Centennial Parkrun

Llevaba ya unos cuantos años con ganas de participar en una prueba de Parkrun, de hecho me interesé en su momento para tratar de realizar pruebas de este tipo en Madrid, pero me dijeron muy amablemente que me cantase otra.

Aprovechando que estaba en Sídney busqué si se celebraba alguna prueba y vi que sí, que se celebran varias en esta ciudad, por lo que lo primero que hice antes de irme a las antípodas fue darme de alta en parkrun.com y pude conseguir mi código Parkrun, que no es otro que el A5340602.


Mi código de barras Parkrun

Participando en cualquier prueba de Parkrun en cualquiera de las ciudades de unos cuantos países, llevando mi código estoy identificado y saldré en las clasificaciones de esa prueba. La jugada es plastificar el código de barras, ya que con el sudor se puede estropear, cosa que a mí estuvo a punto de pasarme.

Este tipo de pruebas se celebran como he comentado en un montón de parques de un montón de ciudades de unos cuantos países como Reino Unido -donde surgió este invento, Australia, Canadá, EEUU, Francia, Alemania, etc. Se pueden ver los distintos países en esta página: https://www.parkrun.com/countries/

Cada sábado, en bastantes parques se suele celebrar a las 9:00 de la mañana la prueba, que suele ser de 5 km. En algunos sitios, por ejemplo en Sídney, las pruebas comienzan a las 8:00, no sé si porque ahora es verano.

La gente se agrupa en el punto de salida, el director de carrera explica cómo es el circuito y da algunas recomendaciones y poco después da la salida. Hay unos cuantos voluntarios en los cruces y en la llegada. En los cruces para indicarte el camino y en la llegada para coger los tiempos, darte un ítem con tu posición y escanear ese ítem y tu código de barras. Con eso se obtiene de manera rápida y sencilla la posición y el tiempo realizado.

Y una vez contado un poco cómo funciona este gran invento paso a relatar mi experiencia en las antípodas.

En la página web de Parkrun, que no es otra que https://www.parkrun.com vi que en Sídney se celebran varias pruebas de este tipo. Vi que la más cercana al sitio donde estaba alojado era una celebrada en el Parque Centennial y en la misma web vi el punto donde daban la salida dentro de ese parque. Vi también que la prueba -casi que me resisto a decir carrera- daba comienzo a las 8:00, así que calculé que cogiendo el autobús 379 poco antes de las siete podía llegar a tiempo.

Muy optimista yo, puse el despertador a las siete menos cuarto, por lo que cuando llegué a la parada el autobús ya había pasado. Miré en la tabla de horarios y vi que el siguiente pasaba media hora después, así que se chafó esta primera parte del plan. Sabía que no muy lejos de allí, en Bondi Road, pasaba el 333 y éste también me dejaba cerca de ese parque, así que decidí ir trotando hacia esa calle, pero en vez de ir por el camino más corto pensé que yendo en diagonal podía llegar a esa calle y comprobar si el autobús que fuese a llegar me iba a servir o no.

Al final, mucho zigzaguear, mucho ir en diagonal, que cuando me quise dar cuenta ya estaba en Bondi Junction que era el destino tanto del 333 como del 379, por lo que tuve que seguir trotando, pero ya muy cerca del parque. Llegué al parque y seguí al trote buscando la salida que sabía más o menos donde estaba, pero pensé que no tardaría en ver a un numeroso grupo de corredores, aunque lo primero que vi fueron grupos y grupos de gente en bicicleta.

No tardé demasiado en encontrar el grupo de gente. Faltaba aún un cuarto de hora y había hecho un calentamiento que estaba ya casi cansado porque me tocó que subir alguna que otra cuesta en el rato que estuve trotando desde casi la costa hasta este parque. Menos mal que llevaba una botella de agua y pude echar algún trago de agua mientras la gente hacía un corro alrededor del director de carrera, que explicaba algunas cosas en perfecto australiano, que es un idioma que la gente dice que se parece al inglés, pero que yo no encuentro el parecido por ningún sitio. Mientras lo explicaba, me acerqué a una voluntaria que tenía un mapa grande y me estuvo contando cómo era el circuito porque era de ida y vuelta en algunos tramos.


Tan contento antes de la carrera mostrando mi código de barras y luciendo la camiseta del Club Atletismo Zofío

Cuando acabó de explicar lo que explicase preguntó si había gente que había venido de fuera y algunos contestaron que si yo he venido de aquí, que si yo de allí. Yo dije que había venido de Spain y me llevé el aplauso entusiasta de algunos participantes, cosa que agradecí sobremanera. Miré el reloj para ver qué hora era, porque me estaba pareciendo que se estaban pasando de la hora y, efectivamente, ya eran más de las ocho.

Fue un fallo de principiante lo de mirar la hora, porque se perdió la conexión GPS y cuando dieron la salida el chisme aún no se había sincronizado, eso provocó que cuando lo puse en marcha ya llevaba unos cuantos metros recorridos y unos cuantos metros perdidos porque me hizo salir más despacio de lo que me hubiese gustado.

El hecho de salir algo más despacio provocó que tuviera que ir adelantando gente en al menos durante el primer kilómetro y no era sencillo adelantar porque al ser por un parque no eran los caminos muy anchos y además poco después del primer kilómetro se volvía por el mismo camino, por lo que aún era más estrecho. Fue en ese primer trayecto de ida y vuelta cuando vi que un chavalín, que tendría poco más de diez años, iba en segunda o tercera posición a una velocidad endiablada.

Yo seguí fuerte, pero sin darlo todo, porque no sabía lo que me iba a encontrar y porque había entrenado poco y despacio las dos últimas semanas. Me salieron los kilómetros a un ritmo de 4:13, 4:22, 4:10, 4:23 y 4:08. En el último kilómetro sí apreté de lo lindo, pero aún así me adelantaron dos tipos prácticamente en la línea de meta.

Al entrar en meta me dieron en ítem con la posición y vi que había llegado en la posición 80. Unos cuantos metros más allá una voluntaria escaneó el ítem y mi código de barras. Cruzando la posición, con el código de barras y con el tiempo recogido con el cronómetro por otro voluntario obtuvieron en poco tiempo la clasificación porque antes de llegar al alojamiento me llegó un correo indicando que había realizado un tiempo de 21:38.


Extracto del correo que me enviaron con la clasificación

En ese correo cuenta también que acabé el 80º de 407 corredores, 74º de los chicos y 6º de mi categoría. Además hay un enlace a la clasificación. La gracia que tiene la clasificación es que se puede ordenar por diversos campos. Uno muy interesante es el Age Grade que es un porcentaje. Ese porcentaje indica cuanto de cerca estás del récord del mundo de tu categoría en esa distancia, de tal modo que si haces récord del mundo obtendrías un 100%. Yo sólo obtuve un 69,88% que no está mal, porque me situaría en posición 38º de la clasificación. Ojo que esta posición puede ser engañosa porque pudiera haber corredores que hayan hecho mejor porcentaje pero no aparece este porcentaje en la clasificación porque corrieron sin su código de barras.

Con esto del porcentaje se pueden ver cosas curiosas. El 12º de la clasificación, un tal Jose Carvalho, con una edad entre 60 y 64 fue el mejor de todos con un porcentaje de 87,22%. A mí me parece un marcón, ya que se me ha ocurrido compararlo con los que obtuve yo en la Carrera del Zofío de 2017, donde el ganador fue José Antonio Morales Robles con un porcentaje de 84,16%. No conozco a este tal Jose Carvalho, pero debe ser un máquina de cuidado.

Entrenando en las antípodas

He tenido la ocasión de ir a Australia a pasar unos días, concretamente a Sídney y debo decir que lo que he podido ver de allí, merece mucho la pena. Lo malo es que Australia es muy grande y se necesita mucho tiempo y dinero si quieres ver todo. Sólo hemos tenido ocasión de ver Sídney y Melbourne.

Si íbamos a estar allí quince días, no iba a estar parado, sin entrenar, así que salí unos pocos días, tampoco muchos. Antes de irnos para allá estuve buscando un sitio donde entrenar en Sídney y recomendaban un camino que va paralelo a la costa desde la playa de Bondi hasta Cogee o Bronte, que no sé si es lo mismo, pero lo he visto de las dos maneras. Debe ser un sitio muy famoso porque tiene incluso una página web. Son seis kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, pero no llegamos a completarlo en ninguna de nuestras salidas. Hay que decir que es un camino con un montón de escalones tanto de bajada como de subida, por lo que es más para pasear que para correr. Lo más bonito son las vistas al mar y a esas bonitas playas de arena tan blanca y lo que más me llamó la atención fue el cementerio de Waverley en donde había un montón de tumbas mirando al mar. Me recordó la canción de Serrat de Mediterráneo. También me gustaron los graffitis de la playa de Bondi.

Uno de los graffitis que se puede ver en la playa de Bondi

El primer día de entrenamiento fue el 5 de febrero. Fuimos por este camino y llegamos hasta la playa de Clovelly y allí nos dimos la vuelta ya que se cumplió el quinto kilómetro y no era cuestión de hacer demasiados kilómetros. Hicimos esos 10 km en un tiempo de 1:04:08 @ 6:24 min/km. Es obvio que no nos matamos, pero no es fácil llevar un ritmo decente con tantos escalones y tanta gente pululando por el camino. Y esa semana sólo entrené ese día 🙁 Eso sí me sirvió para que los de Garmin me regalaran una bonita medalla conmemorativa del Año Nuevo Chino por haber corrido ese 5 de febrero. Por cierto, es increíble la cantidad de orientales que hay en Sídney. Bueno, increíble no, porque Asia oriental está muy cerca de Australia.

Medalla conmemorativa del Año Nuevo Chino

La siguiente semana fueron tres días de actividad, de los cuales entrené dos y el último día que estuve en tierras australianas participé en un Parkrun del que ya doy cuenta en otra entrada. Esos dos días de entrenamiento fueron también por ese bonito camino de la costa. El 13 de febrero llegamos casi a la playa de Clovelly, pero nos dimos la vuelta antes y además paramos antes de llegar al punto de partido, de este modo sólo hicimos 9 km en un tiempo de 58:00 en un ritmo también muy cansino, a 6:26 min/km.

El 15 de febrero de nuevo fuimos por el camino costero, pero esta vez nos dimos la vuelta en el cementerio de Waverley. Hicimos sólo 8 km, pero tratamos de hacerlos un poco más rápido que en días anteriores. Esta vez tardamos 49:07 @ 6:08 min/km. Tampoco nos matamos, la verdad, pero insisto que no es un camino para ir deprisa.

LX Trofeo Marathon de cross

Puede parecer poca cosa, pero que una prueba vaya ya por la 60ª edición es digno de todo elogio. Para empezar a aplaudir y no parar.

Me había inscrito en la prueba popular que empezaba a las once y cuarto, más tarde que otras veces, así que cuando llegué por allí había más coches que otras veces y lo tuve que dejar lejos, lo cual me hizo una mala jugarreta.

El caso es que aparqué el coche, fui andando tranquilamente hacia la salida y mientras estaban corriendo unos jovencitos a toda leche por el circuito, creo que eran sub 18. Llegué a donde daban el dorsal y lo recogí en un periquete. Dejé la ropa en el ropero excepto una camiseta de manga corta que no quise dejar para no enfriarme, ya que aunque no hacía mucho frío, había un viento bastante fuerte y éste sí venía frío.

Estuve viendo un poco el circuito y vi que estaba bien, así que deseché las zapatillas de trail que había utilizado en el Cross de Leganés, correría con las que voy habitualmente. Cuando llevaba un rato trotando fui hacia el coche a dejar la camiseta. Llegué al coche, dejé la prenda y me di cuenta que faltaban seis minutos para que empezara la prueba. Calculé a ojo que estaba a más de un kilómetro de la salida, por lo que tenía que ir a buen ritmo para salir a tiempo. Y eso fue lo que hice, tuve que acelerar de lo lindo. Cuando llegué, afortunadamente no había empezado la prueba porque se retrasó tres minutos. En ese ratito pude ver a Antonio y a Javi, de los corredores de Parque Sur y me puse detrás de ellos. Ambos corren bastante más que yo, por lo que pensé que podrían servirme de liebres.

Dieron la salida y aunque estaba muy cerca de los primeros, enseguida me vi muy atrás. Javi, el que iba justo delante de mí no debía andar fino y salió despacio. En esos metros que estuve a su espalda me adelantaron ciento y la madre.

Dimos una primera vuelta pequeña con un par de subiditas y luego pasamos por meta para hacer las dos vueltas grandes. El comienzo de cada una de las vueltas es favorable y es donde se puede correr más deprisa porque además es cuesta abajo. Ahí fue donde hice los mejores tiempos por kilómetro, pero tampoco anduve lo fino que me hubiese gustado. A Antonio lo veía como a cincuenta metros, pero no había forma de acercarme y al final me sacó más metros todavía. Yo llegué algo justo a meta. Al menos no se me dio tan mal como la semana anterior en Leganés, aunque también es verdad que este cross es más «corrible» que el otro, ya que no tiene esas subidas y bajadas tan pronunciadas y el firme está mejor.

El caso es que anunciaban un recorrido de 5,5 km y había pensado antes de empezar que si bajaba de 23 minutos estaría bien y al final bajé de 23 minutos… Pero no eran los cinco kilómetros y medio que ponía en el reglamento, tendría trescientos metros menos. Acabé con un tiempo de 22:20 @ 4:16 min/km. Me hubiese gustado ir más rápido, pero es lo que hay. Si no se puede no se puede, no sirve dar más vueltas.

Después de la carrera me fui rápidamente al guardarropa a recoger la ropa de abrigo. Me abrigué, me tomé el bote de bebida isotónica y me comí unas tortitas. Mientras estaba comiendo me encontré con una amiga y con Javier, del Club Marathon, antiguo compañero maratidiano. Fue un placer saludarle y además nos hicimos una bonita foto.


En el Trofeo Marathon de cross 2019

XXXIV Cross de Leganés

Últimamente me está costando dios y ayuda escribir en el blog. El cross de Leganés se celebró el 20 de enero y estoy escribiendo esta entrada 11 días después, pero vamos con ello antes de que sea más tarde.

La prueba Máster empezaba a las 10:45 así que no hacía falta darse ningún madrugón, aún así me levanté a las ocho, desayuné y estuve haciendo tiempo para salir a las nueve y media de casa. No tardamos mucho en llegar al parque Polvoranca aunque dimos una vuelta por Leganés hasta encontrar el parque. Me parece que la entrada viniendo de Alcorcón es más fácil.

Llegamos al parque, aparcamos en el aparcamiento y fuimos andando hasta donde estaba situado el ropero. Es un parque muy bonito y con muchas aves, yendo hacia el ropero se nos cruzaron un montón de patos, uno detrás de otro, en una bonita procesión. Fuimos al ropero y allí vimos a Isabel, Juan Carlos y su hija, todos implicados en que todo saliese bien. Me extrañó ver a Juan Carlos de corredor porque siempre está en el circuito, pero esta vez me dijo que iba a correr. Me quité la ropa de abrigo y me quedé de corto. Dejé la bolsa con mis pertenencias en el ropero y fui a recorrer el circuito para ver cómo estaba el terreno y contar las cuestas. ¡Cinco cuestas nada menos conté en una vuelta! Y como había que dar tres vueltas para completar seis kilómetros, teníamos que hacer quince subidas con sus correspondientes bajadas. No hay circuito que me vaya tan mal como este.


Con Juan Carlos, del Club Atletismo Leganés, los culpables de que se celebre este bonito y duro cross

A las 10:45 dieron la salida y pensé en salir tranquilo y luego apretar, pero cuando quise apretar en la última vuelta ya no tenía fuerzas y aunque salí tranquilo fui de menos a muchos menos. Me guardé una bala para el final y resultó ser la bala de fogueo. Se me dio fatal el circuito, sólo hay que ver el año pasado lo hice a 4:21 min/km y este año a 4:35. Una diferencia notable y es que a mitad de recorrido o antes ya iba hasta las narices y sin ninguna gana de sufrir porque además las zapatillas que había estrenado me estaban provocando una ampolla. Al final el circuito era más largo de lo que anunciaban, ya que en el GPS me salieron 6,4 km lo que indica que más de 6 sí que eran. Hice un tiempo según mi cronómetro de 29:24.

Más tarde corrió la amiga con la que fui hasta allí, en la prueba popular femenina. A ella se le dio bastante mejor que a mí la carrera y consiguió auparse al tercer puesto del cajón en la prueba Máster femenina. Una auténtica campeona. Su esfuerzo se vio recompensado con una fabulosa copa. ¡Eh! Que lo digo en broma, que nadie se enfade, que lo importante es el detalle.


Feliz como una perdiz con su trofeo

Hoy el entrenamiento ha podido conmigo

Después de no poder salir el jueves por un problema con la gata, que nos obligó a llevarla al veterinario, he salido hoy solo y he planteado un entrenamiento un tanto exigente, pero que pensaba iba a poder realizar sin demasiados problemas.

La idea era hacer un día largo de 16 km metiendo 10 km a ritmo de maratón. Según la Carrera de Yuncler, había obtenido un ritmo de maratón de 4:27 y el propósito era ir en esos diez kilómetros un poco por debajo de 4:30 aunque no llegase a ese ritmo obtenido.

No había quedado con nadie, lo cual es raro por ser un sábado, así que me levanté cuando el cuerpo me lo pidió, desayuné tranquilamente y dos horas después del desayuno me puse en marcha.

El martes había pasado mucho frío y desde entonces ando algo molesto con la garganta por lo que decidí abrigarme más de lo habitual para que no me volviese a pasar. Pero claro, no es lo mismo salir a las siete de la tarde cuando ya se ha puesto el sol que salir a las once de la mañana un día soleado. Sí, pasé calor, demasiado calor para mí.

Salí tranquilo hasta el Parque Lineal donde está el kilómetro tres. Ahí empecé a apretar y fui de fábula hasta el kilómetro ocho donde el sentido de la marcha cambia. Poco antes me había cruzado con Roberto Álvarez que como siempre iba derrochando clase para dar y regalar. Hace tiempo que no veo a este hombre en una carrera, pero da gusto verle correr.

No sé si a la vuelta hacía aire en contra, desde luego no se notaba mucho, pero ya fui incapaz de bajar de 4:30 como lo había hecho en la ida. Los kilómetros me costaban lo suyo y un entrenamiento a ritmo de maratón, que no debe ser muy duro, me estaba haciendo sufrir de lo lindo. Tampoco era cuestión de ir a muerte porque entonces el entrenamiento duro se hubiera convertido en muy duro y ese no era el objetivo.

En resumen, que no pude con el entrenamiento de hoy, que me ha vencido con todas las de la ley. Pero es lo que tiene esto, que se puede perder una batalla pero no la guerra. Esta derrota me hará más fuerte, no cabe duda.

Decir que completé los 16 km en un tiempo de 1:18:11 a un ritmo de 4:53 min/km. Fastidiado por no haber podido completar el entrenamiento como me hubiese gustado, pero feliz por haber echado dieciséis kilómetros más a la buchaca.

He pasado mucho frío

Hoy hacía frío, pero tampoco una cosa exagerada; sin embargo, durante el entrenamiento no he entrado en calor en ningún momento y he pasado bastante frío. No suelo abrigarme demasiado y hoy no ha sido una excepción, pero parece que me he equivocado con mi indumentaria.

Hace cinco años sufrí una urticaria por correr y llegué a la conclusión que era por una mezcla de sudor y tejido acrílico, así que opté por salir a entrenar con menos ropa, desterrando desde entonces las mallas largas y llevando en la parte de arriba una camiseta de algodón en contacto con el cuerpo y otra de manga larga encima. Parece que eso surtió efecto y desde entonces siempre he salido poco abrigado a correr aunque lo de la camiseta de algodón no suelo utilizarlo porque tengo pocas.

Es por esto que me abrigo poco y normalmente paso frío, pero no mucho. Lo que más se me enfría son las manos y lo alivio con unos guantes, pero en extremidades y cuerpo en cuento llevo unos cuantos kilómetros y empiezo a sudar, no paso mucho frío. Pero hoy no ha sido como otras veces y no entraba en calor ni siquiera en la segunda vuelta cuando hemos apretado un poco el paso.

Eso sí, habré pasado frío, pero me he enterado de cómo va el rally Dakar, que lo conocía un poco por encima pero sin entrar en interioridades. Mi compañero Miguel, el único que se ha atrevido a salir hoy, es un gran seguidor de esta carrera y me iba contando cosas como por ejemplo qué es un cenicero, una especial o cosas así. Bueno, habré pasado frío, pero me voy a la cama sabiendo algunas cosas más, por lo que doy por bueno el entrenamiento 😉 Hice 9,7 km en un tiempo de 53:52 @ 5:33 min/km.

Una buena grupeta

Aprovechando que hoy era día festivo en Madrid hemos quedado para entrenar por la mañana. Y parece que la gente se ha animado porque nos hemos juntado nada menos que siete corredores en el punto de encuentro de Pradolongo. Y del grupo de siete, dos eran chicas, lo cual no es muy normal. No es normal para nosotros, porque es cierto que cada vez hay más chicas que corren.

Bajamos al río y nada más llegar a la rivera del Manzanares se dividió el grupo en dos. Los más rápidos incrementaron su velocidad notablemente y yo me quedé con Joaquín y las dos chicas. Aprovechando que los del trío cabecero iban a hacer más kilómetros, nosotros nos volvimos antes, en el segundo puente. Pensamos que su mayor velocidad se compensaría con nuestro menos kilometraje para llegar todos al punto de encuentro más o menos al tiempo.

Mientras ellos hicieron 16 km a toda mecha nosotros sólo hicimos 12 km en 1:06:20 @ 5:31 min/km. Un buen y tranquilo entrenamiento.

XI Carrera de Reyes de Yuncler

Una buena representación pradolonguera o del Club Atletismo Zofío, según se quiera mirar, nos hemos dado cita en Yuncler, un pequeño pueblo de la provincia de Toledo, donde se organiza una gran carrera. A mí es una de las que más me gustan de Madrid y alrededores.

Como la carrera es a las once de la mañana tampoco hace falta pegarse un madrugón. Nosotros habíamos quedado en el punto de encuentro a las nueve y media y gracias a Emilio y a Joaquín poco después de las diez estábamos en la plaza donde está ubicada la biblioteca municipal dispuestos a retirar el dorsal, cosa que hicimos en un abrir y cerrar de ojos ya que no había casi nadie aún.

Hacía un frío considerable aunque el día estaba soleado. Estuvimos discutiendo si el año pasado, que caía agua-nieve, hacía más o menos frío que este año, pero no nos pusimos de acuerdo. Debido al frío, aprovechamos la entrada al edificio de la biblioteca para cambiarnos, hacer nuestras necesidades y que nos hicieran una foto a todos los compañeros. Después de la foto fuimos al coche a dejar la ropa porque inexplicablemente no había ropero.


Aunque no lo parezca hay siete en la foto

Nos pusimos a calentar por la calle Trafalgar, que es la calle donde se da la salida y está ubicada la meta, trotando hasta la calle Greco que es donde comienza la primera subida del circuito. Mirando al cuesta en el calentamiento no parece gran cosa, pero en carrera tiene tela. Nuestro compañero Quique, que arrastra una fascitis plantar, en el calentamiento notó que le molestaba bastante. Una pena porque está en muy buena forma. A ver si se recupera lo más pronto posible, aunque es una lesión un poco puñetera.

A las once dieron la salida y salí a toda pastilla, sin mirar atrás, pero al poco me adelantó Quique, que aún medio cojo es más rápido que yo. Cuando empecé a subir la calle Greco vi que iba por delante Ana del Cerro, enorme corredora que gana carreras casi sin querer. Me propuse tratar de seguir su ritmo aunque sabía que podía meterme en un charco ya esta chica corre de lo lindo. El caso es que en la primera vuelta pude seguir su ritmo sin muchos problemas y cruzamos el arco de meta los dos juntos marcando un tiempo de 15:37, pero aún quedaba una vuelta y sabía que la cosa no iba a ser fácil.

Efectivamente, en la segunda subida a la calle Greco se fue yendo poco a poco y la veía subir grácil cual gacela mientras yo subía como una tortuga, sufriendo de lo lindo. En la subida a la iglesia pasó tres cuartos de lo mismo. Ella subía fácil y a mí me costaba lo mío.

El resto del circuito es algo más llevadero y el último tramo incluso favorable y fui mejor que en las subidas. Veía a lo lejos como Ana había alcanzado a la que iba segunda clasificada y como luego se pudo desprender de su rival, consiguiendo de este modo la segunda posición en la carrera.

En esta segunda vuelta me adelantaron un par de individuos y no fui capaz de seguirlos, lo que demuestra que muy bien no iba. De todos modos pude apretar en el tramo más favorable y llegué a meta con un tiempo oficial de 31:32 que no es mi mejor marca en esta carrera, pero que me dejó bastante satisfecho.


Llegando a meta después de haberlo dado todo

Cogí una botella de agua, dejé el chip y fui a buscar a la compañera que había venido con nosotros. Cuando llegué a su altura, no estaría a más de cien metros para la meta, pero vi que una contrincante se aproximaba rápidamente. Le grité que acelerara todo lo que pudiera, que esprintara a muerte y menos mal que me hizo caso porque sólo sacó dos segundos a su rival y esa nimia diferencia le sirvió para auparse al tercer puesto del cajón.


La componente femenina del Club Atletismo Zofío en el tercer escalón del podium en animada charla con el gran campeón José Luis González

Pero no fue la única alegría que se llevó el Club Atletismo Zofío porque Joaquín hizo una gran carrera y le sirvió para llegar segundo de su categoría.


Joaquín en el cajón, más contento que unas castañuelas

Para el resto de la expedición llegó el mejor momento porque después de adecentarnos -yo incluso me duché- pudimos disfrutar de unas deliciosas migas con huevos fritos regadas con una deliciosa cerveza artesana de la región. Fue un rato muy agradable lo que pasamos todos juntos mientras esperábamos la entrega de trofeos.


A lo que realmente habíamos venido a Yuncler

Después de que los dos afortunados subieran al podium a por sus trofeos, consistentes en una copa y unos embutidos, partimos rumbo a casa ilusionados como niños porque por la noche llegaban los Reyes. ¿Me traerán las zapatillas de trail que los he pedido?

Disfrutando del solecito

Como aún me queda algún día de vacaciones, he aprovechado para salir a entrenar por la mañana, con luz, que siempre es un gran placer. Además el sol brillaba en el cielo y se estaba muy bien en la calle aunque hiciese algo de fresquito.

Hice un llamamiento al grupo de pradolongueros, pero sólo se animó una amiga. Salimos los dos juntos a Parque Sur y mi compañera notaba en las piernas el cansancio de estos días. En un principio íbamos a hacer tres vueltas los dos juntos, pero cuando llevábamos vuelta y media me dijo que no iba a hacer tanto y que acelerase si quisiera.

Como bien mandado que soy aceleré el paso y pasé de ritmos de 5:20 aprox. a ritmos rondando los 4:45. Y la verdad es que iba muy bien, iba fuerte casi sin querer.

Completé 10 km en 51:48 @ 5:10 min/km con muy buenas sensaciones para Yuncler.

Entrenamiento de Año Nuevo 2019

A las once habíamos quedado para realizar un entrenamiento conjunto y brindar con una copa de cava o sidra y, de este modo, comenzar el año como dios manda. No tuvo excesivo éxito la convocatoria, ya que es un día complicado, pero nos juntamos cuatro y llegamos los cuatro casi al mismo tiempo. Estuvimos esperando cinco minutillos por si aparecía alguno más, pero no vino nadie.

Bajamos hasta el río y la única fémina que se había animado a bajar y yo nos dimos la vuelta en la fuente para totalizar 10 km. Mariano y Miguel siguieron un poco más. En el punto de encuentro, a la vuelta, apareció Quique con su perrita y estuvimos hablando de la San Silvestre Internacional donde Quique hizo 38:28, Antonio 38:31 y Mariano 39:00. Todos pensábamos que Marino podía haber ganado a Quique, pero éste es un corredor muy experimentado y Mariano es un novato aún. Los cuatro nos atrevimos a tomar un culín de sidra o de cava, incluso alguno que no suele probarlo, pero un culín no hace mal a nadie. Estábamos con los brindis cuando apareció Lico que iba a dar un paseo, pero no quiso probar ni un poquito, aunque sí se animó a posar para la foto.


Celebrando la llegada del nuevo año

Lo dicho, fueron 10 km en un tiempo de 55:24 @ 5:32 min/km. Un ritmo tranquilo para recuperar las patas ya que no sólo han sido dos carreras seguidas, sino que han sido cuatro días seguidos saliendo a correr, cosa a la que no estoy acostumbrado en absoluto.

¡Feliz Año Nuevo 2019!