XXXIII San Silvestre de Getafe

Hoy he participado por primera vez en la San Silvestre de Getafe y tengo que decir que me ha gustado la carrera en casi todos los aspectos excepto en la animación, aunque eso no es achacable a la organización.

Había quedado con Pedro a las 10:45 cerca de la salida y llegué unos minutos tarde porque salí tarde de casa y aparcar por allí no es fácil. Menos mal que sobre las nueve y media me había acercado a recoger el dorsal. Cuando fui a recoger el dorsal, la temperatura estaba bajo cero. Al comenzar la carrera, habría un par de grados, pero el sol lucía en el cielo y la mañana era agradable.

Pedro estaba esperando en el sitio fijado y rápidamente un amigo nos hizo una bonita foto de recuerdo. Estuvimos hablando de el tiempo a realizar en la carrera y yo le comenté que quería bajar de cuarenta, pero él no estaba por la labor, así que me tocaría intentarlo solo.

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Con Pedro el getafense y una amiga

Calentamos un poco y fuimos a buscar un lugar en el pelotón de salida, que ya era enorme. No me situé nada bien, eso hizo que tardara algo más de treinta segundos en pasar por el arco de salida. Ese medio minuto no es lo más importante, luego se descuenta del bruto y ya, pero sí tiene importancia si vas a hacer un buen tiempo porque esos primeros metros son fatales: arrancando, parando, yendo a la izquierda, a la derecha, adelantando a gente que sale prácticamente parada. Mal, lo pasé mal en ese primer medio kilómetro. A partir de ahí, la cosa se fue aclarando y pude correr al ritmo que me marcaba la cabeza y las piernas, ya que no llevaba cronómetro.

Los kilómetros iban transcurriendo y me iba encontrando muy cómodo, aunque algo perdido, ya que no veía los hitos kilométricos. Vi el tres cuando no llevaríamos ni uno y no volví a ver otro hasta el cinco. En esa primera mitad iba francamente bien, a un ritmo rápido, pero bastante asumible.

A partir de ese punto es cuando se empieza a ver si vas bien o no. Si te pasan, es que has salido demasiado deprisa y vas fastidiado. Si pasas tú a los que precedes es que la cosa marcha bien. Y en este caso la cosa iba viento en popa. Iba adelantando gente poco a poco. Por la calle Madrid vi un Papá Noel y lo fijé como un objetivo. A por él. Al poco cayó. La cosa funcionaba.

Otro hito kilométrico que vi fue el siete. Este punto coincide más o menos con el diecinueve de la media maratón, o eso pensaba, por lo que en la cabeza me hice a la idea de que sólo faltaba bajar la Avda. Don Juan de Borbón y luego a la derecha por la Avda. España para llegar a meta. Así que cuando llegamos a la glorieta confluencia de esas dos avenidas y vi que no girábamos a la derecha, sino que seguíamos rectos, me dio un bajón importante. Esa bajada hacia la plaza de toros me sentó a cuerno quemado, nunca mejor dicho, y en ese momento me adelantó un pelotón de cuatro o cinco corredores, ¡con el trabajo que me había costado adelantar a mí!

A lo hecho pecho. Se llega a la glorieta de la plaza de toros y vuelta para arriba hasta la glorieta por la que habíamos pasado antes. Ahora se gira a la izquierda y se enfila por la Avda. España hacia meta. Como no llevaba crono ni veía los kilómetros, no tenía claro si íbamos a entrar directamente en meta según subíamos o iba a tocar hacer un rodeo. Efectivamente, tuvimos que hacer el rodeo… Iba mirando hacia delante en esa cuesta y veía que subían por la derecha y la meta estaba a la izquierda, difícilmente íbamos a saltarnos la mediana para atrochar hasta meta.

Pasamos por contrameta y el cronómetro situado sobre el arco marcaba 39:01. Se me escapaba el sub cuarenta casi seguro. Aún así, apreté los dientes para tratar de llegar lo antes posible. Después de girar en una glorieta se acaba la cuesta arriba y ya es todo favorable. Son trescientos metros cuesta abajo donde hay que darlo todo. Y eso fue lo que hice, aceleré todo lo que pude, adelantando al corredor que me precedía y pasando por debajo del arco de meta con un tiempo de 41:14. Un poco frustrado, la verdad, por no haber conseguido el objetivo, pero contento por haber corrido una vez más.

Me quité el chip, recogí camiseta, naranja y agua y me llevé una grata sorpresa cuando me ofrecieron un vaso con caldo. Me sentó de maravilla meterme en el cuerpo ese líquido tan calentito con la mañana tan fría que hacía. Estuve animando a la gente que llegaba hasta que lo hizo la amiga con la que me había acercado hasta allí. Ella también se esforzó de lo lindo…

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En los metros finales, en pleno esfuerzo. Foto cortesía de forofos del running

Cuando me dijo que su GPS marcaba 10,340 km se me puso una sonrisa de oreja a oreja. Este cacharro tiene una precisión de poco más de un 1% por lo que la distancia recorrida era mayor de diez kilómetros seguro. Calculo que al menos doscientos metros más. Así que descontando al tiempo neto oficial de 40:42 el tiempo que más o menos podía haber tardado en esos doscientos metros, hubiese bajado de cuarenta seguro. Al final, se me alegró la mañana.

Haciendo uso de los puntos de Purdy (en esta entrada hablo un poco de estos puntos), se puede extrapolar una marca a una determinada distancia. Supongamos que la longitud del circuito de la San Silvestre es de 10,2 km. Utilizando esa distancia y la marca de 40:42 se obtienen unos determinados puntos. Utilizando esos puntos como una indicación del estado de forma, se podría extrapolar a otras distancias. En el caso que nos ocupa, se puede estimar que haría 10 km en un tiempo de 39:50. Justo mi objetivo.

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Puntos de Purdy para una marca de 40:42 en una distancia de 10,2 km

De esta forma despido el año como me gusta: corriendo. Nos vemos en 2015 por esos caminos, cañadas, parques, calles o carreteras.

¡Feliz año a todos!