Hoy se ha celebrado la XIV edición de la media maratón de Getafe. Amaneció un día excelente para correr, pero según se iba aproximando la hora de salida, empezó a levantarse un molesto viento, que estropeó la carrera ya que sopló durante toda la prueba dificultando el avance en algunos tramos. Lo de que favorecía en otros no lo cuento.
Había quedado con Miguel, compañero pradolonguero, y con Chema, compañero maratidiano, para formar un trío como en Valencia y tratar de atacar entre los tres la hora y media. A Chema le parecía muy rápido, Miguel trataba de hacer sobre 1h29 y a mí me daba un poco igual, me conformaba con bajar de los noventa minutos, por lo que el trío no era demasiado homogéneo.
Llegamos con bastante tiempo para encontrar aparcamiento fácilmente -cosa que conseguimos- y no tener apreturas a la hora de recoger el dorsal y pasar por el servicio. Nos encontramos pronto con el resto de pradolongueros que también madrugaron. Nos hicimos las fotos de rigor y estuve haciendo tiempo hasta las diez que había quedado con los compañeros maratidianos.
Pradolongueros en la media de Getafe 2013
De nuevo, foto de rigor y desde allí a dejar la ropa y estirar un poco y calentar. En el calentamiento vi a Miguel y a su amigo David, pero no fuimos capaces de encontrar a Chema ¡y mira que es alto! Así que configuramos un nuevo trío con un objetivo más uniforme: acercarnos a 1h29, lo que suponía ir a un ritmo de 4:13 min/km.
Maratidianos en la media de Getafe 2013
Encontramos sitio no muy lejos de la línea de salida y me sorprendió porque había cierta holgura en esas posiciones delanteras. Dieron la salida y tardamos sólo nueve segundos en ponernos en movimiento. Aunque la salida es en terreno descendente, la gran multitud de corredores hace que no sea sencillo correr con soltura, esto hizo que pasáramos ese primer kilómetro en 4:18, algo lentos. El segundo también se nos fue un poco: 4:22. Justo después de este hito kilométrico, unas obras en la calzada provocan que se estreche el camino y de nuevo el ritmo se ralentiza. Ese tercero lo hicimos en 4:23 y le comenté a Miguel que habría que acelerar el paso si queríamos cumplir el objetivo.
Y eso fue lo que hicimos, aumentamos la velocidad y nos situamos a un ritmo de crucero, que segundo arriba, segundo abajo, era el correcto. Ya habría tiempo de recuperar esos segundos que habíamos perdido en los primeros kilómetros. Sobre el kilómetro cinco se pasa por la estación de cercanías donde está el primer avituallamiento. Es una recta de casi dos kilómetros donde el aire pega en contra. Sobre el siete, giro de 180º y ahora el viente soplaba a favor. Ese primer tercio de carrera lo cumplimenté en 29:55, por debajo de la media prevista para cumplir el objetivo.
Aunque el aire era favorable, el terreno se hace duro por los adoquines, ya que son casi dos kilómetros golpeando los pies por terreno tan duro e irregular. Durante ese tiempo iba tirando en cabeza del grupeto, pero en algún momento me quedé solo y no me di ni cuenta. Llegué al kilómetro diez y empieza la bajada donde se da la salida, donde el ritmo se incrementa sin querer. Al final de la cuesta, el segundo puesto de avituallamiento y al recoger la botella oigo una voz pidiéndome que no tirase el líquido elemento. Me vuelto y me encuentro con otro tocayo, un amigo más ciclista que corredor, que me había dado alcance.
En el km 13, foto cortesía de los atrapasueños
Me vino bien su presencia porque esos fueron los kilómetros que se me hicieron más duros, hasta que coroné la cuesta que habíamos bajado. Ahí me vi con fuerzas y ganas. Poco después de la subida, se llega al kilómetro 14. Hice ese segundo tercio en 29:20 algo mejor que el primero. En carrera no tenía ni idea de estos tiempos, pero sospechaba que había sido mejor que el tercio anterior porque los pasos por kilómetro habían sido más cercanos al ritmo objetivo.
Pasado el kilómetro 15, después del avituallamiento, pareció como si en vez de agua hubiese tomado la poción mágica de Asterix y Obelix porque aumenté el ritmo sin querer y mi acompañante de los últimos kilómetros se quedó atrás a los gritos de «sigue, sigue a tu ritmo». Aunque los adoquines de nuevo se hicieron notar, esos fueron los kilómetros más rápidos de la carrera; no obstante este último tercio fue el más rápido de los tres con 29:03.
Llegué a la meta esprintando como si me fuese la vida en ello (menuda tontería, como si me jugase algo) y crucé la línea con un tiempo en el reloj de 1:28:47 neto de 1:28:38. Medio minuto más que al año pasado, pero muy contento porque ni estoy en la forma de 2012, ni el día era el más propicio. De hecho, prácticamente todo el mundo con el que hablé hizo peor tiempo que en la edición anterior.
Tras la meta, foto cortesía de runners
Y para terminar, los tiempos por kilómetro para que quede constancia:
Tiempos de paso por kilómetro y acumulado en Getafe 2013