XXVIII Maratón Popular de Madrid

Hay que empezar diciendo que esta maratón ha sido la mejor de los últimos años, que siempre por unas cosas u otras, he tenido problemas de lesiones. Unas veces me lesionaba meses antes y otras, como el año 2002, el mismo día de la carrera. Mi tiempo final fue de 3:39:02 lo que supone mi tercera mejor marca en Madrid e infinitamente mejor que en los últimos maratones que había hecho, pero en mis piernas estaban las 3:30 y no he sabido hacerlo bien. Pero bueno, de todo se aprende.

Con la Cibeles al fondo

El caso es que salí con un grupito con un compañero de entrenamientos (Emilio) y con Juan, un compañero del equipo, pero cuando llevábamos 3 km me di cuenta que mi compañero de entrenamientos iba muy deprisa y decidí, junto a Juan, ir más despacio. En el km 6 nos adelantaron dos individuos con un globo que marcaba 3h30 y decidimos integrarnos a ese pelotón, que era bastante abundante. Al menos había cincuenta corredores siguiendo al globito.

Fueron pasando los kilómetros y yo me sentía bien en el grupo, aunque Juan iba un poco con el gancho. Sobre el km 15 se fue quedando, mientras yo seguía cómodamente. En el km 20 se atraviesa la calle Fuencarral, que es una calle estrecha con mucha gente animando y con la música de Carros de Fuego a todo volumen. Verdaderamente alucinante, se te pone carne de gallina cuando hay tanta gente animando. El posterior paso por la calle Montera, Sol y la calle Mayor, donde está situada la media maratón, es alucinante por la cantidad de público que hay. Sólo dejan un estrecho pasillo para que pasen los corredores. En la media maratón hice 1:43:08. Dentro de lo previsto. Hasta ahí, todo bien.

Sobre el km 24 hay un bonita subida por la calle Princesa y ya empecé a hacer la goma con el grupo del globito de las 3h30, aunque con un pequeño esfuerzo volvía a conectar. En el km 26 el tiempo era de 2:07:36, un minutillo por encima de lo previsto, pero seguía encontrándome bien, aunque en los puestos de avituallamiento (cada múltiplo de 5 km) hacía la goma y veía que en un momento dado la goma se iba romper. Estos acelerones por entrar en el grupo, fueron los que al final me acabaron rompiendo totalmente.

Entramos en la Casa de Campo por un repecho muy duro y luego llegamos al km 32 por otra subidita donde me dejé casi todas las fuerzas. Quinientos metros más adelante, el grupo de las 3h30 empieza a irse y veo que no soy capaz de seguirles, la goma se ha roto del todo. Intento no perder la compostura y hasta el 33 sigo luchando, no por entrar en el grupo, sino por no perderles de vista, pero se van, se van y empieza la crisis. Enchufo el piloto automático y aunque en el km 35 todavía estoy en tiempo de llegar a las 3h30, ya que llevo 2:49:29, esos últimos kilómetros, de los cuales muchos son en subida, se me hacen eternos. La gente empieza a pasarme en manadas y sólo soy capaz de superar a aquellos que van andando o se paran en los puestos de avituallamiento o de sanidad. En el km 38 me pasa un corredor vestido de Scooby Doo, pero ni a ese pedazo de perro soy capaz de seguir. Los kilómetros se me hacen eternos y no bajo de los 7 minutos por kilómetro, pero la meta está cerca y sólo hay que pensar en llegar, no pensar en el tiempo.

Bastante tocado por el kilómetro 35, pasado el Puente de Segovia

A falta de kilómetro y medio, me pasó un conocido que me animó y eso me llevó a aumentar un poco el ritmo cochinero que llevaba. Ya en el Paseo del Prado, viendo la meta al fondo, conseguí mantenerme dignamente y entré en la meta sacando pecho, que la ocasión la merecía. Cuando me paré, después de atravesar la línea de meta, me sentí un poco mareado y a punto estuve de ir a visitar a las asistencias médicas, pero se me pasó rápidamente cuando empecé a devorar todo tipo de viandas que encontré a mi alcance: una chocolatina, un plátano, no sé cuantas rajas de sandía, etc. A los diez minutos de llegar ya estaba casi repuesto.

En resumen, por un lado contento porque el tiempo realizado no es malo, pero algo triste porque pienso que ha podido ser mejor. De todas formas, he obtenido una nueva enseñanza: no se puede ir en los grupos que se forman de un determinado tiempo porque los corredores que marcan el ritmo de esos grupos son gente de más nivel y el ritmo que imponen no tiene porque coincidir con el tuyo. Yo me calenté demasiado por no perderles, yendo a un ritmo superior al que debía y luego pasó lo que pasó, que el hombre del mazo no tuvo contemplaciones.

Ya estoy pensando en el MAPOMA del año que viene. Las 3h30 no se me escapan de ninguna manera, seguro.