No, no corro la vallecana

No hay lugar a dudas de que la San Silvestre vallecana se ha hecho un nombre en el mundillo del atletismo tanto a nivel profesional como popular. Raro es el año que no me preguntan unas cuantas veces si voy a correr «la san silvestre», dando por hecho que «la san silvestre» es la vallecana, como si no hubiese otras. Así que se quedan algo perplejos cuando les respondo que sí, que voy a correr la san silvestre pero la de Getafe o la de Vicálvaro otros años.

No culpo a los profanos en la materia de asociar san silvestre con vallecana. De alguna manera, gracias a la publicidad, se ha llegado a esa asociación de ideas. No es de extrañar que este año haya treinta y nueve mil inscritos. Y seguro que el que viene, unos miles más.

Lo cuento como una curiosidad, nada más. El que quiera correr esa carrera, que lo haga. Y quien desee correr otra, que lo haga también. Afortunadamente otra cosa no habrá, pero carreras… Y san silvestres en Madrid y alrededores, otro montón.

En contra de mi costumbre, hoy víspera de carrera he salido a correr. Es época navideña y todo lo que sea quemar grasas es una buena idea. Así que a eso de las once de la mañana nos pusimos en marcha, en una mañana soleada pero fresca, ya que a eso de las nueve el termómetro marcaba por debajo de cero, aunque a la hora que salimos andaríamos por los tres o cuatro grados. Nada que no se arregle con una camiseta de manga larga encima de una de manga corta y hoy, también guantes que las manos son las que más frías se quedan.

Tampoco era cuestión de hacer mucho, sólo siete kilómetros y unos cambios de ritmo (seis en total) a mitad de recorrido. Hicimos esos 7 km en un tiempo de 37:54 @ 5:25 min/km. Tranquilos, pero sin dormirnos.