Separando el grano de la paja

Parece que la gente de Mapoma ha hecho limpieza en las clasificaciones de la última edición de la maratón. Si al acabar la carrera aparecían 8292 llegados a meta, hoy aparecen 7663, por lo que hay, supuestamente, 629 tramposos. Esto quiere decir que un 7,5% de la gente hizo el recorrido ilegalmente. Me parece un porcentaje bastante alto.

En mi caso concreto, he avanzado del puesto 1269 de la clasificación general al 1101, por lo que he mejorado 168 posiciones. A mí me da igual quedar el 1269 que el 1101, pero no está bien que gente que puede optar por un trofeo en alguna categoría (léase Emilio el hombre radiactivo) tenga que estar llamando a Mapoma para ver si arreglan la clasificación y que encima pasen de él.

Para terminar, decir que me cuesta trabajo entender como alguien, en una carrera como ésta, en la que el 99,9% corre contra sí mismo haga trampas. Es engañarse a sí mismo.

Hoy Macu se ha despedido de nosotros, que mañana parte para Praga. Todos la hemos deseado buena suerte para su debut en la maratón. Con lo que ha entrenado, no creo que tenga ningún problema para terminar en las mejores condiciones la carrera.

Me he animado a realizar dos vueltas completas a Pradolongo, por el circuito antiguo, a ritmo tranquilo, por supuesto. Han sido 9,6 km en 57:50, a un ritmo de 6:00/km. Habrá que ir pensando en acelerar un poco más.

Seguimos recuperando las patas

Todavía sigo tranquilo rodando pocos kilómetros y a ritmo tranquilo, comentando todavía las sensaciones de Mapoma. Hoy ha venido Ninfa que salió algo tocada en el pie de la carrera, pero esta chica es dura como una roca. Emilio comenta que todavía no sabe nada de su posible tercera posición en categoría J-M. Después del entrenamiento he mirado en internet y todavía sale como primero un individuo que sólo tiene el tiempo de paso de la meta. Tramposo seguro.

Hemos hecho dos vueltas al circuito viejo, totalizando 9,6 km en un tiempo de 57:50, a un ritmo trepidante de 6:00/km, pero creo que es un buen ritmo para recuperar las piernas. Emilio II preguntaba que cuando íbamos a correr más deprisa, pero ahora mismo no tengo ninguna gana. Además me da miedo apretar por si acaso acabo rompiéndome.

Media familia

Hoy ha participado media familia en la VII edición de la carrera de la mujer. Se han pegado un buen madrugón, pero han vuelto muy satisfechas. La más mayor ha hecho el recorrido en 27 minutos, mientras que la más pequeña ¡¡¡en 34 minutos!!! Esta marca si que tiene mérito.

Yo, dispuesto a emular a las féminas, he preparado un circuito de seis kilómetros, pero en vez de ser en El Retiro, ha sido en el parque de Pradolongo, que tampoco está tan mal. Sobre todo ahora que en primavera está precioso. He recorrido esos 6 km en 29:45, por lo que no he sido capaz de alcanzar la prestación de mi media naranja. Y es que se cumple el dicho: cría cuervos y te sacarán los ojos.

Se me iban las piernas

Decían que iban a bajar las temperaturas, pero hoy cuando he salido a correr hacía calor, mucho calor. Cuando he terminado la carrera, en el termómetro de la marquesina se podía leer 27º C.

En Parque Sur había mucha gente corriendo, creo que en este parque hay más corredores que en Pradolongo. Es posible que sea debido al hecho de que hay muchos bloques de pisos nuevos y, por lo tanto, gente joven con ganas de correr. También hay gente que prefiere este parque porque es más accidentado que Pradolongo y, entonces, el entrenamiento es más «duro». Además hay otro grupo de gente que opina que hace más fresco allí, por lo que para el verano parece un sitio más adecuado.

El caso es que he dado tres vueltas a Parque Sur y las piernas se iban solas, tenía que ir mirando el reloj y controlando un poco porque tampoco me quiero pasar de ritmo tan pronto, que no llevo prisa ninguna. He totalizado 9 km en 47:34.

Aunque no tengo ningún objetivo a corto plazo, he echado el ojo a la carrera Liberty que se celebra el 30 de mayo. Ya veremos según vaya avanzando las fechas si al final me animo a correr o no, la verdad es que ya tengo ganas de hacer un diez mil.

Como todos los sábados, excepto el pasado, he pasado por la báscula. Hoy han sido 67,3 kg los que marcaba. Ahí estoy, más o menos en mi peso. Me doy con un canto en los dientes si me quedo en los sesenta y siete.

Estoy sorprendido

Estoy sorprendido de lo bien que tengo las piernas después de la maratón. Creo que ha sido la vez, y ya van dieciocho, que mejor recuperación he tenido. Imagino que el haber entrenado más que nunca se ha debido notar.

He corrido tranquilo una vuelta a Pradolongo y luego he acompañado a Emilio hasta casi su casa. En total he hecho 8 km a un ritmo cercano a los 6:00/km y, lo dicho, me he encontrado excepcionalmente bien de piernas. Sin lugar a dudas, lo mejor de esta maratón (sin contar la MMP) ha sido la recuperación. Lástima de la uña del dedo gordo que acabó negra y que hoy se ha tornado blanca.

Comentando la jugada

Hoy había gran expectación. Nos reunimos un buen grupo de gente para hablar sobre la maratón del domingo: que si en el 17 ibas muy bien, que si vaya carita se te vio después de subir el repecho de Alfonso XII, que si ibas tan ciego que ni me viste, que si tenías que haber hecho mejor tiempo, etc. Los típicos comentarios post maratón.

También se habló mucho sobre los tramposos. Resulta que en la categoría de Emilio el hombre radiactivo el que figura en primera posición ¡¡no pasó por ninguna alfombra!! sólo pasó por la alfombra de meta. Menudo caradura. Eso quiere decir que Emilio es tercero de su categoría. Lo de este hombre es increíble, es para hacerle un monumento y eso que iba acompañando a Ninfa, que si no, podía haber optado a la victoria en su categoría.

Emilio y su nieto llegando a meta

Después de la charla salimos a trotar un poco. Hice unos seis kilómetros muy tranquilo a unos 6:00/km. La verdad es que iba muy bien de piernas, creo que me ha venido bien el ligero trote de ayer y estos kilometrillos también al trote.

Vídeo de Mapoma 2010

Acabo de ver el vídeo de mi entrada en la línea de meta (tiempo de 3:26:34) y ahora me doy cuenta de que entré algo mareado, no me extraña que me sentaran en la silla de ruedas rápidamente.

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He aprovechado para correr tres kilometrillos, ya que después de una siesta que me he echado notaba las piernas peor que por la mañana. He ido a Parque Sur a dar una vuelta y calculo habré tardado en hacer esos 3 km ¿unos veinte minutos? Pero creo que ha sido positivo.

XXXIII Maratón popular de Madrid

Hoy ha culminado todo el trabajo específico de entrenamiento que había comenzado a finales de diciembre. Después de pasar cuatro meses con frío, nieve y lluvia, hoy se ha cumplido esa regla no escrita que dice que el tiempo (meteorológico) que hará en la maratón es totalmente lo contrario al tiempo con el que has entrenado. Por lo tanto, tocaba calor y calor ha hecho. De hecho, creo que ha sido el día más caluroso que ha habido desde que acabó el verano.

En estas últimas semanas, sobre todo después de los dos seismiles, me había dado cuenta que tratar de acercarme a 3h15 era un objetivo muy complicado, por lo que me había marcado un tiempo de 3h20 como un objetivo realista. Sin embargo, viendo el calor que iba a hacer (a las siete de la mañana ya se veían 15º en los termómetros de las marquesinas), ya comencé a pensar en una horquilla entre 3h20 y 3h25, con la esperanza de poder hacer unos utópicos 3h23.

Dado que la carrera empezaba a las nueve, tres horas antes, a las seis de la mañana arriba que hay que desayunar bien. Pero lo primero es lo primero. Y no es otra cosa que echar lastre y subirse a la báscula. Marcaba 67,6 kg, medio kilo más que la semana pasada. Confío en que ese aumento de peso sea debido a que salgo con el depósito lleno de glucógeno, después de empezar el jueves una buena carga de hidratos de carbono. No problem.

A las siete habíamos quedado con Emilio para que nos acercara a la salida en su coche. Puntuales todos (Quique, Ninfa y un servidor), acabamos saliendo para Cibeles poco después de las siete y cuando llegamos estaba todo muy despejado. Tan pronto llegamos que los servicios todavía estaban precintados y yo ya tenía una necesidad perentoria de volver a echar lastre. Menos mal que había por allí un corredor bastante espabilado que iba rompiendo el precinto con los dientes de una llave. Me quité un peso de encima.

A las ocho había quedado con los compañeros de MaraTI+D en la verja del Palacio de Linares. El sitio estaba repleto de gente, ya que las escalinatas del Palacio de Telecomunicaciones estaban valladas y, por lo tanto, habían eliminado uno de los típicos puntos de encuentro. Saludos, charlas con los compañeros y quedo con Pedro y Liborio -dos compañeros de MaraTI+D– para salir juntos y luego tratar de ir cada uno a su ritmo.

Foto de equipo Mapoma 2010
MaraTI+D en la XXXIII Mapoma

A las ocho y media nos vamos yendo hacia la salida y vamos colocándonos lo más cerca que podemos del arco de salida. No estamos mal situados teniendo en cuenta que hay unas diez mil almas preparadas para salir. Más otras cinco mil que ocupaban la otra mitad del Paseo de Recoletos con intenciones de hacer sólo la carrera de 10 km. La verdad es que no me ha gustado nada el haber salido todos juntos. Hubiera sido mejor primero unos y luego otros, como en todos sitios. Espero que lo mejoren para años venideros, porque me temo que ha cuajado esto de los 10 km.

A la nueve pistoletazo de salida y en cuarenta y cinco segundos pasamos por encima de la alfombra de salida. Pongo en marcha mi cronómetro y empieza la aventura. En los primeros kilómetros Liborio iba pletórico y no hacía más que decirle que se fuera, que nos dejara, que iba sobrado, pero no me hacía mucho caso. A Pedro también le veía fuerte, pero trataba de pararle un poco, que todavía quedaba mucha carrera. Sospechaba que en cualquier momento me iba a quedar solo porque realmente los veía fuerte a los dos.

Mis compis tiraban fuerte, yo los frenaba
Mis compis tiraban fuerte, yo los frenaba, km 6

En el kilómetro 13 había quedado con Fernando, otro compañero de MaraTI+D que este año no corría, que nos iba a servir de cicerone durante un montón de kilómetros, animando, cogiéndonos agua, dándonos geles. Desde luego sin él, nunca hubiera llegado hasta donde llegué. En el km 14 me tomo el primer gel, que me sienta regular, ya que durante unos cuantos kilómetros noto que me molesta el estómago. En el km 17 me espera mi madre, me embarga una enorme emoción, se me saltan las lágrimas al verla. Me sirve de acicate para hacerlo lo mejor posible.

Poco después Liborio se fue por delante, ya le veía yo buenas piernas, por lo que Pedro y yo seguimos adelante a nuestro ritmo, clavando 4:45, segundo arriba, segundo abajo. Yo iba un poco extrañado porque el GPS no coincidía ni de coña con los kilómetros marcados por la organización. De hecho una vez llegado a meta, el cronómetro indicaba 42,76 km ¡¡¡más de 500 metros de diferencia!!!

Pasamos la media en 1:40:28 un pelín más lento de lo que yo había calculado, pero siempre mejor pecar de precavido que lo contrario. Poco después, en el 22, Pedro había quedado con un amigo, por lo que de nuevo íbamos cuatro en el grupeto, aunque un par de kilómetros después, ya en la Avda. de Valladolid Pedro decide aflojar un poco. Yo sigo mi ritmo, pero me quedo tranquilo porque al menos su tocayo le hace compañía. Voy muy, pero que muy bien de piernas.

Entramos en la Casa de Campo y el perfil se torna ascendente. Siempre se me ha dado mal el paso por la Casa de Campo, pero esta vez no estaba dispuesto a que volviese a suceder, por lo que aflojé un poco en la ida (que es cuesta arriba), para apretar un poquillo a la vuelta (que es cuesta abajo). Sobre el kilómetro 28 me encontré con Liborio, que parecía estar pasándolo mal. Luego me ha dicho que tuvo calambres hasta en las cejas. Demasiado ha hecho el hombre que ha conseguido llegar a meta después de los malditos calambres. Pasado ese punto kilómetrico me tomé el segundo gel que me ofreció Fernando. De nuevo el estómago estuvo quejándose unos kilómetros, pero pensé que esas molestias podían ser compensadas con un poco de energía extra.

A la salida de la Casa de Campo, junto a la boca de metro de Lago, hay un bonito repecho, donde te dejas una buena ración de fuerzas, aunque luego se compensa con la bajada de la Avda. de Portugal. Ese kilómetro (del 32 al 33) lo hice en 4:40. Me sorprendió ver que a esas alturas todavía pudiera ir tan fuerte.

Por el Paseo de la Virgen del Puerto
Paseo de la Virgen del Puerto, km 35

La siguiente broma -de mal gusto- de esta carrera es la cuesta de la calle Segovia, poco antes del km 36. Ahí también te dejas unas fuerzas preciosas. No subí demasiado mal, pero ya empezaba a notar los kilómetros recorridos y que las piernas no eran las mismas que al principio. Cosa obvia, por otro lado, como no paraba de repetirme.

Allí me esperaba Marisa que me acompañó hasta meta, dándome ánimos en cuanto me veía flojear un poco. Luego me confesó que me veía una carita que daba pena, pero que no me dijo nada para no hundirme en la miseria.

Desde que entré en la Casa de Campo, hasta este punto, iba adelantando corredores a manadas, pero subiendo el Paseo Imperial ya me iban adelantando a mí, por lo que muy bien ya no iba. Ya el ritmo había subido un poco por encima de 5:00/km, pero era algo que se podía asumir, eran ya muchos kilómetros en las piernas y parece que poco a poco se iba alzando el temible muro. Lo único bueno es que ya me estaba acercando al km 37, por lo que llevaba un kilómetro más en la buchaca.

Acompañado y animado por Fernando y Marisa, iba pensando únicamente en llegar al siguiente kilómetro, nunca en el total que quedaba y utilizaba el truco de pensamientos positivos, nunca negativos. Iba yendo cada vez a menos, pero no pegaba el petardazo brutal, por lo que la cosa no marchaba mal del todo. Parece que el muro no llegaba a levantarse del todo. Eso sí, ya había descartado las 3h23 previstas.

Hay que reconocer que desde la subida de la calle Segovia (poco antes del km 36) hasta el final, es duro, pero duro de narices. Subes ese repechón, luego el Paseo Imperial, luego Acacias, Embajadores, Ronda de Atocha, ¡¡todo es cuesta arriba!! En glorieta de Atocha, el perfil es llano, pero no es más que la calma que precede la madre de todas las cuestas, que no es otra que la subida de Alfonso XII, que si todavía te queda un gramo de fuerza, aquí te lo dejas.

Antes de Atocha estaba Esteban animando y nos sacó esta bonita foto. Ahí ya iba un poco fastidiado…

Pasado Embajadores en Mapoma 2010
Ronda de Atocha, km 38

Poco después, en Atocha estaba Rafa, también de MaraTI+D, haciendo fotos y animando como un campeón y encima hizo unos cuantos metros con nosotros. Muchas gracias, Rafa. Pero ni sus ánimos pudieron evitar que me dejara hasta el apellido en la subida de Alfonso XII. Fue, sin lugar a dudas, donde peor lo pasé. Afortunadamente, un grupo de pradolongueros estaba en la cima de este repecho animando y eso me vino bien. Por desgracia, la dureza no acaba ahí, sino que hasta la Puerta de Alcalá sigue subiendo y cuando giras, sigue subiendo hasta la entrada a El Retiro.

Después de coronar el repecho de Alfonso XII
Después de coronar el repecho de Alfonso XII, km 40

Afortunadamente, una vez que entras en el parque, es cuesta abajo, pero ya iba como pollo sin cabeza, tratando de llegar a la meta lo antes posible, pero con poca fuerza. Aún así, aceleré todo lo que pude, tanto que me tuve que controlar, ya que se me pasaba por la cabeza (y Marisa me advertía) la desgracia ocurrida en la media de Madrid.

Cuando pasé por la línea de meta, el reloj de meta marcaba 3:26:37, ¡¡¡había conseguido mejorar mi mejor registro en una maratón!!! Y lo mejor es que el tiempo neto es 45 segundos mejor. Nada menos que 3:25:52 que se convierte en mi MMP y que está dentro de la horquilla de tiempos (bueno, casi fuera) prevista.

Llegada a la meta de Mapoma 2010
Llegada a la meta de Mapoma 2010

Lo peor vino después de pasar la línea de meta porque las asistencias me debieron ver una carita… que me invitaron a sentarme en una silla de ruedas y me metieron en una de las carpas del SAMUR donde me tumbaron algo mareado en una camilla, me tomaron la tensión, me midieron la glucosa en la sangre y llegaron a la conclusión de que había llegado algo deshidratado y con la glucosa un poco baja. Después de media hora me dejaron irme aconsejándome que bebiese bebidas con azúcar durante todo el día. Me fui con una Coca Cola de dos litros debajo del brazo que me fui pimplando poco a poco hasta que terminé con ella.

Lo curioso de la deshidratación es que fui bebiendo agua en todos y cada unos de los puestos, que había cada 2,5 kilómetros. Echaba tres tragos y tiraba la botella. No sé si eso es poco o tenía que haber bebido alguna bebida isotónica. Habrá que tenerlo en cuenta para posteriores maratones.

Mi visita a la carpa del SAMUR hizo que me encontrase con pocos compañeros después. Sin mal no recuerdo, sólo vi a Josetxu, que se estaba aprovisionando bien, a Chema Bravo que me decía que le había resultado durísima la carrera y a Carlos, que tenía la buena cara que siempre tiene cuando acaba una maratón. Yo de mayor quiero ser como Carlos.

La verdad es que tengo que estar contento porque he conseguido hacer mi mejor registro en una maratón a pesar del calor, que me viene fatal. Y lo curioso es que la marca ha sido conseguida en la 18ª maratón que consigo terminar. Sin embargo, tengo la espinita de que mis acompañantes de los primeros kilómetros al final pincharan de una manera u otra. Una verdadera lástima.

Para terminar, agradecer a Luis de la Torre todas sus enseñanzas durante el periodo preparatorio, me ha venido de perillas sus consejos. Felicitar a Juan Ignacio porque ha conseguido terminar su 33 maratón de Madrid y haciendo su mejor marca en estos últimos años. También dar las gracias a Fernando por su inestimable ayuda ¡¡¡durante 28 kilómetros!!! Y a Marisa que me acompañó en la parte más dura. Tampoco puedo olvidarme de Rafa por acompañarme en el tramo más duro de la carrera. Los ánimos de mis compañeros pradolongueros me ayudaron muchísimo y, por supuesto, no quisiera olvidar a todas esas voces que animaban al grito de ¡venga MaraTI+D! Gracias a todos.

La enseñanza más positiva de esta maratón es que hay que tomárselo con mucha calma al principio, controlando la euforia, y que hay que tener muy claro cual es la marca que se puede hacer para poder fijar el ritmo. Y, por supuesto, hacer tiradas largas que es lo que te da el fondo necesario para llegar lo mejor posible a los últimos kilómetros.

En la primera media hice un tiempo de 1:40:28 y en la segunda, 1:45:24, por lo que la diferencia entre una y otra es de 4:56. Creo que nunca ha habido una diferencia tan pequeña entre las dos mitades, al menos en Madrid, y eso dice mucho de la táctica de haber salido tranquilo, ¡sin olvidar las tiradas largas!

Tengo las piernas bastante bien, algo cargadas de cuádriceps, pero también en una media se me cargan estos músculos. Se nota que estaba bien entrenado y que al ir estar menos tiempo corriendo sufren menos. Lo peor es que he acabado con la uña del pie izquierdo negra. Eso era lo que peor llevaba, ya que en las zonas de adoquines sufría un montón.

La clasificación y los tiempos de paso se pueden ver aquí. También se puede ver y/o descargar el diploma oficial.

Último entrenamiento

Ya queda poco, bien poco para la gran cita del año. Hoy hemos hecho el último entrenamiento y ha consistido en mover un poco las piernas, poco más, ya que he recorrido poco más de 9 km en 52:05.

Algunos no recomiendan correr en los últimos tres días, otros dicen que el día antes no está mal correr 20 minutillos para estirar un poco las piernas, sobre todo si has viajado al sitio donde se va a realizar la carrera. Yo nunca he hecho nada el día antes y creo que esta vez tampoco lo voy a hacer, aunque tengo tentaciones… Por ejemplo, antes de la media de Getafe de este año hice cinco kilometrillos con cinco progresiones, pero claro, no es lo mismo una media que una maratón.