XIX Carrera de Valleaguado

El hecho de no poder participar en la Carrera del Agua hizo que acabara en esta simpática carrera en el barrio de Valleaguado, en Coslada, muy cerca de donde se sitúa la salida y meta de la media maratón de esta localidad.

La salida se dio a las 10h30′ (más o menos) sobre una distancia de 8 km. La participación era escasa, sobre los 50 participantes. El circuito no era demasiado complicado, un par de repechos al principio y otro par de ellos al final. La zona intermedia, llanita, llanita, transcurría por alguna de las calles del polígono que se pasan en la media maratón. Debido a que la distancia era corta, decidí ir a tope durante toda la carrera, con el corazón a reventar sobre las 180 ppm, realizando al final 31:47.

La organización estuvo bastante bien para ser una carrera de barrio. Se celebraron al menos cuatro carreras, desde los mayores hasta los más pequeños. Daba gusto ver a los pequeñines esprintando al final -y al principio-. La inscripción era gratuita y al final daban lo típico: refresco, naranja y camiseta para los veinte primeros de cada carrera.

Me agradó pasar por el polideportivo y ver esa ENORME pancarta donde anuncian la inminente cita de la Media Maratón de Coslada para el 7 de Marzo. El tiempo apremia. Se aproxima un test importante de cara a la Maratón de Madrid.

XV Media maratón de Fuencarral

Un buen grupo de compañeros de MaraTI+D hemos corrido la XV edición de la Media Maratón de Fuencarral. El tiempo era bastante bueno -al final un poco caluroso- para correr. La organización falló, desde mi punto de vista, en dos puntos importantes: hubo problemas en la salida y el tráfico estuvo abierto en un sentido durante toda la carrera. Sin embargo la entrega de chips -sin fianza- y la recogida de éstos y los regalitos sí estuvieron bien.

fuencarral-1999
Foto de equipo antes de la salida

La salida fue un poco decepcionante, yo me encontraba a dos metros detrás de la pancarta de salida y delante de mi había la güeva de personal. De hecho, había más gente delante de mi que detrás. El locutor por más que decía que se pusiesen detrás de la pancarta, menos caso le hacían. Esto provocó cierto retraso en dar el pistoletazo de salida y que gran parte de la gente no recorriera los 21 km y 97 metros.

Mi posición dentro del lote era tan mala que cuando dieron la salida, tardé entre 30» y 45» en empezar a correr. Cuando me dejaron un poco de espacio empecé a apretar un poco, aunque sólo pude pasar el primer kilómetro en 5’48» -sospecho que estaba mal medido-. No conseguí en ningún momento encontrar un grupito que fuese a mi ritmo por lo que decidí ir a mi bola o lo que es lo mismo mantenerme sobre las 172 – 173 ppm en llano.

Bajando Herrera Oria me sorprendió el grito de ánimo de Silvia -muchas gracias-. Esto me agradó, saqué pecho y me lancé todavía más deprisa por la cuesta.

Mi intención era rebajar mi MMP de 1:36:52, así que cuando pasé los 10 km en 43:53 vi que la cosa iba bien. Era una gozada correr hacia el Pardo, mirar de frente y ver las montañas nevadas todas rodeadas de encinas. Sí, la cosa iba realmente bien. Poco antes del km 12 comenzó la «cuesta del cuartel», ya empezaban a oirse las primeras respiraciones forzadas de algunos. Al terminar esta cuestecilla, recordé las palabras de Juan Ignacio del pasado año: «Primera cuesta y sin novedad». Lástima que él no estuviera aquí, hubiera disfrutado tanto con la carrera…

Al poquito de esta primera cuesta, comienza la segunda, que es, además, la más larga de todas ellas. Al principio la pendiente suave no castiga demasiado pero las últimas rampas con verdaderamente exigentes. El hecho de estar abierta al tráfico impedía trazar las curvas por el camino más corto, como se hacía en años anteriores. Casi terminando la cuesta pude ver a Liborio que iba sufriendo lo suyo intentando llegar al km 15. El pobre acababa de salir de una gripe y no andaba muy fino. Le pasé en ese punto kilométrico y me lancé a tumba abierta a por la penúltima cuesta de la jornada.

Después de una larga bajada, poco antes de comenzar la cuesta que pasa por debajo de la vía del tren vi de nuevo a Silvia animando a los compañeros -gracias de nuevo-. Con renovados bríos me dispuse a atacar la cuesta más dura de pendiente aunque no muy larga, pensando que la meta ya estaba cercana. Después de la cuesta, justo enfrente del cementerio de Fuencarral, esponjas. Otra bajadita y la última cuesta.

Esta última cuesta ya transcurre en el barrio de Fuencarral, a lo largo del nuevo barrio de Los Tres Olivos. Subí todavía con energías y al llegar a la «cima», a falta de un kilómetro, vi a Bienve. Con éste en mi punto de mira, aceleré lo que pude, acercándome poco a poco. Veía que iba un poco tocado de su pie aunque no tuve ninguna oportunidad de cogerle. Cuando divisé el reloj de meta, marcaba 1:34:40. Eché toda la carne en el asador para intentar bajar de 1h35, pero no lo conseguí. Al final, aunque mi cronómetro marcaba 1:34:59, el tiempo oficial era de 1:35:01. No está mal, bajé 1:51 de mi mejor marca y llegué aún con energías. Mejor que sobre, que no falte.

IV 10 km pedestres distrito de Usera

Hoy se ha celebrado la IV edición de los 10 km Pedrestres Distrito de Usera. El día se presentó formidable para correr, con el cielo nublado y una temperatura fresca pero no fría, ideal. Hubo algunos problemas con la foto: gente que llegó tarde, otros no llegaron, etc. por lo que no todos salieron en la foto. Agradecer la presencia de Don Liborio que aunque no corrió estuvo presente haciendo de fotógrafo, haciéndose cargo de la Logística, animando. Un 10 para él.

Los horarios previstos en las diversas carreras se cumplieron con precisión suiza, por lo que a las 11 de la mañana se daba la salida a la carrera de los mayores. Unos 900 corredores se pusieron en marcha.

Había entrenado con el objetivo de mejorar mi marca en 10 km (52’25») y dejarla en un tiempo cercano a los 43 minutos, por lo que salí como un rayo, dentro de mis limitaciones. Sobre el km 3, con una soltura insultante, me alcanzó el debutante Alberto con el que me mantuve en animada conversación hasta el final de la carrera, entrando ambos en meta con un tiempo de 41:43 según mi cronómetro, oficial de 41:39. Pienso que Alberto podía haber realizado un mejor tiempo -yo le vi sobrado- pero su camaradería le hizo acompañarme todo el rato.

Me pareció una carrera excelente, perfectamente organizada en todos los sentidos: salida en una calle ancha sin problemas, exquisita medición de todos y cada uno de los kilómetros, entrada a meta sin ningún tipo de embudo, buen avituallamiento en línea de meta (fanta de naranja, zumo, glucosa, naranjas), vestuario, duchas y masajista para el que lo quisiera, y, para colmo, regalo de una camiseta de MANGA LARGA. Sí, sí, habéis leído bien, una camiseta de manga larga. Lástima que no hubo para todos, algunos se tuvieron que conformar con la más habitual de manga corta. Creo que algunos organizadores de carreras populares deberían tomar nota de esta carrera que poco a poco intenta abrirse camino en el apretado calendario de carreras de Madrid.

En resumen: una bonita jornada y una más bonita carrera. Altamente recomendable.

XL Trofeo Marathon de cross

Hoy, en una mañana soleada y fria se celebró el XL Trofeo Marathon de Cross, organizado como puede suponerse por la A. D. Marathon. Tres miembros del equipo: Javier, Andrés y un servidor, además de Liborio, se encontraron en la línea de salida media hora antes del evento. Pudimos comprobar como Fabián Roncero pasaba veloz como un rayo, una y otra vez, por el circuito, entrenando.

El circuito no presentaba apenas complicaciones, algún charco que otro y un par de repechones. El terreno estaba seco, alternando zonas de hierba (las menos) con tierra. Había que dar cuatro vueltas más la recta de salida y la «recta» de llegada, totalizando 9,580 km. Javier, como siempre, salió como un rayo. Andrés se lo tomó con más calma. Yo, dentro de mis posibilidades salí rápido y en la segunda vuelta pude ver a Liborio a unos cincuenta metros por delante y como, poco a poco, iba comiéndole el terreno. Sin embargo, el último kilómetro de Liborio fue terrorífico, alejándose más y más. Terminó con un tiempo de 42:34, sacándome 21» en la meta, lo que indica que hice un tiempo de 42:55.

La intención era probarme de cara a la carrera de Usera del próximo domingo y el objetivo de bajar de 43 minutos en esa carrera lo veo difícil, aunque por otro lado, un cross siempre es más duro, por lo que me da ciertas esperanzas.

En resumen: una carrera muy bien organizada, sobre un terreno bastante asequible y, además, es GRATIS. Muy recomendable.

XXI San Silvestre vallecana popular

También en Madrid se celebró la San Silvestre y, en este caso, dos: la popular y la internacional. Para correr la popular, un buen número de compañeros quedamos a las cinco de la tarde en Vallecas (en la meta) y desde allí nos dirigimos a la salida (Pº de la Castellana) en metro.

El tiempo fue realmente asqueroso durante toda la carrera, lloviendo a mares y con un viento infernal, además, las calles estaban completamente inundadas.

La salida fue horrorosa con tanta gente (se supone que había 11.000 almas). El grueso de MaraTI+D, como otros tantos, acortamos un trozo de carrera al poco de salir, por lo que no conseguimos realizar los 10 km completos. Después de empaparnos durante un buen rato llegamos a meta. La zona de meta también era horrible: había bofetadas por conseguir una camiseta y una botella de agua. Las camisetas nos las entregaban, había un mostrador con las camisetas y algunos se llevaban montones de ellas.

Hice un tiempo de 43:57 en los algo menos de 10 kilómetros, ya que recortamos un trozo sin querer siguiendo a la manada.

En definitiva, una jornada desastrosa. Lo único positivo, el reencuentro con Juan Ignacio y Elena y el debut de un nuevo miembro de MaraTI+D: Andrés P.

XXI Maratón de San Sebastián

La fascitis plantar que arrastraba desde el mes de enero me hizo descansar desde la finalización de la maratón de Madrid. Durante el verano, para no estar parado, anduve bastante con la bicicleta. Viendo que el tiempo se me echaba encima, empecé a entrenar a finales de agosto, siguiendo el plan de Han Higdon de 18 semanas para principiantes. Cuando empecé ya llevaba cuatro semanas de retraso…

Intenté seguir el plan utilizando un pulsómetro Polar modelo SmartEdge, por lo que corrí varias carreras para intentar conocer qué pulsaciones debían ser las correctas a la hora de hacer la maratón.

CarreraFechaDistanciaTiempoPuntos
V Media Maratón de Alcorcón25/10/9821,0971:42:41342,15
XXII Media Maratón de Moratalaz8/11/9818,51:23:15416,69

La XXI edición de la maratón de San Sebastián se celebró el 29 de noviembre de 1998. Hasta Donostia nos desplazamos tres componentes de MaraTI+D: Jesús C., Josetxu y un servidor. Conmigo se vino mi mujer, mi hija y mi hermana Rocío que tenía muchas ganas de conocer la ciudad. Fue un fin de semana para olvidar: en el camino de ida nos pusieron una multa por no haber pasado la ITV, la comida de la pasta era una verdadera basura, el tiempo era horroroso antes, durante y después de la carrera, no dormí bien la noche del sábado por la niña y el hotel estaba lejos de la llegada, lo que obligó a darnos un largo paseo bajo la lluvia después de la carrera. Una maravilla, vamos.

Pero no todo fue negativo. La ciudad es muy bonita, las tapas estaban muy bien y el hotel era muy majo: Hotel San Sebastián, en la Avda. de Zumalacárregui con un desayuno buffet extraordinario.

En lo meramente deportivo tampoco pude realizar mi objetivo que era, como siempre, bajar de las tres horas y media. Tampoco pude mejorar mi marca personal. Ya antes de comenzar la carrera, en el camino hacia la salida me empapé de lo lindo. A la hora de salir no llovió, pero al poco comenzó de nuevo y estuvo largo rato, incluso llegó a granizar fuertemente durante algún tiempo.

Pero no sólo la lluvia se animó a “participar” en esta prueba. El viento era implacable sobre todo en la zona de la playa de La Concha. Nada más salir formamos un grupo Josetxu, su amigo Javier y yo. Jesús quería bajar de 3h15 y salió como un rayo directo a su objetivo.

Dado que Josetxu llegó muy justito no quería ir más deprisa de 5 min/km. Al poco de pasar la granizada llegamos a la media maratón con un tiempo de 1:44:57, o sea, a 5 min/km exactos. Estuvimos esperando y animando a Josetxu desde el km 20 pero en el 25 petó de manera bárbara y se puso a andar.

Hasta el km 30 aguanté con Javier, pero luego me marché en solitario. Sobre el 33 me adelantó un grupeto comandado por una mujer de Mataró al que me acoplé y me mantuve con uñas y dientes hasta meta. Llegué a la línea de meta con un tiempo de 3:35:59 según mi reloj. En el diploma que me mandó la organización el tiempo oficial era de 3:35:36, que habrá que dar por bueno.

La línea de meta estaba desolada: el reloj y las vallas se habían caído por el aire, no se veía la línea de meta. Aquello era un pequeño desastre. Jesús llevaba ya veinte minutos esperando y estaba aterido de frío sin poder cambiarse. Hizo una impresionante marca de 3:13:14. Josetxu se agenció un chubasquero y marchaba tranquilamente. Al final hizo un tiempo de 4h20.

Llegando a meta castigado por la lluvia y el frío

En la zona de meta pasamos bastante frío hasta que localizamos al amigo que tenía las llaves del coche donde habíamos dejado la ropa, ¡menos mal al té caliente! Al volver para Madrid: lluvia, nieve. Lo dicho, un fin de semana para olvidar.

XXII Semimaratón popular de Moratalaz

He llamado (viernes 6 de noviembre) al Polideportivo de Moratalaz y me han confirmado que la carrera es a las 11 de la mañana del domingo 8 de noviembre y que el precio de la inscripción es ¡¡veinte duros!! Como dije en el otro mail estoy dispuesto a realizar las inscripciones esta misma tarde y entregar el dorsal -previo trueque con una moneda de 100 ptas- el mismo día de la carrera a las 10:30 en la puerta del polideportivo, aprovechando para hacer la foto de rigor. Quien quiera hacer su propia inscripción puede aprovechar el mismo día de 9 a 10.

Componentes de MaraTI+D en Moratalaz

Mi tiempo fue de 1:23:15 por lo que parece que la preparación para San Sebastián va por buen camino. Como siempre, la distancia fue una incógnita, algunos dicen que fueron un poco más de los 18,5 de ediciones anteriores.

Ambientazo en la pista del Polideportivo de Moratalaz

V Media maratón de Alcorcón

Hoy se ha celebrado en Alcorcón una media maratón en la que MaraTI+D presentó cinco componentes: Javier G., Jesús C., Liborio, Bernardo y un servidor. El día amaneció soleado en contra de todos los pronósticos -para mi gusto demasiado soleado-. La carrera comenzaba en el polideportivo Santo Domingo y daba varias vueltas por una barriada de chalets próxima al polideportivo, después se pasaba por el polígono industrial de Loranca donde pudimos ver una gran cantidad de locales que abrían ¡¡a las siete de la mañana!! y que además contaban con bastante público en esos momentos.

El recorrido fue bastante feo y sosote, apenas había público -sólo enfurecidos automovilistas- y había algunas zonas donde el aire azotaba de lo lindo. Curiosamente y a pesar de ser un circuito homologado, no estaban marcados los kilómetros, sólo el 5, 10, 15 y 20. Las vueltas y revueltas por las mismas calles permitían observar a la cabeza de la carrera una y otra vez por lo que Javier G. fue jaleado por Bernardo y un servidor en no menos de cinco ocasiones.

Para mi fue un test importante de cara a la maratón de San Sebastián ya que intentaba encontrar una franja de pulsaciones que me permitieran acercarme a las 3h30′ en la maratón. Comencé con Bernardo a un ritmo tranquilo y regular lo que nos permitía ir charlando y animando al resto  de compañeros, basta decir que los primeros 5 km los pasamos en 24:20. Los siguientes cinco kilómetros transcurrían por el mismo sitio que los anteriores, así, pasamos por el 10 en 48:30. De camino hacia el polígono industrial se subía una cuestecilla interesante (km 12) donde nos cruzamos con el primer clasificado: un atleta de raza negra que sacaba bastantes metros al segundo y al tercero que le perseguían como galgos ¿o debo decir, podencos? En esos momentos, éstos irían ya por el km 18.

Al llegar al polígono, de nuevo a callejear de aquí para allá hasta llegar al km 15 donde se encontraba un nuevo puesto con agua. Llegamos con un tiempo de 1h13′. Un poco después, por fin, salimos de allí y nos dirigimos al polideportivo por el camino de ida. Apretamos un poco los dientes y llegamos a la meta con un tiempo de 1:42:21. La llegada a meta fue una gozada, patear sobre el tartán y sentir esa sensación de correr sobre una nube de algodón. Sin lugar a dudas, lo mejor de la carrera -sin contar la inestimable compañía de Bernardo durante toda la carrera-. Al final, objetivo cumplido de cara a Donostia.

Sólo me queda añadir que Jesús y Liborio pulverizaron sus mejores marcas en la media maratón conseguidas un mes antes por al menos tres minutos.

I Carrera de Montaña Sierra Norte

El día amaneció lluvioso, un insistente calabobos -nunca mejor dicho- no dejaba de fastidiar. Según nos acercábamos a Montejo de la Sierra, la niebla se iba haciendo más y más espesa, por lo que Liborio especulaba con la posibilidad de se anulase. Yo, conociendo a los de LAETUS, opinaba que siendo como son unos peseteros ésta no la anulaban ni aunque hubiese cayese el diluvio universal. Efectivamente, recogimos el dorsal en el camping «La Dehesilla» y continuamos todavía 1 km más arriba para llegar a la salida. El calabobos seguía y seguía -como el conejito-.

A las 10h15′, un cuarto de hora más tarde de la hora estipulada se daba la salida, en la que nos juntábamos no más de cincuenta corredores. El primer kilómetro y medio era cuesta abajo y por asfalto por lo que el pelotoncillo comenzaba a estirarse. Liborio, gracias a su estilo kamikaze empezó a alejarse de mi inmediatamente. Al terminar el asfalto comenzaba la subida, un caminillo estrecho -sólo cabía una persona- que conducía a una pista forestal en buenas condiciones. Esta primera parte se hacía bastante llevadera ya que había algunos falsos llanos que te permitían recuperar el resuello. La vista del hayedo de Montejo era preciosa, todavía la niebla permitía mirar el paisaje. De repente, algunos corredores de los que me precedían aceleraron como si se tratase de una meta volante. Nada más lejos de la realidad, las avispas hacían de las suyas, picando a todo individuo que pasaba. Yo tuve suerte, Liborio, no.

Llegando al primer puesto de avituallamiento (km 5) el camino se hacía impracticable y la pendiente se tornaba brutal. Allí comencé a andar y fue cuando alcancé a Liborio y ya subimos en un grupito, uno detrás de otro, hasta la cima del Pico Santuy (1927 m, km 7 de carrera). La niebla ya era muy extensa, prácticamente no se podía ver a 10 metros. Tardamos, aproximadamente 57′ en realizar esta primera parte.

Los siguientes cuatro kilómetros consistían en una bajada bestial (hasta 1300 m) por una pista forestal totalmente embarrada hasta El Cardoso. Afortunadamente, dejó de llover aunque la lluvia ya había hecho su papel: empapar a los corredores y embarrar el suelo. Bajando con calma y frenando en varios tramos, contemplaba anonadado como, primero Liborio y luego un corredor tras otros me adelantaban y se perdían en la niebla.

En el puesto de avituallamiento de El Cardoso me acoplé a un grupito con los que me mantuve varios kilómetros. Aquí se abandonaba la pista forestal y aparecía de nuevo un caminillo estrecho donde prácticamente no se podía adelantar ni ser adelantado. Cruzamos el río Jarama (km 12) y comenzamos la -en teoría- última ascensión de la jornada. Ya subiendo, cruzamos el pueblo de La Hiruela (km 13). Comenzaban a escucharse las primeras preguntas «¿Cuánto queda para meta?», «¿Cuándo se acaba la carrera?». De nuevo una pista forestal en condiciones impracticables y después se acabó todo vestigio de camino. La jugada consistía en atravesar por todas las jaras y yerbajos existentes. Por allí sólo había pasado el que colocó los plásticos para señalizar y los corredores que nos acordábamos jocosos de los familiares de los organizadores. Para dar mayor emoción al asunto, tuvimos que atravesar un alambre de espino para poder continuar la carrera.

Para mi desgracia no llevaba mallas largas y los roces con las jaras eran, directamente, sobre mis delicadas y, porqué no decirlo, hermosas piernas que ya no volverán a ser lo que eran. Un poco antes de coronar este segundo pico había otro puesto de avituallamiento -por eso que no quede- y ya el camino dejaba las jaras para patear directamente sobre las rocas. Aproveché este puesto para manducarme dos barritas energéticas y recuperarme un poco, perdiendo a mis compañeros de los últimos kilómetros.

Saltando de piedra en piedra, se llegó a la cima del Pico Salinero (1618 m, km 15,5). El perfil indicaba que los siguientes 4,5 km eran todos y digo todos, de bajada. Nada más lejos de la realidad. La bajada era bastante complicada también de roca en roca, por supuesto, no hay que olvidar que las rocas estaban mojadas. Tuve que utilizar las manos en algún tramo para bajar y no caer. Mi nuevo compañero de viaje, un señor de avanzada edad pero muy atlético, echaba pestes sobre esta carrera. Decía que no podía compararse, ni por asomo, con la carrera de Las Dehesas.

Después de este tramo rocoso, se corría sobre una pradera donde unas alucinadas vacas nos miraban con ojos de extrañeza. A lo lejos se veía una senda forestal que, horror de los horrores, ascendía en lugar de descender. Este último tramo era verdaderamente demoledor. Se sucedían las bajadas con las subidas ininterrumpidamente. Fueron, posiblemente, los tres kilómetros más largos de mi vida. Aquí conecté con un amigo de Jesús N. con el que me mantuve en animada conversación hasta la meta, de vez en cuando nos acordábamos del organizador -sobre todo en los repechos-. El amigo de Jesús comentaba que él había hecho pruebas varias pero que esto le parecía otro deporte. Llegué a meta totalmente aterido de frío en un tiempo de 3:26:11. Sí, sí habéis leído bien, no se me ha ido el dedo al teclear. Casi tres horas y media en recorrer 20 km. Liborio me comentó que estuvo persiguiendo a una chica durante la carrera y que la esprintó en la última bajada, tardando 3h02′.

Lo mejor vino después. Liborio conocía un buen restaurante en Montejo de la Sierra y allí nos dirigimos. Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que no he visto servicio más rápido. En dos minutos estábamos sentados a la mesa y con un plato de judiones dispuesto a ser manducado y no quiero decir nada sobre el chuletón: era inmenso, descomunal, ni siquiera las patatas cabían en el plato. Era tal, que ni Liborio consiguió terminarlo. Luego, una vuelta por el pueblo para rebajar algo la comida y dimos con una panadería que vendía unos dulces denominados COJONUDOS. Al probarlo comprendí por qué.

IX Carrera Popular de la Melonera

Había una gran expectación el sábado en la carrera de La Melonera, muchos participantes y mucho público (evidentemente, esto no es la Maratón) por las calles. Muchos compañeros de MaraTI+D corrieron y estaban esperando la foto y, PIDO DISCULPAS, llegué tarde debido a que tuve que dejar el coche cerca de la meta y me di un tute importante para llegar a la línea de salida. Me gustaría felicitar a los miembros de MaraTI+D que no corrieron y se acercaron por allí para animar ¡qué cunda el ejemplo!

Unos cuantos miembros de MaraTI+D

Yo particularmente andaba algo flojo de preparación por una fascitis que arrastraba por lo que había pensado correr despacio, sabiendo de Juan Ignacio había entrenado poco últimamente pensé que era la rueda bien. Craso error. Juan Ignacio, quizás espoleado por el café irlandés y el champán que se acababa de tomar en casa de sus suegros, salió como un cohete.

Enseguida, formamos un pequeño grupito compuesto por el ex-presi, Miguel Angel P., Jesús M. y un servidor. Los kilómetros pasaban deprisa hasta que llegamos a Legazpi. En ese punto comienza la cuesta de Delicias donde Jesús M. empieza a quedarse y yo empiezo a sufrir los rigores de la maldita cuesta. Todo debido a que comienzo a hablar con Josetxu sobre la maratón de S.S. y me dejo llevar por su superior ritmo (lo único que conseguí fue reventarme).

Ya en la calle Ferrocarril, después de la subida, me sobrepasó Bienve como un obús y viendo que solo no iba a ningún sitio, esperé de nuevo al ex-presi. Como comentaba Miguel Angel P., se veía que Juan Ignacio iba sufriendo bastante.

A buen ritmo y recuperándome del reventón, llegamos al avituallamiento (menos mal, yo iba más seco que la mojama) situado a mitad de la calle Doctor Vallejo Nájera, una buena cuesta donde de nuevo el ex-presi dio muestras de flaqueza (además no quiso beber, decía que llevaba el estómago lleno). El Paseo de la Acacias supuso un poco más de sufrimiento. Menos mal que desde la Glorieta de Embajadores el recorrido se hizo más llevadero. Juan Ignacio, todo un fenómeno bajando, empezó a quedarse bajando la calle Embajadores y me comentó: «Estoy sufriendo más que en mi p… vida». Y lo dijo un tipo que llevaba en el cuerpo 21 maratones de Madrid, es decir, todos.

Bajamos un poco el ritmo para no perder de vista al ex-presi, pasando por el km 10 en 48:30 y nos atascamos a 150 m de la meta con un tiempo de 52:25. Extrapolando, más o menos, calculo que hubiéramos hecho un tiempo final de 53:20′. Este impresionante atasco nos privó de un bonito sprint entre los tres componentes de MaraTI+D que llegamos juntos.

Después de la carrera, de la raja de melón y de la camiseta, quedamos en la puerta de la plaza donde estaba instalada la meta para entregar los presentes a Juan Ignacio, para lo cual, nos acoplamos en una terraza cercana para tomarnos una cervecita (creo que fue sufragada por Angel H.-nuevo presi- y Juan Ignacio -ex-presi-). Este empezó a abrir los regalos con cara de sorpresa total: la malla, el chubasquero, el lote de revistas Grandes Espacios. Cuando vio la camiseta con la foto de Canillejas 96, se le puso una sonrisa de oreja a oreja. Poco después volvió a su seriedad habitual para lanzar su discurso de despedida. Yo había llevado tres botellas de champán que tuvimos que bebernos lejos de la terraza porque el camarero (un tipo borde 100%) se negaba a que bebiéramos allí. No quedó muy bien brindar con vasos de plástico, pero no había otra cosa, ¡qué lo vamos a hacer! Al poco rato, nos despedimos y nos marchamos cada uno a su casa. Aunque algunos se tuvieran que ir, nada más y nada menos, que a Düsseldorf (no tengo ni idea de si se escribe así).

¡Suerte, Juan Ignacio!