Muchos kilómetros para tan poco entrenamiento

Se me ocurrió ir al pueblo donde se encontraba una amiga. La distancia dando un poco de vuelta para ir por carreteras secundarias es de aproximadamente 110 km, pero se me ocurrió la idea de dar un pequeño rodeo y la distancia se fue a 126 km que son muchos kilómetros para ser únicamente el segundo día que salgo con la bici.

El día antes me había recomendado mi tocayo salir cuanto antes, cuando le dije que tardaría cinco horas, pero al final salí a las ocho de la mañana. El recorrido alternativo consistía en tirar para Seseña una vez cruzada la A4. Hice mal ya que nada más cruzar la autovía hay una cuesta que quita el hipo, de esas de meter todo el desarrollo y no avanzar casi. Además, el recorrido de Seseña, Esquivias, Borox y vuelta a la CM-4001 es bastante duro, con muchas subidas y bajadas. O sea, que no sólo son más kilómetros, sino que son más duros. Además por la CM-4001 que es relativamente llana, me iba dando el aire en contra y costaba avanzar.

Tenía pensado desayunar en Mocejón, como la última vez que fui por allí, pero ya iba desfallecido por la CM-4001, así que a la altura del cruce de esa carretera con la que viene de Añover de Tajo paré a desayunar. Pedí un Aquarius que me bebí casi de un trago y un café y barrita con aceite y tomate. Estuve tratando de descansar un rato porque sentía ya las piernas cansadas y me quedaban unos cincuenta kilómetros todavía. Estuve poco más de media hora parado, luego hice mis necesidades menores, llené el bidón y seguí mi camino.


Recuperando fuerzas

La carretera hasta Mocejón es más o menos llana, aunque me diera el viento en contra, pero desde allí hasta Olías la carretera empieza a subir poco a poco y entre el cansancio, la subida y el viento iba prácticamente parado. Fue el peor tramo sin lugar a dudas. Justo antes de comenzar a subir me adelantó un tipo con una bici de montaña y me dio algunos ánimos diciéndome además que él trataba de evitar esa subida a Olías.

Pasé Olías, llegué a Bargas y paré en una gasolinera a tomar una Coca Cola, para ver si reponía algo de fuerza. Tenía que haber comprado agua porque ya no me quedaba mucha. Decidí poner en el móvil el disco «Para todos los públicos» de Extremoduro, para ver si me animaba en el último tramo de mi viajes. Desde Bargas hasta el río Guadarrama es todo subir y bajar, pero no fui mal del todo. Lo malo es que desde el Guadarrama hasta Rielves es también cuesta arriba. Ligera, pero para arriba. Ahí también lo pasé regular. Al pasar por Rielves miré si había alguna fuente, pero no encontré nada, así que tiré hasta Torrijos. Ese tramo es bastante llano y no fui mal, sólo que estaba sediento, los labios más que secos y me quedaba muy poquita agua y encima muy caliente.

El último tramo fue ya coser y cantar aunque fuese cuesta arriba. Ya casi llegando a mi destino me llamó mi amiga porque estaba intranquila. Llegué a su casa después de 126 km y un tiempo de 5h24 ¿o fue 5h42? La verdad es que no lo sé porque debí tocar el cuentakilómetros y cuando fui a montar la bici en el coche vi que estaba todo a cero. Lo que sí sé es que llegué reventado y prácticamente deshidratado porque estuve bebiendo líquidos sin parar toda la tarde.