Medias de compresión que no comprimen

Hace un par de años me trajeron los Reyes Magos unas bonitas medias de compresión marca Nike, sí, esa marca tan famosa en el mundo del running. Pues bien, esas medias compresoras tienen la virtud de no comprimir y según vas corriendo, se van cayendo. Llevaban en el cajón de los recuerdos meses y meses y el otro día se me ocurrió volver a ponérmelas y, desgraciadamente, el tiempo no ha conseguido mejorar su supuesta función de comprimir. Así que me temo que volverán otra vez al cajón por un tiempo indefinido.

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Obsérvese la media por debajo del gemelo. Totalmente inaceptable

Ayer jueves no pude salir porque me llamaron del trabajo nada más llegar a casa, así que he salido hoy. Al principio cuando me llamaron me sentó bastante mal porque venía con ganas, pero luego pensé que podía dejarlo para el viernes, que llego antes a casa, y puedo, de este modo, salir con luz solar, aunque el inconveniente es que salgo solo.

Fui a Parque Sur con la idea de dar tres vueltas y hacer, por lo tanto, nueve kilómetros, dando una primera vuelta de calentamiento y apretando un poco en las otras dos. Apretando, pero sin pasarme, tratando de no ir más rápido de 4:30, pero según iban pasando los kilómetros me di cuenta de que no mejoraba ese ritmo ni aunque quisiese, así que me mantuve entre 4:35 y 4:45 más o menos.

Completé las tres vueltas a Parque Sur que son 9 km en un tiempo de 43:54 @ 4:53 min/km. Disfrutando de una tarde soleada y fresca.

Modo perder_peso=on

El objetivo de las navidades aparte de estar unos días de vacaciones, de visitar a la familia, de ponernos ciegos a comer y a beber, de correr la San Silvestre (nunca la vallecana) es no pasarme con el peso. Y es complicado, muy complicado.

El propósito era no aumentar más de un kilo en estas fechas. Y lo he conseguido. El día 21 de diciembre, antes de partir a participar en la Carrera del Aceite, la báscula marcaba 68,3 kg. El día 31, antes de salir a correr a la San Silvestre de Getafe, ya había subido a 68,9 kg. Y el domingo, antes de salir a entrenar, volví a subirme otra vez y la báscula marcaba 69,2 kg. Así que no me puedo quejar demasiado, pero el objetivo de los 66 kilos está cada vez más difícil.

El 17 de octubre de 2009 comencé con un sencillo plan de adelgazamiento que consistía en cuatro cosas bien simples, de sentido común, que me vinieron y me siguen viniendo fenomenal. Voy a copiar en esta entrada para «refrescar» mi memoria. La receta consiste:

  • Nada de fritos.
  • Nada de alcohol.
  • Nada de bollería industrial.
  • Nada de frutos secos, patatas fritas de bolsa, gusanitos, etc.
  • Prohibido picar entre horas, hasta un chicle es picar, ya que el estómago segrega jugos gástricos.
  • Nada de hidratos de carbono en las cenas.

Después de unos días de vacaciones, hoy he vuelto a entrenar en el horario habitual de siete de la tarde, martes y jueves. Nos hemos encontrado bastantes en el punto de encuentro, hasta seis y nos lo hemos tomado con mucha tranquilidad, estamos todos en un periodo de descanso activo, que diría el ínclito Manolo Saiz. Bueno, después de los sucedido con este individuo, seguro que «descanso activo» no es más que un eufemismo.

De todas formas, para mí ese descanso activo no es más que bajar un poco el pistón, pero sin dejar de correr… aunque ya se hablaba ayer de que el jueves la cosa iba a cambiar.

Hicimos las dos vueltas típicas completando 9,6 km en un tiempo de 54:20 @ 5:38 min/km. Más que descanso activo es casi descanso de sofá 😉

Retrospectiva

Llevo casi veinte años viviendo en esta zona. Ya por aquel entonces entrenaba por aquí, sobre todo por Parque Sur. Por aquel entonces, igual que ahora, aunque en menor número, siempre te encontrabas con algunos que hacían lo mismo que tú. En este tiempo son muchos con los que me he cruzado y no he vuelto a ver, pero también hay unos cuantos con los que me encontraba entonces y que los sigo viendo.

Viene todo esto porque nada más empezar el entrenamiento, nada más llegar a Parque Sur, nos encontramos con una pareja veterana, Ambrosio y Brígida, con los que estuvimos charlando. Sin duda tuvieron que ser una de las primeros parejas corredoras que hubo.

Que yo sepa, Brígida fue una de las pioneras y una de sus hazañas es el haber conseguido cinco victorias en la media maratón de Fuencarral. En 1989 consiguió un tiempo de 1h26, que es una magnífica marca en esa carrera.

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Historial de mujeres en la media de Fuencarral

Ambrosio tampoco era cojo. Tuve que esperar hasta la carrera de Akiles de 2009 para poder llegar antes que él en una carrera popular. Ha corrido casi todas las maratones de Madrid, aunque quizás su punto fuerte sea la bicicleta, con la que sigue todavía dando pedales.

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Magnífico tiempo en bici en el triatlón de Guadalajara de ¡¡¡1986!!!

Forman, sin lugar a dudas, el comienzo del abecedario del atletismo popular de Madrid.

¡Uffff! ¡No veas si ha quedado cursi la licencia poética!

Comenzamos a correr y en la primera vuelta nos encontramos con uno de los clásicos. Un corredor que corre algo torcido y siempre en manga corta y pantalón corto. A este hombre le recuerdo desde siempre corriendo por Parque Sur. Y desde la primera vez, me lo suelo encontrar con cierta regularidad.

Pero no acaba ahí la cosa, porque hablando con él estaba otro de los míticos. Un corredor bajito, que siempre me ha recordado a los hermanos Castro. Ahí estaba el tío, igual que hace un porrón de años. No sé si había corrido o iba a correr o simplemente estaba de paseo con su chándal.

En la segunda vuelta vimos a otro individuo de los de siempre. Se trata de un señor canoso con el pelo largo, que también recuerdo haberlo visto siempre por allí. Comentamos que este hombre es un caso excepcional, porque entrenando le hemos visto muchas veces, pero no recuerdo encontrarme con él en ninguna carrera. Lo mismo aplicable al tercer hermano Castro y al que siempre corre en manga y calzón corto y con la sudadera a la cintura.

Fue un auténtico entrenamiento «vintage». Y he contado todo lo anterior porque el entrenamiento no tuvo mucho destacado. Hicimos cuatro vueltas, dos en un sentido y dos en otro, para completar 12 km y lo hicimos en un tiempo curioso de 1:01:01 a un ritmo de 5:05 min/km, quizás un poco rápido para el tipo de entrenamiento que se pretendía.

Lo curioso es que ese tiempo que tardamos me hizo pensar que el partido entre el Barsa y el Atleti acabaría 1-1 y 1 punto para cada equipo; sin embargo, no supe interpretarlo porque claramente se ven que son tres unos.

Espacio de recreo público

Me ha llamado la atención la rotulación en ciertas zonas del Parque de Pradolongo que indica que dicho parque es un espacio de recreo público. Parece algo evidente que lo es, pero el ayuntamiento lo quiere dejar claro. O quizás tendrían algunos botes de pintura sin gastar…

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Espacio de recreo público

Hoy habíamos quedado por la mañana, poco después de las nueve. Hacía bastante frío y el parque estaba como nunca lo había visto: todo helado y blanquísimo. Una preciosidad. Cualquier brizna de hierba estaba helada y, por lo tanto, blanca. Nos comentaba una asidua al parque que nunca lo había visto tan helado.

Según iban transcurriendo el tiempo, el sol iba calentando y en las zonas donde pegaba el sol el blanco iba desapareciendo. El contraste entre el verde y el blanco era también digno de ver.

El entrenamiento ha sido muy tranquilo, aunque hemos aumentado un poco el ritmo en los últimos tres kilómetros, pero tampoco demasiado. Han sido en total 10 km aunque el Garmin sólo ha almacenado 8,91 km ya que se ha quedado sin batería en ese punto. El tiempo en ese punto era de 47:45 y el ritmo 5:22 min/km.

Entrenamiento del día de Reyes

El día de Año Nuevo no tuvo mucho éxito la convocatoria de entrenamiento pradolonguero; sin embargo, hoy sí que nos hemos juntado un buen montón. En concreto hemos salido ocho del punto de encuentro, más alguno que nos hemos ido encontrado por el camino.

Antes de salir de casa el móvil decía que había cero grados, pero el sol lucía brillante y no hacía aire, así que evitando las zonas de sombra se estaba más que bien. El sol de invierno es una maravilla. Se me van a caer las lágrimas cuando tenga que volver de nuevo a entrenar por las tardes.

Salimos los ocho juntos, pero enseguida se fueron haciendo grupitos y eso que íbamos bastante despacio, pero algunos están empezando después de un periodo de inactividad, otros están algo lesionados y algunos estamos cansados. Hicimos una primera vuelta a ritmo tranquilo y una segunda… a ritmo tranquilo también.

Según iban pasando los kilómetros iba pensando en las próximas semanas y llegué a un acuerdo conmigo mismo de que iba a bajar algo el ritmo un par de semanas y no participar en ninguna carrera hasta febrero. Necesito bajar un poco el ritmo porque ayer notaba el gemelo (o el sóleo) algo cargado, así que antes que vaya a peor mejor tomarse las cosas con tranquilidad. El objetivo, compartido con Joaquín, es la media de Villarrobledo -que en un principio se celebrará el 15 de marzo- así que todavía quedan más de dos meses. Da tiempo de sobra a bajar el nivel de entrenamientos y volver a subirlo semanas más tarde.

En total han sido 10 km en un tiempo de 54:51 @ 5:29 min/km.

Echando la vista atrás, han sido tres semanas de bastante tralla, haciendo cuatro carreras a tope en tres semanas. Empecé el 21 de diciembre con la Carrera del aceite, que era el objetivo principal y no se me dio mal del todo. Acabé bastante bien, aunque quizás podría haber apretado más. Acabé el 46 de 109 participantes y séptimo de mi categoría. Curiosamente, ha sido la carrera de más nivel de las cuatro, ya que yendo a por todas quedé en el 42% del pelotón, casi a mitad.

Una semana después fue la San Silvestre de Villaverde, una carrera muy corta (estaba anunciada como de 4,3 km y tenía quinientos metros menos). En Villaverde conseguí el hecho insólito de alcanzar el segundo puesto de mi categoría. Acabé también con muy buenas sensaciones, quizás podría haber apretado más si hubiera sabido que era tan corta, aunque tampoco es que me sobrara mucho. Acabé el octavo de 222 participantes.

Tres días después hice la San Silvestre de Getafe, anunciada como una prueba de 10 km. Era una buena ocasión para ver si bajar de cuarenta minutos era factible. Fui bastante bien durante buena parte del trayecto, aunque tuve un pequeño bajón después del kilómetro siete. Desde ese punto sufrí bastante y aunque hice más de cuarenta, también es cierto que la carrera medía al menos doscientos metros más de los diez kilómetros establecidos. De las cuatro carreras de navidad, ha sido la carrera en la que más he sufrido, pero la marca ha sido buena, ya que he conseguido sobrepasar los 500 puntos de Purdy, que para mí es todo un triunfo. En concreto he conseguido 504,38 puntos que es mi décima mejor marca. Acabé el 153 de 1797 participantes, siendo el 46º de mi categoría.

La última de las cuatro carreras ha sido la de Yuncler. Es una prueba que me ha gustado mucho, mucho. Repetiré seguro el año que viene. Durante los casi ocho kilómetros me vi muy bien, a un ritmo fuerte y constante durante todo el recorrido y llegué a meta, no diré sobrado, pero sí con algo de fuelle todavía. No alcancé los quinientos puntos, pero estuve cerca, ya que obtuve 491,57 y el puesto 17 en el ranking de mejores marcas. Acabé el 54 de 365 participantes, siendo el noveno de mi categoría.

Lo peor de todo ha sido que ya estando casi curada la uña del dedo gordo del pie derecho, durante la carrera de Getafe se ha vuelto a poner morada, que se tornará negra en unas semanas. Parece que la menor amortiguación de las Joma Marathon ha sido la culpable.

VII Carrera de Reyes de Yuncler

Nunca había participado en esta prueba y tengo que decir que me ha encantado. El ambiente, el recorrido, la organización y sobre todo, la generosa bolsa del corredor. Repetiré esta carrera siempre que pueda.

Yuncler es un pequeño pueblo de Toledo situado a unos 45 km de Madrid. Puede parecer mucho, pero en coche se llega en menos de tres cuarto de hora. En muchas carreras celebradas en Madrid se tarda más tiempo en llegar. Como la carrera comenzaba a las once de la mañana, calculamos que saliendo a las nueve y media tendríamos tiempo de sobra. Así fue, salimos pasada esa hora y llegamos con bastante tiempo. El día se presentaba bastante frío. El termómetro del coche marcaba grado y medio cuando aparcamos y por la calle corría una marea de aire fresco, fresco.

Aparcamos, recogimos el chip y el dorsal (otra vez me tocó un número capicúa, señal de buena suerte), hablamos con los conocidos, calentamos, estiramos y buscamos un sitio en el pelotón de salida.

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Antes de comenzar la carrera, todavía con el abrigo puesto

Unos minutos después de las once dieron la salida y en tres o cuatro segundos ya había pisado la alfombra de salida y enseguida se puede correr sin ningún problema, ya que la calle es ancha y el pelotón no muy grande. Se sale por una calle ancha y recta y a los cuatrocientos metros se gira a la derecha para subir la primera cuesta de la jornada, que no es muy dura, pero se nota en las piernas. Se corona la cuesta y comienza una bajada para llegar al kilómetro uno. Ahí miré el cronómetro por primera y vi que había hecho 4:02. Muy bien, pensé, un buen ritmo con esa buena cuesta.

Tras la bajada se llega casi al punto de partida, se gira a la izquierda y comienza la segunda cuesta, subiendo hacia la iglesia. Es más corta y llevadera que la primera, por lo que enseguida se pasa. Poco después se pasa por una zona sombreada ligeramente inclinada que aún tenía hielo, había que pisar con un poco de precaución porque resbalaba. Desde entonces fui procurando evitar esas zonas aunque hiciese unos metros más. Llegué al kilómetro dos y miré de nuevo el kilómetro. Lo había hecho en 4:10. Algo no me cuadraba, ya que era más favorable que el primero, por lo que decidí dejar de mirar el crono.

Después de pasar por ese hito kilométrico la carrera enfila por una calle bastante larga y desprovista de casas hacia la A-42, para girar luego hacia la derecha y dirigirse hacia una zona de chalets. Por ahí debía andar el kilómetro tres, que no lo vi señalizado. En esos momentos iba en un grupo de cinco o seis, ajustándome a su ritmo, pensado si era bueno o malo hacerlo, ya que iba algo más cómodo que cuando iba solo.

Al cruzar el puente del arroyo que atraviesa la localidad nos adelantó un corredor del Club Atletismo Leganés, que le recordaba por haberle visto disfrazado en alguna carrera. Por su culpa aumenté el ritmo y me fui tras su estela, aún sabiendo que no sería capaz de alcanzarle de ninguna manera.

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Acabando la primera vuelta, foto cortesía de Ayelen Sekhmet

Poco después de dejar el arroyo se llega a la plaza donde está la meta. Al pasar por debajo del arco (kilómetro cuatro) vi que el reloj de meta marcaba 15:20 por lo que me propuse bajar de 31 minutos en la carrera. La verdad es que me encontraba cómodo y no me parecía complicado conseguirlo.

De nuevo la cuesta arriba, que ya resulta más castigadora al ir más cansado y después a bajar lo subido para llegar a una calle paralela a la de salida. Allí Miguel me hizo una bonita foto.

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En la segunda vuelta, foto cortesía de Miguel

Esta calle desemboca en otra que sube a la iglesia, para completar las cuatro cuestecillas que existen en la carrera. De nuevo, tratar de sortear el hielo y no decaer en el ritmo. Y vi que lo iba haciendo bien porque no me adelantaba nadie y yo iba adelantado a alguno que otro… hasta que faltando unos trescientos metros que me adelantó un individuo que iba como un ciclón. Traté de seguir su estela pero me fue imposible. Aún así apreté a tope en los últimos metros, pero llegó a meta un par de segundos antes.

Cuando paré mi crono marcaba 30:50 aunque la organización, generosa ella, me da un tiempo oficial de 30:49 y bruto de 30:54. Tiempo que estaría muy bien si la distancia fuera de 8 km, pero según el GPS de una amiga que también participó, la distancia que marcó el cacharro fue de 7,8 km. Es lo que tienen estas carreras no homologadas, que algunas te meten metros y otras te los quitan.

Lo mejor vino después. Al pasar a recoger la mochila con la ropa, nos obsequiaron con una camiseta, una botella de agua, un bote de Aquarius, un brick de caldo Aneto y una malla con cuatro mandarinas. Y después, la apoteosis, un plato con migas y dos huevos fritos. Además de cerveza a discreción. Algo fuera de lo normal.

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¿No son apetitosos esos huevos fritos?

Después de ponernos bien a comer y a beber, estuvimos esperando a la entrega de trofeos, ya que varios pradolongueros subieron al pódium. Nada más y nada menos que cuatro. Resulta que el gran José Luis González, que tuvo el récord mundial de 1500 en pista cubierta con 3:36.03, era uno de los encargados de entregar los trofeos. No pude evitar hacerme una foto con él y con otro gran campeón pradolonguero.

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Con dos campeones

Y todo esto por el módico precio de 10,6 €.

Resumen año 2014

En este año 2014 que acaba de terminar he intentado montar más en bici y correr menos. El problema de la bici es que sólo la toco cuando hace buen tiempo, soy de los que piensan que las bicicletas son sólo para el verano. Repasando las salidas en bici, veo que sólo han sido 16 salidas (1079 km, una birria, vamos), así que espero que la tendencia «más bici, menos carrera a pie» vaya aumentando en este 2015.

Curiosamente a pie he hecho más kilómetros en 2014 (1488 km) que el año 2013 (1383 km) pero hay que tener en cuenta que en 2013 estuve prácticamente todo el verano sin correr y en 2014 las lesiones me han respetado y no he parado ni un mes. Desde luego, nada que ver con 2012 (2066 km) o 2011 (2210 km). Este 2015 no tengo intención de correr ninguna maratón, así que seguro que hago bastantes menos kilómetros.

Después de la maratón de Sevilla, en febrero, he tratado de entrenar únicamente tres días en semana y sin hacer muchos kilómetros. Prefiriendo hacer menos kilómetros más deprisa, que muchos kilómetros y despacio. He comprobado que la rodilla se queja menos así.

También he tratado de buscar nuevas carreras, sobre todo fuera de Madrid donde está todo masificado y encima las inscripciones son cada vez más caras. En este 2014 he participado en diecisiete carreras en todo el año y de ellas, nueve han sido nuevas. Y muchas de ellas en la provincia de Toledo.

En la tabla se pueden ver las carreras en las que he participado y el precio de la inscripción.

San Silvestre de Getafe 10 €
San Silvestre de Villaverde Alto 1 €
Carrera del aceite 6 €
Pachanga de las aficiones 12 €
Carrera de Portillo 10 €
Carrera de San Nicasio 8 €
Carrera de Torrijos 6 €
Carrera de San Agustín 10 €
Legua de Gerindote 5 €
Trofeo San Lorenzo 10 €
Carrera Toledo-Polígono (por parejas) 5 €
Carrera de San Juan 10 €
Carrera Proniño 8 €
Carrera Ciudad de los Ángeles 0 €
Carrera del árbol 6 €
Maratón de Sevilla 40 €
Media maratón de Getafe 16 €
17 carreras 163 €

La carrera más emotiva del año ha sido, sin lugar a dudas, la maratón de Sevilla. Después de meses de preparación junto a una amiga, el domingo anterior a la carrera se lesionó en la rodilla. Aún así participó en la maratón y aún cojeando desde el kilómetro tres, consiguió terminar la carrera. Toda una muestra de coraje y voluntad.

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Sin embargo, en la carrera que más he disfrutado ha sido sobre la bicicleta. El Gran Premio Canal de Castilla ha sido una de las pruebas donde mejor me lo he pasado. Y a la que espero volver el 18 de julio a participar de nuevo.

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Aquí un vídeo grabado por el gran Rafa desde su manillar en este Gran Premio Canal de Castilla donde puede apreciarse el buen rodar de ese dorsal 63:

http://www.youtube.com/watch?v=WViAlGDaKsg

Y para terminar, decir que han sido 157 días realizando ejercicio, ¡ni la mitad del año! Me parece que tengo que dar más a los pedales y menos al sofá 😉

No ha tenido éxito la convocatoria

Habíamos quedado hoy el día de Año Nuevo a las doce en punto para hacer un entrenamiento conjunto; sin embargo no ha tenido mucho éxito la convocatoria y sólo hemos aparecido tres. La verdad es que resulta complicado porque la Nochevieja siempre es propicia a trasnochar y muchas veces a excederse con el alcohol. Aparte de que algunos corrieron ayer y tampoco debían estar muy por la labor de hacerlo hoy también.

A las doce estábamos tres en el punto de encuentro. Estuvimos haciendo tiempo por si venía alguno más y viendo que el pelotón no aumentaba decidimos salir. A esa hora el sol calentaba, aunque a la sombra se notaba la baja temperatura. No creo que fuese superior a los cinco grados.

Hicimos las dos vueltas típicas al parque de Pradolongo charlando amigablemente y tan ensimismados íbamos en el parloteo que cuando estábamos a punto de acabar la segunda vuelta Joaquín preguntaba si estábamos todavía en la primera. Se nota que el no corrió ayer, pero la compañera y yo notábamos las piernas cansadas de la carrera de ayer.

Hicimos 9,6 km en un tiempo de 53:00 @ 5:29 min/km. Un buen regenerativo y una magnífica compañía.

Y con este entrenamiento queda inagurado el año 2015.

XXXIII San Silvestre de Getafe

Hoy he participado por primera vez en la San Silvestre de Getafe y tengo que decir que me ha gustado la carrera en casi todos los aspectos excepto en la animación, aunque eso no es achacable a la organización.

Había quedado con Pedro a las 10:45 cerca de la salida y llegué unos minutos tarde porque salí tarde de casa y aparcar por allí no es fácil. Menos mal que sobre las nueve y media me había acercado a recoger el dorsal. Cuando fui a recoger el dorsal, la temperatura estaba bajo cero. Al comenzar la carrera, habría un par de grados, pero el sol lucía en el cielo y la mañana era agradable.

Pedro estaba esperando en el sitio fijado y rápidamente un amigo nos hizo una bonita foto de recuerdo. Estuvimos hablando de el tiempo a realizar en la carrera y yo le comenté que quería bajar de cuarenta, pero él no estaba por la labor, así que me tocaría intentarlo solo.

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Con Pedro el getafense y una amiga

Calentamos un poco y fuimos a buscar un lugar en el pelotón de salida, que ya era enorme. No me situé nada bien, eso hizo que tardara algo más de treinta segundos en pasar por el arco de salida. Ese medio minuto no es lo más importante, luego se descuenta del bruto y ya, pero sí tiene importancia si vas a hacer un buen tiempo porque esos primeros metros son fatales: arrancando, parando, yendo a la izquierda, a la derecha, adelantando a gente que sale prácticamente parada. Mal, lo pasé mal en ese primer medio kilómetro. A partir de ahí, la cosa se fue aclarando y pude correr al ritmo que me marcaba la cabeza y las piernas, ya que no llevaba cronómetro.

Los kilómetros iban transcurriendo y me iba encontrando muy cómodo, aunque algo perdido, ya que no veía los hitos kilométricos. Vi el tres cuando no llevaríamos ni uno y no volví a ver otro hasta el cinco. En esa primera mitad iba francamente bien, a un ritmo rápido, pero bastante asumible.

A partir de ese punto es cuando se empieza a ver si vas bien o no. Si te pasan, es que has salido demasiado deprisa y vas fastidiado. Si pasas tú a los que precedes es que la cosa marcha bien. Y en este caso la cosa iba viento en popa. Iba adelantando gente poco a poco. Por la calle Madrid vi un Papá Noel y lo fijé como un objetivo. A por él. Al poco cayó. La cosa funcionaba.

Otro hito kilométrico que vi fue el siete. Este punto coincide más o menos con el diecinueve de la media maratón, o eso pensaba, por lo que en la cabeza me hice a la idea de que sólo faltaba bajar la Avda. Don Juan de Borbón y luego a la derecha por la Avda. España para llegar a meta. Así que cuando llegamos a la glorieta confluencia de esas dos avenidas y vi que no girábamos a la derecha, sino que seguíamos rectos, me dio un bajón importante. Esa bajada hacia la plaza de toros me sentó a cuerno quemado, nunca mejor dicho, y en ese momento me adelantó un pelotón de cuatro o cinco corredores, ¡con el trabajo que me había costado adelantar a mí!

A lo hecho pecho. Se llega a la glorieta de la plaza de toros y vuelta para arriba hasta la glorieta por la que habíamos pasado antes. Ahora se gira a la izquierda y se enfila por la Avda. España hacia meta. Como no llevaba crono ni veía los kilómetros, no tenía claro si íbamos a entrar directamente en meta según subíamos o iba a tocar hacer un rodeo. Efectivamente, tuvimos que hacer el rodeo… Iba mirando hacia delante en esa cuesta y veía que subían por la derecha y la meta estaba a la izquierda, difícilmente íbamos a saltarnos la mediana para atrochar hasta meta.

Pasamos por contrameta y el cronómetro situado sobre el arco marcaba 39:01. Se me escapaba el sub cuarenta casi seguro. Aún así, apreté los dientes para tratar de llegar lo antes posible. Después de girar en una glorieta se acaba la cuesta arriba y ya es todo favorable. Son trescientos metros cuesta abajo donde hay que darlo todo. Y eso fue lo que hice, aceleré todo lo que pude, adelantando al corredor que me precedía y pasando por debajo del arco de meta con un tiempo de 41:14. Un poco frustrado, la verdad, por no haber conseguido el objetivo, pero contento por haber corrido una vez más.

Me quité el chip, recogí camiseta, naranja y agua y me llevé una grata sorpresa cuando me ofrecieron un vaso con caldo. Me sentó de maravilla meterme en el cuerpo ese líquido tan calentito con la mañana tan fría que hacía. Estuve animando a la gente que llegaba hasta que lo hizo la amiga con la que me había acercado hasta allí. Ella también se esforzó de lo lindo…

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En los metros finales, en pleno esfuerzo. Foto cortesía de forofos del running

Cuando me dijo que su GPS marcaba 10,340 km se me puso una sonrisa de oreja a oreja. Este cacharro tiene una precisión de poco más de un 1% por lo que la distancia recorrida era mayor de diez kilómetros seguro. Calculo que al menos doscientos metros más. Así que descontando al tiempo neto oficial de 40:42 el tiempo que más o menos podía haber tardado en esos doscientos metros, hubiese bajado de cuarenta seguro. Al final, se me alegró la mañana.

Haciendo uso de los puntos de Purdy (en esta entrada hablo un poco de estos puntos), se puede extrapolar una marca a una determinada distancia. Supongamos que la longitud del circuito de la San Silvestre es de 10,2 km. Utilizando esa distancia y la marca de 40:42 se obtienen unos determinados puntos. Utilizando esos puntos como una indicación del estado de forma, se podría extrapolar a otras distancias. En el caso que nos ocupa, se puede estimar que haría 10 km en un tiempo de 39:50. Justo mi objetivo.

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Puntos de Purdy para una marca de 40:42 en una distancia de 10,2 km

De esta forma despido el año como me gusta: corriendo. Nos vemos en 2015 por esos caminos, cañadas, parques, calles o carreteras.

¡Feliz año a todos!

No, no corro la vallecana

No hay lugar a dudas de que la San Silvestre vallecana se ha hecho un nombre en el mundillo del atletismo tanto a nivel profesional como popular. Raro es el año que no me preguntan unas cuantas veces si voy a correr «la san silvestre», dando por hecho que «la san silvestre» es la vallecana, como si no hubiese otras. Así que se quedan algo perplejos cuando les respondo que sí, que voy a correr la san silvestre pero la de Getafe o la de Vicálvaro otros años.

No culpo a los profanos en la materia de asociar san silvestre con vallecana. De alguna manera, gracias a la publicidad, se ha llegado a esa asociación de ideas. No es de extrañar que este año haya treinta y nueve mil inscritos. Y seguro que el que viene, unos miles más.

Lo cuento como una curiosidad, nada más. El que quiera correr esa carrera, que lo haga. Y quien desee correr otra, que lo haga también. Afortunadamente otra cosa no habrá, pero carreras… Y san silvestres en Madrid y alrededores, otro montón.

En contra de mi costumbre, hoy víspera de carrera he salido a correr. Es época navideña y todo lo que sea quemar grasas es una buena idea. Así que a eso de las once de la mañana nos pusimos en marcha, en una mañana soleada pero fresca, ya que a eso de las nueve el termómetro marcaba por debajo de cero, aunque a la hora que salimos andaríamos por los tres o cuatro grados. Nada que no se arregle con una camiseta de manga larga encima de una de manga corta y hoy, también guantes que las manos son las que más frías se quedan.

Tampoco era cuestión de hacer mucho, sólo siete kilómetros y unos cambios de ritmo (seis en total) a mitad de recorrido. Hicimos esos 7 km en un tiempo de 37:54 @ 5:25 min/km. Tranquilos, pero sin dormirnos.