¡Cómo nos pusimos ayer! No conseguimos mucho quórum, pero los ocho pradolongueros que nos juntamos en el bar de Nico, dimos buena cuenta de las viandas que el bueno de Nico dispuso. Yo me pasé tres pueblos y lo noté durante la noche que el estómago estaba trabajando más de la cuenta. Bueno, no sólo por la noche, cuando me levanté no estaba muy católico. No se puede cenar tanto, ya dice el refrán que hay que cenar como un mendigo.
Hoy he tenido cosas que hacer a temprana hora, así que he salido a las once. He tenido suerte con la lluvia, porque estaba cayendo de manera bárbara cuando me levanté. Vaya semanita de agua, deben estar los embalses a reventar.
A media mañana, hacía un buen día para correr, aunque el suelo estuviese muy mojado. De nuevo Pradolongo estaba impracticable, igual que Parque Sur, así que he ido al Parque Lineal, que siempre hay menos barro. Y, efectivamente, había menos barro pero agua había para dar y tomar. En algunos tramos había charcos exageradamente grandes, que obligaban a hacer equilibrios para no meter el pie en ellos.
Tanta agua ha provocado que esté todo verde y bien verde, que parece que estamos en el norte de la península. El Parque Lineal está precioso y el río Manzanares a su paso por este parque hasta parece un río y no una charca. Entre lo verde del terreno, el río y que en una zona hay unos cuantos caballos, burros y ponis. Reconozco que tengo debilidad por los burros, no hay día que pase por allí que no se me vayan los ojos hacia esos bonitos animales. Así que aprovecho para poner una foto de dos preciosos ejemplares de estos animales.
Dos preciosos burritos, foto cortesía de El Refugio del Burrito
Por desgracia, los burritos de la foto no son los que veo en el Parque Lineal, que estos últimos están bastante más desastrados que los de la foto, pero aún así son un regalo para los ojos. Tengo además la sensación de que no están igual de cuidados en un sitio que otro.
Unas veces no tengo nada que decir y otras me voy por los cerros de Úbeda. Alguien se preguntará que tiene que ver el título de esta entrada y los burros y creo que no existe ninguna relación, al menos consciente.
El caso es que iba corriendo controlando el ritmo para ir sobre 4:30 min/km y he empezado a notar molestias en la rodilla. Molestias que empecé a notar hace un año y que no consigo que remitan. Además si como esta semana no hago los ejercicios de cuádriceps, la molestia es mayor. Iba corriendo y me iba molestando y entonces me acordé de uno de los consejos que leí cuando empecé con el tema de correr descalzo. Consiste en ir con la cadera algo más baja, dar zancadas más cortas, llevar una cadencia rápida y caer sobre los dos tercios delanteros del pie. Dicen que la amortiguación proporcionada por el conjunto tobillo-rodilla-cadera es mucho más eficiente que la que te pueda proporcionar unas zapatillas. Pensaba que tal vez la gente que tiene problemas en la columna podría probar esta técnica, ya que me da la sensación de que el impacto se absorbe mejor y no sufre tanto la columna. No sé, son cosas mías y habría que probarlo. Tengo que comentárselo a Fran para que lo pruebe.
Pasados unos kilómetros a ritmo fuerte, empecé a centrarme en ir con la cadera baja y olvidarme del cronómetro. Mi tendencia es ir más estirado y hay que vigilar que la cadera no suba. Lo cierto es que con la cadera baja, la molestia en la rodilla es menor y el ritmo se podía mantener con facilidad, incluso el hecho de no ir pendiente del reloj ha provocado que la velocidad aumentara.
He hecho un total de 14,57 km en un tiempo de 1:07:32 @ 4:38 min/km. De los cuales 9 km han sido a ritmo de maratón, que se supone es un poco por debajo de 4:30, pero han salido algo más rápido, a 4:23 min/km.
Hoy la báscula indicaba 68,5 kg, cosa que no está nada mal después de la opípara celebración de ayer noche. Después de correr el peso había bajado a 67,1 kg. Casi medio kilo menos, lo que indica que no ha sido un entrenamiento de paseo precisamente.