Ya he comentado por activa y por pasiva (siento ser tan pesado) que llevo unas semanas con molestias en el talón del pie derecho. Hoy no quería correr porque las molestias siguen ahí, así que me he puesto mis zapatillas convencionales y he salido a andar tratando de seguir la técnica de correr descalzo/minimalista: relajación, zancada corta, rodillas flexionadas y no sé cuantas mariconadas más.
He empezado a andar de aquesta guisa haciendo hincapié sobre todo en la relajación, porque Javier tiene la teoría -que yo creo acertada- de que las molestias son debidas a ir demasiado tenso. Y es que habitualmente llevo relajado casi todo el cuerpo… excepto lo más importante: los pies. Aún así, creo que no llevaba los pies relajados.
Me he encontrado con Antonio, he parado y al volver a comenzar a andar iba mejor, más relajado. Mucho mejor, la molestia se desvanecía.
Cuando llevaba unos cinco kilómetros y medio he decidido descalzarme e ir andando por la yerba, zapatillas en mano… ¡qué placer! Ya tenía olvidada esas sensaciones de pisar la yerba, la tierra, las piedrecillas; sentir el contraste de temperaturas entre las distintas superficies. Lo dicho, todo un placer.
A los siete kilómetros he pensado, ¿por qué no correr un poco descalzo por esta verde yerba? Pensado y hecho: aparco las zapas junto a un árbol y me pongo a correr pensando en hacer poca cosa, pero iba tan a gusto que al final he hecho poco más de un kilómetro principalmente sobre yerba, pero también por caminos.
¿Y la molestia en el talón me dolía más al ir descalzo? Pues no, iba mucho mejor. ¡Esto no hay quien lo entienda! Salgo con las zapatillas amortiguadas por temor al talón y acabo descalzo y mejor.
Entre unas cosas y otras he completado 8 km, de los cuales 5,5 km han sido andando con zapatillas + 1,5 km andando descalzo + 1 km corriendo descalzo. Me ha gustado este entrenamiento.
Antes de salir me he subido a la báscula y marcaba 69 kg exactos, 200 g menos que la semana anterior. Quería haber bajado de este erótico número, pero poco a poco.
Acabé con una pequeña heridita en el pie. Algo raro debí pisar. Ese es uno de los inconvenientes de ir descalzo.