Hoy no ha habido suerte

Aunque lleva ya unos cuantos días lloviendo de manera más o menos continua, cada vez que salía a correr o bien no llovía, o bien llovía con poca intensidad. Sin embargo hoy no ha sido así. Cuando he salido llovía poco, pero que luego cuando estaba terminando la primera vuelta ha empezado a llover brutalmente. Y eso que ha amanecido un día despejado y soleado… El terreno estaba muy blando y con barro, me estaba quedando asombrado de que la tierra hubiera sido capaz de absorber tanta agua, pero cuando ha empezado a llover fuerte han aparecido charcos por doquier.

La primera vuelta ha sido tranquila a ritmos cercanos a los 6:00/km y en la segunda he apretado algo más (5:00/km) haciendo cambios de ritmo en las cuestas. Lo curioso es que hacía mucho aire en contra en todas las cuestas y es que se da la circunstancia de que todas están orientadas hacia el mismo sitio y si en una te da en contra, en todas te da.

En total he estado corriendo 1:02:08 y he hecho 11,27 km.

Mañana es el día de San Silvestre y en muchos lugares del mundo los corredores despiden el año corriendo. En Madrid y alrededores se celebran varias sansilvestres, siendo la más famosa la vallecana, en la que este año correrán treinta mil corredores.

Más modesta es la San Silvestre Vicalvareña, que se celebra en el barrio de Vicálvaro por la mañana. Este año la participación estaba limitada a mil corredores y lo mismo ni se llena. Para mí, esta carrera tiene más ventajas que la vallecana. Véase:

  • Al ser por la mañana hay más tiempo para llegar a cenar, sobre todo si hay que cenar fuera.
  • Está menos masificada, se puede correr mejor.
  • La distancia es menor, 8,2 km en Vicálvaro y 10 km en Vallecas.
  • La salida y la meta están situadas en el mismo punto lo que simplifica la logística.
  • La de Vicálvaro es más barata, 5 € se pagan en Vicálvaro y 17 € en Vallecas.
  • En Vicálvaro hay un sorteo después de la carrera de lo más simpático y con muchos regalos. Incluso a mí me ha llegado a tocar un regalito.

Desde que empecé a correr populares no he faltado ningún año a la cita con la San Silvestre. Empecé con la vallecana cuando ni siquiera sabía que existía una carrera similar en Vicálvaro y puntualmente, cada año, corría aquella carrera. También he corrido la San Silvestre toledana alguna vez. Sin embargo, en 2004 en la vallecana me sentí tan agobiado ya en el metro cuando iba hacia la salida y luego en carrera, que decidí no volver a correr esta prueba. Y desde 2005, no he faltado a la cita con la vicalvareña. Estos son mis tiempos:

2005 35:06
2006 35:16
2007 37:23
2008 35:42

Calibrando el cronómetro

Hoy seguía lloviendo en Madrid. De manera intermitente, pero más lloviendo que escampando, aunque cuando he salido llovía ligeramente; sin embargo, el terreno estaba totalmente encharcado y embarrado. Pero no importaba, me lo he pasado como un enano saltando por encima de los charcos y metiendo los pies en el barro. Tanto, que me han sabido a poco las dos vueltas a Pradolongo.

He utilizado el primer kilómetro de la vuelta para calibrar el cronómetro que no andaba muy bien calibrado y a partir de ahí, lo ha bordado. Me ha salido la vuelta a 5 km justos. Cuando el terreno esté seco volveré a hacer una segunda calibración porque hoy había algunos charcos que había que esquivar y algún metro de más si he hecho. Aunque creo que es mejor utilizar la pista de atletismo, que hoy he evitado porque la calle uno estaba muy encharcada.

He dado las dos vueltas a un ritmo muy tranquilo, entre 5:45 y 6:00 el kilómetro. Despacio para no castigar a las piernas después de la carrera del sábado y porque el barro tampoco permitía muchas alegrías.

Inscripción media de Getafe

Todavía eufórico después de las tres carreras en las que he participado en este mes de diciembre, ya he realizado la inscripción para la media de Getafe a celebrar el 24 de enero a las diez y media de la mañana.

Se trata de una carrera cara, todo hay que decirlo. En esta edición la inscripción cuesta 15 € que no es ningún regalo, el único consuelo es que es el mismo precio que este año.

Lo mejor es que se trata de una carrera bastante llana y si consigo mantener el estado de forma actual, podría ser una ocasión inmejorable para tratar de mejorar mi marca en media que es de 1:31:39 conseguida en la media de Coslada allá por el lejano año de 1999 y ¿por qué no? conseguir bajar de la hora y media.

Después de realizar por internet la inscripción y acoquinar los quince machacantes, me ha llegado un correo de Ticket Run indicándome la referencia de la inscripción, que es 61.258, por lo que entiendo estoy ya inscrito.

Confío en que un importante grupo de pradolongueros estemos en la línea de salida de esta carrera que, además, nos pilla cerca de casa.

VII Carrera popular del aceite

Ya estoy de vuelta después de disputar esta mañana la VII edición de la carrera del aceite. Esta carrera se celebra en Los Navalmorales, provincia de Toledo.

Antes de la crónica, un poco de historia. Resulta que hasta 1835 Los Navalmorales eran dos localidades independientes: Navalmoral de Pusa y Navalmoral de Toledo. Ambos municipios se encontraban separados físicamente por el arroyo de El Lugar o de La Fuente. El 23 de septiembre de 1833 se reunieron ambos ayuntamientos para decidir su unión y en el citado año de 1835 se llevó a cabo y de ahí surgió el nombre actual del pueblo.

Esto viene a cuento porque mientras Navalmoral de Pusa está situado sobre una zona más o menos llana, Navalmoral de Toledo está en la ladera de un cerro. Y como podrá imaginar el avezado lector la carrera transcurrió por el ahora barrio de Navalmoral de Toledo, en un circuito bastante duro al que había que dar dos vueltas y donde prácticamente no más de 200 metros serían llanos.

Lo único positivo es que aunque la distancia a recorrer figuraba como 5 km, en realidad sería de 4,7 km, por lo que cuando uno quería darse cuenta, ya estaba en meta. Eso sí, al ir a tope, llegaba uno con los pulmones en la boca.

En la línea de salida, no creo que hubiese más de 200 corredores, que esperaban impacientes el comienzo de la carrera. Ésta se retrasó cinco minutos para que los que se apuntaron en el último momento pudieran tomar la salida. Aunque había poca gente, se veía que había nivel y es que los 25 litros de aceite que se llevaba el primero atrajo la atención de curtidos corredores que se iban a partir la cara por tan preciado premio.

La jugada consistía en ir a tope desde el primer metro y eso fue lo que hice. Salí a muerte y sufrí de lo lindo, tanto en las cuestas arriba como en las cuestas abajo. Además las bajadas se complicaban bastante porque el suelo estaba totalmente mojado y era fácil irse al suelo. De hecho, antes de la carrera, una chica de las categorías inferiores estaba en la ambulancia con un bonito esguince. Y eso me asustó, ¡vaya si me asustó!

En la bajada más pronunciada de la primera vuelta me pasó la que a la postre fue la ganadora de la carrera. La que iba en segunda posición me iba respirando en el cogote, tratando de no alejarse demasiado de la primera. La segunda hizo lo propio en la bajada de a siguiente vuelta, sin embargo, traté de seguir su estela. En el último hectómetro eché toda la carne en el asador y conseguí sobrepasar a mi compañera de desventuras.

Miré el cronómetro y comprobé, asombrado, que marcaba 17:27. Si hubiese sido de cinco kilómetros, la marca hubiese sido asombrosa para mí, pero también me resulta una buenísima marca si la distancia real fuese de 4,7 km, que por ahí andaría. Me temo que siempre me quedaré con la intriga de cual es la distancia real.

Después de darlo vueltas y viendo los tiempos, creo que la distancia debe de estar entre 4,6 y 4,7 por lo que daremos por bueno una distancia de 4,65 km. Eso implica que sale un ritmo de 3:45/km y unos puntos de Purdy de 508,02 lo cual indica que es la segunda carrera en la que consigo sobrepasar esa barrera de los 500 puntos.

En la página de resultados pude ver que el puesto que ocupé es el 40 de 149 participantes y noveno de mi categoría. Pensaba que habría hecho sobre el treinta, pero no me quejo.

Antes de salir para Los Navalmorales pasé por la báscula. Pensé que se iba a notar la cena de Nochebuena, pero la disminución del peso ha seguido en su línea. Marcaba 69,5 kg la báscula.

Mi nuevo cronómetro

Hoy no tenía pensado salir a entrenar, pero entre la opípara cena de anoche y el nuevo regalo de Papá Noel, no he podido resistirme. El regalo ha consistido en un cronómetro marca Geonaute (el del Decathlon) modelo Synkron 500 SD. Este reloj tiene un cacharro llamado acelerómetro que se coloca en la zapatilla y te marca la distancia recorrida. Es parecido a un podómetro, pero que no hace falta ponerle la distancia de la zancada.


Geonaute Synkron 500 SD

Era una buena ocasión para comprobar si estaba bien calibrado o no. Según las instrucciones, el porcentaje de error es inferior al 3%, pero en mi caso no ha sido así. En el circuito de 5 km ha dado 4,84 km, es decir, 160 metros en 5 km es un error de 3,2% que es un poco más del error que indicaban. Pero bueno, como referencia sirve para saber más o menos el kilometraje realizado. De todas formas, se puede calibrar, por lo que iré la semana que viene a la pista de atletismo para hacerlo.

He dado algo más de una vuelta al circuito de Pradolongo, muy tranquilamente para soltar piernas para mañana, cuando hay que darlo todo. Según el reloj, he recorrido 7,94 km en 46:29, pero que según el error de 3,2% serían 8,2 km reales.

Con el día de hoy, son cuatro días seguidos entrenando, cosa que no he hecho nunca en mi vida. Y mañana, carrera, la VII edición de la carrera del aceite.

Como un río de montaña

Hoy, día de Nochebuena, hemos quedado los compañeros de entrenamiento en Pradolongo como si un día normal se tratase, sólo que en vez de ser por la tarde, ha sido por la mañana para aprovechar las horas de luz. Nos hemos juntado nueve pradolongueros, que es una cantidad más que respetable.

Hemos tenido bastante suerte porque llevaba lloviendo toda la mañana, pero cuando hemos quedado lucía un sol espléndido. Sin embargo, hemos decidido hacer otro recorrido ya que el parque estaba muy embarrado y hemos ido hacia La Caja Mágica, el circuito preferido del profesor. Al llegar al río, nos hemos quedado asombrados, ¡¡¡parecía un río de montaña!!! Debido, lógicamente, a las intensas lluvias de los últimos días.

Pasando la caja, a la altura del primer puente que se pasa por debajo, vuelta a casa. Ya en la vuelta, algunos han decidido apretar y otros, como yo, hemos ido más tranquilos. Yo no quería acelerar nada porque todavía estaba fresca la carrera del domingo y tampoco quería esforzarme mucho de cara al sábado.

Calculo que habremos hecho unos once kilómetros, más o menos, aunque desconozco el tiempo empleado. Cuando ya me dirigía a casa desde el parque ha empezado a llover otra vez, ¡menuda suerte hemos tenido con el tiempo!

Seguía lloviendo

Cuando iba a salir a entrenar esta mañana, aprovechando que estoy de vacaciones, estaba lloviendo. Resulta sorprendente que durante tres días seguido esté lloviendo en Madrid, pero estos días está ocurriendo, aunque luego dejó de llover y ya lleva unas horas sin que caiga una gota.

He ido a Parque Sur pensando que estaría menos embarrado que Pradolongo, pero el terreno estaba muy blando, había zonas en las que te hundías sin que pudieras hacer nada. Había pensado en un entrenamiento tranquilo, sin ningún esfuerzo fuera de lo normal, pero en algunos tramos entre el barro y el fuerte viento en contra ha hecho que me emplease a fondo para poder avanzar.

Han sido tres vueltas a Parque Sur buscando el carril bici y procurando evitar los caminos, aunque no siempre se podía, totalizando unos 10 km y sin saber el tiempo ya que el domingo en Aranjuez se volvió a despegar la correa del cronómetro. Confío en que Papá Noel me traiga otro cronómetro y que no sea tan problemática la correa.

Y mañana más, que hemos quedado a las once y media para un entrenamiento conjunto.

Sabía que iba a pasar

Y pasó. Hoy ha estado todo el día lloviendo. Sabía que si salía sin protegerme los pezones me iba a rozar y he salido sin ninguna protección. ¿Qué ha pasado? Que ahora me escuecen a rabiar. Y todo por no hacerme caso a mí mismo. Cuando dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra pienso que no tienen razón, que tropieza unas cuantas veces más. Espero que sea la última, por mi bien.

A eso de las seis y media estaba cayendo el diluvio universal. De hecho me planteaba si salir. Sin embargo, las nubes se han comportado y sobre las siete ya casi ni llovía. Así que impermeable y al punto de encuentro donde pensaba me iba a encontrar a uno o ninguno. Craso error, al final hemos sido tres los que nos hemos juntado para entrenar.

Como el parque estaba impracticable, hemos decidido salir por el carril bici que, al menos, tendría menos barro; aunque sí algún charco que otro como han podido comprobar nuestros pies, que han llegado ligeramente empapados.

Carril bici hasta Aluche y vuelta de nuevo a Pradolongo. Terreno ascendente en la ida (25:30) y lo contrario en la bajada (23:00). En total 58:30 para recorrer 10,6 km según openrunner.com que hubiesen sido una maravilla corriendo bajo la lluvia, pero que se han convertido en una tortura en los últimos kilómetros por las rozaduras en los pezones. Y es que no hay que olvidarse de las tiritas que ya había probado a utilizarlas y dan buen resultado.


Carril bici Pradolongo-Aluche

Gracias a los forofos del running he encontrado una foto de la carrera de Aranjuez donde aparezco dando el todo por el todo en el último kilómetro de la carrera, calculo que a unos 200 metros de la llegada. Gracias forofos.


A muerte hasta meta

La primera vez

Hoy ha sido la primera vez que he visitado a un fisioterapeuta sin que estuviese lesionado y es que no el mala idea ir al menos una vez al mes al fisio para que compruebe si las piernas están bien o muy cargadas o si pasa algo raro. Si consigo recordarlo, iré todos los meses a que me den un repaso.

Esta noche he ido a ver a Josefa y me ha estado estirando a base de bien las piernas. Espero que los estiramientos me hagan bien, aunque estoy convencido de que sí. Como siempre me ha aconsejado que estire antes de correr y, sobre todo, después de la carrera. Lo que pasa es que aconseja estirar mucho más tiempo de lo que yo hago, ya que cuando llevo un cuarto de hora no sé ya que músculo estirar y ella me habla de estirar al menos media hora. Bueno, tampoco se puede hacer todo lo que te dicen, ¿no?

XXVI Carrera popular villa de Aranjuez

Todavía no me lo puedo creer. Después de tantos años en el mundillo de las carrera populares, es la primera vez que consigo bajar de cuarenta minutos en un diez mil. Es decir, correr por debajo de cuatro minutos el kiómetro. Y ha sido en Aranjuez donde lo he conseguido, no obstante es una de las carreras más llanas de cuantas se celebran. Ya puedo decir que uno de mis sueños atléticos ha sido realizado. Ya sólo me falta bajar de 1h30 en media maraton. Veremos si soy capaz.

Lo cierto es que el día amaneció bastante frío. Cuando salíamos de Madrid el termómetro marcaba -4,5º, pero por fortuna no había viento, lucía el sol y el frío era más llevadero. Según nos acercábamos a la villa y corte, subió un poco la temperatura, pero no mucho…

Llegamos casi dos horas antes a Aranjuez y nos libramos de los atascos y problemas de aparcamiento que suele haber. Estuvimos apuntando a los niños a sus pruebas y viendo cómo corrían. Siempre una delicia ver a los más pequeños dejándose la piel desde el primer metro. Pensé que esa debía ser mi estrategia, salir fuerte desde el comienzo. Sin embargo, este año la salida era por cajones. Según el tiempo que hubieses escrito a la hora de realizar la inscripción, así salías. Yo había puesto 41 minutos que fue el tiempo que hice el año pasado y me correspondía el tercer cajón. Eso podría costarme muchos segundos perdidos en la salida. Lo malo es que estaba oyendo a la gente y muchos decían que habían puesto que su marca era de 36 minutos cuando no iban a bajar de 50 y eso iba a suponer un obstáculo añadido.

Tuve una suerte tremenda ya que un amigo del equipo Danone me dejó el dorsal de una compañera suya que no podía venir a la carrera. No me importó llevar el nombre de María Angustias en el pecho con tal de poder salir lo más delante posible, aunque eso supusiera alguna chanza que otra.


Antes de la carrera con mis compas de MaraTI+D

Después de saludar a un montón de conocidos tanto de MaraTI+D como de compañeros pradolongueros, me coloqué en el primer cajón con la adrenalina a tope. Dieron la salida y en menos de tres segundos crucé la línea de salida lanzado a toda pastilla. El primer kilómetro, dejándome llevar por los más rápidos, lo pasé en 3:45. Demasiado deprisa, pensé, pero no me veía nada mal. En el segundo kilómetro hay una pequeña cuestecilla, camino de un polígono industrial, ahí el tiempo se me fue a 4:05, pero lo di por bueno ya que era en subida. El tercer kilómetro también fue demasiado rápido, ya que hice 3:49. Sin embargo, a partir de ese momento me calmé un poco y pasada la ansiedad inicial, empecé a ir a un ritmo algo más tranquilo.

Resulta curioso que yendo bastante rápido, para mí, la gente me adelantaba como si tal cosa. Y es que da igual el ritmo que lleves, siempre habrá gente que te adelante. Hagas lo que hagas.

En el kilómetro cinco, ya dentro de los jardines del Príncipe miré mi cronómetro y marcaba 19:35. Ya me veía bajando de los cuarenta minutos si no pinchaba brutalmente… Y fue desde ese momento cuando dejó de adelantarme gente y empecé a adelantar yo. Eso mostraba que mi ritmo era bueno y que algunos habían salido con más alegría incluso que yo.

Delante de mí iban dos corredores del equipo Danone, compañeros de mi amigo que me había cambiado el dorsal y me sirvieron de liebre para no disminuir el ritmo. Antes de salir de los jardines alcancé a uno y poco después de salir, al otro, que se puso a mi espalda y no me dejó hasta meta.

Desde la salida de los jardines hasta que se dobla para coger las cuestecilla del kilómetro nueve, hay una carretera recta y larga que se me hizo interminable, por más que buscaba el giro, no llegaba el momento del giro. Esos kilómetros los pasaba un segundo o dos por debajo de cuatro. La cosa iba bien.

Sobre el km 8,5 se gira bruscamente a la derecha y comienza la segunda cuestecilla de la jornada, que no es gran cosa si llegas con algo de fuelle. Yo debía llevarlos porque subí bien y sabía que coronando el repechito llegaba el km 9 y desde allí es favorable hasta meta. Pasé esa última dificultad y aceleré (o eso pensaba yo) hacia la meta, donde llegué todo feliz con un tiempo oficial de 39:33 y neto de 39:30 que se convierte en mi MMP. Pero no sólo eso, sino que es la primera vez que bajo de 40 minutos y la primera vez que consigo pasar de los 500 puntos de Purdy. Esa puntuación de 514,9 puntos indican que ha sido mi mejor prueba en cualquier distancia desde que corrí mi primera popular, la media Universitaria del 87, hace ya más de 22 años.


Después de la carrera con mis compas pradolongueros

Tiempos por kilómetro:

Kilómetro Ritmo por km
1 3:45
2 4:05
3 3:49
4 3:56
5 3:55
Primera mitad 19:32
6 3:59
7 3:57
8 3:59
9 4:04
10 3:56
Segunda mitad 19:58
Tiempo total 39:30