Mizuno Wave Nexus 5

Tocaba probar nuevas cosas y le ha llegado el turno a las Mizuno, así que paso de una japonesa (Asics) a otra. Veremos si salen mejor o peor que las otras. Llevaba unas cuantas semanas con estas nuevas zapatillas en la caja, deseando probarlas, pero el mal tiempo no invitaba al estreno; sin embargo, mañana es Domingo de Ramos y algo hay que estrenar, ya que según el refrán «quien no estrena el Domingo de Ramos, no tiene ni pies ni manos». Como no es cuestión de estrenar las zapatillas en una media maratón, hoy era el día ideal para hacerlo.

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Mizuno Wave Nexus 5

Como se puede observar en la foto, el aspecto exterior es bastante similar a las Asics Gel Pulse 3 que estrené hace poco más de un año, aunque al calzarlas noto que la horma es algo más estrecha, cosa que no me gusta como primera impresión; sin embargo, durante el entrenamiento no he notado que el pie fuese más estrecho. Ya habrá tiempo para hacer un examen más exhaustivo de estas zapatillas.

Otra diferencia, es el peso, ya que el de estas zapatillas es de sólo 315 g por lo que es la más ligera de las últimas zapatillas de entrenamiento que he tenido. Es, por lo tanto, más probable que me duren menos que las anteriores.


Había quedado a las nueve de la mañana con los compañeros pradolongueros, pero no pude llegar a la cita, por lo que me fui solito a Parque Sur como me gusta hacer los sábados, aunque hoy no tenía intención de hacer un entrenamiento duro porque mañana hay carrera. Además ayer estuve jugando un partidillo de fútbol y luego haciendo ejercicios de fortalecimiento de piernas y tenía bastante cargados los cuádriceps.

En Parque Sur pude corroborar, una vez más, que hay más gente corriendo que en Pradolongo y que además hay bastante nivel. Había un grupo de gente haciendo series e iban como auténticas balas. Impresionante.

Fui a un ritmo asequible, rondando los cinco minutos por kilómetro y sólo aceleré un poco en la cuesta paralela a la carretera de Toledo, en dos de las vueltas, pero sin ninguna intención, sólo para dar un poco de alegría a las piernas. Hoy daba gusto rodar ya que la temperatura era muy agradable, aunque después del entrenamiento el tiempo se estropeó bastante.

Completé 10 km en un tiempo de 50:07 @ 5:01 min/km. Un entrenamiento tranquilo, pero aún así tenía las piernas cargadas del partidillo de ayer.

La báscula marcaba hoy 68,5 kg que debo dar por buenos después de un fin de semana de mucho comer y beber. Me parece que me va a costar bajar de los sesenta y ocho ahora que llega la época de las torrijas.

Upper muy deteriorado

Llaman upper de una zapatilla a la parte superior de la misma, la que se encuentra por encima de la suela. Es, por lo tanto, la parte de la zapatilla que cubre los dedos, la parte superior y los lados del pie y el talón.

Pues bien, he comprobado que el upper de las Asics Gel Pulse 3 no es de muy buena calidad. Obsérvense las fotos y los boquetes que presenta el upper de ambas zapatillas después de recorrer mil kilómetros con ellas.

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Zapatilla izquierda, parte externa

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Zapatilla izquierda, parte interna

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Zapatilla derecha, parte externa

Llama la atención que la parte externa esté tan deteriorada siendo como soy pronador, que siempre destrozo la parte interna. En el anterior par también se rompió la parte externa por lo que algo debe fallar en el diseño de la zapatilla. He leído por ahí que el modelo siguiente, es de upper más ligero por lo que esas no me duran ni cuatro días.


Hoy hacía un día fenomenal, parece que la llegada de la primavera se ha hecho notar. Ha sido el primer día del año que he salido con manga (y pierna) corta. Daba gusto, después de tantos días de frío ¡y de la cantidad de agua que cayó el martes!

Hoy nos juntamos ¡ocho pradolongueros! en el punto de encuentro, aunque dos ya habían dado una vuelta. Comenzamos todos juntos y pasado el kilómetro tres nos encontramos con dos conocidos de Emilio, dos garabitas que andaban por allí, así que el grupo aumentó, aunque al poco se disgregó porque unos empezamos a tirar por delante y otros empezaron a quedarse por detrás.

Terminamos la primera vuelta y aumentamos un poco el ritmo, pero tampoco me quise exceder después de la paliza del martes, así que traté de estabilizar el ritmo sobre 4:30, cosa que conseguí segundo arriba, segundo abajo. De esta forma completé 10 km en 48:19 @ 4:50 min/km haciendo los últimos cinco kilómetros en 22:27 a un ritmo de 4:29 min/km.

De barro hasta las orejas

Parece que el invierno no se quiere ir. A lo mejor está esperando hasta mañana que oficialmente entra la primavera. El caso es que hoy ha hecho un día bastante desagradable con frío y lluvia. El líquido elemento no nos ha abandonado ni un minuto durante el entrenamiento, así que gracias a los charcos que había hemos acabado llenitos de múltiples gotitas de barro.

Imagino que debido a la lluvia hemos ido rápidos desde el principio, haciendo el primer kilómetro en 5:39 cuando solemos hacerlo casi a seis minutos. El segundo kilómetro, a poco más de cinco. El tercer kilómetro, por debajo de cinco. Y desde ahí, el acabose, corriendo como si no hubiese mañana, haciendo kilómetros rondando 4:15.

Según iba corriendo, iba teniendo en cuenta los kilómetros para dejar de ir deprisa en el ocho, pero al final he seguido al mismo ritmo uno más y luego ya en la parte final me he relajado un poco, pero sólo un poco, no vayan a creerse, que esos 600 últimos metros los he hecho a 4:28.

Total, que he completado 9,6 km en 44:08 @ 4:35 min/km, de los cuales seis han sido a ritmo cercano al umbral (han salido a 4:17), lo cual tiene su mérito estando el terreno como estaba, en el que era difícil emantener un ritmo fuerte y constante. Por delante llegaron Quique y Miguel que están en una muy buena forma. A Jesús lo perdimos por el camino…

Diez mil kilómetros

Con el entrenamiento de hoy, el Forerunner 405 ha sobrepasado los diez mil kilómetros. El 10 de marzo de 2010, hace poco más de tres años, estrené este cacharro y la verdad es que estoy contento con él. Tuve el problema de la rotura de la correa, pero es casi normal con el desgaste.

No soy el único que utiliza el chisme, por lo que no puedo «fardar» diciendo que esos diez mil kilómetros los he corrido. Mirando en Garmin Connect, veo que desde que lo tengo lo he utilizado 558 veces y he corrido 6678 km. La otra persona que lo utiliza lo ha llevado en la muñeca 486 veces y ha recorrido 5225 km, lo que indica que hemos hecho unos cuantos entrenos juntos.
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Garmin Forerunner 405 con diez mil kilómetros

Hoy hemos salido para realizar una tirada larga, en contra de la costumbre de hacerlo los domingos, pero este domingo va a resultar imposible. Así que teniendo en cuenta que de cara a una maratón las tiradas largas son lo más importante, hemos decidido hacerlas hoy, que hay tiempo.

Hemos salido hacia el Parque Lineal, vuelta cuando hemos llegado al kilómetro ocho y luego hemos empalmado con Madrid Río, hasta el estadio Vicente Calderón. Ahí vuelta hasta casa. De esta manera hemos completado 24 km en un tiempo de 2:11:07 @ 5:28 min/km.

Se me ha ocurrido pesarme a la vuelta del entrenamiento y es la primera vez que veo un 66 en la báscula este año. Claro que esta pesada no cuenta ya que no es en las mismas condiciones que las habituales.

¿Cómo evitar lesiones en el talón de Aquiles?

En la web de runners.es dan unos consejos para tratar de evitar las lesiones. Me interesa especialmente el número nueve.

Lo primero es hacer notar que no es el talón de Aquiles, sino el tendón de Aquiles, ya que el talón de Aquiles es una expresión que hace referencia a aquella parte de tu cuerpo que es más débil. Curiosamente, mi talón de Aquiles coincide con el tendón, pero esto es casualidad, para otros es la rodilla o los isquios o el piramidal.

Salvando ese pequeño detalle, copio textualmente lo que dice el artículo sobre esta lesión:

9) ¿CÓMO EVITAR LESIONES EN EL TALÓN DE AQUILES?

Hay algunos ejercicios de fortalecimiento del tobillo que pueden contribuir a minimizar el riesgo de este daño. Ponte un lastre de 2 kg en el tobillo derecho y túmbate sobre el costado izquierdo en un banco, con el tobillo derecho sobresaliendo del borde. Coloca el pie de modo que el tobillo y los dedos se sitúen en línea recta, paralelos al suelo. Con el pie en línea recta, elévalo hacia el techo. Repite el movimiento diez veces con cada pie.

Debo decir que nunca he probado a fortalecer los tobillos, pero es una cosa que debería hacerlo. Lo que sí hago es estirar bien el tendón, subiendo a un escalón, apoyando el pie sobre el metatarso y dejando caer mi propio peso. Eso lo estira bien. Además lo hago con la puntera hacia la izquierda, con la puntera hacia el frente y con la puntera hacia la derecha. Un estiramiento en toda regla que hago antes y después de correr. Desde que estiro a conciencia de esta menera, no he vuelto a sufrir la maldita tendinitis en el tendón de Aquiles.

Con respecto al entrenamiento de hoy, no hay mucho que contar. He salido a hacer las dos vueltas típicas procurando no apretar mucho que mañana por la mañana tengo pensado hacer una tirada larga y van a ser muy seguidos los entrenamientos. En total han sido 10 km recorridos en 52:32 @ 5:15 min/km.

Ayer mi padre hubiese cumplido 76 años ¡felicidades allí donde estés!

Horas, minutos y segundos

Siempre me he preguntado el motivo por el que los días se dividen en 24 horas, las horas en 60 minutos y los minutos en 60 segundos. Resulta raro que utilizando el sistema métrico que todo se basa en el número diez, se siga todavía con ese sistema «raro» de dividir el tiempo.

El sistema métrico nació en Francia a finales del siglo XVIII después de la Revolución Francesa. Se normalizaron las unidades de longitud, masa y tiempo. Y aunque lo estipulado para la longitud y la masa se utiliza en casi todo el mundo, el tiempo se sigue midiendo como antes de la Revolución Francesa. De hecho, los franceses llegaron a dividir el día en 10 horas, pero esta última división no tuvo mucho éxito y se siguió con ese curioso sistema sexagesimal.

Ahora bien, ¿de dónde proviene esta querencia por el número sesenta?

Pues ahí es nada, viene nada más y nada menos que de los antiguos habitantes de Mesopotamia, aquella región donde se inició la civilización. Allí surgió la rueda, la escritura, las matemáticas, la astronomía, etc.

Los sumerios, que vivieron en la Baja Mesopotamia hace más de cuatro mil años, contaban con una mano hasta doce y haciendo uso de los cinco dedos de la otra mano, eran capaces de contar hasta sesenta. Ahí aparece ese bonito número.

Contaban con los dedos de las manos de esta manera: se levanta el dedo pulgar de la mano derecha, y después se va contando con las falanges del resto de los dedos, empezando por el meñique. De este modo, llegamos hasta el número doce. Para poder seguir contando, levantaban otro dedo de la mano libre y multiplicaban doce por el número de dedos que tuvieran levantados en la mano. Fácil y sobre todo, lógico.

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Numeración de las falanges. Foto obtenida de este blog

Lo curioso es que el 60 no sólo es fácil para contar con las manos, sino que se trata del número más pequeño que tiene más divisores: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20 30 y 60. Esto facilitó enormemente los cálculos e hizo que los mesopotámicos fueran excelentes matemáticos. Ya conocían el teorema de Pitágoras antes de que éste lo «inventara».

Esta buen gente dividió el año en 360 días (múltiplo de sesenta), donde había doce meses (divisor de sesenta) y cada mes era, por lo tanto, de treinta días (divisor de sesenta). También dividieron el círculo en 360º, agrupados en doce sectores (los signos del Zodiaco) de treinta grados.

Ya puesto a dividir, el día lo fraccionaron en doce horas diurnas y doce horas nocturnas (¿será casualidad que doce es uno de los divisores de sesenta?). Dado que la duración del día y la noche no es igual a lo largo del año, resultaba que en verano las horas diurnas eran más largas que las nocturnas. Lo contrario ocurría en invierno. Vamos, que para obtener una buena marca en una maratón en aquel entonces, mejor correr en verano.

Dividieron también la hora en sesenta minutos y podría pensarse que también dividieron el minuto en sesenta segundos, pero no fue así. El invento del segundo fue mucho más posterior. Los mesopotámicos no les preocupaba mucho un segundo más que menos. Y si a ellos no les preocupaba, ¿por qué ahora tiene uno que llevarse una rabieta cuando en una carrera hace un segundo más de lo que buscaba?

Pues eso, que resulta curioso pensar que esta división del tiempo ¡¡¡tiene más de cuatro mil años!!! Ahí es nada.

Para terminar el ladrillo, decir que la palabra minuto viene del latín «pars minuta prima», que significa «parte diminuta primera». Minuto tiene la misma etimología que «menor». El segundo era llamado «pars minuta secunda» o sea la «parte diminuta segunda» en que se dividía la hora.


Después de esta tremenda parrafada, aprovecho para hablar un poco sobre el entrenamiento de hoy. Hemos tenido la fortuna de contar con la presencia de Quique que volvía a Pradolongo después de llevar lesionado desde la media de Latina. En la primera vuelta, tanto Miguel como yo íbamos pensado lo mismo, que como Quique no debería estar bien, era el momento de hacerle morder el polvo.

A finales de la primera vuelta he empezado a acelerar, al poco ha llegado mi tocayo a mi lado y pensábamos que nuestro rival nos iba a dejar, pero estábamos equivocados. Al poco se ha puesto a nuestro lado y faltando como kilómetro y medio le hemos visto marcharse tan ricamente. Hoy tampoco hemos podido vencerle. Habrá que esperar tiempos mejores.

De todas formas, he acabado bien contento, porque sabía que esa segunda vuelta había sido rápida. Mirando luego los tiempos he visto que he corrido esa segunda vuelta (4,86 km) en 20:04 @ 4:08 min/km, de las vueltas más rápidas que haya dado nunca en el parque. Teniendo en cuenta la primera vuelta, en total han sido 9,73 km en 45:43 @ 4:42 min/km. Un buen entrenamiento fortalecedor.

Barro y aire para regalar

Hoy hemos pasado un día duro, bastante duro por culpa del barro y del aire en contra que nos ha hecho durante todo el camino de vuelta. Resulta agotador pelear contra el viento, es un contrincante demasiado poderoso. Hemos terminado el entrenamiento como si hubiésemos hecho maratón y medio.

Hoy tocaba hacer 22 km, un par de ellos más que el domingo pasado. Hemos ido al Parque Lineal, pero éste no da para tantos kilómetros, por lo que hacemos el truco de salir del parque casi al final y tirar por el camino del Malecón hacia el puente de La Gavia. Lo mejor es cruzar las vías del AVE por ese puente porque si se sigue por ese camino se llega al río (justo debajo de la M-50) y hay que coger una estrecha vereda que al final desemboca en el camino de Aceiteros. No es mala idea hacer eso cuando el terreno está seco, pero hoy estaba muy embarrado y ese tramo cercano a la M-50 y el camino de Aceiteros era un verdadero horror del barro que había.

Para complicar más la cosa, pasado el kilómetro once comenzamos el camino de vuelta y el viento soplaba en contra con gran fuerza, tanto que hacía difícil avanzar. Si a eso se le sumaba el barro que llevábamos en las zapatillas, la vuelta ha sido complicada. Para rematar, la rodilla ha empezado a dolerme bastante. Ha sido un día realmente asqueroso, hablando mal y pronto.

Peleando contra el viento, hemos conseguido realizar los 22 km en un tiempo de 2:02:18 @ 5:34 min/km. Da una idea de la dureza del recorrido el hecho de que el domingo pasado en el mismo circuito, aunque haciendo dos kilómetros menos, hicimos catorce minutos menos. Ha sido un entrenamiento de los que curten.

Con la cadera baja

¡Cómo nos pusimos ayer! No conseguimos mucho quórum, pero los ocho pradolongueros que nos juntamos en el bar de Nico, dimos buena cuenta de las viandas que el bueno de Nico dispuso. Yo me pasé tres pueblos y lo noté durante la noche que el estómago estaba trabajando más de la cuenta. Bueno, no sólo por la noche, cuando me levanté no estaba muy católico. No se puede cenar tanto, ya dice el refrán que hay que cenar como un mendigo.

Hoy he tenido cosas que hacer a temprana hora, así que he salido a las once. He tenido suerte con la lluvia, porque estaba cayendo de manera bárbara cuando me levanté. Vaya semanita de agua, deben estar los embalses a reventar.

A media mañana, hacía un buen día para correr, aunque el suelo estuviese muy mojado. De nuevo Pradolongo estaba impracticable, igual que Parque Sur, así que he ido al Parque Lineal, que siempre hay menos barro. Y, efectivamente, había menos barro pero agua había para dar y tomar. En algunos tramos había charcos exageradamente grandes, que obligaban a hacer equilibrios para no meter el pie en ellos.

Tanta agua ha provocado que esté todo verde y bien verde, que parece que estamos en el norte de la península. El Parque Lineal está precioso y el río Manzanares a su paso por este parque hasta parece un río y no una charca. Entre lo verde del terreno, el río y que en una zona hay unos cuantos caballos, burros y ponis. Reconozco que tengo debilidad por los burros, no hay día que pase por allí que no se me vayan los ojos hacia esos bonitos animales. Así que aprovecho para poner una foto de dos preciosos ejemplares de estos animales.

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Dos preciosos burritos, foto cortesía de El Refugio del Burrito

Por desgracia, los burritos de la foto no son los que veo en el Parque Lineal, que estos últimos están bastante más desastrados que los de la foto, pero aún así son un regalo para los ojos. Tengo además la sensación de que no están igual de cuidados en un sitio que otro.

Unas veces no tengo nada que decir y otras me voy por los cerros de Úbeda. Alguien se preguntará que tiene que ver el título de esta entrada y los burros y creo que no existe ninguna relación, al menos consciente.

El caso es que iba corriendo controlando el ritmo para ir sobre 4:30 min/km y he empezado a notar molestias en la rodilla. Molestias que empecé a notar hace un año y que no consigo que remitan. Además si como esta semana no hago los ejercicios de cuádriceps, la molestia es mayor. Iba corriendo y me iba molestando y entonces me acordé de uno de los consejos que leí cuando empecé con el tema de correr descalzo. Consiste en ir con la cadera algo más baja, dar zancadas más cortas, llevar una cadencia rápida y caer sobre los dos tercios delanteros del pie. Dicen que la amortiguación proporcionada por el conjunto tobillo-rodilla-cadera es mucho más eficiente que la que te pueda proporcionar unas zapatillas. Pensaba que tal vez la gente que tiene problemas en la columna podría probar esta técnica, ya que me da la sensación de que el impacto se absorbe mejor y no sufre tanto la columna. No sé, son cosas mías y habría que probarlo. Tengo que comentárselo a Fran para que lo pruebe.

Pasados unos kilómetros a ritmo fuerte, empecé a centrarme en ir con la cadera baja y olvidarme del cronómetro. Mi tendencia es ir más estirado y hay que vigilar que la cadera no suba. Lo cierto es que con la cadera baja, la molestia en la rodilla es menor y el ritmo se podía mantener con facilidad, incluso el hecho de no ir pendiente del reloj ha provocado que la velocidad aumentara.

He hecho un total de 14,57 km en un tiempo de 1:07:32 @ 4:38 min/km. De los cuales 9 km han sido a ritmo de maratón, que se supone es un poco por debajo de 4:30, pero han salido algo más rápido, a 4:23 min/km.

Hoy la báscula indicaba 68,5 kg, cosa que no está nada mal después de la opípara celebración de ayer noche. Después de correr el peso había bajado a 67,1 kg. Casi medio kilo menos, lo que indica que no ha sido un entrenamiento de paseo precisamente.

De buena nos hemos librado

Andaba yo haciendo estiramientos en el descansillo de las escaleras cuando he comenzado a escuchar un ruido de lo más extraño. Pensaba que los vecinos estaban demoliendo su casa o algo parecido, pero me he asomado por la ventana y he visto la causa del ruido. Una furiosa tormenta de aire y agua azotaba los árboles.

Cuando lo he visto, ha pasado por mi cabeza no salir a correr, debo confesarlo, pero justamente hoy a la hora de comer hablaba con un compañero y le decía todo ufano que yo salía a las siete martes y jueves y que no me volvía atrás por ningún motivo. Pues bien, esa tormenta casi lo ha conseguido. Pero al final, he cogido el impermeable y a la calle a correr.

He tenido suerte, porque pasados unos minutos, ha dejado de llover con esa fuerza inusitada, aunque seguía haciendo viento. Al llegar al punto de encuentro, lo normal: no había nadie, pero enseguida ha aparecido Emilio y poco después Miguel, así que hemos formado un terceto como el martes, aunque cambiando un Emilio por otro. Los tres nos hemos librado del tormentón por los pelos.

Si el martes el terreno estaba mal, hoy estaba peor. No ha parado de llover y el terreno ya no absorbe más agua. Así que de nuevo nos hemos planteado salir por el carril bici, sólo que esta vez hemos ido dirección Aluche. Este recorrido tiene la pega de que es cuesta arriba casi todo el camino de ida, pero se compensa con la vuelta, que es cuesta abajo.

Después de haber calentado un poco los músculos, hemos aprovechado los repechos que nos encontrábamos para hacer breves cambios de ritmo, así que el entrenamiento ha estado entretenido. Curiosamente, la vuelta, al ser terreno más favorable, se hace más aburrida.

Entre la ida y la vuelta, hemos realizado 10,5 km en un tiempo de 54:43 @ 5:13 min/km. Una velocidad media muy tranquila, pero un buen entrenamiento por los cambios de ritmo realizados.

Habíamos hablado el martes para ir el viernes a tomar alguna cosilla, pero ayer ¡olvidé por completo llamar a la gente! Así que me ha tocado hacerlo después del entrenamiento y la ducha. Por desgracia, hay unos cuantos que no van a poder asistir.

Impracticable

Hoy estaba el terreno impracticable para la práctica de la carrera a pie. A no ser que seas un amante del cross y tengas zapatillas de clavos, entonces era un buen día para disfrutar del barro. Está todo embarrado y encharcado, ya que ha llovido bastante estos dos días… y parece que va a seguir haciéndolo. La verdad es que siempre es bueno que llueva.

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Terreno embarrado y encharcado

Viendo que iba a ser imposible dar tres pasos en Pradolongo sin resbalarse, pensamos atravesarlo lo mejor que pudiéramos y salir del parque por el carril bici destino el Parque Lineal y desde allí llegar a Madrid Río y seguir corriendo hasta que el cronómetro marcase cinco kilómetros. En ese punto, vuelta por el mismo camino y completar, de este modo, los 10 km de rigor… aunque ya podemos ir pensando en aumentarlos que la maratón de Madrid se va acercando.

No sé si por el feo aspecto del día o por algún otro motivo, el caso es que sólo nos hemos juntado tres corredores en el punto de encuentro. Tampoco era un día para machacarse mucho, así que a buen ritmo todo el camino, hablando de cosas variopintas, como por ejemplo del Rayo y su curiosa indumentaria. Según contaba nuestro compañero vallecano, la raya que lleva el Rayo Vallecano en su camiseta fue debido a un acuerdo que llegó con el Atlético de Madrid, ya que antes el Rayo iba todo de blanco. Parece que además también tiene que ver con el River Plate, el cual luce un atuendo prácticamente idéntico al equipo de Vallecas.

Bueno, a lo que iba, que al final hicimos 10 km en un tiempo de 53:03 @ 5:18 min/km, llegando a casa con poco barro en los pies.

¡Importante! Hemos hablado de quedar el viernes a tomar unas cervecillas. Tengo que llamar al personal para que se den por enterados.