XXXVI Maratón de Madrid

Ayer participé en la maratón de Madrid una vez más. Creo que la organización ha fallado estrepitosamente en muchos aspectos, pero no quiero empañar un feliz día por esos nimios detalles de los que hablaré en otra entrada.

A lo que íbamos. Un grupo de pradolongueros habíamos quedado a las siete y cuarto con Emilio para acercarnos todos en su coche al lugar de salida. Llegamos unos minutos tarde -perdona Emilio- y ya estaban allí tanto el conductor como Miguel, pero poco después de las siete y media ya estábamos aparcando cerca de Cibeles.

Llegamos, buscamos los servicios y nos acercamos al guardarropa para ver si nos podían adelantar la pegatina que pegar a la bolsa que había que utilizar para dejar la ropa. Nada, no hubo posibilidad, había que esperar a dejar la bolsa para que pusiesen ellos la pegatina en la bolsa y en el dorsal. En esos momentos faltaba más de una hora y no era cuestión de estar en camiseta de hombreras hasta el comienzo de la prueba porque la temperatura era bastante fresca.

mapoma-2013-pradolongueros
Grupo de pradolongueros

A las ocho en punto habíamos quedado con los compañeros de MaraTID en el Palacio de Linares y la verdad es que fuimos puntuales… casi todos. Siempre hay algún rezagado, pero el grueso de la tropa estaba allí. Nos hicimos la foto de equipo, hablamos de la táctica a seguir, nos vestimos de romano y nos dirigimos hacia el guardarropa.

mapoma-2013-maratidianos
Grupo de maratidianos

Eran las ocho y cuarto y había una cola brutal en el guardarropa. Si el año pasado fue un desastre porque tuvimos que darnos una caminata de dos kilómetros, este año la volvieron a cagar. Así que estuvimos 25 minutos en la cola para dejar la ropa. Un chaval que había venido de Detroit me preguntaba con cara de incredulidad si todos los años era así. A las 8:50 conseguimos dejar la ropa y tratamos de buscar nuestro sitio en el cajón. Nos había correspondido el tercero, pero fue imposible pasar del quinto, así que tuvimos que resignarnos y a salimos desde allí. El numeroso grupo de compañeros que se había apuntado a las 3h50 se quedó reducido a un terceto, ya que fue imposible localizar al resto de personas.

Esto hizo que saliéramos solamente tres. Fue una salida bastante lenta debida a la masificación y la manía de juntar maratón, media y diez mil ¡y eso que se sale ocupando todos los carriles de La Castellana! pero pasado el primer kilómetro ya sólo se ocupa medio paseo y comienzan las apreturas.

Los primeros kilómetros se pasaron tratando de buscar nuestro sitio y nuestro ritmo. Cuando llevábamos ya unos cuantos kilómetros, cerca de diez, la componente femenina del terceto decía que parecía un entrenamiento, tal era la facilidad con la que iba. En esos momentos la parte masculina del grupo iba bien todavía.

En la calle Fuencarral, cuando se separan los caminos de la maratón y la media nos esperaban mi madre y mi hermana que nos dieron muchos ánimos y un par de plátanos para alimentarnos, que luego la carrera se hace muy larga y viene bien llevarse algo a la boca. La organización ofrece un gel en el kilómetro 27,5 pero hasta llegar allí, mejor haberse llevado algo al gaznate.

Poco antes de la media maratón, llegando al Palacio Real, empecé a notar los cuádriceps cargados. Empezó a preocuparme un poco, pero pensaba que yendo a un ritmo más tranquilo de lo que pudiera haber ido, llegaría sin problemas. Optimista que es uno.

Pasamos la media en 1h51, un minutillo menos de lo previsto. Las cosas marchaban más que bien. Además, pocos metros después me encontré al gran Charly, que iba a completar su 70º maratón. Iba como siempre, tan optimista y a su ritmo.

Poco después en el Paseo de Camoens, ya no podía aguantar más y al ver unos urinarios portátiles nos acercamos a aliviarnos la parte masculina del grupo. A nadie se le había ocurrido venir a quitar el precinto de los urinarios, ¿alguien ha visto algo semejante? Así que tuvimos que hacerlo en la parte de atrás.

No fue buena idea parar ahí, porque hay una buena bajada hasta el Puente de los Franceses donde nuestra compañera aprovechó su buen bajar y nos sacó bastante tiempo. Tanta distancia nos había sacado que tuvimos que acelerar de lo lindo para poder alcanzarla. Ahí nos dimos un buen calentón, que mis doloridas piernas lo notaron ¡y de qué manera!

Entramos en la Casa de Campo y el terreno es ascendente hasta el kilómetro 29 donde lo subido hay que bajarlo. Ahí parece que mis compañeros flojearon un poco, pero el grupo no se deshizo del todo. Empecé a preocuparme pensando si los últimos kilómetros se nos iban a hacer largos.

Salimos de la Casa de Campo por esa bonita rampa cercana al metro de Lago y bajamos por la Avda. de Portugal hasta Marqués de Monistrol donde hay una cuestecita que se las trae. Alguien había tenido la brillante idea de poner a toda pastilla el Highway to hell de AC/DC y eso nos dio alas para superar ese escollo. Nada más coronar, en el Puente de Segovia, encontramos a personas muy allegadas que consiguieron emocionar a nuestra compañera de carrera, eso la motivó mucho más, tanto que tuve que decirla que aflojara el ritmo, porque le dio un subidón tremendo.

Cerca del centro comercial de la Ermita del Santo adelantamos a un compañero maratidiano al que vimos muy bien acompañado. Le vi bien, con buena cara y a buen ritmo. Estuve un rato hablando con ellos y de nuevo tuve que acelerar para no perder a mis compañeros. Mis piernas ya iban bastante castigadas y todavía quedaban ocho kilómetros.

Volvimos de nuevo al Puente de Segovia, al otro lado, de nuevo los ánimos familiares nos llevaron en volandas por la cuesta de la calle Segovia. En la siguiente subida, el Paseo Imperial, nos esperaba un compañero que este año no participaba y que hizo con nosotros casi toda la subida dándonos ánimos. El compañero volvió a quedarse unos metros y pensaba que se nos perdía, pero afortunadamente no fue así y pronto volvimos a conformar el terceto. Seguro que lo hizo para no salir en la bonita foto que nos hizo Sebastián Navarrete.

mapoma-2013-km36
En el kilómetro 36, foto cortesía de Sebastián Navarrete

En Embajadores, sobre el kilómetro 38 yo ya iba fatal, los cuádriceps eran como piedras, el gemelo derecho molestaba de lo lindo y los abductores también se quejaban; sin embargo no podía flaquear tan cerca de meta y a base de sufrimiento sólo perdía unos metros con la avanzadilla del grupo. En esta zona nos encontramos con Pepe y Esteban, dos compañeros pradolongueros que nos animaron lo suyo y además nos «inmortalizaron». Obsérvese en la foto que lo único que me preocupaba era tirar hacia delante, mientras que mi compañera todavía tenía tiempo y ganas de hacer otras cosas.

mapoma-2013-km38
En el kilómetro 38, foto cortesía de Esteban

En Atocha adelantamos a otro compañero maratidiano que iba algo peor que nosotros, pero no demasiado mal, aunque por desgracia no pudo acoplarse a nuestro ritmo. Poco después, en la cuesta de Alfonso XII, perdí el rebufo de mis acompañantes. Mi compañero lo había estado pasando mal en casi todas las subidas, pero se recuperó milagrosamente porque los últimos kilómetros los hizo de fábula. La recta hasta la Puerta de Alcalá y la subida hasta la entrada de El Retiro me costó muchísimo, veía que los perdía metro a metro y que no iba a ser capaz alcanzarlos.

Pensaba que en el tramo favorable que hay después de entrar en El Retiro podía llegar a su vera, pero no fue así. Me di cuenta de que como no aflojasen me iba a resultar imposible así que tuve que darlos unas cuantas voces para que me esperaran y poder entrar los tres juntos en meta después de tantos kilómetros juntos.

Como buenos compañeros de viaje me esperaron e hicimos esos quinientos metros juntos, llegando a la meta en paralelo, justo cuando cambiaba el reloj de minuto, pasando de 3h55 a 3h56; sin embargo descontando el tiempo que tardamos en pasar la línea de salida, se queda en un tiempo neto de 3:48:55, mejorando en un minuto el objetivo marcado.

mapoma-2013-meta_500x613
Llegando a meta, ¡bailando la jota!

Nuestra compañera de aventuras llegó contentísima y emocionada a la vez ya que no sólo había hecho un gran tiempo, sino que las sensaciones fueron inmejorables, ya que no sufrió en ningún momento la dureza del recorrido y de los kilómetros. Antes de comenzar me había dicho que ni en broma iba a hacer más maratones, pero parece que después de esta experiencia se lo está pensando…

En definitiva, una maratón más ¡ya hacen veintitres! y muy contento por haber podido correr en compañía durante casi cuatro horas. Es la primera vez que empezamos y acabamos sin que el grupo acabe rompiéndose.

mapoma-2013-medallas_350x560
¡Que sí, qué son de verdad!

No sé si ésta habrá sido mi última maratón, todo dependerá de la lesión que tengo en la rodilla para que sume una más o esta fiesta se haya acabado para mí.

Previsiones del tiempo

Uno de los temas recurrentes de los maratonistas es comprobar el tiempo que va a hacer el día de la carrera. Ya quince días antes empieza a mirar la previsión y resulta curioso comprobar cómo va cambiando según se va acercando el día.

Veamos cómo ha evolucionado la previsión para el domingo desde el lunes:

Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado
prevision-lunes prevision-martes prevision-miercoles prevision-jueves previson-viernes previson-sabado

Lo cierto es que la temperatura casi lo han clavado, afortunadamente, la mínima ha subido unos grados, lo cual no está nada mal. Aunque lo que más ha cambiado ha sido el tema de la lluvia, que al final parece que puede llover algunas gotas.

Creo que va a hacer un buen día para correr aunque parece que el viento se va a hacer notar, pero confío que corriendo por las calles de Madrid rodeado de edificios y de otras personas, no molestará en exceso.

Estoy convencido de que mañana las tres horas y cincuenta minutos van a caer. Seguro.

Hoy me he pesado y estoy contento, he estado diez días sin correr y la báscula marcaba 68,5 kg. No está mal.

Por si a alguno le viene bien a la hora de «hacer la maleta», ahí va mi checklist para la carrera de mañana.

Último entrenamiento maratoniano

Hoy he realizado el último entrenamiento de cara a la maratón de Madrid. Llevaba desde el martes 16 sin correr ni un metro por el asunto de la condromalacia y hoy he salido a correr unos pocos kilómetros y ver cómo ha evolucionado la rodilla desde que empecé con la rehabilitación. Y la verdad es que la he encontrado mejor, algunas ligeras molestias que casi ni lo son. Sólo una ligera sensación de que ahí hay algo. Según la cuantificación del dolor que hice este verano, podría decir que estaba a nivel 1. Fenomenal por lo tanto. Imagino que cuando vaya por el kilómetro 40 de la maratón el próximo domingo habrá subido ese nivel.

La idea de salir hoy era doble. Por un lado, como he comentado, probar cómo estaba la rodilla y por otro, encontrarme con los compañeros pradolongueros que vamos a participar en la maratón, aunque este año es escaso. El hombre radiactivo que no se había perdido una maratón desde que yo le conozco, este año se ha decantado por la media y llevará el globo de 1h40 en esa prueba. Así que sólo mi tocayo y un servidor, de los que estábamos ayer en el parque, participaremos en la XXXVI edición de la maratón más antigua de España.

Una vez más pude comprobar que cuando estoy un tiempo sin correr, el primer día me «comen» los picores. Me empieza a picar la parte superior, de cintura para arriba. No tengo ni idea de cual es el motivo por el que ocurre y mirando por internet tampoco encuentro una explicación científica del motivo, aunque algunos opinan que es por la vibración que se produce al correr, que de alguna manera irrita las partes donde hay más chicha. Algo de eso debe ser verdad porque ni me pican las piernas, ni los brazos, ni la cabeza.

Ha sido sólo una vuelta a Pradolongo, ni cinco kilómetros. Nos hemos deseado suerte para el domingo y hemos quedado con Emilio para ir hasta la línea de salida. La suerte está echada, ya no hay vuelta atrás.

Calculadora de Manolo

Hace ya unos años un magnífico corredor y mejor persona, Manolo, se le ocurrió la brillante idea de confeccionar una hoja de cálculo que permitía calcular los tiempos de paso y el ritmo a llevar durante la maratón de Madrid. La clave era el factor «r». Este factor trata de cuantificar la pendiente del terreno y el cansancio del corredor, de tal manera que factor menor de 1 se supone que son favorables (corredor descansado y/o pendiente favorable), factor igual a uno indica un terreno llano y corredor descansado y un factor mayor de 1 supone un mayor cansancio y/o una cuesta arriba. Ni que decir tiene que en Madrid, el factor «r» es mayor de 1 en los últimos kilómetros tanto por la pendiente como por el cansancio acumulado.

Si alguno está interesado en calcular sus tiempos, adjunto la Manolo calculadora (con el permiso del autor) al que he ajustado un poco el factor «r» de determinados kilómetros basándome en los tiempos que hice en Mapoma 2011.

Esta herramienta puede venir muy bien si alguno no ha corrido nunca la maratón de Madrid para hacerse una idea de los ritmos a llevar durante los distintos tramos de la prueba, si debe apretar un poco al principio, si debe ser conservador, etc.

Para obtener los tiempos de paso y los ritmos, debe meterse el tiempo en minutos en la celda E4 (lo que aparece en rojo). En el caso de ejemplo, se ve que la celda E4 contiene el valor 230 minutos, que es equivalente a las 3h50. Gracias a Manu por avisarme de señalar esto.

En la tabla se muestran tres columnas. La primera es el punto kilométrico, la segunda el tiempo realizado (más bien a realizar) en ese punto kilométrico y en la tercera, el ritmo en el tramo entre un punto y kilómetrico y el anterior. Por ejemplo, en la fila del kilómetro 15 aparece un ritmo de 5:17. Esto quiere decir que entre el 10 y el 15 el ritmo que se puede llevar (o se debería) es aproximadamente de 5:17 min/km.

km Tiempo Ritmo (min/km)
5 27:01 5:24
10 53:09 5:14
15 1:19:34 5:17
20 1:45:55 5:14
Media 1:52:00  
25 2:12:39 5:21
30 2:39:59 5:28
35 3:06:54 5:23
40 3:36:12 5:52
Meta 3:50:00 6:17

No es para tanto

Fui el miércoles con los resultados de la resonancia del que se desprendía que tengo la rodilla hecha fosfatina y el traumatólogo le restó importancia después de una exploración manual de la rodilla. Me mandó diez sesiones de rehabilitación y unas pastillas llamadas Condrosulf a tomar durante tres meses. Ni siquiera me dijo que dejara de correr.

Ayer jueves fui a la primera sesión de rehabilitación y aquí sí me aconsejaron que no corriese hasta el lunes como mínimo para ver cómo evolucionaba la rodilla. Así que haré caso de esta recomendación y esperaré hasta la semana que viene o incluso lo mismo paro hasta la maratón. Habrá que esperar la evolución como me comentó.

Es curioso que la rodilla no me duele cuando estoy descalzo, así que se me está pasando por la cabeza volver a intentar correr descalzo o con minimalistas. Este año no tengo la espada de Damocles que tuve el año pasado con la maratón de New York, ahora no tengo prisa, por lo que podré efectuar la transición más despacio. Ya estoy expectante ante esta nueva oportunidad.

Mientras tanto, quizás coja la bici este fin de semana para no estar completamente parado. No sé si desempolvar (y lo digo en sentido literal) la flaca, que lleva muchos años colgada del tendedero y sin uso, aunque reconozco que todavía me sigue dando miedo montarme.

Descansen en paz

Ayer se produjo una auténtica tragedia. Un loco o un grupo de ellos se les ocurrió la retorcida idea de hacer explotar una serie de artefactos en plena maratón de Boston. Por más vueltas que doy a la cabeza no llegó a comprender cómo se puede ser tan malnacido para realizar un acto tan miserable y cobarde como lo ocurrido en Boston. ¿Qué culpa puede tener un niño de ocho años que se ha acercado a ver cómo su padre termina una maratón?

Descansen en paz las víctimas mortales y mis deseos de una rápida recuperación a los heridos. Y que todo el peso de la Justicia caiga sobre esos miserables cobardes.

lazo-negro

Fue esta noticia la que nos hizo deambular de un lado a otro de Pradolongo sin encontrar en ningún momento la motivación para seguir dándole a la zapatilla. Si a eso le sumamos lo de mi maltrecha rodilla es fácil de adivinar que no fue ayer mi mejor día. Menos mal que pasé las dos vueltas junto a mi tocayo, el feliz padre, y se me hizo el entrenamiento más ameno. En caso contrario, yo creo que doy una vuelta y me voy a casa.

Al terminar el entrenamiento, estaban esperando los otros dos compañeros que habían participado en el entreno y aprovechando que hacía buena temperatura (por encima de los veinte grados) estuvimos charlando tan alegremente. Incluso se nos unió mi compañera de entrenamientos dominicales. Quizás fue ese rato de tertulia lo mejor de la tarde.

Hemos completado dos vueltas a Pradolongo, es decir, poco más de 9,6 km en un tiempo de 52:44 @ 5:27 min/km.

Mañana voy a llevar la resonancia al traumatólogo y veremos que pronóstico me da. Espero que pueda seguir corriendo aunque sea más despacio y menos kilómetros.

Hasta el puente «colorao»

Hoy tocaba hacer 24 km ya en pleno periodo de tapering. Salimos algo tarde de casa y se nos ocurrió la genial idea de ir por Madrid Río, ya que mi compañera de entrenamientos dominicales opina que yendo por esta zona es más entretenido que hacerlo por otras donde hay menos gente. Cierto es que hay más gente, pero lo de ayer era a todas luces exagerado. Ir por esta zona de Madrid era ir haciendo slalom tratando de esquivar paseantes, bicicletas y otros corredores. Lo peor, con diferencia, las bicicletas que van a una velocidad excesiva para ir por donde van.

Después de atravesar el paseo de Madrid Río de sur a norte, llegamos a la Casa de Campo y decidimos entrar en dicho parque por el Paseo del Embarcadero, hasta llegar a las inmediaciones del Lago. Estuvimos negociando si tirar hacia el oeste y salir de la CdC por el zoo (mi opción) o seguir paralelos al Manzanares hasta completar 12 km y dar la vuelta por el mismo sitio (opción de mi compañera). Al final se impuso la opinión ¿saben ustedes de quién? Efectivamente, la segunda, por lo que seguimos por el Paseo Azul hasta la Plaza de las Moreras, para poco después de sobrepasar esta plaza girar a la izquierda para coger el Paseo Marqués de Monistrol (no confundir con la calle del mismo nombre). En ese punto, el camino se pone cuesta arriba y aunque en plena cuesta llegamos al kilómetro 12 del recorrido, decidimos seguir un poco más hasta llegar a uno de los puntos curiosos de la Casa de Campo.

Estoy convencido de que muy pocos madrileños conocen la existencia de un acueducto en la Casa de Campo. Curiosamente, aún siendo una obra concebida para el transporte de agua es conocido como el puente «colorao». Este acueducto se construyó en 1923 por Juan Moya con la idea de llevar agua a las explotaciones agrícolas de la Casa de Campo. Desconozco si en la actualidad este acueducto sigue en uso, pero no deja de ser sorprendente encontrar en plena naturaleza, en medio de este enorme parque, una obra de estas características.

puente-colorao
El puente colorao

Aunque el recorrido por el Paseo Marqués de Monistrol es cuesta arriba, fue una verdadera maravilla recorrerlo porque el parque está precioso todo lleno de flores amarillas que se encuentran por doquier, algo inimaginable. Reconozco que no tengo ni idea del nombre de estas flores, pero me encanta verlas.

flores-amarillas
Flores amarillas

En el puente colorao, parada para hidratarnos, para que mi compañera se avituallara con una ampolla de glucosa y para hacer unas fotos. Después, vuelta por donde habíamos venido y aunque nos cruzábamos con corredores y bicicleteros por la Casa de Campo, la cosa iba bien hasta que llegamos al Paseo del Embarcadero donde había una enorme cantidad de gente que no era sino el presagio de los que nos íbamos a encontrar en Madrid Río. Porque si a la ida era complicado avanzar con tanto personal, a la vuelta era una cosa fuera de lo normal. Había que hacer paradas cada dos por tres porque la gente te cerraba y era imposible avanzar. Pero bueno, íbamos entretenidos entre unas cosas y otras.

Al llegar al Parque Lineal, otra paradita en la fuente para refrescarnos e hidratarnos y afrontar el último par de kilómetros con energía, que la subida al Doce de Octubre se las trae. Hicimos esa subidita y desde allí nos lanzamos hacia el Pradolongo donde efectuamos el último kilómetro a buen ritmo. Mi compañera acabó fuerte el entrenamiento aunque el calor nos castigó sin ninguna clemencia. De esta manera recorrimos los 24 km en un tiempo de 2:09:44 @ 5:24 min/km. Un ritmo más que interesante para el día que hizo y los kilómetros que nos metimos.

Hoy ha sido el segundo día que corro con conocimiento de que mi rodilla está hecha cisco. Tengo ganas de hacer la maratón y parar hasta que remitan los dolores y me replantee qué voy a hacer a partir de ese momento. Como primeras medidas: pongo más énfasis en fortaleces cuádriceps y he eliminado un día de entrenamiento, de esta manera no corro dos días seguidos.

Ayer subí a la báscula y me dio una mala noticia. Marcaba 68,8 kg y una de las cosas que tengo que plantearme muy en serio es bajar de peso, no sólo mantenerme, ya que menos peso, menos sufrimiento en las rodillas. Lo que ocurre es que si dejo de correr me va a costar lo suyo bajar de peso, aunque es evidente que para adelgazar lo mejor es no comer.

Por cierto, hoy es un día señalado:

¡¡¡Viva la República!!!

Chungo, chungo

Ayer me llevé uno de los golpes más duros de mi vida. Fui a recoger la resonancia que me había mandado el traumatólogo y al leer el informe del médico que hizo la resonancia, me quedé petrificado. Según se desprende de dicho informe, mi rodilla sufre lo que se llama condromalacia rotuliana grado IV, que es una cosa bastante puñetera, ya que supone que el cartílago situado debajo de la rótula de la rodilla izquierda está muy degenerado, pero que muy degenerado.

La verdad es que ha sido una noticia dura de digerir, aunque todavía no he ido al médico para ver qué debería hacer, pero sé lo primero que me va a decir: deja de correr; sin embargo, no pienso hacerlo. Seguiré corriendo menos kilómetros y a menor ritmo. De todas formas, que sospecho que esta maratón del rock and roll va a ser la última maratón en la que participe. En fin, ya veremos cómo evoluciona la cosa.

Con ese pesar me acerqué al punto de encuentro, dándome cuenta de que la rodilla me dolía sólo de pensar en el problema. Allí estaban unos cuantos pradolongueros a los que apené con mis calamidades. Salí despacio y terminé despacio, fui de orgasmo en orgasmo como bien dice el buen amigo Esteban y así tendrá que ser de ahora en adelante si es que quiero seguir corriendo. Pero para eso lo más importante es fortalecer, fortalecer y fortalecer. No queda otra.

Dos vueltecitas, muy tranquilito para totalizar 10 km en 54:36 @ 5:28 min/km. Me encantaría que pudiese seguir corriendo a este ritmo eternamente, pero no sé si el cartílago me lo va a permitir.

Niño y niñas

Hoy sólo estábamos dos en el habitual punto de encuentro. Uno de los causantes de que fuésemos tan pocos es Miguel, que el pasado sábado fue papá de un -imagino- hermoso niño. El ser padre desbarata un poco los planes que puedas hacer. Ahora saldrá a entrenar cuando pueda, no cuando quiera. ¡Enhorabuena Miguel!

Pero no sólo Miguel ha sido padre, Javier, otro ilustre pradolonguero también lo ha sido. En este caso, de una bonita una niña. Así que ¡enhorabuena Javier!

Pero no sólo ellos dos, Alberto, un compañero de trabajo, también ha sido padre de otra preciosa niña. ¡Enhorabuena Alberto!

Resulta coincidencia que tres personas de mi entorno hayan sido padres en menos de una semana. Seguro que a los tres les cambia la vida de un modo u otro. Yo siempre lo digo, cuando fui padre por primera vez miraba hacia atrás y me parecía que mi vida había estado vacía hasta entonces. Debe ser que el instinto de conservación de la especie es muy fuerte.

Pero ciñámonos a lo ocurrido en el día de hoy, que aparte de todas estas buenas noticias también ha traído otra y es que ha aparecido por Pradolongo nuestro buen compañero Joaquín, que parece recuperado de las molestias que le llevan a mal traer desde hace ya casi un año. Las visitas a Josefa le han venido bien y ha decidido ponerse a correr otra vez aunque a un ritmo muy tranquilo y es que no conviene forzar lo más mínimo cuando vuelve uno a correr.

Como estábamos los dos solos, pues le he acompañado, llevando un ritmo de lo más tranquilo. Y tan a gusto que íbamos. Luego, al finalizar la primera vuelta, él se ha quedado y yo he seguido en solitario apretando un poco más, pero sin pasarme, que no me juego nada.

En total he recorrido 10 km en un tiempo de 54:32 @ 5:27 min/km y he vuelto a casa más contento que unas castañuelas con un par de manojos de ajetes que ha tenido a bien regalarme don Joaquín.