Niño y niñas

Hoy sólo estábamos dos en el habitual punto de encuentro. Uno de los causantes de que fuésemos tan pocos es Miguel, que el pasado sábado fue papá de un -imagino- hermoso niño. El ser padre desbarata un poco los planes que puedas hacer. Ahora saldrá a entrenar cuando pueda, no cuando quiera. ¡Enhorabuena Miguel!

Pero no sólo Miguel ha sido padre, Javier, otro ilustre pradolonguero también lo ha sido. En este caso, de una bonita una niña. Así que ¡enhorabuena Javier!

Pero no sólo ellos dos, Alberto, un compañero de trabajo, también ha sido padre de otra preciosa niña. ¡Enhorabuena Alberto!

Resulta coincidencia que tres personas de mi entorno hayan sido padres en menos de una semana. Seguro que a los tres les cambia la vida de un modo u otro. Yo siempre lo digo, cuando fui padre por primera vez miraba hacia atrás y me parecía que mi vida había estado vacía hasta entonces. Debe ser que el instinto de conservación de la especie es muy fuerte.

Pero ciñámonos a lo ocurrido en el día de hoy, que aparte de todas estas buenas noticias también ha traído otra y es que ha aparecido por Pradolongo nuestro buen compañero Joaquín, que parece recuperado de las molestias que le llevan a mal traer desde hace ya casi un año. Las visitas a Josefa le han venido bien y ha decidido ponerse a correr otra vez aunque a un ritmo muy tranquilo y es que no conviene forzar lo más mínimo cuando vuelve uno a correr.

Como estábamos los dos solos, pues le he acompañado, llevando un ritmo de lo más tranquilo. Y tan a gusto que íbamos. Luego, al finalizar la primera vuelta, él se ha quedado y yo he seguido en solitario apretando un poco más, pero sin pasarme, que no me juego nada.

En total he recorrido 10 km en un tiempo de 54:32 @ 5:27 min/km y he vuelto a casa más contento que unas castañuelas con un par de manojos de ajetes que ha tenido a bien regalarme don Joaquín.

3 opiniones en “Niño y niñas”

    1. Hola Javier:

      De nada. Sin lugar a dudas, se puede ser padre y corredor sin problemas. Entre otras muchas virtudes, correr es una válvula de escape necesaria y si no corremos, ¡caeríamos en peores vicios!

      Saludos.

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