Trece días y la cosa sigue igual

He estado trece días parado para ver si mejoraba algo la rodilla, pero he visto que sigue más o menos, molestando un poco. El pasado domingo me comentaba Javier que podía ser un problema del rotuliano y ayer Josefa casi lo confirmaba. Según parece el rotuliano duele bastante cuando te pones en cuclillas y ¡vaya si me dolía cuando me agaché!

De todas formas, es normal que no haya mejorado nada, ya que estos días que he estado parado en vez de aprovechar y todos los días hacer ejercicios para fortalecer la rodilla, he hecho poca cosa. Lo dicho, que es normal seguir como estaba.

La única ventaja es que puedo correr, la pequeña molestia está ahí, pero no impide el movimiento, así que saldré saliendo a correr y a tomarme en serio los ejercicios de piernas, que yo creo que la constancia en esos ejercicios es lo único que lo va a mejorar. Por lo tanto, seguiremos con la rutina habitual, después de disfrutar de unas vacaciones atléticas.

Y para volver, ¡qué mejor que unas cuestecitas! Tenía una amiga intenciones de hacerlas y me he animado a acompañarla, no sé si ha sido la mejor idea… Hemos salido tarde, a las 8:20 y hacía todavía bastante calor (cosa normal en esta época del año en estas tierras). Una vuelta de tres kilómetros para ¿calentar? y luego cuesta para arriba, cuesta para abajo, hasta un total de cinco. Unas más largas y de poca pendiente y otras más corta y de más pendiente.

Después de acabar con esa quinta cuesta, un kilometrillo al trote para volver otra vez al punto de inicio del circuito de cuestas y otras cinco a la buchaca. Para terminar, el kilometrillo que quedaba, pero esta vez con sprint final, donde me he dado cuenta de que he perdido bastante con el parón (y que mi amiga no es coja precisamente).

En total 9,5 km en un tiempo aproximado de 57:00, aunque en el Garmin no haya registrado el primer kilómetro.

Y siguen tirando

Parece que los dos kilómetros que hice con las zapatillas minimalistas me han dejado más tocado de lo que pensaba. Si el martes tenía una tirantez brutal en los gemelos, hoy estoy algo mejor, pero todavía siguen tirando lo suyo. Está claro que hice una burrada metiéndome dos kilómetros de metatarso. La transición debe ser muy lenta, muy lenta. Lo repite frecuentemente, como un mantra, a ver si se me mete en la cabezota.

Si el otro día éramos un pelotón nutrido, hoy faltaban unos cuantos componentes, pero tampoco estuvo mal para la época del año, aunque poco a poco el pelotón fue menguando y cuando me quise dar cuenta, sólo estaba acompañado por una persona. Pero bueno, lo importante es comenzar una buena cantidad de gente y luego ir acoplándose al grupeto donde mejor se vaya.

Hoy salí con la botella bastante fresca del frigorífico, pero tampoco sirvió porque volvió a calentarse a la temperatura del té antes de acabar el recorrido, que fueron 10 km en un tiempo de 51:40 @ 5:10 min/km.

Tirante a más no poder

Cuando acabé ayer los dos kilómetros con las minimalistas no me veía nada mal, pero según han ido pasando las horas he notado los dos gemelos cada vez más tirantes. Ha sido casi un alivio correr tan amortiguadas para acortar el gemelo y que no tirase tanto. A lo mejor no es mala idea ir alternando…

Durante el entrenamiento hemos ido de charla, trataba de convencer a Jesús de participar en una carrera que se celebra en su pueblo… y casi le he convencido. Si al final va, seremos tres pradolongueros en la línea de salida en la primera edición de esa carrera.

Nos hemos juntado un buen montón de gente, hacía tiempo que no íbamos tantos. Hemos llegado a formar un pelotón de siete pradolongueros. No está nada mal, de lo más abundante de este año. Ya es raro en el mes de julio encontrar tantos corredores porque cuando llega el verano la cosa se dispersa: unos se van de vacaciones, otros se van a pasar una temporada a otro sitio y otros se hacen remolones con el calor.

Contaba Joaquín que está cansado, que necesita parar una temporadita y yo creo que no es mala idea, estoy por apropiármela que todavía tengo algo de tiempo para descansar de cara al entrenamiento para NY.

Hemos hecho dos vueltas a Pradolongo, totalizando 9,5 km en 50:49 @ 5:19 min/km.

Minimalistas

Ya había decidido olvidarme de correr descalzo y cosas semejantes; sin embargo, hoy me ha dado el punto y he estrenado unas VFF Bikila que había comprado un mes antes. La sobrecarga que tenía en el gemelo ya no me molesta en absoluto por lo que he pensado que podría probar a correr con zapas minimalistas para comparar a correr descalzo.

VFF Bikila
VFF Bikila

Como mi última distancia recorrida descalzo fue de 1,8 km ni corto ni perezoso seguí mi progresión, por lo que tocaba hacer 200 metros más, es decir, 2 km con minimalistas. Puse el metrónomo en 180 bpm y salí deprisa, tan deprisa que dejé a mi acompañante «anonadado» con esa fulgurante salida.

Fui acortando más y más la zancada para ir acompañado y cuando llegué al segundo kilómetro paré de correr. Continué cuatro kilómetros más para totalizar seis, en un tiempo algo por encima de los 45 minutos.

Lo primero que hay que decir es que no tiene nada que ver correr descalzo que con minimalistas. Descalzo se siente hasta la más pequeña piedrecilla que pises, mientras que con las zapas por muy fina que tenga la suela, la sensibilidad no es la misma. Por el mismo motivo, las plantas de los pies no sufren prácticamente nada con minimalistas.

Lo que sí es idéntico es cómo tira de gemelos esta manera de correr. Cuando acabé el entreno me notaba bastante bien, pero conforme iba pasando el tiempo veía que el gemelo me tiraba cada vez más, me veía otra vez sobrecargado. Tendré que tomarme las cosas con calma.

De nuevo he hecho el burro haciendo tanta distancia. La transición debe hacerse muy poco a poco, pero cuando digo muy, digo muy. Los gemelos hay que acostumbrarlos muy lentamente a ese trabajo extra que tienen que hacer cuando se corre de metatarso.

Se me olvidaba, la jodía zapatilla izquierda me ha hecho daño en la parte de atrás del talón. Vamos que como un guante no son.

Con la maratón a la vuelta de la esquina, la estrategia es correr con amortiguadas la mayor parte del tiempo e ir descalzo o con minimalistas muy poco a poco. Quizás progresando de 200 metros en 200 metros, pero empezando desde cero.

Válvula de escape

Ayer sábado estuvimos todo el día de excursión por lo que no pude salir a correr. El viernes hasta las dos de la mañana y hoy me ha tocado trabajar 🙁 Así que a eso de las seis de la tarde veía que reventaba. Necesitaba una válvula de escape. Había que elegir entre salir a correr o algo peor, así que elegí la primera opción claramente.

Me vino de perillas salir a correr sin pensar en el reloj, simplemente corriendo por correr, tratando de que la cabeza se despejara. Correr es sin lugar a dudas un relajante como no hay otro, una antidepresivo natural sin igual. Si esto no existiera, habría que inventarlo, pero está claro que lo llevamos en nuestros genes.

Hoy salí en solitario. Ya no hacer el calor que ha hecho estos días y se corre mucho mejor, sin ese agobio que supone llevar la boca pegada y totalicé 9 km (tres vueltas a Parque Sur) en un tiempo de 45:59 @ 5:07 min/km. Volví a casa más suave que un guante, que era de lo que se trataba.

Cerrando la primera mitad del año

Hoy es el último día del mes de junio y, por lo tanto, de los primeros seis meses del año que salgo a correr. Ya sé que no es el 30, pero aunque quedan todavía dos días de este mes, no voy a poder salir. Tampoco significa nada, la verdad. Según Garmin Connect, que es donde registro los entrenamientos, he recorrido en estos seis meses una distancia de 1.047 km, más o menos lo habitual.

Me acabo de dar cuenta de que al igual que hace un par de años, llevo al menos una carrera oficial en cada mes del año. Además ya he echado el ojo a una carrera para el próximo mes, por lo que sólo me quedaría encontrar alguna en el mes de agosto, que es el más difícil, y así completar ese absurdo reto de al menos una carrera por mes.

De nuevo me he «lanzado» al parque botella en mano, ya que, obviamente, los grifos no están repuestos… ni lo van a estar me temo. Tarde como últimamente me pasa, he llegado cuando ya llevaban mis compañeros unos cuantos kilómetros recorridos. Mejor, eso que me salto. Así que he recorrido sólo 8,7 km en un tiempo de 46:15 @ 5:19 min/km.

Esto no tiene remedio

Hace un par de semanas, en concreto el 13 de junio, aparecía en el periódico ABC (al menos en la edición digital) una noticia sobre las fuentes de Pradolongo con una foto donde se muestra el estado de una de las fuentes, justo la que está al lado de un parque infantil.

Fuente en el parque de Pradolongo
Fuente en el parque de Pradolongo (foto cortesía de ABC)

Al día siguiente o a los dos días, pusieron unos cuantos grifos en unas cuantas fuentes. Duraron bien poco: un par de días como máximo. Con nocturnidad y alevosía robaron los grifos. No me cabe en la cabeza como puede haber gente tan desalmada que se dedique a robar grifos de una fuente pública, para obtener cuatros duros por ello y perjudicando a multitud de personas que juegan, pasean o corren por el parque. Esto no tiene remedio, grifo que ponen, grifo que roban. A lo mejor vamos a tener que rogar al ayuntamiento que no los pongan.

Pues eso, que sin grifos en el parque, no queda más remedio que ir con una botella en la mano o esconder el líquido elemento entre las plantas para poder echar un trago entre vuelta y vuelta. Lo malo es que a los veinte minutos el agua se ha convertido en sopa caliente, pero es mejor beber agua aunque sea caliente que no tener nada que echarse al coleto.

Hoy he llegado también bastante tarde por lo que he hecho menos kilómetros de lo habitual. No importa, mejor, mucho mejor. Tampoco tiene objeto hacer kilometradas en estas fechas. Sólo han sido 8 km en un tiempo de 44:16 @ 5:32 min/km.

Señalando los kilómetros

Ayer no pude salir con los habituales de Pradolongo, así que hoy salido con una buen amiga con la idea de marcar los kilómetros de la carrera del Zofío del próximo domingo. Primero un par de kilómetros por Parque Sur para que el GPS se fuera ajustando y luego hacia la salida de la carrera donde marqué el kilómetro cero y desde allí a marcar el resto. Mañana tengo que ir con una persona de la Agrupación Deportiva Marathon para marcar con cal el recorrido por el parque. Esperemos que la carrera del domingo sea una fiesta extraordinaria.

Aunque hemos salido casi a las nueve de la noche, todavía el calor se dejaba notar. No sé que hubiera sido de nosotros si hubiésemos salido a la hora habitual.

Tampoco era cuestión de hacer muchos kilómetros, así que sólo hemos recorrido 7,5 km en un tiempo de 45:54 @ 6:06 min/km. Un ritmo muy lento, provocado principalmente porque había que parar cada kilómetro para señalarlo con una tiza.

No lo había comentado, pero ayer nos juntamos un buen grupo de pradolongueros en el bar de Nico a tomarnos unas cervezas bien acompañadas de excelentes raciones. Se portó bien el compañero Nico. El remate final de las tortitas fue la guinda de la tarta. Extraordinarias tortitas las que pueden degustarse en la cafetería Payma.

Vuelta a la «normalidad»

Después de probar a correr descalzo, ya lo he descartado por el tema de la maratón de NY, que ya está casi a la vuelta de la esquina. Así que hoy he aparecido con mis zapatillas normales para correr junto a mis compañeros pradolongueros; sin embargo, he llegado algo tarde, por lo que cuando he alcanzado a mis compas ya llevaban buena parte de la primera vuelta recorrida.

Debemos estar en unos de los días más calurosos del año porque hacía un día terrible de calor. El grupo iba dividido, algunos más deprisa que otros. Yo he preferido quedarme con los que llevaban el ritmo más tranquilo porque con este calor, lo importante es que no te dé un pasmo.

En total han sido 9 km en un tiempo de 50:37 @ 5:37 min/km. Lo mejor es que las molestias que tenía no las he notado. Una vez más, Josefa ha hecho bien su trabajo.

Lo conseguí

Hoy por fin lo he conseguido: me he lesionado. El sábado por la tarde empecé a notar unas molestias en el gemelo derecho y empecé a aplicarme hielo. El martes no pude salir y lo preferí porque todavía notaba «algo», pero hoy cuando he salido estaba perfectamente de esa molestia; sin embargo, ha sido empezar a correr y cascarme. Menos mal que estaba cerca de casa, porque he tenido que ir cojeando.

El caso es que empezaba bien la cosa, porque estaba preparándome para comenzar cuando me he encontrado con Javier, bueno, él me encontró a mí y nos hemos saludado, que sólo nos conocíamos cibernéticamente. Después de charlar un poco, el siguió su camino hacia Parque Sur y yo comencé a andar. Iba perfectamente sintiendo los pinchazos de las piedras en mis plantas y ni por asomo pensaba lo que podía llegar a pasar.

Pasan dos kilómetros, llego al carril bici, pongo el metrónomo a 180 bpm, me pongo a correr y veinte metros después noto un desagradable dolor en el gemelo derecho, en la parte interior. Un dolor como nunca había notado, totalmente distinto a otras veces que me he cascado. Es muy posible que esos músculos que al correr de talón han trabajado poco o nada, ahora al cambiar la técnica de carrera se han encontrado totalmente fuera de tono y no les ha gustado nada ponerse a trabajar. Y ya se sabe, al forzarlos, se rompen.

Me temo que he sido demasiado rápido en la transición. Pensaba que los pies eran los que me iban a marcar el ritmo del cambio, pero han sido más débiles los músculos que las plantas de los pies. Ahora a recuperarme y a volver a intentarlo yendo todavía más poco a poco.

¡Josefa te necesito!