Entrenamiento del día de Reyes

El día de Año Nuevo no tuvo mucho éxito la convocatoria de entrenamiento pradolonguero; sin embargo, hoy sí que nos hemos juntado un buen montón. En concreto hemos salido ocho del punto de encuentro, más alguno que nos hemos ido encontrado por el camino.

Antes de salir de casa el móvil decía que había cero grados, pero el sol lucía brillante y no hacía aire, así que evitando las zonas de sombra se estaba más que bien. El sol de invierno es una maravilla. Se me van a caer las lágrimas cuando tenga que volver de nuevo a entrenar por las tardes.

Salimos los ocho juntos, pero enseguida se fueron haciendo grupitos y eso que íbamos bastante despacio, pero algunos están empezando después de un periodo de inactividad, otros están algo lesionados y algunos estamos cansados. Hicimos una primera vuelta a ritmo tranquilo y una segunda… a ritmo tranquilo también.

Según iban pasando los kilómetros iba pensando en las próximas semanas y llegué a un acuerdo conmigo mismo de que iba a bajar algo el ritmo un par de semanas y no participar en ninguna carrera hasta febrero. Necesito bajar un poco el ritmo porque ayer notaba el gemelo (o el sóleo) algo cargado, así que antes que vaya a peor mejor tomarse las cosas con tranquilidad. El objetivo, compartido con Joaquín, es la media de Villarrobledo -que en un principio se celebrará el 15 de marzo- así que todavía quedan más de dos meses. Da tiempo de sobra a bajar el nivel de entrenamientos y volver a subirlo semanas más tarde.

En total han sido 10 km en un tiempo de 54:51 @ 5:29 min/km.

Echando la vista atrás, han sido tres semanas de bastante tralla, haciendo cuatro carreras a tope en tres semanas. Empecé el 21 de diciembre con la Carrera del aceite, que era el objetivo principal y no se me dio mal del todo. Acabé bastante bien, aunque quizás podría haber apretado más. Acabé el 46 de 109 participantes y séptimo de mi categoría. Curiosamente, ha sido la carrera de más nivel de las cuatro, ya que yendo a por todas quedé en el 42% del pelotón, casi a mitad.

Una semana después fue la San Silvestre de Villaverde, una carrera muy corta (estaba anunciada como de 4,3 km y tenía quinientos metros menos). En Villaverde conseguí el hecho insólito de alcanzar el segundo puesto de mi categoría. Acabé también con muy buenas sensaciones, quizás podría haber apretado más si hubiera sabido que era tan corta, aunque tampoco es que me sobrara mucho. Acabé el octavo de 222 participantes.

Tres días después hice la San Silvestre de Getafe, anunciada como una prueba de 10 km. Era una buena ocasión para ver si bajar de cuarenta minutos era factible. Fui bastante bien durante buena parte del trayecto, aunque tuve un pequeño bajón después del kilómetro siete. Desde ese punto sufrí bastante y aunque hice más de cuarenta, también es cierto que la carrera medía al menos doscientos metros más de los diez kilómetros establecidos. De las cuatro carreras de navidad, ha sido la carrera en la que más he sufrido, pero la marca ha sido buena, ya que he conseguido sobrepasar los 500 puntos de Purdy, que para mí es todo un triunfo. En concreto he conseguido 504,38 puntos que es mi décima mejor marca. Acabé el 153 de 1797 participantes, siendo el 46º de mi categoría.

La última de las cuatro carreras ha sido la de Yuncler. Es una prueba que me ha gustado mucho, mucho. Repetiré seguro el año que viene. Durante los casi ocho kilómetros me vi muy bien, a un ritmo fuerte y constante durante todo el recorrido y llegué a meta, no diré sobrado, pero sí con algo de fuelle todavía. No alcancé los quinientos puntos, pero estuve cerca, ya que obtuve 491,57 y el puesto 17 en el ranking de mejores marcas. Acabé el 54 de 365 participantes, siendo el noveno de mi categoría.

Lo peor de todo ha sido que ya estando casi curada la uña del dedo gordo del pie derecho, durante la carrera de Getafe se ha vuelto a poner morada, que se tornará negra en unas semanas. Parece que la menor amortiguación de las Joma Marathon ha sido la culpable.

VII Carrera de Reyes de Yuncler

Nunca había participado en esta prueba y tengo que decir que me ha encantado. El ambiente, el recorrido, la organización y sobre todo, la generosa bolsa del corredor. Repetiré esta carrera siempre que pueda.

Yuncler es un pequeño pueblo de Toledo situado a unos 45 km de Madrid. Puede parecer mucho, pero en coche se llega en menos de tres cuarto de hora. En muchas carreras celebradas en Madrid se tarda más tiempo en llegar. Como la carrera comenzaba a las once de la mañana, calculamos que saliendo a las nueve y media tendríamos tiempo de sobra. Así fue, salimos pasada esa hora y llegamos con bastante tiempo. El día se presentaba bastante frío. El termómetro del coche marcaba grado y medio cuando aparcamos y por la calle corría una marea de aire fresco, fresco.

Aparcamos, recogimos el chip y el dorsal (otra vez me tocó un número capicúa, señal de buena suerte), hablamos con los conocidos, calentamos, estiramos y buscamos un sitio en el pelotón de salida.

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Antes de comenzar la carrera, todavía con el abrigo puesto

Unos minutos después de las once dieron la salida y en tres o cuatro segundos ya había pisado la alfombra de salida y enseguida se puede correr sin ningún problema, ya que la calle es ancha y el pelotón no muy grande. Se sale por una calle ancha y recta y a los cuatrocientos metros se gira a la derecha para subir la primera cuesta de la jornada, que no es muy dura, pero se nota en las piernas. Se corona la cuesta y comienza una bajada para llegar al kilómetro uno. Ahí miré el cronómetro por primera y vi que había hecho 4:02. Muy bien, pensé, un buen ritmo con esa buena cuesta.

Tras la bajada se llega casi al punto de partida, se gira a la izquierda y comienza la segunda cuesta, subiendo hacia la iglesia. Es más corta y llevadera que la primera, por lo que enseguida se pasa. Poco después se pasa por una zona sombreada ligeramente inclinada que aún tenía hielo, había que pisar con un poco de precaución porque resbalaba. Desde entonces fui procurando evitar esas zonas aunque hiciese unos metros más. Llegué al kilómetro dos y miré de nuevo el kilómetro. Lo había hecho en 4:10. Algo no me cuadraba, ya que era más favorable que el primero, por lo que decidí dejar de mirar el crono.

Después de pasar por ese hito kilométrico la carrera enfila por una calle bastante larga y desprovista de casas hacia la A-42, para girar luego hacia la derecha y dirigirse hacia una zona de chalets. Por ahí debía andar el kilómetro tres, que no lo vi señalizado. En esos momentos iba en un grupo de cinco o seis, ajustándome a su ritmo, pensado si era bueno o malo hacerlo, ya que iba algo más cómodo que cuando iba solo.

Al cruzar el puente del arroyo que atraviesa la localidad nos adelantó un corredor del Club Atletismo Leganés, que le recordaba por haberle visto disfrazado en alguna carrera. Por su culpa aumenté el ritmo y me fui tras su estela, aún sabiendo que no sería capaz de alcanzarle de ninguna manera.

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Acabando la primera vuelta, foto cortesía de Ayelen Sekhmet

Poco después de dejar el arroyo se llega a la plaza donde está la meta. Al pasar por debajo del arco (kilómetro cuatro) vi que el reloj de meta marcaba 15:20 por lo que me propuse bajar de 31 minutos en la carrera. La verdad es que me encontraba cómodo y no me parecía complicado conseguirlo.

De nuevo la cuesta arriba, que ya resulta más castigadora al ir más cansado y después a bajar lo subido para llegar a una calle paralela a la de salida. Allí Miguel me hizo una bonita foto.

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En la segunda vuelta, foto cortesía de Miguel

Esta calle desemboca en otra que sube a la iglesia, para completar las cuatro cuestecillas que existen en la carrera. De nuevo, tratar de sortear el hielo y no decaer en el ritmo. Y vi que lo iba haciendo bien porque no me adelantaba nadie y yo iba adelantado a alguno que otro… hasta que faltando unos trescientos metros que me adelantó un individuo que iba como un ciclón. Traté de seguir su estela pero me fue imposible. Aún así apreté a tope en los últimos metros, pero llegó a meta un par de segundos antes.

Cuando paré mi crono marcaba 30:50 aunque la organización, generosa ella, me da un tiempo oficial de 30:49 y bruto de 30:54. Tiempo que estaría muy bien si la distancia fuera de 8 km, pero según el GPS de una amiga que también participó, la distancia que marcó el cacharro fue de 7,8 km. Es lo que tienen estas carreras no homologadas, que algunas te meten metros y otras te los quitan.

Lo mejor vino después. Al pasar a recoger la mochila con la ropa, nos obsequiaron con una camiseta, una botella de agua, un bote de Aquarius, un brick de caldo Aneto y una malla con cuatro mandarinas. Y después, la apoteosis, un plato con migas y dos huevos fritos. Además de cerveza a discreción. Algo fuera de lo normal.

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¿No son apetitosos esos huevos fritos?

Después de ponernos bien a comer y a beber, estuvimos esperando a la entrega de trofeos, ya que varios pradolongueros subieron al pódium. Nada más y nada menos que cuatro. Resulta que el gran José Luis González, que tuvo el récord mundial de 1500 en pista cubierta con 3:36.03, era uno de los encargados de entregar los trofeos. No pude evitar hacerme una foto con él y con otro gran campeón pradolonguero.

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Con dos campeones

Y todo esto por el módico precio de 10,6 €.

Resumen año 2014

En este año 2014 que acaba de terminar he intentado montar más en bici y correr menos. El problema de la bici es que sólo la toco cuando hace buen tiempo, soy de los que piensan que las bicicletas son sólo para el verano. Repasando las salidas en bici, veo que sólo han sido 16 salidas (1079 km, una birria, vamos), así que espero que la tendencia «más bici, menos carrera a pie» vaya aumentando en este 2015.

Curiosamente a pie he hecho más kilómetros en 2014 (1488 km) que el año 2013 (1383 km) pero hay que tener en cuenta que en 2013 estuve prácticamente todo el verano sin correr y en 2014 las lesiones me han respetado y no he parado ni un mes. Desde luego, nada que ver con 2012 (2066 km) o 2011 (2210 km). Este 2015 no tengo intención de correr ninguna maratón, así que seguro que hago bastantes menos kilómetros.

Después de la maratón de Sevilla, en febrero, he tratado de entrenar únicamente tres días en semana y sin hacer muchos kilómetros. Prefiriendo hacer menos kilómetros más deprisa, que muchos kilómetros y despacio. He comprobado que la rodilla se queja menos así.

También he tratado de buscar nuevas carreras, sobre todo fuera de Madrid donde está todo masificado y encima las inscripciones son cada vez más caras. En este 2014 he participado en diecisiete carreras en todo el año y de ellas, nueve han sido nuevas. Y muchas de ellas en la provincia de Toledo.

En la tabla se pueden ver las carreras en las que he participado y el precio de la inscripción.

San Silvestre de Getafe 10 €
San Silvestre de Villaverde Alto 1 €
Carrera del aceite 6 €
Pachanga de las aficiones 12 €
Carrera de Portillo 10 €
Carrera de San Nicasio 8 €
Carrera de Torrijos 6 €
Carrera de San Agustín 10 €
Legua de Gerindote 5 €
Trofeo San Lorenzo 10 €
Carrera Toledo-Polígono (por parejas) 5 €
Carrera de San Juan 10 €
Carrera Proniño 8 €
Carrera Ciudad de los Ángeles 0 €
Carrera del árbol 6 €
Maratón de Sevilla 40 €
Media maratón de Getafe 16 €
17 carreras 163 €

La carrera más emotiva del año ha sido, sin lugar a dudas, la maratón de Sevilla. Después de meses de preparación junto a una amiga, el domingo anterior a la carrera se lesionó en la rodilla. Aún así participó en la maratón y aún cojeando desde el kilómetro tres, consiguió terminar la carrera. Toda una muestra de coraje y voluntad.

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Sin embargo, en la carrera que más he disfrutado ha sido sobre la bicicleta. El Gran Premio Canal de Castilla ha sido una de las pruebas donde mejor me lo he pasado. Y a la que espero volver el 18 de julio a participar de nuevo.

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Aquí un vídeo grabado por el gran Rafa desde su manillar en este Gran Premio Canal de Castilla donde puede apreciarse el buen rodar de ese dorsal 63:

http://www.youtube.com/watch?v=WViAlGDaKsg

Y para terminar, decir que han sido 157 días realizando ejercicio, ¡ni la mitad del año! Me parece que tengo que dar más a los pedales y menos al sofá 😉

No ha tenido éxito la convocatoria

Habíamos quedado hoy el día de Año Nuevo a las doce en punto para hacer un entrenamiento conjunto; sin embargo no ha tenido mucho éxito la convocatoria y sólo hemos aparecido tres. La verdad es que resulta complicado porque la Nochevieja siempre es propicia a trasnochar y muchas veces a excederse con el alcohol. Aparte de que algunos corrieron ayer y tampoco debían estar muy por la labor de hacerlo hoy también.

A las doce estábamos tres en el punto de encuentro. Estuvimos haciendo tiempo por si venía alguno más y viendo que el pelotón no aumentaba decidimos salir. A esa hora el sol calentaba, aunque a la sombra se notaba la baja temperatura. No creo que fuese superior a los cinco grados.

Hicimos las dos vueltas típicas al parque de Pradolongo charlando amigablemente y tan ensimismados íbamos en el parloteo que cuando estábamos a punto de acabar la segunda vuelta Joaquín preguntaba si estábamos todavía en la primera. Se nota que el no corrió ayer, pero la compañera y yo notábamos las piernas cansadas de la carrera de ayer.

Hicimos 9,6 km en un tiempo de 53:00 @ 5:29 min/km. Un buen regenerativo y una magnífica compañía.

Y con este entrenamiento queda inagurado el año 2015.

XXXIII San Silvestre de Getafe

Hoy he participado por primera vez en la San Silvestre de Getafe y tengo que decir que me ha gustado la carrera en casi todos los aspectos excepto en la animación, aunque eso no es achacable a la organización.

Había quedado con Pedro a las 10:45 cerca de la salida y llegué unos minutos tarde porque salí tarde de casa y aparcar por allí no es fácil. Menos mal que sobre las nueve y media me había acercado a recoger el dorsal. Cuando fui a recoger el dorsal, la temperatura estaba bajo cero. Al comenzar la carrera, habría un par de grados, pero el sol lucía en el cielo y la mañana era agradable.

Pedro estaba esperando en el sitio fijado y rápidamente un amigo nos hizo una bonita foto de recuerdo. Estuvimos hablando de el tiempo a realizar en la carrera y yo le comenté que quería bajar de cuarenta, pero él no estaba por la labor, así que me tocaría intentarlo solo.

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Con Pedro el getafense y una amiga

Calentamos un poco y fuimos a buscar un lugar en el pelotón de salida, que ya era enorme. No me situé nada bien, eso hizo que tardara algo más de treinta segundos en pasar por el arco de salida. Ese medio minuto no es lo más importante, luego se descuenta del bruto y ya, pero sí tiene importancia si vas a hacer un buen tiempo porque esos primeros metros son fatales: arrancando, parando, yendo a la izquierda, a la derecha, adelantando a gente que sale prácticamente parada. Mal, lo pasé mal en ese primer medio kilómetro. A partir de ahí, la cosa se fue aclarando y pude correr al ritmo que me marcaba la cabeza y las piernas, ya que no llevaba cronómetro.

Los kilómetros iban transcurriendo y me iba encontrando muy cómodo, aunque algo perdido, ya que no veía los hitos kilométricos. Vi el tres cuando no llevaríamos ni uno y no volví a ver otro hasta el cinco. En esa primera mitad iba francamente bien, a un ritmo rápido, pero bastante asumible.

A partir de ese punto es cuando se empieza a ver si vas bien o no. Si te pasan, es que has salido demasiado deprisa y vas fastidiado. Si pasas tú a los que precedes es que la cosa marcha bien. Y en este caso la cosa iba viento en popa. Iba adelantando gente poco a poco. Por la calle Madrid vi un Papá Noel y lo fijé como un objetivo. A por él. Al poco cayó. La cosa funcionaba.

Otro hito kilométrico que vi fue el siete. Este punto coincide más o menos con el diecinueve de la media maratón, o eso pensaba, por lo que en la cabeza me hice a la idea de que sólo faltaba bajar la Avda. Don Juan de Borbón y luego a la derecha por la Avda. España para llegar a meta. Así que cuando llegamos a la glorieta confluencia de esas dos avenidas y vi que no girábamos a la derecha, sino que seguíamos rectos, me dio un bajón importante. Esa bajada hacia la plaza de toros me sentó a cuerno quemado, nunca mejor dicho, y en ese momento me adelantó un pelotón de cuatro o cinco corredores, ¡con el trabajo que me había costado adelantar a mí!

A lo hecho pecho. Se llega a la glorieta de la plaza de toros y vuelta para arriba hasta la glorieta por la que habíamos pasado antes. Ahora se gira a la izquierda y se enfila por la Avda. España hacia meta. Como no llevaba crono ni veía los kilómetros, no tenía claro si íbamos a entrar directamente en meta según subíamos o iba a tocar hacer un rodeo. Efectivamente, tuvimos que hacer el rodeo… Iba mirando hacia delante en esa cuesta y veía que subían por la derecha y la meta estaba a la izquierda, difícilmente íbamos a saltarnos la mediana para atrochar hasta meta.

Pasamos por contrameta y el cronómetro situado sobre el arco marcaba 39:01. Se me escapaba el sub cuarenta casi seguro. Aún así, apreté los dientes para tratar de llegar lo antes posible. Después de girar en una glorieta se acaba la cuesta arriba y ya es todo favorable. Son trescientos metros cuesta abajo donde hay que darlo todo. Y eso fue lo que hice, aceleré todo lo que pude, adelantando al corredor que me precedía y pasando por debajo del arco de meta con un tiempo de 41:14. Un poco frustrado, la verdad, por no haber conseguido el objetivo, pero contento por haber corrido una vez más.

Me quité el chip, recogí camiseta, naranja y agua y me llevé una grata sorpresa cuando me ofrecieron un vaso con caldo. Me sentó de maravilla meterme en el cuerpo ese líquido tan calentito con la mañana tan fría que hacía. Estuve animando a la gente que llegaba hasta que lo hizo la amiga con la que me había acercado hasta allí. Ella también se esforzó de lo lindo…

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En los metros finales, en pleno esfuerzo. Foto cortesía de forofos del running

Cuando me dijo que su GPS marcaba 10,340 km se me puso una sonrisa de oreja a oreja. Este cacharro tiene una precisión de poco más de un 1% por lo que la distancia recorrida era mayor de diez kilómetros seguro. Calculo que al menos doscientos metros más. Así que descontando al tiempo neto oficial de 40:42 el tiempo que más o menos podía haber tardado en esos doscientos metros, hubiese bajado de cuarenta seguro. Al final, se me alegró la mañana.

Haciendo uso de los puntos de Purdy (en esta entrada hablo un poco de estos puntos), se puede extrapolar una marca a una determinada distancia. Supongamos que la longitud del circuito de la San Silvestre es de 10,2 km. Utilizando esa distancia y la marca de 40:42 se obtienen unos determinados puntos. Utilizando esos puntos como una indicación del estado de forma, se podría extrapolar a otras distancias. En el caso que nos ocupa, se puede estimar que haría 10 km en un tiempo de 39:50. Justo mi objetivo.

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Puntos de Purdy para una marca de 40:42 en una distancia de 10,2 km

De esta forma despido el año como me gusta: corriendo. Nos vemos en 2015 por esos caminos, cañadas, parques, calles o carreteras.

¡Feliz año a todos!

No, no corro la vallecana

No hay lugar a dudas de que la San Silvestre vallecana se ha hecho un nombre en el mundillo del atletismo tanto a nivel profesional como popular. Raro es el año que no me preguntan unas cuantas veces si voy a correr «la san silvestre», dando por hecho que «la san silvestre» es la vallecana, como si no hubiese otras. Así que se quedan algo perplejos cuando les respondo que sí, que voy a correr la san silvestre pero la de Getafe o la de Vicálvaro otros años.

No culpo a los profanos en la materia de asociar san silvestre con vallecana. De alguna manera, gracias a la publicidad, se ha llegado a esa asociación de ideas. No es de extrañar que este año haya treinta y nueve mil inscritos. Y seguro que el que viene, unos miles más.

Lo cuento como una curiosidad, nada más. El que quiera correr esa carrera, que lo haga. Y quien desee correr otra, que lo haga también. Afortunadamente otra cosa no habrá, pero carreras… Y san silvestres en Madrid y alrededores, otro montón.

En contra de mi costumbre, hoy víspera de carrera he salido a correr. Es época navideña y todo lo que sea quemar grasas es una buena idea. Así que a eso de las once de la mañana nos pusimos en marcha, en una mañana soleada pero fresca, ya que a eso de las nueve el termómetro marcaba por debajo de cero, aunque a la hora que salimos andaríamos por los tres o cuatro grados. Nada que no se arregle con una camiseta de manga larga encima de una de manga corta y hoy, también guantes que las manos son las que más frías se quedan.

Tampoco era cuestión de hacer mucho, sólo siete kilómetros y unos cambios de ritmo (seis en total) a mitad de recorrido. Hicimos esos 7 km en un tiempo de 37:54 @ 5:25 min/km. Tranquilos, pero sin dormirnos.

IV San Silvestre de Villaverde Alto

Hoy se ha celebrado la IV edición de la San Silvestre de Villaverde Alto. Llevaba desde la primera edición con ganas de participar en esta carrera, ya que se celebra cerca de casa, y hasta este año no he tenido la oportunidad. Y he quedado contento, muy contento.

Es una carrera humilde organizada por la Asociación de Vecinos La Incolora, por lo que me recuerda mucho a la carrera que organizamos nosotros. Así que no puedo sino elogiar sus ganas y su buen hacer. Un diez para ellos.

Este año un buen número de pradolongueros se han animado a participar. Gracias, sobre todo, a Juan Carlos del Herbolario dBambú que nos apuntó a la mayoría de nosotros. A las once habíamos quedado en el punto de encuentro todos los pradolongueros y aunque en un principio alguno tenía la idea de ir corriendo, al final fuimos todos en coche. En pocos minutos estábamos en el parque Plata y Castañar donde se iba a desarrollar la prueba. Nos acercamos a la zona donde estaba situada la salida y meta y nos hicimos una bonita foto. A destacar que esta vez el grupo tenía un componente internacional.

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Foto del equipo pradolonguero

Estuvimos calentando dando una vuelta al circuito por el que iban a transcurrir las dos vueltas de la carrera. Alternaba carril bici con tierra y en algunos tramos se veía algo de barro y algunos charcos. La tierra estaba muy blanda, pero sin llegar a estarlo excesivamente.

Andábamos ensimismados en el calentamiento que casi llegamos tarde a la salida. Parecía que nos estaban esperando, pero ya incorporados al pelotón, aún esperamos unos minutos más. Cuando dieron la salida estaba estirando un poco los gemelos.

La salida se daba en una zona muy ancha, pero veinte metros más adelante se estrechaba en un sendero muy estrecho, así que tocaba ir por lo verde para poder adelantar. Enseguida vi a mis compañeros Miguel y Quique que iban por delante de mí. Miguel iba tirando en cabeza y Quique se iba quedando, mientras yo me iba quedando a su vez de Quique.

El primer kilómetro fue algo agobiante por lo estrecho del recorrido y por los trescientos participantes, pero como tuve la precaución de salir en la zona delantera, se hizo algo más llevadero. Luego me comentaron los que salieron más atrás que fue muy complicado alcanzar un ritmo en condiciones por la multitud, lo estrecho y las múltiples curvas.

En ese primer kilómetro ya habíamos cogido cada uno nuestras posiciones y poco iban a variar de ahí en adelante. Yo veía poca gente delante de mí, pero me iba fijando más en Quique que había perdido la espalda de Miguel y yo me iba aproximando a él. Es cierto que estoy a años luz de Quique, pero se había presentado con un catarro de impresión y con poco entrenamiento debido a la enfermedad de su madre. Menos mal que ya está mejor, ¡¡¡mucho ánimo!!!

Cuando acabamos la primera vuelta ya estaba a la espalda de Quique y le animé, pero no era su día. Al poco le pasé y me centré en adelantar a un individuo que llevaba una camiseta con una «A» en la espalda. También me puse por delante, pero una vez llegado al carril bici, en una pequeña cuesta arriba se me fue y ya no fui capaz de alcanzarle.

Lo que tienen las carreras tan cortas es que aunque se sufre si vas a a tope, enseguida se acaba el sufrimiento. Y así fue, cuando te quieres dar cuenta ya estás en meta. Esprinté a tope, pero no fui capaz de alcanzar al corredor de la «A», llegando segundos después. Pocos segundos después también llegó Quique, al que por primera vez he sido capaz de superar, eso sí, debido a su enfermedad, sino, ni en broma. Según la clasificación facilitada por la organización llegué el octavo con un tiempo de 14:33, pero viendo el vídeo que han colgado de la llegada, el tiempo se aproxima más a 15:04 y la distancia, haciendo caso del GPS, de 3,8 km.

En meta, dejamos el dorsal y nos obsequiaron con una bolsa con una botella de agua y un plátano, ¡para qué más! Por un euro que cuesta demasiado nos dieron. Desde allí, directamente al ropero a recoger ropa para abrigarnos, que hacía fresco. Una compañera pradolonguera escuchó que llegó la tercera por lo que esperamos para ver si daban algún trofeo. Y, efectivamente, nos confirmaron que fue primera de su categoría y que había ganado una medalla. Así que esperamos a que la llamaran. Subió al pódium y cuando ya nos íbamos, ¡qué sorpresa! escucho mi nombre como segundo clasificado de la categoría «Máster 46». Increíble, no me lo esperaba ni por asomo. Así que subí al pódium (que era un escenario) más contento que unas castañuelas. Y encima tuve el morro de ponerme en el medio, como si hubiese ganado yo 😉

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Pódium de la categoría Máster 46 masculina

Estando en el pódium el corredor que llegó delante de mí empezó a protestar porque decía que era de mi categoría y había llegado antes. La organización le comentó que luego lo hablaban. Así que cuando me bajé, me quedé hablando con este hombre para ver si se solucionaba el tema.

Y en esas, ¡otra sorpresa! Empiezan a nombrar a los tres mejores de la categoría Sub 45 masculina y nombran a Miguel, el compañero pradolonguero, que ya se había ido. Tuve que llamar al móvil, pero cuando llegó ya se había deshecho «su» pódium. Aún así, le entregaron la medalla a él solo.

De esta forma, la expedición pradolonguera se saldó con un montón de medallas. Dos segundos puestos y un primero. Algo totalmente inimaginable antes de comenzar.

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Los tres pradolongueros «premiados»

A la vuelta, en el barrio, fuimos a celebrarlo como se merecía la ocasión: con unas cervezas.

Entrenamientos navideños

Agrupo en esta entrada los entrenamientos de Nochebuena, Navidad y el día posterior a la Navidad. Han sido cuatro días de entrenamiento seguidos, que no es nada habitual en mi caso.

El día de Nochebuena salí con un chaval de catorce años que estaba haciendo un entrenamiento que le había mandado su entrenador de fútbol. Consistía en un calentamiento de quince minutos y luego quince segundos a todo trapo y cuarenta y cinco segundos de recuperación al trote. Así diez veces. Luego enfriamiento. Pensaba que sería capaz de pasarme por la piedra al chaval, pero cuando se ponía a tope no tenía rival. Eso sí, cuando llevaba cuatro cambios ya no quería hacer más; sin embargo, en el último, que había que hacerlo a muerte también fui superado. Entre el calentamiento (3 km), los cambios de ritmo y un poco de enfriamiento completamos 5,3 km en 29:48 @ 5:35 min/km.

El día de Navidad había que eliminar los excesos de la cena, así que salí con una amiga con la idea de hacer un día largo y lento. Bajamos al Parque Lineal y Luego no fue muy largo, porque había que ir a comer con la familia, por lo que nos quedamos sólo en doce kilómetros. Hicimos esos 12 km en 1:04:36 @ 5:22 min/km.

Para terminar estos tres días seguidos, salí de nuevo con el chaval del otro día para hacer un entrenamiento similar al de Nochebuena, sólo que los quince segundos en vez de hacerlos a tope, había que hacerlos al 80%. Es un poco difícil hacerlo al 80% si lo haces sin pulsómetro, así que el truco es ir fuerte, pero sin pasarte y así tratamos de hacerlo. Como el otro día, dimos una vuelta a Parque Sur (3 km) de calentamiento y luego los diez cambios. Esta vez después de los cambios no hubo enfriamiento, andandito a casa. Hicimos casi 5,2 km en un tiempo de 29:22 @ 5:40 min/km.

No sé si estos cuatro días seguidos de entrenamiento y los cambios de ritmo me van a venir bien para la carrera del domingo, menos mal que son sólo cuatro kilómetros.

Por fin

Echaba de menos un control de las equipaciones en Garmin Connect, así que ha sido una sorpresa encontrar que con la nueva versión lo han incluido. Además al dar de alta una nueva equipación, al poner la fecha de primer uso te permite asignar esa equipación a todas las actividades desde esa fecha. ¡Ya tengo dos añadidas!

Lo cierto es que la web de Garmin Connect ha cambiado bastante y a mejor, desde mi punto de vista.

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Control de la equipación en Garmin Connect

Por cierto, me acabo de dar cuenta que las Mizuno están llegando al fin de su vida útil.

Hoy es mi último día de trabajo este año, así que a partir de hoy entrenaré por la mañana hasta que vuelva otra vez a la rutina laboral. Así, hoy es el último día de entrenamiento nocturno de este año.

Nos hemos juntado cuatro pradolongueros en el punto de encuentro y hemos dado una primera vuelta todos juntos, luego hemos apretado un poco. Tampoco quería apretar mucho que mañana me va a tocar entrenar también. En total han sido 9,6 km en un tiempo de 53:21 @ 5:30 min/km.

XII Carrera del aceite

Un año más, y ya van cinco, he participado en la carrera de mi pueblo. Coincidía con la carrera de Aranjuez, pero no es tan populosa, ni tan larga como la carrera madrileña. Tampoco creo que la coincidencia restase participación a esta carrera que estuvo más o menos en sus números, con poco más de cien participantes en la categoría de mayores.

Hasta allí me acerqué con una amiga y aunque no son muchos participantes, lo cierto es que es una carrera de mucho nivel. La chica que ganó por tercer año consecutivo fue la china (ahora nacionalizada) Dong Liu que fue campeona del mundo de 1500 en Stuttgart en el año 1993. Este año no ganó con tanta facilidad como en años anteriores, ya que Esther Ramos llego 15 segundos más tarde. El ganador, que es natural de esta población, Marcos Bueno acabó con un tiempo de 15:08 que es una muy buena marca siendo el circuito como es.

Oficialmente, la prueba consta de un circuito de 1,6 km (1 milla) al que hay que dar tres vueltas, totalizando 4,8 km (3 millas), aunque yo creo que mide algo más. Combina asfalto con tierra y aunque la salida es por asfalto, enseguida se coge un camino y por ese camino, después de una fuerte curva a izquierdas aparece una bonita cuesta arriba por un piso irregular de tierra y piedras. Nada más coronar, el camino se torna asfalto y comienza una cuesta que llega alcanzar el 11% de desnivel, menos mal que se hace de bajada. Después de esa bajada brutal, otra subida algo más suave y para terminar unos 150 metros llanos.

Resulta complicado seguir un ritmo constante por el desnivel y lo único que hay que hacer es salir a todo trapo y tratar de aguantar sin reventar. Mi idea era hacer unos seis minutos y medio por vuelta, o algo menos y no anduve muy lejos ya que llegué a meta con un tiempo de 19:36. En la clasificación aparezco en la posición 46 de 109 y séptimo de mi categoría. Un par de puestos menos y me hubiese llevado cinco litros de aceite. Pero difícil, muy difícil, ya que el quinto hizo un tiempo de 18:03, totalmente inaccesible para mí. Mucho Cola Cao tendría que tomar.

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Llegando a meta dándolo todo, foto cortesía de evedeport.es

Todos los participantes fueron obsequiados con una camiseta técnica, una pequeña mochila, un pequeño gorro de Papá Noel y una diminuta botella de aceite. Todo por el módico precio de 6 €, que es un precio bastante razonable. El año que viene, por supuesto que repito. Y si puedo, mejor entrenado.

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Con mi «trofeo»

Los resultados de la carrera se pueden ver en una copia que guardo aquí