XIV Carrera del aceite

Un año más he participado en la Carrera del aceite, prueba que supone para mí gran emotividad, ya que se celebra en el pueblo donde pasé mi infancia y gran parte de mi juventud. Es además el sitio donde descansa mi padre, por lo que venir aquí supone algo más que participar en una carrera. Es reencontrarme con mi pasado, un pasado que sólo me trae recuerdos felices.

Este año habían adelantado el día de la carrera, ya que suele celebrarse cerca del día de Nochebuena y esta vez fue el diez, casi empezando el mes. También era extraño que la prueba se celebrase un sábado y más extraño todavía que las carreras diesen comienzo a las cuatro de la tarde y a las cinco la de los mayores.

Es por esto que el día del sábado fue raro, muy raro. Me levanté, desayuné y en vez de salir rumbo al pueblo estuve haciendo en casa esperando que llegase la hora de comer para después salir. Desde mi casa a mi pueblo hay aproximadamente hora y media de camino por lo que salí a las 14:45 para tratar de estar allí a las 16:15.

Es una tradición parar en San Martín de Pusa antes de llegar a Los Navalmorales para comprar una caja de mazapán en la Panadería Manzanero. Ahí compro el más rico y auténtico mazapán que nunca he probado. Hoy, al ser un horario distinto de lo habitual, no sabía si iba a estar abierta la panadería, pero sí lo estaba, así que llegué al pueblo con un kilo de mazapán en el maletero.

Ya habíamos visto cuando veníamos de camino la «niebla» que cubría el pueblo y al llegar constatamos lo que nos imaginábamos, que no era niebla, sino el humo que soltaba el molino de aceite procesando el orujo (lo sobrante de la prensada de las aceitunas). Desconozco si habrá otros métodos para tratar el orujo que no produzcan esta extraña niebla.

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«Extraña» niebla en Los Navalmorales. Foto de Gustavo Martín

Aparcamos sin muchos problemas cerca de la línea de salida y fuimos tranquilamente a recoger el dorsal y el chip al silo. Al ser una carrera de poca participación -sólo había apuntados ochenta corredores entre seniors y veteranos- recogimos en un visto y no visto el dorsal, el chip, una mochila de cuerdas y una bonita camiseta fosforita de manga larga.

Volvimos al coche nos pusimos la ropa «de correr» y fuimos a dar una vuelta de reconocimiento. Parecía como si este año el piso del camino estuviera mejor, como si la tierra del camino estuviese más compactada. Creo recordar que otros años había más arena suelta y piedrecillas. Según iba haciendo la vuelta de reconocimiento me estaba dando cuenta que no me apetecía en absoluto ponerme a correr poco después.

No hubo tiempo para más, dimos la vuelta y nos colocamos en la línea de salida. Salí algo atrás, pero como no había muchos participantes enseguida encontré mi sitio y mi ritmo en la carrera. Fui adelantando gente tanto en el tramo llano como en la subida. En la bajada cambiaron las tornas y ahí no adelanté ni a los caracoles.

Iba observando que justo detrás de mí iba una pareja de chicos muy jóvenes que había visto antes correr en las pruebas de los niños. Iban tan tranquilamente, conversando el uno con el otro, mientras que yo iba con las pulsaciones a tope, no hubiera podido decir ni palabra.

Poco antes de llegar al final de la primera vuelta te cruzas con los que vas delante de ti. Observé que las cinco primeras chicas iban muy cerca la una de la otra, aunque la china Dong Liu iba ligeramente por delante.

En la segunda vuelta los jovencitos que iban detrás de mí se me iban acercando cada vez más. La subida se me dio bien, se nota que había practicado las subidas, pero en la bajada perdía mucho. Soy muy malo bajando y si la pendiente es elevada, soy pésimo.

En la tercera vuelta los jovenzuelos se pusieron por delante y ya no fui capaz de alcanzarlos. Daba gusto verlos subir ligeros como plumas, gráciles cual pajarillos. Y yo arrastrando mis 69 kilazos ladera arriba.

Después de la bajada, al atravesar el arroyo, me di cuenta que la carrera ya se estaba acabando y que quizás había sido demasiado conservador. Apreté en la subida por la calle Callejas y por el tramo de carretera que lleva a la meta, parando el crono en un tiempo de 19:51 que es el peor tiempo que he hecho en esta carrera, pero contento de todas formas por poder correr ante mis paisanos.

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Llegando a meta. Foto cortesía de la organización

Tienen los chicos de Evedeport una televisión en la cual van mostrando las clasificaciones. Cuando me acerqué por allí muy diligentemente introdujeron el dorsal y aparecieron mis «números». Allí pude ver que el tiempo oficial era de 19:51, que había sido séptimo de mi categoría y 36º de la general. Yo, que soy muy amigo de los números, me puse muy feliz cuando comprobé que mi posición en la carrera coincidía con el número de dorsal. Luego debieron de clasificar a alguien delante porque en la clasificación que han colgado y de la cual guardo una copia aquí ya no coinciden los números.

La amiga que me había acompañado hasta allí llegó en un tiempo de 22:44, consiguiendo de esta manera el cuarto puesto de su categoría y diez litros de aceite. Al final el viaje no fue en balde 😉

La ganadora femenina fue de nuevo la china-española Dong Liu que si las cuentas no me fallan, es la quinta vez que gana esta prueba y todas de forma consecutiva.

Ritmo incómodo

Define Jack Daniel el ritmo umbral como un ritmo «confortably hard», que se podría traducir literalmente algo así como «confortablemente duro». Dice que no se debe sentir como duro, que eso es ya para entrenamientos de intervalos. Hoy según iba corriendo se me ocurrió una definición algo menos literal, el ritmo umbral es un ritmo incómodo. Aquel que no te hacer ir relajado ni un segundo, siempre alerta.

Ayer jueves no pude salir, así que he salido hoy viernes poco antes de las cuatro de la tarde. Estaba lloviendo y he pensado que lo mejor sería ir a Madrid Río, que siempre está más practicable que cualquier parque al ser asfalto. He hecho cuatro kilómetros de calentamiento y luego he tratado de hacer cuatro a mi ritmo umbral, a 4:20. Y así han salido: 4:16, 4:23, 4:14 y 4:16. No han salido excesivamente mal, pero tampoco bien.

Después otros cuatro kilómetros de enfriamiento. Bueno, lo de enfriamiento es un eufemismo porque iba congelado, ya que estuvo todo el rato lloviendo y con bastante aire. Llegué con las manos como témpanos. Tanto que cuando salí de la ducha las manos estaban rojas como tomates.

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La mano del mismo color que la manteca colorá

Fueron en total 12 km en un tiempo de 58:13 @ 4:51 min/km. Un entrenamiento duro por el ritmo y por la climatología.

Dice que se lo está pensando

Salí únicamente con Joaquín a entrenar como es habitual los martes. El suelo estaba muy embarrado y si añadimos a eso que estaba algo cansado del domingo, hicimos un entrenamiento lento como últimamente acostumbramos. Me decía Joaquín que está pensando en parar un tiempo para ver si se le arregla la ciática. Quizás sea lo mejor, porque entrenar con molestias no lleva a ninguna parte.

Hice 10 km en un tiempo 56:28 @ 5:39 min/km. Un buen regenerativo después del cross del domingo.

LII Cross Canguro

Hoy he participado por primera vez en esta prueba que tiene ya más de medio siglo de vida. Llevaba tiempo con ganas de participar y por fin este año he tenido la oportunidad.

El entorno donde se desarrolla el cross es de los más bonitos que se pueden encontrar en Madrid y alrededores: la zona del Pinar Alto, conocida como el bosque, donde hay un circuito de cuatro kilómetros muy conocido por casi todos los corredores madrileños. El circuito del bosque consta de cuatro kilómetros pero ni mucho menos llanos.

Me acerqué con una amiga a esta carrera. Ella participaba en la prueba de 4 km al ser mujer y veterana. Yo en la de 6 km al ser hombre y veterano. ¿Podría considerarse esto una forma de discriminación?

El caso es que ella salía a las 11:00 y yo a las 11:25. A las 9:45 estábamos dejando el coche en el parking del teleférico y veinte minutos más tarde estábamos recogiendo los dorsales. Había un paseo de más o menos un kilómetro del teleférico a donde daban la salida y meta de las diferentes carreras. Cuando llegamos a por el dorsal había cuatro gatos, pero ya empezaba a verse que llegaban más y más participantes.

Decían las previsiones del tiempo que iba a llover en Madrid y no se equivocaron. Nos levantamos lloviendo y lloviendo estuvo durante todo el tiempo que estuvimos en la Casa de Campo. Y aún sigue. Afortunadamente, era una lluvia muy ligera que resultaba muy agradable, pero que había provocado multitud de charcos y barro en el recorrido.

Íbamos con tiempo de sobra, así que nos dio tiempo a hacernos una foto con ese precioso bosque detrás… y esos horrorosos impermeables amarillos, que aún siendo feos nos vinieron de perilla para no mojarnos demasiado antes de la carrera.

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Con nuestros preciosos impermeables ante un paisaje incomparable

Viendo que había muchos charcos y mucho barro empecé a pensar si era buena idea correr con zapatillas normales, sin clavos, pero como no tengo otra cosa, tampoco era cuestión de dar muchas vueltas al asunto.

A las once dieron la salida de la primera prueba, en la que participaba mi amiga. Me dejó su chubasquero para no correr con ello y salió deprisa, aunque no tanto como algunos jóvenes que participaban en esa carrera. Estuve calentando mientras corrían y luego esperé a que llegase a meta para devolverla el chubasquero y cederla el mío. En poco más de dieciocho minutos llegó ella. La pasé el chubasquero, me prestó su cronómetro, estuve haciendo unos estiramientos y me coloqué en el pelotón presto a tomar la salida.

Salí zumbando, casi a tope, reservando un poco, y enseguida me encontré con Marina, una chica de Seseña con la que coincidí en el Trofeo San Lorenzo, que buscaba subirse al cajón. Fuimos mucho rato adelantándonos el uno al otro y ella iba adelantando a algunas chicas que habían salido con demasiada alegría.

El primer kilómetro por aquello de la adrenalina fue el más rápido, lo hice en 4:04, pero luego no pude mantener ese ritmo, ya que el circuito no es que sea exageradamente duro, pero llano no es y entre el barro, el ir esquivando los charcos y el tener que saltar alguna alpaca, tiene su miga. Los tres siguientes los hice sobre 4:15, pero del cuatro al cinco fue cuando peor lo pasé, porque el terreno es cuesta arriba y se notan los esfuerzos de los kilómetros anteriores.

Poco antes del kilómetro cinco, cuando peor iba, me adelantó Marina y ya no fui capaz de alcanzarla. Ella luchaba por el segundo puesto porque no muy delante iba una chica y tenía alguna posibilidad de alcanzarla. Pero no pudo con ella y tuvo que conformarse con el tercer puesto, que está muy bien.

Llegué a meta con un tiempo oficial de 24:30 para un distancia de aproximadamente 5,8 km, algo menos de los seis kilómetros oficiales.

Una preciosa carrera en un entorno maravilloso en un día espectacular para corre un cross, con lluvia, barro, charcos y frío, ¡como debe ser! El caso es que durante la carrera no sentí frío, pero luego al tratar de enhebrar los imperdibles uno con otro pasé serias dificultades.

Enhorabuena la club Canguro por esta bonita carrera, a la que trataré de acudir siempre que pueda.

Ya en casa, tuve que recuperarme de los esfuerzos… luego me quejo de que no bajo de peso, aunque ayer marcaba la báscula 69 kilos, algo menos que semanas anteriores.

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Unos callitos para recuperar las fuerzas perdidas

Deprisa mejor que despacio

Tengo molestias en el soleo de la pierna izquierda, en la parte de arriba, en el exterior, desde la carrera «Corre por el niño». Hoy he salido con muchas precauciones, pero quería probarme porque el domingo voy a un cross. En el punto de encuentro estaban esperando Emilio y Joaquín. Salimos los tres juntos a un ritmo muuuuy tranquilo.

Antes de llegar al primer kilómetro vimos las vallas que delimitan la obra que están haciendo en el parque. Las esquivamos hábilmente buscando la iglesia rota y el campo de fútbol, pero hoy habían vallado más de lo que había el otro día y tuvimos que darnos la vuelta por donde habíamos venido.

Pasado el tercer kilómetro nos pasó un tipo. Animé a mis compañeros a aumentar el ritmo para atrapar al individuo, pero ellos no estaban por la labor, así que me encontré solo enseguida. Decidí seguir en solitario, ya que tenía pensado hacer unos kilómetros a umbral y de paso probar el sóleo.

Hice los primeros cinco kilómetros y empecé a aumentar el ritmo, pero como últimamente me pasa, no conseguí ir al ritmo previsto, que era 4:20 ó 4:21. Me salieron los kilómetros a 4:17, 4:35, 4:22 y 4:27 (media de 4:25). Se me fue un poco. En mi descargo diré que el terreno estaba muy blando y anduve algo despistado con las obras que están haciendo en el parque.

Hice en total 10 km en un tiempo de 51:38 @ 5:10 min/km. Un buen entrenamiento que espero me sirva para recuperarme del dolor de garganta que tengo.

Respecto a llevar el ritmo umbral, mal. Pero el sóleo respondió bien. Una vez más se dio la paradoja que molesta menos si vas deprisa que despacio.

El Reto Feel Good ¡empieza HOY!

La empresa en la que trabajo se le ha ocurrido lanzar un reto. Esto es lo que dicen: Ponte en forma y colabora con una buena causa, con el reto Feel good, que permanecerá abierto hasta el jueves 15 de diciembre, y gracias al cual, por cada kilómetro la empresa donará 1 céntimo de Euro para colaborar con Haití.

El reto dura un mes y yo la verdad es que no hago más de 40 kilómetros a la semana, o sea, que en cuatro semanas haría 160 km como mucho, lo que son 160 céntimos. No llega ni a dos euros, pero si se apuntan mil tíos, algo se podría sacar.

Para empezar, hoy he hecho diez kilómetros, un pelín más de lo habitual. Incluso me estoy planteando meter un día más de entrenamiento para hacer más kilómetros, ya veremos. La jugada sería hacerlos en bici, que también cuenta y se pueden hacer más.

Hoy nos hemos llevado una sorpresa en el parque porque resulta que están haciendo obras y han vallado una parte por donde pasa «nuestro» circuito. Pero no es muy complicado rodear esa zona y completar el circuito habitual, aunque no sería mala idea buscar un circuito alternativo. Hace unos años busqué uno por el tema de la iluminación y a lo mejor hay que rescatarlo.

Lo dicho, hoy han sido 10 km en un tiempo de 53:52 @ 5:23 min/km. No es que haya sido una cosa exagerada, pero al menos en la segunda vuelta he ido a un ritmo decente.

No sé si fea, llamativa desde luego

Hoy he salido a entrenar con la camiseta que nos dieron en la carrera de la Hoz del Huécar. Hasta hoy no la había utilizado para correr y algo debe tener porque los compañeros no se han quedado indiferentes. Que si muy fea, que si muy original, que si muy llamativa… juzguen ustedes.

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Camiseta conmemorativa de la carrera de la Hoz del Huécar

Para lucir la camiseta hemos ido a Parque Sur, con la idea de hacer cuestas. Una vuelta de tres kilómetros para calentar y luego el festival de cuestas, subiendo a tope y bajando al trote por el mismo camino. Luego a buscar otra y lo mismo. En Parque Sur, en la parte que da a la carretera A-42, hay un montón de pequeñas cuestas. Nosotros hacemos siete, pero alguna más se puede sacar.

Después de un primer lote de siete cuestas, un kilómetro un poco más deprisa que al trote y a repetir el mismo lote de siete cuestas. Lo cierto es que es cansado, pero me he encontrado muy bien, todo lo contrario al jueves.

En total hicimos 9,5 km en un tiempo de 54:31 @ 5:42 min/km. Aunque en este caso el ritmo es lo de menos.

Antes de salir a entrenar me subí a la báscula y marcaba 69,5 kg. Me está costando una barbaridad bajar de 69 kilos.

Malas sensaciones no, lo siguiente

Hoy he salida a entrenar tarde para no variar, aunque no demasiado tarde; sin embargo, no había nadie allí. He aprovechado para estirar y viendo que no venían, he salido. He pensado que tal vez al salir ayer, alguno se lo pensaría y se quedaría en casa… como a mí se me había pasado por la cabeza.

Llevaba unos setecientos metros cuando me los he encontrado. Iba un grupo con Emilio, Joaquín y Ángel. Me he unido al grupo, por supuesto, y lo cierto es que íbamos muy despacio. Tampoco me importaba demasiado, tenía pensado apretar un poco en la segunda vuelta.

Al terminar la primera, Emilio se ha ido, como suele hacer y poco después Ángel ha empezado a notar molestias en el gemelo, por lo que se ha parado. Me he quedado solo con Joaquín y como está chungo con su ciática, no iba a acelerar y dejarle solo, así que he dado esa segunda vuelta también muy despacio.

No sé si ha sido por ir tan despacio, pero he acabado con unas sensaciones malas, muy malas, pésimas. Tengo que ir un poco más deprisa aunque me quede solo.

En total han sido 8,9 km en un tiempo de 51:57 a un espeluznante ritmo de 5:50 min/km.

En el día de la Almudena

Como hoy es festivo en Madrid decidimos salir hoy en vez de ayer marte como acostumbramos. Con esto del cambio de hora es mejor aprovechar las horas de luz cuando se pueda.

Habíamos quedado a las diez de la mañana en el punto de encuentro y allí nos encontramos cuatro pradolongueros. Nos hicimos un bonito selfie para inmortalizar el entrenamiento.

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Cuatro pradolongueros en el día de la Almudena

Hacía una mañana fresca aunque soleada, así que yendo en manga corta no se iba mal. Bajamos al Parque Lineal y después de pasar por debajo de los cinco puentes vimos que estaban trabajando los obreros. Nos llamó la atención que estaban levantando una parte que está asfaltada, que es por donde suelen ir las bicis, dejando el tramos no asfaltado para los corredores. La verdad es que nadie se explicaba el porqué.

No es que fuéramos a toda pastilla, pero mantuvimos un ritmo interesante entre 5:00 y 5:15 casi todo el recorrido. Se nos hizo la cosa muy llevadera. Hicimos un total de 12 km en un tiempo de 1:03:42 @ 5:18 min/km.

Un entrenamiento muy agradable con una compañía inmejorable.

VI Carrera popular Corre por el niño

Hace cinco años al Dr. Juan Casado Flores, Jefe de Servicios de Cuidados Intensivos del Hospital Niño Jesús, ante la necesidad de recaudar fondos para la investigación científica, se le ocurrió organizar una carrera popular. Hoy nos reuníamos unos diez mil corredores en el Retiro dispuestos a participar en esta carrera solidaria. Diez mil corredores, a diez euros la inscripción, supone un montante de 100.000 €, lo cual no está nada mal.

Como el día antes había ido a recoger dorsal y camiseta, llegamos a la zona de salida/meta en el Paseo de Coches del Retiro con no mucho tiempo; sin embargo dejamos la ropa rápida y cómodamente en el guardarropa. Nos dio tiempo incluso a hacernos una foto antes de dejar la ropa, ya que no había mucha gente en esta zona, lo cual me sorprendió ya que se hablaba de diez mil participantes. Luego caí de que había muchas familias que venían a correr y la logística era otra.

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Antes de la carrera, con la camiseta conmemorativa de la carrera

El sábado llovió mucho en Madrid y hoy decían las previsiones que no iba a llover, pero que la temperatura iba a bajar bastante; sin embargo hizo un día extraordinario para correr, con una temperatura fresca aunque no gélida y un sol tibio que se agradecía sobremanera.

Ayer, poco antes de ir a recoger el dorsal, me dio una especie de latigazo en la zona lumbar y me dejó bastante maltrecho. Me entraron dudas de si hoy podría correr, ya que me costaba incorporarme y, sobre todo, agacharme. Pasé la noche regular y me costó levantarme de la cama, pero aún así me acerqué porque pensé que al menos al trote podría completar los diez kilómetros.

Me acerqué con una amiga y el objetivo era tratar de seguir su ritmo. Salimos tranquilos y pronto observé que si la cosa seguía así podría realizar los diez kilómetros al ritmo de mi amiga. En las cuestas abajo no era capaz de seguirla, pero en las cuestas arriba recuperaba lo perdido, así que podemos decir que iba más o menos a su par.

La carrera nos pareció mucho más dura de lo que pensábamos. La primera cuesta arriba es la que sube desde la Puerta de Alcalá hacia Menéndez Pelayo, esa cuesta con la que la maratón de Madrid nos ha obsequiado unas cuantas veces. Íbamos por el kilómetro tres, más o menos, por lo que íbamos frescos de piernas y aún así se dejaba notar, no es extraño que en la maratón, que estaba situada pasado el kilómetro cuarenta, nos pareciera el Tourmalet.

Se va rodeando el Parque del Retiro, dejándolo a mano derecha y el hospital Niño Jesús a la izquierda y según íbamos corriendo iba pensando que el circuito no me sonaba mucho con lo que había visto en la web, pero pensé que sería cosas de mi memoria.

Cuando se abandona Menéndez Pelayo comienza una bajada que empalma con Doctor Esquerdo y sigue bajando hasta la Plaza Conde de Casal. Ahí comienza un tramo llano hasta la Avenida Ciudad de Barcelona. En esa avenida ya comienza la cuesta arriba, pero es al girar hacia Menéndez Pelayo donde te encuentras con una rampa que quita el hipo. Son cuatrocientos metros, pero te dejan las piernas al rojo vivo, hay que tener en cuenta que se afronta con siete kilómetros en las piernas.

De nuevo se llega a un terreno llano por el Paseo Reina Cristina y el Paseo de la Infanta Isabel hasta llegar a Alfonso XII donde hay otra bonita rampa que llega hasta la Puerta del Ángel Caído, que da acceso al Retiro. Sin solución de continuidad se empalma con la cuesta que lleva a la plaza del Ángel Caído. Son ochocientos metros de subida donde te dejas las pocas fuerzas que te quedan.

Una vez coronada la cuesta queda únicamente un kilómetro de terreno más o menos llano hasta meta, donde conseguimos llegar los dos juntos, bajando por segundos de cuarenta y nueve minutos.

Una bonita carrera -aunque dura- en un bonito día para una bonita causa. Habrá que repetir.

Comprobando luego el circuito que aparecía en la web con lo que realmente recorrimos, no tiene demasiado que ver. No sé cual sería el motivo de cambiarlo.