Con Simba

Íbamos corriendo Joaquín y yo cuando nos hemos cruzado con un gran corredor, al que se le conoce como Simba. Se trata de un corredor veterano de buen nivel, que no es extraño verlo encima del cajón. En la segunda vuelta le hemos convencido de que viniese con nosotros.

Y no corre mal, no, que hemos empezado a aumentar el ritmo kilómetro a kilómetro y el tío aguantaba como un campeón. Hemos llegado a hacer un kilómetro a 4:08 y nada, impasible. No me extraña que este hombre se suba al cajón de vez en cuando.

Por cierto, que hoy es mi santo, San Miguel.

En total han sido 9,7 km en un tiempo de 52:19 @ 5:22 min/km.

Por fin le operan

A las 19:30 estaba en el punto de encuentro y allí esperaban Joaquín y Emilio R. Hemos empezado los tres a correr y cuando llevábamos un kilómetro se nos ha unido el militar y nos ha estado amenizando la carrera hablando de historias de mili y del ejército. Con este chico no te aburres, no. Cuando acabamos la primera vuelta nos encontramos con Jesús. Nos contó que le operan el 7 de noviembre y que el médico le había dicho que tiene el menisco fatal y que no se sabe el estado del cartílago hasta que operen. Confiemos que todo vaya bien.

Entre que íbamos muy entretenidos escuchando la charleta, que Emilio R. no andaba muy fino, que Joaquín y yo estábamos cansados de las carreras del domingo, hemos ido muy tranquilos tanto la primera como la segunda vuelta. De este modo hemos hecho 9,6 km en un tiempo de 56:39 @ 5:52 min/km. Muy, muy lentos… pero seguros.

IX Carrera popular villa de Torrijos

Novena edición de la carrera y octava vez que participo. Me sigue pareciendo una excelente carrera aunque tengo que reconocer que algo ha perdido, ya no le daría un diez como otras veces, aunque no baja del nueve todavía. De hecho, aunque la carrera se celebra a 75 km de mi casa, merece la pena desplazarse hasta esta localidad toledana.

La salida de la carrera es a las once de la mañana, algo tarde para mi gusto, pero tiene la ventaja que si vienes de lejos no tienes que darte un gran madrugón. Por el contrario, si es un día caluroso -como ha sido hoy- a las once el sol ya calienta de lo lindo.

A las diez horas y diez minutos estábamos aparcando y cinco minutos después retirando el dorsal, cosa que hicimos en un periquete ya que había varias colas y estaba la cosa bien organizada. Después fuimos al servicio y me sorprendió encontrar menos urinarios que otras veces, aunque suficientes desde mi punto de vista. Luego dejamos la ropa en el guardarropa, también sin ningún problema y faltando un cuarto de hora nos pusimos a calentar.

No tenía muy claro cual era mi estado de forma. La última carrera fue el Trofeo de San Lorenzo a mediados de junio y desde entonces había entrenado poco y mal debido a una lesión y al terrible calor sufrido este verano en Madrid. Así que la idea era hacer esta carrera para obtener los ritmos de entrenamiento a los que debo entrenar. De todos modos, aún sin saber cómo me encontraba, me marqué el objetivo de tratar de bajar de cuarenta y dos minutos, cosa que me parecía muy ambiciosa, pero factible. Había calculado que yendo a 4:10 bajaba de ese tiempo y me parecía razonable poder aguantar durante los diez kilómetros.

La salida se da frente al antiguo ayuntamiento, en la plaza de España y la zona es muy estrecha, con algunas curvas de noventa grados nada más salir. Esa estrechez, unida a un pelotón de muchos corredores es una de las pegas de esta carrera. De hecho prácticamente durante todo el primer kilómetro se tiene sensación de agobio.

Sabiendo este asunto y de que se celebraban al mismo tiempo la carrera de 5 km y la de 10 km -lo que suponía algo más de 400 atletas participantes- traté de ponerme lo más cerca de la línea de salida, aunque no pude llegar a donde me hubiese gustado.

Dieron la salida y, efectivamente, el primer kilómetro fue un poco agobiante. Observé que me adelantó una chica que conocía de la carrera de la Cabrera y estuve tentado en seguir su ritmo, pero me pareció muy vivo y no era cuestión de darse un calentón. Llegamos al primer kilómetro, observé el cronómetro y vi que marcaba 4:11, ¡había clavado el ritmo! Y me sentía francamente bien.

Los siguientes dos kilómetros son ligeramente favorables y los hice a 4:06 y 4:09, lo cual me animó sobremanera porque veía posible el objetivo; sin embargo, los siguientes dos son ligeramente desfavorables y ahí el tiempo se me fue un poco, ya que los hice en 4:20 y 4:19, haciendo la primera vuelta en 21:05 lo que me hizo pensar que bajar de los 42 minutos iba a ser imposible, porque siempre flojeo un poco en la segunda vuelta.

Así fue, el siguiente kilómetro se fue a 4:25 y fue cuando me di cuenta que «la chica de la Cabrera», acompañada de un chico, iba por delante no muy lejos de mí. Viendo que el objetivo inicial era inalcanzable, me centré en seguir el ritmo de esta pareja, a los que veía francamente bien. A la altura del cuartel de la Guardia Civil, sobre el kilómetro siete y medio, conseguí darlos caza. Animé a la chica y seguí a mi ritmo que era ligeramente más rápido que el suyo, o al menos eso pensaba yo. Luego me centré en alcanzar a un tipo vestido de color rojo, con tan poco pelo como yo.

Poco a poco iba comiendo terreno «al de rojo», pero oía la respiración de la chica muy cerca de mí al igual que los gritos de ánimo, por lo que nuestro ritmo debía ser muy similar. El noveno kilómetro, que es el más desfavorable, se me fue por encima de los cuatro minutos y medio y ya sólo quedaba apretar un poco en el último kilómetro para tratar de adelantar al rival que me había inventado… Y que no me adelantase la pareja, que los notaba justo detrás de mí.

A la altura de la Colegiata pude adelantar al de rojo y en la curva de casi ciento ochenta grados me puse ya a tope porque quedaba poquísimo. Llegando a la recta final pude ver que el reloj andaba por los cuarenta y dos minutos y cuarenta y tantos segundos por lo que ya eché toda la carne en el asador para, por lo menos, bajar de cuarenta y tres minutos. Y conseguí hacerlo ya que llegué a meta con un tiempo oficial de 42:51. No había cumplido el objetivo inicial, pero al menos esta carrera me sirvió para ver mi estado de forma actual.

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Llegando a la meta de Torrijos 2016

Haciendo uso de las tablas de Daniels obtengo un valor de VDOT de 47,9 para esa marca y esa distancia, lo que implica un ritmo de intervalos de 4:02, un ritmo umbral de 4:24, un ritmo de maratón de 4:40 y un ritmo de carrera fácil entre 5:17 y 5:37. Así que objetivo no habré cumplido, pero ya tengo los ritmos a los que debo entrenar.

Tú a Boston y yo a California

Existe una película de 1961 de título Tú a Boston y yo a California. Años después, en 1998, hicieron un remake y originalmente cambiaron el título, esforzándose mucho, por Tú a Londres y yo a California. Trata de unas hermanas gemelas que viven separadas y se juntan y bla, bla, bla

Iba corriendo con mi gemelo Joaquín y hablábamos de la próxima carrera en la que íbamos a participar: él en Pareja y yo en Torrijos. Y pensando en el tema, se me ha venido a la cabeza la película que recuerdo haber visto hace un montón de años. La del remake, no sé si la he visto, aunque no creo que me pierda nada…

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Con mi hermano gemelo Joaquín. Gracias a Isma por el montaje

Joaquín, que es un gran corredor con la edad que tiene, tiene como objetivo subir al cajón. Mi objetivo es más modesto, sólo trato de probar para ver cómo me encuentro de forma. Espero y confío en que mi compañero de desventuras suba al cajón.

Pues eso, que como en tres días tenemos «nuestras» pruebas, no lo hemos tomado con calma, así que he recorrido 9,7 km en un tiempo 52:04 @ 5:21 min/km.

Estreno de las Glide 7 azules

Es la primera vez en mi vida que me compro tres pares de zapatillas de la misma marca y modelo… aunque de distinto color. El caso es que estas últimas no tenía que haberlas comprado porque las anteriores salieron una guarrería, pero ya las tenía y aguantarse tocan. Después de unas grises y unas verdes, esta vez ha tocado azul.

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Adidas Glide 7 azules, sin estrenar

Salí con Joaquín y no me sentía cómodo. Pensaba que al ser la primera vez estaría apoyando raro o algo así, pero al final del entrenamiento me di cuenta ¡que había tirado las plantillas! y que ahora iba corriendo sin ellas. No es raro que fuera algo molesto del talón y del tendón de Aquiles. Tengo que llamar al sitio donde me hicieron las plantillas para ver si me hacen unas iguales o tendré que ir al doctor Urzanqui para que me «recete» otras.

De todos modos hoy no iba muy deprisa, así que yo creo que las molestias habrán sido menores que si hubiese ido a toda pastilla. Ya veremos el domingo cómo me siento.

He dado las dos vueltas típicas a Pradolongo completando 9,6 km en un tiempo de 54:57 @ 5:43 min/km. Un auténtico entrenamiento de recuperación… si es que tuviese que recuperarme de algo.

A la basura por fin

Estaba deseando que llegaran los mil kilómetros para tirar las zapatillas a la basura. Hace tiempo que se rompieron por la parte del interior, ya que se despegaron los refuerzos y estaban en muy, pero que muy, mal estado.

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Adidas Glide 7 totalmente rotas

Lo cierto es que las primeras Glide 7 me salieron buenísimas y estas me han salido regular tirando a mal. Lo malo es que me compré el mismo modelo hace unos meses.

El entrenamiento consistió en hacer tres kilómetros de calentamiento, seis kilómetros tratando de mantener un ritmo de 4:40 y un último kilómetro de enfriamiento. Lo que sumaron un total de 10 km en un tiempo de 49:48 @ 4:58 min/km.

Hace tiempo que no hablo del peso. Hoy la báscula marcaba 68,2 kg lo cual me parece muy poco. Ahora empiezo a comer de menú del día y ya veremos si el peso se mantiene.

El del San Marcos ya debe conocernos

Llevaba ya dos semanas sin coger la bici, así que tenía ganas. A eso de las nueve me levanté, preparé los chismes y sobre las diez salí junto a una amiga rumbo a San Martín, con la idea de desayunar allí y darnos la vuelta. Y eso fue lo que hicimos. En San Martín nos sentamos en la terraza del San Marcos, nos tomamos un café con barrita de tomate y vuelta a casa.

Como siempre el viento hizo de las suyas porque hubo un momento que dije que no soplaba y dos segundos después casi no podía sujetar la bici. No tuvo más historia la cosa.

Hicimos aproximadamente 52 km en un tiempo de 2h13 a una velocidad de 23,5 km/h.

Mi tocayo se ha dignado visitarnos

Miguel era un habitual de los entrenamientos hasta que dejó de serlo. Algunas veces se digna venir con nosotros y hoy nos ha acompañado. Decía lo que dicen todos los corredores: que si he entrenado poco, que si estoy muy mal, que si la abuela fuma, etc.

Hacía seis o siete grados menos que el martes y se notaba, aunque hiciese calor. Después de dar una primera vuelta de calentamiento, apretamos un poco en la segunda y acabamos haciendo dos kilómetros a 4:12 demostrando cada uno con hechos, que no con palabras, que no estamos ninguno demasiado mal.

Hicimos 9,6 km en 50:51 @ 5:16 min/km.

Objetivo sobrevivir, segunda parte

Me quejaba el 19 de julio del calor exagerado que hizo durante el entrenamiento, pero hoy hacía el mismo calor. Y si el 19 de julio es normal rondar los cuarenta grados, un 6 de septiembre no lo es tanto. Por lo que de nuevo como aquel día, lo importante es sobrevivir al entrenamiento y para sobrevivir lo mejor es hidratarse bien. Lo digo muchas veces, se lo leí a Jack Daniels, el peor enemigo del corredor es la deshidratación.

Nos hemos juntado Joaquín, Jose «el nuevo» y un servidor. Hemos dado una vuelta muy tranquilos a ritmos rondando los seis minutos -lo importante es sobrevivir- y al terminar esa primera vuelta Jose no ha querido dar más. Hemos seguido Joaquín y yo y hemos aumentado un poco el ritmo y luego cuando quedaban dos kilómetros y pico, después de parar a beber, lo hemos aumentado un poco más… Pero tampoco para tirar cohetes. Hemos hecho un par de kilómetros por debajo de cinco y comentábamos lo difícil que resulta ir a un ritmo sencillo con este calor y lo fácil que se lleva con más fresquito.

Hemos hecho 9,6 km en 54:03 @ 5:35 min/km. Al final conseguimos el objetivo.

Obras a lo bestia en el Parque Lineal

Llevaba bastante tiempo sin bajar por el Parque Lineal, concretamente desde el día de San Fermín y aunque había pasado con la bici por la carretera que va a San Martín de la Vega y había visto que estaban haciendo obras, no sabía de la envergadura de éstas. Y es que hay un tramo que han abierto y parte ya está cerrado y parte no. Y la parte que han cerrado, está fatalmente alisada. Parece que están adecentando la zona del parque que pertenece al distrito de Villaverde.

Fui con una amiga y nos lo tomamos con bastante tranquilidad. Lo cierto es que hacía bastante calor y eso que salimos a las diez de la mañana, pero aún en septiembre sigue el verano apretando.

Aunque fuimos al Parque Lineal la idea no era hacer muchos kilómetros, así que nos dimos la vuelta mucho antes de llegar al final del circuito de ese parque, totalizando 12 km en un tiempo de 1:05:05 @ 5:25 min/km.

Antes de salir me subí a la báscula y marcaba 68,8 kg lo cual es buena señal porque indica que voy soltando el lastre de las vacaciones.