Gratamente sorprendido

Hoy he comprobado que las piernas están en perfecto estado de revista. He salido a ritmo tranquilo hacia el Parque Lineal y he completado 15 km sin despeinarme 😉

Sigue haciendo una temperatura invernal en Madrid, he salido con mallas y camiseta larga y tenía incluso frío en algunos tramos, al menos no nos hemos mojado en el recorrido aunque las nubes presagiaban lluvia de lo negras que estaban.

Había poca gente por el Parque Lineal, se nota que gran parte del personal está de puente. Además, con eso de la lluvia se veían pocos ciclistas circulando, a muchos no les gusta mancharse de barro.

El año pasado me lesioné en el mes de mayo, yo creo que por forzar teniendo reciente la maratón, así que este año me lo voy a tomar con mucha calma todo este mes que empieza. De todas formas, aunque el año pasado las molestias empecé a notarlas después de hacer unas cuestas, tengo la hipótesis de que las lesiones pueden deberse a mis visitas al podólogo, que al limarme las durezas de las plantas de los pies provocase que la posición de éstos sea distinta y esa posición sea la causa final de la lesión.

Si todo va bien, la próxima carrera será la media de Jadraque, que se celebra el 27 de mayo. Es una carrera dura, sobre todo si es el recorrido del año pasado que iba hacia Bujalaro. Confío en que esta vez se vaya hacia Membrillera que también es un circuito duro, pero menos.

Lo dicho, recorrimos un total de 15 km en un tiempo de 1:20:56 @ 5:23 min/km, así que esta semana han caído sólo 41 km, uno menos que los recorridos en un solo día de la semana pasada.

De espectador

Hoy he salido a correr con una amiga que tenía intenciones de hacer series de 400 metros. Como no tenía otra cosa mejor que hacer, yo también corría desde el punto de inicio de la serie hasta el final y vuelta, pero sin apretar lo más mínimo. Al final me estaba mareando de tanta ida y venida. Lo que sí he comprobado es que ella está fuerte, ya que las series han sido hechas a buen ritmo.

Durante todo el entrenamiento caía una fina llovizna que no molestaba, todo lo contrario, resultaba agradable sentir la lluvia sobre la calvorota. Y así, entre idas y vueltas y ligera lluvia se fueron pasando los kilómetros. Calculo que haría unos 9 km en un tiempo de 52:15 a un ritmo de 5:48 min/km. Sigo recuperando las piernas.

Hoy me he llevado una alegría. Después de unas semanas con el peso por encima de 68 kg, hoy la báscula marcaba sólo 67,2 kg. Parece que la maratón me quitó un peso de encima. De todas formas me parece un poco bajo.

Nacidos para correr

Acabo de terminar de leer el libro Nacidos para correr de Christopher McDougall. Es un libro muy, muy interesante para todos aquellos que les guste correr. Aconsejable a todas luces. Lo mejor es la conclusión que se saca del libro: el ser humano ha nacido para correr. Y no para correr cien metros, hemos nacido para las largas distancias.

En busca de una respuesta, Christopher MacDougall se encuentra con la tribu de los mejores corredores de larga distancia del mundo. Aislados por el terreno más abrupto de América del Norte, los misteriosos tarahumaras de las barrancas del cobre en México son los guardianes de un arte perdido. Durante siglos han seguido técnicas que les permiten correr cientos de kilómetros sin descanso y perseguir desde un ciervo hasta un maratoniano olímpico y disfrutar de ello. Con ingenio y sabiduría, MacDougall va de los laboratorios más avanzados de Harvard a los valles soleados y los picos nevados donde cada vez más corredores empujan hasta el límite sus cuerpos. El secreto de la felicidad está a tus pies.

Portada del libro Nacidos para correr
Portada del libro Nacidos para correr

Reconozco que desconocía la existencia de este libro; sin embargo, el otro día en un entrenamiento estuvimos hablando del fallecimiento el pasado 30 de marzo del ultramaratonista Micah True también conocido como Caballo Blanco. Salió a correr y apareció muerto al lado de un arroyo. Según lo comentábamos durante el entrenamiento, a ninguno nos parecería mal acabar así nuestros días.

Buscando en internet información sobre este hombre, llegué al libro en cuestión, ya que Caballo Blanco es uno de los personajes que aparecen en dicho libro, junto a otros como los indios tarahumaras o conocidos ultramaratonistas estadounidenses.

Creo que me sentó bien el entrenamiento del martes, ya que aunque el miércoles tenía todavía un poco cargados los cuádriceps, hoy cuando hemos salido a correr tenía las piernas en buen estado, no notaba ninguna molestia muscular. Lógicamente, nos hemos tomado el entrenamiento con mucha calma, aunque alguno se le veía con ganas de apretar. Hemos dado las dos vueltas típicas, totalizando 10 km en un tiempo de 55:03 @ 5:30 min/km un ritmo sosegada para seguir recuperando.

Todavía no me lo creo

El domingo hice la mejor maratón de mi vida, sin lugar a dudas. No es sólo por la marca obtenida, que es mi nueva MMP, sino porque en los últimos kilómetros todavía tenía fuerza en las piernas. No voy a decir que las tenía frescas, pero todavía quedaba fuelle.

Lo que me resulta más curioso es que con una preparación similar afronté la maratón de Málaga y sufrí en los últimos cuatro kilómetros y sin embargo en Madrid, infinitamente más dura, acabé fenomenal, sin sufrir en ningún momento. Me gustaría saber qué ha cambiado con respecto a la otra maratón.

Cosas que se me ocurren que he hecho de manera distinta:

  • No he hecho tantas tiradas largas (> 20 km) dominicales. No sé si hacer menos es mejor para las piernas, pero sí para la cabeza, ya que te quemas menos, que luego se hace muy largo.
    • Para Málaga: 21, 25, 26, 28, Media de Ciudad Real, 25, 30, y 24. Total: 200 km.
    • Para Madrid: Media de Getafe, Media de Fuencarral, Media de Villarrobledo, 25, 30 y 25. Total: 143 km.
  • No me he obsesionado con la maratón. Este año me planteé como objetivo primaveral hacer una buena marca en Villarrobledo y eso hizo que el entrenamiento fuera dirigido a la media y no a la maratón. Después de la media, justo a un mes de la maratón, empecé a pensar en la maratón, pero lo dicho, sin obsesionarse.
  • He hecho más entrenamientos de calidad y menos tiradas largas. Pero la calidad, sin abusar, que es muy lesiva. Como mucho una vez por semana y algunas semanas, ni eso. Entre estos entrenamientos de calidad incluyo un par de carreras muy cortas donde fui a tope y además de eso: un poco de fartlek, algunos miles, algunos quinientos y algunos kilómetros a umbral. Tampoco quiero olvidarme de esos días en los que los dos o tres últimos kilómetros hemos ido a cuchillo, eso también fortalece las piernas.
  • Es una buena idea hacer la tirada de 30 km por la Casa de Campo. Te deja las piernas para el arrastre unos cuantos días, pero de cara a un circuito tan rompe piernas como Mapoma es un muy buen entrenamiento.
  • He utilizado el circuito de Parque Sur para hacer los kilómetros a ritmo de maratón. Es un circuito más duro que Pradolongo o el Parque Lineal, pero no exageradamente duro como puede ser la CdC.
  • El punto anterior me lleva a éste. No me he tomado como algo obligatorio hacer todos los sábados entrenamientos a ritmo de maratón, por ejemplo, el domingo que hice 30, el día anterior me lo tomé con más calma.
  • He hecho las tiradas largas con un poco más de ritmo de lo que hacía antes. Otras veces hacía estas tiradas largas a un ritmo muy tranquilo y más o menos constante de principio a fin. Esta vez he seguido esa norma (aunque lo haya hecho más rápido) que dice que hay que salir a ritmo de maratón + 20% y terminar a ritmo de maratón + 10%.

Y no se me ocurren más diferencias entre la preparación de una maratón y otra. Ahora veremos que cosas creo que debería de seguir haciendo:

  • Lo primero y lo más principal es seguir entrenando con mis compañeros de Pradolongo. Los entrenamientos conjuntos dan una motivación especial para seguir corriendo. Además los piques con los compañeros mejoran la forma.
  • Utilizar las tablas de Daniels para ver los ritmos que debo seguir en los distintos entrenamientos.
  • Seguir con mis ejercicios de fortalecimiento de piernas y hacer abdominales de vez en cuando.
  • Seguir controlando el peso, aunque sin exagerar, que he llegado a esta maratón con kilo y medio más que a Málaga y se me ha dado mejor.
  • Pasar por las manos de Josefa. Esta vez ha sido el día antes y creo que me ha venido mejor que nunca porque notaba las piernas muy sueltas.

Es muy importante el día de la carrera no fijarse demasiado en el cronómetro y fiarse más de las sensaciones. Es el cuerpo el que te debe marcar el ritmo, no el reloj.

El domingo por la tarde tenía las piernas como nuevas. El lunes ya notaba los cuádriceps algo cargados y hoy martes, creo que incluso los notaba algo más cargados, no sé si porque salí el lunes a trotar un par de kilómetros.

Hoy habíamos quedado como siempre a las siete a contarnos nuestras vivencias en la carrera y he dado algo más de una vuelta, totalizando 7 km en un tiempo de 43:29 @ 6:13 min/km. Un muy buen ritmo regenerativo. Al terminar, se cumplió la paradoja de siempre, tenía las piernas mejor que al comienzo.

El domingo, nada más levantarme la báscula marcaba 68,8 kg, un peso considerable. Pero me fui tan feliz pensando que llevaba el depósito de combustible lleno. Imagino que se debió notar las cuatro porciones de tarta que me comí el sábado. A la vuelta, después de beber un par de botellas de agua, un refresco y una botella de bebida isotónica, el peso era de 67,3 kg. Muy poca pérdida de peso para lo que acostumbro, debió ser que lo que iba sudando lo iba reponiendo en los puestos de avituallamiento que había cada 2,5 kilómetros.

Para terminar, una foto de Sebastián Navarrete hecha en el kilómetro 36 o cerca. Ingresaré un par de euros a Médicos Sin Fronteras por la foto como aconseja el autor.

Junto a Miguel, en el km 36
Junto a Miguel, en el km 36

XXXV Maratón de Madrid

En el mes de diciembre participé en la maratón de Málaga y aunque es una carrera con recorrido llano, los últimos cuatro kilómetros se me hicieron terriblemente duros. Al llegar a meta estuve hablando con un par de compañeros y llegamos a la conclusión que había que hacer más kilómetros a la semana para no sufrir en los últimos kilómetros. Y aprendí la lección. Si para Málaga la semana de más kilometraje fue de 76 km esta vez he hecho un pico de 78 km a tres semanas de la carrera. Y parece que se ha notado 😉

Bueno, sin coñas, aunque esta vez he hecho menos kilómetros, creo que haber hecho varios días algunas series y algún cambio de ritmo me ha venido mejor que hacer muchos kilómetros a la semana. Pienso que hay que hacer kilómetros, pero sin pasarse.

Y ahora llega el ladrillo.

A las siete menos diez habíamos quedado con Emilio para ir en su coche a la salida. Aparecimos a la hora prevista Miguel y un servidor, fuimos a recoger a Quique y después pasamos a por Joaquín. A eso de las siete y veinte estábamos en la calle Felipe IV aparcando el coche. Desde allí fuimos hacia la línea de salida, acordándonos de las madres de los organizadores y de su genial idea de poner el ropero en la línea de meta. Allí me encontré con Pedro que estaba pesaroso por la reciente muerte de su padre. Aunque tenía la cabeza en otras cosas, había pensado en correr esta carrera como homenaje a su padre, igual que Quique, que se había propuesto bajar de tres horas por el mismo motivo.

Emilio, que iba a llevar el globo de las 3h45, se fue pitando hacia la salida, donde tenían que entregarle el globo. El resto de pradolongueros nos hicimos una foto para inmortalizar el momento. Durante el paseíto hacia la salida, me encontré con un viejo conocido que llevaba tiempo sin ver y también me encontré con un antiguo compañero de estudios. Juntos corrimos la maratón de 1999 y trece años después hemos vuelto a repetir experiencia.

Pradolongueros en la maratón de Madrid 2012
Pradolongueros en la maratón de Madrid 2012

Tenía previsto correr con Miguel y Joaquín, pero como se añadió mi antiguo compañero formamos un cuarteto con intenciones de hacer aproximadamente 3h20 y si fuese posible llegar a 3h15, pues miel sobre hojuelas. La táctica de este año era un poco distinta a estos últimos maratones, ya que decidí olvidarme del cronómetro y correr por sensaciones, y es que estar pendiente del cronómetro, como otras veces, produce un poco de ansiedad. Además, no dar excesiva importancia a la marca que pudiera realizar, me llevó a afrontar esta maratón muy tranquilo. De hecho estaba en la línea de salida como si de un entrenamiento se tratase.

Colocado en el corral que nos habían asignado, junto a los que iban a ser mis compañeros de aventuras en esta carrera, esperamos pacientes el disparo que anuncia el comienzo. Tardamos algo más de un minuto en atravesar el arco de salida y el primer kilómetro nos lo tomamos con mucha calma, no había ninguna prisa. Poco a poco fuimos cogiendo el ritmo de crucero, el cual ignoraba ya que el cronómetro no existía para mí, aunque lo llevase en la muñeca.

Sobre el kilómetro 14 comenté a uno de mis compañeros que no sabía si íbamos bien o mal de ritmo y Joaquín, sabiamente, me comentó que era el cuerpo el que me lo debía indicar y la verdad es que me sentía francamente cómodo tal como íbamos, aunque poco después empezaron a entrarme las dudas porque veía los globos de 3h15 muy cerca, como a unos cien metros de nosotros. En el km 16 estaba mi madre, por lo que paré unos segundos a saludarla y cambié un par de besos por un plátano, que ya habían pasado cuatro horas desde que desayuné. Perdí contacto con mis compañeros pero pude alcanzarlos al poco. Justo en esos momentos que iba descolgado, pasamos donde estaban los compañeros pradolongueros que no participaban en la carrera y que nos animaban fervientemente. Además nos hicieron bonitas fotos. Gracias por todo.

Por la calle Fuencarral
Por la calle Fuencarral

La animación era espectacular por las calles de Madrid, en determinados sitios la gente se agolpaba al paso de los corredores, era realmente emocionante pasar por el estrecho pasillo que dejaban. Eso hacía que las piernas marchasen casi sin esfuerzo.

Los kilómetros pasaban a una velocidad vertiginosa, casi sin darnos cuenta ya estábamos en la calle Ferraz, pasando por la media maratón. Uno de mis compañeros indicó que llevábamos un tiempo de 1h37 pelaos, tiempo que me parecía idéntico al del año pasado, aunque luego comparando he visto que era justo un minuto menos. Los globos de 3h15 seguían ahí mismo. Yo iba un poco alucinado y pensaba que más que ir nosotros deprisa, iban ellos un poco despacio.

En la Avda. de Valladolid, sobre el kilómetro 24, mi compañero de estudios decidió que el ritmo que llevábamos era muy rápido para él y aflojó la marcha. Si en la maratón de 1999 fui yo el que me quedé por detrás, ahora era él el que se rezagaba. Nos quedamos en un trío, los inicialmente previstos. La cosa marchaba bien y el objetivo de llegar los tres pradolongueros juntos parecía factible.

Entramos en la Casa de Campo y el recorrido se hizo algo más tedioso. El terreno es duro y prácticamente no hay nadie animando. Me gustó las palabras que nos dijo una chica: disfrutar de la Casa de Campo que hasta el año que viene no pasáis por aquí y está preciosa y tenía razón, estaba realmente bonita después de las últimas lluvias que han caído en Madrid. Una verdadera gozada circular por el pulmón verde de esta ciudad. Desde la entrada a este parque, el terreno es ligeramente ascendente, hasta llegar al kilómetro 29 que se empieza a bajar lo subido. En el 30 nos obsequiaron con un gel que tenía un sabor muy dulzón, debía ser puro azúcar, pero que pienso nos vino bien. Por desgracia, en este punto se quedó Joaquín, por lo que ya sólo quedábamos dos. Bajando por el Pº de los Castaños, decidimos bajar un poco el ritmo para ver si entraba, pero al ver que no llegaba decidimos seguir tirando.

Se sale de la Casa de Campo por la zona del metro de Lago. Allí hay una cuesta que tiene miga, pero esa zona estaba llena de gente que animaba incesantemente a los corredores y se subía casi en volandas, aunque se notaba en las piernas la pendiente. Al poco llegamos al Puente de Segovia donde había unos cuantos familiares animando, eso me dio alas y poco después, un subidón más, porque pasamos cerca del estadio Vicente Calderón y escuchamos en himno del Atleti. No es que el fútbol me atraiga en exceso, pero la afición que tiene mi hijo parece que está haciendo efecto.

Con la inercia provocada por la musiquita en cuestión, llegué al otro extremo del Puente de Segovia y subí la cuesta de la calle del mismo nombre a buen ritmo, aunque tuve un pequeño percance con un corredor que iba delante de mí, que de repente paró en seco y tuvimos un pequeño encontronazo, pero seguí a mi ritmo. Poco antes de iniciar la subida, un amigo de Miguel se nos unió para hacer los últimos kilómetros y después de coronar, se nos unió una amiga que me esperaba con otro plátano. Ya estábamos en el kilómetro 35 y las piernas se encontraban en muy buen estado y los globos de 3h15 seguían ahí cerca…

Subimos el Pº Imperial, donde ingerí un trozo de plátano. Bajamos hacia Embajadores, en uno de los pocos tramos favorables de estos últimos kilómetros y afrontamos el Pº de las Acacias, que se hace muuuuuuy largo y encima picando para arriba. Este tramo no me gustó nada, no sólo por el terreno poco favorable, sino porque la mitad de la calle estaba abierta al tráfico (juraría que otros años no) y era muy desagradable buscar oxígeno para tus pulmones y encontrar monóxido de carbono. Pasado Embajadores mi amiga me dijo que no podía seguirnos y se fue quedando atrás. No sé si fue eso o ver que el globo de 3h15 estaba cada vez más cerca lo que me hizo acelerar o que Miguel deceleró, pero fue perdiendo mi estela metro a metro y en el 39 me había quedado completamente solo.

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En uno de los últimos avituallamientos, foto cortesía de Sebastián Navarrete

Los dos globos a los que perseguía se iban separando cada vez más, parece que uno pinchó (no el globo, sino el que lo llevaba) y en Atocha conseguir pasarle. Llegué a la temida cuesta de Alfonso XII y reconozco que me aunque me costó subirla, la energía que me transmitieron los compañeros pradolongueros me ayudó a pasar esa última dificultad y me planté en el kilómetro 40 casi sin querer.

Igual que Acacias, también se hace larga esta calle hasta la Puerta de Alcalá, pero ya está cerca el kilómetro 41 donde se acaba el sufrimiento y empieza el último kilómetro de gloria. El tramo desde la Puerta de Alcalá hasta la entrada del Retiro también tenía mucha animación, te llevaban en volandas. Y la entrada a este parque ya fue la repera, ya que estaba repleta de gente que animaba sin cesar. Además desde la entrada hasta meta es casi todo el tramo favorable. Apreté un poco el ritmo, pero sin pasarme para no acabar en la enfermería como hace dos años y cuando mi astigmatismo me dejó enfocar debidamente el reloj de meta, no me lo podía creer, marcaba 3h15 y bastantes segundos. Los suficientes para que al acercarme a la línea de meta los minutos pasaran de 35 a 36, llegando con un tiempo oficial de 3:16:12. Descontando el minuto y poco que tardamos en pasar por la primera alfombra, queda un tiempo neto de 3:15:08 que pasa a ser mi mejor marca en la distancia.

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Llegando a meta y haciendo MMP

Un par de minutos después llegó Miguel, marcando un tiempo de 3h17. Joaquín lo hizo en 3h25 y mi antiguo compi, no sé lo que hizo, porque en las clasificaciones aparece con 3h06, pero que yo sepa, no me adelantó en ningún momento. Ha debido fallar el chip como a otros muchos corredores. Tengo la sensación de que este dispositivo de medida no es muy certero, ya hubo problemas en la media maratón de Madrid y en la entera, también. Emilio se adelantó un poco al tiempo que marcaba su globo y llegó con un tiempo de 3h42, neto de 3:40:13. No sé si los corredores que iban siguiendo el globo andarán buscándole para lincharle o estarán contentos por haberles hecho bajar su marca.

Aparte de la marca, lo mejor es que acabé bastante entero y con las piernas en muy buen estado. El domingo por la tarde parecía que no había corrido, aunque imagino que mañana lunes sí notaré algo cargadas las piernas.

Desde mi punto de vista, la organización ha empeorado con respecto a otros años:

  • Lo de poner el guardarropa en la línea de llegada, en vez de en la de salida, es de juzgado de guardia. Un error gravísimo. Como anécdota contaré que faltando 20 minutos para el comienzo, cuando ya estaba yo colocado en mi corralito, llegaron un par de guiris preguntándome donde dejar la ropa. Cuando les dije que a un par de kilómetros, casi se les cae el alma al suelo. No sé qué hicieron, pero si tuvieron que ir hasta allí y volver, tuvieron que hacer una maratón de 46 km.
  • Parece que el chip falló bastante y falseó el tiempo de muchos corredores.
  • Me llamó la atención que no estuviese marcado el recorrido con una línea azul como siempre lo ha estado. No es mucho problema para mí, porque llevo riadas de gente por delante, pero imagino que alguno sí pudo desconcertarse durante el recorrido.
  • ¡No se puede abrir al tráfico tramos que coincidan con la carrera! Que no estamos hablando de la una carrera de poca monta, que se supone que la organización se jacta de ser «silver road race».

Esperemos que la cosa mejore, ya que ¡¡¡tenemos una cita en la XXXVI edición!!!

Se admiten apuestas

Hoy ha sido el último entrenamiento antes de la maratón de Madrid. Mañana viernes habrá que ir a recoger el dorsal y el sábado, un sesión de fisoterapia para relajar las piernas y que estén más que preparadas para los 42 km del domingo.

Hay algunos que prefieren hacer unos kilómetros el sábado, pero para mí el jueves es el último día. Suelo hacer poco kilómetros, siete como mucho, pero hoy íbamos de amena cháchara y al final hemos completado las dos vueltas. Eso sí, a un ritmo muy asequible.

El objeto de la conversación era apostar, aunque sin dinero por medio, sobre los tiempos que iban a hacer el resto. En mi caso, la apuesta era: Quique: 2h55, Emilio: 3h44 y Joaquín, mi tocayo y un servidor: 3h19. Desgraciadamente, poco más recuerdo. Alguna cosa, como que algunos pensaban ¡¡¡que podía hacer entre 3h10 y 3h14!!! Mucha tela para mí es eso. Emilio, que llevará el globo de 3h45 dice que acabará en 3h43, por si alguno está interesado en seguir.

Entre previsones de uno y de otros se fue pasando el tiempo y a lo tonto acabé completando 10 km en un tiempo de 55:45 a un ritmo muy tranquilo de 5:34 min/km.

¡Ya sólo queda el gran día!

Uno de cada cuatro

Parece que los nuevos dueños de la maratón de Madrid se han movido y bien fuera de España. Según cuentan por ahí, lo han promocionado en maratones como Nueva York, Chicago, Berlín, París, Lisboa y Roma. Esto ha hecho que uno de cada cuatro corredores que participen el próximo domingo en la maratón madrileña sean extranjeros. Bueno… eso dice el titular.

Con el tema de organizar los 10 km junto a la maratón, ya empiezan los números a bailar. Resulta que ese 23% (sí, ya sé que no llega a uno de cada cuatro, pero casi) no es de los 12.000 corredores que participan en la maratón, sino de los pocos más de 18.000 que participan tanto en la maratón como en la carrera de 10 km. Así que ya no tengo claro cual es la proporción de foráneos en la distancia de Filípides. Como somos tres pradolongueros los que pensamos ir juntos, yo pensaba formar un cuarteto y practicar mi inglés, que tiempo hay durante la carrera pero ya no sé a qué atenerme.

Hoy, ya inmersos en la semana cero, la gracia consiste en descansar más que otra cosa; sin embargo, tampoco es cuestión de permitir que las piernas se olviden de qué es eso del correr, así que tengo por costumbre salir el martes y el jueves a trotar un poco. Han sido 10 km en un tiempo de 54:37 @ 5:28 min/km. Muy tranquilos.

Llevo varias semanas que me duele la rodilla izquierda y no se me acaba de pasar. No es un dolor que me impida correr, pero no sé si aguantará el trote de los 42 km. Espero que sí.

Sólo una semanita

Ya sólo queda una semanita para el día M. Ya iba siendo hora de que llegase el momento. Cuando íbamos corriendo comentábamos que nos conformábamos con el tiempo que estaba haciendo hoy, que aunque hacía sol, la temperatura era fresca. Mirando en la previsión a un semana, parece que hará buen día para correr, con máximas de 18º y mínimas de 7º y con algunas nubes, aunque de aquí al día M van a cambiar las previsones unas cuantas veces, seguro.

Para no castigar las piernas, que ya sólo necesitan descanso, hemos ido a un ritmo bastante llevadero durante los 15 km del circuito del río. Hemos ido de charleta y se me ha pasado el tiempo volando, ¡si me ha parecido más corto que las habituales dos vueltas a Pradolongo!

Los 15 km los hemos recorrido en un tiempo de 1:16:55 @ 5:08 min/km y aunque me sigue molestando un poco la rodilla, me parece que voy a llegar en un buen estado de forma.

Ayer me pesé justo antes de salir a correr y la báscula marcaba 68 kg, parece que ha bajado un poco de lo que marcaba en las últimas semanas. A ver si consigo perder algo estos días.

Granizada

Hoy hacía un frío de narices en Madrid. Y no sólo frío, también viento, lluvia y granizo. No es que haya caído mucho granizo, pero ha estado siete u ocho minutos granizando brutalmente, justo en pleno entrenamiento y ya que me dolía la cabeza y las orejas de esas pequeñas bolas de hielo que me golpeaban sin piedad.

Y menos mal al granizo, porque la última muestra de hipocresía del rey me estaba sacando de quicio y le iba a poner verde en esta entrada, pero gracias a este peculiar tipo de precipitación me ahorraré de decir que el rey es un sinvergüenza y que ya está bien que se gaste el dinero de los contribuyentes en cacerías y similares. Ya está bien que en el siglo XXI todavía existan estos anacronismos absurdos que no sirven absolutamente para nada, sino es para despilfarrar el dinero de los demás.

De nuevo, gracias al granizo tampoco tendré que decir que hoy es el 81º aniversario de la II República y que ya va siendo hora de que llegue la III porque esta forma de gobierno no tiene ni pies ni cabeza.

Por el mismo motivo también, me ahorraré tener que poner la bandera republicana en su aniversario.

Bandera republicana
¡Viva la república!

Entre unas cosas y otras, hoy salí tarde a entrenar, ya casi a la hora de comer. El objetivo era hacer unos kilómetros, ya los últimos, a ritmo de maratón. Así que he ido a Parque Sur con la idea de dar cuatro vueltas de 3 km cada una. Una primera vuelta de calentamiento y luego a ponerme sobre 4:30 en las otras tres.

Dicho y hecho. Una primera vuelta a un ritmo de 5:00 poco más o menos y luego bajando al ritmo objetivo de 4:30, a veces unos segundos por encima, a veces unos pocos por debajo. Eso sí, cuando estaba finalizando la tercera vuelta, cuando ha empezado a granizar, el ritmo ha aumentado sin querer, haciendo ese kilómetro, que encima era cuesta arriba, a 4:19. Después, vuelta a los ritmos de 4:30.

He totalizado las cuatro vueltas, es decir, 12 km en un tiempo de 55:04 @ 4:35 min/km.

Atraco municipal

Hoy era un día importante en el plan de entrenamiento, ya que habíamos pensado hacer el test de los dos seismiles para comprobar si la marca que vamos a intentar en la próxima maratón es factible. Había pensado que podíamos realizar la prueba en una pista de atletismo, donde el terreno es perfectamente llano y perfectamente medido.

Nuestro gozo en un pozo. Después de calentar unos kilometrillos en Pradolongo nos hemos dirigido al polideportivo y al entrar nos han dado el alto, invitándonos a pasar por taquilla. Nuestra sorpresa ha sido monumental al descubrir que nos querían cobrar ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ 2,25 € !!!!!!!!! por dar unas cuantas vueltas a la pista. Y no, no vayan a pensar que era ese precio para todo el grupo, no, era por cabeza. Se trata, sin lugar a dudas, de un auténtico atraco perpetrado por el ayuntamiento de Madrid que se gasta la friolera de 860.000 € todos los meses en mantener Madrid Río y no sé, quizás piensa sacarlo cobrando esos 2,25 € a los pobrecitos que hacemos deporte. En fin, una muestra más de la pésima gestión de este ayuntamiento, que debe algo más de 7.000 millones de euros y como el anterior alcalde ha debido hacerlo bien, pues lo hacemos ministro. Pobrecita justicia.

Bueno, a lo que importa. Después del fiasco hemos vuelto a Pradolongo donde nos hemos encontrado con Joaquín y Emilio que acababan de completar la primera vuelta. Emilio se ha ido a casa y Joaquín ha seguido con nosotros. Primera vuelta tranquila en 26:00 @ 5:25 min/km y luego una segunda vuelta a toda pastilla en 20:15 @ 4:13 min/km. Un entrenamiento que no tiene nada que ver con lo que habíamos previsto, pero que nos ha puesto las piernas al rojo vivo.

Sin contar con los kilómetros previos de calentamiento, hemos totalizado 9,6 km en un tiempo de 46:15 @ 4:49. Nos quedamos con la intriga de saber la marca que pudiéramos hacer.