El ilustre vecino de Villatripas de Abajo

El día 12 de julio falleció el gran Javier Krahe. Descanse en paz este ilustre vecino de Villatripas de Abajo. Ha sido, sin ninguna duda, un gran mazazo para todos sus seguidores, entre los que me incluyo. El único consuelo que me queda es poder aspirar el aroma de las flores que saldrán por su cabeza. Aunque me parece que ni eso, porque según he leído ha sido incinerado… hasta en eso ha sido irreverente.

Tendría unos catorce años cuando escuché por primera vez la canción de Marieta. Esa voz tan poco convencional y ese sonido de trompetillas me llamaron la atención en aquel entonces, pero ni sospechaba que su autor se llamaba Javier Krahe ni que con el tiempo se convertiría en mi cantautor preferido.

Mi siguiente recuerdo fue aquel genial disco conocido como La Mandrágora, donde estaba Krahe bien acompañado por Alberto Pérez y Joaquín Sabina. Al escucharlo pensé, ¿a quién se le puede haber ocurrido hacer una canción tan extraordinaria como La hoguera? Obviamente, a un genio como Javier Krahe, ese señor calvo que canta.

De antes de La Mandrágora data su primer disco, Valle de lágrimas, aunque yo lo conocí después. Allí aparecían canciones que conocía del disco en directo, pero había otras nuevas realmente geniales como ¿Dónde se habrá metido esa mujer?, El tío Marcial o La oveja negra. Desde entonces me enamoré de este artista y de sus letras ingeniosas y sarcásticas.

Era Sabina en aquel entonces también santo de mi devoción. Recuerdo ver en la tele el concierto de Joaquín Sabina y como me sorprendió la censura de la crítica canción Cuervo ingenuo. Creo que como siempre, esa censura consiguió hacer más grande a ese indio tan ingenuo.

El segundo disco, Aparejo de Fortuna, comienza con la canción Once años antes. Una canción quizás algo desconcertante si no se conoce a otro genio del siglo veinte: don Luis Buñuel. Un precioso tributo a este grandísimo director de cine. Hay otras canciones que también rayan la genialidad como Ciencias ocultas o una de las que más me gustan de todas las suyas: Los caminos del señor.

Bueno, no voy a seguir aquí detallando cada uno de sus discos. Decir que tuve la suerte de ver una actuación suya en directo en la sala Galileo Galilei hace ya bastantes años y me confirmó lo bueno que yo pensaba de él.

Ojalá siguiese todavía deleitándonos…

Javier-Krahe

De reencuentro

Una semana después de volver de las vacaciones era el momento de reencontrarme con mis compañeros pradolongueros, aunque muchos de ellos los sábados aprovechan para ir a la Casa de Campo; sin embargo Joaquín y Miguel tenían intenciones de acompañarme.

Por desgracia, Miguel ha tenido que desistir al haber pasado una mala noche, así que sólo hemos corrido Joaquín y un servidor.

El sábado suele ser el día que aprovechamos para bajar al río, para cambiar un poco la rutina del parque Pradolongo y eso es lo que hemos hecho. Salida desde el punto de encuentro habitual hasta el segundo puente y vuelta por donde habíamos venido, totalizando 11,3 km en 58:55 @ 5:10 min/km.

Comentaba Joaquín que se encuentra muy bien de forma, ya que ha estado entrenando todo el verano. Hoy, sin embargo, no hemos ido deprisa porque él había corrido ayer y estaba algo cansado. Ya habrá días y días para hacer entrenamientos a cuchillo.

Hoy marcaba la báscula 70,8 kg lo cual es una buena señal y esperemos sea el comienzo de una bajada imparable hasta los 67 por lo menos.

Algo he mejorado

El entrenamiento del lunes fue un completo desastre, pero parece que hoy se me ha dado algo mejor. Para empezar, la molestia en la rodilla ya era casi inexistente y el dolor en los riñones había remitido bastante y aunque había subido algo la temperatura (27 grados) ya era tarde y el cielo estaba cubierto. Había buenas condiciones para la práctica de correr.

Igual que el otro día fui a Parque Sur. En un principio con la idea de hacer cuatro vueltas o lo que es lo mismo, 12 km, pero al salir de casa me encontré con Antonio y Andrés y estuve charlando con ellos por lo que comencé a correr a las 8:20 y se me iba a hacer de noche si hacía esos doce kilómetros. Así que reduje a 10 km el objetivo inicial.

Tenía intenciones de ir aumentando el ritmo vuelta a vuelta. La primera a 5:15, la segunda a 5:00, la tercera a 4:45 y el último kilómetro a tope. Y no conseguí llevar el ritmo en ningún momento, ya que en la primera hice los kilómetros a 5:08, 5:09 y 5:07. Demasiado rápido.

En la segunda vuelta hice los kilómetros a 4:52, 4:53 y 4:46, también demasiado rápido. Y la tercera vuelta fue la más regular ya que los hice a 4:39, 4:47 y 4:44. Para terminar, el último kilómetro, que es cuesta arriba, lo hice en 4:36, un poco cansado ya de los kilómetros anteriores, por lo que tampoco estuvo mal.

Lo mejor de todo es que la rodilla casi no me molestó durante el entrenamiento y parece que el dolor de los riñones me permitió correr sin problemas. Hice los 10 km en un tiempo de 48:42 @ 4:52 min/km. La verdad sea dicha, acabé bastante satisfecho de este entreno.

Me extrañó, bueno ya no me sorprende ver estas cosas, a dos individuos abrigados hasta las orejas, estando la temperatura próxima a los treinta grados. Parece mentira que con la cantidad de información que existe actualmente todavía haya gente que piense que sudar adelgaza. Como leí el otro día: si los tontos volaran, en España estaríamos siempre a la sombra.

¡Qué desastre chico!

Se me ha ocurrido salir a correr después de haber estado ayer con la bici. Tenía que aprovechar mi último día de vacaciones para salir por la mañana, pero no ha sido una buena idea. Llevo unos días con molestias en los riñones y ayer me hice daño en la rodilla, así que iba fatal, fatal. Casi no podía ir derecho por las molestias en los riñones y me molestaba tanto la rodilla que iba casi renqueante. Y no sé si era por una cosa o por otra o por las dos, el caso es que iba corriendo fatal e incluso me daba con las zapatillas en los gemelos, como si no supiera correr.

Salí por Parque Sur con la idea de hacer tres vueltas, es decir, nueve kilómetros; sin embargo, iba tan mal que sobre la marcha estaba decidido a hacer sólo dos vueltas. Afortunadamente, empecé a ir un poco mejor y completé las tres vueltas inicialmente previstas. La temperatura era muy buena, sobre los veinte grados, por lo que obviando los problemas físicos, resultaba agradable correr.

Espero que las molestias en la rodilla vayan remitiendo poco a poco, ya veremos en el próximo entrenamiento. Hice 9 km en un tiempo de 47:45 a un ritmo de 5:18 min/km, haciendo el último kilómetro, en terreno favorable, a un ritmo de 4:39, lo que indica que al final había mejorado un poco mi manera de correr.

Antes de salir a correr me subí a la báscula, que llevaba mucho tiempo sin pesarme, y no estuvo mal lo que vi. Marcaba 71 kg que después de haber estado parado dos semanas y otras dos de vacaciones se puede dar por bueno. De todas formas, es urgente bajar de 70 kg, que es un peso que no debería sobrepasar de ninguna manera.

Se han venido los alisios con nosotros

Durante las vacaciones, una de las cosas que menos ha gustado entre la concurrencia ha sido la presencia casi constante del viento. Según parece, en la parte nororiental de la isla de Tenerife la presencia de los vientos alisios es muy normal. Y la verdad, no sé si habrán sido los alisios o no, pero sí es cierto que no ha faltado viento durante las dos semanas.

Pensábamos que habíamos dejado atrás los vientos pero resulta que hoy se nos ha ocurrido salir en bici y hacía un viento realmente fuerte y, por lo tanto, desagradable y peligroso para ir en bici. Muy mala suerte la nuestra.

El caso es que teníamos ganas de montar un poco en bici después de tantos días y aunque hemos salido tarde, no nos ha parecido mal del todo porque se trataba de montar un poco, sin más pretensiones; sin embargo, durante el trayecto hacia San Martín nos íbamos arrepintiendo de la idea. Menos mal que esta localidad no está lejos, a unos 26 km de casa, y la parada en el San Marcos a desayunar es obligatoria. Así se mitiga un poco la sensación desagradable de ir remando y remando contra el viento, que hacía que cualquier repecho pareciese el Tourmalet.

Después del café y la tostada de rigor, de vuelta a Madrid esperando que el viento fuese favorable. Craso error, ya lo dice uno de los corolarios de la conocida ley de Murphy: cuando rodemos con el viento en contra, pensaremos que a la vuelta irá a nuestro favor; sin embargo, el viento cambiará de dirección para azotarnos la cara hasta llegar a casa.

Lo peor es que aunque no fueron muchos kilómetros, debido al viento el esfuerzo fue intenso y acabé con molestias en la rodilla izquierda. Aquella que me casqué años atrás con los primeros pedales automáticos que tuve… allá a finales de los ochenta.

Realizamos 52 km en un tiempo de 2h24 a una media espantosamente lenta de 21,7 km/h. Demasiado para el viento que hacía.

Entrenamientos vacacionales en Bajamar

Voy a resumir en esta entrada los entrenamientos que hice en Bajamar, Tenerife, durante mi estancia vacacional en esta localidad.

Lunes 10 de agosto. El día anterior había corrido el cross de Bajamar por lo que no tenía muchas intenciones de salir, pero un chaval conocido me animó a salir con él porque tenía un plan de entrenamiento de pretemporada futbolera. Así que no pude negarme y salí con él. Ese primer día de su segunda semana consistía en hacer treinta minutos de carrera continua. Curiosamente, ese día cuando estábamos dispuestos a salir estaba lloviendo a raudales, pero eso no importa a dos aguerridos corredores, así que salimos como si tal cosa. Así paso, que nos calamos hasta los huesos y además comprobamos que el terreno es duro de narices. No sé muy bien cómo, pero acabamos llegando a la Avda. del Club Náutico de Bajamar que es una cuesta larga pero dura. Ahí demostró que la juventud es un grado. Subió mi acompañante como si tal cosa mientras que yo iba echando los pulmones por la boca. Acabamos esa avenida y volvimos sobre nuestros pasos. Hicimos en esos treinta minutos unos 5,5 km @ 5:26 min/km. Aparte de mojarnos bastante, no tuve ningún problema con la picadura y notaba los tendones de aquiles que me tiraban un montón. Eso me pasa por salir dos días seguidos.

Miércoles 12 de agosto. Tocaba carrera continua de veinte minutos, cinco minutos andando y quince minutos corriendo de nuevo. Optamos por tirar hacia Punta del Hidalgo hasta completar esos veinte minutos. Allí nos volvimos andando esos cinco minutos y luego nos pusimos a correr. En total hicimos en esos cuarenta minutos 7 km clavaos @ 5:43 min/km. También este itinerario es duro, pero ya nos habíamos dado cuenta que daba igual ir para un sitio que para otro. Sólo hay subidas y bajadas vayas donde vayas. Así que resignación. Hoy me molestaban menos los aquiles.

Viernes 14 de agosto. Bajada caminando del Teide por el sendero siete, unos 9 km de bajada que se traducían en cuatro horas y media… nos dijeron. Subimos en el teleférico hasta la base del Teide, pero por desgracia no teníamos permiso para subir a la cumbre así que cambiamos el ascenso a la cumbre por la bajada por el sendero siete. No fue buena idea porque una buena parte del sendero es por pequeñas piedras rodadas por las que te resbalabas con una facilidad pasmosa. De hecho, una de las componentes del grupo se hizo un esguince al resbalarse. Eso sí, mereció la pena por el paisaje, verdaderamente espectacular.

teide
Vista de la cumbre del Teide desde donde llega el teleférico

El sendero siete llega hasta el punto kilométrico 40,5 de la TF-21. Desde allí había todavía un par de kilómetros hasta donde habíamos dejado el coche aparcado, parte de los cuales los hicimos trotando

Domingo 16 de agosto. Tercer día de su segunda semana de entrenamientos. Consistía en hacer dos tramos de veinte minutos de carrera continua metiendo entre tramo y tramo cinco minutos corriendo. Hicimos como el día anterior el camino hacia Punta del Hidalgo, sólo que llegamos algo más lejos. Fuimos bastante tranquilos a la ida, pero a la vuelta empezamos a dar a la zapatilla e hicimos un kilómetro en 4:44, otro en 4:33 y los últimos ochocientos metros, ya muy favorables, a 4:02. Al ser la vuelta tan rápida, llegamos al punto de salida ¡tres minutos antes! así que no completamos los cuarenta y cinco minutos previstos. De esta forma completamos 7,8 km en un tiempo de 42:04 @ 5:24 min/km. El chaval aguantó como un campeón y yo acabé bastante bien.

Con estos entrenamientos acabamos su segunda semana de pretemporada. No volvió a llovernos otra vez durante los entrenos, aunque sí lo hacía con cierta frecuencia. Lo mejor es que no hacía mucho calor, corría el viento y solía estar nublado, aunque hubiese bastante humedad. Fenomenal, porque los entrenamientos en Madrid de junio y julio han sido una auténtica tortura debido al intenso calor. E incluso, recuerdo el año pasado en Mojácar que o madrugabas o los entrenamientos eran bastante duros con la suma de calor y humedad.

Martes 18 de agosto. Carrera continua 1×10′ y 1×20′ y entre las series de carrera continua meter cinco salidas a sprint entre 20 y 30 metros al 80%. Planteamos hacer las salidas a sprint en la zona donde están situadas las piscinas de Bajamar, que es un terreno llano. Así, después de diez minutos por las calles de Bajamar fuimos al sitio señalado (que es por donde se meten los surfistas al mar) y vimos que hasta la tercera farola eran más o menos los treinta metros… muy a groso modo. Hicimos cuatro series supuestamente al 80% y le propuse hacer la última hasta la cuarta farola a muerte. ¡Qué ochenta por ciento ni qué leches! Ahí me demostró el mozalbete que zumba de lo lindo, ya que en esos cincuenta metros me sacaría diez. Para hacer los veinte minutos que nos quedaban fuimos como siempre hacia Punta del Hidalgo, aunque, por supuesto, no llegamos. Nos dimos la vuelta en la Cafetería Melita. Hicimos 6 km con la carrera continua y las series.

Miércoles ‎19‎ de ‎agosto‎. Senderismo por el macizo de Anaga, todo de bajada como el otro día en el Teide. Según la wikipedia, el macizo de Anaga es una formación montañosa y región histórica del nordeste de la isla canaria de Tenerife, España. Es el lugar que cuenta con mayor cantidad de endemismos de Europa y fue nombrado Reserva de la Biosfera por la UNESCO el 9 de junio de 2015.

Habíamos planeado la salida desde el restaurante de la Cruz del Carmen. Allí nos acercaron en coche y cuando íbamos a comenzar la caminata vimos que había un grupo de atletas «traileros» que se disponían a realizar un entrenamiento conjunto. Estaban haciéndose la típica foto de grupo antes de salir. Y estaban a punto, porque cuando llevábamos recorridos doscientos metros nos adelantaron todos. Luego vimos subir a unos pocos. Imagino que el grueso del pelotón volverían por otro camino porque a esos no los vimos.

cartel-ruta-bajamar
Cartel indicando el camino a Bajamar desde la Cruz del Carmen

Hasta Bajamar son 10,5 km como indica el cartel y el paisaje es alucinante. Una verdadera maravilla. Según va bajando va cambiando y luego no es tan frondoso, pero merece la pena. Como curiosidad, decir que nos adelantaron unos tipos en bicicleta de descenso que se metieron por unas sendas que resultaba casi difícil pasar andando, no quiero ni imaginarme cómo pasarían con la bici.

Jueves 20 de agosto. Carrera continua 1×5′ y 1×20′ y entre las series de carrera continua meter ocho salidas a sprint entre 20 y 30 metros al 80%. Hicimos más o menos lo que el día anterior, pero me parecía que cinco minutos sólo antes de hacer unas salidas a sprint era poco, así que lo prolongué un minutos más, tampoco mucho, que el chaval decía que había que hacer únicamente los minutos que decía el plan. Esta vez no hicimos la última a muerte como el día anterior, sino que todas más o menos al mismo ritmo, ese 80% teórico. Hicimos en total 5,4 km este día.

Y de esta forma se acabaron las vacaciones veraniegas. El sábado 22 de vuelta ya estábamos de vuelta a Madrid después de dos semanas en tierras tinerfeñas.

Y para terminar, un tirito en las piscinas naturales de Garachico, mostrando cómo se clava la entrada en el agua.

salto-garachico
Clavando la entrada en el agua

VIII Cross de Bajamar

Resulta curioso, pero a veces parece que le siguen a uno las carreras. Vamos de vacaciones a Bajamar, Tenerife, aparcamos el coche para bajar las maletas y veo que hay unas señales de prohibido aparcar porque al día siguiente se va a celebrar el Cross de Bajamar. Y además puede uno apuntarse el mismo día de la carrera. ¿No es esto una invitación a participar?

Llevaba dos semanas sin correr por la picadura de un bicho y no tenía muy claro si iba a poder hacerlo, pero me levanté, probé a trotar y no me dolía más que si no trotase, así que no había ninguna excusa. No encuentra uno todos los días una carrera a cien metros de su residencia. De todas formas, la idea era tomarse la carrera con tranquilidad, que no estaba el horno para bollos.

Según pude ver por internet las carreras comenzaban a las diez de la mañana, por lo que a las nueve habíamos quedado para hacer la inscripción. Por hacerlo el mismo día costaba 4 €, sólo 1 € más que en plazo, así que nos apuntamos y nos dijeron que la carrera de los mayores empezaba a las doce. Así que, vuelta al apartamento.

Sobre las once y cuarto salimos hacia donde estaba situada la salida y meta de la prueba. Estuvimos estirando, calentando un poco y escuchando al speaker que nos decía cómo eran las vueltas que debíamos dar. Según ponía el cartel la carrera era de 6,3 km aunque decían que cada vuelta era de 2,8 km. Algo no cuadraba, pero eso era lo de menos.

cross-bajamar-antes
Esperando a que den la salida

No tenía reloj, así que imagino que darían la salida a la hora prevista. Se salía pegados al mar por un paseo marítimo y se continuaba por allí hasta donde acababa, que se daba la vuelta y se volvía sobre nuestros pasos para salir a las calles de Bajamar por una interesante rampa. Desde ahí hasta «las canchas» era todo cuesta arriba. Desde las canchas se volvía por el mismo camino hasta alcanzar la calle donde estaba instalada la meta que había que subir para luego bajar. Desde el arco de meta se bajaba por la rampa por donde habíamos salido para afrontar la segunda vuelta.

cross-bajamar-mar
Salida de la prueba junto al mar

Lo llaman cross aunque no se toca ni un poco de barro ni tierra en ningún momento. O bien vas por las piedras del pavimento del paseo marítimo o bien vas por las calles de Bajamar. Yo más bien lo llamaría, si acaso, cross urbano. Eso sí, cross o no cross, el caso es que la carrera es dura.

Después de dos semanas sin correr nada y algo temeroso de no poder hacerlo por la picadura, salí con la única intención de ir al ritmo que me pidiese el cuerpo… que no era nada del otro mundo. Así que sufría en las cuestas arriba -no mucho- y me soltaba en las cuestas abajo, tampoco mucho.

Y así fueron pasando los kilómetros que se me hicieron muy cortos. Tan cortos, que no me parecía que fuesen más de seis kilómetros como indicaban. De hecho, luego pude mirar el GPS de uno de los participantes y vi que ni cinco kilómetros tenía, ya que dicho aparato marcaba poco más de 4,8 km.

Apreté un poco en la última subida y en la última bajada para tratar de adelantar a un individuo que me había adelantado y lo conseguí, por lo que llegué a meta en una posición menos. Lo cual no tiene la menor importancia, pero por aquello de que parezca que está uno compitiendo. Lo realmente importante es que la picadura aunque todavía me sigue doliendo no me ha molestado más por el hecho de haber corrido ni he notado molestia alguna durante la carrera. Así que muy contento. El tiempo oficial según he visto en la web de la organización ha sido de 21:47.

cross-bajamar-meta
Entrando en meta

Después de entrar en meta: bebida isotónica, agua, sandía y plátano para recuperarse. Además de una bonita camiseta de algodón de un color azul bastante atractivo. Todo por 3 €, uno más si te apuntabas a última hora como hice yo.

Una carrera muy recomendable para aquellos corredores que vivan en Tenerife o como mucho, en alguna isla vecina.

Una simple picadura

Llevo veintidos años trabajados y sólo he estado de baja una vez. Y por una simple picadura. Parece algo sorprendente… pues lo es.

No sé si fue en la piscina el domingo que fui después de montar en bici o en otro momento, pero el lunes volví del trabajo con una pequeña molestia en la parte posterior del muslo. Como un picotazo. Lo estuvimos mirando y parecía simplemente eso, un picotazo, a lo que no lo di la más mínima importancia.

El martes me levanté y me molestaba algo más. Fui al trabajo y no me encontraba nada bien, sentía dolor de cabeza y mal cuerpo en general. Llegué a casa, comí y después fui al médico porque la cosa no mejoraba e incluso ya empezaba a dolerme la ingle. El picotazo tenía mal aspecto…

picadura-principio
La picadura en sus primeros estadios

Debería de tenerlo porque cuando lo vio la médica se sorprendió. Pinchazo de Urbason de 40 y antibiótico y antihitamínico. El pinchazo no me vino mal, me quitó el dolor de cabeza y el malestar general, aunque el dolor de la picadura ahí seguía, además del hinchazón y el color rojizo.

A pesar de eso, la cosa no mejoraba. Andaba cojo y seguía hinchado y la zona roja se había extendido hasta alcanzar casi al ingles, así que el viernes cuando me levanté para ir a trabajar, pensé que sería mejor ir Urgencias al hospital porque la cosa estaba fea, muy fea.

En el hospital, Urbason y antibiótico en vena y una analítica para ver cómo andaba la infección. Afortunadamente la infección no iba mal. De todos modos, me mandó un antibiótico más potente y me pintó la zona rojiza para ver si se extendía más. Si me sentía con fiebre o si se extendía, rápido a Urgencias y a ingresar.

Así salí el viernes del hospital.

picadura-atras
Por la parte posterior del muslo

picadura-delante
Hasta la ingle… y más allá

También me recetó Paracetamol si me dolía el picotazo. Y alguno me tuve que tomar porque es curioso como molestaba. Y lo más curioso es que me recomendó la baja porque al tener la picadura en al zona posterior del muslo no podía estar sentado ya que el calor y el rozamiento podían provocar que empeorase la cosa. Debía estar con la pierna para arriba.

El domingo volví a Urgencias para que me viese de nuevo la misma doctora. Le pareció que el asunto progresaba adecuadamente, porque no había aumentando la zona roja y además la hinchazón había disminuido. De todas formas, el lunes debía ir al médico de cabecera para que decidiese si me daba la baja o no.

Y me dio la baja porque tampoco le gustó lo que veía. Así, por una simple picadura he estado de baja una semana con la pierna para arriba. Vagando del sofá a la cama y de la cama al sofá.

Hoy viernes me volvió a ver la médica de cabecera y ya lo vio mucho mejor, por lo que me dio de nuevo el alta. Ya dejo de ser un parásito de la SS.

No hace falta que me lo diga la doctora. Si no me siento y, por lo tanto, no aplasto la picadura contra la silla, el color de piel es más o menos normal y además sólo duele un poco. Noto que día a día, la cosa va mejorando.

Dentro de poco podré volver a correr. Al menos, eso espero.

Últimos entrenamientos de julio

La verdad es que el mes de julio ha sido un buen mes respecto al número de entrenamientos. La calidad de ellos, ya dudo un poco, porque con tanto calor no hacía otra cosa más allá de trotar; sin embargo, en la última semana he tenido un problemilla que ya relataré en la próxima entrada y que me ha impedido completar el mes como hubiese deseado.

Voy a resumir en esta entrada los entrenos de la segunda quincena del mes de julio, ya que no hay mucho que destacar como para hacer una entrada por día.

Después del día récord de calor, el jueves 16, vino un día bastante caluroso también, pero se notaba que había bajado algo, aunque fuese sólo un par de grados. El entrenamiento no fue tan asfixiante, pero aún así fuimos muy tranquilos. Hice 9,4 km en un tiempo de 52:45 a un ritmo más que tranquilo: 5:36 min/km.

El sábado 18 de julio quedamos a las 8:15 de la mañana para salir con la fresca. En un principio íbamos a salir cuatro, pero uno de ellos se nos durmió, así que sólo fuimos tres. Y aunque la temperatura era muy placentera, sobre todo en la ida que era más pronto y había bastante sombra, también fuimos muy tranquilos. Decidimos ir por el Parque Lineal que es un paseo muy agradable aunque luego los últimos kilómetros toque subir. Como anécdota, ya terminando, subiendo cerca del 12 de octubre se tiró un perro a por mí, que me dio un susto bárbaro, pero según su dueña era porque se sintió acosado. Un poco después pasaron mis dos compañeros y también se tiró a por ellos, imagino que también sintiéndose acosado. El pan nuestro de cada día en la eterna pelea corredores y perros. Hicimos 12 km en 1:03:20 @ 5:16 min/km en una jornada de lo más agradable, hay que tener en cuenta que pasamos de estar rondando los cuarenta grados los días entre semana y a los pocos más de viente hoy.

El domingo 19 tocó bicicleta. Lo primero fue subirme a la báscula, que marcaba 70,3 kg un poco más que la semana pasada. No está mal del todo, me mantengo. Tocaba estirar un poco más la tirada y decidimos ir a Villaconejos, haciendo el mismo recorrido que en tiempos pretéritos gustaba mucho hacer a los componentes del Club Ciclista Cortés. La idea era salir lo más pronto posible, pero al final se nos fue la hora hasta las 8:45, que no está mal del todo, pero que prometía calor a la vuelta. Llegamos a Villaconejos bastante bien, aunque desde Titualcia hasta el pueblo de los melones es casi todo para a arriba. Paramos en un bar a recuperar fuerzas y vuelta otra vez por donde vinimos. Hasta Titulcia bastante bien porque es muy favorable. Luego tampoco fuimos mal por Ciempozuelos y San Martín; sin embargo, nos costó un poco la subida a La Marañosa ya que hacía bastante calor y llevábamos muchos kilómetros (para nuestro nivel) en el cuerpo. Además, al ser más tarde había menos ciclistas circulando y no conseguimos enganchar ningún grupo que nos hiciera más cómodo el rodaje. En total hicimos 93,5 km en un tiempo de 3h56, consiguiendo mi compañera de rodaje su récord de kilometraje en una jornada.

villaconejos-tortilla
Un alto en Villaconejos, el pueblo de los melones

El martes 21 de julio parecía casi invierno 😉 La temperatura andaba un poco por encima de los treinta y seis grados y resulta curioso como se notaba esos tres grados de diferencia. Se corría medio bien. De hecho, después de una primera vuelta muy tranquila, fuimos luego jugando a tratar de llevar un ritmo y la verdad es que no nos salió muy bien. El primero era ir a 5:00 y Joaquín marcó 4:45. El segundo me puse yo a marcarlo y salió a 4:55, algo más razonable. El tercero también lo marqué yo y lo clavé, se trataba de ir a 4:50 y no me fui ni un segundo arriba ni un segundo abajo. El cuarto y último de esta segunda vuelta era para tratar de ir a 4:45 y lo marcaba Joaquín, pero aquí lo dio todo y lo hicimos en 4:30. Un poco desastre, pero lo pasas entretenido jugando un poco. Totalicé 9,4 km en 49:24 @ 5:13 min/km. De nuevo, como en estos otros días anteriores, nos acompañó una amiga habitual del Pradolongo con la bicicleta y con el bidón bien cargado de agua, que nos hizo más llevadera la jornada.

El jueves 23 de julio se animó mi tocayo a venir con nosotros. Sus obligaciones de padre no le permiten casi nunca bajar a esta hora, sale más tarde, pero este día fue una excepción. Y en que momento… El tío está fuerte como el vinagre y después de haber estado tirándonos el moco de que entrenábamos como jabatos, vino a demostrar que el que entrena de verdad es él y nosotros hacemos poco más que arrastrarnos. Después de un par de kilómetros más o menos tranquilos, empezó a apretar el acelerador y tratamos de que no se fuera. Yo había comido muy tarde y notaba todavía la comida en la boca, por lo que esta aceleración no fue muy de muy agrado, pero el tío siguió a un ritmo más o menos constante hasta acabar la primera vuelta y luego a aceleró más. Sobre el kilómetro 5,5 decidí que ya estaba bien de hacer el canelo porque las molestias en la tripa eran horrorosas y sentía como si en la próxima zancada se me fuese a salir la comida por la boca, así que bajé el ritmo y al tran, tran cumplimenté 9,3 km en un tiempo de 47:26 @ 5:07 min/km.

El sábado 25 de julio quedamos a las 8:15 en el punto de encuentro. Nos juntamos tres: mi tocayo que me había reventado el jueves, una chica que estaba preparando una maratón para el mes de agosto y que ya andaba con el tapering y un servidor que iba casi de convidado de piedra. Decía la chica que el rodaje de hoy era de 1h50 a un ritmo cómodo. Ese ritmo cómodo era para ella cercano a 4:30. Así que se me pusieron los pelos como escarpias cuando oí eso. Dijo que bueno, como era un circuito de ida y vuelta, trataría de ir a ese ritmo cómodo a la vuelta. Hicimos un par de kilómetros tranquilos, pero pronto empezamos a ir a un ritmo cercano a cinco, siempre por debajo. Llegamos hasta el final del Parque Lineal y a la vuelta, como siempre, aire en contra y buscando el ritmo cómodo poco a poco. De 4:50 pasamos a 4:35, 4:38, 4:29, 4:34 y ahí ya se me fueron y ya aproveché para aflojar el ritmo, que me llevaban con la soga al cuello. Ese ritmo tan cómodo era mucho para mí. Pararon en la fuente y me esperaron. Desde allí hasta el parque de Pradolongo ya fuimos más tranquilos y fue en ese tramo donde el GPS se quedó sin batería, por lo que sólo me marcó 12,7 km de los 15 km que hicimos. Esos 12,7 km registrados por el GPS los hicimos en 1:02:09 @ 4:57 min/km. No estuvo mal el entreno, no. La báscula marcó 70,2 kg, bajando lo que subí la semana anterior.

El domingo 26 de julio fue día de bicicleta. Y esta vez me tocaba pedalear en solitario, ya que mi acompañante habitual estaba fuera de Madrid. Como suele ocurrir, salí a las 8:45, más tarde de lo que hubiese deseado, por lo que me iba a tocar pasar calor. El recorrido era de Madrid hasta un pequeño pueblo de Toledo llamado Gerindote. Y la jugada era hacer una parada más o menos a medio recorrido para desayunar algo y recuperar fuerzas. Salí por el recorrido habitual hasta San Martín, Ciempozuelos y desde allí tirar hacia Aranjuez para desviarme a Seseña, Esquivias, Borox, Añover de Tajo y Villaseca de la Sagra donde tenía previsto parar; sin embargo, no conseguí encontrar el desvío a Seseña, ya que no estaba indicado, así que me fui por un camino mal asfaltado paralelo a la A4 que ya conocía de otras veces. Ese camino mal asfaltado se convierte en tierra poco antes de pasar por debajo de la A4 y sigue siendo de tierra bastantes metros más. Cerca ya del peaje de la R4 es de nuevo asfalto y ya se coge la carretera que tenía previsto en el plan inicial. Me ahorré unos cuantos kilómetros por no haber encontrado el desvía a Seseña.

Poco antes de Añover apareció delante de mí, saliendo de un camino como por ensalmo, un buen grupo de ciclistas de MTB de Pinto y me acoplé un rato a rueda para descansar un poco. Iba a buen ritmo y bien protegido. Por desgracia, enseguida se bifurcaron nuestros caminos. Poco después adelanté a un ciclista en MTB que iba en solitario, yo seguí a mi bola y pasados los kilómetros, cuando me acercaba a la central térmica de Villaseca vi que me seguía de cerca y luego me adelantó, así que cogí su rueda y fui unos kilómetros aprovechando su rebufo. El tío iba deprisa, pero tampoco me importaba gastar algo de fuerzas, ya que en Villaseca tenía pensado desayunar. Curiosamente, en este pueblo paramos los dos. Yo a desayunar e imagino que él habría llegado a su destino. Estuve dando una vuelta por el pueblo y no fui capaz de encontrar un bar con terraza donde parar, así que seguí hasta Mocejón, el siguiente pueblo. Allí sí encontré una bonita terraza en la plaza del ayuntamiento. Me tomé un café con leche y tostada con aceite y tomate y monté de nuevo en la flaca. En ese momento llevaba 73,5 km en un tiempo de 2h35. Había hecho más kilómetros de los que pensaba antes de parar.

No es buena idea para en Mocejón, porque el siguiente pueblo que es Olías del Rey está en un alto y la carretera es todo el rato picando para arriba. Eso, después de llenarse bien el estómago es un mal asunto, pero aflojando un poco el ritmo se lleva sin demasiados agobios. Desde Olías a Bargas, pasando por encima de la A42 y desde Bargas al río Guadarrama por una carretera llena de subidas y bajadas que fui sorteando con bastante frescura. Al llegar al río, lo lógico es que hubiese seguido hacia Rielves por lo que era la antigua carretera de Toledo a Ávila, pero se me ocurrió la genial idea de hacer un pequeño rodeo, tirando hacia Villamiel de Toledo. Craso error, desde el río hasta Huecas, que está más allá de Villamiel es todo para arriba, no es un puerto, se trata de un falso llano que pica y pica hacia arriba, sin apenas descanso. Un horror. ¿Y todo por qué? Porque en mi época de juvenil había corrido una carrera ciclista que partiendo de Torrijos salía hacia Huecas, Villamiel, Rielves y vuelta al origen. Y hoy, aunque lo hiciese al revés, me gustaba recordar esas carreteras y esos tiempos. Al llegar a Huecas se termina la subida y al tirar hacia Torrijos se va por una carretera bastante poco transitada donde hay algún repecho, pero es más bien favorable. Ya quedaba poco para llegar a mi destino, lo cual hice tras recorrer 42,2 km (una maratón) en un tiempo de 1h38. Totalizando de esta manera 116,8 km en un tiempo de 4h16 a una velocidad de 27,3 km/h.

116km
Una buena kilometrada en solitario

Cuando llegué al destino, lo único que iba pensando era en ir a la piscina y darme un buen baño para quitarme el sudor y de paso, recuperar algo de sales con una buena cerveza. Y me sentaron de vicio ambas… sobre todo la cerveza.

piscina-gerindote
Primero un remojón por fuera

cervecita
Y luego por dentro

Y con este viaje en bicicleta se acabaron los entrenamientos de julio una semana antes de que acabara el mes por un motivo inesperado.

De récord

Hoy ha sido día de récord. Pero récord de calor. Y sólo lo hemos sufrido Joaquín y un servidor. Los demás, mutis por el foro. Y bien que hacen, todo hay que decirlo; no obstante, creo que ha sido la primera vez que he visto en las pantallas de tráfico la recomendación de no hacer deporte por las altas temperaturas.

temperatura-alta
Altas temperaturas en el día de hoy

No me gusta nada el calor y menos para correr, pero soy de la opinión que se puede correr siempre que sea con cabeza: a ritmo tranquilo e hidratándose. Y eso es lo que hemos hecho, aunque hemos apretado un poco en los dos últimos kilómetros que nos han salido a 4:32 y 4:22 que aún pareciéndome una barbaridad sólo han sido dos, los otros siete tranquilamente charlando y bien provisionados de agua gracias a nuestra compañera que de nuevo ha ido con la bicicleta y la caramañola.

En total han sido 9 km en un tiempo de 46:23 @ 5:09 min/km.