Por las calles del distrito

Hoy he tenido que modificar el recorrido habitual, añadiendo un trozo al final, porque tenía que ir al campo de fútbol de La Chimenea, que está también en el distrito de Usera, pero muy cerca de Madrid Río, justo enfrente del centro comercial que están construyendo.

Así que después de un entrenamiento muy tranquilo, he salido con Joaquín por donde él suele terminar y me he recorrido unas cuantas calles del distrito para llegar hasta el citado campo de fútbol, el cual anda algo necesitado de alumbrado, que las pocas luces que tiene no alumbran demasiado.

Entre las casi dos vueltas a Pradolongo y el recorrido hasta el campo de fútbol he completado 11 km en 1:01:37 @ 5:36 min/km.

Decir mucho viento es poco

Me he quejado amargamente del viento, que molesta y de qué manera cuando se va en bici, pero hoy ha sido un día terrible de viento. Tanto que a veces costaba controlar que no te tirara a la cuneta. Hoy sí me puedo quejar con razón.

Salí con una amiga sin una idea predeterminada de ir a ningún sitio en concreto, pero cuando llegamos a San Martín de la Vega, hartos ya de remar contra el viento, decidimos para a desayunar en el San Marcos y volver por donde habíamos venido lo más pronto posible, no sea que al viento le diese por cambiar de dirección y ya rematase la faena.

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Quizás la última foto del año vestidos de ciclista

Puede parecer una exageración cuando digo lo del viento, pero de verdad que era exagerado. La prueba es que para ir tardamos 1h20 y para volver 1h00. Veinte minutos de diferencia por el hecho de tener el aire de culo o de cara.

Las primeras cuatro semanas han ido bien

El día seis de octubre nos propusimos Joaquín y yo un pacto. Deberíamos perder un kilo al mes durante cinco meses. La idea es llegar con cinco kilos menos a la media de Villarrobledo, gran objetivo de mi compañero de entrenamientos.

Hoy la báscula marcaba 68,7 kg que es más de un kilo perdido desde aquel día. De hecho, no alcanzaba este peso desde mediados de marzo. O sea, que no está mal, se nota que me lo estoy tomando en serio.

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Prueba fotográfica del peso a día de hoy

Para celebrarlo, había quedado con Miguel para hacer un entrenamiento largo por el Parque Lineal, que es un sitio muy agradable y que ahora con las cuatro gotas que han caído da gusto verlo.

A las 8:30 estábamos en el punto de encuentro. Unos pocos estiramientos y enseguida nos pusimos en marcha. Comentó mi compañero que si tratábamos de ir a 4:30 durante la mayor parte del recorrido, por toda la zona que transcurre por el parque. A mí me pareció que era algo deprisa, pero lo iba a intentar.

Salimos tranquilos y, efectivamente, poco después de entrar en el Parque Lineal, cuando se cumplió el tercer kilómetro empezamos a aumentar el ritmo. Y la verdad es que fuimos muy regulares durante los diez kilómetros que tratamos de mantenerlo. Siendo sinceros, hicimos muchos kilómetros unos segundos por debajo de ese ritmo objetivo, por lo que salió la media de los diez kilómetros a 4:28 min/km.

Debo reconocer que no iba muy sobrado, pero me mantuve con dignidad; sin embargo, veía que Miguel iba sobrado. Ya me ha demostrado en varios entrenamientos que está fuerte.

En total hicimos 16 km en un tiempo de 1:16:14 @ 4:46 min/km.

Como curiosidad, modificamos ligeramente el trazado gracias al nuevo puente que han instalado. Poco antes de terminar el circuito «de toda la vida» han hecho un puente que cruza el río. Nada más cruzar, sale un camino a la izquierda en ligera pendiente que continúa paralelo al río y que durante medio kilómetro, poco más o menos, llega a otro puente que ya existía por el que se vuelve a pasar a la otra orilla. Al cruzar ese puente, se gira de nuevo a la izquierda y se acaba llegando a donde antes acababa el circuito. Y desde allí, vuelta por donde siempre.

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Plano de situación del nuevo puente

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El nuevo puente pintado con bonitos colores

Haciendo esto, son casi 16 km entre ida y vuelta desde el punto de encuentro. Para hacer algo más habría que dar un rodeo al comienzo del parque o salir como otras veces del circuito paralelo al río hacia el camino del Malecón, por la subestación eléctrica.

Segmentos

Utilizo Garmin Connect para llevar anotados los entrenamientos que voy haciendo. Empezó siendo una página web con pocas funcionalidades, pero ha ido poco a poco mejorando. La inclusión de la gestión del material, como por ejemplo las zapatillas, me pareció una cosa muy interesante que otras páginas tenían y esta no.

El otro día descubrí lo que llaman segmentos. Un segmento es un trozo, más o menos grande, de circuito que marcas en una de las actividades de Garmin Connect y se van registrando todos los tiempos de la gente que pasa por ahí con su GPS y, claro, almacenan también en Garmin Connect. Luego aparece una clasificación de los mejores tiempos de la gente que ha pasado por ese segmento.

Se me ocurrió crear dos segmentos en tramos por el Parque de Pradolongo. Uno de ellos es una de las vueltas que damos habitualmente y que he llamado, lógicamente, Vuelta Pradolongo.

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Segmento vuelta a Pradolongo

Hay tres personas que han hecho este segmento, aunque sólo veo información de dos. El tercero es un misterioso corredor, que imagino no aparece ya que debe tener sus entrenamientos privados.

De momento, ya que lo he creado ad hoc para mí, soy el number one, como se puede ver en la imagen. El 6 de noviembre de 2014 hice un tiempo de 19:52 a un ritmo de 4:08 min/km. A ver quien supera eso 😉 Imagino que cualquiera que lo intente…

Y ya puestos a crear segmentos, he creado otro también en el Parque de Pradolongo que he llamado Milla pradolonguera. Se trata de los últimos 1600 metros (poco más o menos) de la vuelta que damos en Pradolongo, así que está muy relacionado este segmento con el otro. En este segmento también soy el number one con un tiempo de 6:42 que supone un ritmo de 4:09 min/km. Este «récord» es del 27 de enero de este año.


Pues bien, hoy no se trataba de hacer ningún récord en ningún segmento, sólo tratar de llevar un ritmo umbral de aproximadamente 4:20 durante 4,6 kilómetros aproximadamente. Es decir, hacer cinco kilómetros de calentamiento y luego ponerse a ese ritmo exigente durante el resto de la vuelta.

No estuvo mal el entrenamiento: 4:20, 4:27, 4:24, 4:17 y 3:08 (ritmo de 4:17) a un ritmo de 4:21 durante los 4,73 que marcó el GPS. Se nos fue un poco el segundo kilómetro, pero lo recuperamos en los otros. De nuevo Joaquín se mostró muy fuerte, llevando el ritmo con una facilidad pasmosa.

En total fueron 9,7 km en un tiempo de 49:05 @ 5:03 min/km.

Algo hemos ganado

Hoy ha comenzado la temporada nocturna de carreras. Como todos los años, en la noche del sábado al domingo del último fin de semana de octubre, retrasan la hora y ya nos toca entrenar sin luz natural hasta el mes de marzo.

Estos últimos años era siempre la misma canción. Llegaba esta fecha y el parque presentaba problemas serios de iluminación, pero este año, no. Parece que algo hemos ganado con el cambio de gobierno municipal. Lo digo en broma ¡eh! Que yo creo que hemos ganado bastante más que esto.

Hoy nos hemos juntado tres corredores en Pradolongo. Atrás quedan los tiempos en que nos juntábamos hasta diez corredores. Pero ahora, entre las jubilaciones, las lesiones, los que no pueden bajar a esas horas y los que prefieren irse a otro sitio, es casi extraño ver a más de dos.

Además Miguel venía con intenciones aviesas ya que al acabar la primera vuelta empezó a aumentar el ritmo de manera sustancial. Pero después de haber corrido el domingo, no estaban las piernas para demasiadas alegrías y nos quedamos a un ritmo de crucero de 4:45 poco más o menos.

Y así fuimos hasta los últimos trescientos metros, cuando empieza el camino paralelo al arroyo. Allí se me ocurrió acelerar a tope a ver si dejaba a mi tocayo, pero me fue imposible. Está muy fuerte para mí.

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Últimos trescientos metros a tope

Hoy ha marcado el cronómetro un poco más que otros días. Señalaba 9,74 km en un tiempo de 50:20 @ 5:10 min/km.

XVI Carrera cívico-militar contra la droga

Hoy he participado por segunda vez en esta carrera y debe ser de las pocas que no recordaba el recorrido. Me sonaba lo de la vuelta al lago, pero poco más.

Rezaba la información de que se trataba de una carrera de 6,5 km por lo que pensamos en ir corriendo desde el Pradolongo hasta la Casa de Campo, en concreto hasta el Urogallo, donde esperaban los otros pradolongueros que habían optado por llegar a la CdC por otros medios.

A las 9:00 salimos del punto de encuentro con la intención de llegar a las 9:45 al Urogallo, que era el lugar y la hora fijada para la foto de equipo. Salimos tres pradolongueros y poco después de unió al grupo un cuarto. Ya en Madrid Río apareció el quinto en discordia y aunque llegamos al Urogallo unos minutos tarde, nos dio tiempo salir en la foto…

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Un montón de pradolongueros dispuestos a correr contra la droga

Y poco más hicimos por allí porque enseguida se dio la salida. Estaba colocado junto a Joaquín no muy lejos de la pancarta de salida, pero no veíamos a Miguel que tenía intenciones de disputar un ensayo del duelo que protagonizarán en Villaverde. Hoy era sólo con balas de fogueo.

Joaquín y un servidor salimos a toda pastilla en cuanto dieron la orden de salida. Nada más salir hay un pequeño repecho y luego una bajada. En la bajada nos adelantó Miguel que iba aún más deprisa. Tratamos de no perderle de vista, que no se alejase demasiado y después de que nos sacara un buen trecho al comienzo, luego le íbamos viendo no muy lejos.

El primer kilómetro a 4:08 que dimos por bueno porque un tramo es en subida. El segundo kilómetro en 4:04, lo cual nos pareció bastante bien porque el terreno era ascendente. Pero en el tercer kilómetro flojeamos un poco y se nos fue a 4:13. En ese punto le comuniqué a Joaquín, que siempre iba un metro delante de mí, el parcial que habíamos hecho y comentó que era algo flojo, que había que aumentar el ritmo. Yo iba algo justo, notaba que las piernas no daban más de sí, por lo que Joaquín empezó a alejarse poco a poco a partir de entonces.

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Aquí ya me había quedado solo

Cuarto kilómetro en 4:12 y en ese punto el terreno dejaba, por fin, de ser ascendente para comenzar a ser más favorable. Pude aumentar un poco el ritmo y el quinto kilómetro cayó en 4:05, pero también aumentaron el ritmo los pradolongueros que iban por delante, porque la camiseta anaranjada de Joaquín empecé a dejar de verla. En el sexto kilómetro hice el mismo tiempo que en el anterior y ya me preparaba para aumentar el ritmo en los últimos quinientos metros. Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que la gente se paraba poco después. Yo también me paré y lo mismo hice con el cronómetro que marcó 6,2 km y un tiempo de 25:35 @ 4:08 min/km. Un ritmo peor que el domingo anterior en Portillo.

En meta, comentando la jugada y comparando tiempos, parece ser que llegó Miguel con un minuto menos que yo y Joaquín intercalados entre ambos en un tiempo entre veinte y treinta segundos peor que su rival. Demostró Joaquín lo que estoy viendo todos los martes y jueves, que está muy fuerte.

Después de la carrera, una botella de agua o bote de refresco y una mochila de cuerdas con una bonita camiseta conmemorativa. Pude además comprobar la eficiencia del ropero: entrega rapidísima sin tener ni siquiera que decir el número de dorsal porque la persona que se encargaba de ello ya lo había visto según nos acercábamos y raudo había la bolsa del camión. Y todo por cero euros.

Ayer me pesé y la báscula marcaba 69,4 kg que son 200 g más que la semana pasada. Se ha cortado la progresión que llevaba desde que empezamos con el reto un mes, un kilo. Voy a andar justo este primer mes.

Según el GPS: 6,2 km en 25:35 @ 4:08 min/km # VDOT = 48,7 # T = 4:21 # M = 4:37

Obteniendo ubicación

Es el mensaje recurrente que veo todos los días cuando salgo a correr en mi reloj. Unas veces enseguida se sincroniza con los satélites y cuando llego al punto de encuentro ya está a punto. Otras veces espero un poco y acaba sincronizando y otras veces, en cuento veo que la cosa va para largo empiezo a correr y ya daré al botón cuando sea menester.

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Obteniendo ubicación, el mensaje maldito

Hoy ha sido de traca porque pasaban los metros y los minutos y el mensajito seguía en la pantalla del reloj. Y ha tardado un montón en ponerse en condiciones, casi tres kilómetros, más de un cuarto de hora. Menos mal que no se me ha ocurrido esperar sin ponerme a correr antes de que sincronizara. Desde luego, tengo muy claro que es mejor perder el tiempo en otras cosas. Como dice el chiste que he visto por ahí: hay una delgada línea entre localizar un satélite y mirar como un idiota tu muñeca.

El caso es que después de una primera vuelta tranquila, hemos empezado a apretar en la segunda y hemos hecho un segundo kilómetro en 4:06 y ahí me he dicho ¡quieto parao! Que el domingo hay que darlo todo y no es cuestión de machacarse hoy. Así que he disminuido un poco el ritmo, pero tratando de aguantar sobre 4:30.

Al final he hecho las dos vueltas de siempre, es decir, 9,6 km aunque el crono sólo marque 7,36 km.

Una minutada

Aunque aún queda tiempo, estamos expectantes del duelo que se vivirá el 8 de diciembre en la media maratón de Villaverde. Allí podremos presenciar un duelo, que promete ser épico, entre dos pradolongueros.

Uno de los contendientes, el más joven, afirmó al otro que en esa carrera le metería «una minutada». Y aquí viene la interpretación de cada cual. Uno entiende que «una minutada» son cinco minutos o así. El otro entiende que una minutada son veinte minutos por lo menos.

¿Pero qué significa realmente «una minutada»?

Para ello echemos mano de una herramienta, en forma de hoja de cálculo, desarrollada por Herman Nieuwendaal y aunque hace foco principalmente en las tablas de Daniels, permite calcular muchas otras cosas. Entre ellas, una comparativa de tiempos equivalentes entre dos personas de distintas edades y distinto género.

Supongamos el caso hipotético de que el contendiente joven tuviese 41 años y el otro, menos joven, tuviese 56 años. Si ese joven corredor hiciese una marca en media maratón de 1h24 sería equivalente a una marca de 1h35 del menos joven. Es decir, una diferencia de once minutos entre el joven y el menos joven no serían una minutada, sería un empate técnico. Es decir, que la expresión «una minutada» en este contexto, teniendo en cuenta la edad, está más cerca de los veinte minutos que de los cinco.

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Comparativa por edad y género de una determinada marca

Todo esto viene porque según íbamos corriendo íbamos hablando de este peculiar reto y surgió el tema de la edad. Entonces recordé que en esta hoja de cálculo, que suelo utilizar a menudo, venía esa comparativa.

Con respecto al entrenamiento de hoy, no hay mucho que contar. Después de haber corrido el domingo tenía las piernas algo cargadas por lo que salí con la intención de rodar unos kilómetros. Llegué tarde a casa, por lo que salí tarde al parque, cuando ya habían empezado mis compañeros. Así que los alcancé cuando llevaban un buen tramo.

Como olvidé el reloj, no tengo ni idea de lo que hice ni del tiempo que tardé. Calculo que haría unos ocho kilómetros, pero no lo sé con certeza. Y el ritmo, pues tampoco lo sé, sobre 5:30 más o menos.

Y para terminar, decir que el sábado -día de pesada- me subí a la báscula y marcaba 69,2 kg, por lo que ya he perdido casi el kilo que tocaba este mes.

XVII Carrera popular de Portillo de Toledo

Hoy he participado por segunda vez en esta carrera popular cuyo principal rasgo de identidad es el patrocinio de Joma y la generosa bolsa del corredor. Eso provoca que sea una carrera con mucha participación. El speaker hablaba de unos mil participantes entre niños y adultos, lo cual es todo un récord en un pueblo que tiene poco más de dos mil habitantes.

El día anterior miré las previsiones meteorológicas y daban lluvia a partir de las tres de la tarde; sin embargo, yendo de camino volvimos a mirar y daban lluvia prácticamente toda la mañana. Y así fue, empezó a llover poco antes de las doce, es decir, minutos antes de que comenzase la carrera. Y estuvo lloviendo toda la carrera y bastante agua además.

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Posando antes de la carrera, con la fábrica original de Joma a la espalda

Era mi segunda participación y la idea era hacer un tiempo similar al del año pasado (27:39), aunque tenía la sensación de que estaba algo peor que entonces, por lo que me daba con un canto en los dientes si hacía un tiempo que se acercase.

Se trata de una carrera de 6,6 km que consta de dos vueltas. Es un terreno rompepiernas con constantes subidas y bajadas y mucho callejeo con bastantes giros a izquierda y derecha. Pero quizás por eso la carrera se hace más amena.

Salí a buen ritmo, aunque tampoco a tope sabiendo que la carrera es durilla. Traté de mantener un esfuerzo constante, lo que implicaba perder tiempo en las cuestas arriba y ganar algunos segundillos en las cuestas abajo. Y así fueron pasando los kilómetros hasta llegar por primera vez a la plaza de España (conocida por los lugareños como la plaza grande) donde estaba ubicada la línea de meta. Miré de reojo el reloj de meta y vi que marcaba trece minutos y treinta y tantos segundos, que me sonaba era más o menos semejante al tiempo del año pasado (luego me he dado cuenta que era un tiempo inferior).

Tuve la mala suerte de que se desabrochara la zapatilla derecha cuando estaba terminando esa primera vuelta, aunque tenía la seguridad de que hice un doble nudo, debió ser que quizás no lo apretase como debiera. Aún así, no iba a parar a abrochar la zapatilla cuando quedaban poco más de tres kilómetros, así que seguí la carrera con la misma filosofía de no darlo todo en las cuestas arriba y tratar de aumentar, si podía, el ritmo en el terreno más favorable, tratando de que no se saliese la zapatilla en ningún lance.

Me sorprendió que en esa subida que «adorna» el comienzo de cada una de las vueltas fuese capaz de adelantar a dos o tres corredores. La lluvia seguía cayendo con ganas, el terreno estaba muy mojado, con algunos regueros de buen caudal en algunos tramos de la carrera y algún que otro charco más que interesante que provocaba algunos corredores fuesen de izquierda a derecha o viceversa para tratar de esquivarlos.

Sobre el kilómetro cinco me adelantó un corredor y muy amablemente me dijo algo así como «ten cuidado que llevas desabrochada la trencilla». Le agradecí su observación y se me puso una sonrisa de oreja a oreja al escuchar una palabra que hacía tiempo no escuchaba y que me recordó mis años pasados por aquellas tierras donde esa palabra era de uso habitual y que por otros sitios no escuchas.

Llegados a la calle Paz donde a lo lejos se veían algunos arcos, el corredor que iba junto a mí me preguntó si sabía donde estaba la meta. Le indiqué que cerca del arco azul que se veía a lo lejos y el individuo aumentó el ritmo como si le hubiesen puesto una guindilla en el culo. Fui incapaz de seguir su paso y tampoco el de otro que me pasó por la izquierda a un velocidad endemoniada.

Viéndome sobrepasado por dos auténticas flechas, llegué a meta con un tiempo oficial de 27:29, bastante pasado por agua, pero contento ya que había mejorado el tiempo del año anterior en diez segundillos. Al final resulta que no estaba tan mal como pensaba.

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Entrando en meta algo mojado. Foto cortesía de Juan Carlos Iniesto

Después de llegar a meta, había que hacer cola para recibir el avituallamiento que consistió en un plátano una manzana y una bebida a elegir entre Coca Cola, Aquarius y una botellita de agua. Me incliné por el agua y estuve esperando bajo la carpa que tapaba la Plaza de España a que llegaran mis acompañantes. José Luis llegó poco después y la amiga que nos había acompañado tampoco tardó mucho. Me acerqué a por el coche y a por la ropa seca mientras ellos esperaban las clasificaciones ya que son excelentes corredores que suelen subir al cajón en bastantes carreras.

Y efectivamente, José Luis subió al segundo escalón del podio en su categoría y la chica se quedó no muy lejos haciendo sexta de su categoría, pero muy contenta de haber hecho un tiempo bastante mejor que el año pasado.

Me sorprendió el modo de ver la clasificación. Tenían un monitor donde podías ver tu tiempo indicando a la persona al cargo el número de dorsal. Se veía algo así como…

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¿Las clasificaciones en papel son ya historia?

Según el GPS: 6,73 km en 27:31 @ 4:05 min/km # VDOT = 49,4 # T = 4:18 # M = 4:34

Seis millas

Las dos vueltas que completamos en Pradolongo son 9,6 km. Después de un montón de años haciendo ese par de vueltas, hoy, cuando acababa el entrenamiento, me he dado cuenta que esos 9,6 km son justamente 6 millas. Tampoco es que sea un descubrimiento trascendental, lo digo sólo para demostrar hasta donde puede llegar la fuerza de la costumbre, que haces siempre lo mismo y no miras más allá.

El domingo voy a una carrera en Portillo de Toledo, ya que estuve el año pasado y me gustó, así que voy a repetir. Es por esto que no quería machacarme mucho y he dado las dos vueltas al tran, tran, sin esforzarme mucho.

De hecho, tenía la idea clara en la cabeza de no machacarme, así que cuando han empezado a incrementar el ritmo me he quedado tan ricamente. Dicen que más vale solo que mal acompañado 😉

Lo dicho, que he recorrido 6 millas o 9,6 km en un tiempo de 52:44 @ 5:28 min/km.