Hoy tenía una cita con la media maratón de Getafe. El año pasado en esta carrera conseguí bajar de una hora y media por primera y única vez en mi vida y pensaba que hoy podía ser una buena ocasión para volver a bajar. Había quedado con Pedro para intentarlo como el año pasado, pero no he tenido ni ocasión de intentarlo.
Ayer salí a trotar un poco y a realizar unos progresivos, poca cosa. Hice 6,2 km en 34:27 con cinco progresivos cortitos y acabe muy contento porque la ligera molestia en el gemelo no la había notado y pensando que este entreno me iba a poner las pilas para mañana.
Después de comer, una sistecita y al levantarme, sorpresa. Me dolía debajo del astrágalo del pie izquierdo, un dolor en el mismo sitio que cuando tuve el esguince. Imagino que tuvo que pasarme algo durante la carrera, pero por más que intento recordar no recuerdo que me hubiese pasado nada raro.
El caso es que tampoco lo di mucha importancia. Era una ligera molestia, pero pensaba que se me pasaría en la cama. Al acostarme me apliqué una crema antiinflamatoria por si las moscas.
Cuando sonó el despertador ya me di cuenta de que no iba a poder correr, pero traté de engañarme pensando que con el paso de las horas a lo mejor mejoraba, pero no. Cuando probé a trotar, me dolía horrores al plantar el pie. De todas formas, me puse en la línea de salida por si milagrosamente se arreglaba el problema. No llevaba ni quinientos metros cuando la cordura hizo acto de presencia y me obligó a parar haciéndome ver la estupidez que iba a cometer.
Estuve animando el paso de los corredores sobre el kilómetro tres y entré a por la bolsa de la ropa que había dejado en el ropero. Me indicaron que había fisioterapeutas en los vestuarios del polideportivo y estuvieron dándome unos toques en el sitio dolorido. Me dejaron algo mejor pero me aconsejaron que hiciese otra visita al fisio para dejarlo bien del todo.
En resumen, una gran desilusión por no poder correr una prueba en la que tenía puestas muchas ilusiones, pero por otro lado ha sido lo mejor no correr y no complicar la lesión. Ahora espero que con unos días de reposo y alguna visita al fisio pueda estar otra vez en marcha.
Por otro lado, ayer me pesé antes de salir a entrenar y la báscula marcaba 67,5 kg, pelín más que la semana pasada. Nada preocupante, pero tengo que controlar algo la comida porque no es cuestión de subir de peso cuando se hacen bastantes kilómetros.