.

Desde que leí esta información referente al dichoso almanaque, la palabreja en cuestión se me escurre por los entresijos de la memoria. Así que cada vez que me pongo el GPS en la muñeca me acuerdo de que existe una palabra que es sinónimo de calendario y ¡que no me acuerdo cual es! Y que además asocio al calendario zaragozano

He tenido que buscar en un diccionario de sinónimos un sinónimo de calendario para encontrar la dichosa palabra y he creado esta entrada para que no se me vuelva a olvidar: almanaque, almanaque, almanaque, almanaque, …

Ayer me molestó bastante el talón del pie derecho, quizás por haber hecho 18 minutos de carrera, pero hoy lo tenía mejor, así que me he animado a salir con la idea de hacer los diez minutos que marca la sexta semana del plan de adaptación.

He comenzado andando dos kilómetros y al llegar a ese punto me he puesto a correr. Me he dado cuenta de que incumplía claramente la primera norma y la más fundamental: hay que ir relajado. Me he dado cuenta de que trato de relajar el cuerpo, pero no los pies. Así que he tratado de olvidarme un poco de la técnica y de relajarme lo más posible, tratando además de mantener una zancada corta.

Cuando se han cumplido los diez minutos estaba en lo más satisfactorio de la carrera, así que he continuado corriendo hasta completar tres kilómetros en algo menos de 18 minutos. Así que entre lo andado y lo corrido he completado 5 km en 38:04 @ 7:37 min/km.

Madrid-Gijón-Madrid

El 19 de agosto a las 21 horas comenzó una prueba ciclista de 1200 km -sí, habéis leído bien, no se me ha escapado ningún cero, mil doscientos kilómetros- donde los participantes salían de Madrid, en concreto de Algete, iban hasta Gijón y volvían. Además el recorrido hay que realizarlo en menos de 90 horas, es decir, en menos de tres días y dieciocho horas.

Julián Sanz fue el participante que tardó menos tiempo, lo hizo en cincuenta horas y catorce minutos, bajando ocho horas el anterior registro. Pero esta entrada no es una loa al ganador, sino a todos los ciclistas que participaron en la prueba, demostrando que un ciclista preparado puede hacer «burradas» sobre la bicicleta sin recurrir a ayudas externas no permitidas.

Ya aprovecho para rendir homenaje a dos amigos que participaron en la prueba: Miguel Angel García Expósito y Juan Coca Cuesta. Compañeros, me postro de hinojos ante vosotros por vuestra hazaña, tenéis toda mi admiración.

mgm-2013

Es por estas cosas que me revienta el sambenito que se ha colgado a los ciclistas de que necesitan doparse para poder realizar una carrera por etapas. No señor, un deportista no necesita el dopaje para realizar su trabajo, aquel que lo hace es porque trata de llegar antes que los demás a toda costa, no por la dureza intrínseca del recorrido. Así que, por favor, dejen ya de decir que los ciclistas se dopan porque es imposible realizar los recorridos a base de espaguetis. Y alaben estas hazañas realizadas por ciclistas anónimos.


Hoy hemos salido en bici, pero nosotros, más modestos, sólo hemos hecho 23,4 km en un tiempo de 1:08:23 @ 20,6 km/hora. Han sido las tres vueltas al circuito de triatlón en el que mi compañera de entrenamientos participará el próximo septiembre.

Aprendiendo del maestro

Hoy he quedado con Javier para hacer unos kilómetros minimalistas juntos, con la idea de observar la manera de correr. Ya quedamos la semana pasada para grabar mi estilo y hoy era más para ver durante más tiempo cómo corro. Javier ha realizado una transición de libro, adaptándose a la perfección a esta nueva manera de correr.

Me comentó un par de cosas que le pareció que no hacía bien: correr de puntillas en algunos momentos y correr algo tenso. Cierto es que son cosas que ya había observado yo mismo, pero no está mal que te lo digan.

Por el otro lado, yo creo que él lo hace muy bien, le veo relajado y creo que la pisada es buena y que consigue algo que a mí me resulta difícil: pisar justo debajo del centro de gravedad. Como él dice, no se ve los pies al correr.

El caso es que hablando con los compañeros, vas charlando y eso hace que vayas más relajado. Y así, a lo tonto, completé tres kilómetros corriendo y en ese punto decidí dejarlo más por precaución que por otra cosa. El ritmo fue muy tranquilo, como debe ser en esta etapa de adaptación, rondando los seis minutos por kilómetro, pero ya habrá tiempo de aumentar la frecuencia de zancada.

Lo peor es que la molestia en el talón del pie derecho sigue ahí, no consigo que remita. El caso es que corriendo y después, duele, pero luego al día siguiente se va pasando y cuando vuelvo a correr otra vez, ya casi ni molesta. Hasta que empiezo de nuevo a correr y vuelve otra vez el ciclo. Tendré que visitar a Josefa de nuevo o a un masajista para ver si me descarga esa zona.

Después de completar los tres kilómetros, en poco menos de 18 minutos, continué andando la vuelta a Pradolongo para completar más o menos cinco kilómetros.

Por otro lado, tengo que realizar un apaño en la bicicleta para fijar una cámara y grabar mi carrera en paralelo, para observar mejor mi técnica de carrera. Veremos qué se me ocurre.

Combinando dos especialidades

Ayer sábado íbamos a salir con la bici, pero al final se nos hizo tarde, así que hemos dejado para hoy domingo la salida. Pero también tenía planeada una salida a pie, así que he probado a hacer ambas cosas.

A eso de las diez y media salimos hacia San Martín de la Vega por el carril bici. Subimos la Marañosa y en vez de darnos la vuelta en el alto, bajamos hasta el cruce de la Warner y allí nos dimos la vuelta. Como no queríamos hacer muchos kilómetros, no llegamos hasta San Martín de la Vega, así que hicimos a la ida poco más de 24 km. Como luego volvimos por el mismo camino, totalizamos más de 48 km sobre la flaca. Reconozco que llegué a casa bastante fundido. Tengo que agenciarme una bicicleta de carretera ya mismo, que resulta complicado tratar de seguir los pasos de una de carretera con una montangüai.

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Subiendo la Marañosa por el carril bici

Lo dicho, llegué a casa bastante cansado. Guardé la bici, me cambié de vestimenta, estiré un poco y salí a correr al parque. Primero anduve un kilómetro y luego empecé a correr los doce minutos de rigor. Las molestias que tuve en el gemelo el último día de carrera ya eran inexistentes, aunque el talón del otro lado me molestaba algo todavía y eso que había empezado a embadurnarme con crema Fisiocrem y a estirar y masajear el tendón de Aquiles.

Esas ligeras molestias no impidieron que completara esa docena de minutos, en los que hice un primer kilómetro en 5:50, un segundo en 5:31 y cien metros más corriendo. Es decir, que por primera vez he conseguido sobrepasar los dos kilómetros con zapatillas minimalistas.

Cuando iba corriendo pasé por una zona que estaba embarrada. Después de realizar la carrera, me acerqué por el barro para examinar la pisada. Sólo se veía impreso en el barro la parte delantera de la zapatilla, nada del talón. Quizás eso indique que piso demasiado de puntillas y que no planto el talón, que debería hacerlo suavemente.

En resumen, el entrenamiento consistió en ir hasta el cruce de la Warner, volver y el entrenamiento a pie.

Cuando volví de vacaciones, el lunes pasado me pesé y me llevé la desagradable sorpresa que sobrepasaba los 70 kilos, en concreto, 70,2 kg. Esta semana me lo he tomado en serio lo de la alimentación y ayer sábado ya estaba en 69,2 kg. Lo que implica un kilo menos. Ya me quedo más tranquilo, pero tengo que seguir controlando.

Primer encuentro minimalista pradolonguero

Mantengo con Javier una relación de amistad más cibernética que personal y eso que ambos transitamos por el parque de Pradolongo con frecuencia; sin embargo, hoy había quedado con él para intercambiar impresiones sobre el minimalismo, algo que ambos practicamos, aunque él más que yo, porque todavía ando en los preliminares.

Ando dando vueltas a la pisada, ¿lo hago correctamente? ¿Piso demasiado de puntillas? ¿O por el contrario sigo talonando? Esas interrogantes sólo pueden resolverse si otra persona ve tu forma de pisar. Había quedado con él que me grabara «en plena acción» para poder luego mirar con más detenimiento la pisada. Y eso fue lo que hicimos, llegué minutos antes al punto de encuentro, hice poco más de un kilometrillo andando y después de saludarnos me puse a correr, en una primera pasado más tranquilo y en una segunda, algo más deprisa.

Ritmo normal: http://www.youtube.com/watch?v=hEZlfDZhRD8

Ritmo más rápido: http://www.youtube.com/watch?v=BJdcbHmwXM8

Después de la grabación Javier tuvo que irse y yo comencé con los diez minutos que correspondían. No sé si iba demasiado deprisa, pero poco antes del primer kilómetro empecé a tener molestias en el gemelo de la pierna izquierda, lo mismo que me pasó en la playa, y al terminar también me molestaba el talón del pie derecho. Todo un poema. A veces pienso que el minimalismo no está hecho para mí.

Al acabar de correr, estiré un poco, me masajeé las partes afectadas y estuve andando hasta completar dos kilómetros y medio más. De esta forma completé 5,5 km en un tiempo de 52:11.

Que no se nos olvide montar en bici

Llevábamos ya unas cuantas semanas sin montar en bicicleta, así que hoy hemos optado por entrenar en bici en vez de hacerlo a pata. Cuando has montado muchos años, los automatismos de montar en bicicleta los tienes asimilados y lo haces sin querer: subir piñones cuando se pone la carretera para arriba, lo que implica dar a la maneta de una determinada manera, etc.

Si no has montado mucho, hay que tener en la cabeza todo ese tipo de cosas y pensar mucho antes de darle a la maneta. Que si la izquierda es para las coronas, que si la derecha para los piñones, que si la grande es para subir dientes, que si la pequeña para bajar, etc.

Hoy hemos montado las bicicletas en el coche y con el vehículo de cuatro ruedas nos hemos acercado hasta el lago de la Casa de Campo, donde hemos empezado a dar pedales, tratando de seguir, una vez más, el circuito de triatlón. Saliendo de Lago, enseguida hay una cuesta corta, pero de pendiente considerable. Ahí es donde entran en juego los automatismos aprendidos con la práctica y donde se nota si tienes la habilidad suficiente para manejar los piñones y coronas con soltura. Y ahí es donde he visto que mi compañera de entrenamientos todavía anda algo pez en estas lides. Después de un par de semanas sin coger la bici, ya no recordaba cómo se subían o bajaban piñones, que si la izquierda, que si la derecha, que si para arriba, que si para abajo, …

Por fortuna, es algo que se aprende fácil y que en no muchas salidas se asimila. Así que espero que cuando llegue el día del triatlón ya lo haya interiorizado.

Hicimos tres vueltas al circuito, buscando en cada ciclista con el que nos cruzábamos la cara de Javier, pero no conseguí encontrarle, así que fuimos a nuestra bola. Comprobé que mi compañera sube cada vez mejor Garabitas… o que yo estoy bastante peor.

Dando esas tres vueltas completamos 24 km en un tiempo de 1:14:48 a una velocidad media de 19,3 km/hora. Algo lentos, pero lo importante es volver a coger las sensaciones. Ya habrá tiempo de ir más deprisa.