No lloréis por mí

El pasado domingo fallecieron dos corredores, Francisco y Juan, en la maratón de Vías Verdes Ojos Negros, en Castellón. Descansen en paz.

Se ha formado cierto revuelo mediático sobre este asunto. Parece que correr es ahora una actividad de riesgo, pero no parece que sea así, ya que se habla de la gente que fallece haciendo ejercicio, pero no de la que lo hace llevando una vida sedentaria.

Según parece la estadística dice que muere 1 de 50.000 corredores de muerte súbita, pero resulta que según el artículo de la Revista Española de Cardiología, en España se deben producir unas 9.000 MSC al año en pacientes de 25 a 74 años aunque menos de la cuarta parte reciben este diagnóstico en el boletín estadístico de defunción 18. En los EE.UU. esta cifra se eleva a 300.000 o 400.000 personas al año (para todas las edades).

Es decir, si no me fallan los cálculos, aproximadamente hay 112 muertes por cada 50.000 personas. Así que parece casi un seguro de vida dedicarte a esto del correr.

De todos modos, si algún día me da un arrechucho mientras corro y me voy al otro barrio, no lloréis por mí que me habré ido más contento que unas castañuelas. Y a todo esto, decir que no llevo ninguna prisa en doblar la servilleta…


Volviendo a temas más mundanos, hoy habíamos quedado en el punto de encuentro a la hora habitual y hasta allí nos hemos acercado, aunque mejor hubiese sido quedarse en casa, porque estaba lloviendo a mares o como dicen los ingleses, estaban cayendo perros y gatos (mola esta expresión anglosajona); sin embargo, allí nos hemos encontrado Emilio II, Joaquín y un servidor.

Nos hemos puesto a correr y estaba todo el parque muy embarrado así que hemos decidido sobre la marcha ir hacia Madrid Río, que aunque mojado, al menos no estaba embarrado. Así que el camino ha consistido en ir por el carril bici hasta el Parque Lineal y desde allí, por la pasarela sobre la M-30, llegar a Madrid Río y tirar hasta la Pasarela de Arganzuela. Un precioso puente, aunque bastante caro, ya que costó la friolera de trece millones de euros.

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Pasarela de Arganzuela, sobre el río Manzanares. Foto cortesía de Víctor Ferrando

Una vez debajo de este puente, vuelta hacia el barrio pero esta vez yendo hacia el Parque de Pradolongo por la calle Antonio López en vez de llegar al Parque Lineal. Y menos mal que hemos tomado este atajo porque hemos estado prácticamente una hora corriendo y eso que tenía unas agujetas de espanto de la media del domingo. La verdad es que habíamos salido sólo para correr un poco y rebajar las agujetas y nos hemos pasado tres pueblos.

XXXVIII Media maratón de Coslada

Hoy he participado por sexta vez en esta media maratón, a la que no acudía desde 2008. Desde entonces, han cambiado el circuito y si ya era duro en aquel entonces, ahora lo es bastante más.

Fui con Joaquín a esta carrera con la idea de hacer una tirada larga de cara a Mapoma. Llegamos sobre las 8:20 a Coslada, por lo que pudimos aparcar sin problemas en la misma calle donde se daba la salida. La primera sorpresa fue comprobar que el lugar de salida/meta de ahora había cambiado con respecto a aquellos tiempos en los que la media de Coslada era una de las pocas que se podían hacer para preparar Mapoma. Si no recuerdo mal, Fuencarral, Universitaria y ésta eran las únicas media además de los 20 km Villa de Madrid, ya extintos, que servían para comprobar el estado de forma de cada cual respecto a Mapoma.

Ahora la meta y toda las logística está instalada en el polideportivo Valleaguado. Allí recogimos el dorsal con chip incorporado y la camiseta conmemorativa y como había mucho tiempo por delante estuvimos dando un paseo por la pista de tartán, donde iba a finalizar la carrera. Luego cruzamos la calle para entrar en un restaurante que estaba abierto y hartándose de servir cafés. Nos tomamos uno, aliviamos nuestros vientres y se me ocurrió mirar el perfil del recorrido porque estaba oyendo a los corredores que la carrera era bastante dura. Y lo que vi nos asustó un poco…

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Perfil de la media de Coslada 2016 obtenido de la web de la organización

Un poco con el miedo en el cuerpo volvimos al polideportivo a hacer un poco de tiempo antes de quitarnos la ropa y dejarla en el guardarropa. Mientras estábamos por allí preguntándonos si iba a llover o si iba a hacer frío o si fue antes el huevo o la gallina nos encontramos con Ambrosio, un clásico veterano de las carreras madrileñas que también se había acercado hasta allí. Estuvimos un rato charlando y un corredor muy amable se prestó a hacernos una bonita foto.

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Junto a dos campeones de los clásicos de Madrid

A falta de media hora dejamos nuestras pertenencias en el guardarropa y nos pusimos a calentar y estirar un poco mientras el reloj se iba acercando a las diez de la mañana, hora en la que comenzaba la carrera.

Dieron la salida con bastante puntualidad y aunque los primeros seiscientos metros son cuesta abajo luego empieza el festival de cuestas arriba. Hasta el kilómetros dos y medio es todo para arriba con algún falso llano y con alguna cuesta que asusta. Luego viene una bajada muy pronunciada y posteriormente todo es bajada o subida con poquísimo llano. Y lo peor es que hacía un aire de espanto.

Como hay que dar dos vueltas al mismo circuito, habíamos pensado hacer una primera vuelta de reconocimiento, algo más tranquilos y luego apretar, si se podía, en la segunda vuelta. El objetivo era hacer un tiempo por debajo de 1h35 lo que implicaba marchar a un ritmo por debajo de 4:30 min/km. Lo cual era harto complicado hacerlo en las cuestas arriba, así que la jugada era apretar lo que se pudiese cuando el terreno fuese favorable.

Y eso es lo que hacíamos, sufrir lo que podíamos cuesta arriba y acelerar todo lo posible cuesta abajo. Hacia arriba se nos iba el tiempo por encima de ese ritmo de crucero de 4:30 o muy cerca y en las bajadas conseguíamos bajar 10, 12 ó 15 segundos ese ritmo. La cosa iba más o menos controlada.

Casi al final de la primera vuelta se nos «pegó» un tipo de camiseta roja y me iba molestando lo suyo, porque el tío se ponía a nuestra chepa en los tramos de aire y encima iba acortando todas las esquinas que podía. La verdad es que su presencia me violentaba, pero el tipo iba más feliz que un ocho.

Fuimos bastante tiempo, en esa primera vuelta, detrás de una chica de la Agrupación Deportiva Marathon que conocía de otras carreras. Iba a un ritmo muy semejante al nuestro porque no la quitábamos ni un metro. Casi a punto de terminar la primera vuelta ella adelantó a la que iba tercera clasificada y un poco después, lo hicimos nosotros.

A la altura del polideportivo donde está la meta comienza la segunda vuelta y la subida de casi dos kilómetros. De repente, la chica de la A. D. Marathon casi se paró y ahí pudimos adelantarla. La animamos para que continuara y nosotros seguimos a nuestro ritmo, marcados muy de cerca por el individuo de camiseta roja.

Acabamos la gran cuesta, bajamos una bajada muy pronunciada y llegando al kilómetro trece empecé a notar una molestia en la zona de la derecha un poco por encima de la cintura. Era el temido flato, que empezaba a notarlo con desagrado. Pensé en aflojar el ritmo, pero no lo hice ya que no era demasiado doloroso, se podía aguantar.

Poco después llegamos a una de las zonas más ventosas. Aceleré un poco el ritmo para acoplarnos a un grupo delantero de cinco corredores. Me puse a la espalda del grupo, pero Joaquín no pensó lo mismo que yo y los adelantó sin despeinarse, así que duró poco mi alegría del resguardo y aceleré otro poco para no perderle. Miraba de reojillo y veía al tipo de la camiseta roja a nuestro lado, un poco atrás. Imposible dejarle.

Sobre el kilómetro 17 comenzaba una bajada interesante y me veía fuerte. Empecé a apretar para tratar de dejar a nuestro acompañante, pero no había manera; sin embargo esto hizo que esos dos kilómetros fueran los más rápidos, ya que los hicimos en 4:07 y 4:09. Cuando vi los tiempos me dio un subidón.

Esos kilómetros transcurrían por una zona fea al lado de un enorme aparcamiento, luego se pasaba por lo alto de un puente y posteriormente se daba un garbeo por el polígono industrial. En la primera vuelta había unos tipos con unos altavoces que escupían música de AC/DC a todo volumen. En esa primera vuelta aceleré sin querer al escuchar esta música celestial y confiaba que en esta segunda vuelta me volviera a suceder. Nada más lejos de la realidad, ahora se escuchaba una música de lo más comercial que no animaba lo más mínimo. Menos mal que no me hizo falta esta inyección de adrenalina porque me veía muy bien. Pensaba en Villaverde y lo mal que lo había pasado en los últimos kilómetros y ahora volaba. Iba genial… Pero el tipo de la camiseta roja no se descolgaba de ninguna manera.

Donde lo pasé peor fue sobre el kilómetro 18, por el polígono industrial. El terreno era ascendente y el aire soplaba de lo lindo en contra. Ahí tuve un momento de bajón, menos mal que el tramo no era muy largo y luego venía un terreno más favorable. En ese terreno dimos caza a la segunda clasificada, que marchaba como un tiro, aunque quizás algo cansada.

Poco antes del kilómetro viente se llegaba a una glorieta que está muy cerca de meta, vamos, que tirando recto parece que se llegaría a meta en un abrir y cerrar de ojos; sin embargo, hay que tirar hacia la izquierda para buscar completar la distancia. Afortunadamente, ya quedaba poco más de un kilómetro y lo único que había que hacer era darlo todo. Apretamos los dientes y al poco llegamos al polideportivo donde había que hacer unos trescientos metros por la pista.

Poco antes de entrar al polideportivo oímos a un tipo que decía a la segunda clasificada, que iba justo detrás de nosotros, algo así como: Vamos Claudia, vas a hacer 1h32 y sin entrenar. Toma ya, nosotros sufriendo como animales y la chica esta sin entrenar iba a llegar con nosotros sin despeinarse.

Una vez en el polideportivo apretamos todo lo que pudimos y aconsejé a Joaquín que se pegara al borde de la pista. Yo me puse en paralelo para que no nos adelantaran por dentro y si alguien nos quería sobrepasar, que lo hiciera por la calle dos. Faltando cien metros vi que el de la camiseta roja esprintaba para adelantarnos. Apremié a Joaquín para que lo diese todo y afortunadamente conseguimos llegar entrar antes que él. Vi que el cronómetro de meta marcaba 1h33 y algunos segundos. Luego en las clasificaciones vimos que el tiempo oficial fue de 1:33:12 aunque tiempo neto de 1:32:58 debido a que nos pusimos quizás algo atrás en la salida.

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Llegando a meta. Foto cortesía de la organización

Además de la camiseta conmemorativa que nos dieron antes de salir, nos obsequiaron con una mochila de cuerdas con dos botellas de agua, botella de bebida isotónica, un bote de bebida para deportistas, un zumo de naranja natural fresquito, un zumo de tetrabrik, una barra de cereales y una mandarina que, por cierto, estaba deliciosas. Todo por 12,6 € que incluía la inscripción y lo gastos de inscripción por hacerlo por internet.

Acabamos muy contentos porque cumplimos el objetivo y debido a la dureza de la carrera utilizar una técnica conservadora, saliendo algo más tranquilos, hizo que fuéramos adelantando gente durante toda la carrera. Lo cual nos supuso una motivación extra. Una muestra de esa carrera en progresión, de menos a más, se ven en los tiempos realizados en los distintos parciales. Hicimos el primer tercio de carrera (7 km) en 30:57, el segundo en 30:43 y el tercero en 29:34.

Dando ritmo a las piernas

Después de la movida en la rodilla, hemos ido muy tranquilos en los entrenamientos; sin embargo, el domingo tenemos prevista la media de Coslada, así que hemos pensado que no sería mala idea apretar un poco más que estos últimos días para recordar a las piernas que se puede ir más deprisa.

Después de una primera vuelta a ritmo muy tranquilo, luego hemos ido acelerando kilómetro a kilómetro: 4:41, 4:35, 4:30 y 4:17. Y bueno, parece que las piernas todavía recuerdan que se puede ir más deprisa de lo que han estado yendo.

He completado dos vueltas a Pradolongo, es decir, 9,6 km en un tiempo de 50:10 @ 5:12 min/km

No pudo ser

Hoy he salido a correr de aquesta guisa; sin embargo no ha servidor de mucho… Mi equipo no ha conseguido ganar el partido. Pero queda la vuelta.

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Con la camiseta del Atleti

Respecto al entrenamiento, poco hay que contar. Propuse a Joaquín salir cuarto de hora antes para poder ver el partido desde el comienzo sin tener que ir acelerado y ahí estaba el compañero puntual como siempre.

Comenzamos a un ritmo tranquilo hablando, lógicamente, de fútbol y cuando llevábamos tres kilómetros y me disponía a acelerar un poquillo nos cruzamos con Emilio II al que no podíamos dejar tirado. Así que convertimos el dúo en trío y seguimos al trote ya hasta el final del entrenamiento. De este modo fueron en total 9,6 km en un tiempo de 54:46 @ 5:40 min/km.

Con más miedo que otra cosa

Hoy había quedado con mi tocayo para hacer una tirada larga. Si el jueves salía con mucho cuidado, hoy aunque notaba mejor la rodilla, tenía bastante miedo no fuese a romperme otra vez como el pasado domingo, pero había que probarla. Así que ya de partida le dije que había que ir despacio para no forzar.

Y la verdad es que Miguel se tiró el rollo conmigo porque fue bastante tranquilo durante todo el recorrido. Decía que no se veía motivado para la maratón de Madrid, así que traté de convencerle para que se viniese conmigo como el año pasado. Parece que le convencí…

Bajamos al Parque Lineal e hicimos el recorrido habitual, incluyendo el bucle por el puente nuevo. De esta forma hicimos 16 km en un tiempo de 1:21:29 @ 5:05 min/km.

La rodilla parece que se portó. Molestaba un poco, pero no dolía.

Con mucho tiento

Hoy he salido con mucho cuidado por el tema de la rodilla, al igual que el martes. Es cierto que ya me duele menos, pero algo hay todavía, así que no quiero forzar nada de nada para ver si remite del todo…

Y al igual que el martes, la jugada ha consistido en ir muy, muy tranquilo para comprobar que la rodilla no empeora con el paso de los kilómetros. Y el resultado ha sido satisfactorio, ya que aunque sentía molestias al comenzar, no han aumentado al pasar el tiempo. Por lo tanto, fenomenal.

Han sido en total 9,6 km en 55:15 @ 5:44 min/km

Medias de compresión y dolor de rodillas

En abril de 2013 me diagnosticaron condromalacia rotuliana en la rodilla izquierda. Desde entonces me planteé eliminar un día de entrenamiento a la semana y, por lo tanto, correr menos kilómetros.

Y eso es lo que he hecho, he bajado el número de kilómetros y no me ha ido mal… hasta el pasado domingo que acabé con un dolor en la rodilla izquierda bastante molesto, aunque reconozco que llevaba una temporada que me molestaba un poco.

Hoy he salido a correr para ver cómo había evolucionado desde el domingo y hemos corrido muy despacio para no forzar y bueno… no estaba mal del todo.

Soy poco amigo de las casualidades, siempre pienso más en la causalidad, por eso cuando he llegado a casa he empezado a pensar en las posibles causas que me hayan podido provocar el dolor. Y una de las cosas que he cambiado últimamente ha sido empezar a utilizar, de nuevo, medias de compresión. Cuando tuve el problema de la condromalacia llevaba también las medias de compresión.

He buscado en internet si alguien había relacionado las medias de compresión con el dolor de rodilla y no he encontrado nada, por lo que parece algo osado relacionar medias de compresión con dolor de rodilla, pero ya he dicho que no creo mucho en las casualidades. Por otro lado, la lógica me dice que no parece que haya mucha relación entre una cosa y otra, pero quien sabe.

Así, voy a volver de nuevo a los calcetines cortos para ver si remite el dolor y si es así entonces diré -que al menos en mi caso- sí se cumple esa relación causa-efecto. Había empezado con las medias porque iba mejor de gemelos, pero si me estropea las rodillas, prefiero seguir con los gemelos, que la lesión es menos grave.

Dicho lo cual, con más precaución que otra cosa, hoy he hecho dos vueltas a Pradolongo, es decir, 9,6 km en un tiempo de 55:59 a un ritmo muuuuuy tranquilo de 5:48 min/km.

Modifico esta entrada para añadir una explicación que me dio Nelson sobre este problema y que parece muy sensata: la media ha de quedar un par de dedos por debajo del tendón rotuliano porque si está más arriba puede producir mucha tensión en esa zona y en la zona del poplíteo. Si no son medias con compresión gradual es mejor usarlas para recuperar (un par de horas en estático a poder ser con las piernas en alto) o ese mismo día o al siguiente en la jornada diaria salvo que la mayor parte del día se vaya a estar sentado.

Tirada larga => rodilla cascada

Hoy he hecho una tirada larga por el Parque Lineal. La idea era hacer algo más del kilometraje de una media maratón, es decir, 22 km. Así que una vez en el Parque Lineal me he salido por la zona de la subestación eléctrica hasta el Camino del Malecón. Este camino transcurre paralelo a la vía del AVE (más bien es la vía del AVE la que transcurre en paralelo al camino).

Siguiendo por el camino, después de pasar por debajo de la M-45 se llega al puente de La Gavia que atraviesa las vías del AVE. Tenía que haber cruzado el puente para llegar al Camino de Vinateros y por ese camino seguir hasta llegar al kilómetro once y dar la vuelta. Pero no lo he hecho así, he continuado por el Camino del Malecón y éste acaba cuando llega al río. No queda más remedio que coger una vereda paralela al río hasta llegar a la M-50. En ese punto me he dado la vuelta.

Y como siempre por este recorrido, a la vuelta siempre da el aire en contra. Además hoy era especialmente violento. He tenido que esforzarme de lo lindo para tratar de mantener el ritmo que traía a la ida y no lo he conseguido. Además creo que ese esfuerzo lo he pagado pero bien, porque he acabado con un dolor de rodilla terrible. Espero que la lesión no sea muy importante y pueda recuperarme lo antes posible.

He completado 22 km en un tiempo de 1:46:08 @ 4:49 min/km.

Antes de salir la báscula marcaba 69,9 kg justo en el límite superior de lo permitido. ¡¡¡Hay que bajar como sea!!!

Obras en Pradolongo

Hace unas semanas empezaron con obras en el parque de Pradolongo… Y todavía siguen. Así que hay que hacer un pequeño rodeo en el circuito que solemos hacer en Pradolongo, pero vamos, poca cosa.

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Obras en el Parque de Pradolongo

Ayer fue Jueves Santo y mucha gente se ha ido de Madrid, por lo que me ha tocado correr solo, sin mi habitual acompañante Joaquín. La ventaja de ir solo es que puedes hacer lo que se te ocurra sin depender de los demás.

La jugada era hacer una primera vuelta (5 km) de calentamiento y 5 km a ritmo umbral que debe ser aproximadamente de 4:20. Y han salido los kilómetros a 4:19, 4:19, 4:23, 4:17 y 4:30. El tercero se me ha ido un poco, pero puede valer, pero el quinto, ya no podía más.

Entre unas cosas y otras he realizado 10,5 km en un tiempo de 51:51 @ 4:54 min/km. Creo que ha sido un buen entrenamiento después de esos días de vacaciones y poca actividad.

De vuelta de Milán

He estado en Milán este fin de semana y me llevé las zapatillas para correr al menos un día, pero había tantas cosas que ver y tantas cosas que hacer que al final las zapatillas volvieron con los mismos kilómetros que se fueron.

Debido a este vil escaqueo, he estado casi una semana sin correr y hoy tenía algo de mono, así que he salido a correr a Parque Sur con bastantes ánimos; sin embargo, no me veía fino del todo. Aún así, me he propuesto hacer tres vueltas (de algo más de tres kilómetros cada una) con la idea de aumentar el ritmo en cada una de las vueltas.

Y así ha sido. La primera vuelta (3 km) en 15:50 @ 5:17 min/km, la segunda vuelta (3 km) en 14:32 @ 4:51 min/km y la tercera vuelta (3 km) en 13:18 @ 4:26 min/km. Y debo reconocer que me ha costado esos últimos tres kilómetros, no me veía nada fino. No sé si es que he vuelto de Italia «cargado de demasiados hidratos de carbono» que no es más que un eufemismo de «con kilos en exceso».

Aumentando el ritmo vuelta a vuelta he acabado haciendo 9 km en un tiempo de 43:45 @ 4:51 min/km.

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Detalle, en forma de mosaico, de la galería Vittorio Emanuele II, también conocida como El Salón de Milán. Un sitio precioso