Volviendo del frío

Reconozco que he pasado bastante frío en Nueva York, de hecho he vuelto medio constipado. Es por eso que hoy ha resultado muy placentero salir a correr con una temperatura más cálida y con ese olor tan agradable que deja la lluvia cuando cae. Lo único malo es que el terreno estaba muy encharcado y con mucho barro y como además se veía fatal… en algunos tramos era difícil mantener la verticalidad.

No sé si debido a la lluvia o qué, pero el parque estaba terriblemente mal iluminado. Zonas que siempre han estado con luz, hoy no tenían, en fin, el pan nuestro de cada día.

Después de una primera vuelta que se nos hizo algo larga, decidimos poner en práctica unos cambios de ritmo. Según iba haciendo los cambios, me di cuenta de que el domingo tenemos carrera, pero seguimos con ellos. Hicimos seis o siete cambios, consiguiendo que esa segunda vuelta se hiciese más amena.

Aunque hicimos algo más de 10 km, el GPS sólo marcó 9,82 km en un tiempo de 52:58 @ 5:24 min/km.

Prospect Park

Dicen las guías turísticas que los arquitectos del Prospect Park consideraban este parque como su mejor obra y que muchos neoyorquinos están de acuerdo con ellos, incluidos algunos residentes en Manhattan que consideran a este parque situado en Brooklyn como su parque favorito. La verdad es que es un parque bastante grande y al contrario que Central Park, muy irregular en su forma. Curioso cuanto menos.

Dado que estábamos hospedados en este barrio y que el entreno del domingo me había sabido a poco, decidimos salir a hacer unos kilómetros por este parque.

Se llega al parque por la Gran Army Plaza (allí donde tenía que haber cogido el bus para llegar a la línea de salida de la maratón) y lo primero que se ve es un gran arco del triunfo coronado por una cuádriga. Al atravesar la plaza se entra en el parque, el cual se halla circunvalado por una carretera asfaltada de un perímetro algo superior a los cinco kilómetros. Debe ser un circuito habitual por el que los corredores entrenan ya que estaba marcado cada cuarto de milla. Recorriendo este circuito me di cuenta lo larga que es una milla.

Queriendo demostrar a los neoyorquinos de la pasta que estoy hecho salí con la indumentaria del día anterior: pantalones cortos y camiseta también de manga corta. Pasé un frío del carajo, pero frío, frío de verdad. De ese que no consigues entrar en calor de ninguna manera y que provoca que te duela el cuerpo cuando te da el agua caliente de la ducha.

Todo el mundo que veíamos entrenando iba bien pertrechado contra el frío, excepto una chica con cara de neoyorquina -pero que debe ser del mismo Bilbao- que iba con unos pantaloncitos mínimos y camiseta de hombreras. Tenía una curiosa forma de correr, dando saltitos como si el suelo quemara, pero puedo asegurar que no estaba precisamente caliente.

Hicimos los primeros kilómetros cruzando el parque por una enorme pradera donde había unos dos millones de perros, por lo menos, con sus respectivos dueños disfrutando libres de sus ataduras de la fresca mañana. Pensamos que era mejor continuar nuestras correrías por la carretera de circunvalación que al menos estaba libre de canes, aunque compartida con tráfico rodado, pero bien separados los carriles. Además había poquísimo tráfico por lo que sospecho sólo debía estar abierta a vehículos que tuvieran algo que hacer en el parque.

Cuenta el circuito con una subida larga y dura de aproximadamente un kilómetro que provoca que el recorrido sea exigente. Ni con esta cuesta ni con el frío nos amilanamos por lo que después de una primera vuelta de reconocimiento fuimos a por una segunda.

Con esas dos vueltas y el camino de ida y vuelta hicimos algo más de quince kilómetros, aunque el chisme sólo marque 14,7 km, que fueron recorridos en 1:18:29 a un ritmo de 5:20 min/km.

No sé si ya lo he dicho, pero el 18 de este mes espero estar en la maratón de Valencia para quitarme la espina de la maratón que no nos han dejado correr y no tirar a la basura la preparación que había hecho. Y la maratón de NY… con su pan se lo coman, que yo no vuelvo ni harto de vino a la gran manzana.

Maratón de Nueva York 2012

Cualquier persona metida un poco en este mundillo del correr sabe que la edición 2012 de la maratón de Nueva York se ha suspendido, así que tampoco les va a pillar mucho de sorpresa lo que voy a contar.

En la madrugada del domingo 28 de octubre al lunes (hora española) el huracán Sandy golpeó con fuerza la costa este de EEUU y la ciudad de Nueva York se vio gravemente afectada. Staten Island, uno de los cinco barrios de la ciudad de Nueva York fue el que se llevó la peor parte ya que el huracán dejó a mucha gente sin casa. Otros barrios, como Manhattan, sufrieron inundaciones y apagones de luz.

Ha sido indudablemente una gran catástrofe. Algunas personas han fallecido, otros han perdido sus proiedades, los aeropuertos están cerrados, barrios enteros sin luz. Terrible, sin duda.

Resulta curioso que tras una catástrofe de estas características dijera el NYRR (el club organizador de la maratón) que la prueba se iba a celebrar sin ningún género de dudas. Para que la cosa quedara bien clara, el miércoles el alcalde de Nueva York, el ínclito Michael Bloomberg dijo en rueda de prensa que la maratón se celebraba. El NYRR dijo que algunos eventos que suelen celebrarse esta semana maratoniana, se iban a cancelar y que el horario de la Expo, donde se recogían los dorsales se iba a ampliar el sábado por si alguno llegaba con las prisas.

Después de estar tres días pensando que el vuelo se iba a cancelar, resulta que al final el vuelo sale a la hora prevista y el jueves a eso de las nueve de la noche (hora neoyorquina) llegamos a Nueva York. El viaje en taxi desde el aeropuerto hasta el apartamento resulta curioso. En Manhattan, por debajo de la calle treinta y tantos, no hay luz en las casas ni tampoco funcionan los semáforos. Se ve algunas personas por la calle con linternas y en contados cruces hay policías dirigiendo la circulación con un generador que enciende unos focos. También hay algunos establecimientos, muy pocos, que deben tener su propio generador y tienen las luces encendidas. Parece un barrio fantasma.

El apartamento está en Brooklyn y allí el huracán no ha dejado rastro. Las luces funcionan y no parece que se haya inundado nada; sin embargo, los túneles que unen este barrio con Manhattan están anegados de agua y el metro no funciona, por lo que hay que utilizar el autobús.

El viernes tengo pensado recoger el dorsal por lo que hay que llegar hasta Manhattan como sea. Lea en la web de la MTA (Metropolitan Transportation Authority) que hay un autobús lanzadera que lleva desde Brooklyn hasta Lexington Aveneue.

Partimos hacia Atlantic Av. y voy viendo que todo huele a maratón: las líneas azules están pintadas, los urinarios los acaban de colocar y hay banderas indicando la ruta. Se me ponen los pelos de punta según voy andando.

Cogemos el autobús y aprovechamos para hacer turismo por la zona de Manhattan donde el huracán ha dejado menos huella. Lo único, el derribo de algunos árboles en los parques y una grúa que se ha quedado a «medio» caer y que ha obligado a cerrar una manzana de calles.

A eso de las cinco nos acercamos a la Expo a retirar el dorsal. Recojo el dorsal en un mostrador, luego la camiseta en otro y pasamos a la zona donde Asics vende todo lo vendible.

Todo feliz con mi dorsal y mi camiseta
Todo feliz con mi dorsal y mi camiseta

Estando viendo los productos de Asics, me acuerdo que tengo que hablar sobre cómo ir el domingo a la salida. Vuelvo sobre mis pasos y me pongo a la cola donde atienden consultas sobre el transporte. Debido al huracán, el ferry que lleva a Staten Island no funciona por lo que todos los corredores deben ir en autobús desde la Biblioteca Pública de Nueva York. A mí me viene fatal porque resulta muy complicado ir hasta allí desde Brooklyn debido a que no hay metro. Es por eso que quiero ver si hay otra alternativa. Pues resulta que sí la hay, estos del NYRR son muy espabilados y han previsto poner autobuses también en Brooklyn. La chica muy solícita me indica a donde debo dirigirme y las horas.

Lugar y hora de salida de los autobuses
Lugar y hora de salida de los autobuses

Salimos de la Expo, nos montamos en un autobús que nos lleva desde allí hasta un lugar más civilizado de Manhattan y entramos en un Starbucks a «robar» wifi. Tomando un café latte leo con estupor en la página de facebook de la maratón de Nueva York comentarios de terceras personas diciendo que han cancelado la maratón. No me lo puedo creer, si hace media hora que salí de la Expo y estaba todo normal. Pienso que son mensajes que pone la gente que no está de acuerdo con que se celebre la prueba ya que supone un desvío de recursos de la ciudad a un evento pudiendo utilizar esos recursos en gente más necesitada. Esa gente tacha a los maratonianos de egoístas e insolidarios.

Llegar desde la calle 54 hasta Brooklyn va a ser una odisea. Vamos a coger el autobús lanzadera y es imposible ya que la cola es kilométrica y no hablo en sentido figurado. Después de estar un tiempo en la cola nos marchamos por Lexington Av. hacia el sur de Manhattan para ver si podemos coger ese autobús más adelante, pero resulta imposible; sin embargo, pasa el 101 que va hacia la calle 6 y nos montamos en él, pensando, de nuevo, en coger el lanzadera en donde nos deje.

Craso error, por más que esperamos todos pasan llenos y ninguno para, así que haciendo de tripas corazón nos ponemos en marcha hacia el sur. Aunque sigue habiendo muchos edificios a oscuras, me da la sensación de que ya hay más zonas con luz, aunque todavía da miedo pasar por algunos sitios, sobre todo cerca del puente de Brooklyn, junto al río pasamos más miedo que vergüenza. Cruzamos el famoso puente y ya estamos más cerca de casa, aunque todavía quedan kilómetros por recorrer. Nos hemos dado una panzá a andar que llegamos reventados.

Llegó a casa y leo dos correos, uno de la organización de la maratón, indicando que se ha cancelado. Ahora sí que es un certeza. Se me cae el mundo encima, tantos meses de desvelos para nada. La noticia me ha hecho mucha pupa.

Me cuesta dormirme por lo que empiezo a leer en internet y algunos consideran que la decisión del alcalde Bloomberg de anular la carrera ha sido únicamente política. Si se cancela la carrera justo cuando ha ocurrido el huracán y se ha evaluado los daños, muchos corredores no hubiesen venido. Eso hubiese sido un grave perjuicio para el turismo, ya que la maratón mueve muuucha gente y eso supone mucho $$$$. Anulando en el último momento consigue que la gente venga y el turismo se resienta lo menos posible y por otro lado contentar a los que decían que no se puede celebrar la carrera estando gente en la calle. Jugada redonda.

Pienso que si es cierto que el hecho de celebrar la carrera va a desviar recursos necesarios en otras parte, la cancelación es correcta. Pero la jugarreta del alcalde es de juzgado de guardia y de muy mala baba. No tengo ni idea de si este hombre es bueno para los neoyorquinos o no, pero me da muy malas sensaciones.

A mí, dentro de lo malo, no me ha perjudicado en exceso la medida, de hecho, me ha evitado un madrugón de órdago. Venía para seis días con la familia y si no puedo correr, pues a hacer turismo por la gran manzana; sin embargo, es realmente cruel para aquel que haya venido únicamente a correr. Si yo maldije al alcalde N veces, no sé lo que habrán pensado los más afectados.

El sábado nos invitaba la fundación Proniño a un entrenamiento con Chema Martínez las 8:30 en Central Park y un desayuno en un hotel sito en Times Square a las 10:30. Como me iba a resultar muy difícil estar en Central Park a esa temprana hora, debido a que el metro seguía sin cruzar el río, nos fuimos al hotel y a la hora prevista, allí estábamos comiendo magdalenas de mil y un tipo. Después del opíparo desayuno a patear un días más las calles de Manhattan visitando los típicos monumentos. Para terminar el día, de vuelta al apartamento. Ese día hicimos 16 km a patita, menos mal que al día siguiente no tenía que correr una maratón.

Bueno, una maratón no, pero media sí. De nuevo Proniño nos invitaba el domingo a un entrenamiento con Chema Rodríguez en Central Park, también a las 8:30. Esta vez sí me di el madrugón y poco antes de la hora estaba en la puerta del hotel, extrañado al no ver a nadie de Proniño. Pasados unos minutos me encontré con uno, pero andaba tan despistado como yo. Después de dar unas cuantas vueltas por el hotel mira en el móvil el correo donde el indicaban el lugar de encuentro y no era el mismo hotel ¡era otro de nombre similar!

Corrimos a toda pastilla hacia ese hotel, pero llegamos tarde, justo cuando acababan de hacer la foto. Quedó muy mona con tanta gente con la camiseta azul de la fundación.

Proniño en Central Park
Proniño en Central Park

Después de la foto partimos un nutrido grupo de corredores, todos de azul, por Central Park, con la idea de completar dos vueltas a un circuito que suponía unos 20 km. Con mi compañero David, al que había conocido en el despiste del hotel, completé las dos vueltas, contemplando alucinado los miles y miles de corredores que habíamos copado el parque, algunos con su dorsal puesto y todo.

Acabé las dos vueltas y a toda pastilla hacia Times Square donde había quedado con la familia. Llegando a tan famosa plaza se puso a mi lado un corredor que también venía de España y me dijo: vaya día tan bueno para correr que nos han robado. Totalmente de acuerdo con él. Sus palabras y la emoción contenida de todos estos días provocaron que casi se me saltaran las lágrimas.

Entre las dos vueltas al parque y la ida a Times Square completé 21 km en un tiempo de 1:48:43 @ 5:11 min/km.

Después de asearme estuvimos paseando por Central Park. Allí seguía la gente corriendo y algunos llevaban cara de haberse hecho los 42 km. Eso me hizo pensar en volver al día siguiente y hacer la distancia de Filípides, pero luego lo pensé mejor: yo viene aquí no a hacer una maratón, vine a hacer la maratón de Nueva York y eso ya no era posible.

Hoy todavía sigo por la gran manzana y ya casi todo ha vuelto a la normalidad en Manhattan; sin embargo, en Staten Island la gente sigue en la calle.

Si no salgo, reviento

He pasado tres días de mucho estrés y hoy estaba como una olla a presión. He tenido que salir a correr porque en caso contrario, reventaría. Han sido pocos kilómetros, más o menos seis, y simplemente a trote cochinero, pero me ha servidor para relajarme. Ahora estoy mucho mejor, ¡dónde va a parar!

Ayer estuve donde Josefa, la fisioterapeuta. Me dejó las piernas bien preparadas para la cita del domingo. Quizás todavía queden muchos días, pero no hay más tiempo.

En casi perfecto estado de revista

Hoy han sido sólo 16 km a ritmo suave, además disfrutando de la compañía de una amiga que me ha acompañado en este último entrenamiento largo. Resulta curioso cuando en el mes de agosto empezaba con los días largos haciendo este kilometraje y me parecía mucho y hoy me ha parecido un simple paseo. En esto consiste el entrenamiento para la maratón, en conseguir que una gran kilometrada se convierta en un juego de niños.

Decía que estoy en casi perfecto estado de revista porque aunque los entrenos para la maratón han ido bien, la rodilla izquierda me sigue molestando y llevo unas semanas con unas ligeras molestias en el glúteo, que noto sobre todo cuando aumento la velocidad. Curiosamente la molestia en el gemelo derecho casi no la noto. Creo que después de la maratón voy a estar unas semanas sin correr… o al menos debería.

Hemos ido al Parque Lineal a realizar el trayecto habitual y hacía un frío y un viento de mil diablos. He salido con la indumentaria que llevaré el próximo domingo y he pasado fresquete, las manos no se han llegado a calentar en todo el entrenamiento, aunque me temo que en NY va a hacer más frío todavía. De hecho temo más que a la carrera en sí a esas más de tres horas que hay que pasar en Fort Wadsworth y sobre el puente de Verrazano esperando a que empiece la carrera, aunque pienso ir bien pertrechado.

Con las lluvias caídas estas últimas semanas, el Parque Lineal está precioso, da gusto correr por los márgenes del Manzanares con ese verdor y viendo como las hojas de los árboles se van tornando de los típicos colores otoñales. El invento de Madrid Río estará muy bien, pero prefiero el Parque Lineal de aquí a Lima.

Poco más que contar, hoy han sido 16 km en un tiempo de 1:23:05 @ 5:12 min/km, un ritmo muy suave para no castigar las piernas. Ya sólo queda un entrenamiento de poca monta el martes y sesión de fisioterapia justo después y quizás el sábado me anime a ir a un entrenamiento dirigido por Chema Martínez para los Amigos de Proniño ya en la gran manzana.

Gata al sol
Hoy era un día para estar al solecito

Ultima exigencia

Hoy ha sido el último día donde he exigido a mis piernas algo más que un suave trote. Como casi todos los sábados, hoy tocaba hacer kilómetros a ritmo de maratón, pero en vista de que era el último, sin obsesionarme demasiado con el ritmo.

Ha estado lloviendo con cierta frecuencia estos días y el terreno estaba muy blandito, por lo que resulta más difícil ir más deprisa. Una razón más para no preocuparme demasiado del cronómetro.

Una primera vuelta (3 km) de calentamiento y las otras tres (9 km) tratando de mantener un ritmo sobre los 4:35 min/km. Como suele ocurrir, algunos fueron más lentos y otros, más rápidos, obteniendo una media de 4:33 min/km en esos nueve kilómetros. Veremos sin en NY soy capaz de mantener un ritmo similar, que pienso puede ser un ritmo que me permita acabar la maratón dignamente.

Sumando calentamiento más kilómetros a ritmo de maratón, han sido 12 km, recorridos en 56:41 @ 4:43 min/km.

Hoy la báscula marcaba 68 kg, bastante más que la semana pasada, pero hay que tener en cuenta que anoche nos dimos una opípara cena en un restaurante indio que no está nada mal. El restaurante se llama Indian Aroma por si alguno quiere probar.

Nervios, muchos nervios

Hoy quedan diez días para la maratón y ya llevo unos cuantos con nervios. No sé qué tendrá esta prueba que me provoca esa sensación de mariposas en el estómago cuando empiezo a pensar en que tengo que madrugar un montón, cómo llegaré a la salida, cómo será el recorrido, etc. Y si eso lo combino con el viaje, el apartamento, la visita a la gran manzana, … los nervios me comen. Si hasta sueño con el tema.

No es cuestión de lesionarse, así que lo mejor es hacer kilometrillos a ritmo suave. Es por eso que cuando han empezado a ponerse «violentos» he aumentado un poco la velocidad, pero sin pasarme, viendo desde lejos como Joaquín y Enrique se batían el cobre.

He completado los 10 km en un tiempo de 52:26 @ 5:15 min/km. No pongo el enlace a Garmin Connect porque el 405 ha medido como le ha dado la gana. A este cacharro se le va la pinza de vez en cuando.

Gracias a Fred Lebow

La primera maratón de Nueva York se celebró el 13 de Septiembre de 1970 y fue organizada por Fred Lebow y Vincent Chiappetta, que eran los presidentes del club de atletismo New York Road Runners. En esa primera edición se dieron cita un total de 126 hombres y una mujer y el recorrido consistía en dar vueltas a Central Park. De los 127 participantes que iniciaron la carrera finalizaron sólo 55 corredores entre los cuales no estaba la única fémina. El ganador fue Gary Muhrcke con 2:31:38.

En 1976 el cofundador Fred Lebow rediseñó el recorrido de la carrera incorporando los cinco distritos de la ciudad de Nueva York: Staten Island, Brookly, Queens, Manhattan y Bronx. La maratón creció en popularidad cuando dos años más tarde la noruega Grete Waitz batió el récord femenino de maratón con 2:32:30. Creció tanto, que en 2011 cruzaron la meta 46.795 participantes: 29.867 hombres y 16.928 mujeres.

Es evidente que la maratón de Nueva York se ha convertido en un gran negocio y todo gracias a Fred Lebow, que no sólo fue organizador, sino que también participó en aquella primera edición y la última vez que lo hizo fue en 1992 a la edad de 60. Desgraciadamente, falleció dos años después víctima de un cáncer cerebral.

No sé por qué cuento esto, la verdad, quizás porque me llama la atención cómo una carrera puede llegar a ser popular, ¿quizás sea debido al buen hacer de Fred Lebow? ¿Quizás a la cantidad de gente que se agolpa en las aceras de los distintos barrios? ¿Quizás al atractivo que pueda tener una ciudad como Nueva York? No conozco la respuesta y no sé si alguien lo sabe.


Volviendo a los entrenamientos, ya estoy bajando la cantidad y la calidad de los kilómetros que hago. Se trata de no cansarme en exceso y, sobre todo, de no lesionarme a tan pocos días para la cita. Es por eso que hoy me he quedado solo cuando mis acompañantes han aumentado el ritmo, yo he seguido al trantran hasta completar 10 km en un tiempo de poco más de 52 minutos, a un ritmo de 5:12 min/km.

El domingo por la noche y ayer lunes me encontraba con una pequeña molestia en la parte externa del gemelo derecho, eso también me ha hecho ser más precavido, pero no me ha molestado durante el entrenamiento. No es la primera vez que lo he notado, por lo que debo andarme con tiento y hacer los estiramientos adecuados y algo de automasaje. Esperemos que la cosa no se complique tan a las puertas.

Entrenamiento en fatiga

En este artículo de la revista Runner’s vienen cuatro consejos para triunfar en la maratón: fatiga acumulada, apura la recuperación, mejora progresiva y simulación de la pista. Me interesa el primer punto, veamos qué dicen cuando hablan de la fatiga acumulada.

Según la filosofía de los Hanson, entrenar estando fresco está sobrevalorado. El éxito en los 42 km requiere “enseñar a tu cuerpo a correr rápido cuando tus piernas están cansadas”, afirma Hanson.

Empezar cada entrenamien­to con fatiga residual prepara a los corredores para el desafío físico y mental de los últimos kilómetros de un maratón. Trata cada entrenamiento con la misma importan­cia, para que no te sientas tentado a suavizar el día anterior a una tirada larga o un entrenamiento duro.

Resulta muy interesante lo que dice. La gracia de la maratón está en los últimos kilómetros, de hecho decía Martín Fiz que los primeros treinta son para hidratarse y los últimos doce para correr y no va nada desencaminado. Ahora bien, ¿cómo entrenar para tener las piernas como en esos últimos kilómetros de la maratón? Obviamente, una forma es entrenar 42 km, pero desde mi punto de vista eso significa estar mucho tiempo corriendo y tengo mis dudas de que eso sea bueno. Además, si entrenas esa distancia, ¿qué encanto tiene correr una maratón?

Lo que hago para simular esas condiciones de piernas cansadas es realizar el día antes del día de la tirada larga hacer unos cuantos kilómetros a ritmo de maratón, eso es un entrenamiento duro y se nota al día siguiente que las piernas no están frescas. De esta manera esa tirada larga se convierte en algo más que recorrer una larga distancia a ritmo suave. Y hoy no iba a ser una excepción.

Lo normal es que haga la tirada del sábado por la mañana; sin embargo, como ayer participé en la nocturna de Toledo, me tocó correr por la tarde/noche. De esta manera debería tener las piernas algo más cansadas de lo habitual ya que sólo habían transcurrido unas catorce horas desde que dejé de correr. Por bueno, siendo sinceros, tampoco me esforcé en exceso ayer, por lo que tampoco estaban demasiado mal.

Ya en pleno proceso de disminución de kilómetros, hoy domingo había planeado hacer 25 km, dando un par de vueltas a Pradolongo y bajando hasta el circuito del Parque Lineal. Hoy no era cuestión de madrugar para dejar que las piernas descansasen algo más, por lo que no puse el despertador y eran casi las once cuando me ponía en marcha.

Había dividido el entrenamiento en tres partes: una primera de 9 km que pensaba hacer a un ritmo de 5:10, una parte intermedia de 8 km a un ritmo de aproximadamente 5:00 y una tercera, también de 8 km, algo más rápida, sobre los 4:50. Pero ya desde el principio iba algo más rápido y fui bajando los ritmos objetivo que me había marcado.

Terminé haciendo los 25 km en un tiempo de 2:03:59 a un ritmo decente (4:56 min/km) y con buenas sensaciones… bueno, no del todo, ya que notaba una ligera molestia en la parte externa del gemelo de la pierna derecha. Tengo que visitar a Josefa para que la cosa no vaya a más y de paso me deje apañado para la maratón.

Hoy era también un ensayo general de cara a la maratón utilizando la misma indumentaria que llevaré ese día. La camiseta de Proniño no me gustó demasiado ya que se empapaba y no «suelta» la humedad, por lo que vas notando una carga, especialmente en la espalda, donde va moviéndose. Tampoco me gustó el sistema de llevar el móvil en el brazo, lo apreté demasiado e iba incómodo, pero si lo hubiese aflojado se hubiese caído. Había pensado llevar el móvil para hacer algunas fotos antes de la salida, pero me parece que me tendré que conformar con lo que registre mi retina.

Ya llegó, ya está aquí

Ayer me llegó la camiseta de la fundación Amigos de Proniño. Me gusta, me gusta bastante y espero poder lucirla con dignidad en la maratón, aunque antes tendré que probar la prenda para comprobar que no produce rozaduras o si puede resultar incómoda, pero no lo parece.

Camiseta Proniño
Camiseta Proniño

No, hoy no estrené la camiseta, pero salí tan feliz como si lo hiciese, con la idea de no machacarme mucho que la rodilla me había estado fastidiando estos últimos días, pero el ritmo se fue avivando poco a poco en la primera vuelta y en la segunda ya fuimos a toda pastilla. De hecho esa segunda vuelta la hice en 20:18 y un par de ellos ¡bastante más deprisa que yo!

La jugada en esos 4,6 km que van desde el kilómetro cinco hasta terminada la segunda vuelta era hacerlo a ritmo umbral (sobre 4:10) y apretando lo suyo conseguí completar esa distancia a ese ritmo, haciendo por kilómetro: 4:12, 4:15, 4:03, 4:06 y 4:12.

Después de esas dos vueltas, abordé una tercera corriendo a un ritmo bastante más tranquilo, hasta completar un poco más de 14 km, que era el objetivo. En números, el entrenamiento consistió en realizar 14,17 km en 1:11:59 @ 5:05 min/km.

Para terminar, mi más sincera enhorabuena a mi tocayo Miguel, el ya sabe por qué.