¿Soltando piernas?

Ayer por la tarde estuve corriendo y hoy se me ocurrió salir con la bici con la idea de soltar piernas. La verdad es que me costó un poco y eso que no fui deprisa, por lo que no sé si la idea fue muy acertada.

Hice el recorrido habitual de ir a San Martín de la Vega y como últimamente yendo por el Parque Lineal para no pisar ni un metro de carretera.

No fui solo, sino acompañado por la amiga con la que estuve ayer en la carrera, que es una chica tremendamente dura y aguanta lo que la echen. Paramos en San Martín a desayunar y nos volvimos exactamente por el mismo camino. Llegando a la circunvalación de Perales del Río empezó a soplar un viento huracanado que no dejaba casi avanzar y luego empezó a llover bastante fuerte. Pasamos un mal rato con el viento y con la lluvia, menos mal que no estuvo mucho tiempo lloviendo.

Con la ida y la vuelta hicimos 60,5 km en un tiempo de 2h46. Y al final no sé muy bien si solté piernas o las cansé aún más, pero el paseo, exceptuando el rato de lluvia y viento, fue agradable.

XXXVI Carrera Popular de Mocejón

Era mi segunda participación en esta carrera después de haber participado siete años antes. Lo cierto es que me gustó en aquel entonces, pero hasta este año no había tenido la oportunidad de volver.

Lo más significativo de esa primera participación fue el calorazo que hacía y la increíble participación, con gente de mucho nivel, posiblemente atraídos por los premios en metálico.

Esta vez no hacía tanto calor y tampoco había tanto nivel. Otra diferencia es que siete años antes era gratuita y ahora vale 5 € aunque sigue siendo un precio de lo más razonable.

Me acerqué con una amiga a esta pequeña población toledana y mientras que buscaba aparcamiento ella retiró los dorsales. Después de dejar el coche me acerqué a la plaza del Ayuntamiento donde estaba mi amiga, puse el dorsal en la camiseta, me puse las zapatillas y fuimos calentando hasta el coche, ya que no había guardarropa.

La carrera comenzaba a las 19:45, pero se fue retrasando porque corrían los niños antes y dieron la salida aproximadamente a las ocho. No sé la hora exacta porque olvidé el reloj en casa… Me fastidió habérmelo dejado porque tenía previsto utilizar esta carrera para calcular mi actual VDOT y para ello es mejor tener una medida exacta porque a veces los organizadores dicen una medida y luego es otra, sobre todo cuando no son las distancias típicas de 10 km, media o maratón. Tendré que fiarme de que la longitud de la carrera es de 6,5 km.

La prueba consistía en dar tres vueltas a un circuito prácticamente llano, aunque sí contaba con una subida de poco porcentaje y la correspondiente bajada, pero poca cosa. Llevaba bastante tiempo sin ir a tope, así que salí a un ritmo que consideré apropiado, tampoco a muerte, que cuando hay varias vueltas siempre trato de hacer al menos la primera vuelta con algo de calma para hacerme una idea de la dureza de la prueba.

Según la clasificación, llegaron a meta cien atletas por lo que enseguida coge cada uno su nicho en la carrera y es difícil que te adelanten o adelantes tú si el ritmo es más o menos constante.

Iban pasando los kilómetros y cada vez oía más cerca los gritos de ánimo a una chica llamada Tamara, así que sin un posible objetivo por delante en la última vuelta traté de que no me adelantasen a mí, pero tuve que emplearme de lo lindo en los últimos metros para no verme sobrepasado en la misma línea de meta. Atravesé el arco de meta con un tiempo oficial de 28:10.


Llegando a meta en la carrera de Mocejón (foto cortesía de Evedeport)

Al pasar la línea de llegada nos obsequiaron con agua, unas rajas de sandía y una medalla. Estuve recuperando algo de líquidos y esperando a la amiga con la que me había acercado hasta allí. Llegó al poco y después de recuperarse del esfuerzo nos acercamos al monitor donde los chicos de Evedeport ponen la clasificación. Ella se llevó una gran alegría porque llegó en la primera posición de su categoría y yo me quedé algo sorprendido al ver que había sido cuarto y un poco apesadumbrado pensando que quizás podía haberme subido al cajón si hubiese estado mejor entrenado.

Dado que teníamos que esperar a la entrega de premios nos acercamos a una terraza situada en la misma plaza donde tratamos de recuperarnos a base de zumo de cebada. Cuando oímos que llamaban a las Veteranas B al pódium me acerqué con ella para hacerla una foto en lo más alto del cajón. Fue también una sorpresa que a los ganadores y ganadoras de sus respectivas clasificaciones fueran agraciadas con una paletilla, así que se llevó algo más que una copa. Ya nos íbamos cuando empezaron a nombrar a los Veteranos B agraciados y cual fue mi sorpresa cuando escuché mi nombre en la tercera posición. Me acerqué al speaker para que me lo confirmara y pude ver en la hoja mi nombre y el del club, así que no quedaba duda. Pensé que quizás entre los tres primeros de mi categoría habría alguno descalificado o que fuese local, así que había ganado un puesto… Y un sitio en el cajón. ¡Tan contento que me puse!


En el tercer puesto del cajón, más contento que unas castañuelas

Francamente bien

Cuando he acabado el entrenamiento me he dado cuenta de una cosa que no suele advertirse cuando estás bien. Y esa cosa es que estoy bien, francamente bien. He pasado un año algo fastidiado con un problema en el tendón de Aquiles a principio de año, luego una lumbalgia y luego unas molestias en la pierna como consecuencia de esa lumbalgia y de paso, alguna vez me dolía la rodilla, pero hoy al terminar y al hacer repaso de cómo me encontraba, no vi nada negativo, todo positivo. Ya lo he dicho, me encuentro muy bien… Aunque algo desentrenado. Pero si la salud te lo permite, este último punto es el más sencillo.

Ha sido un entrenamiento tranquilo, ya que el sábado me tendré que esforzar a tope, así que hemos ido a un ritmo más o menos normal, tampoco al trote cochinero. De este modo los 9,6 km los hemos hecho en 51:28 @ 5:21 min/km. Una media bastante habitual este verano que suele rondar siempre por los cinco y veintitantos.

Decir que sigue haciendo calor, pero no es tan exagerado como en semanas anteriores. Aún así, se duerme mal. Ya vendrán tiempos mejores, con más fresquito, para poder entrenar más rápido. Ahora, paciencia.

Epidemia de caídas

Decía Emilio el hombre radiactivo que hoy no bajaba, que se había caído y tenía un esguince intercostal y que debía reposar. La semana pasada otra compañera pradolonguera se cayó y se hizo varios raspones por rodilla, manos y costado. Parece que hay una epidemia de caídas por aquí, habrá que andarse con cuidado. Al menos parecen menos grave que la que tuvo Joaquín el año pasado por culpa de un perro que se atravesó y que le tuvo bastante tiempo dolorido.

Aunque no bajó Emilio sí bajó el chico que se apuntó la semana pasada y además un amigo suyo. Junto a otra compañera pradolonguera hicimos un buen grupo estando como estamos en época vacacional.

Hicimos una primera vuelta muy tranquila y luego fui acelerando para ver cómo «respiraban» los nuevos y pude comprobar que bien, que andan mucho y bien. Dentro de poco me tocará verlos la espalda casi seguro.

Completamos las dos vueltas haciendo 9,6 km en un tiempo de 50:21 @ 5:15 min/km. Haciendo un kilómetro en 4:35 y otro en 4:19. No estuvo mal el acelerón.

Pedalear hacia arriba

Siempre había pensado que pedalear «hacia arriba» estaba sobrevalorado. Esto que llamo pedalear hacia arriba es lo que en algunos sitios llaman pedaleo redondo y es aquel en el que se pretende ejercer fuerza tanto durante la bajada del pedal como en la subida. En teoría parece una manera inteligente de pedalear puesto que se pretende aprovechar la fuerza de ambas piernas en los distintos momentos del pedaleo. Mientras que el pedaleo a pistón es el que se lleva a cabo únicamente en el momento en el que el pedal baja. Se puede encontrar información sobre este asunto aquí.

No voy a entrar en disquisiciones entre una cosa u otra, pero sí es verdad que hoy he tratado de practicar el pedaleo redondo y he notado dos cosas: que me duele menos la rodilla y que voy a más velocidad, así que trataré de pedalear de este modo de ahora en adelante.

Hoy no podía salir la amiga con la que salgo habitualmente, así que he salido solo. El recorrido ha sido hasta Titulcia pasando por San Martín de la Vega y la rotonda de Ciempozuelos. Desayuno en Titulcia y vuelta por el mismo camino. La única diferencia ha sido que a la vuelta he entrado en el Parque Lineal y a la ida he ido por Villaverde Bajo. En total han sido 81,2 km en un tiempo de tres horas y tres minutos, con muy buenas sensaciones.

Muchos kilómetros para tan poco entrenamiento

Se me ocurrió ir al pueblo donde se encontraba una amiga. La distancia dando un poco de vuelta para ir por carreteras secundarias es de aproximadamente 110 km, pero se me ocurrió la idea de dar un pequeño rodeo y la distancia se fue a 126 km que son muchos kilómetros para ser únicamente el segundo día que salgo con la bici.

El día antes me había recomendado mi tocayo salir cuanto antes, cuando le dije que tardaría cinco horas, pero al final salí a las ocho de la mañana. El recorrido alternativo consistía en tirar para Seseña una vez cruzada la A4. Hice mal ya que nada más cruzar la autovía hay una cuesta que quita el hipo, de esas de meter todo el desarrollo y no avanzar casi. Además, el recorrido de Seseña, Esquivias, Borox y vuelta a la CM-4001 es bastante duro, con muchas subidas y bajadas. O sea, que no sólo son más kilómetros, sino que son más duros. Además por la CM-4001 que es relativamente llana, me iba dando el aire en contra y costaba avanzar.

Tenía pensado desayunar en Mocejón, como la última vez que fui por allí, pero ya iba desfallecido por la CM-4001, así que a la altura del cruce de esa carretera con la que viene de Añover de Tajo paré a desayunar. Pedí un Aquarius que me bebí casi de un trago y un café y barrita con aceite y tomate. Estuve tratando de descansar un rato porque sentía ya las piernas cansadas y me quedaban unos cincuenta kilómetros todavía. Estuve poco más de media hora parado, luego hice mis necesidades menores, llené el bidón y seguí mi camino.


Recuperando fuerzas

La carretera hasta Mocejón es más o menos llana, aunque me diera el viento en contra, pero desde allí hasta Olías la carretera empieza a subir poco a poco y entre el cansancio, la subida y el viento iba prácticamente parado. Fue el peor tramo sin lugar a dudas. Justo antes de comenzar a subir me adelantó un tipo con una bici de montaña y me dio algunos ánimos diciéndome además que él trataba de evitar esa subida a Olías.

Pasé Olías, llegué a Bargas y paré en una gasolinera a tomar una Coca Cola, para ver si reponía algo de fuerza. Tenía que haber comprado agua porque ya no me quedaba mucha. Decidí poner en el móvil el disco «Para todos los públicos» de Extremoduro, para ver si me animaba en el último tramo de mi viajes. Desde Bargas hasta el río Guadarrama es todo subir y bajar, pero no fui mal del todo. Lo malo es que desde el Guadarrama hasta Rielves es también cuesta arriba. Ligera, pero para arriba. Ahí también lo pasé regular. Al pasar por Rielves miré si había alguna fuente, pero no encontré nada, así que tiré hasta Torrijos. Ese tramo es bastante llano y no fui mal, sólo que estaba sediento, los labios más que secos y me quedaba muy poquita agua y encima muy caliente.

El último tramo fue ya coser y cantar aunque fuese cuesta arriba. Ya casi llegando a mi destino me llamó mi amiga porque estaba intranquila. Llegué a su casa después de 126 km y un tiempo de 5h24 ¿o fue 5h42? La verdad es que no lo sé porque debí tocar el cuentakilómetros y cuando fui a montar la bici en el coche vi que estaba todo a cero. Lo que sí sé es que llegué reventado y prácticamente deshidratado porque estuve bebiendo líquidos sin parar toda la tarde.

Entrenamiento muy lento

Había quedado a las 8:30 con mi tocayo porque a su vez él había quedado a las 9:00 con un conocido que no anda en muy buena forma actualmente.

Salimos despacio, haciendo el primer kilómetro a 6:15. Luego fuimos aumentando el ritmo: 5:32, 5:32, 5:18, 5:03… Hasta que nos encontramos con esta tercera persona.

Cuando nos pusimos los tres a correr nos adaptamos, claro está, al ritmo del más lento y los kilómetros fueron cayendo más despacio pero en animada conversación. No importa ir más despacio si vas en buena compañía. Además tampoco quería esforzarme mucho porque tenía una buena tirada en bici al día siguiente.

Hicimos sólo 9,3 km en un tiempo de 55:33 @ 5:56 min/km.

Difícil mejorar con este calor

Me levanté sobre las ocho y media después de haber dormido mal y sobre las nueve y media salí a correr con una amiga. Aunque era antes que el otro día, hacía más calor y se notaba. Como siempre me costó ponerme en marcha y el primer kilómetro casi no podía seguir a mi compañera, luego fui mejorando según iban pasando los kilómetros. Apreté lo más que pude en la última milla, aunque reconozco que se me hizo larga esa milla, cuando llegué al camino paralelo al arroyo iba ya muerto.

Sospecho que estos entrenamientos tan lentos no sirven para demasiado, sólo para mantenerme un poco en forma, pero ahora mismo no me planteo en participar en ninguna carrera. Voy a ver si mejora la cosa y para la carrera de Torrijos puedo estar mejor.

Hice 10 km en un tiempo de 54:12 @ 5:25 min/km, en un entrenamiento similar al de dos días antes.

Tenía miedo de subirme a la báscula después de diez días en un hotel comiendo de buffet, pero traté de controlarme esos días y el asunto dio resultado porque hoy pesaba 70,6 kg que es menos peso que la última vez.

Escenario totalmente diferente

Se acabaron las vacaciones playeras. Hoy tocaba correr en Madrid, en el Parque de Pradolongo. Eran pasadas las diez de la mañana cuando salí a correr. Hacía calor, pero no demasiado, eso sí el escenario era totalmente diferente, no sólo por la ausencia de playa, sino porque pasamos de correr con mucha humedad, llegando al 79% el pasado sábado al 31% en Pradolongo. Se notaba sobre todo en la boca, que se queda pegada al correr.

Tampoco era cuestión de matarse, sobre todo después de haber pasado una noche fatal, con mucho calor y con dolor de cabeza. Así que me lo tomé con calma y únicamente hice 10 km en un tiempo de 54:05 @ 5:24 min/km. Ya vendrán tiempos mejores.

Entrenando en vacaciones

Hemos elegido Gandía como destino de nuestras vacaciones. Un sitio no muy lejos de Madrid y con playa, ¡para qué dar más vueltas! Además, viviendo en Madrid, hay que conocer Gandía, ¡claro que sí!

Hemos estado diez días en Gandía, así que corriendo un día sí y otro no, hemos completado diez entrenamientos por el Paseo Marítimo de Gandía. Cinco entrenamientos donde hemos lidiado contra el calor y contra la humedad. Uno de los días, en concreto el día 22 de julio, corrimos con una humedad del 79%, una barbaridad para lo que estoy acostumbrado. Acabé absolutamente empapado, cosa que pocas veces me había ocurrido.

El primer día, el 16 de julio, no sabíamos muy bien qué hacer, así que salimos al Paseo Marítimo y fuimos rumbo al puerto y luego seguimos un poco más, siguiendo un carril bici, pasando por la puerta de una iglesia y llegando hasta una ermita donde dimos la vuelta. Luego volvimos nuestros pasos para llegar al punto de partida y seguir por el Paseo Marítimo dirección Xeraco hasta que llegamos a un punto donde el paseo es de madera y donde pensamos que acababa nos dimos la vuelta. Totalizamos 8,5 km en un tiempo de 45:57 @ 5:24 min/km. Salimos a correr a las once y nos dimos cuenta de que era muy tarde. Hay que madrugar más. Lo más significativo es que tiré de una vez las Adidas Boquete y estrené unas bonitas Adidas Supernova Glide 8 de color negro. Por fin he pasado de las Glide 7 a las 8 y este modelo me gusta más que el anterior, aunque me parecen algo más «delicadas».


Adidas Supernova Glide 8

El segundo día de entrenamiento en zona playera fue el 18 de julio. Salimos igualmente al paseo marítimo e hicimos un recorrido muy parecido al del día anterior, sólo que aumentamos el recorrido por Carrer Ribera Baixa para llegar a hacer 9 km recorridos en un tiempo de 48:24 @ 5:22 min/km.

Lo mejor de entrenar cerca de la playa es el baño que te das después del entrenamiento. Es una de las cosas más gozosas que hay, al menos para mí.

Dos días después, el 20 de julio, hicimos el tercer entrenamiento por el Grau, que es como llaman a la playa de Gandía. De nuevo un recorrido muy similar, pero descubrimos que pasando la Carrer Ribera Baixa sale un paseo de tablas que va por la playa, paralelo al mar. Así que seguimos por ese camino para totalizar 10 km en un tiempo de 54:17 @ 5:25 min/km. Nos dimos cuenta que era muy difícil bajar de cinco y veintitantos con esa temperatura y esa humedad.

La idea era hacer un entrenamiento el día siguiente porque habíamos visto en el hotel una iniciativa muy interesante denominada «Levántate corriendo» organizada por el Club de Correr el Garbí. Según el club: la campaña consistirá en entrenamientos corriendo, guiados por miembros del club por diferentes parajes de la Marjal de Gandia y el Castell de Bayren durante los meses de julio y agosto. Pues bien, ese día 21 de julio tenían planeada un entrenamiento consistente en una subida nocturna al castillo de Bayren y me pareció muy atractiva la idea de participar para conocer sitios para correr por Gandía; sin embargo, cambiamos ese entrenamiento por los Moros y Cristianos de Oliva, una población cercana a Gandía, así que pasamos la tarde viendo un desfile interminable de moros en Oliva en vez de subir al castillo de Bayren. Increíble la cantidad de gente desfilando con trajes a cada cual más bonito.


Una de las múltiples comparsas en el desfile de moros en Oliva

Debido a los moros, el cuarto entrenamiento fue de nuevo en el Paseo Marítimo de Gandía el 22 de julio. Un conocedor del lugar nos comentó que también se podía correr por una zona de huertas, pero pensamos que más vale lo malo conocido, así que el recorrido fue idéntico al del día anterior. Me costó muchísimo ponerme en marcha a un ritmo decente porque el día anterior había ido al gimnasio y tenía las piernas fatal, llenas de agujetas. Quizás debido a que había mas humedad (79% de humedad) que en días anteriores o qué demonios pasaba, pero acabé la carrera absolutamente empapado. Digo absolutamente de manera literal. Fueron 10 km en un tiempo de 53:37 @ 5:21 min/km. Traté de hacer un último kilómetro fuerte, sobre 4:30, pero me quedé 4:43. No sé si estoy muy mal o las piernas demasiado cargadas del gimnasio o el calor y la humedad me afectan mucho.

Una de las cosas buenas del Paseo Marítimo de Gandía es que hay bastantes fuentes, así que como se pierde tanto líquido por el calor y la humedad, con un par de paradas en fuentes recupera uno los líquidos.

El quinto y último entrenamiento en tierras levantinas fue el 24 de julio. Como los otros fue por el Paseo Marítimo, pero esta vez incluyendo el camino que va hacia el faro. De todos modos, esta vez sólo hicimos 9 km en un tiempo de 49:02 @ 5:26 min/km. Nada no hubo manera en los cinco días de bajar la media de cinco veintitantos.


Defendiéndome del sol como podía, mostrando orgulloso la camiseta de la última maratón de Madrid