Si deportivamente fue un fiasco, he vuelto encantado de Lanzarote. Paisajísticamente es un lugar precioso y sorprendente. La lava y los volcanes hacen de esta isla un sitio alucinante. Las playas son muy bonitas y no sólo las del papagayo. Las papas arrugás han sido todo un descubrimiento y la comida muy buena allá donde hemos comido y los precios muy asequibles. El único pero, el viento, que a veces sopla de lo lindo. No hacía más que pensar en la gente que participa en el Ironman de Lanzarote que si les sale un día ventoso, deben sufrir como perros.
Este post estaba incluido en mis desventuras atléticas en Lanzarote, pero lo he sacado fuera porque al final ha quedado largo, largo. Empiezo mi particular descripción de lo que he visto en la isla, con un bonito montaje.
Vacaciones en Lanzarote
El sitio que más me ha gustado de todos los que he visto ha sido la Laguna Verde, situada en el cráter de un volcán subterráneo, toma su color de las algas que habitan en ella. No sólo es bonita la laguna, todo el entorno es impresionante.
La laguna verde
La laguna está situada en el cráter donde está esta bonita playa de arena negra. Es una curiosa experiencia bañarse en el cráter de un volcán.
Playa de arena negra
Cráter donde está situada la laguna verde
Para llegar a la laguna desde Playa Blanca se pasa por las Salinas de Janubio, otro bonito enclave isleño, además de útil.
Salinas de Janubio
Entre la laguna y las salinas se encuentran Los hervideros donde se observa el golpe de las olas sobre los brazos de magma que llegaron al mar y que hoy son roca solidificada. La fuerza de las olas permite subir el agua hasta la superficie aprovechando los agujeros y cavidades en la roca.
Los hervideros
Otro sitio realmente espectacular es el Parque Nacional del Timanfaya donde se produjo la última erupción en esta isla, allá en 1730 y que duró ¡nada menos! que seis años. Según cuenta el párroco de Yaiza en un manuscrito: El día primero de septiembre de 1730, entre nueve y diez de la noche, la tierra se abrió de pronto cerca de Timanfaya, a dos leguas de Yaiza. En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante diecinueve días.
Cráter de uno de los volcanes del parque del Timanfaya
Mar de lava en el parque de Timanfaya
Volcanes por doquier en el parque del Timanfaya
Otro de los lugares que más me gustó fue la Cueva de los Verdes, que es una sección del túnel de la Atlántida, túnel provocado por la colada de lava proveniente de la erupción del volcán de la Corona. El túnel mide cerca de siete kilómetros y parte está debajo del mar. No es el túnel volcánico más largo del mundo, pero sí el más ancho.
Cueva de los Verdes
Y estando en la cueva, no se puede dejar de visitar los Jameos del Agua, quizás el más famoso de todos los sitios de Lanzarote. Se trata de un antiguo vertedero que César Manrique transformó en un bonito espacio de recreo, con muy buen gusto.
Jameos del Agua
El volcán de la Corona fue el causante de la formación del túnel de la Atlántida, donde se encuentran la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua.
Volcán de la Corona
Otra de las ideas de César Manrique fue el Jardín de Cactus, sito en una antigua cantera en forma de anfiteatro en la localidad de Guatiza, donde vivía el citado Manrique. Existen miles de cactus de todas partes del mundo. Como curiosidad, para los amantes de las bebidas alcohólicas, se puede observar el agave mexicano de donde se extrae el tequila.
Jardín de cactus
Cactus en flor
En la cumbre del Risco de Famara, a 470 metros de altura, existe otra más de las ideas de César Manrique. Es el Mirador del Río que permite contemplar en primera línea a la isla Graciosa y detrás de ésta las diversas islas del archipiélago Chinijo. A los pies del mirador se pueden ver las Salinas del Río, las más antiguas de la isla, explotadas ya por los romanos.
La isla Graciosa desde el Mirador del río
Muy cerca del mirador, junto a la localidad de Órzola se puede contemplar la parte más septentrional de la isla, la Punta Fariones, muy cerca de la isla Graciosa.
Punta Fariones
La bonita localidad de Haría está sita en el llamado Valle de las mil palmeras. No sé si llegan al millar, pero es un bonito espectáculo.
El valle de las mil palmeras
Por una carretera secundaria o más bien diría terciaria nos encontramos con estas bonitas formaciones rocosas, sospecho que totalmente artificiales, pero curiosas cuanto menos.
Curiosa formación
Quizás lo que menos me gustó de la isla fue la capital, Arrecife (aunque tenga un precioso nombre). Es una ciudad moderna y bastante feúcha. Quizás no supe encontrar la gracia de la ciudad. Estuvimos visitando del Castillo de San José, sede el MIAC (Museo Internacional de Arte Contemporáneo) donde se pueden encontrar obras de diversos artistas. Hay algunas obras que están bien, pero hay otras que un niño de cuatro años podría perfectamente igualarlas o, incluso, superarlas.
Castillo de San José
Uno de los atractivos de Lanzarote son sus playas. Las hay de diversos tipos: de arena blanca, de arena negra, de arena dorada, de aguas cristalinas, de aguas tranquilas, con olas feroces, etc.
Una playa muy bonita es la playa de Famara, aunque el viento debe azotar de lo lindo ya que existían refugios de piedras para protegerse del viento. Sin embargo, el paisaje es maravilloso aunque esté nublado. Ideal para los amantes del surf.
Playa de Famara
Situada junto a las salina de Janubio existe una bonita playa virgen de arena negra, también con buen oleaje.
Playa de Janubio
En la localidad de Playa Blanca está situada una playa con el mismo nombre, es muy pequeña, pero muy agradable. Existe una plataforma que sirve de referente a los nadadores.
Playa Blanca
En esa misma localidad existe una playa artificial de arena fina y blanca y aguas cristalinas. Además existe un rompeolas en forma de montaña de piedras que hace que el agua esté muy tranquila. Cerca de las rocas hay multitud de peces de colores. Abundan unos que tienen un lunar en el comienzo de la cola.
Sí, es una playa artificial, pero bonita, bonita. Totalmente recomendable. Quizás sobren hamacas.
Playa Dorada
Rocas en playa Dorada con Fuerteventura al fondo
Sin lugar a dudas, las playas más famosas son las playas del papagayo, situadas en el entorno natural de los Ajaches, en la zona más meridional de la isla. Normalmente se conoce como «playas del papagayo» unas cuantas playas y calas que están alrededor de la Punta del Papagayo. Para llegar hasta allí hay que ir por un camino y pagar un «peaje» de tres euros por automóvil.
Playa del papagayo
Existen un montón de playas más en Lanzarote, pero por falta de tiempo o ganas no las visitamos.
Resumiendo, Lanzarote es un sitio realmente bonito y totalmente aconsejable de visitar. Se lo recomiendo a todo el mundo. Además es un sitio muy tranquilo y no masificado de turistas. De hecho, es de los pocos sitios a los que me gustaría volver.