Hoy seguía lloviendo en Madrid. De manera intermitente, pero más lloviendo que escampando, aunque cuando he salido llovía ligeramente; sin embargo, el terreno estaba totalmente encharcado y embarrado. Pero no importaba, me lo he pasado como un enano saltando por encima de los charcos y metiendo los pies en el barro. Tanto, que me han sabido a poco las dos vueltas a Pradolongo.
He utilizado el primer kilómetro de la vuelta para calibrar el cronómetro que no andaba muy bien calibrado y a partir de ahí, lo ha bordado. Me ha salido la vuelta a 5 km justos. Cuando el terreno esté seco volveré a hacer una segunda calibración porque hoy había algunos charcos que había que esquivar y algún metro de más si he hecho. Aunque creo que es mejor utilizar la pista de atletismo, que hoy he evitado porque la calle uno estaba muy encharcada.
He dado las dos vueltas a un ritmo muy tranquilo, entre 5:45 y 6:00 el kilómetro. Despacio para no castigar a las piernas después de la carrera del sábado y porque el barro tampoco permitía muchas alegrías.