XVI Media maratón comarca de Jadraque

Hoy nos hemos acercado a Jadraque con los compañeros de MaraTI+D (y algún añadido) para ver si conseguíamos hacernos con un jamón. Según el reglamento de esta carrera, todo equipo que presente y acabe con diez corredores o más tiene derecho a un jamón y a una caja de botellas de vino. Para que sea un poco más fácil la organización permite realizar o bien la media maratón o bien 10 km.

Jadraque se encuentra a algo más de cien kilómetros de Madrid, por lo que tocó madrugar para ir a la carrera. A eso de las diez ya estábamos allí y nos encontramos con algunos componentes del equipo. Retiramos el dorsal, nos hacemos la foto de rigor y nos preparamos para la salida, sin tiempo para estirar ni calentar.

¡A por el jamón!
¡A por el jamón!

Como todavía estoy en los comienzos de la transición calzado -> descalzo, todavía no estoy capacitado para recorrer ni siquiera la distancia más corta de 10 km, por lo que decido salir con zapatillas tratando de llevar la técnica de pisada de metatarso y zancadas cortas y rápidas. Dado que con esta nueva técnica, los músculos utilizados son distintos a cuando se corre de talón, me parecía excesivo correr una media y salgo pensando en hacer sólo diez.

Salgo con una amiga esos primeros kilómetros que ya son durillos y cuando llegamos a la glorieta donde se gira para hacer la distancia corta, decido acompañarla para no dejarla sola en esas solitarias carreteras y bajo esa solana inclemente. En cada oportunidad recojo agua y aconsejo a mi compañera de viaje que beba, pero no me hace mucho caso. Al terminar la carrera me confesó que no bebía por temor al flato, pero mejor ir con una molestia en el abdomen. En estas carreras donde el calor aprieta de lo lindo lo más importante es la hidratación. Es mejor olvidarse de ritmos y marcas y centrarse sólo en beber, si no quieres sufrir un golpe de calor.

Después de llegar a Membrillera, volvimos por el mismo camino hacia Jadraque, sufriendo por el calor y las cuestas. Ya en el parque donde está instalada la meta, mi compañera de aventuras esprintó como si le fuese la vida en ello y llegó algunos segundos antes que yo. Según el mensaje corto que recibí por la tarde, llegué con un tiempo oficial de 1:50:54 en el puesto 116. Mi amiga consiguió subir al cajón, en el segundo puesto de su categoría.

¡Objetivo conseguido!
¡Objetivo conseguido!

Ayer me subí a la báscula para comprobar si la semana de control había dado resultado. ¡Y vaya si lo ha dado! La báscula marcaba 67,3 kg que es un kilo y medio menos que la semana pasada. De todas formas, sigo pensando que la báscula no anda muy allá.

Lo que hace una letra

Cuando me dio el punto de correr descalzo lo primero que hice fue buscar en internet información sobre el particular. Fui al gran hermano Google y escribí correr descalzo y salieron un millón de resultados. Como siempre se hace en estas búsquedas, se pincha sobre el primer enlace y acabé en la web de Correr descalzos la cual es una página guay, muy bien estructurada, con un foro, con una guía para correr descalzo, con un montón de artículos y publicidad ¿¿¿sobre zapatillas??? Resulta curioso que lo que más se ve en esa página son zapatillas, eso sí, zapatillas minimalistas… bueno, algunas de transición también que son de suela más «gorda».

Ayer recibí un correo de mi amigo Luis donde me hablaba de un conocido suyo que también corre descalzo y tiene una web que tiene un nombre muy similar: Correr descalzo. Tan similar que sólo cambia una letra, la letra ese del final. Esta web es bastante distinta a la otra: más caótica, más personal, menos profesionalizada y ¡¡¡no tiene publicidad de zapatillas!!! Ni minimalistas, ni de las otras.

Viendo el precio de las zapatillas llamadas minimalistas, se da cuenta uno de que es un negocio, un gran negocio. Estas zapatillas son igual o más caras que las zapatillas amortiguadas, aunque sólo por el ahorro de material deberían ser más baratas, además se supone que para fabricar este tipo de zapatillas no necesitan de centros de investigación y desarrollo para investigar nuevos materiales y estudiar la pisada.

No me gusta pensar mal y no suelo hacerlo, pero me da la sensación de que detrás de una de las páginas hay más interés comercial que otra cosa. No sé, quizás me equivoque. De todas formas, cada uno es libre de visitar las páginas que desee.

Por mi parte, sigo con mi lento avance hacia el descalcismo. Hoy me he atrevido a salir descalzo de casa. Creo que si hubiese salido en pelotas, no me hubiese dado tanta vergüenza. He llegado al parque, he hecho unos kilómetros andando y luego en el carril bici, doscientos metros más que el otro día, o sea, 1200 metros corriendo. Hoy he ido a 180 bpm, lo recomendado, y de nuevo el ritmo ha subido a 5:50 min/km aproximadamente y no se el porqué, pero hoy se me ha hecho largo el tramo corriendo. La verdad es que he salido muy tarde con muy pocas ganas, quizás eso influya también. Además el otro día me hice una pequeña herida en el dedo gordo del pie izquierdo y también iba un poco molesto por eso.

Al final, entre andar y correr, he totalizado 5,3 km en un tiempo de 56:44 y con ganas de llegar a casa desde que dejé de correr. Reconozco que hoy no he disfrutado del entrenamiento.

Mi primer kilómetro… descalzo

Seguimos con la transición entre correr con zapatillas y hacerlo descalzo. Hoy he hecho un kilómetro corriendo por el carril bici de Pradolongo. Estaba algo temeroso después de que el domingo acabara con algunas molestias en el soleo, pero ha sido comenzar a andar descalzo y olvidarme de ellas. Cuando he empezado a correr después de dos kilómetros andando, iba francamente bien, aunque siempre tengo la duda de si cuando corro, lo hago bien o piso demasiado de puntillas. Necesitaría la opinión de un experto para saberlo.

Hoy he probado a correr a una cadencia de 185 bpm, en vez de las 180 aconsejadas y se nota, obviamente, que se va más deprisa. Si a 180 iba a un ritmo aproximado de 5:50 min/km a esta cadencia he conseguido hacer el kilómetro a 5:39 min/km. Tampoco es que me preocupe ir más rápido o más lento sólo era por saber si las piernas serían capaz de aguantar esa cadencia.

Resulta curioso que hace justo un mes completé la maratón de Madrid con sus correspondientes 42 km y hoy estoy tan feliz ¡¡¡haciendo sólo uno!!! Está claro que ahora mis prioridades son otras y miro esto del correr con otros ojos.

Cuando empecé a andar descalzo, hace cuatro días, pisaba las piedrecillas como Chiquito de la Calzada y ahora voy -casi- como si tal cosa, parece que los pies se van acostumbrando. Es muy agradable sentir los diferentes tipos de terreno y las distintas temperaturas que tiene el suelo, cosas totalmente imperceptibles cuando se corre con zapatillas. Al terminar el entreno, estuve masajeando los dedos de los pies, rotándolos sobre su base ¡¡¡y descubrí que son articulados!!! Recuerdo haber hecho esto mismo antes de comenzar a andar descalzo y los dedos se movían sobre su base, pero como un todo, sin doblarse por las falanges.

Entre andar y correr totalicé 5 km en un tiempo total de 54:39 más feliz que una perdiz.

Error número cinco

Hablan en la web de Correr Descalzos de los errores que suelen cometer los corredores en la transición de correr con zapatillas amortiguadas a correr descalzo o con zapatillas minimalistas.

Uno de los errores que se suelen cometer es el catalogado como el número cinco que no es otro que no abandonar las zapatillas amortiguadas.

Y en ese error he caído hoy. Como la semana que viene es la media de Jadraque, hoy tocaba hacer una tirada larga. La idea era hacer unos 16 km. Obviamente no los iba a hacer descalzo y como tampoco tengo zapatillas minimalistas, pues me he calzado las Joma Marathon y zumbando hacia el río tratando de llevar una zancada corta y rápida y procurando pisar de metatarso.

Y precisamente por pisar de metatarso han surgido los problemas. Es evidente que mis piernas no están acostumbradas a esta forma de correr, por lo que he empezado a notar molestias en el sóleo de la pierna izquierda y sobre el kilómetro seis he vuelto a talonar como antaño. Al hacerlo, ha empezado a darme guerra la rodilla izquierda, cosa que había olvidado al ir descalzo.

Creo que correr descalzo es la mejor manera de correr descalzo. Así como suena parece una obviedad, pero algunos realizan la transición no descalzos, sino utilizando zapatillas minimalistas, que es como ir descalzo, pero son ir. Y pienso que es más fácil lesionarse con estas zapas porque yendo descalzo son las plantas de los pies quien te dice que pares y con las zapas tienes que parar sin que nadie te lo diga porque si no lo haces, te lanzas, te lanzas y tus músculos no están preparados todavía para mucho kilometraje y las probabilidades de lesionarte aumentan.

Así que seguiré a pie descalzo mientras pueda y quizás pille unas minimalistas, pero sólo para hacer una tirada a la semana un poquito más larga o cuando me ardan las plantas. Además creo que las sensaciones que transmiten los pues cuando van descalzos no creo que sean comparables a cuando los llevas cubiertos aunque sea una fina suela.

Medio renqueante, he totalizado 16,3 km en un tiempo de 1h25 @ 5:14 min/km. Me parece que en Jadraque haré 10 km como mucho.

¿Me acabaré por acostumbrar?

El jueves hice mi primera tirada por el carril bici. Como ya comenté, es un terreno muy liso, pero más duro y abrasivo que el césped, cosa que no está mal del todo para no sufrir el famoso síndrome DRDT (Demasiado Rápido Demasiado Tiempo). Fueron casi 750 metros y hoy tocaba hacer un entrenamiento similar, aunque aumentando un poco la distancia corriendo.

El viernes tenía las plantas de los pies algo molestas, sigo pensando que de la abrasión y no tenía muy claro si iba a ser capaz de dar un paso descalzo. Salí con mis chancletas de casa hasta el parque. Allí las dejé bien escondidas y me puse a andar para ir acostumbrando los pies al «descalcismo». Ningún problema, parece que los pinreles estaban deseando sentirse libres.

Dos kilómetros después de comenzar a andar, llegué al carril bici, conecté el metrónomo a 180 bpm y me puse a correr. Muy buenas sensaciones durante el trote aunque notaba que apoyaba más la parte externa de los pies, no sé si es normal. Acabé de trotar cuando llevaba 850 metros, cien más que dos días antes. Es evidente que la transición va a ser leeeeeeeeeeeenta.

Ya son 850 metros... y subiendo
Ya son 850 metros… y subiendo

Después del trote, otros dos kilómetros andando hasta casa para completar los cinco kilómetros de rigor. En el parque me crucé con uno de los habituales y estuve un rato charlando con él. Me comentaba que es mejor comenzar a correr descalzo en la playa, ya que la arena playera contiene yodo y eso ayuda a endurecer las plantas de los pies. No sé si eso lo decía con conocimiento de causa o qué.

El título del post viene porque con estos cuatro días que llevo, no tengo claro si llegaré a acostumbrarme a andar/correr descalzo porque algunas veces piso alguna piedrecilla que me hace ver las estrellas. Aunque ¡quién sabe!, a lo mejor llega el momento que tengo una planta más dura que las piedras que piso. Habrá que seguir insistiendo.

Sigo controlando el peso, aunque ahora que hago menos kilómetros me va a ser más difícil mantenerme. De hecho, hoy pesaba 68,8 kg bastante por encima de lo que debiera. Tengo que controlarme muy mucho con la comida, porque cuanto menos peso, mejor para los pies.

El óvalo es mi amigo

Tal como había pensado el otro día, la jugada era hacer andando el circuito habitual de Pradolongo, aunque sólo una vuelta, e incluir en esa vuelta el carril bici en forma de óvalo (más o menos) corriendo. El circuito tiene 750 metros, menos de lo que hice el domingo, pero el domingo lo hice sobre hierba y el carril bici tiene una superficie más dura y abrasiva.

Carril bici de Pradolongo
Carril bici de Pradolongo

Llegué al punto de encuentro calzando chanclas y mis compañeros se reían cuando les decía que iba a correr descalzo. Cuanto más lo repetía, más hilaridad causaba. Hasta que nos pusimos en marcha, descalcé mis pies y me puse andar. Aunque el piso es en su mayoría de tierra con piedrecillas por aquí y por allá, parece que las plantas de los pies se van acostumbrando a andar sin zapatillas y no lo llevaba demasiado mal.

Me daba cuenta que al andar la zancada también era larga aunque no tan traumática como al correr y esto había que acortarlo. Metrónomo en mano, lo puse a 90 bpm, pero me di cuenta que era demasiado lento y lo subí a 140 bpm y parece que se adaptaba mejor a una zancada más corta y más rápida. A esa cadencia iba a un ritmo aproximado de 11:30 min/km.

Pasados los dos primeros kilómetros, llegué al carril bici en forma de óvalo, subí el ritmo del metrónomo a 180 bpm y me dispuse a correr por esa pista perfectamente asfaltada y lisa… pero dura. Como era la primera vez que llevaba el metrónomo, no tenía ni idea de lo que podía suponer esa cadencia de 180 bpm, pero vi que se adaptaba perfectamente al ritmo y zancada que tenía memorizada de las dos salidas anteriores, por lo que no me costó completar la vuelta de casi 750 metros, que hice en un tiempo de 4:21 a un ritmo de 5:56 min/km. Después de andar otro par de kilómetros eché a correr en la recta paralela al arroyo, pero no conseguí completar la longitud de esa recta porque se me clavaban las piedras ¡y de qué manera!

La idea es seguir utilizando este circuito para ir aumentando el kilometraje corriendo. No sé si es buena idea ir a saltos de 200 metros en 200 metros, ya veremos según vaya subiendo.

Completé andando y corriendo 5 km en un tiempo total de 53:34, ¿pero a quién le importa ese tiempo?

Mal empezamos

Si el fin de semana fue provechoso en esto de correr descalzo, hoy he dado un paso atrás. Había quedado con los compañeros pradolongueros y no tuve huevos a ir descalzo. Me calcé mis voladoras Joma 3000 Marathon con los calcetines más finos que encontré y me acerqué al parque con intención de al menos llevar una zancada corta y rápida, cosa que creo no conseguí porque iba más preocupado en ir charlando con unos que con otros que ir concentrado en lo que estaba haciendo. Es evidente, que para aprender una determinada técnica hay que prestar el 100% de tu atención en eso y si vas de charleta, mal asunto.

Es curioso, pero siento pudor yendo descalzo, exactamente igual que si fuese desnudo. Imagino que es algo que pasa a todo el mundo cuando empieza en este mundillo. Quizás por eso la gente prefiere calzado minimalista, que es como ir con tanga, te sigues raspando el culo, pero te tapas las pelotas.

Ahora mismo nado en un mar de incertidumbres. Estoy comprometido con el equipo de atletismo de la empresa a ir el domingo 27 de mayo a Jadraque a la media maratón y, obviamente, no voy a hacer 21 km a pie desnudo a estas alturas de preparación. Así que por un lado me apetece seguir con los pies descalzos, pero por otro, no puedo abandonar mis zapatillas porque tengo que seguir haciendo kilómetros para esa media. Además, tengo la maratón de Nueva York en seis meses, por lo que tampoco tengo claro que logre la transición en tan corto espacio de tiempo. En fin, probaremos al menos un mes para ver cómo evoluciona la cosa y ya evaluaré si seguir «transicionando» o volver a las zapatillas tradicionales y dejar los pies descalzos para más adelante.

Al final hice las típicas dos vueltas a Pradolongo totalizando 10 km en un tiempo de 51:33 @ 5:09 min/km y con la firme promesa de volver el jueves descalcito desde casa para que no tener malas tentaciones. De hecho, ya he pensado utilizar el óvalo del parque de Pradolongo para ir progresando en mis correrías sin zapatillas.

Primeros pasos

Llevaba tiempo dando vueltas al asunto de correr descalzo, pero la experiencia de acortar la zancada y sentir que la rodilla iba mejor me ha decidido a dar este paso. Últimamente parecía un ciborg con zapatillas bien amortiguadas, plantillas ortopédicas y calcetines altos. Todo muy sofisticado, aunque tengo que reconocer que toda esta parafernalia me ha dado buen resultado, de hecho llevo bastante tiempo sin lesionarme. Por lo tanto, correr descalzo no es más que un experimento del que no sé si tendré que dar marcha atrás.

Ayer sábado salí a andar descalzo por Parque Sur, combinando caminos con arenilla, con caminos algo más limpios de tierra y sobre todo, por hierba, que es lo más cómodo al ser un terreno más mullido. No es fácil así de repente ponerse ni siquiera ponerse a andar descalzo, pero es una experiencia interesante que todo el mundo debería hacer, aunque cuando se te clavan las chinas, fastidian que no veas. Aprovechaba algunos tramos de hierba para trotar sobre ella, tratando de observar la técnica que aconsejan para correr sin zapatillas: zancada corta y rápida, apoyo del metatarso, cadera algo más baja para flexionar las rodillas y cuerpo relajado. No sé si lo he hecho bien o no, ya que no me veo, pero la experiencia resultó muy gratificante, aunque al final la planta del pie acaba protestando. Hice aproximadamente un recorrido de 4 km y calculo que troté unos 500 metros. No sé si me pasé o me quedé corto.

Aspecto del pie después de mi primer entreno
Aspecto del pie después de mi primer entreno

Ni corto ni perezoso, viendo que el aperitivo del sábado me había sabido a poco, hoy domingo he salido de nuevo a Parque Sur con la intención de seguir una rutina similar, pero metiendo más distancia y tratando de trotar algo más, pero andando mucho más tiempo que trotando, claro está. De nuevo la experiencia me ha resultado gratificante mentalmente hablando, pero reconozco que los pies no están acostumbrados a estos terrenos y las plantas sufren lo suyo cuando el camino tiene arenilla o chinas de tamaño pequeño. Afortunadamente, no he sufrido ninguna herida en las plantas.

He hecho un recorrido total de casi 6 km, trotando algo más de 2 km. Me parece que me he pasado con el trote, ya que ahora, cuando escribo estas líneas noto que los metatarsos están ligeramente doloridos. Por un lado, es buena señal porque indica que apoyo lo que tengo que apoyar, pero tiene la lectura negativa de que me he pasado de kilometraje, ya que he pasado de hacer 500 metros el día de antes a hacer más de 2 km un día después. Mucha tela, hay que ir más poco a poco.

Alternando andar y trotar descalzo
Alternando andar y trotar descalzo

Veremos cómo evoluciona la cosa y espero que las plantas se vayan acostumbrando, porque cuesta un poco andar por determinadas superficies.

Midiendo el circuito de la carrera del Zofío

Hoy, junto a los compañeros pradolongueros, he medido con el forerunner el circuito de 5 km que había diseñado con openrunner.com para la carrera del Zofío, que se celebrará el 24 de junio. Con este cacharro me ha salido una distancia de 5.120 metros, que jugando con un error de 1% del aparato tengo la sensación de que la distancia es algo superior a los 5 km, aunque no mucho. También hay que tener en cuenta que la salida no es justo donde la llegada, por lo que se puede jugar con eso para obtener una distancia más ajustada.

Por si alguno siente curiosidad, el circuito -si lo aprueba la Junta Municipal- será algo parecido a esto:

Recorrido provisional carrera del Zofío 2012
Recorrido provisional carrera del Zofío 2012 (haz clic para engrandar la imagen)

Creo que el recorrido es algo menos duro que el de años pasados, pero el principal enemigo un día de junio puede ser el calor más que los repechos. Y hablando de calor, hoy hacía bastante calor, parecía un día de mayo más normal de los que llevamos.

Entre la vuelta de reconocimiento al circuito y un poco más que hemos hecho por Pradolongo, he acabado el entrenamiento haciendo 9,8 km en un tiempo de 56:22 @ 5:42 min/km. Y la rodilla sigue molestando, por lo que voy a parar unos días y sustituir la carrera por ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps para ver si mejora la cosa.

La vieja’l visillo

Hacía José Mota un sketch en su última temporada sobre una vieja cotilla que estaba siempre asomándose detrás del visillo de la ventana, que no era otra que la vieja’l visillo. Me resultaba graciosa su manera de correr y hoy he acabado corriendo de manera similar, o al menos así me parecía a mí.

Hoy he salido con destino al Parque Lineal y cuando volvía, en los últimos kilómetros me molestaba bastante la rodilla izquierda que lleva ya una jartá de días molestando. Desde el río hasta el Parque de Pradolongo es casi todo cuesta arriba. Suelo acortar la zancada en las subidas y subir la cadencia. Al hacer esto me he dado cuenta de que el dolor en la rodilla disminuía y entonces me he acordado del libro que acabé de leer el otro día Nacidos para correr y del fragmento donde habla de la manera correcta de correr.

Cuentan en este libro y en algunos otros sitios como la web de correrdescalzos.es que la forma natural de correr es descalzo, con la cadera algo más baja, zancadas más cortas, cadencia rápida y cayendo sobre los dos tercios delanteros del pie. Dicen que la amortiguación proporcionada por el conjunto tobillo-rodilla-cadera es mucho más eficiente que la que te pueda proporcionar unas zapatillas.

No les falta razón, yo que abuso de zancada larga, caigo demasiado de talón y eso no puede ser bueno se mire desde donde se mire, ya que una zancada más larga supone mayor impacto contra el suelo. Así que voy a tratar a partir de ahora de adoptar esas zancadas más cortas y rápidas y ¿por qué no? acabar corriendo sin zapatillas.

La ida y la vuelta al parque ha supuesto 14 km en un tiempo de 1:08:56 @ 4:55 min/km, siendo los últimos kilómetros, cuando he adoptado la forma buena de correr, los más rápidos.

Antes de salir a correr había pasado por la báscula. Marcaba 68 kg, he vuelto a subir a este número que no me gusta nada. ¡Ay, ay, las rosquillas de Carmen!