Vídeo de Mapoma 2010

Acabo de ver el vídeo de mi entrada en la línea de meta (tiempo de 3:26:34) y ahora me doy cuenta de que entré algo mareado, no me extraña que me sentaran en la silla de ruedas rápidamente.

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He aprovechado para correr tres kilometrillos, ya que después de una siesta que me he echado notaba las piernas peor que por la mañana. He ido a Parque Sur a dar una vuelta y calculo habré tardado en hacer esos 3 km ¿unos veinte minutos? Pero creo que ha sido positivo.

XXXIII Maratón popular de Madrid

Hoy ha culminado todo el trabajo específico de entrenamiento que había comenzado a finales de diciembre. Después de pasar cuatro meses con frío, nieve y lluvia, hoy se ha cumplido esa regla no escrita que dice que el tiempo (meteorológico) que hará en la maratón es totalmente lo contrario al tiempo con el que has entrenado. Por lo tanto, tocaba calor y calor ha hecho. De hecho, creo que ha sido el día más caluroso que ha habido desde que acabó el verano.

En estas últimas semanas, sobre todo después de los dos seismiles, me había dado cuenta que tratar de acercarme a 3h15 era un objetivo muy complicado, por lo que me había marcado un tiempo de 3h20 como un objetivo realista. Sin embargo, viendo el calor que iba a hacer (a las siete de la mañana ya se veían 15º en los termómetros de las marquesinas), ya comencé a pensar en una horquilla entre 3h20 y 3h25, con la esperanza de poder hacer unos utópicos 3h23.

Dado que la carrera empezaba a las nueve, tres horas antes, a las seis de la mañana arriba que hay que desayunar bien. Pero lo primero es lo primero. Y no es otra cosa que echar lastre y subirse a la báscula. Marcaba 67,6 kg, medio kilo más que la semana pasada. Confío en que ese aumento de peso sea debido a que salgo con el depósito lleno de glucógeno, después de empezar el jueves una buena carga de hidratos de carbono. No problem.

A las siete habíamos quedado con Emilio para que nos acercara a la salida en su coche. Puntuales todos (Quique, Ninfa y un servidor), acabamos saliendo para Cibeles poco después de las siete y cuando llegamos estaba todo muy despejado. Tan pronto llegamos que los servicios todavía estaban precintados y yo ya tenía una necesidad perentoria de volver a echar lastre. Menos mal que había por allí un corredor bastante espabilado que iba rompiendo el precinto con los dientes de una llave. Me quité un peso de encima.

A las ocho había quedado con los compañeros de MaraTI+D en la verja del Palacio de Linares. El sitio estaba repleto de gente, ya que las escalinatas del Palacio de Telecomunicaciones estaban valladas y, por lo tanto, habían eliminado uno de los típicos puntos de encuentro. Saludos, charlas con los compañeros y quedo con Pedro y Liborio -dos compañeros de MaraTI+D– para salir juntos y luego tratar de ir cada uno a su ritmo.

Foto de equipo Mapoma 2010
MaraTI+D en la XXXIII Mapoma

A las ocho y media nos vamos yendo hacia la salida y vamos colocándonos lo más cerca que podemos del arco de salida. No estamos mal situados teniendo en cuenta que hay unas diez mil almas preparadas para salir. Más otras cinco mil que ocupaban la otra mitad del Paseo de Recoletos con intenciones de hacer sólo la carrera de 10 km. La verdad es que no me ha gustado nada el haber salido todos juntos. Hubiera sido mejor primero unos y luego otros, como en todos sitios. Espero que lo mejoren para años venideros, porque me temo que ha cuajado esto de los 10 km.

A la nueve pistoletazo de salida y en cuarenta y cinco segundos pasamos por encima de la alfombra de salida. Pongo en marcha mi cronómetro y empieza la aventura. En los primeros kilómetros Liborio iba pletórico y no hacía más que decirle que se fuera, que nos dejara, que iba sobrado, pero no me hacía mucho caso. A Pedro también le veía fuerte, pero trataba de pararle un poco, que todavía quedaba mucha carrera. Sospechaba que en cualquier momento me iba a quedar solo porque realmente los veía fuerte a los dos.

Mis compis tiraban fuerte, yo los frenaba
Mis compis tiraban fuerte, yo los frenaba, km 6

En el kilómetro 13 había quedado con Fernando, otro compañero de MaraTI+D que este año no corría, que nos iba a servir de cicerone durante un montón de kilómetros, animando, cogiéndonos agua, dándonos geles. Desde luego sin él, nunca hubiera llegado hasta donde llegué. En el km 14 me tomo el primer gel, que me sienta regular, ya que durante unos cuantos kilómetros noto que me molesta el estómago. En el km 17 me espera mi madre, me embarga una enorme emoción, se me saltan las lágrimas al verla. Me sirve de acicate para hacerlo lo mejor posible.

Poco después Liborio se fue por delante, ya le veía yo buenas piernas, por lo que Pedro y yo seguimos adelante a nuestro ritmo, clavando 4:45, segundo arriba, segundo abajo. Yo iba un poco extrañado porque el GPS no coincidía ni de coña con los kilómetros marcados por la organización. De hecho una vez llegado a meta, el cronómetro indicaba 42,76 km ¡¡¡más de 500 metros de diferencia!!!

Pasamos la media en 1:40:28 un pelín más lento de lo que yo había calculado, pero siempre mejor pecar de precavido que lo contrario. Poco después, en el 22, Pedro había quedado con un amigo, por lo que de nuevo íbamos cuatro en el grupeto, aunque un par de kilómetros después, ya en la Avda. de Valladolid Pedro decide aflojar un poco. Yo sigo mi ritmo, pero me quedo tranquilo porque al menos su tocayo le hace compañía. Voy muy, pero que muy bien de piernas.

Entramos en la Casa de Campo y el perfil se torna ascendente. Siempre se me ha dado mal el paso por la Casa de Campo, pero esta vez no estaba dispuesto a que volviese a suceder, por lo que aflojé un poco en la ida (que es cuesta arriba), para apretar un poquillo a la vuelta (que es cuesta abajo). Sobre el kilómetro 28 me encontré con Liborio, que parecía estar pasándolo mal. Luego me ha dicho que tuvo calambres hasta en las cejas. Demasiado ha hecho el hombre que ha conseguido llegar a meta después de los malditos calambres. Pasado ese punto kilómetrico me tomé el segundo gel que me ofreció Fernando. De nuevo el estómago estuvo quejándose unos kilómetros, pero pensé que esas molestias podían ser compensadas con un poco de energía extra.

A la salida de la Casa de Campo, junto a la boca de metro de Lago, hay un bonito repecho, donde te dejas una buena ración de fuerzas, aunque luego se compensa con la bajada de la Avda. de Portugal. Ese kilómetro (del 32 al 33) lo hice en 4:40. Me sorprendió ver que a esas alturas todavía pudiera ir tan fuerte.

Por el Paseo de la Virgen del Puerto
Paseo de la Virgen del Puerto, km 35

La siguiente broma -de mal gusto- de esta carrera es la cuesta de la calle Segovia, poco antes del km 36. Ahí también te dejas unas fuerzas preciosas. No subí demasiado mal, pero ya empezaba a notar los kilómetros recorridos y que las piernas no eran las mismas que al principio. Cosa obvia, por otro lado, como no paraba de repetirme.

Allí me esperaba Marisa que me acompañó hasta meta, dándome ánimos en cuanto me veía flojear un poco. Luego me confesó que me veía una carita que daba pena, pero que no me dijo nada para no hundirme en la miseria.

Desde que entré en la Casa de Campo, hasta este punto, iba adelantando corredores a manadas, pero subiendo el Paseo Imperial ya me iban adelantando a mí, por lo que muy bien ya no iba. Ya el ritmo había subido un poco por encima de 5:00/km, pero era algo que se podía asumir, eran ya muchos kilómetros en las piernas y parece que poco a poco se iba alzando el temible muro. Lo único bueno es que ya me estaba acercando al km 37, por lo que llevaba un kilómetro más en la buchaca.

Acompañado y animado por Fernando y Marisa, iba pensando únicamente en llegar al siguiente kilómetro, nunca en el total que quedaba y utilizaba el truco de pensamientos positivos, nunca negativos. Iba yendo cada vez a menos, pero no pegaba el petardazo brutal, por lo que la cosa no marchaba mal del todo. Parece que el muro no llegaba a levantarse del todo. Eso sí, ya había descartado las 3h23 previstas.

Hay que reconocer que desde la subida de la calle Segovia (poco antes del km 36) hasta el final, es duro, pero duro de narices. Subes ese repechón, luego el Paseo Imperial, luego Acacias, Embajadores, Ronda de Atocha, ¡¡todo es cuesta arriba!! En glorieta de Atocha, el perfil es llano, pero no es más que la calma que precede la madre de todas las cuestas, que no es otra que la subida de Alfonso XII, que si todavía te queda un gramo de fuerza, aquí te lo dejas.

Antes de Atocha estaba Esteban animando y nos sacó esta bonita foto. Ahí ya iba un poco fastidiado…

Pasado Embajadores en Mapoma 2010
Ronda de Atocha, km 38

Poco después, en Atocha estaba Rafa, también de MaraTI+D, haciendo fotos y animando como un campeón y encima hizo unos cuantos metros con nosotros. Muchas gracias, Rafa. Pero ni sus ánimos pudieron evitar que me dejara hasta el apellido en la subida de Alfonso XII. Fue, sin lugar a dudas, donde peor lo pasé. Afortunadamente, un grupo de pradolongueros estaba en la cima de este repecho animando y eso me vino bien. Por desgracia, la dureza no acaba ahí, sino que hasta la Puerta de Alcalá sigue subiendo y cuando giras, sigue subiendo hasta la entrada a El Retiro.

Después de coronar el repecho de Alfonso XII
Después de coronar el repecho de Alfonso XII, km 40

Afortunadamente, una vez que entras en el parque, es cuesta abajo, pero ya iba como pollo sin cabeza, tratando de llegar a la meta lo antes posible, pero con poca fuerza. Aún así, aceleré todo lo que pude, tanto que me tuve que controlar, ya que se me pasaba por la cabeza (y Marisa me advertía) la desgracia ocurrida en la media de Madrid.

Cuando pasé por la línea de meta, el reloj de meta marcaba 3:26:37, ¡¡¡había conseguido mejorar mi mejor registro en una maratón!!! Y lo mejor es que el tiempo neto es 45 segundos mejor. Nada menos que 3:25:52 que se convierte en mi MMP y que está dentro de la horquilla de tiempos (bueno, casi fuera) prevista.

Llegada a la meta de Mapoma 2010
Llegada a la meta de Mapoma 2010

Lo peor vino después de pasar la línea de meta porque las asistencias me debieron ver una carita… que me invitaron a sentarme en una silla de ruedas y me metieron en una de las carpas del SAMUR donde me tumbaron algo mareado en una camilla, me tomaron la tensión, me midieron la glucosa en la sangre y llegaron a la conclusión de que había llegado algo deshidratado y con la glucosa un poco baja. Después de media hora me dejaron irme aconsejándome que bebiese bebidas con azúcar durante todo el día. Me fui con una Coca Cola de dos litros debajo del brazo que me fui pimplando poco a poco hasta que terminé con ella.

Lo curioso de la deshidratación es que fui bebiendo agua en todos y cada unos de los puestos, que había cada 2,5 kilómetros. Echaba tres tragos y tiraba la botella. No sé si eso es poco o tenía que haber bebido alguna bebida isotónica. Habrá que tenerlo en cuenta para posteriores maratones.

Mi visita a la carpa del SAMUR hizo que me encontrase con pocos compañeros después. Sin mal no recuerdo, sólo vi a Josetxu, que se estaba aprovisionando bien, a Chema Bravo que me decía que le había resultado durísima la carrera y a Carlos, que tenía la buena cara que siempre tiene cuando acaba una maratón. Yo de mayor quiero ser como Carlos.

La verdad es que tengo que estar contento porque he conseguido hacer mi mejor registro en una maratón a pesar del calor, que me viene fatal. Y lo curioso es que la marca ha sido conseguida en la 18ª maratón que consigo terminar. Sin embargo, tengo la espinita de que mis acompañantes de los primeros kilómetros al final pincharan de una manera u otra. Una verdadera lástima.

Para terminar, agradecer a Luis de la Torre todas sus enseñanzas durante el periodo preparatorio, me ha venido de perillas sus consejos. Felicitar a Juan Ignacio porque ha conseguido terminar su 33 maratón de Madrid y haciendo su mejor marca en estos últimos años. También dar las gracias a Fernando por su inestimable ayuda ¡¡¡durante 28 kilómetros!!! Y a Marisa que me acompañó en la parte más dura. Tampoco puedo olvidarme de Rafa por acompañarme en el tramo más duro de la carrera. Los ánimos de mis compañeros pradolongueros me ayudaron muchísimo y, por supuesto, no quisiera olvidar a todas esas voces que animaban al grito de ¡venga MaraTI+D! Gracias a todos.

La enseñanza más positiva de esta maratón es que hay que tomárselo con mucha calma al principio, controlando la euforia, y que hay que tener muy claro cual es la marca que se puede hacer para poder fijar el ritmo. Y, por supuesto, hacer tiradas largas que es lo que te da el fondo necesario para llegar lo mejor posible a los últimos kilómetros.

En la primera media hice un tiempo de 1:40:28 y en la segunda, 1:45:24, por lo que la diferencia entre una y otra es de 4:56. Creo que nunca ha habido una diferencia tan pequeña entre las dos mitades, al menos en Madrid, y eso dice mucho de la táctica de haber salido tranquilo, ¡sin olvidar las tiradas largas!

Tengo las piernas bastante bien, algo cargadas de cuádriceps, pero también en una media se me cargan estos músculos. Se nota que estaba bien entrenado y que al ir estar menos tiempo corriendo sufren menos. Lo peor es que he acabado con la uña del pie izquierdo negra. Eso era lo que peor llevaba, ya que en las zonas de adoquines sufría un montón.

La clasificación y los tiempos de paso se pueden ver aquí. También se puede ver y/o descargar el diploma oficial.

Último entrenamiento

Ya queda poco, bien poco para la gran cita del año. Hoy hemos hecho el último entrenamiento y ha consistido en mover un poco las piernas, poco más, ya que he recorrido poco más de 9 km en 52:05.

Algunos no recomiendan correr en los últimos tres días, otros dicen que el día antes no está mal correr 20 minutillos para estirar un poco las piernas, sobre todo si has viajado al sitio donde se va a realizar la carrera. Yo nunca he hecho nada el día antes y creo que esta vez tampoco lo voy a hacer, aunque tengo tentaciones… Por ejemplo, antes de la media de Getafe de este año hice cinco kilometrillos con cinco progresiones, pero claro, no es lo mismo una media que una maratón.

Nos hemos quedado sin camisetas

Una mala noticia para los pradolongueros en el comienzo de la última semana. Macu nos devolvió el dinero ayer porque al final las camisetas no se hacen y es que los de Bikila de Leganés se han comportado como unos auténticos sinvergüenzas. Al final se ha optado por lo más lógico, no hacerlas. Una pena que todos los quebraderos de cabeza de Macu al final no hayan servido para nada.

Lo más curioso es que hablamos en la escuela de fútbol sobre hacer unas camisetas para correr, sobre todo la carrera del barrio, todos uniformados y cuando ya había olvidado este asunto ¡me dicen que ya están hechas! Lo que te quitan por un lado, te lo dan por otro. Nunca se sabe.

Pero la vida sigue, con o sin camisetas y el domingo nos espera el día más importante de toda la temporada atlética. Lo curioso es que todavía no he corrido Mapoma y ya estoy pensando en la maratón de Berlín a celebrar el 26 de septiembre.

Hoy ha sido un día muy tranquilo para no cansarse de cara al domingo. Dos vueltas, o sea 10 km, al trote cochinero hablando ¡cómo no! del inminente Mapoma.

Otra vez hasta los hue.os

Otra vez me he vuelto a calar hasta los huesos. He salido y hacía un tiempo ideal para correr con el cielo cubierto y fresquito, aunque el parque estaba aún más embarrado, si cabe, que ayer, por lo que he optado por ir al río. El terreno por el parque lineal del Manzanares tenía algún que otro charco, pero poca cosa.

Poco antes de llegar al meridiano del entrenamiento ha empezado a llover ligeramente, pero poco a poco iba lloviendo cada vez más. De repente aparecían charcos por doquier, era prácticamente imposible no pisar agua. Y es que la tierra está ya tan húmeda que en cuanto llueve un poco aparecen charcos como setas. El caso es que he llegado a casa empapado y suerte que he tenido porque poco después, cuando ya estaba estirando, llovía de una manera exagerada.

Lo mejor de tanta lluvia es el aspecto que presenta el parque, todo verdecito, realmente precioso. Creo que esto lo digo todos los domingos pero es inevitable.

Hoy ha sido el último entreno dominical antes de Mapoma. Ya estoy nervioso antes de la gran cita, ¿seré capaz de acercarme a las 3h20? ¿Pegaré un petardazo como acostumbro últimamente? Estoy en ascuas.

Estaba pensando que desde que empecé el entrenamiento más específico para la maratón, allá a finales de diciembre ha llovido mucho, pero mucho, como yo no recuerdo. Seguro que al final se cumple ese corolario de la ley de Murphy que dice que el día de la maratón hará un tiempo todo lo contrario a lo que se ha entrenado. Por lo que si durante estas semanas de entrenamiento ha habido lluvia y frío, el domingo no habrá lluvia y hará calor. Seguro. No me hace falta ninguna predicción meteorológica

Como cambia la cosa

Hoy estaba el parque de Pradolongo igual o más embarrado que el jueves. Y si el jueves me pareció un infierno cuando hice los dos seismiles, hoy me ha parecido que iba en la gloria, con el piso blandito, disfrutando mientras esquivaba charcos, un placer correr en ese terreno.

Y es que no es lo mismo ir a tope que tomarse las cosas relajadamente, no sólo por el ritmo, sino que incluso se cambia la percepción del terreno. Si ya dice Esteban que hay que ir tranquilo, para tener orgasmo tras orgasmo y nos empeñamos en no hacerle caso…

Lo cierto es que hoy sí he hecho caso de sus enseñanzas y he ido tranquilo, completando 11 km en 57:02 @ 5:08 min/km, contando ya los días que quedan para Mapoma y disfrutando de la rebaja de kilómetros.

Por cierto, ayer me encontré con Pedro y está fino, fino. Dice que va a por 3h20 y creo que lo puede conseguir. ¡Eh! que yo también estoy fino, hoy la báscula marcaba lo mismo que el sábado pasado: 67,1 kg.

Prueba de los dos seismiles

Hoy, a diez días para la celebración de la XXXIII edición de Mapoma hice la prueba de los dos seismiles. Esta prueba fue ideada por Antonio Serrano y consiste en correr un primer seismil algo más deprisa que el ritmo de maratón previsto y un segundo seismil más rápido. La diferencia de segundos por kilómetro entre la primera serie y la segunda indica si el ritmo de maratón previsto es acertado o no. Se puede encontrar una explicación más exhaustiva en este enlace sacado de la revista Runner’s.

En mi caso, había previsto un ritmo de 3h17, por lo que había que hacer la primera serie en 27:00 (a 4:30/km) y la segunda serie en 24:00 (a 4:00). Es decir, que tenía que sacar 30 segundos de diferencia por kilómetro.

El terreno estaba muy embarrado, con bastantes charcos y muuuuy blando. Vamos, el terreno ideal para no hacer las series. De hecho en los kilómetros de calentamiento se me había quitado de la cabeza hacerlo por el estado del terreno, pero como había convencido a los compañeros para hacer las series, ellos lo iban a hacer sí o sí. Así que después de ser el promotor, no me quedó más remedio.

La primera serie me salió redonda. Tardé 26:58, sólo dos segundos por debajo, serie perfecta. Muy poco después llegaron Ninfa y Emilio haciendo 27:20 poco más o menos ¡¡¡cuando tenían que haber hecho 28:30!!! Demasiado deprisa esa primera serie para ellos.

Paramos más o menos el tiempo fijado de recuperación, que eran noventa segundos, y arrancamos a por la segunda serie tratando de darlo todo. El primer kilómetro lo hice en 3:51, me precipité sin ninguna duda. El segundo kilómetro aflojé un poquillo y lo hice en 4:07, compensando el anterior. El tercer kilómetro lo clavé en 3:59, pero poco después me di cuenta de que me iba a resultar muy difícil cumplir el objetivo, ya que me estaba costando dios y ayuda seguir el ritmo. En el siguiente kilómetro 4:04, luego 4:05 y en el último ya iba muerto y me fui a 4:16. En total hice 24:25, cuando tenía que haber hecho 24:00. Fatal, horrible, acabé totalmente desmoralizado y enormemente cansado.

Se trata, sin lugar a dudas, de un entrenamiento durísimo como me había advertido Luis el día antes, pero aunque he fracasado en el ritmo previsto de 3h17, este entrenamiento me ha servido de mucho, ya que más vale pasarlo mal hoy que en el día de la maratón. Y me ha enseñado que ese día, ni se me ocurra tratar de bajar de 3h20.

Además de lo mal que lo pasé, sufrí bastante debido a que me dolía el callo y el ojo de gallo del pie izquierdo. Y es que sólo a mí se me ocurre hacer series con unas zapatillas que acababa de estrenar. Me está bien empleado por mequetrefe. Cuando llegué a casa me di cuenta de que no era el callo lo que me dolía, sino que me había salido una ampolla justo encima del callo. Ya lo que faltaba, además de los dos callos, de los dos ojos de gallo y de la uña negra, ahora una ampolla. Soy un auténtico pupas.

Buscando un circuito totalmente plano

Hoy he estrenado zapatillas. Viendo lo buen resultado que me dio la marca Joma, he buscado unas de la misma marca. El modelo es Speed VIII y debe ser antiguo porque no encuentro nada de información por Internet, pero hoy las he probado y no he notado nada raro y eso que tengo los pies ahora mismo que da pena verlos: uña del dedo gordo del pie derecho negra, dos enormes callos en ambos juanetes y dos ojos de gallo cada uno en un dedo meñique. Estoy que no me puedo ni poner zapatos ajustados.

Joma Speed VIII
Joma Speed VIII

El entrenamiento lo he dividido en dos partes, la primera ha sido una vuelta tranquila al antiguo circuito y la segunda tratando de buscar un circuito lo más llano posible para poder hacer el jueves los dos seismiles. Lo curioso es que sin querer hemos dado con una vuelta de justo cuatro kilómetros, por lo que lo tenemos fácil para hacer la prueba, sólo hay que dar vuelta y media. Y lo mejor de esta vuelta es que es prácticamente llana, excepto una ligera subida llegando al primer kilómetro, pero de un desnivel casi despreciable.

Aunque en el fin de semana hizo un tiempo casi veraniego, hoy ha vuelto a llover y hacía fresquito a la hora que hemos entrenado, pero tampoco para ir abrigado. Parece que la lluvia y el mal tiempo no nos lo quitamos de encima.

1ª vuelta (4,77 km): 27:15
2ª vuelta (4,09 km): 22:26

Total (8,86 km): 49:41

¡¡¡Empieza a bajar el kilometraje!!!

Ensayo general

Al final no he ido a la media de Madrid, por lo que he hecho la puñeta a mi compañero Liborio que me había conseguido un dorsal. Lo siento Liborio, pero la salud es lo primero.

Habíamos planeado realizar la media a ritmo de maratón (Liborio quiere hacer 3h15) por lo que habría que ir a 4:37/km. Así que como no he ido a la media, he decidido hacer en solitario esos 21 km para ver si era capaz de mantener ese ritmo y ver lo fundido que llegaba a casa. Además he salido con un gel en la mano para ver si llegaba al kilómetro 14 sin tirar el gel a hacer puñetas, como tengo pensado hacer el día de la maratón. Al final te acostumbras a llevar algo en la mano y casi no te das cuenta.

La jugada era clara, tratar de hacer los kilómetros entre 4:30 y 4:35, para tener un pequeño colchón de segundos, ya que a la vuelta las cuestas me harían bajar un poco el ritmo y además los dos primeros kilómetros eran de calentamiento.

Aunque he hecho 22 km el cronómetro sólo ha registrado 21 ya que lo he parado cuando me he encontrado con una conocida y he olvidado ponerlo en marcha hasta un kilómetro después, pero eso son menudencias. Lo importante es que esos 21 km los he recorrido en 1:36:33, a un ritmo de 4:36/km, aunque el ritmo ha sido algo más rápido (4:33/km) si descontamos los dos kilómetros iniciales de calentamiento, pero entonces no serían 21. De todas formas, considero el objetivo cumplido.

Lo peor es que cuando he terminado el recorrido, estoy convencido de que no hubiera podido seguir otros 20 km más a ese ritmo. Y eso me desanima un poco de cara a Mapoma. Quizás debería replantearme mis objetivos.

El calor y la maratón

Existen personas que corren mejor con calor y otros que prefieren el frío para correr. Yo, desde luego, prefiero el fresquito, siempre que no haga un frío exagerado como este año en Fuencarral.

Aparte de eso, es un hecho objetivo que las altas temperaturas influyen en los tiempos a realizar en una carrera, especialmente en una maratón que es una carrera de más larga duración.

En las tablas de Daniels se puede ver el impacto de las altas temperaturas en la maratón. Lo primero que dice es que si la temperatura es de 16º o menor, no hay influencia, a no ser que la temperatura sea tan fría que sea imposible de aguantar.

Según va aumentando la temperatura, el registro va empeorando. Por ejemplo, si a 16º fuésemos capaz de hacer 3h15 (4:37/km) en la maratón, a 21º -sólo cinco más- el tiempo se nos iría a casi 3h18 (4:41/km). Y si ese día fuese realmente caluroso y la temperatura se fuese a 32º, el tiempo se dispararía a 3:23:47 (4:50/km). Haciendo la cuenta la vieja sale más o menos un segundo más lento por kilómetro por grado centígrado (a partir del los 16º).

Temperatura 16º C 21º C 27º C 32º C
Tiempo 3:30:00 3:33:09 3:36:18 3:39:27
Ritmo 4:59 5:03 5:08 5:12

Habrá que rezar para que haya una temperatura que ronde los 16º el día 25, no vaya a ser que la temperatura y la distancia nos funda a más de uno.

Hoy ha sido un día tranquilo, aunque creo que he hecho más kilómetros de los que debiera. He bajado al río, tratando de llevar un ritmo unos pocos segundos por encima de los 5:00/km. A la ida tenía que ir controlando para no ir más deprisa, pero a la vuelta, entre que hacía aire en contra y que es cuesta arriba, me ha costado más mantener ese ritmo. Al final he realizado los 15 km en 1:15:29 a un ritmo de 5:02/km. He corrido con las zapatillas Fila con las que empecé el año y ha sido terrible, he sufrido un montón con los ojos de gallo y en el lateral interno del pie derecho que me roza inmisericordemente. Esas zapatillas no me sirven para correr, necesito otras ya mismo.

Hoy estoy contento con mi peso, ya que he bajado a los 67,1 kg que ha sido mi peso mínimo desde hace lustros. Y es que en cuanto controlas la alimentación, el peso baja. Espero estar en 66 el día de la maratón, lo que supondría haber bajado diez kilos desde que empecé con la pauta alimentaria.

No sé si mañana correré la media de Madrid, ya que me ha llamado un compañero que podría conseguirme un dorsal, sin embargo, esta semana no he dormido bien, encima hoy me he despertado a las siete y mañana no me gustaría tener que madrugar también.