Sobre las diez estábamos en el punto de encuentro, allí nos esperaban los dos Emilios con sus vehículos y el resto de los compañeros del Club Atletismo Zofío. Nos montamos en los coches y en un cuarto de hora estábamos en Vicálvaro. Habían cortado todas las calles entre la calle Villablanca y la calle del polideportivo, así que tuvimos que dar una buena vuelta para encontrar aparcamiento y encima lo dejamos lejos del poli. Fuimos andando para allá y llegamos casi a las once, cuando se suponía que dejaban de dar dorsales; sin embargo había allí mucha gente aún para recoger el suyo.
Tuve suerte porque la cola para recoger el mío era muy corta y enseguida lo conseguí, aunque a los demás compañeros les costó algo más. Estando esperando saludé a Manolo al que hacía tiempo que no veía. También saludé al resto de su familia que andaba por allí. Me contó que se cayó con la bici y se rompió la cadera, pero que fue una fractura limpia y se ha recuperado bien. De hecho ya completó la maratón de Sídney hace unas semanas, o sea, que la recuperación ha sido perfecta. Mientras hablaba con ellos pasó por allí Carlos al que también saludé como todos los años, el tío no falla ni una San Silvestre de su barrio.
Dejamos la ropa en el ropero, que estaba muy bien organizado, y nos hicimos una foto de los compañeros del Club Atletismo Zofío con el Tío la vara que andaba por allí preparado para repartir varazos a diestro y siniestro a todos aquellos corredores que osaran recortar las esquinas.
Después de la foto fui al servicio y me tocó hacer una buena cola y donde me encontré con una mala noticia y es que no había agua caliente en las duchas. De hecho lo comprobé y no había ni caliente ni fría. Encontré a los compañeros calentando por la calle del poli, subiendo y bajando. Aunque me encontraba mejor del constipado, estuve con una camiseta de manga larga hasta que quedaban pocos minuto cuando me la até a la cintura. La braga que llevaba en el cuello me la dejé puesta aunque pensé que si me molestaba también podía llegar a quitármela y llevarla en la muñeca. Eso sí, aunque estaba mejor del constipado, las costillas me seguían doliendo.
Dieron la salida puntualmente a las 11:45 y nos pusimos en marcha cuesta abajo. Tenía pensado hacer la carrera a 4:30 pero como el primer kilómetro es favorable me salió algo más deprisa, a 4:19. Poco después de ese primer kilómetro me adelantó mi sobrino al que estuve buscando en la salida y no encontré. Le di ánimos y me adelantó con facilidad. Iba mirando para atrás y mi compañero y tocayo seguía a tres o cuatro metros. La subida por la calle Villablanca se hace dura porque aunque no tiene mucha pendiente es todo el rato picando hacia arriba y es larga ya que es algo más de un kilómetro. Ese segundo kilómetro se fue a 4:37 y pensé que así se compensaba con el primero.
El tercer kilómetro es más o menos llano, pero también pica hacia arriba. Ahí hice 4:38 y la compensación con ese primer kilómetro se iba perdiendo. En todos estos kilómetros iba mirando para atrás de vez en cuando y mi tocayo seguía detrás de mí no muy lejos. El cuarto kilómetro que transcurre casi en su totalidad por Valdebernardo siempre me ha parecido favorable aunque los números indican que ni sube ni baja. Ahí conseguí recuperar unos segundillos porque lo hice en 4:24. El quinto kilómetro, saliendo de Valdebernardo, me parece cuesta arriba y de hecho según el Garmin baja y sube. Hice 4:27 y lo di por bueno por aquello de que me parecía cuesta arriba. Ahí me cogió mi tocayo y fuimos el resto de la carrera juntos codo con codo.
El sexto kilómetro es uno de los más llanos, incluso algo favorable y casi repetimos el tiempo del anterior, ya que hicimos 4:26. El séptimo kilómetro aunque acaba en una subida por la calle Minerva, casi todo el recorrido por San Cipriano es cuesta abajo y es la cuesta abajo más empinada de todo el circuito. Además en esa calle hay mucha animación. Entre lo uno y lo otro fue el segundo kilómetro más rápido ya que lo hicimos en 4:20.
Ya sólo quedaba el último kilómetro, que es el más duro porque es cuesta arriba y ya llevas tralla en las piernas. Todo lo que se baja en la salida se sube en este tramo. Ahí me animé porque veía que iba recortando a un tipo con la camiseta del Rayo y aunque llevaba todo el camino que me dolían las costillas como si tuviera flato, ya no quedaba mucho; sin embargo fue tanto mi ánimo que cuando volví la cabeza se había quedado mi compañero bastante atrás y tuve que aflojar el ritmo para que llegase a mi altura. Entramos juntos en meta con un tiempo, según mi reloj, de 36:13, un par de segundos más que el tiempo neto que indica la organización.
Nada más traspasar la línea de meta me encontré con mi sobrino con el que estuve hablando y me comentó que le resultó más dura de lo que pensaba. Entre tanto fueron llegando el resto de compañeros. Fuimos al ropero a por la ropa, bajé al vestuario de siempre y de nuevo comprobé que no había agua por lo que tuve que subir al vestuario de la piscina y allí me pude duchar con un agua que a veces salía hirviendo. Cuando salí pude ver que la compañera había conseguido el tercer puesto de su categoría, por lo que esperamos un poco para verla subida en el cajón. Ha conseguido repetir puesto en las últimas tres carreras en las que ha participado. Una auténtica campeona que ha pasado un auténtico calvario a mitad de año y que poco a poco va recuperando su nivel.
Y de este modo acabo el año 2024 como me gusta, corriendo.
¡Feliz Año Nuevo 2025!