Este calorazo que está haciendo estos días, totalmente inusual en estas fechas me está dando buen rollito porque es imposible que en pleno mes de abril se mantengan estas temperaturas veraniegas (había 28º en el termómetro de la marquesina al terminar el entrenamiento). Eso quiere decir que las temperaturas van a bajar seguro y que el día 17 va a hacer un día inmejorable para correr… optimista que es uno.
Hoy he salido a las once de la mañana y el calor pegaba de lo lindo. Bien pertrechado con una gorrita, he salido con intenciones de hacer unos kilómetros al ritmo que pienso llevar en la maratón, entre 4:40 y 4:45.
Entre el calor y que el circuito de Parque Sur es durillo, algunos kilómetros que ha costado mantener el ritmo, pero creo que puede ser un ritmo aceptable para la gran cita. Más o menos como el año pasado.
He dado cuatro vueltas a Parque Sur totalizando 13 km en un tiempo de 1:03:02 a un ritmo de 4:50, habiendo hecho la primera vuelta de calentamiento y el último kilómetro de «enfriamiento». Esos nueve kilómetros intermedios a posible ritmo de maratón han salido a 4:40.
Hoy la báscula me ha dado una mala noticia. He vuelto a pasar al escalón superior. Marcaba 68,3 kg. Mal asunto que en los momentos que menos debo pesar, más marca la báscula. Lo curioso es que después de correr el peso ha bajado a 66,6 kg, por lo que he perdido 1,7 kg, es decir, más de kilo y medio sólo en sudor. No quiero ni pensar lo que puedo perder en una maratón.
Suelo visitar a Josefa, la fisio, días antes de la maratón para que me deje las patas en condiciones. Unos buenos estiramientos y algunos dedos bien metidos me dejan listo para la maratón. Ayer viernes la hice una visita, aprovechando ya de paso para que me tocara un poco la rodilla a ver si mejora.