Las piernas bien, gracias

El domingo participé en la carrera de las lagunas. Lo hice a ritmos que no llevaba desde hacía bastante tiempo, ni en carreras, ni en entrenamientos; sin embargo, tengo las piernas como nuevas. Ni el domingo por la tarde después de la carrera, ni el lunes ni hoy martes he notado el más mínimo cansancio en las piernas. Debe ser que lo que más castiga a las piernas es la distancia y que los nueve kilómetros de la carrera no han hecho mella en mis patas. Además, la rodilla no me molestó prácticamente durante la carrera, estando a un nivel entre 1 y 2, por lo que acabé más que satisfecho de la prueba villafranquera.

Lo dicho, hoy tenía las piernas nuevas, pero tampoco quería acelerar mucho por si acaso. Así que en Pradolongo, después de saludar a Jesús que se incorporaba después de las vacaciones, hicimos un par de vueltas a ritmo tranquilo, aunque aceleré en el penúltimo kilómetro para ver si las piernas respondían. Y sí lo hicieron, me puse a 4:30 como si tal cosa. El jueves tocará machacarse un poquito más.

De nuevo han vuelto a desaparecer los grifos, como ya constaté el sábado, así que bajé una botella que «escondí» en una de las papeleras y que utilicé después de la primera y de la segunda vuelta. Resulta más cómodo que ir con la botella en la mano y además aguanta un poquito más el frescor del agua.

Total que hicimos dos vueltas a Pradolongo lo que supone 9,6 km realizados en un tiempo de 50:06 @ 5:13 min/km.

Y para terminar, una foto de la carrera del domingo corriendo por la orilla de la laguna grande. Foto cortesía del tío cazuela.

Corriendo a la orilla de la laguna
Corriendo a la orilla de la laguna

Al trote y haciendo pequeños cambios de ritmo

Mañana toca carrera, así que hoy he salido a mover un poco las piernas y dejarlas preparadas para mañana. El entrenamiento ha consistido en hacer sólo cinco kilómetros al trote cochinero y pasado el kilómetro tres hacer unos cambios de ritmo cortos, de unos cincuenta metros como mucho. He probado otras veces hacer cosas semejantes y creo que da buen resultado.

Durante el entrenamiento nos hemos cruzado con José Luis (¡recupérate Nelson!) y hemos estado despotricando contra los miserables que se ocupan de romper o robar los grifos de las fuentes. Por favor, que alguien me diga que beneficio sacan con eso y, por el contrario, multitud de personas sufren el perjuicio de no poder contar con una gota de agua con la que refrescar su garganta. Sé que soy un poco pesado con este tema, pero es que me saca de mis casillas.

Pues eso, entrenamiento que parece poca cosa (y quizás lo sea) pero que al menos psicológicamente me sirve para prepararme para la carrera del día siguiente. En números: 5 km en 28:12 @ 5:38 min/km.

Lo que más me ha gustado es que antes de salir me he subido a la báscula y ésta marcaba 69,4 kg con lo que se conseguido bajar de los 70 kg que marcaba la semana pasada. Tengo que seguir así para tratar de quedarme entre 67 y 68 que es lo que debería pesar.

Tres mil kilómetros

Andaba consignando las últimas carreras realizadas después de la maratón de Madrid y acabo de darme cuenta que he alcanzado los tres mil kilómetros en carreras populares desde la primera que tengo apuntada, que no es otra que la maratón de Madrid de 1987. No están todas, por lo que la cifra es algo más elevada, pero tampoco faltan muchas.

Esos tres mil kilómetros se pueden desglosar de la siguiente manera:

  • 21 maratones: 886,1 km
  • 35 medias maratones: 738,4 km
  • 72 carreras de 10 km: 720 km
  • 55 carreras de otras distancias: 655.6 km

O por temporadas:

Temporada Carreras Distancia
2012 12 167,76
2011 13 214,85
2010 20 257,55
2009 12 220,74
2008 12 184,19
2007 11 179,58
2006 8 132,19
2005 12 189,18
2004 6 92,19
2003 9 144,39
2002 8 123,29
2001 6 124,39
2000 4 49,10
1999 16 242,39
1998 10 216,00
1997 12 204,71
1996 10 174,09
1994 1 42,19
1987 1 42,19
Total 183 3000,99

Si en estos 25 años he conseguido participar en 183 carreras y realizar 3000 km, espero seguir al menos otros 25 años y hacer otros tantos. No es una idea descabellada del todo, teniendo en cuenta que aunque entonces tenga 71 años ¿por qué no iba a seguir corriendo? Como dicen por ahí, no se deja de correr porque se envejece, se envejece porque se deja de correr.

Y para tratar de conseguir esa meta, hay que seguir entrenando y eso ha sido lo que he hecho. Salí algo más tarde de lo habitual por una visita y cuando llevaba algo más de 2 km de recorrido nos encontramos con Emilio II al que hacía tiempo que no veía por Pradolongo. Estuvimos unos cuantos kilómetros con él y luego nos dejó «solos ante el peligro» hasta completar los 10 km habituales.

La primera mitad del recorrido la hicimos en 27:17 @ 5:25 min/km y la segunda en 25:48 @ 5:09 min/km por lo que los 10 km fueron realizados en 53:05 @ 5:19 min/km. Otra decena de kilómetros más a la buchaca.

Como curiosidad, decir que al salir fui a ponerme el forerunner 405 y estaba la batería descargada, cosa que me extrañó mucho porque había sido cargado horas antes. Ya es la segunda vez que pasa, espero que no sea un indicio de que la batería se está estropeando.

Tiene sus ventajas salir tarde

Ayer se complicó el día porque tuvimos que hacer unas compras y cuando quise salir ya eran más de las 8:30. Salir tan tarde tiene la ventaja de que el calor no es tan acuciante en un día tan caluroso como hoy, pero tiene la pega de que al final se te hace de noche y además no corres con los compañeros habituales.

Nada más salir nos cruzamos con Miguel que acababa de terminar su entrenamiento. Este nos dio la extraordinaria noticia de que habían vuelto a poner grifos en el parque, ¡magnífico! En estos días donde el calor se hace notar de manera tan brutal viene de perillas este detalle. Por desgracia, sé que durarán poco gracias a los miserables que se encargan de llevárselos o romperlos.

Salí acompañado por una amiga e hicimos una primera vuelta en 26:49 @ 5:22 min/km y en la segunda apretamos un poco más haciendo esos segundos cinco kilómetros en 25:20 @ 5:04 min/km. Lo que totaliza un recorrido de 10 km en 52:09 @ 5:13 min/km.

Mi rodilla se portó fenomenalmente bien, noté poco la molestia y si lo hice fue porque iba pendiente de ella. Digamos que el nivel de dolor anduvo por el 3. Quizás haya sido el día que más cómodo iba. El otro día probé con el producto Ice Power, que me recuerda a un gel para tendones de caballos que utilizaba hace tiempo por el mentol y el color azul, y parece que entre ese producto y el hielo, la rodilla ha mejorado.

Demasiado calor

Esta noche ha sido de las jodidas para dormir por el calor, por lo que he dormido mal y me he levantado con pocas ganas de nada; sin embargo hoy tocaba hacer una tirada larga. Al salir a eso de las nueve de la mañana, ya había 27º y el problema no era sólo el calor, sino que había un bochorno horroroso.

Las piernas han tardado entre cuatro y cinco kilómetros en entrar en ponerse en condiciones, pero las de mi amiga no iban y no iban. Al final no ha podido aguantar todo el kilometraje, aunque tampoco le hace falta, que ella no está preparando ninguna maratón.

A partir del kilómetro once me he quedado solo y he apretado un poco el ritmo, pero sólo un poco, que no estaba la cosa para muchas alegrías. Afortunadamente, entre la botella de agua que me he llevado y los grifos del Parque Lineal, nos hemos hidratado bien y eso es lo importante en estos días tan calurosos. Hidratación, hidratación y más hidratación es lo más importante cuando hace calor. Que no se nos olvide.

Al final he recorrido 16 km en un tiempo de 1:23:59 a 5:15 min/km. La rodilla a nivel 4 durante el tramo que he ido acompañado, luego al aumentar el ritmo me ha aumentado la molestia (ha subido a nivel 5), cosa rara.

Otra vez la boca seca

Ya estoy otra vez en Madrid después de unas breves vacaciones. Hoy he salido a correr y no sabía si me iba a encontrar con alguno de los habituales pradolongueros. Afortunadamente, mientras hacía estiramientos ha llegado mi tocayo con el que he compartido las dos vueltas de rigor al parque.

Por supuesto, los grifos que pusieron antes de irnos de vacaciones ya no estaban. No quedaba ni una fuente de la que poder beber, así que desde los primeros kilómetros con la boca seca hasta el final del entrenamiento. Aparte de que hacía bastante más calor que en Huelva, lo que más noto es la sensación de sequedad en la boca, esa especie de pasta que se forma entre el paladar y la lengua. Habrá que volver a salir a correr con la botella.

Hemos dado una vuelta tranquila y en la segunda hemos apretado un poco el ritmo: 4:40, 4:37, 4:18 y 4:17. Costaba mantener un ritmo elevado con una temperatura alta como había en el día de hoy y eso que no es de los más calurosos según me recordaba Miguel.

Hoy la rodilla casi no la he notado, diría que a nivel 3, excepto cuando hemos aumentado el ritmo que he notado más la molestia, pero durante un minuto como mucho. El frío me viene de perillas.

En total hemos recorrido 9,6 km en 48:23 a un ritmo de 5:00 min/km y por favor, ¡¡¡que vuelvan a poner grifos en las fuentes!!!

Se agradece el nublado

Después de muchos días de mucho calor y mucho sol hoy ha salido un día, aunque caluroso, nublado. Es de esos días bochornosos en los que no apetece ponerse a correr, así que hemos empezado muy lentamente y yo creo que de tan lento que íbamos me dolía la rodilla más de lo habitual. De hecho ya casi no notaba la molestia. También puede ser que me molestara más porque había cambiado el ejercicio 1 de esta serie de ejercicios, haciéndolo con el pie extendido en vez de con el pie a noventa grados. Quizás eso no le haya gustado.

El caso es que la primera vuelta ha sido muy lenta y he pensado que a lo mejor acelerando el paso mejoraba la cosa. Y así ha sido, al aumentar el ritmo la rodilla iba mejor. Como al aumentar el ritmo, la manera de pisar cambiar, eso puede provocar ir mejor. Así que lo tengo claro, a toda pastilla desde el primer metro 😉

Los primeros cinco kilómetros los hemos recorrido en 28:50 @ 5:46 y los segundos cinco, en 24:37 @ 4:55, totalizando 10 km en 53:27 @ 5:21. Y muchas mejores sensaciones en la segunda vuelta que en la primera.

La torre de San Miguel

El sábado participé en la I carrera nocturna San Miguel, como he comentado en la entrada anterior. La carrera está organizada por el club de atletismo San Miguel. Sin duda el nombre el nombre del club organizador viene dado por uno de los monumentos más conocidos, sino el que más, de La Puebla de Montalbán, que no es otro que la torre de San Miguel.


Torre de San Miguel, foto obtenida de panageos.es

Siempre me ha llamado la atención esta torre, debe ser porque está en uno de los puntos más altos del pueblo y es una torre muy alta, de 32 metros. Quizás también por lo estilizado de su figura. A lo mejor porque me trae recuerdos de la infancia cuando con los compañeros de clase veníamos a pintar la torre.

No es raro que cuando me enteré de la existencia de esta carrera me apuntase inmediatamente, tenía demasiados atractivos y siempre que pueda volveré a venir.

Hoy decía Jesús que todavía tenía las piernas castigadas del circuito tan duro, pero yo las notaba bastante bien. Creo que el sábado, más que piernas lo que me faltó fue respiración. Cuando más corta es la carrera, más rápido se va y más cuesta acompasar la respiración. Habrá que hacer series cortas (400 ó 500 metros) para mejorar esta faceta.

De todas formas, no apretamos mucho en las dos vueltas. Hicimos 9,5 km en un tiempo de 49:50 a un ritmo de 5:14 min/km.

Treinta y ocho

Esos son los minutos que me gustaría hacer en una carrera de 10 km, pero el título de la entrada no viene por eso, sino por los grados que había cuando a eso de las 20:30 he acabado de correr. Ha hecho un día de calor terrible, era insoportable.

Cuando he llegado al parque, a la hora de encuentro habitual, estaba Joaquín sentado en un banco con cara de pocas intenciones, pero visto lo visto después, me parece que estaba haciendo teatro, porque ha bufado como un auténtico vendaval durante el entrenamiento.

Hoy no había mucha gente por estos lares, sólo hemos salido cuatro, pero parece que con ganas de guerra porque ya en el primer kilómetro íbamos deprisa, luego se ha puesto a tirar Emilio y todos nos preguntábamos ¿cómo puede ir este hombre a 4:30 con casi 40º de temperatura con 66 años? Y nadie encontraba la respuesta, aunque es la más simple: este hombre es un fenómeno de la naturaleza.

El caso es que esos tirones ha provocado que se alborotara el gallinero y cuando Emilio se ha retirado del terreno de juego, ha empezado Joaquín a apretar y nos ha hecho sufrir de lo lindo en esa segunda vuelta. Me he notado bastante cansado, insisto, se nota mucho estar casi dos semanas sin entrenar. Se pierde forma a pasos agigantados.

Aunque me he llevado una pequeña botella, tenía al terminar la boca más seca que la mojama, no sé cómo estarían los otros compañeros que no han bebido durante el entreno, que ha consistido en hacer 9,5 km en un tiempo de 46:55 @ 4:54 min/km, haciendo unos cuantos kilómetros sobre 4:40. Demasiado pá mi body en estos momentos.

Y siguen tirando

Parece que los dos kilómetros que hice con las zapatillas minimalistas me han dejado más tocado de lo que pensaba. Si el martes tenía una tirantez brutal en los gemelos, hoy estoy algo mejor, pero todavía siguen tirando lo suyo. Está claro que hice una burrada metiéndome dos kilómetros de metatarso. La transición debe ser muy lenta, muy lenta. Lo repite frecuentemente, como un mantra, a ver si se me mete en la cabezota.

Si el otro día éramos un pelotón nutrido, hoy faltaban unos cuantos componentes, pero tampoco estuvo mal para la época del año, aunque poco a poco el pelotón fue menguando y cuando me quise dar cuenta, sólo estaba acompañado por una persona. Pero bueno, lo importante es comenzar una buena cantidad de gente y luego ir acoplándose al grupeto donde mejor se vaya.

Hoy salí con la botella bastante fresca del frigorífico, pero tampoco sirvió porque volvió a calentarse a la temperatura del té antes de acabar el recorrido, que fueron 10 km en un tiempo de 51:40 @ 5:10 min/km.