Adidas Supernova Glide 7

Llevaba desde el 15 de marzo sin zapatillas de entrenar, utilizando las Joma Marathon 3000, unas voladoras, para ello. Pero ayer me acerqué a Zatopek Atletismo a por unas. Antes estaban en Madrid, en la calle General Ricardos, pero ahora se han cambiado a la calle Joaquín Turina también de Madrid.

Después de probarme unas cuantas, me decidí por unas Adidas Supernova Glide 7. Serían las segundas zapatillas Adidas que utilizo en mi vida. Espero que me salgan mejor que las primeras, que tuve que dejar de ponérmelas porque no llegó a acoplarse el pie.

Lo más destacado, a simple vista, es que una tiene el suelo rojo y la otra, verde. El dependiente me dijo que eran así, pero yo creo que era lo que les sobraban sueltos.

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Las Glide 7 con suela roja

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Las Glide 7 con suela verde

Como era día de estreno, pensaba tomármelo con calma, pero después de la primera vuelta viendo que la cosa iba como la seda, empecé a acelerar cada kilómetro en progresión: 5:00, 4:42, 4:23, 4:11 y 4:13 en los últimos 600 metros. Ya iba al final un poco tostado y no he podido seguir progresando.

La primera experiencia con las Glide 7 ha sido satisfactoria. Lo único que he notado un poco raro es que he acabado con la planta del pie algo caliente, pero creo que ha podido ser debido a que me he apretado demasiado los cordones.

En total han sido 9,6 km en 49:07 @ 5:05 min/km.

Jesús está en una gran condición

Hoy he quedado con los compañeros pradolongueros a las nueve de la mañana para hacer un entrenamiento largo para mí, aunque corto para ellos. La jugada consistía en hacer el circuito del Parque Lineal hasta el final, lo que significa hacer un poquito más de 15 km.

Nos hemos dado cita cuatro pradolongueros y en una muy buena mañana para correr, soleada y con algo de fresco, hemos marchado por el Parque Lineal a buen ritmo. Un par de kilómetros tranquilos y luego a ritmo de algunos segundos por debajo de cinco, muy regulares… hasta que hemos llegado al final del circuito.

A la vuelta se ha puesto Miguel a zumbar y me costaba bastante seguir su ritmo; sin embargo, Jesús iba a su rueda con aparente facilidad. Es claro que Jesús está en una gran condición y va a hacer una gran maratón.

Después de un par de kilómetros muy rápidos, Miguel ha bajado el ritmo y ya nos hemos agrupado los cuatro otra vez.

Han sido en total 15,2 km en un tiempo de 1:16:09 @ 5:00 min/km. Lo malo es que al acabar he notado los tendones de aquiles de ambas piernas un poco perjudicados, además del talón del pie derecho, que noto extrañas sensaciones. Tengo que buscar unas zapatillas de entrenamiento ya.

Hoy la báscula marcaba 70,3 kg que es algo más que la semana pasada. Ya me parecía que había bajado mucho de peso la semana pasada. Me está costando bajar.

30-20-10

He leído un artículo, que ya tiene casi tres años, que habla de un entrenamiento denominado 30-20-10 o también 10-20-30, depende de las ganas que se tenga de leer de izquierda a derecha o al revés.

Dice el artículo que ese tipo de entrenamiento produce resultados sorprendentes. Una «muestra» de atletas veteranos que han seguido ese entrenamiento durante siete semanas han mejorado un 4% sus resultados, lo cual no está nada mal. Además baja la presión arterial y reduce el colesterol «malo». Total, que es casi la panacea universal.

Se trata de un fartlek controlado, pero con método. El entrenamiento consiste en:

  1. Calentamiento al trote durante kilómetro y medio aproximadamente.
  2. Trote durante 30 segundos, seguido de carrera «normal» durante 20 segundos y para terminar, un sprint de 10 segundos. Inmediatamente repetir este ciclo cuatro veces más, completando, por lo tanto, cinco minutos de entrenamiento.
  3. Trotar dos minutos. Repetir el paso 2 dos o tres veces más (los sujetos del estudio hicieron 3 x 5 minutos las primeras cuatro semanas y 4 x 5 minutos las siguientes tres semanas).
  4. Enfriar con un trote fácil kilómetro y medio más o menos.

El artículo me ha parecido interesante, pero no lo he hecho nunca todavía. Tendré que hacerlo si quiero mejorar la velocidad.

Hoy me he limitado a hacer 9 km donde los cuatro primeros han sido a ritmo tranquilo y luego he apretado un poco tratando de alcanzar los 4:30 y bueno, por ahí ha andado la cosa. Unos kilómetros por encima de ese ritmo y otros un poco por debajo. Lo mejor es que las sensaciones han sido buenas, parece que voy recuperando, poco a poco, lo perdido en estos días de descanso.

Lo que sí tengo que hacer es cambiar las zapatillas porque se nota que al tener el drop mas bajo me tira bastante de los tendones de aquiles. Si puedo este fin de semana trato de adquirir unas o el próximo lunes como muy tarde.

En total han sido 9 km en 44:50 @ 4:58 min/km.

Aquí no tiene nadie ganas de correr

Últimamente llego al punto de encuentro más tarde de lo habitual. Hoy, cuando he querido llegar, ya eran las siete y cuarto y, por supuesto, ya habían partido todos.

Así que he acortado un tramo para ver si conseguía alcanzarlos. Y lo he hecho, pero me he tenido que dar un buen tute, tanto que he hecho ese primer kilómetro en 4:52. Ha sido llegar a su altura y el ritmo ha disminuido bastante. Y cuando digo bastante, digo bastante, que hemos estado rodando cerca de los seis minutos.

Aquí nadie tiene ganas de correr ¿o qué pasa? El caso es que yo tampoco tenía demasiadas y me he acoplado a ese ritmo cansino y así han transcurrido los kilómetros, a paso tortuga. Además hoy ha hecho bastante calor, por encima de los veinte grados a esas horas, entre siete y ocho de la tarde.

Al final he completado solo 8 km en un tiempo de 45:17 a un escalofriante ritmo de 5:39 min/km. Algunos compañeros han seguido corriendo para hacer más kilómetros de cara a la maratón. Que corran, que corran, que dentro de pocos días se van a meter entre pecho y espalda nada menos que 42 kilómetros.

El abuelo empieza a verdear

Hoy hemos salido al Parque Lineal con la idea de hacer sólo unos pocos más kilómetros de lo habitual y salir un poco de lo rutinario.

Con las últimas lluvias caídas, el parque estaba precioso. Había hierba verde por doquier. Si consigues olvidarte del ruido de los coches, parece que estás en plena naturaleza. El abuelo, ese centenario olmo del Parque Lineal, está empezando a verdear y era un verdadero placer para la vista ver el campo lleno de flores amarillas (parece que este año no han plantado maíz) y al final del campo el impresionante olmo, ya floreciendo.

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El abuelo, un olmo centenario en el Parque Lineal

Pues eso, que muchas veces pienso en ir a la Casa de Campo a entrenar, pero teniendo el Parque Lineal al lado de casa, me da demasiada pereza ir hasta allí. Tendrán que perdonarme mis compañeros maratidianos.

Hasta el parque fui con una amiga y fue a buen ritmo, ya que completamos los 12 km en un tiempo de 1:01:48 @ 5:09 min/km.

Primer desayuno del año en San Martín

Llevaba sin montar en bici bastantes meses y ya tenía ganas de hacerlo. Hoy ha sido el día indicado, ya que hacía buen tiempo y teníamos alguna hora que otra libre por la mañana. De todas formas, al final se nos ha hecho tarde y hasta las diez y media no hemos salido rumbo al carril bici de San Martín.

Si notaba el otro día corriendo el haber estado veinte días sin correr, más se notaba hoy con la bici que llevaba seis o siete meses son montar. Pero bueno, con tranquilidad y a velocidad moderada se llega a cualquier sitio y en una hora estábamos sentados en al churrería San Marcos pidiendo unos cafés y unas tostadas con aceite y tomate.

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La foto no hace justicia al tamaño real de los trozos de pan

Ilusos de nosotros, pensábamos que al volver íbamos a tener el viento de culo y que íbamos a ir «sin cadena». Pero el viento no sé donde se metió y nos costó trabajo volver. Se notaba la falta de entrenamiento bicicletil.

Completamos algo más de 50 km a una velocidad muy tranquila. Pero para ser el primer día, no está mal.

Antes de salir de casa me subí a la báscula y marcaba 69,6 kg. Eso indica que he perdido casi un kilo desde la semana pasada. Me parece demasiado.

Algo de mono sí tenía

He estado casi veinte días sin correr y pensaba que no me había afectado demasiado. De hecho, en ese tiempo no es que tuviera un deseo irrefrenable de correr, pero ahora que he empezado de nuevo, parece que ya no lo puedo dejar. Y eso me ha pasado hoy, he llegado después de unos asuntos a casa pasadas las ocho de la tarde y no he podido resistir a ponerme las zapatillas y salir a correr.

A eso de las ocho y veinte salía dirección Pradolongo después de realizar unos estiramientos en casa, algo temeroso de que se me hiciese de noche durante el entrenamiento. Tampoco es que vaya a pasar nada porque se haga de noche, pero después de tantos días corriendo en la obscuridad, no apetece mucho ir a tientas.

La idea era hacer sólo ocho kilómetros. Así que hice cuatro a ritmo tranquilo y luego apreté en la segunda mitad, tratando de acercarme a los cuatro minutos y medio. El primero se me fue un poco, pero luego conseguí el objetivo, aunque reconozco que me costó lo suyo mantener ese ritmo. Está claro que después de la inactividad, aunque sólo sean tres semanas, se pierde, sobre todo ritmo.

Completé los 8 km en un tiempo de 38:07 @ 4:45 min/km.

La jota de Joma

Con las zapatillas de entrenamiento en la basura, no tenía más opciones que comprar unas nuevas o tirar de mis Joma Marathon 3000 que utilizo para algunas carreras de no mucha distancia. Ya sé que es desperdiciar unas buenas zapatillas simplemente para entrenar, pero si no hay otra cosa…

Joma Marathon 3000
Joma Marathon 3000

Lo cierto es que tengo una relación amor/odio con estas zapatillas. Me gusta porque son ligeras y con poco drop, por lo que ayudan a correr bien, plantando el antepié. Pero por otro lado, son algo estrechas para mi pie tan ancho. Aparte que el poco drop hace que los aquiles se estiren más y los lleve más cargados y al rojo vivo.

Pues bien, esta marca me ha traído recuerdos de abuelo cebolleta. A finales de los setenta vivía en Fuensalida, un pueblo muy, muy cercano a Portillo de Toledo donde Joma tenía la fábrica. Pegada a la fábrica de Joma había otra, conocida como Deportivos Jucundiano. A alguien le puede parecer que es un nombre curioso, pero es que el dueño se llamaba (creo que se llama todavía) Jucundiano.

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Deportivos Jucundiano, foto obtenida de www.todocoleccion.net

Jucundiano y familia vivían justo en el mismo bloque de pisos donde vivía yo con la mía, por lo que mi padre entabló amistad con este hombre y desde entonces, empecé a llevar zapatillas Jucundiano.

Reconozco que me resulta imposible recordar cuales fueron las zapatillas con las que participé en la primera carrera, allá en Sonseca sobre el año 77, pero tengo casi la certeza de que llevaba unas Jucundiano, porque ¡eran las únicas que usaba por entonces! Y bien orgulloso que estaba de mis zapas.

Todo esto ha venido a la memoria porque hablando hace unas semanas con un fuensalidano me comentaba que la jota de Joma había sido «robada» de la jota de Jucundiano. No lo sé, la verdad, no recuerdo en aquel entonces cómo eran las zapatillas de Joma ni si la jota era de tal o cual manera, pero la de Jucundiano era como la de la foto de la pegatina que he puesto. Un aire se dan… no dejan de ser jotas ambas.


Ayer martes no pude salir, por lo que he salido hoy miércoles y, por lo tanto, sin los compañeros habituales. Así que he decidido ir a Parque Sur. Al poco de bajar me he dado cuenta que no había cogido el cronómetro, pero tampoco tiene mucha importancia, lo que realmente interesa es ir cogiendo sensaciones. Y la verdad es que me he encontrado bastante bien en los nueve kilómetros (tres vueltas) que he dado. Incluso me he permitido el lujo de cambiar el ritmo en algunos tramos. Hay que seguir así.

Molestias por doquier

Decidí el año pasado no salir a entrenar el mismo deporte dos días seguidos; sin embargo, hoy he salido. Y no debería de haberlo hecho, porque si estoy diecinueve días sin salir a correr, ¿qué sentido tiene volver y hacer dos días seguidos? Son cosas sin sentido que a veces hacemos los corredores.

Todo ha sido debido a que una amiga me pidió que la acompañase y uno, que es blando de corazón, no se pudo negar. Así que a eso de las diez de la mañana salimos hacia Pradolongo para tratar de hacer dos vueltas y un poco para completar los 10 km habituales.

Si ayer el tendón izquierdo el que me dolía, hoy era también su compañero. Iba corriendo y parecía que me quemaban los talones con un soplete. Me costaba dios y ayuda no descolgarme de mi amiga que se pasó todo el entrenamiento tirando de mí y aflojando el ritmo cuando veía que me quedaba. Una mala experiencia la del día de hoy.

Tirando más de pundonor que de otra cosa, completamos 10 km en un tiempo de 52:50 @ 5:17 min/km.

Ayer comenté que había cogido un par de kilos, pero no lo anoté. La báscula marcaba 70,5 kg que es exactamente lo mismo que cuando volví de vacaciones este último verano. Primer objetivo: bajar de los setenta la semana que viene.

Diecinueve días para nada

Acabó la media de Villarrobledo y tomé dos decisiones: la primera tirar las zapatillas a la basura que estaban ya fatales y la segunda descansar unos días para ver si mejoraba del tendón de aquiles que llevaba más de un mes dándome guerra.

Han pasado diecinueve días desde entonces y hoy he vuelto a calzarme unas zapatillas. Me he dado cuenta de que ese periodo de tiempo de descanso no ha servido para nada, porque el tendón me seguía molestando. Bueno, algo ha cambiado desde entonces: he cogido un par de kilos gracias a la inactividad, a las torrijas, a las rosquillas y a mi glotonería. Así que ya tengo tarea para estas semanas que están por venir.

¡Y qué mejor que empezar a correr en viernes de pasión! Al ser festivo no madrugué mucho y sobre las diez y media salía hacia Parque Sur. Hacía un día soleado y con una buena temperatura, así que salí fresco. Como suele ocurrir, me crucé con algún descerebrado abrigado hasta las cejas y esta vez, lo digo literal. Resulta curioso que a estas alturas todavía no sepan algunos que sudar no adelgaza, que luego se recupera bebiendo. Bueno, no quiero seguir que esto da para otra entrada.

La idea era hacer tres vueltas para completar 9 km y eso fue lo que hice. Sin mirar el cronómetro, simplemente corriendo sin más pretensiones. Después de dar las tres vueltas, miré el reloj y marcaba 9 km en un tiempo de 47:02 @ 5:13 min/km. No muy buenas sensaciones por el tendón, pero hay que acostumbrarse a correr con alguna molestia siempre.