El pacto

Íbamos corriendo Joaquín y yo hablando de la carrera del domingo y haciendo cábalas de si deberíamos hacer tal o cual cuando hemos llegado a la conclusión que para mejorar las marcas lo único que podemos hacer, además de seguir entrenando con regularidad, es bajar de peso.

Así que a Joaquín se le ha ocurrido hacer un pacto conmigo que consiste en el reto de lo que hemos llamado un mes = un kilo. Es decir, nos comprometemos en los próximos cinco meses (hay que estar a tope para Villarrobledo) en perder cinco kilos. Ya digo, antes de empezar, que me parece una barbaridad, pero vamos a intentarlo.

El punto de partida es de 70,1 kg por mi parte y de 67,3 kg por parte del otro componente del reto. Veremos si somos capaces de tener cerrada la boca durante este tiempo.

Se puede cuantificar lo que la pérdida de peso puede suponer en una determinada marca. Utilizando la hoja de cálculo desarrollada por Herman Nieuwendaal se puede ver que una persona con 70 kg que haga una marca de 42:38 puede hacer 39:58 con cinco kilos menos. Vamos, que con el mismo esfuerzo que hace uno de 70 kilos para ir a 4:16, uno de 65 kilos va a 4:00.

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Influencia del peso en un determinado tiempo

Aparte de esto, ha sido un día bastante tranquilo, tratando de recuperar las piernas de la carrera del domingo. Aún así he recorrido 10 km, pero en un tiempo de 54:05 @ 5:24 min/km

XXVII Carrera popular ciudad de Getafe

Hoy he participado por primera vez en esta carrera que se celebra no muy lejos de casa, ya que viviendo en el sur de Madrid las carreras de Getafe pillan más cerca que muchas de las que se celebran en la capital.

La carrera comenzaba a las 9:30 y habíamos quedado a las 8:00 en el punto de encuentro habitual pradolonguero para acercarnos hasta allí en el coche de Emilio que se había prestado solícito a llevarnos. Al estar tan cerca, enseguida estábamos cerca de la zona de salida/meta y encontramos sitio para aparcar con facilidad. Total que cuando entramos en el polideportivo, estaban todavía casi empezando a organizar los diversos apartados de la carrera.

Retiramos dorsal, nos hicimos una bonita foto, dejamos la bolsa en el ropero e hicimos algo de calentamiento antes de salir a la avenida don Juan de Borbón donde se daba la salida.

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Cuatro pradolongueros antes del comienzo de la carrera

Para quien haya corrido la versión tradicional de la media de Getefe, donde se daban dos vueltas, esta carrera es prácticamente idéntica a una de las vueltas de esa media, ya que empieza en el mismo sitio, acaba en la misma pista de atletismo y pasa por las mismas calles, con alguna mínima diferencia.

Salí con Joaquín con la idea de acercarme a 41:20, que supone un ritmo de 4:10 min/km, pero ya incluso antes de empezar me parecía algo ambicioso. Dieron la salida y Joaquín salió como un poseso, yo iba instalado a un par de metros más atrás. Pasamos el primero kilómetro y el crono marcó 4:00, muy rápido pensé, a ver si baja un poco el ritmo, pero Joaquín seguía erre que erre y aunque el segundo kilómetro es un poco para arriba, el crono marcó 4:05. Me seguía pareciendo muy rápido, pero mi compañero es así: salir a tope hasta reventar.

Aguanté como pude esos dos metros por detrás de él hasta el kilómetro cinco donde estaba situado el avituallamiento. El cronómetro marcaba 20:52, un tiempo peor que un par de semanas antes en Torrijos, pero ya notaba que las piernas no eran las de aquel día y que el plan B de tratar de mejorar la marca en esa carrera iba a ser también complicado.

A partir del meridiano de la carrera, Joaquín empezó a irse metro a metro. El seguía a buen ritmo y yo cada vez peor, tratando de no perderle de vista… pero se alejaba sin remedio. Yo no iba nada fino, así que ya empecé a pensar en un plan C donde el objetivo era hacer sobre 42:30 a un ritmo de 4:15.

Según transcurrían los kilómetros más lejos le veía y así, con esa tónica, nos fuimos acercando a la meta. Volví a ver al pradolonguero volador mientras yo bajaba por la avenida don Juan de Borbón y él subía ya dentro del recinto del polideportivo buscando la pista del cien.

Aceleré lo que pude en ese último kilómetro y algo de fuerza me quedaba porque fue el tercer mejor tiempo de los diez kilómetros. Llegué a meta con un tiempo oficial de 42:38 un poquito más de lo esperado en el plan C.

Joaquín hizo un carrerón y acabó con una marca de 41:44, por lo que me metió casi un minuto en cinco kilómetros. De todas formas, no estaba contento del todo. La otra pareja pradolonguera acabó con 48:14.

Después del paso por la línea de meta fuimos obsequiados con una camiseta técnica, muy bonita, por cierto, un plátano, una botella de agua y un bote de Aquarius. El precio de inscripción es de 10 € en un primer plazo y 12 € en un segundo. Desde mi punto de vista, un poco caro, pero la organización estuvo muy bien, la camiseta es de muy buena calidad y se trata de una carrera homologada, que ahí también la Federación se lleva tajada.

Al igual que Joaquín, tampoco acabé muy contento con la carrera, ya que hice más tiempo que en Torrijos dos semanas antes… aunque empiezo a pensar que a la carrera toledana le faltaba algún metro para llegar al diez mil. De todos modos, aunque en carrera no me molestó en absoluto la lumbalgia, no he entrenado bien por su culpa y además estoy pasado de peso. Ayer marcaba la báscula 70,1 kg que es menos que la pesada anterior, pero todavía lejos de lo que debería.

Según el GPS: 10,09 km en 42:41 @ 4:14 min/km # VDOT = 48,7 # T = 4:21 # M = 4:37

Martín Velasco

Íbamos corriendo un grupo de pradolongueros más grande de lo habitual cuando ha aparecido Luismi, que se deja caer de vez en cuando. Iba hablando de sus historias pretéritas, cuando entrenaba de lo lindo y ha aparecido el nombre del déspota, apodo con el que se conoce a Martín Velasco. Nos ha estado contando algunas perlas de este hombre del que yo sólo sabía dos cosas: que fue el entrenador de José Luis González y de que cometió una de las barbaridades más feas en esto del atletismo.

Sería principios o mediados de los ochenta cuando Martín Velasco se acercó a un pequeño pueblo de la provincia de Toledo: Burujón. Pueblo conocido últimamente por sus barrancas, espectáculo natural notable. Pues bien, este hombre llegó al pueblo y puso a dar vueltas a los muchachos del pueblo para ver quien podría valer para sus planes. Similar a la película de Conan donde enganchan a los niños a dar vueltas a una rueda y sólo queda uno.

A este grupo de niños los exprimió como limones y los pocos que aguantaron consiguieron marcas magníficas en categorías inferiores. Por contra, esos entrenamientos estajanovistas provocó que ninguno de aquellos niños que daba vueltas a la rueda llegara a nada cuando pasaron de niños a hombres. No hubo ningún Jorge Sanz que se convirtiera en un Arnold Schwarzenegger. A lo mejor, en eso consistía el experimento.


Olvidé el reloj en casa y como iba con la hora justa, no volví a por el chisme, así que corrí con la sensación de ir desnudo 😉 De todos modos, ha sido un entrenamiento suave, con precaución, porque el domingo toca carrera en Getafe y ayer estuve fatal de la lumbalgia y sospecho fue de la caña que nos dimos el martes.

Fueron en total 9,6 km a un ritmo aproximado de 5:30 así a ojímetro. Ya terminando me encontré con Jesús que estaba entrenando, lo cual es una buena noticia porque la rodilla le molesta menos.

A puntito

Hoy, no sé si para celebrar mi santo, he estado a punto de volver a caerme como el día aquel. Quedaba kilómetro y medio más o menos cuando se ha cruzado un chaval que no me lo he llevado por delante de puro milagro.

De la carrera de Torrijos había obtenido, según Daniels, un VDOT de 49,2 lo que supone los siguientes ritmos de entrenamiento: ritmo umbral a 4:19, ritmo de maratón a 4:34, zona aeróbica entre 5:17 y 5:31 y zona de recuperación con ritmos cercanos a los seis minutos. Y si quiero hacer unos miles, pues el ritmo a llevar un poco por debajo de cuatro: 3:57.

El sábado hice nueve kilómetros a ritmo de maratón, aunque salieron un poco más rápido, y hoy quería hacer cuatro a ritmo umbral, que es de 4:19. El problema es que hice el primero más rápido de lo que debiera (4:15), el segundo salió también algo más rápido (4:17) y el tercero ya se me fue un poco (4:23) y en el cuarto y último ya no podía con las zapatillas y se me fue a 4:36. También es cierto que este último kilómetro era todo para arriba y eso se nota cuando vas a tope. Bueno, alguno quizás se piense que subo por una rampa empinada y no es así, es para arriba pero la pendiente es pequeña.

La verdad es que los kilómetros a ritmo umbral se me hicieron duros, algo más de lo que debería ser, así que la próxima vez iré algo más lento. Fueron en total 8 km en un tiempo de 37:21 @ 4:40 min/km.

El Anillo Verde al completo

No tenía nada claro qué hacer hoy. Tenía claro que no iba a correr porque ya lo hice ayer y no suelo correr dos días seguidos y tampoco podía alejarme mucho de mi casa por temas laborales. Así que dando vueltas a la almendra después de levantarme se me ocurrió la idea de coger la bici de montaña (el hierro más bien) y dar la vuelta al Anillo Verde Ciclista, pero esta vez en sentido opuesto al habitual y con intenciones de hacer la vuelta completa, que hacía tiempo que no la completaba, pero mucho tiempo.

Salí dirección Aluche y me adelantaron enseguida un par de ciclistas con los que estuve jugando al gato y al ratón un montón de kilómetros. Unas veces me adelantaban ellos, otras veces era al revés.

Después de salir de la Casa de Campo y atravesar la A6 se llega a un puente de suelo empedrado denominado Puente de San Fernando, el cual tiene adornado el pretil con estatuas de reyes. Ahí hice la primera parada del día para hacerme una foto que dejase constancia de mi paso.

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En el puente de San Fernando

Después de dejar el puente y atravesar la carretera de El Pardo se llega al barrio de Puerta de Hierro, se atraviesa Herrera Oria y empieza una larga subida hasta Montecarmelo. Después de esa larga subida se llega a un cruce y, por supuesto, tomé el carril que no debía. Este carril llevaba al carril bici de Colmenar, así que al llegar allí me metí por un camino, siguiendo a otro ciclista, y conseguí llegar de nuevo al Anillo Verde cerca de la estación de cercanías de Fuencarral.

Después se pasa por Las Tablas, Parque del Capricho y Canillejas. En Canillejas, junto al Estadio Olímpico, hay un poco de lío, pero siguiendo a unos y otros conseguí llegar al anillo verde. Pasado el barrio de Las Rosas y Moratalaz se llega al barrio de Vallecas donde empieza un tramo descendente hasta llegar al río, en el Parque Lineal. Desde allí ya sólo quedaba subir un poco hacia el hospital Doce de octubre y pasar por el parque de Pradolongo hasta el punto de partida.

En total han sido 65,5 km en un tiempo de 3h06 @ 21,1 km/h. Quizás un pelín más de lo oficial debido a que me perdí en Montecarmelo.

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Recorrido por el Anillo Verde Ciclista

Con dos monstruos muy en forma

Hoy hemos quedado pronto para salir a entrenar. Nos hemos dado cita en el punto de encuentra tres pradolongueros: Quique, mi tocayo y un servidor. Y durante el entreno he podido comprobar que son unos monstruos del correr. Se notan sus entrenamientos «secretos».

Quique nos contaba que lleva todo el verano en Parque Sur entrenando con otros corredores, entre los que se encuentra Antonio, ese magnífico speaker de la Carrera del Zofío. Están haciendo entrenamientos de fuerza y dice que se notan esos entrenamientos, que están más rápidos. Desde luego hoy iba como un tiro.

Y no sólo Quique. Miguel, que entrena cuando puede y por su cuenta y riesgo, también está como un tiro. Hemos empezado a ritmo tranquilo hasta que hemos llegado al Parque Lineal y allí ya hemos aumentado un poco el ritmo. Los he aguantado unos pocos kilómetros porque luego han empezado a correr de verdad y se han ido yendo poco a poco. A mitad de recorrido, al dar la vuelta al final del parque todavía no andaban muy lejos, pero iban muy rápido y he acabado perdiéndolos de vista. Luego me contaron que estuvieron unos cuantos kilómetros unos pocos segundos por encima de cuatro y algunos por debajo.

Eso sí, tuvieron el detalle de esperarme antes de salir del Parque Lineal, así que fui acompañado hasta el punto de encuentro habitual. De esta forma, he recorrido un total de 15,5 km en un tiempo de 1:14:37 @ 4:49 min/km. Y los nueve kilómetros que he tratado de hacer a ritmo de maratón los he hecho en 40:33 a una media de 4:30 min/km que era más o menos lo deseado.

Como suelo hacer todos los sábados antes de salir a correr, he subido a la báscula. Marcaba 70,2 kg más peso que la semana pasada y la verdad es que no lo entiendo porque he tratado de controlar bien la comida. Pero no hay que desesperar, hay que seguir insistiendo.

VIII Carrera popular villa de Torrijos

Un año más me he acercado a esta localidad toledana a participar en su carrera popular y otro año más que he acabado más contento que unas castañuelas de la experiencia.

Ya lo he dicho por activa y por pasiva que me parece una de las mejores carreras de cuantas conozco y año a año lo siguen demostrando los miembros de la Asociación Atlética Torrijos.

No tenía muy claro cuanto podía dar de sí, ya que la última carrera en la que me «exprimí» fue la Carrera Proniño, así que me fijé la meta de hacer sobre 42 minutos. Y si pudiera bajar de esta marca, miel sobre hojuelas.

Traté de salir controlando el ritmo, pero me fui animando y picando con otros corredores, sobre todo con un individuo vestido de color naranja que me adelantaba una y otra vez acortando por las aceras. La verdad es que da igual llegar un puesto antes que después… pero jode este tipo de acciones.

La carrera consta de dos vueltas idénticas y en la primera pasé bajo el arco de meta con 20:38. Así que vi factible hacer los 42 minutos previstos e incluso bajar. Muy mal se me tenía que dar la segunda vuelta.

Y peor se me dio, porque notaba que me flojeaban uno poco las fuerzas y veía en el reloj que los kilómetros iban cayendo con tiempos peores de los que me hubiese gustado.

Este año han cambiado el circuito para evitar ciertas revueltas que se hacían en el último kilómetro. Además con el cambio, hay un tramo que vas por la sombra de los árboles del paseo. Lo que se gana por un lado, se pierde por otro, porque el tramo por el paseo es sobre tierra, con la consiguiente pérdida de algunos segundos y después de acabar el paseo y girar 180º el camino es ligeramente ascendente. Muy ligeramente, pero se nota.

El espécimen recortador de aceras me había sacado bastante en esa segunda vuelta, pero ya cerca de meta vi que le iba recortando el terreno, así que traté de acercarme a él para darle matarile en los últimos metros. Y la verdad es que llegamos juntos a meta, aunque habría que ver la foto finish para determinar si conseguí sobrepasarlo o no.

El tiempo oficial fue de 41:54 lo que indica que la segunda vuelta (21:16) fue bastante peor que la primera (20:38), pero es que últimamente no soy capaz de controlarme al principio y voy demasiado deprisa en los primeros kilómetros. Llegué el 87º de la general y el 32º de mi categoría. Ni bien ni mal, sino todo lo contrario.

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Llegando a meta, apretando los dientes para adelantar al recortador (foto cortesía de la organización)

Al llegar a meta fuimos obsequiados con una medalla y una toalla. Algunos metros más allá había diversos tenderetes con melón, bocadillo, refresco, agua y cerveza con patatas fritas a discreción. Antes de comenzar la carrera nos habían regalado una bonita camiseta técnica de manga larga. Y todo por 6 €. No está nada mal. Una magnífica carrera que hay que agradecer al buen hacer de la Asociación Atlética Torrijos.

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Después de llegar a meta, con nuestras flamantes toallas

Según el GPS: 9,88 km en 41:56 @ 4:15 min/km # VDOT = 48,4 # T = 4:22 # M = 4:39

Siguiendo el España-Grecia

Hoy hemos empezado, como casi siempre últimamente, sólo Joaquín y un servidor. Al rato ha aparecido Luismi y estaba escuchando la retransmisión del partido de baloncesto España-Grecia, lo cual nos ha venido de perillas para saber cómo iba la cosa.

Ya llevábamos casi la primera vuelta completa cuando se ha puesto a nuestro lado y no faltaba mucho para que acabase el partido y he pensado «lo mismo acabamos el entrenamiento y no ha acabado el partido». Y me he equivocado, pero no mucho la verdad. Afortunadamente el partido ha caído de parte de los españoles para jolgorio de los aficionados al baloncesto. A mí es un deporte que me gusta, pero no lo sigo demasiado. Lejos queda ya aquellos años que disfrutaba del Estudiantes con asiduidad.

El entrenamiento de hoy consistía en hacer cinco kilómetros de calentamiento y luego cuatro a ritmo umbral. Un ritmo que todavía no sé cual es y sigo buscando. Si la vez anterior que hice un entrenamiento similar calculé a ojímetro un ritmo de 4:30 hoy había pensado en 4:25 para ver cómo iba la cosa.

Define Daniels el ritmo umbral como aquel ritmo exigente pero sin llegar a ser estresante del todo. El problema es que resulta difícil medir las sensaciones. Salieron los kilómetros en 4:25, 4:28, 4:23 y 4:23. Bastante bien, la verdad. Creo que quizás mi ritmo umbral sea un poco más exigente. Veremos la carrera del domingo lo que me dice.

Totalicé 9.69 km en 48:21 @ 4:59 min/km cansado, pero con buenas sensaciones.

Con Pepe Isbert

Hoy hemos estado en Guadalix de la Sierra, calcando un entrenamiento que hicimos el año pasado. Saliendo desde Madrid enfrente del instituto San Fernando por el carril bici que va paralelo a la M-607.

El carril llega a Colmenar Viejo y luego sigue a Soto del Real, allí donde muchos políticos y gentuza similar tienen una bonita parcela. Desde Soto tiramos hacia Guadalix, pero ya no había carril bici, así que anduvimos por el estrecho arcén que tiene esa carretera.

Hacía un día fresco o incluso alguno diría que frío y, por supuesto, ventoso. Así que cuando llegamos a Guadalix y paramos a desayunar nos tocó meternos dentro del local para no quedarnos helados por el sudor y el frío.

Un cafetito con barrita con aceite y tomate y de nuevo a la flaca para volver al punto de partida, pero antes de salir de Guadalix nos hicimos una foto con Pepe Isbert asomado a la balconada del ayuntamiento de Guadalix.

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Con Pepe Isbert al fondo

A la vuelta, en vez de volver hacia Soto, fuimos directamente hacia Colmenar por la M-625, que tiene unas bonitas subidas. A mi acompañante le costó lo suyo sortear esas cuestas, pero con su tenacidad llegamos a Colmenar donde volvimos de nuevo al carril bici.

Y se nota que en sentido Madrid el terreno es favorable, porque fue cuando íbamos más rápido. Pronto dimos caza a una pareja que iban más o menos a nuestro ritmo y nos pusimos un poco a rebufo. Luego pasó un pelotón y nos quedamos descolgados. De la otra pareja, uno iba bastante cascadete y su compañero le estuvo esperando, así que volvimos a acoplarnos a ellos. Durante el camino nos quedábamos, contactábamos y poco a poco fuimos llegando a nuestro destino que, casualmente, era el mismo que el de los otros dos.

Hicimos unos 76 km en un tiempo de 3h25 a una media de algo más de 22 km/h. No es nada destacable. Está claro que el ciclismo no es lo nuestro… aunque nos guste.

Con prisas

A las ocho en punto hemos quedado en el punto de encuentro. Tenía bastante prisa y no tenía otra opción que quedar pronto. Mi tocayo también tenía cosas que hacer este sábado por la mañana, así que sólo nos encontramos los dos en el punto de encuentro habitual.

Está el jodío fino, fino. Entre que anda mucho y fácil y que yo notaba las piernas cargadas de las cuestas del jueves, me costó ir a su ritmo. En estos casos siempre se nota quien va mejor porque al hablar en ningún momento le falta el resuello, mientras que al otro bastante tiene con no perder el paso.

Por aquello de las prisas sólo teníamos previsto hacer una hora, lo que suponía más o menos hacer doce kilómetros. Al final hicimos muy poco más, 12,2 km, en un tiempo de 59:43 @ 4:53 min/km. Un buen ritmo para mis cansadas piernas.

Antes de salir a correr tocaba subirse a la báscula y estaba algo temeroso después de la visita a Bélgica. Marcaba 70,5 kg que es un poco menos que la anterior pesada. No consigo bajar de setenta, pero al menos no he aumentado.