Llevo dos semanas en Mojácar, en una de las urbanizaciones cerca de la playa, y cuando entreno lo hago por unos caminos polvorientos y junto a la playa, pero nunca he subido al pueblo corriendo y no será por ganas…
Hoy como es el último día he pensado ¿por qué no? ¿me voy a ir de aquí sin hacer la subida? Así que después del circuito habitual he tirado hacia el centro histórico del pueblo por el Camino del Palmeral. La subida no es muy larga, pero se me ha hecho dura, bastante dura. Tan dura que pienso que no aporta nada, pero nada de nada, sólo fastidiar más mis maltrechas rodillas… y sudar como un condenado.
Para hacerse una idea de la subida, decir que en el kilómetro 8,6 estaba justo al nivel del mar y en el 12,3 estaba a 163 metros. Es una pendiente del 4,4% pero dentro del pueblo la pendiente es bastante mayor, sobrepasa casi seguro los dos dígitos.
Entre el circuito «habitual» y la subida al pueblo he completado 12,3 km en 1:08:06 @ 5:32 min/km haciendo los últimos kilómetros a ritmos por encima de siete minutos.
Desde lo alto del pueblo he vuelto a casa andando, no quería castigar más las rodillas. A falta de kilómetro y medio para llegar ha empezado a llover intensamente. Tanto que me ha dejado las zapatillas relimpias. Obsérvese la diferencia de las mías (las del exterior) con las de mi compañero (las del interior) que no han sufrido el chaparrón.
Zapatillas relimpias
Y con este entrenamiento acaban mis correrías por Mojácar. Mañana volvemos a casita. Ya tengo preparada la fragoneta…
Vamos, que nos vamos